Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

11 oct 2011

Sus amores, el Rey y Zapatero

La duquesa de alba cuenta su vida en el libro 'Yo, Cayetana' y habla de su relación con Antonio, el bailarín .
La duquesa de Alba dice estar harta de que hablen por ella, y por eso ha contado su historia en el libro Yo, Cayetana (Espasa), que hoy sale a la venta y el 24 de octubre presenta su autora en Sevilla.
 El libro repasa su vida y la de algunos de los famosos a los que ha conocido en sus 85 años. También habla del Rey, el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, así como de sus amores, entre ellos Antonio, el bailarín. Y, cómo no, de sus seis hijos y su último marido, Alfonso Díez.
 Una vida intensa que está dispuesta a exprimir hasta el último instante. "El día que cumplí 80 años, los Reyes se personaron en mi casa con toda la familia para felicitarme. Cuando soplé las velas, me preguntaron: '¿Qué quieres? ¿Qué deseas?'. Y yo respondí: otros 80. Pienso seguir viviendo aunque sea por esa cara de susto que ponen todos cuando les apunto con el dedo y les digo: ¡Os pienso enterrar a todos!".






- Antonio, el bailarín. "Ahora que ha pasado tanto tiempo voy a dejar una cosa clara: si no hubiera sido porque era de la otra acera, como decíamos entonces, homosexual, como dicen hoy, Antonio podría haber sido un amor en mi vida.
 Pero no lo fue, aunque nos gustaba mucho a los dos bailar. [...] Ha pasado el tiempo y nunca me he parado a pensar por qué escribió aquellas memorias tan falsas y dañinas. Hay sentencias de por medio en juicios que gané por falsedad y mentiras.
Creo que en los últimos años de su vida estaba solo, resentido y amargado". Antonio, en sus memorias, habla de su amor con la duquesa: "Algún día acabará por reconocerse que yo soy el padre de Fernando. Solo amé y amaré a una sola persona, y es Cayetana".






- El rey Juan Carlos. "Yo me mato por el Rey. Es uno de los mejores reyes que ha tenido España. [...] Me imagino cómo lo pasaría de mal al principio, hasta la coronación en el Congreso. [...] Debemos conservar la Monarquía también con el príncipe Felipe y la princesa Letizia, que están haciendo un gran esfuerzo para salir adelante".






- Zapatero. "Si en estos momentos con este presidente no estuviera el Rey... no lo quiero ni pensar".






- Raf Vallone. "Con motivo del rodaje de El Cid en España organicé una recepción en Liria. El director era Anthony Mann y estaba interpretada por Charlton Heston, Sophia Loren y Raf Vallone, un italiano muy guapo con el que tuve un tonteo".



- Jesús Aguirre. "Estábamos tan enamorados y vivíamos tan intensamente nuestro amor que nos daba igual el escepticismo que habíamos levantado.
No daban ni un duro por nosotros.
Siempre estaba rodeado de amigos escritores, poetas, intelectuales y gente de izquierdas. Creo que esa fue una de las cosas que más molestó por aquel entonces, aunque fuera de una izquierda como la de Felipe González".






- Francisco Rivera. "El noviazgo de Eugenia y mi queridísimo Fran, mi yerno favorito, iba viento en popa. Mi única hija se iba a casar con un torero. Lo que a mí no me habían permitido".






- Los divorcios de sus hijos. "Unos meses después del divorcio de Jacobo y María Eugenia, sucedió el accidente de Mati, una tragedia que, afortunadamente, terminó mucho mejor de lo que al principio nos temimos. Si las separaciones de Alfonso y Jacobo me habían dolido, la de Mati y Carlos fue tremenda". Matilde Solís estuvo a punto de morir tras dispararse con una escopeta de caza.






- Alfonso Díez y la herencia. "Fue él quien me animó a operarme. Desde el primer día, Alfonso dejó muy claro que solo me quería a mí. Se ha presentado ante mis hijos con un abogado para renunciar a lo que le dijeran ellos.
Y yo ya he hecho la donación de mis bienes, aunque vuelvo a dejar claro que no he recibido presiones de nadie. Lo he hecho para tranquilidad futura de todos".



- Sus hijos. "Como ahora soy tan feliz, me cuesta mucho pararme a recordar los últimos años, sobre todo la oposición de mis hijos a mi noviazgo, a mi matrimonio con Alfonso. ¿Por qué? ¿Acaso yo no les he dejado vivir en paz? ¿Es que ellos son modélicos en sus vidas de pareja y no han hecho lo que han querido?".



- El futuro. "Ahora, cuando pasee por cualquiera de mis casas o cuando revise los salones de Liria, ya no estaré sola. Mantener la cabeza alta y la posición firme será más fácil porque a mi lado estará otra vez un hombre bueno y cariñoso, un compañero".
Lo único que me extraña es esa atracción de la Duquesa por los Homosexuales, Tanto por Aguirre que ella no dice nada, salvo Antonio, es al único que le reconoce la Homosexualidad.
No deja de ser extraño, del actual Duque se comenta que tb, y hasta ese tonteo con Raf Vallone que describe no deja de sorprender que tb fuera homosexual. Sus pasiones favoritas, los toros, los viajes, la bisutería jipiosa, que ya tiene bastantes joyones, creo que más que Liz Taylor tuvo.
No sé que verán en ella aparte que debió ser una mujer inteligente y caprichosa esas personas que la adoran y consiguen ser sus maridos, del 1º apenas dice nada, es el padre de casi todos sus hijos porque vuela esa incógnita que alguno fue de Antonio el bailarín, no sé si hay alguno más, sus hijos no se parecen entre sí, Jacobo , que no asistió a la boda por las afortunadas o desafortunadas declaraciones de su mujer, nueva nuera de Cayetana , repito Jacobo se parece mucho a ella como su hija esa niña mayor que parece una muñequita y habla cada vez más peligrosamente como su madre.

Esa antigualla de Montesquieu AGUSTÍN RUIZ ROBLEDO

La división de poderes no parece que le guste demasiado a nuestros políticos. Posiblemente piensen que como Montesquieu murió en 1775, su teoría no sirve hoy día para atender las necesidades del pueblo, por el que tanto se desviven, siendo suficiente con celebrar elecciones libres periódicamente.
 Por eso, aprueban siempre que pueden leyes que, retorciendo el significado de la Constitución, les permitan socavar la independencia del Poder Judicial. Sin duda, la más importante de ellas es la forma de elección de los 12 magistrados del Consejo General del Poder Judicial que, si a principios de la década de 1980 eran elegidos por los propios jueces (con un injusto sistema mayoritario, por cierto), desde 1985 son elegidos por las Cortes.
 Así que, primero, los designan entre el PSOE y el PP y después se reúnen Zapatero y Rajoy para consensuar el nombre del presidente del Consejo.
Bien mirado, no deja de ser una forma de dividirse el poder.





Si los militares cuelgan sus uniformes para entrar en política, los jueces deben colgar sus togas

Pero los buenos políticos siempre encuentran oportunidades de echarle una paletada de tierra a Montesquieu, como en este final de legislatura: aprovechando que la ley de agilización procesal pasaba por el Senado, han modificado la Ley Orgánica del Poder Judicial para permitir que los jueces que ocupen cargos políticos pasen a la situación administrativa de servicios especiales, que es tanto como decir que cuando se van a la política se les guarda la plaza que tuvieran y que cuando retornan se les cuentan los años que han estado fuera como si hubieran estado en activo, así que ni se retrasan en el escalafón ni pierden trienios. Las asociaciones de jueces han criticado con dureza esta reforma alegando que deteriora la independencia de la justicia y su imagen de imparcialidad.



Jueces para la Democracia ha señalado agudamente que se trata de una reforma "inexplicable", tanto que la LO 12/2011, de 22 de septiembre, no contiene exposición de motivos. Por mi cuenta, añado que esa falta de explicación está en todo el procedimiento legislativo: el proyecto de ley de agilización procesal entró en el Pleno del Senado el 13 de septiembre (es decir, en el último momento de un proceso que empezó en el Congreso el 11 de marzo de 2011) sin llevar una sola referencia a la reforma de la LOPJ y cuando salió el 14 ya tenía una disposición final en que se le añadía la nueva redacción del artículo 351 de la LOPJ y una disposición transitoria para darle efectos retroactivos.



¿Cómo lo consiguieron sus excelencias? Lo hicieron aprovechando que el artículo 125 del Reglamento del Senado permite que, de común acuerdo, todos los grupos del Senado puedan introducir "modificaciones" (es decir, pequeños cambios inferiores a una enmienda) a una ley.
 Y como todos estaban de acuerdo, pues todos tienen jueces en sus filas, no hubo necesidad de debate; de tal forma que el único rastro que se encuentra en el Diario de Sesiones es la aprobación por asentimiento de unas crípticas "propuestas de modificación con números de registro 68730 y 68731".



Su contenido no se supo hasta que se publicó en el Boletín del Congreso del 20 de septiembre, donde apareció sin el correspondiente "mensaje motivado" del Senado que exige el artículo 90 de la Constitución. Tampoco mereció una sola referencia en el Pleno del Congreso del 22 de septiembre; 343 votos a favor, una abstención, ninguna explicación. ¿Pero por qué hay que explicar lo evidente y entretener al pueblo con temas abstrusos?, diría alguno de los muchos políticos que han considerado que el 15-M no estaba falto de razón en sus críticas a la opacidad de la política. Con el mismo desparpajo podría zafarse de la pregunta, ¿pero modificar una ley orgánica en el último segundo, aprovechando una ley ordinaria, no contradice la jurisprudencia del Tribunal Constitucional que exige que haya una conexión material entre las enmiendas y la ley (STC 119/2011)? Hombre, diría nuestro político, me extraña que no vea la conexión entre una ley de agilización procesal y la nueva forma de agilizar el paso de la política a la judicatura.



La Ley Orgánica 12/2011 es inconstitucional por la forma en que se ha tramitado y, además, también lo es por su contenido, ya que viola las prohibiciones que la Constitución establece para los jueces de desempeñar cargos públicos, pertenecer a partidos y presentarse a las elecciones mientras estén en activo (artículos 127 y 70) porque la finalidad de esas prohibiciones es impedir que los jueces participen en política. Y ahora pueden hacerlo igual que los demás funcionarios, sin más limitación que el requisito formal de no tener el carnet de militante.



Un régimen legal de los jueces respetuoso con la Constitución debería ser igual que el establecido para los militares, pues tienen similares prohibiciones constitucionales: si los militares tienen que colgar sus uniformes para entrar en política, los jueces deberían de colgar sus togas.
Sin embargo, la ley dice lo contrario: que cuelguen las togas, pero sin miedo, que no solo se las vamos a guardar, sino que las lavaremos y plancharemos para que cuando vuelvan no se note que llevan años sin usarlas.



Agustín Ruiz Robledo es catedrático de Derecho Constitucional y profesor visitante en el University College de Dublín.

El VOLCÁN

Por fin parece que el volcán ha salido a la superficia, aunque en el fondo del mar.
Eso parece bueno en principio, aunque no sabemos qué consecuencias tendrá para el rico fondo marino de la zona, uno de los más bellos y deseados por los submarinistas.
 Lo que sí está claro es que la isla de El Hierro lleva varios meses en angustiosa espera, sufriendo fuertes temblores de tierra y con el municipio de Frontera muy afectado por la falta de comunicación.
 Que vengan ahora los catedráticos lejanos a decirnos que un volcán es bueno para la isla, mientras él no tiene que ser desalojado de su casa ni ve cómo sus productos agrícolas se pierden por falta de transporte.
 Es verdad que puede que acudan a la isla unos cuantos curiosos, pero ya eso sucedía, pues nada hay más interesante que la belleza de una isla que no necesita cataclismos para estar en el mapa. En realidad, siempre lo estuvo, incluso después que los ingleses de Grenwich le arrebataran el meridiano cero.
 Solo espero que el volcán se desahogue en el mar, que no haga demasiados estropicios, que deje de hacer temblar la tierra y que las autoridades tengan en cuenta los daños habidos en la isla, porque, quiérase o no, es un desatre natural.
 Supongo que no hace falta que remache mi eterna simpatía y solidaridad con la isla de El Garoé.


Emilio González Déniz

10 oct 2011

Proyectada la película rescatada de Hitchcock

EL PAÍS ofrece en exclusiva un fragmento de 'The white shadow', cinta proyectada por primera vez en el festival de cine mudo de Pordenone (Italia).- En la película, ahora restaurada, el cineasta debutó con 24 años como asistente de dirección y escritor .
Dos mellizas británicas, idénticas por fuera y opuestas por dentro: Nancy, sin alma y malvada; Georgina, devota y buena.
Un estadounidense alto, fanfarrón, un poco bobo y bastante ingenuo encuentra a la primera en la nave que la lleva de vuelta a Inglaterra tras un periodo de estudios en París.
 Él se enamora, pero ella -incapaz de sentir amor- juega con él enviando a la hermana a sus citas. Nancy es tan mala y rebelde (siempre vestida con pantalones y el pelo corto a lo chico) que empuja al padre al alcoholismo y a la locura; huye de casa, provoca la muerte de la madre, cuyo corazón no aguanta tanto dolor.


El festival está dirigido por David Robinson, uno de los máximos expertos en Chaplin



Son tres rollos de película de nitrato (43 minutos) el valioso testimonio del primer paso del autor de 'Vértigo' en el cine

Georgina se queda sola y decide buscarla: Nancy está en Londres, con poca ropa y rodeada de hombres se exhibe en el club El gato que ríe. En este punto, The White Shadow se interrumpe.
 Un verdadero dramón, mudo y en blanco y negro, mutilado por el tiempo que se comió la segunda parte de la historia.
Lo que queda, tres rollos de película de nitrato (43 minutos), son el valioso testimonio del primer paso que Alfred Hitchocock dio en el mundo del cine. Rodada en Inglaterra en el verano de 1923, fue firmada por el director Graham Cutts. Sin embargo, en la práctica, su autor fue el joven Hitch (nació en 1899), que acababa de ser fichado por la productora Gainsborough Pictures, donde se ocupaba de todo: guion, bocetos, títulos, escenografías, montaje y ayuda a la dirección.



The white shadow puede considerarse su primera obra.
 Por eso, este verano causó tanta ilusión la noticia de que aquella cinta que se consideraba perdida estaba escondida -al menos en parte- dentro de tres viejas latas propiedad de un coleccionista neozelandés, Jack Murtagh. Revelada y restaurada gracias al esfuerzo conjunto del New Zeland Film Archive, la estadounidense National Film Preservation Foundation y la Academy Film Archive de Los Ángeles, la película, con su blanco y negro desgranado, a veces rosado, a veces embebido de azul tenue, fue proyectada por primera vez la semana pasada en el prestigioso festival de cine mudo en Pordenone, cerca de Venecia.



El festival, dirigido por David Robinson, historiador del cine de renombre internacional y uno de los máximos expertos en Chaplin, sirvió en bandeja a los cinéfilos y a los estudiosos esta joya rescatada del polvo del tiempo.
 Un documento conmovedor y precioso de los primeros pasos del director de Vértigo, Rebeca o Los pájaros, que revela en ciernes muchos de los temas que más tarde centrarán su producción.
Sobre todo la obsesión por una feminidad siempre lacerada, dividida, difícil y nunca apaciguada.
Una mujer que es un ángel por un lado y un demonio por el otro.
Pero el amor suele vencer.
El amor puede solucionar el conflicto.
 Esta primera vez, como muchas otras en las películas de Hitchcock.
El guion nos cuenta cómo acaba la melodramática vida de las dos mellizas: Georgina y el estadounidense entablan una apasionada relación de amor (él sigue pensando que ella sea su hermana Nancy, aquella chica que encontró en la nave desde París), pero ella cae enferma y para ahorrarle un buen golpe a su enamorado, pide a su melliza que la sustituya.
 En cambio, le dona su sombra blanca, es decir su espíritu de ángel.
Georgina muere en el hospital de París; Nancy, malvada redimida gracias al sacrificio generoso de la hermana, goza de la felicidad en Inglaterra con su hombre.

María Dolores Pradera y Carlos Cano - María la portuguesa

É o amor - Maria Bethânia

9 oct 2011

Princesa - Joan Manuel Serrat

Rachel Weisz: "McQueen hacía obras de arte"

La actriz ganadora de un Oscar y un Goya estrena su última película, Tiene 41 años y una mirada inquieta que me trae a la mente aquello de que los ojos son el espejo del alma. Pero en su caso la mirada se me va hacia sus zapatos.
El por qué tiene que ver con que Weisz me cuenta cómo ese accesorio ha definido su carácter en muchos de los papeles que ha representado a lo largo de su carrera.
«Los zapatos te pueden transformar en otra persona en un instante», dice la actriz mientras se toma su té verde en el hotel Bowery de Nueva York.
«En The Brothers Bloom interpretaba a una mujer rara y excéntrica que llevaba unas botas de tacón muy ruidosas al caminar.
 En la película The Whistleblower [un filme independiente que se estrenó en agosto, donde encarna a una policía que desarticula una red de tráfico sexual] llevaba unas botas auténticas de policía que eran las que me hacían meterme en el papel». Y en la última, Detrás de las paredes, un thriller que se estrena el 4 de noviembre, «soy una esposa que reforma la vivienda que acabamos de comprar. Me pongo un montón de zapatillas de deporte, tan monas y cómodas, que me hacen sentir como una auténtica ama de casa». En esa película ha aprovechado para explorar su parte más hogareña dedicándose a buscar las más exquisitas tiendas gourmet. «Ahora sé apreciar y comprar un buen pan y un buen cuchillo».




Rachel Weisz es capaz de acordarse de sucesos de su vida con solo recordar el calzado que llevaba, como los tres veranos seguidos que se puso sin tregua unas sandalias azules de Marc Jacobs. Hoy en día admite que piensa en los zapatos más de lo que una mujer normal pudiera preocuparse por ellos. «Durante 15 años he mantenido con una amiga la misma conversación, medio en broma medio en serio, de cómo encontrar el par perfecto», continúa, «porque yo quiero sentirme con ellos como si pudiera despegar si tuviera que hacerlo. Pero también me gustan los tacones altos…».
 Entonces, para una mujer que prioriza la funcionalidad, ¿cuál es el encanto de caminar desde lo alto? ¿Es por sentirse sexy o hay algo más? Se piensa la respuesta.



Como buena hija de psicoterapeuta cree que un zapato no es solo un objeto.
Es más, ella desarrolla una teoría: encuentra interesante cómo la esclavitud de la moda puede llegar a ser representativa de nuestro deseo de libertad y a la vez de nuestra propia represión. «A veces es divertido ponerse unos tacones muy altos y sentir que necesitas confiar en alguien para caminar».
Ese alguien es el hombre con el que se ha casado, Daniel Craig, el sexto James Bond. Se conocieron casualmente hace años, pero se enamoraron cuando rodaron la película que ahora se estrena en España y en la que representan el binomio marido y mujer.
El pasado verano contrajeron matrimonio en una íntima ceremonia a las afueras de Nueva York a la que solo acudieron los hijos que tienen con sus anteriores parejas y sus dos mejores amigos como testigos.



"Es divertido ponerse unos tacones altos y sentir que necesitas conviar en alguien para caminar"



Ambos comparten un interés común por la moda: hace un par de meses se les vio comprando en la tienda de Louis Vuitton en el barrio Mayfair de Londres.
 De hecho, a Weisz, a quien le apasiona disfrazarse para cada personaje, le gusta tanto desgranar la personalidad de cada uno de ellos como analizar la ropa que debería vestir para interpretarlos con fidelidad.



Narciso Rodriguez es uno de sus diseñadores favoritos y también está fascinada con Alexander McQueen.
«Sus piezas son auténticas obras de arte, pero tenía una relación extraña con su propio cuerpo. Estaba siempre a dieta… Bueno, mi percepción es que sus trajes eran casi siempre instrumentos de tortura».
En su día a día la actriz se viste con lo que ella llama «ropa de calidad para la vida en la ciudad».
Hoy es una simple camiseta blanca con vaqueros y unas botas marrones de lona de tacón alto de la firma americana Rag & Bone. «De hecho, estas puede que sean las botas perfectas», dice mostrándomelas. «Puedo caminar todo el día con ellas».



De nuevo, me viene a la mente la madre psicoterapeuta.
Tras la entrevista empiezo a creer que Rachel ha desarrollado ciertas obsesiones.
¿Otra? Coleccionar cosas raras.
 «Tenía un montón de pierrots y arlequines», confiesa Weisz. Pienso que quizá es la forma más inteligente de superar una fobia a los payasos: coleccionándolos tienes el control sobre ellos y sobre tus miedos.
 «Nada de eso; no lo hacía como terapia cognitiva conductual. Eran los trajes. Me encantaban esos pequeños diamantes que llevaban puestos».

El tercer sexo

El top Andrej Pejic desafía el orden binario de géneros desfilando en pasarelas masculinas y femeninas. ¿Fenómeno puntual o nueva revolución sexual?.
Dice Jean Paul Gaultier que la belleza del modelo Andrej Pejic no es de este mundo. Y debemos darle la razón por partida doble.
Tanto porque la androginia de Pejic, deslumbrante y turbadora, es de una perfección que se diría celestial, ya que la fascinación que su rareza de género ejerce entre los tótems de la moda no se corresponde con lo que hoy por hoy el mundo de aquí abajo reserva en lo cotidiano a las personas como él, a los raros como ella.




Para el cierre de su último desfile de la colección primavera-verano 2011 en la Semana de la Moda de París, Gaultier vistió a Pejic de novia.
Y Pejic avanzó hacia un imaginario altar imprimiendo a su personaje tal esplendor y convicción que todo el mundo quiso casarse con ella, con él. Steven Meisel, Teller Juergen, Mert&Marcus, Eugenio Recuenco: tiene subyugados a los fotógrafos más influyentes.
Marc Jacobs, Vivienne Westwood, Raf Simons, Galliano, Paul Smith: lo reclaman los modistos más prestigiosos del mundo. Y Pejic aprovecha el tirón y posa para Vogue París o realiza el más exquisito desfile vistiendo, indistintamente, colecciones de hombre y de mujer.
 Mientras, en muchas calles, una indefinición de género semejante sigue siendo asunto de alto riesgo. Cuando menos, motivo de incomprensión y de desprecio.



Pejic, por su parte, ha comentado que esnifa estrógenos con su amiga Lea T. y que estaría dispuesto a implantarse pechos de silicona con tal de poder desfilar para Victoria’s Secret.
 Con declaraciones de tamaña insolencia, el modelo hace saltar las alarmas más convencionales.
 ¿Tan perverso puede llegar a ser el afán de notoriedad que fomenta esta sociedad del espectáculo? ¿O son los ensordecedores cantos de sirena de la industria de la moda el brillo cegador de sus promesas? Algunos sospecharán que sí, dado que quien proclama algo tan desconcertante tiene solo 19 años y ya es el foco donde se concentran los ojos más ilustres de la moda. Porque el matrimonio de Pejic está resultando de los más prósperos del fashion business. Tanto, que ha desembarcado en Nueva York anunciando que no está dispuesto a levantarse por las mañanas por menos de 50 dólares. ¿50 dólares? Así que, en realidad, es un bromista.
Sí, ironiza con el fulgor de su éxito tanto como con la extrañeza que suscita la cuestión de su identidad. No solo eso. Con la misma osadía con la que recorre la pasarela vestido de mujer, critica al sistema capitalista, tilda de retrógrada a la sociedad o carga contra la intolerancia del conservadurismo.
 Dice que, entre desfile y desfile, lee a Trotsky.




Aunque Gaultier ha aportado mucho a su visibilidad, de la integración trans deben ocuparse los políticos, no los diseñadores (Carlos Díez)


¿De dónde sale alguien así? ¿Es un sofisticado producto de la industria para atraer la atención hacia unas pasarelas intimidadas por la crisis?
Para el artista visual Joan Morey, no cabe duda.
Experto en propuestas culturales contemporáneas y en tendencias de moda, Morey cree que Pejic «no tiene ningún control sobre su imagen, todo se dispone a modo de intercambio contractual entre su agencia y los clientes». Michael A. Donas, headbooker de la agencia de modelos Happy Mondays, coincide con esta visión: «Este mundo necesita impactar, reinventarse continuamente. Kate Moss surgió como una alternativa a las mujeres barbies y muy altas. Los modelos son un producto para vender imagen y él tiene un look andrógino que encaja con lo que le hacía falta al sector. Es su momento». Que sea el propio Pejic quien insista en que está aquí para ganar dinero («Supongo que soy un riesgo calculado por parte de la industria porque tengo lo mejor de ambos sexos: soy ese ansiado lienzo en blanco capaz de asumir carga masculina y femenina») induce a Del LaGrace Volcano, artista intersexual y fotógrafa de la comunidad transexual y queer, a matizar la opinión de que constituya un fenómeno mediático más: «En parte, puede ser así, pero alguien que se expresa de ese modo demuestra una excepcional inteligencia y una extraordinaria conciencia de sí mismo. Decir que no es más que un producto del marketing sería negar su personalidad».






No podemos saber cuál es ese otro mundo al que se refiere Gaultier, en donde la belleza es como la de Pejic; pero podemos preguntarnos por qué surge alguien como él (o como la brasileña Lea T. o el holandés Valentijn de Hingh, modelos transexuales) precisamente en un mundo como el nuestro y en un momento como el actual.
«Un mundo de mentes adormecidas», acusa Morey, «y un tiempo incauto, ignorante y perezoso, que olvida con facilidad los movimientos radicales y transgresores del pasado». Que, tal y como advierte el modista Lorenzo Caprile, certifica la muerte de la postmodernidad.
Un mundo en crisis no solo económica, sino también política, ecológica, moral.
 La historia demuestra que, en situaciones así, las sociedades se vuelven continuistas, tienden a replegarse, a aliviarse en lo convencional, se aferran a lo malo conocido antes de correr el riesgo añadido de lo que queda por conocer. Alguien como Andrej Pejic, que desafía una de las convenciones básicas, la del género, no tendría cabida en un mundo así.
 Sin embargo, todos se rinden a sus pies
. Acaso, precisamente, porque de esa fractura, de la falla que la crisis abre sobre un suelo que se tambalea, solo puede surgir alguien que no necesita de las mismas coordenadas: alguien de otro mundo que recuerde que es posible, que inste a la rebelión y que nos tiente a ser libres, a experimentar, a derribar barreras. «El género», señala Del LaGrace Volcano, «es el último bastión de la civilización tal como la conocemos».
Y Pejic, «aunque su belleza no sea peligrosa ni suponga un desafío al ideal imperante –alto, delgado, rubio: la mujer blanca de Richard Dyer–», desestabiliza las dos únicas categorías donde culturalmente se ha permitido clasificar el género de las personas: hombre y mujer. Esa indefinición en la identidad de género provoca, según Raquel (Lucas) Platero, docente y escritor transexual, una evidente inseguridad: «Con solo estar en la misma habitación, personas como Andrej o como yo generamos una pregunta en los demás. Interpelamos a las nociones de la normalidad, al orden binario establecido». ¿Puede haber conceptos más relacionados que crisis e inseguridad?






La llegada de Pejic representa una ventana abierta a la rareza de género y, en particular, a la transexualidad.
Sus palabras y su imagen traen aire fresco a un paisaje minado de prejuicios y de confusión. «Que alguien como él o como el cantante Anthony, que gustan a tanta gente, se declare transexual y hable sobre la identidad de género arroja mucha luz sobre la escena», celebra Carla Antonelli, primera diputada transexual de la historia de España. «Porque la gente se mueve por estereotipos, por clichés prejuiciosos; y cuando una persona transexual va a buscar trabajo, no se lo dan, pues siguen anclados en la imagen en blanco y negro, en la exclusión.
 Pero no nos extrañemos: la primera mujer conductora, la primera bombera, la primera que bajó a una mina, la primera negra que se sentó en un asiento reservado para blancos, todas esa primeras veces han sido noticia, solo las han cuestionado los machistas empedernidos, los racistas».
 Antonelli ha sido elegida por la revista
Tiempo una de las 100 españolas del siglo XXI: «El importante mensaje que subyace es el del respeto a mi identidad, a mi libertad. Es la consideración pura, sin más».
 Y eso es lo que Pejic destaca de su experiencia con la celebridad:
 «Ahora me respetan, antes era solo una cosa mona disfrazada».






¿Significan estas señales que ha llegado una suerte de «hora trans»? Algunos son escépticos. «Ojalá. En las sociedades occidentales estamos empezando a ser más capaces de convivir con lo transexuales, pero siempre que estén en espacios no amenazantes.
 No sé si somos tan capaces de convivir con ello cuando es algo más cotidiano y cercano. No sé si no generaría más alarma social.
Si tu profe, tu compañera de trabajo o la pareja de tu hermano fuera una persona transexual, tal vez no te gustaría», lamenta Platero.
 El propio Pejic ha sido víctima de esta fobia: la revista Dossier denunció a la prestigiosa librería norteamericana Barnes&Noble por tratar de censurar una de sus portadas, en la que el modelo aparece con el torso desnudo en una exquisita imagen de la fotógrafa Collier Schorr.





«Si existieran casos como el de Andrej Pejic entre las estrellas de fútbol, asistiríamos de verdad a un gran cambio de mentalidad.
Hace años llevar pendientes era, directamente, de maricones; pero desde que David Beckham se los puso, es muy normal ver a padres e hijos con brillantes hasta en los dientes», reflexiona el diseñador Carlos Díez, que sitúa el fenómeno Pejic en sus justos límites de influencia social.
 Creador de colecciones calificadas de andróginas, Díez siempre ha utilizado los mismos tejidos, colores, estampados y formas para hombres y para mujeres, y en su tienda no hay percheros para unos y otras, todo está mezclado.
 «Tengo clientes de todo tipo, incluidos transexuales, y en mis desfiles, además de modelos profesionales, siempre hay amigos y gente anónima de todo género y orientación sexual; simplemente, el tipo de gente con la que convivo.
Y si bien Gaultier ha aportado mucho a la visibilidad y a la mezcla de géneros, razas y estatus sociales, de ciertos aspectos de la integración de los transexuales deben ocuparse los políticos, no los diseñadores», comenta.
En este terreno, el panorama no es muy esperanzador que digamos, si tenemos en cuenta que en España, uno de los países más avanzados del mundo en derechos LGBT (movimiento que los transexuales iniciaron en Stonewall en 1969), el Partido Popular, favorito para ganar las próximas elecciones generales, tiene recurrida la modificación de la ley que permite los matrimonios gais.
Así que, de transexuales, ni hablamos.
Para algunos, su belleza sigue siendo de otro mundo

Siempre habrá un worstseller Daniel Ortiz Peñate

En el marco de la pasada Feria del Libro de Madrid dos editoriales canarias, Escalera y Baile del Sol, promovieron un debate que pretendía hacer reflexionar sobre los worstsellers, libros que independientemente de su calidad y del trabajo editorial (casi siempre excelente) que se esconde tras ellos, no parecen cuajar en los puntos de venta. En el debate participaron editoriales independientes como Errata Naturae, Artemisa y Salto de Página.




A continuación os dejamos un texto escrito a posteriori por los responsables de Escalera, en el que se recogen algunas de las conclusiones de aquel debate:



La idea surgió de una suerte de brainstorming cervecero en compañía de nuestros amigos de Artemisa, Mariam y Ulises, quienes a un cierto punto, agotada la veta del boom de las pequeñas editoriales del que se habla a cada tanto desde hace unos años en el panorama editorial español, sugirieron ir más allá para airear el reverso tenebroso de cualquier editorial: los libros menos vendidos.



En años como éste, con bombazos como Millenium, el regreso a los ruedos de Falcones, el filón vampírico abierto por Meyer o la apuesta siempre segura de Follet, venía muy a cuento que en la Feria del Libro de Madrid abriéramos este debate que incomoda más a los grandes que a los pequeños: la escasez de ventas.
Así que invitamos a participar en el evento a otras cuatro editoriales amigas (Salto de Página, Errata Naturae, Baile del Sol y la ya nombrada Artemisa). La idea era simple: cada editor escogería de su catálogo el título menos vendido y trataría de analizar su escaso volumen de ventas al tiempo que esgrimiría las razones por la cual en su momento decidió publicar dicho libro.
 Se trataba de defender la calidad de esas obras, escritas muchas veces por autores desconocidos que, para desgracia de todos, pasan desapercibidas y se cubren de polvo en las naves de los distribuidores a las afueras de esas ciudades donde Follets, Falcones y Zafones maquillan las cifras de un sector altamente desequilibrado.



Una cosa teníamos muy clara, no queríamos otorgar a la iniciativa el más mínimo sentido de queja, de denuncia o de lloriqueo, pues bien sabida es por todos la natural tendencia al llanto de todos los que operamos en este mundillo: desde autores hasta libreros, y nosotros pretendíamos simplemente salvarle la vida a uno de nuestros libros.



En cuanto a resultados podemos decir que quedamos sorprendidos por la repercusión en los medios, y el inmediato incremento, en el entorno ferial, de las ventas de nuestro worstseller, La mujer por la ventana, un magnífico libro de relatos escrito por la autora venezolana Silda Cordoliani.



Las secuelas del worstseller se prolongaron durante todo el mes de junio en forma de asistencia a platós de televisión, como fue el caso de Carlos Jiménez Arribas, el worstseller de Artemisa, o Irene Antón en Las Noches Blancas de Dragó. Todo esto, unido a la generosidad de Eva Orúe en su papel de moderadora y oficial de enlace, hizo que los guarismos de La mujer por la ventana volvieran a lucir en positivo durante el verano y el ritmo de las devoluciones se atenuara para con este título.



Lo bueno es que esta iniciativa nos ha permitido, además de romper una lanza literaria, reforzar la imagen de marca de nuestros sellos y posicionarlos mejor en las librerías, como ha sido el caso admirable de Salto de Página, un infaltable ya en las mesas de novedades de cualquier librería.



También la aquiescencia de los autores con el tema a debatir ha sido fundamental, porque mal entendido, como ha sucedido en algunos blogs temerarios, podría parecer que se estaba haciendo leña del árbol (nunca mejor dicho) caído, justo lo contrario al espíritu de la iniciativa.



El problema es que ahora que La mujer por la ventana ha perdido el farolillo rojo, ha habido verdaderos codazos para ocupar tan codiciado lugar. Al día de hoy, y no sin cierto mérito, la segunda edición de Al margen, un libro que narra la singladura de los dos editores de Escalera, Talía Luis Casado y Daniel Ortiz Peñate, por tierras indias, justo antes de saber que de mayores queríamos ser editores de libros. Al margen se ha vendido muy poco en segunda edición, un poco debido al pudor de promocionar una autopublicación y pese al prologuista Juan Cruz Ruiz, que lo ha aireado todo lo que ha podido, y por lo cual le estaremos siempre profundamente agradecidos. Sin embargo, más allá de la calidad que pueda tener, no deja de ser para nosotros el punto de partida de nuestra actividad como editores y el principio de muchas cosas hermosas vividas desde que peinábamos las calles de La Latina y Lavapiés vendiendo la primera edición (una tiradita de 500 ejemplares en digital) por las terrazas veraniegas de la capital.



Al margen nos recuerda un poco nuestro origen, la esencia de editar libros para estrechar vínculos con lugares o personas que un día influyeron en nuestras vidas: tal ha sido el caso de Silda Cordoliani, que apareció en la vida de Talía en forma de libro en su época universitaria y publicarla ha sido para ella un sueño hecho realidad, como lo ha sido para mí traducir a Kerouac y a John Clellon Holmes, o volver a India de la mano de Baby Halder o aún, invirtiendo el orden, viajar a Zimbabue este verano tras haber publicado Cenando con Mugabe, de Heidi Holland, todos ellos firmes aspirantes a worstsellers, todos ellos libros estupendos.

Ada o el Ardor, Nabokov

Qué placer produce la literatura en su estado más puro, ése que nos sumerge hasta la entraña de su concepción, hasta agotar todas las posibilidades de cada una de las palabras con las que está fabricada.
 Esa literatura que arrastra al lector por la pura fuerza de su estilo, por la pujanza incontrovertible de cada una de las frases, de los párrafos.
 Es difícil sustraerse al embrujo de una novela que parece escrita con una mágica capacidad de embeleso, como es “Ada o el ardor”.


No es nada nuevo que Vladimir Nabokov es uno de los escritores más preciosistas de todos los tiempos.
Epítome de la pasión por el estilo, su preocupación por la forma y por sus «divinos detalles» le convierte en un autor selecto y, en ocasiones, algo abstruso. Él mismo confesaba que escribía sin objetivo: «El libro que elaboro es algo subjetivo y específico. Cuando escribo mis cosas no tengo ningún propósito salvo escribirlas.»

Un detalle que no pasa desapercibido en “Ada o el ardor”, novela en la que el hilo conductor, de existir, es tan tenue como poderoso es el amor de sus protagonistas.
 Sí es cierto que la pasión de Ada y Van, hermanastros que se enamoran desde que se conocen en los últimos coletazos de su niñez y que prolongan su historia de amor a lo largo del tiempo, es un motivo que otorga unidad y entidad al libro.
 No obstante, la afirmación de Nabokov es muy ilustrativa, ya que las vicisitudes por las que pasan los dos amantes, los altibajos de su relación —que sufre algunas desgracias con el paso de los años, que se interrumpe y se retoma, que presencia separaciones y viajes, alejamientos y muertes—, no son tanto elementos de una trama definida, sino hitos estilísticos dentro de una vorágine formal.

Esto es al tiempo lo mejor y lo peor de la novela.
No hay duda de que atravesar más de quinientas páginas sin la brújula que otorga una trama es arduo: la sensación de que ni el mismo autor sabe bien hacia donde se dirige desconcierta en algunas ocasiones y exaspera en otras.
Hay partes del libro que desprenden tanta poesía que ésta se basta por sí misma para mantener la atención: como si de una composición musical se tratase, Nabokov puede mantener en vilo al lector simplemente gracias al embeleso que produce su hipnótica prosa; de hecho, los protagonistas basan buena parte de su encanto en el fabuloso despliegue verbal que el autor les concede.
El gusto del escritor por los juegos de palabras, por la inteligencia verbal, se traduce en una Ada exasperantemente sabia y en un Van apasionado por la esgrima estilística.

No obstante, la falta de rumbo termina por pasar factura y la parte final de la novela, después de tantos desencuentros y de tantos flemáticos episodios, se lastra con la inevitable sospecha de que tras la historia del amor entre Ada y su hermanastro Van no hay nada.

¿Y acaso importa (se podría preguntar más de uno)? No demasiado, porque el innegable genio del autor se basta y se sobra para hacer de su fútil epopeya un cuento de hadas que encandila al niño que se esconde dentro del lector.
Pero no se puede negar el hecho de que tanto circunloquio, tantas idas y venidas, tantas desventuras acaben por empobrecer el desarrollo de una trama que, aun endeble, podría haberse resuelto en menos espacio. Y no porque la extensión suponga un problema per se, sino porque la condensación de las experiencias de los protagonistas hubiera contribuido a la coherencia temática y otorgado al texto una profundidad y hondura que lo habrían enriquecido mucho.

Con todo, no hay más que releer el comienzo de esta reseña para comprender que la maestría de Nabokov contrarresta en buena medida esas deficiencias y hace de un detalle todo un asunto de capital importancia para construir una novela casi proustiana.
Cierto que hay pasajes extenuantes, y que el ritmo no se mantiene constante a lo largo de sus páginas, pero la magia de una prosa subyugante y unos personajes cincelados a golpe de imaginería verbal son elementos suficientes para hacer de “Ada o el ardor”, aun con sus deméritos, una novela excepcional.

La duquesa del pueblo ELVIRA LINDO

Hay mañanas en las que todos los periódicos se parecen.
 Los carcas, los amarillistas, los beatos y los socialdemócratas. Todos ellos, tan habituados a discrepar en titulares y fotos de portada, en ocasiones se dan la mano en el empeño de señalar lo que ha sido una fecha histórica.
 Son mañanas felices esas en las que los directores de uno y otro signo, de su padre y de su madre, escorados a la izquierda, al centro o a la derecha, se ponen de acuerdo en que hay un acontecimiento que sobresale por encima de todos los demás.
Todos los periódicos parecían iguales la mañana siguiente al asesinato de Kennedy, al de Martin Luther King, a la caída del muro de Berlín, al atentado de las Torres Gemelas, al de los trenes de Atocha, la liberación de Ortega Lara, la muerte de Franco, el golpe de Tejero, la llegada a la Luna, el terremoto en Japón, el triunfo de Obama, la invasión de Irak, el ahorcamiento de Sadam Husein, el trío de las Azores, la ministra embarazada pasando revista a las tropas, el No a la guerra, la acampada de los indignados, la huelga de profesores, y, por supuesto, la mañana de este jueves pasado, en la que los periódicos, saltándose barreras ideológicas y estúpidos orgullos locales, se pusieron de acuerdo para ofrecer a sus lectores el indescriptible baile de la duquesa de Alba después de un sí quiero que se pronunció, como dicen las revistas del ramo, en la más estricta intimidad. Seamos precisos: no todas las fotos de portada fueron iguales.
En honor a la verdad, tenemos que distinguir entre las imágenes en las que aparece la duquesa bailando con manoletinas y aquellas otras en las que, rompiendo con las reglas del estricto protocolo, se las quita y deja a la vista dos entrañables tiritas en los dedos del pie que vienen a simbolizar, según he leído, el espíritu libre de esta duquesa del pueblo. No hablo por hablar (o desde la ignorancia), hablo por boca de los expertos.
Les he leído que entre los méritos de la duquesa está el de acumular más títulos nobiliarios que nadie, ¡toma ya!; que la Reina se tendría que inclinar ante ella, ¡eso es mucho!; que podría bailar rumbas (con o sin manoletinas) por toda España sin tener que pisar un solo metro de tierra que no fuera suyo, ¡hala!; que tiene palacios por un tubo y obras de arte como para parar un tren, ¡qué fuerte!; que posee una colección de joyones que supera a la de la reina de Inglaterra, pero que a ella le pierden a la par que la humanizan las baratijas de mercadillo, ¡viva la campechanía!
He leído que Sevilla la adora, que ella adora a Sevilla, y a los toreros y a los gitanos, porque tiene alma de zíngara; he oído con estas orejas que se han de comer la tierra los gritos de la muchedumbre enfervorecida gritándole ¡guapa, guapa!
Esa masa entusiasta que en las épocas feudales se llamaba el populacho.
He leído que el pueblo se identifica con ella porque es un espíritu libre que desde jovencita hizo de su capa un sayo.
Y he leído (también) entre líneas. Y hasta he escuchado a la bella presentadora de Corazón, corazón decir que el novio se quedó perplejo cuando vio a la novia en la puerta de la iglesia. Perplejo.
 Yo creo que o el redactor es un cachondo o en el momento de escribir el adjetivo le llamó su novia por teléfono. De cualquier manera, soy humana y me resulta imposible no dejarme arrastrar por la perplejidad del novio, si me permiten los de Corazón, corazón hacer uso del término. Da la impresión de que doña Cayetana ha sentado un precedente histórico, que a partir de este momento todas esas ancianas que tenemos postradas en sillas de ruedas, que no reciben la debida atención de sus hijos y languidecen dando paseítos escoltadas por unas Carmen Tello de origen latinoamericano, van a levantarse y a decir ¡basta!
Y el día del espectador estarán mirando en la cola de un cine a que se les aparezca un Alfonso treinta años menor que ellas, que les pida una cita y las haga reír y las quiera por lo que son y no por lo que representan ni por lo que tienen.
Bueno, esto último no constituye un problema, porque las abuelas viudas de España, básicamente, ni tienen ni representan nada.
Pero al igual que cada vez que una joven princesa se casa inocula en el corazón de muchas muchachas humildes el deseo de una boda aristocrática, quién no nos dice que el enlace de la duquesa no habrá servido para que en la mente de las ancianas se vuelva a abrir una puerta que hacía treinta años que permanecía cerrada a cal y canto.
Sé que algunos varones (amigos míos), en estos días que podríamos definir como mágicos, les han preguntado a sus madres con cierta aprensión si no han acariciado la idea, a raíz de este significativo ejemplo, de liarse la manta a la cabeza y meter a un hombre en casa para cerrar con un buen redoble de tambor el tercer acto de su vida.
 Las madres (las de estos amigos míos de los que hablo) les han contestado a sus hijos con total honestidad: qué asco, hijo mío, meter a un tío en casa.
 Podría parecer esta afirmación un poco ordinaria en boca de una madre, pero no les falta razón: ellas querrían un Alfonso, no un desecho de tienta.
 Un Alfonso como el de la duquesa, que las quisiera por lo que son y no por lo que tienen o representan. Como el de la duquesa.



Los hijos en general son Egoistas y los de la Duquesa más.
Aceptan el capricho de su soberana madre porque no les queda más remedio y porque una vez repartida la fortuna se quedan ya superaliviados.
La sacará Don Alfonso, la paseará y se la lleva de viaje, mientras ella va comprando lo que le apetece. Ese señor que podía ser cualquiera será Duque consorte de la Casa de Alba, y qué más da? Nunca vi a los hijos viajando con su madre, y lo siento por esos amigos que preguntan a sus madres si pondrían a los ochentaypico un hombre en su vida, pueden estar tranquilos si sus madres no tienen fabolusas fortunas y un rango que aportar, no existe la más mínima posibilidad de que ellos tengan que "sacar a su madre" Con D. Alfonso el chollo se ha acabado para todas las familias y serán los hijos los que apechugen pagando a señoras que las cuide, no es que yo en este lio me posicione, nada que objetar, si la Duquesa se infla de botox y esas cosas que estiran, ella se las paga, !!Cuantas señoras querrán estirarse con arreglillos alguna de sus imperfecciones? Los hijos se lo van a pagar? Pues no.
Deberían haber intervenido para no ponerse tan desfigurada, pero a ellos les da igual, pues que se fastidien, Entiendo que a ese señor le debe parecer bien los gustos de su ya esposa, total, lo que me intranquiliza, es un decir, que ella haya tenido 2 maridos y ahora este, es posible que igual vuelva a quedarse viuda, mientras la gente se escandaliza porque lleve bailarinas, aqui no decimos esa cursilería de "manoletinas".
La Duquesa no es más libre , es más caprichosa porque todo lo puede comprar como la vida laboral de su actual esposo, anda que no estará contento ni nada. Pues dejemos que sean felices, a mi no me van a invitar nunca a una corrida de Toros, por ejemplo. Son personas de casta y de casta le viene al Galgo. Mientras hagan algo, esos que todo lo critican para sacarnos de la Crisis, por qué no se casan Sarkozí con Angela Merkel,? por ejemplo???

He leído que entre sus méritos está el de poder bailar por toda España sin pisar un metro que no sea suyo






El enlace hará soñar a muchas ancianas con un Alfonso que las quiera por lo que son, no por lo que tienen

8 oct 2011

HAN vuelto las mariposas.

HAN vuelto las mariposas. No se lo creen: con sus pequeños latidos quebrados van reconociendo el verano en octubre.
 Los árboles, perplejos, no saben qué hacer con sus oros. Las nubes se han ido. Las nubes se arremolinan en un azul tenue y remoto y desde allá preguntan qué es este calor. Nada responde. Todo resplandece. Una luna viene de lejos creciendo con la frente ardiendo.






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Puro azul de octubre, ya estamos aquí. ¿Y por qué se hinchan las palabras, cuando al nombrar tu azul salvaje quisieran ser solamente como ese golpe de minutos, esa intensidad que tiembla en oro contra las hojas todavía verdes de los árboles, ese apuramiento que observamos en la aurora y en el anochecer, ser tan sólo esa duda en alto e intensa antes de ceder a la claridad o a la noche?

Publicado por José Carlos Cataño

Las cuentas secretas de los Thyssen

Las cuentas secretas de los Thyssen
La administración de la herencia del barón es la causa de la cruenta batalla que Carmen Cervera y su hijo Borja mantienen desde 2007, año en que este se casó con Blanca Cuesta. Él reclama un adelanto de 1,5 millones de dólares. Su madre se niega. EL PAÍS habla con ambas partes .
.Lo mismo que no hay en el diccionario una palabra que defina con exactitud la pérdida de un hijo, es difícil encontrar en la historia de la literatura un drama que reproduzca el enfrentamiento de una madre con su hijo con la saña con la que libran desde hace tiempo Carmen Cervera, baronesa Thyssen (Sitges, Barcelona, 1943), con su hijo Borja Thyssen (Madrid, 1980).
Desde 2007, año en que Borja se casó con la modelo catalana Blanca Cuesta, no hay semana en la que ella o él no hablen de sus peores intenciones para con el otro en la prensa del corazón. Pero no se trata del socorrido desencuentro entre una suegra y su nuera -que también-; la herencia del barón Heinrich von Thyssen, a quien Cervera conoció cuando su hijo tenía solo dos años, se presenta como la causa real de esta cruenta batalla. EL PAÍS ha hablado con ambas partes.




La otra cara de Blanca

Todo por la herencia

El hacha de guerra

Carmen Cervera Fernández de la Guerra




"Se está cumpliendo lo firmado en Basilea", aclara la baronesa. "Todo es exclusivamente mío. Otra cosa es que mi hijo se deje sacar dinero por abogados



"Borja: "se la puede dejar [la colección] a las niñas o a la Cruz Roja. Nos trae al fresco



"Borja recibe 300.000 dólares anuales y tres entregas quinquenales de 1,5 millones

Desde febrero de 2002, año en el que se produjo el reparto de la herencia del barón entre todos sus hijos durante un laborioso acuerdo en Basilea, Borja recibe 300.000 dólares anuales y 1,5 millones de dólares (1,25 millones en euros) en tres entregas quinquenales. Tiene pendiente la tercera, prevista para cuando cumpla 35 años.
 Los acuerdos tomados en la ciudad suiza parecen un peligroso secreto de Estado. Los protagonistas eluden desmenuzar lo acordado y se escudan en sus respectivos bufetes de abogados (Jaime Rotondo, en el caso de la madre, y Pedro Mejía, en el del hijo). "De eso no se habla. Fue una decisión de todos y yo cumplo estrictamente con lo acordado", es lo máximo que se le puede sacar a Carmen Cervera sobre el asunto.



Pero en el entorno de Borja no se habla precisamente de satisfacción.
Hay impaciencia por disponer de lo heredado sin goteos, por cuantiosos que sean, y no ven razones para que Cervera juegue el papel de administradora.
"Queremos un acuerdo global testamentario que aclare que Borja es propietario de bienes y derechos a los que no tiene acceso en su totalidad. Es un problema de administración. Borja prefiere una solución pacífica antes de llegar a un contencioso. Pero no va a esperar que las causas naturales resuelvan el conflicto [Tita tiene 69 años]", resume una de las personas más próximas a Borja.



Él es ya un hombre de 31 años, padre de dos hijos (Sacha, de tres años, y Eric, de pocos meses), que desde hace un año intenta cambiar la imagen de vago y vividor. Comprometido en exclusiva con la revista ¡Hola!, poco se sabe de sus opiniones de asuntos que vayan más allá de la maldad de su progenitora o de lo bien que duermen sus niños.
 De entrada, ha bajado 20 kilos (ya no hace pesas) y pasea por la calle sin exhibir los tatuajes que tanto molestaban a la madre. Con su mujer y sus hijos, ha dejado Barcelona para instalarse de alquiler en un chalet de la exclusiva y carísima urbanización La Finca, en la que tiene por vecinos a deportistas de élite.



No es que quiera estar más cerca de su madre (ella pasa temporadas en la finca de 35.000 metros cuadrados en La Moraleja), sino que han hecho el equipaje porque él siempre sintió que Madrid es su ciudad y porque quería dar a sus niños la estabilidad que él no tuvo.
Se suele quejar de que no le llevaron al colegio de manera regular. Solo estuvo escolarizado un año en Suiza y dos (a salto de mata) en Madrid. "Llegó la guerra del Golfo y a mi madre le entró la paranoia de que me hicieran algo", cuenta. Y se acabó lo de compartir el aula con otros niños de su edad.



Sí tuvo una flota de profesores que no consiguieron que Borja pasara de segundo de BUP.
Él se recuerda como un chico retraído, solitario y agresivo, hasta el punto de patear las espinillas del servicio encargado de cuidarle.
Algunos periodistas conservan en la memoria una visita a Villa Favorita, donde se albergaba la colección de arte del barón antes de venir a España, durante la que pudieron ver al niño Borja cebándose con las piernas de uno de sus guardaespaldas.
"Hasta los 14 años fui un chico bastante imposible.
 Lanzaba platos y vasos al suelo, me enrabietaba a lo tonto. Luego me tranquilicé", reconoce ahora, a la vez que se disculpa explicando que ese tipo de cosas las hacen unos chicos con otros, pero que él solo podía desfogarse con quienes se ocupaban de él a cambio de un sueldo.
No daba esa impresión cuando en las inauguraciones del Museo Thyssen acompañaba a su madre y al barón totalmente repeinado y saludando a todo aquel que le presentaban.



Y si ahora es un chico tranquilo al que le disgustan las agresiones físicas, lo que no ha reconducido es su interés por el estudio.
Domina el inglés, el italiano y el catalán, pero considera que ya es tarde para entrar en la Universidad, sobre todo porque carece de base. "Me aprobaban, pero de aquella manera", reconoce él mismo.



Desde los 14 años hasta ahora, la única actividad por la que se le conoce es por la diversión.
 El mar y las discotecas han sido los escenarios en los que se le ha visto hasta la saciedad. El mundo del lujo en el que entró a formar parte desde los dos años le ha acompañado en un tren de vida que solo los muy ricos se pueden permitir.
 La madre, Carmen Cervera, no fue capaz nunca de negarle un capricho. Su relación fue idílica hasta que apareció Blanca Cuesta, la modelo y enfermera catalana, cinco años mayor que él, con la que empezó a salir cuando Borja tenía 17 años. Fue su primera novia seria.
 Ella tenía un currículo sentimental más amplio.
Al principio no hubo problemas.
La joven pareja y futura suegra compartían viajes, salidas, excursiones en yate e incluso, como ambas partes reconocen, operaciones de cirugía estética. El enfrentamiento empezó en 2007, cuando comunicaron que se iban a casar y que ella estaba embarazada.



Para Borja, ese momento fue el comienzo de la guerra.
 El primer obstáculo, los papeles. "Necesitaba la partida de bautismo. Se suponía que fui bautizado en Nueva York, en la catedral de Saint Patrick, pero después de esperar varios meses a que me llegara, allí no consta mi bautismo.
Es otro detallito de cómo es mi madre. Me tuve que bautizar de mayor y en España".



Pese a todo, se casaron (en régimen de separación de bienes y con un documento privado que acota las propiedades de cada uno) el 11 de octubre de 2007 en Terrassa, en una ceremonia secreta y nocturna, ya que la pareja había vendido la exclusiva. Blanca estaba embarazada de cinco meses.
La baronesa no asistió y cesaron los espléndidos regalos (casas, coches) con los que hasta entonces había obsequiado a su hijo.
 Ella dijo públicamente que su hijo formaba parte de una secta, y los abogados de él empezaron a presionar para que dispusiera de toda la herencia del barón Thyssen.
 El ritmo de vida de los nuevos esposos no bajó, y con él, la urgencia por conseguir liquidez.



Uno de los episodios más inquietantes para los que temen que pueda haber alguna repercusión en el futuro de la colección Thyssen (totalmente blindada por ser propiedad del Estado español) lo protagonizaron Borja y Blanca el día que se presentaron en el museo, en mayo de este año, para llevarse dos obras que colgaban junto a la colección Carmen Thyssen, prestada temporalmente por la baronesa al museo: El bautismo de Cristo, de Giaquinto, y Una mujer y dos niños junto a una fuente, de Goya, valorados en unos siete millones de euros.
 La seguridad del museo invitó a la pareja a abandonar el edificio y el patronato acordó que las telas no saldrían del museo.
Los abogados de Borja llevaron la reclamación a los tribunales y el tema sigue pendiente de resolución. Para la baronesa no hay caso. "Podría dejárselos en herencia si yo quisiera porque, a sugerencia mía, Heini los compró los días de su bautizo en Nueva York. Él no tiene ningún documento que acredite esa propiedad.
 No se entera. Ya veremos qué hago".



Del acuerdo global testamentario que Borja está dispuesto a reclamar, la baronesa no quiere oír hablar.
"No es un problema de administración. Se está cumpliendo al pie de la letra lo firmado en Basilea. Recibe 300.000 dólares anuales y tres entregas de 1,5 millones de dólares. Solo queda la última entrega, que se producirá cuando toque". Y aclara que no existen sociedades a medias, ni él es copropietario en nada. "Todo es mío. Exclusivamente mío. Otra cosa es que se deje sacar dinero por los abogados. No se da cuenta de la situación en la que está metido".



Carmen Cervera no habla de su propio testamento, pero asegura que el conflicto con su hijo mayor no va a repercutir en la colección Carmen Thyssen, tasada por Sotheby's en 700 millones de euros.
"Yo tengo tres herederos: mi hijo Borja y las gemelas, que son menores. Lógicamente, habrá que lograr acuerdos para que no haya sorpresas de última hora. Mi intención es dejar todo bien atado para que nadie se llame a engaño". Una advertencia que en el entorno de Borja comentan con displicencia: "Se lo puede dejar a las niñas o a la Cruz Roja. Nos trae al fresco".



A Tita le duele especialmente que su hijo no dude en arrastrar por el lodo el apellido Thyssen que tantas batallas le costó ganar frente a los hijos del barón.
Sin embargo, él se queja de que ha sido ella quien les ha obligado públicamente a hacer cinco pruebas de paternidad de su hijo Sacha y quien ha dicho que ha caído en una secta al casarse con Blanca Cuesta.



Las enormes cifras que se manejan no impiden que Borja se haya quejado en repetidas ocasiones de falta de "liquidez".
Además de las suculentas cuotas de la herencia, recibe ingresos por varios edificios que tiene en alquiler. Tanto él como Blanca dicen tener diferentes proyectos laborales absolutamente secretos por el momento.
Puede que tengan que ver con fotografía y con Internet. Él, colgada del cuello, lleva siempre su cámara y habla orgulloso de los 500 volúmenes de fotografía que posee, algunos de subastas en eBay, donde presume de conseguir auténticas gangas.



Tomás Llorens, el que fuera conservador jefe del Museo Thyssen durante entre 1991 y 2005, asegura que detrás de todo esto hay un problema de soledad y de irreflexión.
"Los dos son muy caprichosos y están muy solos".
 Puede que sea eso lo que ocurra con los Thyssen.

7 oct 2011

Cuando Marilyn se convirtió en símbolo sexual

A la venta la foto de Tom Kelley, que representa una de las imágenes más conocidas de la primera etapa de la actriz.- La instantánea fue la primera portada de 'Playboy' .
.Corría 1949.
Una jovencita pelirroja buscaba triunfar, haciéndose un hueco como modelo, o, mucho mejor, en Hollywood. Entonces, un fotógrafo le hizo un retrato algo subido de tono para esos años -1949- para el que posó desnuda como una pin up sobre una tela de terciopelo rojo.
 El retratista, agradecido a la modelo, le pagó 50 dólares de la época.
Ella los usó para pagar el primer plazo de un coche. Él, años después, llegó a convertir su foto en la primera portada de Playboy.




Marilyn, inédita y más joven que nunca



Marilyn Monroe, un icono sexual con perfil literario



El fotógrafo era Tom Kelley y la modelo, cuyo retrato protagonizó cientos de calendarios de la época, era nada menos que una Marilyn Monroe de tan solo 23 años.
Los 50 dólares de la época se transformarán en varios miles dentro de dos semanas, cuando el emblemático retrato salga a la venta. La casa de subastas neoyorkina Swann Auctions ha puesto a la venta la imagen de la actriz, junto con algunas otras emblemáticas de grandes estrellas de Hollywood. Se estima que la imagen alcance los 3.000-4.500 dólares (unos 2.200-3.300 euros).



En la propia web de la subasta puede leerse un comentario de Norman Mailer, que una vez escribió acerca de esta sesión. El escritor y ensayista aseguraba: "Curiosamente, en algún sentido, es desnudo que hizo Kelley sobre Marilyn se convirtió en el catalizador de la revolución sexual que le siguió poco después".



La historia, que ha dado a conocer el diario británico The Telegraph, también tiene como curiosidad el que, precisamente esa foto que ahora se subasta, fue portada del primer número de Playboy. Daile Kaplan, una de las especialistas de la casa de subastas neoyorkina, ha explicado al diario que "Monroe llegó a Hollywood en 1946 y como muchos otros comenzó como modelo.
Posó para esta fotografía en 1949, y luego se usó en numerosos calendarios.
Tenía el pelo más largo y de un color más natural, rubio rojizo. Cuatro años después de ser tomada, la imagen se usó para la edición inaugural de la revista Playboy y la ayudó a catapultarse al estrellato.
 Fue realmente la imagen que la lanzó".



Todo objeto que haya pertenecido a la estrella de La tentación vive arriba o Con faldas y a lo loco, o que tenga relación con ella, causa furor en las subastas.
Recientemente salió a la venta un lote de imágenes de la primera juventud de la actriz, que causaron una gran expectación porque reflejaban una época desconocida de la rubia de Hollywood. También generan expectación sus vestidos.
El rosa de satén que lució en Los caballeros las prefieren rubias se vendió hace poco más de un año por más de 250.000 euros, y el blanco, uno de los más icónicos de la historia del cine, utilizado para La tentación vive arriba, consiguió recaudar unos increíbles 3,4 millones de euros.
Hasta se han llegado a subastar las radiografías de la actriz por más de 36.000 euros. Porque nada es demasiado para Marilyn.

¿Dónde está el problema? Santiago Carrillo

Hace días, en una de las Cuarta Página de EL PAÍS se publicaba un interesante artículo -El G-20 debe ponerse serio- firmado por Gordon Brown, Felipe González y Ernesto Zedillo.
Era un texto cauteloso, prudente, como escrito para iniciados, para colegas, con un fondo muy crítico para la gestión de la crisis del G-20.





El Gobierno español ha importado los decretos de Bruselas como si fueran ciencia económica infalible



Se aplican recetas ideológicas nocivas para el crecimiento y el empleo

Para un lector corriente, ajeno a ese ámbito, su lectura resultaba desconsoladora. ¿En qué manos está la suerte del mundo? Las reuniones del G-20, en torno a las cuales el ruido mediático era descomunal, habían sido inútiles, pues no habían alcanzado la cooperación de unos y otros.



Y a partir de un momento, el de la reunión de Pittsburgh, dice textualmente el artículo, "comenzó el descenso del G-20 hacia la irrelevancia más absoluta".



En todo este proceso los articulistas subrayan la responsabilidad de las "grandes economías", citándose expresamente a Estados Unidos, China y Alemania.



Para muchos de los que lo hayan leído no será una sorpresa, pues la idea de que la crisis estaba mal gobernada está tan extendida que en los países en que ha habido elecciones, los partidos en el Gobierno, tanto los de izquierda como de derecha, han sido derrotados. Y a los españoles les servirá para hacer un juicio sobre la actitud de nuestros ministros al trasladarnos los mandatos de Bruselas como si estuvieran respaldados por la ciencia económica más infalible.



El artículo que comento concluye reclamando prácticamente un Fondo Monetario Internacional nuevo; independiente de los intereses de las potencias que hasta ahora lo han controlado y utilizado con arreglo a sus particulares intereses y, por ello, muy contestado en medio mundo, por no decir más.



La idea de ese cambio del FMI está relacionada con una exigencia que se repite cuatro veces: la necesidad de un crecimiento mundial equilibrado sustancial y sostenido.



Dudo de que sea fácil lograr ese cambio del FMI. Dudo de que ciertas grandes economías renuncien a disponer de un instrumento así. El FMI lleva ya muchos años funcionando; tiene sus propias rutinas, una idiosincrasia. Darle la vuelta a ese trasto no será nunca fácil. Además en un mundo tan diverso, del que no ha desaparecido la sombra de los bloques, de los que el mismo FMI era hechura, no sé si sería capaz de cambiar tanto.



Pero en relación con la necesidad de impulsar el crecimiento económico expresada en ese artículo, desde la timidez que me invade al pensar que tantos maestros de la economía han podido equivocarse durante tanto tiempo, y siendo yo un simple



aficionado, me atrevo a plantear: la causa de este impasse ¿acaso no está en un mal planteamiento del problema, forzado por el enorme poder de los mercados?



¿Acaso no ha llegado el momento de reconocer que priorizar lo que se ha llamado la capitalización de los bancos sobre el crecimiento, sobre el fortalecimiento de la demanda, sobre la solución de la crisis económica general, con medidas de corte keynesiano, no es lo que nos ha conducido al borde de una crisis crónica que ha puesto en peligro el equilibrio social y el prestigio de las instituciones democráticas?



Con esa prioridad hemos puesto en peligro la unidad de Europa y la moneda única; hemos dividido Europa en países ricos y pobres.



¿No nos estamos moviendo en un círculo vicioso? Llevamos tres años intentando recapitalizar a los bancos y para ello estamos estrangulando a la economía productiva, empobreciendo a la población y a los Estados, destruyendo el crecimiento.



Da grima ver el estado a que ha quedado reducida Grecia. Algunos han perdido la noción de lo que representa ese país en la historia de la cultura humana y le han tratado como un Estado apestado.
 Como si el hecho de no ser una gran economía, de haber accedido tarde al desarrollo y no haber disfrutado del pastel colonial, de haber estado geográficamente en un espacio históricamente conflictivo, le privara del derecho a una vida digna y libre en esta Europa que dice querer unirse.
 Si Europa no se prepara a superar las consecuencias del desarrollo desigual de sus pueblos, difícilmente llegará nunca a estar realmente unida.



Además, el trato a Grecia ha arrastrado ya a Portugal e Irlanda. Y está a punto de arrastrar a Italia y España. Y si una serie de países europeos se empobrecen arrastrarán con ellos a la Europa rica. Ya podemos presenciar cómo a la economía más grande de la Tierra, Estados Unidos, le afectan seriamente los efectos de la crisis. Ningún Estado está libre de las consecuencias de la política dominante.



Pero además resulta que tres años priorizando la solución a los problemas de la banca tampoco han servido para resolverlos y para tranquilizar a los mercados.



En este orden de cosas también vamos a peor y la degradación de la situación ha puesto en movimiento fuerzas que colocan en riesgo todos los avances logrados por la humanidad en el terreno de la democracia y la paz.



En esta situación han encontrado ambiente propicio para su desarrollo, tanto en Estados Unidos como en Europa, fuerzas que defienden como solución definitiva la ideología del capitalismo salvaje de la escuela de Chicago, la revolución conservadora que pretende privatizarlo todo, convertir en puro negocio hasta el disfrute del aire que respiramos y desde luego las funciones del Estado, comprendidas las de la defensa y la seguridad. Hay quien empieza a pensar que el Tea Party y otros grupos semejantes son la semilla del fascismo de hoy.



Quizás el problema está en que hay que poner freno a esta ideología del capitalismo salvaje. Que el sistema en que vivimos esté reclamando de momento una reforma urgente que limite sus efectos negativos. Y esa reforma probablemente es una reivindicación que la izquierda europea defendió en otros tiempos, cuando poseía una existencia real en la vida política, la transformación del sistema financiero es un servicio público gestionado por los Estados y coordinado mundialmente.



Esto no es ya una reivindicación ideológica, puesto que en el sector de la economía productiva, del comercio y los servicios seguiría existiendo la propiedad privada y las plusvalías, el mercado libre. Sería poner fin a una situación en la que el sistema financiero con sus juegos de casino, se ha convertido en un fin en sí mismo, en el que manejando papel se hacen en horas tremendas fortunas y en el que el poder del dinero se ha convertido en el gran poder fáctico que ha convertido en poderes subordinados a los poderes políticos, multiplicando el caos y la autarquía del capitalismo.



Antes el sistema financiero era el lubricante de la economía productiva. En el curso de esta crisis comprobamos que se ha convertido en un obstáculo para aquella, al sacrificar el crecimiento y el desarrollo a los intereses de la banca.



Una reforma así debería ser reclamada por la izquierda, pero también por cualquier fuerza política moderada y responsable que se dé cuenta de que este capitalismo salvaje solo puede provocar catástrofes para todos.



Claro que hoy esa medida tendría que ser tomada a nivel global -o de otra forma sería ineficaz e imposible- y por un consenso amplísimo entre Estados y clases sociales diferentes.
 En definitiva, sería la única manera de poner de pie lo que está cabeza abajo y de que la política mande sobre la economía.



Santiago Carrillo fue secretario general del PCE y es comentarista político.

El lenguaje es muy escurridizo

El lenguaje es muy escurridizo




Vaya por delante que no estoy en absoluto de acuerdo con la sentencia que dice que llamar zorra a la esposa en medio de amenazas no es un insulto. Pero en el lenguaje vale tanto el texto como el contexto, o tal vez este más. Después de que un taxi le hiciera una maniobra peligrosa, un motorista le gritó: "¡Taxista!", a lo que el condutor del taxi respondió: "Sí, pero de padre reconocido". Es decir, el taxista entendió que la palabra que comunmente lo denomina y que es completamente inocua, en aquella ocasión significaba otra cosa. Y es por eso, por el contexto, por lo que no estoy de acuerdo con la sentencia exculpatoria que se ha dictado.



El lenguaje es dinámico y polivalente. Tan es así, que un director teatral me dijo que se podían hacer dos obras distintas sin cambiar una coma de un mismo texto: "Si juegas con la entonación, con los silencios y con todo el aparataje humano y material de un escenario, puedes salvar a Don Juan Tenorio o mandarlo al infierno siguiendo en ambos casos al pie de la letra el texto de Zorrilla". Y es así, las palabras son escurridizas, y cuando se escribe una novela hay que tener en cuenta todo eso para que no haya lugar a una lectura distinta de la que pretende el autor, porque no hay contexto, es solo el texto. Y aun así, cada lector le da un enfoque personal, de manera que, a veces, dos lectores de la misma novela parece que han leído novelas distintas.



Antaño, al discapacitado psíquico se le llamaba bobo o tonto, y cada pueblo tenía su tonto particular. Tonto se convirtió en insulto, y en los años sesenta se creó la palabra subnormal para designar a estas personas. Era una variante técnica que describía al sujero, con facultades por debajo de lo normal.
 Pronto subnormal fue un insulto, y se creó la palabra disminuido, y cuando esta empezó a usarse de forma ofensiva nació lo de discapacitado psíquico que es la que ahora está en vigor. Pero ya evolucionará, y habrá que buscar otra denominación, y otra, y otra... Eso ha pasado también con el lenguaje machista, que entiende que un zorro es un hombre astuto (El Zorro de Tyrone Power y Antonio Banderas, Rommel, el Zorro del desierto) y una zorra es poco menos que una prostituta, lo mismo que suena enaltecedor "hombre público" y degradante "mujer pública".
Pues todo esto debieran tenerlo en cuenta los jueces, porque en determinados contextos, hasta la palabra más bella puede resultar insultante. Y al revés.

Los patinazos médicos más sonoros de los Nobel de Ciencia

No hay mayor reconocimiento social y científico en el mundo para un investigador que el hecho de recibir el Premio Nobel.
 Conseguirlo no sólo aporta el prestigio máximo del mundo de la ciencia sino que, en muchos casos, la persona pasa de ser casi un completo desconocido a una autoridad pública encumbrada por los medios de comunicación.




Que los Nobel elevan a sus premiados al Olimpo de la Ciencia no es, en cierto modo, una exageración: Sus discursos y afirmaciones pasan al plano público con una autoridad casi divina.
Sin embargo, a menudo se nos olvida que, pese a ser personas sobresalientes en campos concretos de la ciencia, siguen siendo tan humanos como nosotros, lo que incluye la humana propiedad de equivocarse, incluso estrepitosamente.






La ciencia en sí misma reniega del argumento de autoridad, pues son los hechos, las pruebas y los experimentos los que dan el peso de una afirmación.
Si hoy en día un pobre becario científico aportase las pruebas suficientes para reformar la teoría de la relatividad, ni mil Einsteins podrían rebatirle.
Y eso es lo bonito de la ciencia, que en buscar la verdad todos valemos lo mismo. Por eso resulta especialmente paradójico que los medios de comunicación y la sociedad en general otorguen una autoridad intocable a los Nobel de Ciencia (aun cuando hablan sobre temas que no son de su especialidad), algo que dista mucho del “espíritu” científico.
Como veremos a continuación, ser Nobel no te hace inmune a caer en los más sonoros patinazos.

Una aristócrata "con voz de pito y nombre interminable"

Reino Unido sucumbe al hechizo de la duquesa.- La mayoría de los medios, desde la BBC hasta 'The Guardian' pasando por 'The Sun' y los diarios gratuitos dedican espacio al enlace .
Reino Unido sucumbió ayer al hechizo mediático de la duquesa de Alba. Pocos británicos conocían hasta entonces a esta "octogenaria vestida de colores con pelo blanco y crespo que tiene incluso más títulos que nuestra reina", según la describía el gratuito Metro. Pero con tal carta de presentación y su arranque por sevillanas delante de las cámaras de televisión la duquesa se metió a los periódicos británicos en el bolsillo. Pocos dejaron de hacer un hueco a la boda entre sus páginas.
Medios tan distantes como el sensacionalista The Sun y la prestigiosa BBC consideraron ayer que merecía la pena que sus audiencias conocieran la historia de amor de la duquesa española.




Salve rociera, melancolía en palacio

Con tiritas y ¡olé!

Y la duquesa de Alba se puso a bailar



Todos destacan su larguísimo nombre: María del Rosario Cayetana Victoria Alfonsa Fitz-James Stuart y de Silva. The Guardian, que desplazó a su corresponsal hasta Sevilla, la describe como "una aristócrata con voz de pito y un nombre increíblemente largo". También viajaron hasta el Palacio de Dueñas corresponsales de EE.UU, Israel y China.



Cada uno con su estilo, se hicieron eco de la "fiebre de boda que recorrió España", según describe Metro. Mientras The Sun titulaba "La excéntrica Duquesa de Alba, 85, se casa con su joven amante de 60", la BBC destacaba: "La Duquesa de Alba, una de las mujeres más ricas y extravagantes de España, se volvió a casar con un funcionario 24 años menor que ella". The Guardian publicó un artículo y una fotogalería y The Times no sólo se hizo ayer eco de la boda sino que hoy continuaba con el seguimiento de la noticia destacando: "La mujer más rica de España desafía a su familia casándose a los 85". Además, este fin de semana el Sunday Telegraph se explayaba una previa del evento titulada "La duquesa reparte 3.000 millones por amor".



Pero no toda la atención fue para la duquesa. Los españoles y su gran interés en este casamiento también fueron noticia. The Guardian destacó algunas de las impresiones de los curiosos que se acercaron al palacio de Dueñas: "'He escrito un pasodoble y quiero cantárselo, dijo el compositor Vicente Tarrancón, que viajó desde Alicante 300 millas con un piano eléctrico y un violinista'. Pocos espectadores se sentían molestos por la riqueza heredada de la Duquesa, estimada en 3.500 millones de euros, incluso cuando uno de cada cinco españoles está desempleado".



Otros periódicos coinciden en calificar a Alfonso Díez como el toy boy de la duquesa, una expresión en inglés que se utiliza para referirse al hombre cuando hay una gran diferencia de edad entre una mujer y su amante.
El gratuito Metro incluye entre sus imágenes un detalle de los pies de Doña Cayetana mientras se descalzaba antes de bailar.



Ningúno menciona, sin embargo que esta pintoresca duquesa española cuyo desparpajo sorprendió ayer a los británicos fue durante su infancia conciudadana de Londres.
Al estallar la Guerra Civil los Alba se exiliaron a la capital británica donde su padre sería nombrado Embajador de España.

6 oct 2011

YA comienza la noche a caer más temprano,

YA comienza la noche a caer más temprano, como si también entendiera que el tiempo se acorta y que los ojos se elevan, por tanto, en busca de estrellas que fulguran sobre su piadoso manto.





El ladrido del perro abandonado, los coches que regresan a casa, las luces en las habitaciones mudas..., todo ello forma parte de lo conocido sobre lo que se cierne la noche, pero más allá de estas formas habituales de la melancolía, las luces de los hangares y los puertos, las luces de los corredores de tránsito y otra vez la oscuridad de los que embarcan hacia alguna aurora, remarcan los lugares que quedan fuera del amparo de la noche.



Y está la oscuridad de los bosques con brillo propio, la refulgencia de estas extensiones del silencio que permanecen en contacto con la noche y el día, pero por encima de la melancolía de las estaciones y de las etapas menguantes de la vida.

Publicado por José Carlos Cataño