Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 ago 2014

Siempre quedará La Habana............................ Gregorio Belinchón

Llega a Venecia ‘Retorno a Ítaca’, la película que el francés Laurent Cantet ha rodado en Cuba con el escritor Leonardo Padura de coguionista.

 

El director Laurent Cantet. / ricardo gutiérrez

Han pasado 16 años desde que Amadeo se fue de Cuba a España.
 Dejó atrás a sus amigos, a su esposa y una incipiente carrera de escritor. No volvió ni cuando el cáncer devoró a su mujer.
 Ahora sí, ahora ha retornado, tras un viaje interior que esconde a sus amigos, reunidos en una azotea en La Habana, el mismo sitio donde montaban sus fiestas de adolescentes, en la terraza en la que bebieron, bailaron y fantasearon con cambiar el mundo.
 Hoy reciben al hijo pródigo, pero también es momento de echarse en cara todo lo que no se dijeron porque eran jóvenes o porque estaban ausentes.
 Y de fondo, Cuba, su isla, su dictadura, los miedos y las privaciones que atenazan a sus habitantes. Retorno a Ítaca, estrenada en el Festival de Venecia, demuestra que los Ulises de turno no tienen por qué ser felices cuando pisan de nuevo la tierra prometida.
Laurent Cantet, Palma de Oro en Cannes con La clase, ya había rodado en ese país uno de los episodios de Siete días en La Habana, y así conoció al escritor Leonardo Padura, convertido ahora en coguionista de su nueva película.
El francés era uno de los pocos que se salvaba de aquella apuesta mostrando un conocimiento asombroso del paisaje y del paisanaje cubano… o se había asesorado bien. En Retorno a Ítaca ocurre lo mismo.
 Su arranque provoca cierto miedo, ante la posibilidad de devenir en otra película que pareciera teatro filmado.
 Lo que vamos a ver va a ser una noche de amistad y añoranzas, de lingotazos de whisky y frijoles negros, de reproches, mentiras y confesiones, de una oscuridad emocional que puede que solo aclare el amanecer
. Cantet no se permite fruslerías visuales.
 Sí, hay alguna escapada, aunque solo sea para mostrar otras terrazas, parecidos mundos, atmósferas similares.
 Sin embargo el drama está en la charla entre esos cinco amigos –cuatro hombres y una mujer- que ven acercarse a pasos agigantados la tercera edad, que empiezan a hacer cuentas sobre sus decisiones vitales –esto suma, esto resta-, y que en resumen simbolizan a los habitantes de Cuba hoy en día, con un régimen político, aseguran en uno de los diálogos, que no sabe hacia dónde virar, con una cotidianeidad sepultada por el manto de la desesperanza.
Ellos querían crear arte y acabaron trapicheando.
 Deseaban construir un mundo mejor y ahora ni siquiera su propia ciudad se tiene en pie.
 Padura habla de la marca del miedo, pero ante todo de cinco personas
. Los actores –el más conocido, Jorge Perugorría, que aporta un detalle reseñado en los títulos de crédito: el cuadro del que se enorgullece uno de los personajes en realidad lo ha pintado él en la vida real; también está Isabel Santos- van creciendo con las palabras de Padura y Cantet (el cineasta ha aprendido castellano para esta experiencia).
 Y al final queda el placer de ver cómo dos artistas como esta extraña pareja han sabido sacar partido de sus diferencias y de sus similitudes.
 Es injusto que ‘Retorno a Ítaca’ haya tenido su estreno en una de las secciones menores de la Mostra, en Venice days.
Cosas de los agentes de ventas internacionales.

Veo veo.....Pablo Neruda .......................... Agua sexual

Pablo Neruda





Agua sexual







Rodando a goterones solos,
a gotas como dientes,
a espesos goterones de mermelada y sangre,
rodando a goterones,
cae el agua,
como una espada en gotas,
como un desgarrador río de vidrio,
cae mordiendo,
golpeando el eje de la simetría, pegando en las costuras del
alma,
rompiendo cosas abandonadas, empapando lo oscuro.

Solamente es un soplo, más húmedo que el llanto,
un líquido, un sudor, un aceite sin nombre,
un movimiento agudo,
haciéndose, espesándose,
cae el agua,
a goterones lentos,
hacia su mar, hacia su seco océano,
hacia su ola sin agua.

Veo el verano extenso, y un estertor saliendo de un granero,
bodegas, cigarras,
poblaciones, estímulos,
habitaciones, niñas
durmiendo con las manos en el corazón,
soñando con bandidos, con incendios,
veo barcos,
veo árboles de médula
erizados como gatos rabiosos,
veo sangre, puñales y medias de mujer,
y pelos de hombre,
veo camas, veo corredores donde grita una virgen,
veo frazadas y órganos y hoteles.

Veo los sueños sigilosos,
admito los postreros días,
y también los orígenes, y también los recuerdos,
como un párpado atrozmente levantado a la fuerza
estoy mirando.

Y entonces hay este sonido:
un ruido rojo de huesos,
un pegarse de carne,
y piernas amarillas como espigas juntándose.
Yo escucho entre el disparo de los besos,
escucho, sacudido entre respiraciones y sollozos.

Estoy mirando, oyendo,
con la mitad del alma en el mar y la mitad del alma
en la tierra,
y con las dos mitades del alma miro al mundo.

y aunque cierre los ojos y me cubra el corazón enteramente,
veo caer un agua sorda,
a goterones sordos.
Es como un huracán de gelatina,
como una catarata de espermas y medusas.
Veo correr un arco iris turbio.
Veo pasar sus aguas a través de los huesos.

Aunque lo digan , no es el nuevo guapo del cine español, podría serlo, es aún muy pibe, un alumno de FP, vaya que estudiaba electricidad y fue a hacer un casting....el resultado ya lo ven...

Los que han trabajado con él le describen como un tipo “tranquilo, sereno, calmado, adulto… No es el típico andaluz con el que te mueres de risa, es mucho más reservado”. Un chico que se ha lanzado al proyecto de lleno y que “no ha pedido que le doblen en ninguna las escenas de la película”, algunas de ellas entrañan riesgo. Esto, sumado a su porte, le ha valido para ganarse el apodo de Steve McQueen entre sus compañeros.

En cuanto a su belleza, es algo que salta a la vista: piel bronceada, barba de tres días y unos ojos azul grisáceo de los que no se olvidan con facilidad. Su cara está impresa en los cárteles de la película y el tráiler comienza a hacer que te familiarices con él, así que en cuestión de un mes –la película se estrena el próximo 29 de agosto- este chico anónimo de 21 años se convertirá en uno de los rostros más conocidos de nuestro país.

Actores en el panorama cinematográfico español Ojos Verdes, Ojos azules....guapos y pibitos...





Narcos entre dos aguas................................................................... Jesús Ruiz Mantilla

Después del taquillazo ‘Celda 211’, Daniel Monzón ha dedicado cinco años a ‘El niño’. Con la explosiva novedad de un talento joven: el de Jesús Castro

Recorremos con el director los escenarios de su nueva obra.

Jesús Castro, protagonista de la cinta. / Claudio Álvarez

Tu padre, ¿a qué se dedica?
–¿Mi padre? Es un poquito traficante…
La respuesta, aparentemente simple, resultó una fuente reveladora para Daniel Monzón cuando se la escuchó a alguien al borde del Estrecho. Preparaba el guion de El niño, su regreso al cine como director después de haber dado un salto con pértiga en su trayectoria tras el éxito de la memorable Celda 211 (ocho goyas), y trataba de entender la complejidad de las mareas del contrabando a todas las escalas posibles en lo que iba a ser su nuevo paisaje.
El siguiente capítulo en su carrera no podía dejar al público al pairo ni frío tras la aventura que nos hizo vivir en aquella cárcel de Zamora, donde se agolpaban dentro de un motín gentes con códigos fuera de la ley liderados por la voz carbonizada de Malamadre, etarras con el colmillo torcido y a lo suyo, infiltrados primerizos con las mejores intenciones y funcionarios de prisiones de dudosa altura moral.
Monzón de nuevo no ha escogido la comedia romántica, sino ni más ni menos que desentrañar el logaritmo con telarañas que da como resultado el tráfico de drogas en el estrecho de Gibraltar.
 Este hábitat en el que dominan los posmodernos molinos de viento de la energía eólica en mitad de un monte que, al frente, como viniéndose encima, a tiro de piedra, tiene África de cara, el Peñón a un lado y la bahía de Algeciras como matriz al otro.
Allí, entre dos aguas rasgadas por las olas, se entrecruzan a diario cargueros del modelo Triple E, con capacidad para alojar en su vientre 36.000 coches y 800 millones de latas de conserva; windsurfistas con ansias voladoras, lanchas de goma a motor que se cuidan de no romper las redes de la almadraba ni ahuyentar a los atunes cuyos lomos acabarán en los mejores platos de sushi en Japón, despojos humanos en pateras, motos acuáticas conducidas por macarras de los que se meten los fajos de 100 euros en la entrepierna y vigilancia con guardacostas sujetos al despiste permanente.
Ese es el nuevo cuadro de su película: “Un espacio fascinante para la ficción, donde se cruzan tres países, dos continentes, tráfico a pequeña y gran escala, desde tabaco y hachís con delincuentes de medio pelo a mafias dispuestas a todo por introducir coca al por mayor en Europa…”, comenta el director.
“Por no hablar de la inmigración, la desesperación que se vive en la frontera…”.
Allí justo es donde desembarcaron él y Jorge Guerricaechevarría, en connivencia con Álvaro Augustin, el veterano productor de Telecinco Cinema de plena confianza para Monzón, con quien colabora desde La caja Kovak, con el fin de preparar una investigación de campo que diera lugar a este guion imbricado y complejo.
Un trabajo en el que, “sin juicios morales”, comenta Monzón, debían traslucirse en diferentes planos pero bien masticados el trapicheo de los pequeños contrabandistas de playa y chiringuito y la maña con listas negras de los rusos o los albanokosovares
. En medio, el blanqueo de dinero lavado en Gibraltar, la pericia de los vigilantes de aduanas, el acoso kamikaze en helicóptero de los maderos entre avisos y salpicones de salitre, los vicios y virtudes de la policía expuesta permanentemente bien al soborno o bien a la gloria efímera del héroe sin grandes alharacas.
 Los que se conforman, como comenta uno de los agentes que han asesorado al director, “con la satisfacción del trabajo bien hecho”.
El puente del puerto de Algeciras (a la derecha, abajo) sirve de abrigo a menudo a quienes se encargan de avisar de las frecuencias de vigilancia de la policía para tratar de pasar los cargamentos por el Estrecho. / Claudio Álvarez
Todo eso en pleno pulmón del caos ordenado en mitad del puerto mediterráneo más importante (100.000 barcos al año en la zona) y el quinto en el ámbito europeo; el cultivo de la mercancía al otro lado, su buena dosis de romanticismo realista aromatizado por la resina de hachís…
 El lío, en fin, de una tarea que a muchos les resulta incontrolable y que se equilibra con el empeño de quienes, a fin de cuentas, creen que merece la pena seguir combatiendo desde la primera línea.
Así es como se fue fraguando un proyecto que ha costado a Monzón al menos cinco años de trabajo intenso en los que no sólo entraba la elaboración de un guion que integrara una trepidante y honda película de acción junto a una tarea rigurosamente documental, sino también la búsqueda de rostros nuevos que refrescaran un tanto el escaparate del cine español.
Es el caso del puro descubrimiento de Jesús Castro, a la vera de su compi ya más experimentado Jesús Carroza (Goya al mejor actor revelación por 7 vírgenes en 2005) y también de Miriam Bachir o Moussa Maaskri, junto a la veteranía de los valores seguros si hablamos del siempre contundente Luis Tosar, la ascendente Bárbara Lennie y los seguros a todo riesgo de Sergi López y Eduard Fernández.
Telecinco Cinema, esa máquina de levantar éxitos entre superproducciones y taquillazos que van de Lo imposible a 8 apellidos vascos, se alió en otra nueva colaboración con Monzón tras Celda 211 y aquí anda ya lista para su estreno el 29 de agosto la nueva obra de un director que apunta alto de nuevo.
Primero se abalanzó en busca del clima de la historia
. O los climas. El puerto, los traficantes de poca monta, la policía, los de aduanas, las mafias con sus métodos expeditivos, los campos de marihuana en Ketama retumbando entre sus tambores mientras a dúo, desde su Algeciras natal, llegan los ecos de Paco de Lucía, los pasos fronterizos…
 En ese periodo trató con casi todos los lados: agentes que se han dejado la vida en pistas válidas o en laberintos falsos, trapicheadores que quizás se conformaban con algún golpe para una supervivencia tranquila, soñadores al otro lado del Estrecho, incorruptibles y pringados…
El estrecho es un espacio fascinante para la ficción. tres países, dos continentes, tráfico a gran y pequeña escala”, dice daniel monzón
Después resultaba necesario un casting superlativo para encontrar al protagonista.
 Monzón no quería jóvenes consagrados, ni estrellas emergentes, sino jugársela a la carta de la autenticidad salida del propio entorno que deseaba plasmar
. Le encargó el marrón a Eva Leira y Yolanda Serrano, expertas en repartos de apuesta y cazar talentos: “Me dijeron que había que buscar en colegios, institutos, plazas, clubes deportivos, que aun así daríamos con alguien que no se presentaría voluntariamente sino porque cayera por allí, acompañando a un amigo”, comenta Monzón.
Aunque aquello llegó a parecerle misión imposible, así fue
. Cuando a Jesús Castro, estudiante de electrónica, se le agotó un día la paciencia en la espera y se dio media vuelta en plena cola antes de entrar a una prueba, casualmente le vieron y le dijeron: “¿Adónde vas? Quédate que te metemos ahora mismo”.
Podría ser el intenso de sus ojos azules, que le provocan lágrimas si está demasiado tiempo expuesto a la claridad mientras le retratan, también la planta de estrella anónima y cierto aire de suficiencia que iba con el pronto de un personaje convencido de ser capaz de todo menos de dejar tirada a su peña
. El caso es que no les falló el instinto al cerrarle el paso antes de que se fuera.
Los túneles de Gibraltar (en la página siguiente, arriba) también aparecen en alguna secuencia destacada. Es donde Daniel Monzón fija los personajes que desarrollan el tráfico a mayor escala en ‘El niño’. / Claudio Álvarez
Así es como encontraron este diamante en bruto: con inmejorable disposición, talento natural, presencia de astro y desparpajo gaditano que entra por todo lo alto a sus 21 años en un mundo que le hará olvidar, con alta probabilidad, los circuitos y los cables para enchufarse a la interpretación. “
¿Yo, actor? Ni lo soñaba. A mí me gusta el fútbol –de hecho llegó hasta la selección gaditana–, pero, por no salir, no salía ni en los vídeos de cumpleaños de mis amigos”.
Sin embargo, fue meterse y… engancharse.
 “En este trabajo yo no miraba la hora de terminar”. No sólo aprendió a que le quisiera la cámara y a degustar como espectador el cine con buen criterio, una certeza palpable cuando le escuchas decir que su película favorita es El padrino.
 También le ha servido como curso acelerado para conducir a toda pastilla motos y lanchas por el Estrecho.
“Sobre todo cuando fuimos a rodar esa secuencia en la que a una goma de 12 metros se le iba a plantar un helicóptero encima. ¡Esa la hago yo!”, dice que le soltó Castro al director.
No tardó mucho tiempo Monzón en convencerse de que aquel chaval de 18 años –los que tenía en el momento de la selección– era justo lo que buscaban.
“Daba la talla al cien por cien. No sólo tenía un don natural, también una actitud y esa sana chulería que iba completamente con el personaje”.
 Pero, ante todo, Monzón ha acabado admirando su madurez y su determinación a la hora de rodar lo que fuera.
Le queda la prueba de una segura fama que ya anda metiéndole en los hogares a golpe de pantallazo en la intensa campaña de promoción que la productora está haciendo por medio de Telecinco
. “No se le subirá la fama a la cabeza, estoy seguro, aunque el riesgo de caer en la tontería cada vez es mayor en según qué círculos
. Jesús está bien vacunado contra eso”, advierte Monzón.
El tráfico y el contrabando definen el Estrecho desde hace siglos.
 Los abuelos metían café o harina, los padres tabaco, los hermanos mayores hachís.
Todo eso continúa a diario, como la cosa más natural, proporciona una economía sumergida a la zona que la ha librado –por culpa de las espantosas cifras de paro, un 55,4% en el primer trimestre de 2014, una de las mayores en el ámbito juvenil de toda Europa– de un incendio más que probable
. Lo malo es que ahora, esos conductos, rutas y pericias de hace siglos sirven también para la coca.
Castro dice saber de algunos niños.
 Chavales como él, que, ante el panorama de paro o salir pitando, deciden probar metiendo una mochila de hachís primero y después una lancha.
 “En esta zona, a eso, puedes entrar cuando quieras.
Pero, para mí, dormir en mi cama, tranquilo, no tiene precio.
 Además, me imagino a mi madre abriendo la puerta de casa a la policía, teniéndoles que indicar que soy yo a quien buscan y sólo del disgusto que se llevaría se me quitan las ganas”.
El puerto de Algeciras, el mayor del Mediterráneo en tráfico de contenedores y quinto de Europa, supone un lugar estratégico para el paso de todo tipo de mercancías. / Claudio Álvarez
Uno de los asesores de Monzón para el guion y el rodaje sí se pringó en eso… Prefiere no dar su nombre, pero no le importa contarnos su historia.
“Mis abuelos y mis padres metían carne, azúcar, café y leche condensada. Eran gente dura, capaces de arrancarse los dientes ellos solos”
. Corrían otros tiempos, imperaban otros códigos. “Ahora se sigue haciendo casi todos los días. Hoy con poco viento y luna llena, va a haber trasiego”, comenta con la arena a los pies de La Atunara, el Peñón al fondo y una luz cobre de atardecer suavizado por la brisa cómplice de La Línea.
 “El negocio se ha visto afectado por fantoches, a mí no me va, si decides hacer esto, no alardeas ni eres tan idiota como para gritar en plena playa: ¡Viva el contrabando en La línea!
¡Mueran los chivatos! ¡Viva El brillantina!, que es un teniente de la guardia civil… En fin, ya puedes imaginarte la que se montó”.
Cuando estaba dentro, prosigue este asesor de Monzón, decidió empezar al comprobar en su primer viaje que tenía templanza.
“Sangre fría para hacerlo, cierto coraje”. En el primer viaje introdujo 9 paquetes, unos 270 kilos de hachís, en una lancha de 5 metros y 105 caballos.
 “Al alcanzar la costa salieron 8 o 9 tíos de la nada, unos bosquimanos, que decimos aquí, y se lo llevaron a otra parte”.
Esa acción de cálculo y minucia contrarreloj se la relató él mismo a Monzón y así lo ha rodado. Como también cogió prestada la evolución en la escala del tráfico que su asesor le contó: “Para el segundo viaje ya me hice con un barco de 9 metros y 400 caballos”
. Con cada entrada podía llegar a ganar 60.000 euros. Pero se llevó dos sustos, uno le obligó a tirar la mercancía por la borda –en España si no hay alijo, no hay delito– y decidió dejarlo. “
Tenía dinero, pero me encontraba vacío, además, hoy, el mercado es de lo más sucio, pueden no pagarte: para eso no voy a arriesgar yo mi vida ni mi libertad”.
Llevar además atado al cogote a alguno de los policías que ha utilizado también Monzón para asesorarse debe tener su gracia como juego un tiempo, pero también seguro que agota la paciencia y los nervios.
 La esencia de Jesús, personaje incorruptible y callado que encarna Luis Tosar en la película, por ejemplo, con sus pausas y su mosca detrás de la oreja permanente, puede tener que ver con uno de los comisarios al que presenta el cineasta.
Tampoco quiere que figure su nombre. “El contrabando es una cultura en el Estrecho”, comenta el policía.
 Una contundente conclusión que le dejan 22 años de servicio en la zona y que otros corroboran sin muchos complejos.
Entonces, este policía perseguía el tabaco y el hachís. “Por lo primero, que con la crisis ha vuelto a aumentar después de haber prácticamente desaparecido en los años noventa, pueden llevarse 50 o 60 euros en cada cargamento. Pero por un kilo de coca, les caen entre 20.000 y 25.000 euros”.
En esta zona puedes acceder al tráfico cuando quiEras.pero dormir en mi cama tranquilo, para mí, no tiene precio”, dice Jesús Castro
Los últimos cuatro años se ha incrementado el tráfico de dicha sustancia en la zona.
 A juicio de este policía, es muy difícil de controlar.
 Con una simple vista desde las grúas más altas de la terminal Maersk, uno cae en la sensación de imposibilidad de mantener a raya ese laberinto donde se depositan 3,2 millones de contenedores al año guiados por 1.900 estibadores.
 Un entramado que directa o indirectamente supone un 15% en el mercado laboral gaditano y del que se derivan 30.000 puestos de trabajo en la provincia.
 En dicho enjambre superlativo, los traficantes se las apañan para pasar la mercancía camuflada en todo tipo de maniobras de despiste, incluso para el escáner camuflado en un camión que tiene la Guardia Civil en el puerto.
Los agentes se exponen a sus dosis de radiación permanente, advirtiendo al visitante del peligro.
Lisardo Capote y Miguel Ángel Pin, responsables de aduanas, están contentos.
 En estos días han descubierto alijos de 700 kilos de cocaína. Aun así, ya no saben cómo atajarlo. “Hemos registrado mercancías a las que mirábamos y que, a su vez, parecían devolvernos la mirada ellas, retándonos”, afirman.
La droga puede andar en las puertas de los contenedores –un buen truco, porque rompe la barrera psicológica de quien rastrea ya que va directo a la mercancía–, dentro de las piñas agujereadas provenientes de América, África o en plátanos decorativos. Los carteles colombianos, por ejemplo, se las apañan para transportarla al continente vecino y de ahí, por Algeciras, para Europa. “La de los contenedores es la vía más rentable para entrar en la Unión”, afirman los agentes de aduanas.
También podría serlo creativamente para un cine un tanto huérfano de historias incómodas.
 Monzón, una vez más, convencido de que la dureza y el realismo de sus argumentos no ahuyentan al público sino que lo enganchan, se ha involucrado hasta el tuétano en el alumbramiento de El niño.
Daniel Monzón, director de ‘El niño’, en el peñón de Gibraltar, uno de los vértices donde se desarrolla la película. / Claudio Álvarez
Cineasta de historias duras y cruzadas con maestría cristalina –como demuestra en este caso–, que no de estilos rimbombantes ni manierismos epatantes, ha rodado esta nueva película al natural. “En escenarios reales, sin trampas, tanto en Algeciras como en La Línea o en Gibraltar y Marruecos corriendo muchos riesgos allí”, comenta.
Lo ha dado todo por un plano de plantaciones en Ketama y algo que nos dejara el aroma de polvorín que son hoy las inmediaciones de Ceuta y Melilla.
Se ha ganado la complicidad de los barrios más conflictivos de Algeciras. Se ha adentrado también en los pasadizos del Peñón, donde un día se jugaron unas cuantas cartas del espionaje y las telecomunicaciones que resolvieron parte de la Segunda Guerra Mundial y hoy merodean en las casas de apuestas, rodeados por los monos, los evasores de impuestos.
El resultado es un preclaro análisis llevado hacia la cumbre por medio de la ficción
. El cuadro de una de las realidades más complejas, imbricadas e inquietantes que se dan hoy en ese triángulo que une España a Europa y África. El cruce de unos continentes cuyas fronteras entre la delincuencia, la necesidad, la ley y sus resortes resaltan la delicada piel contemporánea de nuestra época.

 

Una de espías y muchas de risa..................................................................................... Tereixa Constenla

Pilar Millán Astray, prolífica autora de comedias y hermana del fundador de la Legión, perteneció a la red que tejió el servicio secreto alemán en Barcelona.

 

La escritora gallega Pilar Millán Astray. / EFE

Pilar Millán Astray (A Coruña 1879-Madrid, 1949) nunca habría dicho que muera la inteligencia.
 O al menos cuesta aventurar lo contrario teniendo en cuenta que la hermana mayor del fundador de la Legión, José Millán Astray y Terreros, escribió cerca de medio centenar de libros, dirigió el Teatro Muñoz Seca de Madrid durante la República y sacó adelante a sus hijos en los años malos de la Primera Guerra Mundial trabajando para el espionaje alemán en Barcelona.
Una circunstancia que destapó el historiador Fernando García Sanz y que detalla en su libro España en la Gran Guerra, publicado este año por Galaxia Gutenberg.
“En el periodo de entreguerras se convirtió en la escritora y, principalmente, comediógrafa más popular del panorama literario español, llegando su fama hasta nuestros días sobre todo por una de sus primeras obras de éxito, La tonta del bote.
 Sin embargo, algo que no cuenta ninguna de sus biografías es que su situación personal durante la guerra llegara a ser tan dura o tan difícil: viuda y con tres hijos, decidió dar un paso adelante y ponerse al servicio de la red de espionaje alemán radicada en Barcelona
. El trabajo era delicado, pero podía conseguir beneficios rápidos y abundantes”, escribe García Sanz.
Los alemanes habían esparcido agentes por los hoteles para controlar la llegada de personajes vitales para sus servicios de información.
 Mujeres como Pilar Millán Astray —culta, elegante y atractiva: véase el retrato de Julio Romero de Torres que ilustró la cubierta de su obra La mercería de la dalia roja— eran el prototipo idóneo para sonsacar datos de interés a políticos y militares de alto rango
. En el hotel Colón, de Barcelona, contactó con el embajador británico en España, sir Arthur Henry Hardinge
. Su relación debió ser lo bastante estrecha para que ella pudiese acceder a su habitación y copiar todos los informes de su cartera.
“Cada vez que realizaba este trabajo, debía entregar los documentos en casa de Manuel Bravo Portillo [comisario que había trabajado en el pasado a las órdenes del padre de Pilar Millán Astray] a Alberto Hornemann, alemán naturalizado español, uno de los principales dirigentes del espionaje alemán y directo colaborador del agregado naval en la Embajada en Madrid, Hans von Krohn.
 A cambio de la entrega de la copia de documentos, Pilar Millán Astray recibía en cada ocasión la importante suma de mil pesetas”, cuenta el historiador.
Cartel de una obra de Millán Astray, con un retrato que le hizo Julio Romero de Torres.
El final de la Gran Guerra coincidió con el despegue de la carrera literaria de Millán Astray, que hasta entonces se había limitado a colaboraciones en prensa.
 Con la novela La hermana Teresa ganó el premio Blanco y Negro en 1919 y, a partir de entonces, se convirtió en una prolífica autora.
Jacinto Benavente detectó en seguida su talento: “Hay en usted una gran dramaturga. Haga una cosa para el teatro”.
 De esta sugerencia salió su primera obra teatral, El rugir del león (1923), inicio de una carrera de éxitos con sainetes y comedias costumbristas como La galana, Una chula de corazón o La tonta del bote, que se representó durante 310 días consecutivos, según Claudia Echazarreta, profesora de la Universidad Autónoma de Baja California Ensenada en México, que investigó a la escritora.
“Sus obras se encontraban en un momento de transición entre lo tradicional y lo moderno en la mujer y responden a esas características: inculcan los valores morales sobre la sociedad y la familia al tiempo que muestran la importancia del papel de la mujer tanto en la economía como en la política”, explica por correo electrónico.
A pesar de la singularidad de su biografía —tanto por su triunfo profesional en tiempos difíciles para las creadoras como sus agallas como espía en tiempos duros para sus hijos—, Millán Astray se mantuvo fiel a los valores conservadores que le inculcaron como joven de la alta sociedad. En 1936 ingresó en la prisión para “damas de España” que el Gobierno republicano organizó en la casa de ejercicios espirituales La Purísima, en Alaquàs (Valencia), por apoyar a los militares sublevados el 18 de julio.
 Aquella experiencia, que compartió con otros grandes apellidos del régimen franquista como Rosario Queipo de Llano, Carmen Primo de Rivera o Pilar Jaraiz Franco, se recogió en el libro Cautivas. 32 meses en las prisiones rojas, en 1940.
  Falleció nueve años más tarde durante el homenaje a una actriz.

Mentes asesinas » El placer de asesinar.................................................... Rebeca Carranco

El celador de Olot se sentía una mujer atrapado en un cuerpo de hombre. Con sus crímenes de ancianos buscaba una satisfacción personal que nunca tuvo en su vida.

Joan Vila, celador en un geriátrico de Olot. / Pere duran

Joan Vila se sentía mujer pero nunca lo dijo. “De pequeño jugaba con muñecas y a las cocinitas, saltaba a la cuerda con las niñas, hacía de mamá... En casa no ha entrado una pelota”, contó a los psiquiatras que le visitaron en prisión.
 De adolescente, solía peinar a sus amigas al estilo del grupo de música de Mecano.
Y ya de adulto, cuando era celador de la residencia geriátrica La Caritat, en Olot (Girona), compraba lacas de uñas para acicalar a las ancianas.
“En mi fantasía siempre me he visto como una mujer, formando una familia, cuidándola”.
 Un secreto que el conocido como celador de Olot, de 49 años, mantuvo consigo hasta que fue detenido por matar a 11 ancianos de la residencia con cócteles de barbitúricos, insulina y productos cáusticos.
Acomplejado, confundido por su orientación sexual, poco adaptado en su pueblo, Castellfollit de la Roca, en el interior de Girona, y con la obsesión de agradar a los demás, Vila se convirtió en un asiduo del diván durante más de dos décadas
. En ese tiempo, ninguno de los especialistas que le trató detectó que tenía delante a un asesino en serie.
Y es que ni es un psicópata, ni tiene problemas para distinguir lo que está bien de lo que está mal ni sufre ningún tipo de desdoblamiento de personalidad que le haya servido como atenuante para explicar por qué envenenó a los ancianos (nueve mujeres y dos hombres).
 Con sus crímenes buscaba la satisfacción que le daba controlar el tránsito de la vida a la muerte, según los peritos psiquiátricos y psicológicos que le examinaron.
Durante 20 años visitó psicólogos y psiquiatras. Ninguno detectó a un futuro asesino en serie
“A los 10 años, me veía una mujer, una mujer que va a la escuela.
 A los 13 o 14, me ponía los tacones o la ropa de mi madre en casa.
 A los 14 años, me veía como una niña.
 Las miraba con sus novios y soñaba que yo tenía uno con moto, que me llevaba a la discoteca, bailaba con él...”, relató a los dos psiquiatras forenses Miguel Ángel Soria y Lluís Borràs, contratados para su defensa, que alegó que Vila quería “ayudar a morir a sus víctimas” sin ser consciente del mal que causaba, y pidió para él 20 años de libertad vigilada
. La tesis que peleó el abogado Carles Monguilod no cuajó y Vila fue condenado a 127 años de prisión, con el agravante de ensañamiento y alevosía en sus asesinatos.
Los psiquiatras sostienen que su identificación con una mujer le causó un “elevado sufrimiento”, una “agonía vital” debido a su “incapacidad para estructurar su sexualidad femenina”.
 Su primer enamoramiento llegó a los 18 años, pero “basado en una fuerte fantasía”, como si fuese una joven.
“Me veía guapa, deseada... Cuando nadie miraba, ponía los pies sobre la moto, como si fuese una chica”, refirió el celador.
 Todavía tardaría 10 años en mantener su primera relación sexual con un hombre (jamás mantuvo relaciones con mujeres).
 En aquella época salía por la noche, acudía a bares de ambiente gay y se refugiaba en un diminuto piso familiar, de 20 metros cuadrados, que poseían en Castelló d‘Empúries, una zona muy turística, que en verano garantizaba el anonimato.
 Pero no logró nunca mantener una relación sentimental larga; la que más, duró tres meses.
Lo que le llevó por primera vez al psiquiatra no fue el amor, sino el cierre de la peluquería Tons Cabell-Moda, que había montado dos años antes en Figueres, y la sensación de fracaso y angustia. Vila sufrió un torbellino de cambios de trabajo (empresa de plásticos, sector textil, hostelería...) y de cursos (quiromasaje, cocina, modisto, masajes, reflexología podal...) y una obsesión que le acompañaría casi para siempre: un temblor de manos, imperceptible para las personas que le conocían.
 Cambió varias veces de psiquiatra, probó con ir únicamente a psicólogos, o una combinación de ambos en los 15 años que tardó en encontrar una profesión estable: el cuidado de ancianos.
Cuando mataba se sentía como un dios que decide sobre la vida y la muerte, según los especialistas
Empezó en Banyoles, en la clínica El Mirador, en mayo de 2005 y ocho meses después dio el salto a La Caritat, que dirigía precisamente uno de sus psicólogos, Joan Sala, que jamás le vio como un peligro para nadie.
 Su perfil responde al de un “inmaduro emocional” que “carece de empatía”, “introvertido, obsesivo con pocas habilidades sociales e interpersonales”, según los informes que constan en el sumario.
 Era un maniático del orden, consumía muchas bebidas energizantes, en ocasiones mezcladas con alcohol y ansiolíticos, comía compulsivamente y tenía una leve depresión.
Vila empezó matando a los ancianos en agosto de 2009 con barbitúricos e insulina para “sentirse bien”, como un “dios” que decide sobre la vida y la muerte, según los especialistas que le trataron en prisión por orden del juez.
 Primero los asesinatos eran espaciados (cada dos o tres meses).
 Pero el ritmo se fue acelerando hasta que cometió sus tres últimos asesinatos en una semana (entre el 12 y el 17 de octubre de 2010) y con un método mucho más cruel: quemó a las ancianas por dentro obligándolas a beber lejía o ácido desincrustante.
 Al inicio buscaba “tener el control”, pero cuando ya no le llenaba “hubo una segunda etapa en la que buscaba la sensación de infringir sufrimiento”, explicó Álvaro Muro, el coordinador de la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica de Cataluña.
 Lo comparó con “tener hambre y buscar comida”. “La subida de endorfinas que produce la sensación de tener poder sobre la vida y la muerte cada vez se busca más y con la repetición se produce menos, por lo que hay que buscar otros métodos para que esa sensación se produzca”, explicó el especialista, para quien La Caritat se convirtió en “el laboratorio de la muerte” de Vila.

Una visión muy distinta a la del celador, que calificó su etapa en el geriátrico como la “más feliz de su vida”.
 “Me sentía muy querido y valorado”, dijo durante el juicio, en el que no pudo reprimir un “¡pobre!” cada vez que el fiscal Enrique Barata le preguntaba por sus víctimas.
“Formaban parte de mi vida, los necesitaba... Eran más que personas, eran mi familia”, dijo.
 Al verlas “agonizar” quiso “ahorrarles sufrimiento y darles paz”, sostuvo el celador, en contra del testimonio de muchos de los familiares de los ancianos, que destacaban su buen estado de salud.
“No pensé que estaba cometiendo un asesinato”, insistió Vila, que incluso asistió al entierro de algunas de sus víctimas, mostrándose afectado.
“Es bondadoso y buena persona con la gente, pero dentro de su privacidad va volviéndose más peligroso hacia los demás”, aseguró Muro
. Tras conocer sus asesinatos, algunas de las palabras de Vila cobraron especial importancia para sus compañeros en la residencia.
 “Qué mala suerte, se me mueren todas a mí”, les dijo tras las últimas muertes. “Se está despidiendo de todo el mundo. Es como si oliera a muerte”, comentó sobre Joan Canal, otra de sus víctimas. Después de ver cómo Sabina Masllorens, a la que abrasó por dentro con cáusticos, se retorcía y expulsaba sangre por la boca, contó a los psicólogos que se fue a casa, se duchó y se puso a ver la tele.
 “No me sentía culpable”, admitió.
 Y aseguró que lo volvería a hacer.

 

EN EL TÚNEL DEL TIEMPO | Albert Boadella “El nacionalismo español no existe”................................ Lola Galán


Albert Boadella, director de los Teatros del Canal, el pasado julio. / álvaro garcía

Albert Boadella (Barcelona, 1943) defiende con entusiasmo el papel desacralizador del teatro.
 El que fuera director durante más de medio siglo, hasta 2012, del grupo catalán Els Joglars, está al frente, desde 2008, de los Teatros del Canal, buque insignia de las artes escénicas de la Comunidad de Madrid. En su amplio despacho de esta sede, Boadella, que vive a caballo entre su casa del Ampurdán y diversos hoteles de la capital española, responde con su habitual franqueza a las preguntas.
¿Va a votar en las próximas elecciones?
Febrero de 1996, vísperas de las elecciones
generales:
Voy a votar al PSC porque soy un convencido socialista.
 Es decir, me gusta ir contra natura, la naturaleza hace a la gente desigual, y no sólo no estoy por aprovecharme de estas diferencias, sino todo lo contrario, estoy por tratar de atenuarlas.
2014:Sí, siempre voto
. Jamás me he abstenido. Más que una obligación como ciudadano, es una contribución personal al colectivo. Si uno se abstiene, no puede decir nada, hay que callar.
¿Sería éste un buen momento para el teatro?Agosto de 1992:
La función que el teatro ha tenido hace 2.000 años, la de ser un rito de la inteligencia donde se pueda clarificar y visualizar el caos, incluso el caos que existe en la mente del espectador, hemos de recuperarla. Y tenemos que evitar el mecenazgo del Estado, que, finalmente, crea un vasallaje.
2014:Si hubiera vivido con los griegos, en la época de Molière, de Shakespeare o del Siglo de Oro, quizá diría que no
. Pero en este momento sí que hay un aspecto muy importante del teatro que es la recuperación del rito directo, frente a la cantidad de medios enlatados que hay.
Todo nos viene por ondas, por píxeles…, por tanto este ritual directo toma una nueva dimensión que no había tenido en la historia. En ese aspecto sí es un buen momento.

¿Cómo ve la evolución del teatro catalán desde 1979?
Diciembre de 1984:Creo que antes era mucho más divertido; claro que siempre existe el peligro de decir que todo iba mejor con la dictadura.
 Ciertamente, había menos público, pero era mucho más apasionado.
 Hoy hay más público, hay más medios, quizá han surgido más iniciativas; pero se ha desarmado pasionalmente al teatro y ha tomado la función de la cultura con mayúsculas, y a mí me cabrea que el teatro sea cultura.
 Me da una sensación museística, de sarcófago; no me gusta estar en el apartado cultural, preferiría que el teatro estuviera en las páginas políticas o de sociedad.
2014:
El teatro catalán arranca en la Transición con muy buen equipaje, porque ha cambiado la forma empresarial de producción
. Los grupos somos nuestros propios empresarios
. Hay un momento de gran expansión.
 Renacen grupos que practican expresiones teatrales muy distintas, pero todo eso acaba cuando pasa a ser más importante lo catalán que lo artístico.
 Y a partir de aquí, esta expansión que tuvo una repercusión muy grande en el conjunto de España se va empequeñeciendo y entramos en un círculo cerrado donde las cosas tienen que ver con lo que llamamos principios fundamentales del movimiento.
 Los que no tienen estos principios, pasan a ser cosas marginales. Es decir, que hay un retroceso en la libertad.
¿Hay que subvencionar el teatro?
Diciembre de 1984:
Pienso que es necesario entender el teatro como una cosa no obligatoriamente ruinosa
. El dinero público ha de invertirse en un proceso de reconversión del teatro; para una política de infraestructura, por ejemplo, que libere a las compañías del peso de disponer de locales. Hay que ir cada vez más a subvencionar menos, si no será trágico.
 Hay que acostumbrar al espectador a que pague lo que en realidad cuesta el teatro
. Prefiero entenderme directamente con el espectador y decirle: “Mire, usted tendrá que pagar el doble, pero tendrá una ventaja, que a mí no me subvenciona nadie y que, por tanto, puedo decir lo que me dé la gana”.
2014:
Es muy difícil decir que no cuando todo está subvencionado.
 Yo soy más partidario de las ventajas fiscales, que tienen una enorme cualidad, y es que son democráticas.
Es decir, si tenemos un IVA reducidísimo, o igual a cero, ese IVA es para toda la gente que hace teatro.
Por tanto, yo sería partidario de cambiar la ley de mecenazgo que hay ahora, que es un auténtico desastre, por una nueva que diera a las empresas la posibilidad de desgravaciones importantes en los temas culturales y al mismo tiempo que el propio Estado tuviera en cuenta estas cuestiones desde el punto de vista fiscal.
 La subvención directa acaba implantando lo que yo llamo el tributo de vasallaje del artista hacia el poder.
Albert Boadella, en 2000. / Paco Elvira (Getty)
Si su objetivo es ir contra el poder, ¿cómo ha podido sobrevivir?
2010, director de los Teatros del Canal de Madrid:
Es cierto que hoy tenemos que tener todos los artistas un alto sentido de la diplomacia, porque se produce una convivencia complicada con los nuevos mecenas, que son las Administraciones públicas.
No siempre es fácil encontrar un equilibrio, no se puede morder constantemente la mano que te da de comer.
De ahí que hayamos intentado siempre ser muy autosuficientes. No hay que olvidar que sólo un 6% de nuestro presupuesto anual es subvencionado.
Por otra parte, no sabríamos hacer una obra sin hacer un reparto de personajes justo. Y ahora casi somos censores de la realidad, porque si la contamos tal cual es, igual no nos creen.
2014:
Se sobrevive gracias al público.
Cuando uno hace un producto que seduce a una clientela, por hablar en términos comerciales, pues es difícil que no tenga éxito.
 Yo pasé 52 años dirigiendo Els Joglars.
 Teníamos una subvención muy baja, pero llenábamos los teatros y era el público el que nos pagaba y eso te daba libertad.
 Claro, el público condiciona mucho también.
 De hecho, es el peligro más grande para la libertad del artista. En una sala de teatro es muy fácil reírse de los que están fuera, pero es mucho más complicado satirizar a los que están dentro.
 El público se vuelve adicto a lo que haces y si cambias te puede abandonar.
 Yo lo sé bien porque a mí me ocurrió en Cataluña. Me enfrenté a una sociedad y lo pagué con mi destierro
. Pero es el precio de la libertad. Ahora el 90% de los artistas están de acuerdo todos en lo mismo, ellos y el público.
 Eso lo encuentro trágico.
 No hay ningún artista que defienda el orden público, por ejemplo
. Luego hay un problema de libertad, del artista que no quiere enfrentarse a su propio público.

¿Le agobia más el nacionalismo catalán que el español?
Julio de 1999:
Hoy, sí. Tenemos un himno nacional que no tiene letra. ¿Cabe mayor civilización?
2014:
El nacionalismo español no existe, es una cosa residual.
 Al que lleva el escudo de España en el coche le llaman facha.
 En cambio, hay una emergencia de estos nacionalismos periféricos, el catalán y el vasco.
 Yo creo que lo que ha emergido tiene que ver con lo que sucede en Europa.
 Emerge el mundo reaccionario, esa vinculación con la tierra, la insolidaridad como elemento esencial.
 Lo estamos viendo con Le Pen, con los holandeses…, el nacionalismo forma parte de esta misma corriente.
 Lo paradójico es que la gente piense que el nacionalismo catalán es de izquierdas.
Si algo define a la izquierda es esa idea de solidaridad plurinacional.
La posición nacionalista es enormemente reaccionaria.
!!Ayyy Boadella, sencillamente, quién te ha visto y quién te ve!!!!!

30 ago 2014

Mágnifica Película, no te la pierdas hay veces que te ries y otras ves como es de drámatico vivir en ese lugar, o eres narco, y fuerte, corrupto o incluso eres un niño que se atreve con todo y que ojos y que morritos....

El Niño


Película: El Niño. Dirección: Daniel Monzón. Países: España y Francia. Año: 2014. Duración: 130 min. Género: Thriller. Interpretación: Luis Tosar (Jesús), Jesús Castro (El Niño), Sergi López (Vicente), Ian McShane (El Inglés), Bárbara Lennie (Eva), Eduard Fernández (Sergio), Jesús Carroza (El Compi), Said Chatiby (Halil), Mariam Bachir (Amina). Guion: Jorge Guerricaechevarría y Daniel Monzón. Producción: Álvaro Augustin, Ghislain Barrois, Javier Ugarte y Edmon Roch. Música: Roque Baños.  Fotografía: Carles Gusi. Montaje: Mapa Pastor. Dirección artística: Antón Laguna. Vestuario: Tatiana Hernández. Distribuidora: Hispano FoxfilmEstreno en España: 29 Agosto 2014. Calificación por edades: No recomendada para menores de 16 años.

EL NIÑO.....Película

Título original
El Niño
Año
2014
Duración
130 min.
País
 España
Director
Daniel Monzón
Guión
Daniel Monzón, Jorge Guerricaechevarría
Música
Roque Baños
Fotografía
Carles Gusi
Reparto
Luis Tosar, Jesús Castro, Eduard Fernández, Sergi López, Bárbara Lennie, Ian McShane, Luis Motilla, Jesús Carroza, Moussa Maaskri, Mariem Bachir, Saed Chatiby, José Manuel Poga
Productora
Ikiru Films / La Ferme! Productions / Maestranza Films / Telecinco Cinema / StudioCanal
Género
Thriller. Acción. Drama | Drogas. Policíaco
Web oficial
http://www.elniñolapelicula.es/
Sinopsis
Dos adolescentes, El Niño y El Compi, quieren iniciarse en el mundo del narcotráfico en el estrecho de Gibraltar.
 Riesgo, adrenalina y dinero al alcance de cualquiera capaz de atravesar esa distancia en una lancha cargada de hachís volando sobre las olas. Por su parte Jesús y Eva son dos agentes de Policía antidroga que llevan años tratando de demostrar que la ruta del hachís es ahora uno de los principales coladeros de la cocaína en Europa. Su objetivo es El Inglés, el hombre que mueve los hilos desde Gibraltar, su base de operaciones.
 La violencia creciente de las advertencias que reciben les indica que sus pasos van por buen camino.


 Los destinos de estos personajes a ambos lados de la ley terminan por cruzarse para descubrir que el enfrentamiento de sus respectivos mundos era más peligroso, complejo y moralmente ambiguo de lo que hubieran imaginado. (FILMAFFINITY)

Ni Sandra ni Christine................................................................................................ Boris Izaguirre


Carmen Cervera (con sombrero), a bordo de su embarcación el pasado julio. / EUROPA PRESS

A pesar de que el yate Fortuna ya no surca las cálidas aguas de Mallorca, el verano no podía terminar sin una acción naval trascendente
. En una muestra de su empeño y eficacia, agentes de Hacienda y de la Guardia Civil, a finales de julio, efectuaron, sin víctimas mortales, un abordaje al MataMua, la artística embarcación propiedad de Carmen Cervera, que se orquestó como una “visita” que recordó una escena cumbre de la película El lobo de Wall Street.
La operación fue realizada en hora punta en el puerto de Ibiza, delante de los turistas que fotografían la embarcación como si fuera la Victoria de Samotracia
. Porque a Hacienda le fascinan estas puestas en escena para meternos miedo.
 La baronesa, la más importante mecenas de España, molesta por el incidente, escribió una carta al presidente Rajoy
. En su entorno, tras este verano azul que incluyó la reunificación familiar con Borja y Blanca, se dijo que el espectáculo fue bochornoso.
 Poco después, Tita anunció que se marchaba a Lugano, donde tiene su residencia y su residencia fiscal
. Hacienda ha explicado que solo quiere saber si pasa allí el tiempo exacto para ser considerada residente.
Pero lo que seguramente consiga es que Tita engorde la lista de españoles que abandonan nuestro país por la falta de modales del fisco.
Tampoco ha sido una buena semana para otras grandes damas. Christine Lagarde, la chaperona de las finanzas internacionales, ha sido acusada de corrupción por la justicia francesa que la culpa de haber participado en un arbitraje compensatorio al empresario Bernard Tapie tras la confiscación de la empresa deportiva Adidas. La millonaria compensación se habría hecho con fondos públicos cuando Lagarde era ministra de Economía.
 O sea, el típico trapicheo entre “amigos” poderosos.
A la justicia francesa esto no le ha parecido de recibo pero a nosotros, ay, a nosotros que hemos visto de todo en la familia Pujol, en la familia del Partido Popular y en la familia del PSOE andaluz y hasta en la Familia Real, lo que de verdad nos calza es Adidas. ¡La histórica zapatilla europea!
 Desde Cristiano Ronaldo, con su nueva zapatilla verde galáctico, pasando por Mariano Rajoy durante su trote con Angela Merkel en el camino de Santiago, sin olvidarnos de Fidel Castro y Hugo Chávez que se reunían para planificar el socialismo de este siglo vestidos con chándales y chancletas de Adidas.
 Este escándalo, podría posicionar, otra vez, en ridículo al Fondo Monetario Internacional, que es una meta francamente peligrosa para sus presidentes. Rodrigo Rato salió corriendo de allí mientras, ese hombre insaciable, Dominique Strauss Kahn perseguía a las camareras por los hoteles.
Ahora le toca a Christine Lagarde
. Una señora que ha roto moldes. Delgada (sigue dieta rica en alcalinos y apartada de cualquier comida procesada), enemiga de la falda y defensora del pelo sin teñir, en este siglo esclavo del tinte. Ante la acusación de corrupción, declaró con los brazos cruzados que no piensa dimitir.
¡Esa es mi Lagarde! Más que una directora, su aspecto es el de una sheriff de Johnny Guitar.
Así, inamovible, estuvo declarando más de 15 horas con poquísimo maquillaje, alhajas de oro blanco y americana, en todo momento dejó muy claro que a ella no le gustan ni los colorines ni las etiquetas que le ponen otros.
Siempre dentro de la zona euro, este agosto que acaba, hemos visto florecer la declaración pública de la homosexualidad femenina
. A nuestra Miss España se le ha unido Miss Irlanda.
 La declaración se hace a través de imágenes, no se emplea la palabra lesbiana. ¿Por qué? ¿Sigue teniendo mala prensa? Ya desde los tiempos de Greta Garbo y Marlene Dietrich había ese rechazo no reconocido hacia la palabra “lesbiana”, que hoy en día se mantiene.
Es solo una palabra más. “Es que sonaba como a aspirina”, me comenta una cantante de boleros muy apreciada en el mundo lésbico de Miami. ¿De verdad? A mí me parece muy bonita
. ¿Qué diferencia hay entre decir soy lesbiana a soy gay? “Las mujeres homosexuales se pueden sentir doblemente heridas, por mujeres y por homosexuales, por eso las misses prefieren que sean las imágenes las que hablen por ellas”, me explica la cantante.
Quizás por esa coincidencia, Sandra Barneda, la presentadora del programa Hable con ellas, se desmarcó este lunes con un discurso sobre el final de los armarios, el orgullo, el amor y el no creer en las etiquetas:
“No creo en etiquetas, creo en las personas”, dijo. Y en eso coincide con Christine Lagarde.
Telecinco envió el vídeo a una serie de colaboradores para que apoyáramos a Barneda. Pero sinceramente había tantos elementos en el sermón de Sandra que no supe a cuál apoyar.
 Por faltar algo, eché en falta una mención a las primas de riesgo, de las que nadie habla ahora
. Mi marido me confesó que tuvo que verlo dos veces. “Yo entendí que estaba asumiendo públicamente su bisexualidad”, confesó. Para muchos el discurso de Barneda, aunque funcionó bien a nivel de audiencia, fue emocional pero insuficiente.
 “Si vas a reivindicar, tienes que decirlo todo lo claro posible”, señaló una conocida militante. Por eso, la próxima vez hay que intentar hacerlo con más humor.
Porque en el fondo ya nada es tan serio. Ni la sexualidad, ni hacienda, ni el FMI. Ni siquiera Adidas.

MÁS ALLÁ DE LA BELLEZA » La verás condenada al éxito............................................


La actriz Adriana Ugarte, retratada por Jordi Socías.

El caldo de cultivo que convirtió a Adriana Ugarte en una excelente actriz puede que estuviera formado por una memoria familiar.
 Adriana es sobrina nieta de Eduardo Ugarte, un escritor, escenógrafo, guionista, director de cine, amigo y colaborador de Luis Buñuel y de García Lorca, casado con una hija de Carlos Arniches, fundador de la Alianza de Intelectuales Antifascistas durante la guerra, exiliado y muerto en México. En casa de Adriana puede que hubiera sobre algún aparador una foto enmarcada en la que Lorca y Ugarte aparecen con mono de trabajo al pie de un camión de La Barraca, cargado con decorados, cuando iban por los pueblos de España representando el teatro clásico.
La cultura y la educación se adquieren por inmersión.
Un gen de primera calidad, cultivado en el ambiente de la Residencia de Estudiantes, indujo a la niña Adriana a creer que la cultura es un postre que se degusta solo con la conversación inteligente, llena de referencias, recuerdos y experiencias literarias y artísticas.
 Al final imaginas que Tolstoi o John Ford son unos lejanos parientes que cualquier día encontrarás compartiendo ese postre en la sobremesa.
El padre de Adriana es magistrado, la madre abogada y escritora, el hermano músico y abogado.
 Ella de niña era la pequeña payasa inevitable en las fiestas familiares, la encargada de recitar algún poema en un cumpleaños, que iba creciendo muy desenvuelta e inquieta, pero sin romper un plato. Aún hoy, en medio de la locura del éxito y de la fama, esta actriz siempre parece bascular entre la quinta marcha y el freno de mano.
 La buena educación le impide pasarse de la raya, hacer el ridículo o cometer cualquier torpeza. Como toda adolescente que se cría en el exclusivo coto de una minoría selecta orteguiana, alumna del colegio del Pilar, hizo lo que le correspondía: aprender piano, danza, flamenco, inglés, canto, interpretación y sacar buenas notas para desembocar en la universidad.
 Adriana se matriculó en Filosofía y Letras, pero frente al horizonte severo de la licenciatura de Filología Germánica que se cernía sobre ella como una amenaza, se iban imponiendo los fantasmas delicuescentes de la farándula con el don de la bohemia.
 Su llegada al mundo del cine fue un hecho tan natural como el cántaro que va a la fuente sin tener que romperse.
 En este caso no hubo quebrantos ni graves distorsiones familiares. “Si te gusta, adelante. Cuando te canses o te des cuenta de que ser una buena actriz te exige demasiado esfuerzo, o simplemente descubres que no tienes talento, lo dejas y te haces filóloga”, le dijeron en casa.
En medio de la locura del éxito, esta actriz siempre parece bascular entre la quinta marcha y el freno de mano
Así se fabrica una criatura libre.
 Todo es cuestión de suerte, por ejemplo, haber nacido en 1985 cuando en la sociedad española apenas quedaban adherencias de la oscuridad del franquismo.
 Despertar a los sentidos en medio de la libertad que te ha sido regalada sin esfuerzo por tu parte te libera el alma de cualquier mácula de culpa y te hace a la vez inocente y desinhibida.
 En nuestro país los adolescentes cruzaron el paralelo del segundo milenio sin más terrores que los propios de la pubertad.
 Los sueños felices de una economía enloquecida, que aún no había reventado las costuras, fueron iluminados por las Torres Gemelas ardiendo. Los jóvenes no necesitaban de ninguna movida para reconocerse
. La naturalidad, la audacia y la gracia irresponsable eran los regalos de la vida. La ascética consistía en machacarse en el gimnasio; y el máximo placer, amarse entre dos coches aparcados en la madrugada del sábado.
Adriana debutó a los 16 años en Mala Espina, un corto de Belén Macías. Su primer largometraje, Cabeza de perro, lo rodó con 20 años y fue nominada para los premios Goya como actriz revelación. En las películas Castillos de cartón, Lo contrario del amor y Combustión, su talento comenzó a ser públicamente reconocido, pero el caso de Adriana Ugarte es singular: por un lado era secretamente admirada como una actriz de culto y de pronto se produjo la explosión popular a través de la televisión.
Hasta no hace mucho en el mundo del espectáculo regía un principio nefasto
. La televisión recogía el final de la vida de actores acabados.
 Aunque se tratara de un bodrio humillante ellos lo aceptaban como un modo de subsistencia. Hoy las series de televisión miden el verdadero talento de los artistas.
 La pequeña pantalla los descubre, los consagra y el cine se deja premiar después por su fama. Adriana Ugarte es un paradigma estelar del nuevo sistema.
 Sus papeles de protagonista en dos series famosas de televisión, La señora y El tiempo entre costuras, han hecho de esta actriz un ejemplo de cómo el talento no se puede esconder y acaba por imponerse y hacer olvidar todo lo demás.
Puede que la fama llegue a inundarla, pero Adriana Ugarte no será de esas actrices que flotan porque están vacías.
 Da la sensación de que en último extremo siempre encontrará, dentro o fuera, algo muy firme en que agarrarse.

Alonso se anticipa a Raúl y Casillas.............................................. José Sámano


Xabi Alonso, en su comparecencia de despedida. / ANDREA COMAS (REUTERS)

El fútbol también echa sus pelillos a la mar.
 Ahí está Cesc, en brazos de Mourinho, del que se llevó algún que otro puntapié en la tormenta de clásicos
. Y Xabi Alonso, demonizado por el barcelonismo tras aquellas grescas y ahora de romance en Múnich con Guardiola.
Cosas del fútbol, donde se rasgan las camisetas con la misma facilidad que brotan repentinos flechazos.
 Señal de que nada debe tomarse muy en serio porque impera lo provisional, y Pep siempre pensó que Alonso es un medio centro idóneo, a su modo, de los que juegan con panorámica y sin acompañante. Pep ve en Alonso un Guardiola mozo y un Busquets, lo demás son zarandajas
. Los amores van y vienen, y Alonso, que se conoce como pocos el tinglado, sabe que en el Real Madrid de estos tiempos conviene despedirse uno mismo y antes de tiempo.
 Y Alonso no habrá pasado por alto el recuerdo de Del Bosque, Raúl o Hierro, que se tuvieron que ir por la gatera tras tocar el cielo; o el presente del propio Iker Casillas, un símbolo puesto en la diana. Xabi es de los que se las huelen todas, más en un club donde tanto se pregona el agarro sentimental como se inocula el desgarro.
Cumplida la misión no hay más nombre propio que invocar el del Real Madrid por boca del presidente.
Olvidadas las viejas rencillas de los clásicos más ácidos que se pueden rebobinar, de alguna manera, indirectamente, la salida de Alonso del Madrid tiene mucho que ver con la marcha de Mourinho un año antes.
 Sin el técnico portugués, que tenía todos los poderes imaginables, las altas y bajas ya solo son asunto del presidente, Florentino Pérez, que gobierna la caja por obligación y la secretaría técnica por devoción.
Se ve con ojo de mánager y el entrenador de turno (Mou fue un paréntesis) se debe tanto al dirigente Pérez como al fichador Florentino.
 Circunstancia, conviene subrayarlo rápido, con la que el Real Madrid conquistó la Novena y la Décima, así que no se puede desdeñar, por ilógica que parezca.

A Florentino siempre le gustó Khedira, un año atrás apostó por Illarramendi en su aperturismo español y este verano mundialista le sedujo Kroos
. Entre medias renovó a Xabi Alonso el pasado mes de enero y el club batalló y se dejó los huesos en los comités europeos para que el tolosarra pudiera disputar la final de la Champions y recientemente la Supercopa de Europa.
 Síntoma de la extraordinaria relevancia de un jugador capital. Indiscutible para Pellegrini, Mou y Ancelotti, se supone que determinante para el presidente que le renovó con 32 años y no tan palmario para el Florentino que le ha ido fichando relevo tras relevo.
 No es que el dirigente deseara la salida de Alonso, pero sí que las decisiones del club la han podido precipitar. ¿Cómo explicar si no que haya influido más la motivación exterior del Bayern que la interior del propio Madrid? El mando del Madrid da por amortizado al muy visto Alonso y se ahorra unos 20 millones de ficha, una tercera parte de la increíble diferencia entre James (80) y Kroos (¡20!), que son la modernidad. Eso dicen… hasta el próximo verano.
La lógica de Ancelotti ha vuelto a quedar sometida por el vaivén institucional.
 Nadie como el italiano para valorar a Xabi, en el que se ve reflejado en sus tiempos de futbolista. El técnico contaba con él como pieza clave en el eje, tanto por su indiscutible calidad como por su renuncia a la selección, lo que le permitiría cuidar mejor su magullada carrocería y dar respiro a los que se mantienen como internacionales.
 De titular frecuente y titularísimo en las ocasiones de gala, el entrenador veía al guipuzcoano al mando, con Kroos y Modric de volantes una vez que dio por perdido a Di María, la pieza con la que el pasado curso logró el engrase definitivo del medio campo.
Al saber que el Fideo se sentía desairado, el Madrid se deslumbró con la actuación de James en Brasil, pero el colombiano nada tiene que ver con el argentino, sus perfiles futbolísticos son opuestos: Di María cubre un latifundio, James, que apunta muy alto, frota la lámpara en distancias cortas.
 Con Kroos, más cuajado, y el colombiano en la obligada titularidad, sumados a CR, Bale y Benzema, a Ancelotti solo le resta lugar para otro centrocampista natural.
Alonso, Alves y Cesc, en cuartos de la Copa del Rey 2012. / Reuters
Quizá ese condicionante táctico fuera el motivo principal para la decisión de Alonso, como él sostuvo ayer, pero ha tenido su peso. ç
Para Xabi hubiera sido otro gran reto, algo que jamás le ha asustado en su fabulosa trayectoria, en una carrera en la que tomó el mando de la Real cuando era un juvenil, se atrevió a tirar de galones en el Liverpool cuando en la Premier los extranjeros aún se miraban con desconfianza, no tembló al llegar a todo un Real Madrid y se abrió paso con Luis Aragonés en aquella España en la que irrumpió como secundario
. Alonso explicó ayer que tras la Décima sintió que llegaba un nuevo ciclo, pero no aclaró por qué no se puso en el mercado hasta recibir una llamada de Guardiola hace solo unos días, a punto de cerrarse el bazar.
Cabe interpretar que entre el desafío de pelear por mantenerse donde ya hizo cumbre en Lisboa y el órdago personal por encajar en otro gigante como el Bayern le haya hecho decantarse.
 No sería la primera vez que en este Madrid el éxito pasa factura en los despachos, porque el triunfo se interpreta como un éxito de la cúpula, lo que refuerza la idea de que en el campo nadie es imprescindible.
Lo ha percibido Alonso, un grande al que le van las aventuras mayúsculas.
 Cinco años se concedió en Anfield y otros cinco en Chamartín. Le toca el Bayern y la posibilidad de retirarse con una Copa de Europa ganada en tres de los cuatro clubes con más títulos (el otro es el Milan).
 En su cruce de caminos le toca medirse con Kroos desde la distancia y atreverse con otro curioso pulso: el medio campo más español del campeón alemán (Alonso/Thiago) frente al eje más germano del Madrid (Kroos/Khedira).
 Y, por si fuera poco, contrastar la cátedra de Guardiola con la de Mourinho
. Una forma de conjugar el pasado con el futuro inminente.
 Como bien dijo ayer el propio Alonso: “Cosas del fútbol”. Pues eso, pelillos a la mar, porque lo que importa es que Xabi siempre ha sido un grande para los más grandes
. Lo supieron el Liverpool, el Madrid y España.
 Y no por capricho lo intuye el Bayern. Xabi aún es mucho Xabi y quiere estimularse antes de que se lo trague de mala manera la Décima, como les ocurrió a otros con la Séptima, la Octava y la Novena. Mucha y merecida suerte.

29 ago 2014

Lope entra en la casa de Shakespeare...................................................................... Elsa Fernández-Santos


El teatro Globe de Londres.

La emoción está servida: cuando el próximo lunes suba el telón del Globe Theater de Londres, casa y salvaguarda de su mayor gloria nacional, William Shakespeare, no se escucharán sobre el escenario las palabras y la lengua del Bardo de Stratford-upon-Avon, sino el verso castellano de un genio continental:
 Lope de Vega. Jamás la obra de un autor español había pisado la célebre institución británica, solo en contadas ocasiones lo han hecho autores ajenos a la órbita shakesperiana, “y desde luego nunca un autor clásico de otra gran tradición”, afirma Dominic Dromgoole, director artístico del teatro y principal impulsor de la aventura.
La compañía madrileña Fundación Siglo de Oro es la elegida para el simbólico reto.
 “Para nosotros el Globe era uno de esos referentes que uno cree lejanos e inalcanzables”, asegura Rodrigo Arribas, fundador junto a Alejandra Sáenz de la compañía y unos de sus actores principales. “Supongo que nos sentimos como un futbolista cuando pisa por primera vez el Bernabéu o Maracaná. Tocar algo que nunca soñaste que sucedería”.
Curtida desde hace una década en el estudio y representación del teatro barroco español, la Fundación Siglo de Oro llamó la atención de la directiva del Globe en 2012, cuando su equipo directivo rastreaba el mundo en busca de compañías de teatro para participar en las llamadas Olimpiadas Culturales de Londres
. La agrupación madrileña fue seleccionada entonces para un proyecto internacional que consistía en representar las 34 obras de Shakespeare por otras tantas compañías extranjeras
. A ellos les encargaron la tarea de llevar a escena Enrique VIII (por el protagonismo que tiene Catalina de Aragón) y, a todas luces, dejaron huella.
Casi dos años después, el grupo vuelve al Globe, pero con la obra crepuscular de un autor que se conocen al dedillo. El castigo sin venganza, única obra inequívocamente trágica que firmó el prolífico padre de El perro del hortelano, llevará al corazón de Shakespeare ese pulso entre deseo y deber, entre honor y amor y entre razón y corazón que mueve la fatal historia del poderoso Duque de Ferrara y de su joven hijo bastardo Federico, enamorado sin remedio de su madrastra Casandra.
Rodrigo Arribas, actor y cofundador de la Fundación Siglo de Oro en 'El castigo sin venganza' de Lope de Vega.
Sin realidades maniqueas, sin buenos ni malos, como en Shakespeare, Lope concentra toda la complejidad humana sobre una simple tabla de madera. “Lope se pone serio y lleva al extremo uno de sus temas recurrentes: el amor imposible”, apunta Ernesto Arias, director del montaje. “Plantea una relación incestuosa que en aquella época era un tabú absoluto y lo hace sin ofrecer soluciones y sin señalar a ningún personaje”.
“Lope es muy admirado y querido en Reino Unido, pero nos interesaba sobre todo porque tiene muchas similitudes con Shakespeare”, explica Dominic Dromgoole. “Es la primera vez que un dramaturgo extranjero se representa aquí, abrimos la mano con alguna tragedia griega y con algún autor moderno británico, o con obras de Shakespeare reinterpretadas por otras culturas, pero desde luego jamás un autor clásico de otra gran tradición.
 Pero existe una correspondencia histórica entre Shakespeare y Lope que es importante para nosotros porque, de diferentes maneras, les hermana su perfil salvaje y apasionado.
 Les une también su manera de dirigirse al público, esa enorme ambición a la hora de abordar las historias que querían contar.
Son grandes retratistas de la sociedad en todo su espectro: la clase alta, la media y la baja caben en una misma mano”.
Esto es importante para nosotros, pero también los es para el teatro español, para la cultura española y sobre todo para nuestro idioma”, afirma Rodrigo Arribas
Con todo el acento puesto en el actor y en la palabra, la Fundación Siglo de Oro se caracteriza por la fidelidad en sus adaptaciones. “El Globe tiene una serie de exigencias, como la falta de iluminación y de escenografía, que se adaptan muy bien a nuestra propuesta”, señala Rodrigo Arribas, cuya compañía, que ha crecido sin ayuda de organismos públicos, se encargará el próximo octubre de la primera lectura dramatizada del recién descubierto inédito de Lope de Vega Mujeres y criados.
“En este tipo de representaciones, lo que no se verbaliza no existe”, explica Ernesto Arias. “El Globe [se trata de una reconstrucción fiel del original] es un teatro enorme, al aire libre, pensado para 1.400 personas, en la época 800 de esos espectadores estaban de pie, y lo que no se escuchaba directamente no existía.
 Es, para entendernos, esa tradición en la que que cuando un personaje dice ‘muero’, otro responde ‘muere’ y un tercero grita: ‘ha muerto’. Los actores irrumpen en escena hablando o anunciados por alguien.
 Todo, absolutamente todo, se mide por la palabra. El Globe mantiene esa tradición a cuyo espíritu se ajusta muy bien El castigo sin venganza”.
Que la palabra de Lope cruce las puertas de un teatro que representa la palabra de Shakespeare es para la compañía Siglo de Oro un éxito que trasciende su trabajo.
 “Esto es importante para nosotros, pero también los es para el teatro español, para la cultura española y sobre todo para nuestro idioma”.
¿Y cómo hubiera resuelto Shakespeare el drama de Lope? A Dominic Dromgoole le divierte el juego, pero sin apostar por una solución: “No tengo idea porque pese a sus coincidencias sus diferencias son enormes y muy importantes.
 Y sobre todo lo que le preocupaba al público de Lope no tenía nada que ver con lo que le preocupaba al de Shakespeare
. Creo que por ese motivo nunca hubiesen llegado al mismo lugar ni quizá se hubieran planteado de la misma manera el mismo conflicto”.
Un conflicto que el lunes encarnarán actores que hacen orgánicos los textos, que saben de musicalidad y de contar una historia.
 Detrás, un patrimonio único: Lope se inspiró en una novela de Matteo Bandello basada en un suceso real ocurrido en la Italia del Renacimiento.
 Ya viejo, se sentía amenazado por los seguidores de Góngora (su rival) y por la llegada de nuevos dramaturgos como Calderón.
 De ese miedo, nace su venganza: una obra sobre el deseo de revancha.
Un poderoso despechado, un amor imposible y la muerte como salida pero jamás como solución
. El padre enfrentado al amor y la piedad paterna que, sin posibilidad de redención, se agarra a las justificaciones del hombre humillado:
“Seré padre y no marido / dando la justicia santa / a un pecado sin vergüenza / a un castigo sin venganza... castigarle no es vengarme / ni se venga el que castiga”. Y de fondo, la sabiduría del teatro, ese espejo que Lope, como Shakespeare, celebra como universal metáfora de la mentira como única verdad capaz de desenmascarar el alma humana.