31 may 2010
El ataque de Israel a la flotilla humanitaria, minuto a minuto
http://periodismohumano.com/en-conflicto/la-llegada-de-la-flota-humanitaria-que-desafia-el-boqueo-de-israel-en-directo.html
La Desigual Batalla
La desigual batalla
Lo primero que salta a la vista de ese gravísimo incidente habido cerca de Gaza, en aguas internacionales, es la desigualdad de la supuesta batalla, pues un ejército, el israelí, ha dispuesto sus fuerzas contra un barco de cooperantes en el que es difícil imaginar batallones como aquellos de los que disponen sus atacantes. El resultado del encontronazo es terrible, dieciséis muertos, y al menos sesenta heridos. Ahora vendrán las discusiones sobre los detalles técnicos, o burocráticos, de ese ataque, sobre las circunstancias en las que iban los cooperantes, y todo será una bruma sobre la realidad de las muertes y sobre la realidad de la situación palestina en esa zona del mundo. Hay tres españoles entre los cooperantes. Estoy escuchando en la radio a uno de sus portavoces; dice que en el barco de los voluntarios no había arma alguna. La tensión va a aumentar. La paz se aleja, la guerra está en el alma de ese conflicto, y este ataque de anoche simboliza, una vez más, su virulencia, su complicadísimo final, y sobre todo la desigualdad naturaleza de los que están en los dos lados de la ya casi eterna batalla.
Juan Cruz
Lo primero que salta a la vista de ese gravísimo incidente habido cerca de Gaza, en aguas internacionales, es la desigualdad de la supuesta batalla, pues un ejército, el israelí, ha dispuesto sus fuerzas contra un barco de cooperantes en el que es difícil imaginar batallones como aquellos de los que disponen sus atacantes. El resultado del encontronazo es terrible, dieciséis muertos, y al menos sesenta heridos. Ahora vendrán las discusiones sobre los detalles técnicos, o burocráticos, de ese ataque, sobre las circunstancias en las que iban los cooperantes, y todo será una bruma sobre la realidad de las muertes y sobre la realidad de la situación palestina en esa zona del mundo. Hay tres españoles entre los cooperantes. Estoy escuchando en la radio a uno de sus portavoces; dice que en el barco de los voluntarios no había arma alguna. La tensión va a aumentar. La paz se aleja, la guerra está en el alma de ese conflicto, y este ataque de anoche simboliza, una vez más, su virulencia, su complicadísimo final, y sobre todo la desigualdad naturaleza de los que están en los dos lados de la ya casi eterna batalla.
Juan Cruz
Los álamos ya crecen a toda máquina.
Los álamos ya crecen a toda máquina. Da goce verlos recortados contra los cielos previos al crepúsculo, un cielo de nimbos oscuros y bordes refulgentes, entre los cuales continúa el azul del día, en la placidez de saber que ya nadie lo mira.
A toda máquina, como si la naturaleza pulsara los émbolos de una energía oceánica primordial.
Los cinamomos empiezan a colgar sus bayas ya doradas, como las suyas las acacias. Hasta el árbol raquítico de la calle enarbola su pequeña bandera verde.
Escribo en la barra, en familia, el lector perenne a un extremo, libro en mano, comentando las leyes del fútbol universales. Da gusto sentirse así. Fa goig..., en armonía con los hombres, indiferente a las féminas que esta tarde fresca echaban a pasear sus mejores posaderas, que se diría que no rozan nada banal ni matérico de este mundo, moldeadas tras un duro invierno.
Da gusto..., sabiéndose uno más en la barra del bar, sin criticar a nadie. Sin sarcasmos para luego.
Las palomas pasaban como a escondidas, avergonzadas y torpes de tan mala prensa urbana, y el desapercibido gorrión valdeaba el aire, en alto los vencejos girando ampliamente y todavía callados, callados de éxtasis venidero.
Fa goig viure i dir que sí.
Jose Carlos Cataño
Pensamos, todo el tiempo, y no sabemos en qué estamos.
Pensamos, todo el tiempo, y no sabemos en qué estamos.
La mente va y viene, se interna a través de cavidades que a nosotros no nos llevarían a ninguna parte, trepa a nubes fantásticas poco antes de que se desvanezcan.
La mente, con su rémora de pensamientos, recupera sin querer un olor, una sensación, un rostro, un desagrado o malestar, y continúa, también sin propósito definido.
De hecho, miramos su deambular como si se tratara de un organismo con entidad propia, vagamente emparentado con nosotros, pero nada más. Brilla porque el sol lo hace; se nubla porque el cielo se cubre de nubes.
Nosotros seguimos a la mente aquella desde lejos. En algún momento regresará, pensamos. En algún momento, quizá, abra su preciado contenido como la flor de la chumbera que se alza en los cascajos.
Seguimos, pero no nos movemos. Y, sin embargo, la observación mental se prolonga por horas y días, por duraciones de tiempo imposible de contabilizar. También con los ojos puestos en la punta del lápiz, mientras dibujamos, hablamos con lo ausente, y no sabemos qué le decimos.
En esto de la mente, y en los pensamientos que acarrea, hay esa mente lejana de la que hablo y hay esta otra que permanece a nuestro lado.
Es una mente doméstica, corporal. Quizá cobarde, asustadiza, sostenida por el temor. Y, sin embargo, gracias a ella seguimos en contacto con la lejana.
La mente a lo lejos, ya lo he dicho, tiene en nosotros una esperanza de retorno. La mente doméstica, pese a su función de médium, nos sigue de cerca, se enreda entre nuestras piernas, y nos hace tropezar.
Nos levanta, y nos recuerda los deberes. La mente lejana es un pájaro de mercurio que atraviesa el sol, sondea los océanos de la noche, palpa las paredes del pasado, aspira con la boca ciega el porvenir.
La mente doméstica, su recua de mil pensamientos intrascendentes, todos ellos advertencias y recordatorios de índole práctica, mantiene nuestra esperanza de que la otra, la del vuelo de fuego, nos recupere y se encarne otra vez en nosotros.
¿Volverá alguna vez la saboreadora de espacios infinitos? ¿Nos quedaremos para siempre con la mente de andar por casa? Ésta no ama porque conoce los ínfimos, banales detalles de nuestra vida. Aquélla... ¿cómo saber, si se acercara hasta nosotros, que no significaremos carne para su desprecio?
Alisio sobre la plaza del Adelantado.
Alisio sobre la plaza del Adelantado.
En esta ciudad nada puede quedar en pie. Por eso es la reina de las nubes que pasan, y de las aguas subterráneas y estancadas.
Enemigos de la memoria, estos castellanos de ínsula. Bárbaros amadores del olvido. Florece la jacaranda de milagro.
Y ahí, donde estuvo mi casa de nacimiento y niñez, donde levantaron después otra estulticia con pretensiones arquitectónicas tan propia del país, han vuelto a demoler el aire y a dejar visible -sí, gracias, mientras dure el momento- las laderas de la colina de San Roque.
"Han derribado otra vez tu casa", me han dicho, con su mejor humor, algunos saludados.
La luna asoma en lo alto de la colina. El mar, inmediatamente detrás, corre hacia el fin de la Corriente de Canarias.
Jose Carlos Cataño.
"nunca olvidaré aquella tarde".
A los tres minutos me reconocieron: "Ay madre mía", dijo África, "nunca olvidaré aquella tarde".
En la barra junto a mí habían tres. Uno yo diría que era conocido y frecuentado de cuando yo pasaba el verano en la proximidad de esta parte de la costa. Cómo pueden envejecer los que son de plástico, gente con aires de gran capital. Hizo, al rato, como un reviro de pensamiento: Chacho, que tarde la de aquel día...
África, y el hombre que me dispensaba en la barra, son del lugar y siguen igual que siempre.
Qué tarde la de aquel día de diciembre, al lado de la fecha en que mi madre murió de asma y niebla, en que morí ahogado en el agua de enfrente.
Sucedió después de vivir, año tras año, en el Camino de Portugal, con M y con V, que aprendió a andar por las cuestas de Taganana con el corral de Armenia y a nadar, al mismo tiempo, en la playa del Roque de las Bodegas, cinco minutos paí pabajo...
Las aguas traían hoy, precisamente, en cuanto me asomé a la baranda, las alegrías de V entre sus primeras olas, todo su nombre completo, sus rizos espléndidos, su desfachatez de niña feliz, la mirada confiada de la madre, que no tardó en hacerse del lugar, haciendo suyo, como si fuera el perfume de siempre entre los sefardíes de Marruecos, la artemisa al mediodía, el rumor de los álamos en la barranquilla que pasaba al lado de nuestra cama alta.
Es curioso, porque siempre que he vuelto, el mar de Taganana ha salido a recibirme, como el cernícalo de esta mañana, quieto en el aire de Almáciga.
El otro día estuve a punto de ser arrastrado por la corriente en Playa Blanca, Fuerteventura, pero aquí, en el Roque de las Bodegas, nunca he sentido miedo. Y eso que no recuerdo cómo sucedió, cómo me rescataron un surfista y una médica amiga del fotógrafo C. S., que me lo dijo con el transcurrir de la vida, yo soy amigo de esa doctora que te salvó. Y siento otra vez aquel ángel hermosamente rubio y de ojos azules como X, que me rompió las costillas para devolverme el pulso.
Son así, para nosotros, los ángeles.
Hubo un momento en que tuve que contener el aliento, alongado al mar de Taganana, para que este mar no tomara pena de mí. Y luego seguí avanzando, chaqueta al hombro, canario blanco, en dirección a Benijo.
Cuando regresaba subiendo por la carretera hacia Taganana, una vez pasado el Roque de las Ánimas, entre las piteras y las andoriñas rasantes salió hasta mi entraña una melodía de esta pobre patria vencida. También tuve que contener el aliento, llenándoseme los ojos de la bruma que siempre hay por El Bailadero jugando con el sol del sur.
Llegué a la casa de mi madre Armenia con la lengua por su lado, tanto pesan las cuestas y ese afán de seguir en la vida. Estaban todos. Y los álamos, y la gloriosa artemisa con su botón de yema.
Viviendo fuera, nadie hay. Y mira que los hay, y que los amamos, y que en ellos, en ella, nos derramamos, pronunciando la lengua la dulzura de esta carne áspera y alejada de no sé qué dicha en los orígenes.
Pero fuera -viviendo en el afuera- somos indemnes a los cambios que se producen en los sitios que fueron los nuestros. Sólo existe, en ese reino apenas nuestro del exilio, el reflejo propio. En el lugar, en el lugar de nuestro nacimiento y lengua del decir, todo son huecos.
Termino de escribir esta entrada con los aires de un pase o desfiles de modelos o señoritas... Ayer o anteayer me lo decía Valdemoro. C. E. P., para nombrarlo de una vez en este espacio.
Está tan cambiada La Laguna que hay pases o desfiles de moda. Yo pensé que se trataba una ironía de las suyas. Y, sin embargo..., estoy escuchando la voz masculina que presenta a las prestigiosas señoritas.
Como aquellos vendedores o feriantes o agentes comerciales que me despertaban, en las inmediaciones de la recoba de La Laguna, al lado de casa, con sus imponderables productos.
El tono es el mismo. Máquina de un afeitar definitivo, papa negra de piel perenne, o afamada señorita por siempre nueva.
Qué patria me tocó. La más pobre y vencida.
30 may 2010
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Esa necesidad de reconocimiento... Después de mucho sin pasar por aquí o por allá, los saludos: "Hacía tiempo que no se le veía..." A veces tomo el camino que sólo yo conozco por detrás de la carretera, cuando bajo hasta Sanllehy. El verdor en medio del abandono es espléndido, y los celajes de nácar cubren hasta el horizonte. Parece en calma el mundo.
Los montones de libros me miran con resignación. Algún día, sí, los subiré a los anaqueles, que antes he de comprar. Y los papeles, los prospectos, las imágenes que -ya no sé cómo- se han atrevido a cruzar el umbral de la entrada.
Es dulce esta melancolía de primavera con los aguaceros, rayos y truenos sobre el mar ayer, pasada la medianoche.
Tendría que estar sonriendo, y lo estoy. El día en que nací no hubo periódicos, puesto que era lunes. El día también en que murió mi madre, lunes de diciembre, atardecer de otoño, fin de una época. ¿Tú mes ves tan extraño como yo a tu vida en la que fue vida mía?
Me enteré ayer, con el regalo de un ejemplar de La Vanguardia del martes 31 de agosto, y con él, seguí atentamente las noticias del día anterior, mientras a mi lado las nubes pasaban a cubrir el mar.
De siempre, por ser no ya lunes sino finales de agosto, mi cumpleaños era para celebrarlo en los trayectos, en la ida o en la vuelta.
Alguna vez, sí, hubo gente, niños como yo jugando en el jardín de casa, frente a la colina de San Roque, junto al barranco que iba hacia el horizonte.
Las nubes pasan con su carga, inagotables, también alegres de que el cielo les haya dado rienda suelta. Salidas de madre, las nubes, en su concilio ecuménico; todas las nubes del mundo han llegado para rozarse sobre la Colina, y a partir de ahí reír de lluvia hasta lo que venga.
Esa necesidad de reconocimiento, entre los mortales como yo, y, sin embargo. Y sin embargo...
Jose Carlos Cataño
Los montones de libros me miran con resignación. Algún día, sí, los subiré a los anaqueles, que antes he de comprar. Y los papeles, los prospectos, las imágenes que -ya no sé cómo- se han atrevido a cruzar el umbral de la entrada.
Es dulce esta melancolía de primavera con los aguaceros, rayos y truenos sobre el mar ayer, pasada la medianoche.
Tendría que estar sonriendo, y lo estoy. El día en que nací no hubo periódicos, puesto que era lunes. El día también en que murió mi madre, lunes de diciembre, atardecer de otoño, fin de una época. ¿Tú mes ves tan extraño como yo a tu vida en la que fue vida mía?
Me enteré ayer, con el regalo de un ejemplar de La Vanguardia del martes 31 de agosto, y con él, seguí atentamente las noticias del día anterior, mientras a mi lado las nubes pasaban a cubrir el mar.
De siempre, por ser no ya lunes sino finales de agosto, mi cumpleaños era para celebrarlo en los trayectos, en la ida o en la vuelta.
Alguna vez, sí, hubo gente, niños como yo jugando en el jardín de casa, frente a la colina de San Roque, junto al barranco que iba hacia el horizonte.
Las nubes pasan con su carga, inagotables, también alegres de que el cielo les haya dado rienda suelta. Salidas de madre, las nubes, en su concilio ecuménico; todas las nubes del mundo han llegado para rozarse sobre la Colina, y a partir de ahí reír de lluvia hasta lo que venga.
Esa necesidad de reconocimiento, entre los mortales como yo, y, sin embargo. Y sin embargo...
Jose Carlos Cataño
Nana de una Isla
Ella había nacido para el mar.
Las curvas de su espalda,
desde muy pequeñita,
tenían cumpleaños de olas.
Se despertaba
con rumores de playa en los costados,
con sus cabellos de alga en las arenas
y el pez de la sonrisa
nadándole los labios.
Crecíase hacia adentro,
hacia sus libertades submarinas,
que tomaban el sol abriéndole los ojos
en tirones de sueños y resacas.
Por la noche soñaba con sirenas.
Un día se fue al mar:
iba llorando soledades.
Una lágrima fue su salvavidas.
De ella tomó volcán, intimidad y contorno.
Y se quedó flotando entre las aguas.
Ahora es una isla que llaman Tenerife.
(Vuelta a la isla, 1968)
A mi sobrina
María de los Ángeles García Soto
Un día habrá una isla
que no sea silencio amordazado.
Que me entierren en ella,
donde mi libertad dé sus rumores
a todos los que pisen sus orillas.
Solo no estoy. Están conmigo siempre
horizontes y manos de esperanza,
aquellos que no cesan
de mirarse la cara en sus heridas,
aquellos que no pierden
el corazón y el rumbo en las tormentas,
los que lloran de rabia
y se tragan el tiempo en carne viva.
Y cuando mis palabras se liberen
del combate en que muero y en que vivo
la alegría del mar le pido a todos
cuantos partan su pan en esa isla
que no sea silencio amordazado.
(1964)
(Las islas en que vivo, 1971)
Islas del despertar
Basta de ser colillas apagadas
del cenicero de los mares.
Ombligos de la sed,
sólo un placer de humanidad nos puede.
Vivimos como ardemos y pensamos,
con nuestro sentimiento de volcanes
y la melancolía de estar solas.
La pirotecnia de un amor de fondo
nos acelera el ir aunque parezca,
de tan veloz, cronómetro parado.
Esperar no es un fin.
Borrón y cuenta nueva a la molicie
de rumiar soledades.
Nuestro malotaje de esperanzas
no oculta el puño de la rebeldía.
Y hemos roto el pijama del silencio.
Ni somos descendientes
de una lengua cortada
ni queremos sudar hiel y vinagre
ni seguir siendo súbditas
de una feria de olvidos.
No deseamos otras pertenencias
que no sean las alas de los vuelos.
(Ojos que no ven, 1977)
Piloto de mi muerte
Cuando el hielo le gane la partida
a la hoguera en que ardo,
cuando ya sea mito mi existencia,
enterradme en los bordes de la mar,
donde sigan las olas defendiendo
la libertad que siempre ha fecundado
la isla de mi cuerpo,
el timón nunca roto
que dio rumbo a mis pasos
y me llenó las venas de horizontes.
Vida tendré mientras mi sueño viva
y su rumor levante mi palabra
desde los pies del agua sin fronteras
hasta las sienes de la eternidad.
A La Mar voy todavía
A la mar voy todavía
A Luis Hernández Alfonso, en Madrid
Dime tú, mar, ahora ¿a qué naranja
he de tender mi frente?
¿Debo arrancar de cuajo tus arenas,
golpear tus rumores,
escupir tus espumas,
matar tus olas de gallina de oro
que sólo ponen huevos de esperanza?
La paz te he suplicado y me la niegas,
mi ternura te ofrezco y no la quieres.
Pero algo he de pedirte todavía:
que no hagas naufragar a mi palabra
ni apagar el amor que la mantiene.
Aún mi mano en la mar, así lo espero.
La Maldad
La maldad
Llegué a la Feria del Libro ayer tarde demasiado temprano y aun no estaban en sus estantes los escritores a los que fui a saludar, así que estuve tomando el fresco, y el sol, y una botella de agua, charlando con la librera Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti. No sé por qué la conversación, en medio de aquella abigarrada muchedumbre, derivó hacia la maldad y la bondad como elementos que hacen girar o avanzar el mundo.
Pero de eso estuvimos hablando, de la maldad a propósito y de la maldad involuntaria, de ese elemento que nos impulsa en un sentido o en otro, que genera la generosidad o la envidia, el odio o el amor; la maldad o la bondad son connaturales al ser humano, no se quitan o se ponen como se pone o se quitan el sol o un catarro, no es el resultado de una maldición o de una bendición; es, simplemente, el resultado de un ejercicio cotidiano de comprensión o de incomprensión, y uno ha de estar preparado si el elemento malo cobra más fuerza que el elemento que nos hace malvados, envidiosos o insolidarios.
De eso hablábamos, y entonces Lola me recomendó que viera una película, La cinta blanca. Y, claro, como ella me ha aconsejado tantos libros buenos y ha acertado, le haré caso e iré a ver esa película. Después de la conversación estuve saludando a mucha gente que estaba en la feria, empezando por Kirmen Uribe, el autor de Bilbao-Nueva York-Bilbao, que tiene en la mirada ese aire de estar recibiendo por primera vez una noticia, y ésta es buena. Junto a él, en la misma caseta de Alberti, estaba Hernán Rivera Letelier, que viene del desierto de Atacama, en Chile, y que aquí ha estado promoviendo, por toda España, su premio Alfaguara. Está entusiasmado porque ha conocido en varias ciudades españolas a lectores que le han mostrado un entusiasmo que se lleva como un regalo. Y se lleva el entusiasmo hoy, pues esta noche viaja a su casa en el desierto.
Escucho desierto y veo el mar, no sé si eso es locura o sólo locura pasajera. Por la noche estuve cenando con Ramiro Pinilla y con Fernando Aramburu, novelistas vascos como Kirmen, de generaciones distintas, Ramiro tiene más de ochenta años, y Fernando tiene 51.
Uno vive en Guecho y otro en Alemania. La feria los junta en Madrid, y aquí estuvimos hablando de la maldad y la bondad en la mirada que hay ahora (desde dentro y desde fuera) sobre este país que un día, hace poco, parecía que iba a ser feliz al menos un rato más. Y ahora no es feliz, pero la conversación fue feliz. Eso le dije a Javier Rioyo, que también estaba, cuando esperábamos un taxi después de la medianoche y la feria estaba a oscuras, como tantas veces la esperanza.
Juan Cruz
Llegué a la Feria del Libro ayer tarde demasiado temprano y aun no estaban en sus estantes los escritores a los que fui a saludar, así que estuve tomando el fresco, y el sol, y una botella de agua, charlando con la librera Lola Larumbe, de la librería Rafael Alberti. No sé por qué la conversación, en medio de aquella abigarrada muchedumbre, derivó hacia la maldad y la bondad como elementos que hacen girar o avanzar el mundo.
Pero de eso estuvimos hablando, de la maldad a propósito y de la maldad involuntaria, de ese elemento que nos impulsa en un sentido o en otro, que genera la generosidad o la envidia, el odio o el amor; la maldad o la bondad son connaturales al ser humano, no se quitan o se ponen como se pone o se quitan el sol o un catarro, no es el resultado de una maldición o de una bendición; es, simplemente, el resultado de un ejercicio cotidiano de comprensión o de incomprensión, y uno ha de estar preparado si el elemento malo cobra más fuerza que el elemento que nos hace malvados, envidiosos o insolidarios.
De eso hablábamos, y entonces Lola me recomendó que viera una película, La cinta blanca. Y, claro, como ella me ha aconsejado tantos libros buenos y ha acertado, le haré caso e iré a ver esa película. Después de la conversación estuve saludando a mucha gente que estaba en la feria, empezando por Kirmen Uribe, el autor de Bilbao-Nueva York-Bilbao, que tiene en la mirada ese aire de estar recibiendo por primera vez una noticia, y ésta es buena. Junto a él, en la misma caseta de Alberti, estaba Hernán Rivera Letelier, que viene del desierto de Atacama, en Chile, y que aquí ha estado promoviendo, por toda España, su premio Alfaguara. Está entusiasmado porque ha conocido en varias ciudades españolas a lectores que le han mostrado un entusiasmo que se lleva como un regalo. Y se lleva el entusiasmo hoy, pues esta noche viaja a su casa en el desierto.
Escucho desierto y veo el mar, no sé si eso es locura o sólo locura pasajera. Por la noche estuve cenando con Ramiro Pinilla y con Fernando Aramburu, novelistas vascos como Kirmen, de generaciones distintas, Ramiro tiene más de ochenta años, y Fernando tiene 51.
Uno vive en Guecho y otro en Alemania. La feria los junta en Madrid, y aquí estuvimos hablando de la maldad y la bondad en la mirada que hay ahora (desde dentro y desde fuera) sobre este país que un día, hace poco, parecía que iba a ser feliz al menos un rato más. Y ahora no es feliz, pero la conversación fue feliz. Eso le dije a Javier Rioyo, que también estaba, cuando esperábamos un taxi después de la medianoche y la feria estaba a oscuras, como tantas veces la esperanza.
Juan Cruz
Gigliola Cinquetti - No tengo edad (En español)
http://www.youtube.com/watch?v=7r87MMSdNug
Hay veces que se piensa que nunca hay una buena edad para Amar y que te amen. y es bonito recordar los amores románticos, y no tengo edad para amarte y no está bien que salgamos los dos.
Hay veces que se piensa que nunca hay una buena edad para Amar y que te amen. y es bonito recordar los amores románticos, y no tengo edad para amarte y no está bien que salgamos los dos.
27 may 2010
No me quites tu risa
Quítame el pan si quieres
quítame el aire, pero
no me quites tu risa.
No me quites la rosa,
la lanza que desgranas,
el agua que de pronto
estalla en tu alegría,
la repentina ola
de planta que te nace.
Mi lucha es dura y vuelo
con los ojos cansados
a veces de haber visto
la tierra que no cambia,
pero al entrar tu risa
sube al cielo buscándome
y abre para mí todas
las puertas de la vida.
Amor mío, en la hora
más oscura desgrana
tu risa, y si de pronto
ves que mi sangre mancha
las piedras de la calle
ríe, porque tu risa
será para mis manos
como una espada fresca.
Junto al mar en otoño,
tu risa debe alzar
su cascada de espuma,
y en primavera, amor,
quiero tu risa como
la flor que yo esperaba,
la flor azul, la rosa
de mi patria sonora.
Ríe de la noche
del día, de la luna,
ríete de las calles
torcidas de la isla,
ríete del torpe
muchacho que te quiere,
pero cuando yo abro
los ojos y los cierro,
cuando mis pasos van,
cuando vuelven mis pasos,
niégame el pan, el aire,
la luz, la primavera,
pero tu risa nunca
porque me moriría.
La Quiebra - Juan Cruz
Tengo una amiga, Carmen Ros, que suele decir, cuando alguien le decepciona, o cuando se decepciona, que se le retira el deseo de seguir. Siento muchas veces esa pulsión, dejar, dejarlo todo, seguir la línea recta (o mareada) de la melancolía, y marcharme, buscar en la playa el rumor que no hallo entre el cemento, ni lo hallaré. Y ahora es uno de esos momentos: la crisis, las discusiones sobre la crisis, la envolvente y asquerosa abundancia del insulto en el ámbito político y en el ámbito social, hacen descender el nivel de exigencia a niveles ínfimos, y estamos nadando ya en aguas que parecen definitivamente turbulentas, aguas mareadas, sucias o rotas, aguas empozadas y envenenadas sobre las que alguien, algunos, ciertas corporaciones, muchos políticos, algunos periodistas también, lanzan su veneno lento, bien dosificado, para que ya sea imposible beber agua fresca.
Ahora hay un debate importantísimo en el Congreso.
Hubo ayer una importante decisión judicial sobre un caso gravísimo de corrupción habido en Valencia (y en otros lugares de España).
Hay, sin duda, una enorme crisis financiera, económica, social y política en este país y en el mundo.
Estamos, quizá, en el peor momento de las generaciones que ahora tenemos entre ochenta y veinte años; la memoria no alcanza otro momento tan infeliz como el que se padece (en los términos económicos y sociales, al menos), aunque es cierto que hay elementos (vivimos en democracia, las prestaciones sociales logradas a lo largo de los años permiten un bienestar que existe aunque esté amenazado) que permiten una esperanza aún latente de que esta crisis sea un túnel desde el que se vislumbra alguna luz de vez en cuando.
Así que vivimos al borde de una quiebra, o vivimos en una quiebra, en un momento que alguna vez será el origen de una pregunta como aquella que se hacía Mario Vargas Llosa en Conversación en la Catedral. ¿Cuándo se jodió todo esto? ¿Y qué podemos hacer para que no se siga jodiendo? Acaso el pesimismo no conduce por buen camino, pero ahora está ganando la partida el pesimismo.
Nos queda la palabra ojalá, que es la otra parte de la frase Con la que está cayendo. Ojalá que no siga cayendo.
Ahora hay un debate importantísimo en el Congreso.
Hubo ayer una importante decisión judicial sobre un caso gravísimo de corrupción habido en Valencia (y en otros lugares de España).
Hay, sin duda, una enorme crisis financiera, económica, social y política en este país y en el mundo.
Estamos, quizá, en el peor momento de las generaciones que ahora tenemos entre ochenta y veinte años; la memoria no alcanza otro momento tan infeliz como el que se padece (en los términos económicos y sociales, al menos), aunque es cierto que hay elementos (vivimos en democracia, las prestaciones sociales logradas a lo largo de los años permiten un bienestar que existe aunque esté amenazado) que permiten una esperanza aún latente de que esta crisis sea un túnel desde el que se vislumbra alguna luz de vez en cuando.
Así que vivimos al borde de una quiebra, o vivimos en una quiebra, en un momento que alguna vez será el origen de una pregunta como aquella que se hacía Mario Vargas Llosa en Conversación en la Catedral. ¿Cuándo se jodió todo esto? ¿Y qué podemos hacer para que no se siga jodiendo? Acaso el pesimismo no conduce por buen camino, pero ahora está ganando la partida el pesimismo.
Nos queda la palabra ojalá, que es la otra parte de la frase Con la que está cayendo. Ojalá que no siga cayendo.
SOMOS NECESARIOS- Maruja Torres
Entre la chulería del primer partido de la oposición y los balbuceos bienintencionados del partido gobernante tiene que existir alguna salida de urgencia mínimamente sensata que nos tranquilice. Porque nos están comunicando su histeria. Tomemos tila.
Recapacitemos. La ira del ciudadano -un sujeto que, en una evaluación de promedio, parece mucho más maduro que sus líderes políticos- también debe calmarse. Pues somos, en estos momentos, más necesarios que nunca. Reflexionemos. Claro que el ambiente no ayuda.
Desde doña Rita Barberá, que tiene -o me lo parece- un plan para doña Sonsoles Espinosa cuando esta deje a su marido, hasta el señor Camps que, poseído por el síndrome de san Isidro, busca capotazos en plaza de toros, pasando por el hecho de que se nos propina el ricino de los reajustes con cuentagotas... Solo entran ganas de gritar: "¡Basta! ¡Que alguien tome las riendas!".
Pero eso sería lo más peligroso. Como venga un salvador, estamos listos. Puedo comprender las vacilaciones del Gobierno. Ni en sus peores sueños contaba el señor Zapatero con que la mala suerte global se le cayera encima. Entiendo menos que el PP se lance a interpretar un guión que tampoco le cuadra, como es el de defender a los más débiles.
Y que lo haga tan obtusamente, poniendo en peligro la estabilidad del país y su credibilidad. Para eso tienen ya a su malasombra itinerante, el señor Aznar. Sin embargo, sepan todos que lo que ningún ciudadano está dispuesto a comprender, y mucho menos a perdonar, es que toda la clase política no se junte para repensar este país. Y eso incluye a quienes gobiernan o están en la oposición, en Madrid, en autonomías, en alcaldías.
A los grandes partidos políticos y a los que no lo son tanto porque les perjudica la ley electoral. Ahora mismo, y aquí mismo, todos somos necesarios. Repiensen el país, cuéntennoslo, pongámonos a ello. Antes de que nos hagamos daño.
Recapacitemos. La ira del ciudadano -un sujeto que, en una evaluación de promedio, parece mucho más maduro que sus líderes políticos- también debe calmarse. Pues somos, en estos momentos, más necesarios que nunca. Reflexionemos. Claro que el ambiente no ayuda.
Desde doña Rita Barberá, que tiene -o me lo parece- un plan para doña Sonsoles Espinosa cuando esta deje a su marido, hasta el señor Camps que, poseído por el síndrome de san Isidro, busca capotazos en plaza de toros, pasando por el hecho de que se nos propina el ricino de los reajustes con cuentagotas... Solo entran ganas de gritar: "¡Basta! ¡Que alguien tome las riendas!".
Pero eso sería lo más peligroso. Como venga un salvador, estamos listos. Puedo comprender las vacilaciones del Gobierno. Ni en sus peores sueños contaba el señor Zapatero con que la mala suerte global se le cayera encima. Entiendo menos que el PP se lance a interpretar un guión que tampoco le cuadra, como es el de defender a los más débiles.
Y que lo haga tan obtusamente, poniendo en peligro la estabilidad del país y su credibilidad. Para eso tienen ya a su malasombra itinerante, el señor Aznar. Sin embargo, sepan todos que lo que ningún ciudadano está dispuesto a comprender, y mucho menos a perdonar, es que toda la clase política no se junte para repensar este país. Y eso incluye a quienes gobiernan o están en la oposición, en Madrid, en autonomías, en alcaldías.
A los grandes partidos políticos y a los que no lo son tanto porque les perjudica la ley electoral. Ahora mismo, y aquí mismo, todos somos necesarios. Repiensen el país, cuéntennoslo, pongámonos a ello. Antes de que nos hagamos daño.
La Cenicienta
Hubo una vez una joven muy bella que no tenía padres, sino madrastra, una viuda impertinente con dos hijas a cual más fea. Era ella quien hacía los trabajos más duros de la casa, y como sus vestidos estaban siempre tan manchados de ceniza, todos la llamaban Cenicienta.
Un día el rey de aquel país anunció que iba a dar una gran fiesta a la que invitaba a todas las jóvenes casaderas del reino.
-Tú, Cenicienta, no irás -dijo la madrastra-. Te quedarás en casa fregando el suelo y preparando la cena para cuando volvamos.
Llegó el día del baile y Cenicienta, apesadumbrada, vio partir a sus hermanastras hacia el Palacio Real. Cuando se encontró sola en la cocina no pudo reprimir sus sollozos.
-¿Por qué seré tan desgraciada? -exclamó.
De pronto se le apareció su Hada Madrina.
-No te preocupes -exclamó el Hada-. Tú también podrás ir al baile, pero con una condición: que cuando el reloj de Palacio dé las doce campanadas tendrás que regresar sin falta.
Y tocándola con su varita mágica la transformó en una maravillosa joven.
La llegada de Cenicienta al Palacio causó honda admiración. Al entrar en la sala de baile, el Príncipe quedó tan prendado de su belleza que bailó con ella toda la noche. Sus hermanastras no la reconocieron y se preguntaban quién sería aquella joven.
En medio de tanta felicidad, Cenicienta oyó sonar en el reloj de Palacio las doce.
-¡Oh, Dios mío! ¡Tengo que irme! -exclamó.
Como una exhalación atravesó el salón y bajó la escalinata, perdiendo en su huida un zapato, que el Príncipe recogió asombrado.
Para encontrar a la bella joven, el Príncipe ideó un plan. Se casaría con aquella que pudiera calzarse el zapato. Envió a sus heraldos a recorrer todo el Reino. Las doncellas se lo probaban en vano, pues no había ni una a quien le fuera bien el zapatito.
Al fin llegaron a casa de Cenicienta, y claro está que sus hermanastras no pudieron calzar el zapato, pero cuando se lo puso Cenicienta vieron con estupor que le quedaba perfecto.
Y así sucedió que el Príncipe se casó con la joven y vivieron muy felices.
Otro dia más sin verte
http://www.youtube.com/watch?v=0Wv3Ya9nskA
Otro día más sin verte, parece como si fuera el inicio de la canción, pero no, sólo que a veces de nuevo sientes algo especial y por mucho que una intente huir de todo compromiso, no puede olvidar que más allá existe alguien pensando en tí, y evidentemente yo en él, a pesar que me sentía invulnerable a ese tipo de emociones, pero si os llega el momento, tomar ese tren, que vale la pena el viaje.
Recuerdo como varias pitonisas pitas, de esas que polulan por ahí y evidentemente por aquí en internet, no hacían más que avisarme, estás a punto de iniciar una nueva relación.
Me reía de ellas o ellos para mis adentros pensando lo felíz que me siento sóla con ms animales y mi propia independencia.
Uno de mis amigos cuando me hablaba de soledad, no podía y sigo sin comprenderle.
¿Soledad con tantas cosas bellas que la vida te ofrece? Parece casi imposible, aún sin salir de casa, encuentras a quien menos te los esperas, y a veces dudas, qué y quien te conviene más, pero sólo de pensar en perder mi libertad, me asusto.¡Con lo bien que se está solo!
En este momento estoy viendo una antigua película, para después procesarla y pasarla, el sólo hacer felíz a alguien que te solicita una canción, película o poema, me compensa.
Y mientras tanto, despejo mi mente del mal que nos están haciendo los más despreciables.......
Pero si el tren pasa de nuevo por vuestra vida, no lo dudeis, tomarlo aunque el viaje pueda ser corto.
Mi Tierra
Dias de Playa
Día de playa... Cuando es día de playa, pocas cosas más caben. En los charcos hay peces listados, camarones trasparentes, cangrejos negros y burbujas que sueltan los musgos en la superficie. Sería enloquecedor continuar atendiendo a la vida que ocurre en un charco.
Día de playa, pues, y poco que hacer con la correspondencia entre Strauss y Scholem. Nada que poder decir. Poco que decir también, en otro plano más accesible, a las páginas de Unamuno que suelo traerme en esta clase de viajes, pequeños libros de piel y papel de cebolla, como el Leopardi, el Dante y el Nuevo Testamento que él se trajo a Fuerteventura.
Anoto, de paso, cómo Unamuno se pasaba aquí las horas jugando al solitario, y despelotándose en la azotea para tomar el sol. También él tenía sus días de playa.
MAS GRIS ES IMPOSIBLE
Más gris no es posible. Un gris matizadamente uniforme. Un gris que casi no daña, pues tiene a cada instante, sobre todo hacia donde miro, una palpitación escondida, un retumbar de luz por detrás de lo que se manifiesta.
Lo que choca en esta uniformidad es el verde crecido de los árboles, el amarillo vibrante de una grúa a mi derecha, las gentes en la calle con prendas oscuras de abrigo.
En un balcón se alongan geranios rojos, sanos y apretados en un entusiasmo infantil; incluso las repudiadas palomas descansan entre sus troncos olorosos, mientras el mirlo cruza el aire en línea recta y bajo vuelo rumbo a los brezos del parque.
La naturaleza, como nosotros, tiene a veces estos rechazos a la costumbre; estas inhibiciones. En algún lugar del planeta se estará abriendo el crepúsculo, bordes de montañas y tajos de hierro incendiados de oro.
Pero hoy por aquí ha decidido depararnos la naturaleza estos cielos nublos, inmunes a los tornasoles del atardecer.
Sólo la grúa amarilla y siniestra, detenida en un shabbat que desconoce, como si D's la hubiera olvidado y con ello hubiera dimitido de su intención de seguir acometiendo la creación, parece que fuera a moverse en cualquier momento.
Saliéndonos de la costumbre, podremos estar más ligeros pero también más expuestos y frágiles.
El día que pasa por la tarde al ocaso, envuelto en grisura, es como nosotros cuando de pronto despertamos y, al hacerlo, hemos olvidado el hilo de la voz anterior, mientras que la voz que acude a nuestro despertar no tiene sonido, es sólo mirada en busca de algo, de un latido de vida que redobla, quizá, detrás de las nubes, en un horizonte distinto.
Cinco vencejos, por allá en lo alto, despliegan una red invisible como el significado del día; también ellos callados, también ellos mirada únicamente para amagar el choque contra las esquinas del aire.
Hoy todo está en suspenso, a la espera de una promesa que ignoramos, respirando en el gris, tanteando la posibilidad de continuar bajo otro sol, al ritmo de una marea plena.
Así son las retraídas de la naturaleza, y también las nuestras, como cuando el ser entra en los arrecifes sin darse cuenta, y como el pez en poca agua se queda tocando la arena para alcanzar, quizá, la desembocadura.
Jose C. Cataño
TRES GOTAS de D. Valdés
.
Tres gotas de agua fluyen de mi alma,
Tres gotas de vida salen del corazón,
Tres gotas que se unen en un solo sentir,
Tres gotas de mi existir… amor, ternura, pasión.
Tres lágrimas de mi dolor acuden a su encuentro,
Tres gotas de cristalina claridad, de fuerza vital,
Tres gotas de sangre que fluyen de mis venas,
Tres gotas de mí mente… Recuerdos, añoranzas, alegrías,
Tres Gotas simplemente, tres gotas de pensamientos,
Pensamientos bohemios que hacen sonar una flauta
De melancolía solitaria en un amanecer huérfano
De amantes que lo admiren, tres gotas nada mas…
Tres gotas de océanos de incompasiva existencias,
Tres gotas de sonrisas que iluminen el mundo,
Que muere se vidas egoístas y soberbias del no saber,
De Saber y no querer saber… tres gotas de nada mas…
Tres gotas de sudor en una noche de placer material,
Tres gotas de sudor en el arte del amar lo condenado,
Tres gotas simplemente, tres gotas de humanidad,
Solo eso soy… solo tres gotas de vida que se disiparan.
26 may 2010
ELVIRA LINDO . LA FIESTA
Es cierto que ni usted ni yo hemos provocado esta crisis, pero también lo es que hasta hace bien poco usted y yo habitábamos en un país equivocado, y unas veces con entusiasmo, otras con indignación sorda, aceptábamos como normal lo que era a todas luces un disparate.
The Economist acuñó el fin del cachondeo español en 2008 con un significativo titular, The party is over (La fiesta se acaba).
Desde entonces vengo apreciando que las palabras "educación" y "esfuerzo" han vuelto a ser aceptadas en el discurso público sin que al que las utiliza se le tache de aguafiestas.
Son muchos los recuerdos que me vienen de aquella España disparatada de la que ahora hay que apearse a la fuerza. Entre los que más indignan, sobresale uno: la manera en que la clase política se granjeaba la simpatía de la juventud. Poco se hablaba en las elecciones municipales o autonómicas de educación, lo que se prometía eran canchas de esparcimiento etílico.
El ocio juvenil se entendía como un derecho irrenunciable. Esa demagogia tramposa apartaba de un plumazo el verdadero deber de las instituciones: la formación de los niños y los jóvenes.
Los intelectuales abajo firmantes también aportaron su granito de arena celebrando la juerga subvencionada. Eso por no hablar de las innumerables fiestas, esencia misma de la España autonómica, que se sucedían y suceden sin tregua y copan la actualidad de los medios durante días.
Las macrofiestas acabaron con las verbenas vecinales.
Sí, los culpables del desastre económico están señalados. Y sí, es injusto pagar por la codicia de otros. Pero hablo de otra situación insostenible, la del inmoral despilfarro que hemos justificado a cuenta de tradiciones, juvenilismos o identidades...
Nos hemos olvidado de que el encanto de nuestro estilo de vida residía en lo modesto, en lo popular. ¿Quién nos habíamos creído que éramos?
The Economist acuñó el fin del cachondeo español en 2008 con un significativo titular, The party is over (La fiesta se acaba).
Desde entonces vengo apreciando que las palabras "educación" y "esfuerzo" han vuelto a ser aceptadas en el discurso público sin que al que las utiliza se le tache de aguafiestas.
Son muchos los recuerdos que me vienen de aquella España disparatada de la que ahora hay que apearse a la fuerza. Entre los que más indignan, sobresale uno: la manera en que la clase política se granjeaba la simpatía de la juventud. Poco se hablaba en las elecciones municipales o autonómicas de educación, lo que se prometía eran canchas de esparcimiento etílico.
El ocio juvenil se entendía como un derecho irrenunciable. Esa demagogia tramposa apartaba de un plumazo el verdadero deber de las instituciones: la formación de los niños y los jóvenes.
Los intelectuales abajo firmantes también aportaron su granito de arena celebrando la juerga subvencionada. Eso por no hablar de las innumerables fiestas, esencia misma de la España autonómica, que se sucedían y suceden sin tregua y copan la actualidad de los medios durante días.
Las macrofiestas acabaron con las verbenas vecinales.
Sí, los culpables del desastre económico están señalados. Y sí, es injusto pagar por la codicia de otros. Pero hablo de otra situación insostenible, la del inmoral despilfarro que hemos justificado a cuenta de tradiciones, juvenilismos o identidades...
Nos hemos olvidado de que el encanto de nuestro estilo de vida residía en lo modesto, en lo popular. ¿Quién nos habíamos creído que éramos?
GARZÓN
Lamentablemente, Garzón ha sido descabalgado. ¿Momentánea o definitivamente? "Suspensión cautelar", dice la resolución correspondiente. Qué palabras tan suaves para un golpe tan bajo.
Enorme alegría para los torturadores pinochetistas, inmensa satisfacción para los secuestradores y asesinos argentinos, brindis con champán para los corruptos gürtelianos y sus valedores, empeñados en asegurarles la impunidad. Consternación y desesperanza para las víctimas del franquismo que aspiran a recuperar los restos de sus seres queridos que todavía yacen en fosas comunes y clandestinas.
Baltasar Garzón Real
Nacimiento: 26-10-1955Lugar:Torres La Recuperación de la Memoria Histórica
Hay quien no le perdona su investigación sobre la trama Gürtel
España, según la ONU, tiene el récord de cadáveres no identificados
Inevitable complejidad del caso, por una parte, frente a una pavorosa y descarnada simplicidad, por otra. La complejidad se deriva de interpretaciones muy diferentes del derecho y la moral.
Una complejidad de suficiente magnitud para que las actuaciones del juez sean, al mismo tiempo, oficialmente reprobadas por determinadas instancias judiciales y a la vez enérgicamente defendidas por otros jueces y fiscales, nacionales y extranjeros, así como por destacados miembros de la comunidad académica nacional e internacional, que rechazan, con amplia argumentación jurídica, la posibilidad de imputarle el delito de prevaricación.
Nunca se repetirán suficientemente estos tres hechos concurrentes: primero, que la fiscalía no aprecia delito alguno y, en consecuencia, no formula acusación, oponiéndose tenazmente al procesamiento.
Segundo, que tres magistrados de la Audiencia Nacional compartieron en su voto particular la interpretación del juez ahora acusado, posición favorable a su competencia para instruir la investigación sobre los miles de delitos de desaparición forzada producidos durante la Guerra Civil.
Y tercero, que posteriormente algún juzgado local al que se atribuyó la competencia declinó asumirla, por entender -como Garzón- que esta correspondía precisamente a la Audiencia Nacional.
Resulta evidente, por tanto, la diversidad de enfoques posibles entre jueces honrados y, en consecuencia, la inherente complejidad de la cuestión. Pero numerosos juristas en España y en el mundo niegan rotundamente que el juez haya incurrido en esa flagrante injusticia, unívoca, deliberada, evidente, dañina y severamente punible que implica el grave delito de prevaricación. Como resumen de tales argumentos, podemos concentrar su idea central común recogiendo este pronunciamiento de la profesora Araceli Manjón-Cabeza, tras su exhaustivo análisis, rigurosamente legalista.
Su conclusión es esta: "Prevaricación ninguna, incluso si algunas de sus actuaciones pudieran tildarse de erróneas" (diario La Ley, 23 de marzo de 2010).
Pero, junto a esta complejidad interpretativa, filosófica, moral, doctrinal, teórica y práctica (tan difícilmente compatible con el delito de prevaricación), surge el segundo ingrediente: la rotunda evidencia y patética simplicidad del factor central que motiva la situación actual. Y ese factor, de deslumbrante sencillez, no es otro que el ansia clamorosa y febril de muy poderosos sectores por eliminar del escenario judicial precisamente a aquel juez que se ha enfrentado a las más caracterizadas
siguientefuerzas delictivas del escenario político, económico y social.
En términos humanamente realistas, no se puede pretender que un magistrado actúe como viene haciéndolo el juez Garzón desde hace décadas sin pagar por ello un alto precio. Nadie puede enfrentarse con probada eficacia como hizo este magistrado contra el GAL, contra la trama Gürtel, contra ETA, contra los comandos operativos de esta y contra su complejo aparato político-militar (con impresionantes resultados); no se puede proceder impunemente contra los narcotraficantes gallegos y colombianos, contra los mafiosos italianos, contra los grandes blanqueadores de dinero negro en España y su conexión con paraísos fiscales próximos y lejanos; ni encerrar a un bárbaro dictador latinoamericano considerado universalmente como intocable (caso Pinochet, años 1998-2000), ni procesar a la serie de asesinos y torturadores argentinos y chilenos hoy encarcelados en sus países respectivos, en gran parte gracias a los autos dictados por el juez Garzón desde 1996; nadie puede, en una palabra, sacudir tan fuerte y en tantas direcciones saliendo indemne de todas ellas. Nadie puede atreverse a tanto sin pagar por ello, antes o después.
Nadie puede labrarse una trayectoria con tantos contundentes aciertos (incluso con los inseparables errores que acompañan a la acción humana) sin ser castigado por tan desmesurada osadía.
No resulta posible que alguien se meta en tantos y tan venenosos jardines sin ganarse una larga serie de enemigos mortales, aquí y fuera de aquí, en el ámbito político y también en el judicial, en el partido del Gobierno y en el de la oposición, en las filas terroristas, mafiosas, corruptas y demás diversas calañas, salvando las distancias de sus muy distintos niveles de criminalidad, sin olvidar las tramas madrileñas, valencianas y de otras latitudes, en muy distintas áreas del negocio de la corrupción aledaña al poder.
Fuerzas delictivas de toda laya que, antes o después, tropezaron, para su desgracia, con la resuelta -y muchas veces arriesgada y comprometida- ejecutoria del juez Garzón. Arriesgada, comprometida y cara. La entereza tenía un precio. Y un precio muy caro, que ahora se le hace pagar.
Señalemos, por otra parte, que en su día la ONU recordó a España que seguimos manteniendo un triste récord de dudoso mérito: el mayor número de cadáveres no identificados e ilegalmente enterrados, superior a los existentes en cualquier otro país de nuestro entorno.
Fenómeno ya difícilmente tolerable por su contumaz persistencia siete décadas después del drama que lo generó. Más de 100.000 víctimas secuestradas, asesinadas y desaparecidas en la más flagrante ilegalidad (sin juicio, sin defensa, sin certificado de defunción) se incluían en las listas aportadas por Garzón cuando este se declaró competente para tal investigación. A este crimen (secuestro, asesinato y entierro clandestino) el actual derecho internacional le llama "delito de desaparición forzada", definido y asumido como tal por la ONU con carácter de crimen de lesa humanidad no prescriptible.
Este criterio jurídico, de amplio predicamento desde hace décadas, está permitiendo en otros países juzgar y castigar a numerosos secuestradores, torturadores y asesinos por delitos cometidos décadas atrás.
Aquí, en cambio, no se pretendía ya encarcelar a nadie, sino establecer unas áreas importantes de la verdad histórica, y de una digna y justa reparación. Sin embargo, la existencia de esa figura jurídica, que ya cuenta con una jurisprudencia internacional, es sistemáticamente ignorada por la ruidosa jauría que ha acorralado a Garzón, buscándole con ansia la yugular. Necesitan ignorar ese decisivo dato -con toda su carga jurídica y jurisprudencial- para poder mantener su injusta acusación.
Nadie fuera de España lo comprende. En cambio, aquí, un gran número de ciudadanos lo comprenden demasiado bien. Frente al letal argumento de sus enemigos -prevaricación y punto-, para numerosos españoles el factor clave que subyace tras la suspensión de Garzón es muy distinto: Gürtel y punto.
Es mucho lo que algunos no le perdonan, pero en la coyuntura presente, si hay algo que no le perdonan por encima de cualquier otro factor es precisamente este: su eficaz investigación sobre la escandalosa trama de la corrupción.
He ahí el máximo motivo de algunos para triturarle, y no la inexistente prevaricación.
Prudencio García es profesor del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado de la UNED. Fellow del IUS de Chicago.
Hacer cine y no morir en el intento
Jafar Panahi recobró ayer la libertad tras depositar una fianza de 2.000 millones de riales (unos 150.000 euros) y después de 10 días en huelga de hambre. El director de cine iraní pudo abandonar la cárcel de Evin, reunirse con su familia y acudir a una revisión médica.
Pero se trata de una libertad provisional, pendiente de un juicio por un delito que las autoridades judiciales no han dado a conocer, y que no incluye su libertad de expresión como cineasta, un oficio que cada día afronta más trabas en Irán. El caso de Panahi, director de El círculo y uno de los realizadores iraníes más conocidos, ha desatado una fuerte movilización internacional. Pero no es el único.
Los Makhmalbaf, la pesadilla del régimen
Irán
A FONDO
Los fiscales acusan a Panahi de un delito, pero no han concretado de cuál
Teherán niega visados para tomar parte en festivales internacionales
"Sí, ha sido liberado y está bien", confirmó su esposa, Tahereh Saeedi, a la agencia France Presse. Horas antes, un comunicado de la Fiscalía de Teherán había anunciado su puesta en libertad bajo fianza "una vez concluida la investigación y remitido su expediente al tribunal revolucionario".
La presión dentro y fuera de Irán y la huelga de hambre de Panahi también parecen haber influido en la repentina diligencia judicial después de tres meses de encarcelamiento. La primera visita del director fue al médico para que le prescribiera un régimen alimenticio tras los 10 días de ayuno en la cárcel.
Panahi, de 49 años, se declaró en huelga de hambre el domingo 16, después de 77 días encerrado en la cárcel de Evin, sin haber recibido asistencia letrada. En una carta dictada a su mujer aseguró que no iba a ingerir alimentos o bebidas hasta que se le permitiera ver a un abogado, recibir la visita de su familia y quedar en libertad a la espera de juicio.
El director tomó tan drástica decisión después de que la noche anterior le obligaran, junto a sus compañeros de celda, a permanecer desnudo a la intemperie durante una hora y media. También le amenazaron con encarcelar al resto de su familia.
El efecto de su anuncio fue casi inmediato. El pasado jueves, recibió la visita de su familia, su abogado e incluso el mismísimo fiscal general de Teherán, Abas Yafar Dolatabadí.
El fiscal pidió que se examinaran sus peticiones y las de otro director menos conocido, Mohammad Nurizad, que también estaba en huelga de hambre en esa prisión, tras recibir una paliza en el patio que al parecer le afectó a la vista. Nurizad quedó en libertad el domingo por la noche.
La silla vacía en el Festival de Cannes, el llamamiento de Abbas Kiarostami, las lágrimas de Juliette Binoche y la carta de 85 cineastas iraníes (menos publicitada, pero enormemente valiente) han puesto en el punto de mira a un régimen que intenta silenciar a sus cineastas y ni siquiera les dice de qué les acusa.
En el caso de Panahi, todo parece indicar que su delito es simpatizar con la oposición y haber apoyado a Mir Hosein Musaví, el frustrado candidato a la presidencia en las controvertidas elecciones del año pasado.
Sus seguidores se muestran convencidos de que el Gobierno manipuló los resultados para impedir su triunfo.
El fiscal siempre ha insistido en que a Panahi no se le había detenido "ni por ser un artista ni por motivos políticos", sino porque había cometido un delito, delito que sin embargo nunca se ha concretado. A mediados de abril, el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica dijo que su detención era "un asunto de seguridad" y que el cineasta "preparaba una película contra el régimen sobre los sucesos post electorales".
Da igual cuál sea el tema: en Irán, para lograr el permiso de rodaje, los cineastas tienen antes que someter los guiones a la censura. Luego, una vez que la película está lista, su productor debe solicitar una licencia de distribución. A menudo se les exige que recorten secuencias donde perciben o imaginan una crítica al régimen islámico.
Esas barreras a la creatividad han hecho que en la última década conocidos directores como Abbas Kiarostami, Bahman Ghobadi o el propio Panahi hayan optado por rodar sin autorización al precio de no poder exhibir sus obras dentro de Irán. De la excelencia de su trabajo dan prueba los numerosos premios y galardones que han recibido en distintos festivales internacionales, pero ni Copie Conforme, de Kiarostami, ni Offside, de Panahi, ni Nadie sabe nada de gatos persas , de Ghobadi, pueden verse en las salas iraníes.
Ahora incluso eso molesta a las autoridades. A mediados de este mes, el viceministro de Cultura para Asuntos cinematográficos, Javad Shamaqdarii, anunció la obligatoriedad de obtener autorización también para exhibir cualquier producción en el extranjero, con independencia de que se tenga permiso para la distribución en el mercado nacional. Quienes violen la norma, no rodarán durante un año.
De momento, ya han prohibido que Kitab-e qanun (El libro de la ley), del director Maziar Mirí, se muestre fuera de Irán. En esa comedia, un iraní se casa con una francesa que se convierte al islam y se sorprende de la distancia entre las enseñanzas religiosas que recibe y la práctica cotidiana, mucho más relajada, de su entorno. También han rechazado la difusión internacional de Hich (Nada), de Abdorreza Kahani, un drama social sobre una familia sin recursos.
El pasado diciembre, el Ministerio de Cultura también advirtió que tomaría medidas contra los actores y técnicos que colaboren en el rodaje de películas que se rueden. El aviso se produjo a raíz de que la película Keshtzarha-ye sepid (Las praderas blancas) de Mohammad Rasulof, recibiera dos premios en el VI Festival Internacional de Cine de Dubai. Rasulof fue detenido junto con Panahi el pasado 1 de marzo, aunque quedó en libertad tres semanas después.
Italia 'paradiso'
La tentación de conformar algo así como la-gran-película-italiana, esa que aglutinaría los principales hechos históricos acaecidos en el país transalpino a lo largo del siglo XX, inmersos en un relato más o menos lineal con un protagonista señero como guía, ha seducido a cineastas de diversa condición. Del ascenso del fascismo a la II Guerra Mundial, de la emigración al asesinato de Aldo Moro, del comunismo al terrorismo, de Salvatore Giuliano a la corrupción, de la mafia al fútbol, la vida de los italianos ha sido un bullicioso carrusel de sobresaltos.
Dino Risi, en Una vida difícil (1961), con tono tragicómico, y Marco Tullio Giordana, en La mejor juventud (2003), con tono melodramático, lograron construir sendos monumentos cinematográficos e históricos. Giuseppe Tornatore, con Baarìa, intenta lo mismo, a lo largo de dos horas y media, con su inconfundible sello de simbolismo fabulador.
Sin embargo, el director de la preciosa Cinema paradiso confunde amabilidad con ternurismo y, a pesar de algunas secuencias de cierta potencia visual, acaba naufragando por su empeño en una nostalgia rosa que enlaza mal con la dureza de ciertos acontecimientos.
BAARÌA
Dirección: Giuseppe Tornatore. Intérpretes: Francesco Scianna, Margareth Madè, Giorgio Faletti.
Género: drama. Italia, 2009.
Duración: 150 minutos.
Como ocurre casi siempre con las películas que engloban un arco de tiempo muy largo, Tornatore tiene problemas en la caracterización del paso de los años con algunos de sus personajes, sobre todo al no decidir de forma homogénea entre el maquillaje envejecedor o el cambio de intérprete.
Por otro lado, frente a la fuerza dramática en la representación de algunos de los momentos míticos de la vida italiana (por ejemplo, la poderosa secuencia de los botones de luto, conmemorativos de la polémica matanza de campesinos en Portella della Ginestra, en 1947), demasiadas ideas de gran calado social, político o económico (el comunismo, la mafia, el reformismo) adquieren en la película la forma de ingenua simplificación para niños.
Con Tornatore, hasta en las etapas más duras hay sitio para las risas, lo que no estaría mal si de vez en cuando también se visualizaran las penurias.
Así, acaba resultando más trágico que cómico que el autor ponga a los camisas negras de Mussolini como objeto continuo de las burlas del pueblo, pero no se dé pista alguna de las razones de su triunfo o de sus infinitos actos criminales.
De modo que las solemnes pretensiones de Baarìa sólo cuajan en esporádicas estampas, como ese niño que corre hacia su objetivo con el ímpetu de un país en continua transformación, o si se ve la película con la condescendencia con la que Tornatore sobrevuela los episodios más polémicos de la historia de su tierra.
Dino Risi, en Una vida difícil (1961), con tono tragicómico, y Marco Tullio Giordana, en La mejor juventud (2003), con tono melodramático, lograron construir sendos monumentos cinematográficos e históricos. Giuseppe Tornatore, con Baarìa, intenta lo mismo, a lo largo de dos horas y media, con su inconfundible sello de simbolismo fabulador.
Sin embargo, el director de la preciosa Cinema paradiso confunde amabilidad con ternurismo y, a pesar de algunas secuencias de cierta potencia visual, acaba naufragando por su empeño en una nostalgia rosa que enlaza mal con la dureza de ciertos acontecimientos.
BAARÌA
Dirección: Giuseppe Tornatore. Intérpretes: Francesco Scianna, Margareth Madè, Giorgio Faletti.
Género: drama. Italia, 2009.
Duración: 150 minutos.
Como ocurre casi siempre con las películas que engloban un arco de tiempo muy largo, Tornatore tiene problemas en la caracterización del paso de los años con algunos de sus personajes, sobre todo al no decidir de forma homogénea entre el maquillaje envejecedor o el cambio de intérprete.
Por otro lado, frente a la fuerza dramática en la representación de algunos de los momentos míticos de la vida italiana (por ejemplo, la poderosa secuencia de los botones de luto, conmemorativos de la polémica matanza de campesinos en Portella della Ginestra, en 1947), demasiadas ideas de gran calado social, político o económico (el comunismo, la mafia, el reformismo) adquieren en la película la forma de ingenua simplificación para niños.
Con Tornatore, hasta en las etapas más duras hay sitio para las risas, lo que no estaría mal si de vez en cuando también se visualizaran las penurias.
Así, acaba resultando más trágico que cómico que el autor ponga a los camisas negras de Mussolini como objeto continuo de las burlas del pueblo, pero no se dé pista alguna de las razones de su triunfo o de sus infinitos actos criminales.
De modo que las solemnes pretensiones de Baarìa sólo cuajan en esporádicas estampas, como ese niño que corre hacia su objetivo con el ímpetu de un país en continua transformación, o si se ve la película con la condescendencia con la que Tornatore sobrevuela los episodios más polémicos de la historia de su tierra.
DAVID TRUEBA
La vida reparte coincidencias en su coctelera caprichosa. Estaba escuchando la trifulca de los senadores del PP contra el presidente Zapatero cuando al otro lado de la calle, detenido por el semáforo, me fijé en una madre que recogía a su hijo del autobús escolar. La escena tomó tiempo.
No tuvo la estampa ágil y descuidada de cualquier tarde habitual. El chico descendía por la puerta trasera, en su silla de ruedas, transportado lentamente por un mecanismo preparado.
Sufría parálisis, no tendría más de 11 o 12 años, y su cabeza apenas lograba despegarse del reposacuellos negro. El conductor ayudó a la madre a terminar de posar las ruedas de la silla sobre el asfalto y yo seguía ahí detenido, mirándoles. Pero el ruido de fondo eran los gritos de dimisión, dimisión, dimisión, que reproducía la radio.
Puede que el Senado sea un lugar más noble y elegante que aquel esquinazo de acera, pero yo me alegré de estar allí, frente a aquella madre y a aquel niño, que enriquecían sin quererlo la banda sonora de sus señorías. Me alegré de no tener que asistir a la sesión con una libreta de notas.
Y también me alegré de poder escribir de ellos dos, que se alejaban a paso lento tratando de encontrar un desmonte por el que subir a la acera y seguramente regresar a casa.
Cuando por fin pude ver por la tele la protesta de la oposición y la sostenida salva de aplausos de la bancada socialista no pude disociarlo de la escena anterior. Supongo que la vida le pega a menudo esos puntapiés a la política. Pensé en esa madre que tantas veces habrá tenido la tentación de dimitir y en la falta de eco de sus satisfacciones y sus desconsuelos.
Los políticos fabrican una representación que no siempre es cómoda ni agradable. Es bien fácil colocarlos siempre en la diana de la crítica, de la parodia, del ridículo.
Pese a las críticas que les lluevan, de lo de ayer el culpable fui yo, que estaba como siempre en el lugar equivocado en el momento equivocado. Cuando el líder del PP se refería a los obstáculos y a la dignidad, en mi cabeza se identificaban con una escena bien lejana.
25 may 2010
Me moriré sin saber......
Arturo Pérez Reverte
Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, España, noviembre de 1951) se dedica en exclusiva a la literatura, tras vivir 21 años (1973-1994) como reportero de prensa, radio y televisión, cubriendo informativamente los conflictos internacionales en ese periodo. Trabajó doce años como reportero en el diario Pueblo, y nueve en los servicios informativos de Televisión Española (TVE), como especialista en conflictos armados.
Como reportero, Arturo Pérez-Reverte ha cubierto, entre otros conflictos, la guerra de Chipre, diversas fases de la guerra del Líbano, la guerra de Eritrea, la campaña de 1975 en el Sahara, la guerra del Sahara, la guerra de las Malvinas, la guerra de El Salvador, la guerra de Nicaragua, la guerra del Chad, la crisis de Libia, las guerrillas del Sudán, la guerra de Mozambique, la guerra de Angola, el golpe de estado de Túnez, etc. Los últimos conflictos que ha vivido son: la revolución de Rumania (1989-90), la guerra de Mozambique (1990), la crisis y guerra del Golfo (1990-91), la guerra de Croacia (1991) y la guerra de Bosnia (1992-93-94).
Desde 1991 y, de forma continua, escribe una página de opinión en XLSemanal, suplemento del grupo Correo que se distribuye simultáneamente en 25 diarios españoles, y que se ha convertido en una de las secciones más leídas de la prensa española, superando los 4.500.000 de lectores.
El húsar (1986), El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas(1993), La sombra del águila (1993), Territorio comanche (1994), Un asunto de honor (Cachito) (1995), Obra Breve (1995), La piel del tambor (1995), Patente de corso (1998), La carta esférica (2000), Con ánimo de ofender (2001), La Reina del Sur (2002), Cabo Trafalgar (2004), No me cogeréis vivo (2005), El pintor de batallas (2006), Un día de cólera (2007), Ojos azules (2009) y Cuando éramos honrados mercenarios (2009) son títulos que siguen presentes en los estantes de éxitos de las librerías, y consolidan una espectacular carrera literaria más allá de nuestras fronteras, donde ha recibido importantes galardones literarios y se ha traducido a 34 idiomas. Arturo Pérez-Reverte tiene uno de los catálogos vivos más destacados de la literatura actual.
El 3 de marzo de 2010 publica El Asedio.
A finales de 1996 aparece la colección Las aventuras del capitán Alatriste, que desde su lanzamiento se convierte en una de las series literarias de mayor éxito. Por ahora consta de los siguientes títulos, que han alcanzado cifras de ventas sin parangón en la edición española: El capitán Alatriste (1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998), El oro del rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003) y Corsarios de Levante (2006). Hacía mucho tiempo que en el panorama novelístico no aparecía un personaje, como Diego Alatriste, que los lectores hicieran suyo y cuya continuidad reclaman. Un personaje como Sherlock Holmes, Marlowe, o como Hércules Poirot.
Alatriste encarna a un capitán español de los tercios de Flandes -de hecho no es capitán, pero qué más da-. Una figura humana, con sus grandes virtudes y sus grandes defectos, perfectamente trazada, minuciosamente situada en su tiempo -siglo XVII- y su geografía, rodeada de amigos que han hecho historia, partícipe de las más principales hazañas de su época. Un personaje para siempre.
Arturo Pérez-Reverte ingresó en la Real Academia Española el 12 de junio de 2003, leyendo un discurso titulado El habla de un bravo del siglo XVII.
¿Que voy hacer ahora?
Cinco tragos después, con el tercer gintonic en las manos, Pencho reúne arrestos para referirme la escena. «Fueron entrando uno por uno -cuenta-. La secretaria, el contable y los otros. Y yo allí, sentado detrás de la mesa, y mi abogado en el sofá, echando una mano cuando era necesario... Se me pegaba la camisa a la espalda contra el asiento, oye. Del sudor. De la vergüenza... Lo siento mucho, les iba diciendo, pero ya conoce usted la situación. Hasta aquí hemos llegado, y la empresa cierra.»
Lo peor, añade mi amigo, no fueron las lágrimas de la secretaria, ni el desconcierto del contable. Lo peor fue cuando llegó el turno de Pablo, encargado del almacén. Pablo -yo mismo lo conozco bien- es un gigantón de manos grandes y rostro honrado, que durante veintisiete años trabajó en la empresa de mi amigo con una dedicación y una constancia ejemplares. Pablo era el clásico hombre capaz y diligente que lo mismo cargaba cajas que hacía de chófer, se ocupaba de cambiar una bombilla fundida, atender el correo y el teléfono o ayudar a los compañeros. «Buena persona y leal como un doberman -confirma Pencho-. Y con esa misma lealtad me miraba a los ojos esta mañana, mientras yo le explicaba cómo están las cosas. Escuchó sin despegar los labios, asintiendo de vez en cuando. Como dándome la razón en todo. Sabiendo, como sabe, que se va al paro con cincuenta y siete años, y que a esa edad es muy probable que ya no vuelva a encontrar jamás un trabajo en esta mierda de país en el que vivimos... ¿Y sabes qué me dijo cuando acabé de leerle la sentencia? ¿Sabes su único comentario, mientras me miraba con esos ojos leales suyos?» Respondo que no. Que no lo sé, y que malditas las ganas que tengo de saberlo. Pero Pencho, al que de nuevo le tintinea el hielo del gintonic en los dientes, me agarra por la manga de la chaqueta, como si pretendiera evitar que me largue antes de haberlo escuchado todo. Así que lo miro a la cara, esperando. Resignado. Entonces mi amigo cierra un momento los ojos, como si de ese modo pudiera ver mejor el rostro de su empleado. Aunque, pienso luego, quizá lo que ocurre es que intenta borrar la imagen del rostro que tiene impresa en ellos. Cualquiera sabe.
«¿Y qué voy a hacer ahora, don Fulgencio?... Eso es exactamente lo que me dijo. Sin indignación, ni énfasis, ni reproche, ni nada. Me miró a los ojos con su cara de tipo honrado y me preguntó eso. Qué iba a hacer ahora. Como si lo meditara en voz alta, con buena voluntad. Como si de pronto se encontrara en un lugar extraño, que lo dejaba desvalido. Algo que nunca previó. Una situación para la que no estaba preparado, en la que durante estos veintisiete años no pensó nunca.»
«¿Y qué le respondiste?», pregunto. Pencho deja el vaso vacío sobre la mesa y se lo queda mirando, cabizbajo. «Me eché a llorar como un idiota -responde-. Por él, por mí, por esta trampa en la que nos ha metido esa estúpida pandilla de incompetentes y embusteros, con sus brotes verdes y sus recuperaciones inminentes que siempre están a punto de ocurrir y que nunca ocurren. ¿Y sabes lo peor?... Que el pobre tipo estaba allí, delante de mí, y aún decía: No se lo tome así, don Fulgencio, ya me las arreglaré. Y me consolaba.»
Lo peor, añade mi amigo, no fueron las lágrimas de la secretaria, ni el desconcierto del contable. Lo peor fue cuando llegó el turno de Pablo, encargado del almacén. Pablo -yo mismo lo conozco bien- es un gigantón de manos grandes y rostro honrado, que durante veintisiete años trabajó en la empresa de mi amigo con una dedicación y una constancia ejemplares. Pablo era el clásico hombre capaz y diligente que lo mismo cargaba cajas que hacía de chófer, se ocupaba de cambiar una bombilla fundida, atender el correo y el teléfono o ayudar a los compañeros. «Buena persona y leal como un doberman -confirma Pencho-. Y con esa misma lealtad me miraba a los ojos esta mañana, mientras yo le explicaba cómo están las cosas. Escuchó sin despegar los labios, asintiendo de vez en cuando. Como dándome la razón en todo. Sabiendo, como sabe, que se va al paro con cincuenta y siete años, y que a esa edad es muy probable que ya no vuelva a encontrar jamás un trabajo en esta mierda de país en el que vivimos... ¿Y sabes qué me dijo cuando acabé de leerle la sentencia? ¿Sabes su único comentario, mientras me miraba con esos ojos leales suyos?» Respondo que no. Que no lo sé, y que malditas las ganas que tengo de saberlo. Pero Pencho, al que de nuevo le tintinea el hielo del gintonic en los dientes, me agarra por la manga de la chaqueta, como si pretendiera evitar que me largue antes de haberlo escuchado todo. Así que lo miro a la cara, esperando. Resignado. Entonces mi amigo cierra un momento los ojos, como si de ese modo pudiera ver mejor el rostro de su empleado. Aunque, pienso luego, quizá lo que ocurre es que intenta borrar la imagen del rostro que tiene impresa en ellos. Cualquiera sabe.
«¿Y qué voy a hacer ahora, don Fulgencio?... Eso es exactamente lo que me dijo. Sin indignación, ni énfasis, ni reproche, ni nada. Me miró a los ojos con su cara de tipo honrado y me preguntó eso. Qué iba a hacer ahora. Como si lo meditara en voz alta, con buena voluntad. Como si de pronto se encontrara en un lugar extraño, que lo dejaba desvalido. Algo que nunca previó. Una situación para la que no estaba preparado, en la que durante estos veintisiete años no pensó nunca.»
«¿Y qué le respondiste?», pregunto. Pencho deja el vaso vacío sobre la mesa y se lo queda mirando, cabizbajo. «Me eché a llorar como un idiota -responde-. Por él, por mí, por esta trampa en la que nos ha metido esa estúpida pandilla de incompetentes y embusteros, con sus brotes verdes y sus recuperaciones inminentes que siempre están a punto de ocurrir y que nunca ocurren. ¿Y sabes lo peor?... Que el pobre tipo estaba allí, delante de mí, y aún decía: No se lo tome así, don Fulgencio, ya me las arreglaré. Y me consolaba.»
Suso Mariátegui im Memoriam
Suso Mariátegui
Murió Suso Mariátegui, cantante de ópera, profesor, autor de obras sobre su oficio, entusiasta de la belleza, como aquel Cortázar que escribía en París, en medio de la soledad y la esperanza, la Rayuela que le hizo imprescindible. La noticia me agarró, precisamente, escribiendo de esa actitud entusiasta de Cortázar, y cuando acabé de hacerlo nuestro amigo Fernando Delgado me dio a través del teléfono esta noticia tremenda tan inesperada. Le conocí hace más de cuarenta años en el Colegio Mayor San Fernando de Tenerife, donde alternaba tareas de dirección de esa residencia estudiantil con sus estudios en el Conservatorio; la última vez que le vi fue cerca de su casa en Las Palmas, donde nació. Hacía sol, la tarde invitaba a mirar el mar, a charlar de la belleza de la vida, o del silencio, ante ese océano que a él le llenaba de vida, y de esperanza de vivir con otros la maravilla de amar el arte. Hoy escribe en EL PAÍS Juan Ángel Vela del Campo una hermosa evocación de este amigo al que ahora despedimos; siempre había, ante él, la sensación de que la vida iba a ser infinita, que siempre habría tiempo para reír y para cantar y para pasear y para viajar; él tenía y esparcía esa sensación de eternidad en su voz y en su risa, que le caracterizaba. En medio de las amarguras que nos esperaban a todos, Suso era la esperanza y la alegría, la certeza de que jamás en la vida, como el personaje de Hemingway, nunca estaría triste una mañana. Y ahora aquí estamos, señalando su muerte como la peor pared de este universo que siempre está levantando paredes en las que se observa la desesperación inesperada de los rasguños. Nos dejó una enorme alegría, la que regaló, pero eso no puede impedir ahora la evidencia de esta tremenda nostalgia por la interrupción abrupta de una vida que fue generosa, divertidísima, y tan feliz.
Juan Cruz
Queremos tanto a Julio
Queremos tanto a Julio
Día desapacible ayer en Madrid, que prosigue esta mañana: una ventolera despiadada azota las ventanas y mueve los árboles como sueños locos. Sin embargo, anoche, en la Casa de América, un remanso de paz convocado por Julio Cortázar. La cátedra que lleva su nombre y que depende de la Universidad mexicana de Guadalajara dedica estos días unas jornadas al autor de Rayuela, que da nombre a esta institución que pusieron en marcha Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes para contribuir a la perenne memoria de Julio, muerto en febrero de 1984. Intervinieron, entre otros, el citado Carlos Fuentes, su colega nicaragüense Sergio Ramírez, el profesor Julio Ortega, el escritor chileno Carlos Franz, y la viuda de Cortázar, Aurora Bernárdez, su primera mujer. Estaba en la sala, también, Carlos Álvarez, editor, estudioso de la obra cortazariana, y responsable, con Aurora, de un hallazgo de primera magnitud, Papeles inesperados. Ahora los cajones de Julio, que Aurora abrió al fin para hallar maravillas, siguen dando de sí, y se anuncian nuevas sorpresas. El diálogo entre Ortega y Aurora, lleno de anécdotas que completan, que ayudan a completar, la figura de Julio, fue chispeante; Aurora, que tiene ahora 90 años y que fue, en los tiempos de Rayuela y sus aledaños, la inspiradora cotidiana de las historias de Cortázar, mantiene una memoria privilegiada y punzante, no sólo sobre el que fue su marido sino sobre el entorno literario y político que ambos compartieron. Aunque a Aurora no le gustan las entrevistas (sólo le ha dado una a Álvarez, precisamente), Ortega le hizo una entrevista en toda regla, y ahí supimos de viva voz, además de otras opiniones o circunstancias, cómo nació aquella famosa instrucción para subir (o bajar) las escaleras, que fue producto de una divertida conversación equívoca entre Aurora y Julio. La sala estaba abarrotada de jóvenes lectores, y de lectores maduros también; después de un purgatorio (que afecta a tantos escritores), Cortázar volvió a los escenarios de las librerías y de la lectura, en torno a 1993, y su poder de seducción sigue intacto y al alza tantos años después de su muerte. En 1993 hubo en España (y en América) una campaña editorial que se llamó Queremos tanto a Julio. El eslogan triunfó porque era verdad, y sigue vigente, porque jamás dejó de ser verdad. Es una buena noticia en medio de tanta ventolera como hace en esta ciudad en la que el polen parece una nueva piel de Madrid, este lugar de resquemor y ruido.
Ah, no dije nada ayer de los ojalá del periodismo que lanzó en EL PAÍS Elvira Lindo. Añado mi ojalá. Ojalá.
Juan Cruz
24 may 2010
La Poesía es un Arma cargada de futuro
http://www.youtube.com/watch?v=jAKwu0Sqvz8
Mirando u oyendo las canciones de Serrat, viéndolo en Recitales, parece que en él hay un resumen de mi vida.
Empieza joven , ilusionado, como hemos empezado todos, canta "porque te quiero a ti"", o ""tu nombre me sabe a hierba,"",,,. Sigue con sus canciones ,muchas veces entre dos aguas, pero no por ideologias que tb, no puede cantar en España ni en Argentina ni en Chile, pero esa otra agua sería su lugar de nacimiento, su habla catalana, el es un cantante de habla hispana.
Es guapo y nos enamora, lo he oído con los ojos cerrados, pensando que solo me canta a mi o que la canción la ha escrito pensando en mi.
Cuando ni me conoce.
Sigue esa situación de compromiso, de familia, quizás no es que sea mayor, sino que se ha cansado de relaciones de aventuras.
Pero cada una de nostras, las que lo quisimos y lo queremos , tenemos una historia de amor con él.
Tiene siempre recuerdos de su familia, de su madre sobre todo, y sigue enfrentándose a la vida en algunas ocasiones fuertes, no solo los toros dan cornás y él lleva ya algunas en su cuerpo.
De aquel muchacho guapo o nos lo parecía ,extremadaente bello, da paso a un hombre ya de cierta edad, pero sus ojos, su mirada es la misma que cantaba ""ara qui tinc vint anys"", solo que canta a Miguel Hernández, al que quieren muchos , pero yo hablo de Serrat, hacerle un homenaje a ese hombre de Ojos redondos que fue Miguel Hernández.
Canta una canción que en su boca es preciosa, cuando dice: ""Cuando yo era pequeño y mi madre cantaba, porque antes las madres cantaban en casa, ahora solo cantamos los cantantes"" y canta !Pena penita pena !estando allí Lola Flores.
Un hombre que su vida va más allá de un escenario, un contacto y un hombre seductor porque lo fue y lo es, lo que digo, esa mirada de joven, que nos cantaba al oido: "tu nombre me sabe a Hierba, de la que crece en el campo," ahora nos canta otra vez, porque vuelve a ser necesaria, "Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural para los neutrales."...
No estamos en tiempos de neutralidad, estamos en tiempos de turbulencias :Es un arma cargada de futuro....volvemos en estas aguas revueltas a buscar serenidad en sus canciones y su guitarra, Ahhhh y en su mirada y sonrisa. Pasen los años que pasen Serrat no solo canta , mira y sonrie, te quiero Serrat porque sin tu saberlo , me has hecho compañia sosegada muchas veces.
http://www.youtube.com/watch?v=5lDhRxqZ9w4
Mirando u oyendo las canciones de Serrat, viéndolo en Recitales, parece que en él hay un resumen de mi vida.
Empieza joven , ilusionado, como hemos empezado todos, canta "porque te quiero a ti"", o ""tu nombre me sabe a hierba,"",,,. Sigue con sus canciones ,muchas veces entre dos aguas, pero no por ideologias que tb, no puede cantar en España ni en Argentina ni en Chile, pero esa otra agua sería su lugar de nacimiento, su habla catalana, el es un cantante de habla hispana.
Es guapo y nos enamora, lo he oído con los ojos cerrados, pensando que solo me canta a mi o que la canción la ha escrito pensando en mi.
Cuando ni me conoce.
Sigue esa situación de compromiso, de familia, quizás no es que sea mayor, sino que se ha cansado de relaciones de aventuras.
Pero cada una de nostras, las que lo quisimos y lo queremos , tenemos una historia de amor con él.
Tiene siempre recuerdos de su familia, de su madre sobre todo, y sigue enfrentándose a la vida en algunas ocasiones fuertes, no solo los toros dan cornás y él lleva ya algunas en su cuerpo.
De aquel muchacho guapo o nos lo parecía ,extremadaente bello, da paso a un hombre ya de cierta edad, pero sus ojos, su mirada es la misma que cantaba ""ara qui tinc vint anys"", solo que canta a Miguel Hernández, al que quieren muchos , pero yo hablo de Serrat, hacerle un homenaje a ese hombre de Ojos redondos que fue Miguel Hernández.
Canta una canción que en su boca es preciosa, cuando dice: ""Cuando yo era pequeño y mi madre cantaba, porque antes las madres cantaban en casa, ahora solo cantamos los cantantes"" y canta !Pena penita pena !estando allí Lola Flores.
Un hombre que su vida va más allá de un escenario, un contacto y un hombre seductor porque lo fue y lo es, lo que digo, esa mirada de joven, que nos cantaba al oido: "tu nombre me sabe a Hierba, de la que crece en el campo," ahora nos canta otra vez, porque vuelve a ser necesaria, "Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural para los neutrales."...
No estamos en tiempos de neutralidad, estamos en tiempos de turbulencias :Es un arma cargada de futuro....volvemos en estas aguas revueltas a buscar serenidad en sus canciones y su guitarra, Ahhhh y en su mirada y sonrisa. Pasen los años que pasen Serrat no solo canta , mira y sonrie, te quiero Serrat porque sin tu saberlo , me has hecho compañia sosegada muchas veces.
http://www.youtube.com/watch?v=5lDhRxqZ9w4
22 may 2010
Suso Mariátegui
Suso Mariátegui
Murió Suso Mariátegui, cantante de ópera, profesor, autor de obras sobre su oficio, entusiasta de la belleza, como aquel Cortázar que escribía en París, en medio de la soledad y la esperanza, la Rayuela que le hizo imprescindible. La noticia me agarró, precisamente, escribiendo de esa actitud entusiasta de Cortázar, y cuando acabé de hacerlo nuestro amigo Fernando Delgado me dio a través del teléfono esta noticia tremenda tan inesperada. Le conocí hace más de cuarenta años en el Colegio Mayor San Fernando de Tenerife, donde alternaba tareas de dirección de esa residencia estudiantil con sus estudios en el Conservatorio; la última vez que le vi fue cerca de su casa en Las Palmas, donde nació.
Hacía sol, la tarde invitaba a mirar el mar, a charlar de la belleza de la vida, o del silencio, ante ese océano que a él le llenaba de vida, y de esperanza de vivir con otros la maravilla de amar el arte. Hoy escribe en EL PAÍS Juan Ángel Vela del Campo una hermosa evocación de este amigo al que ahora despedimos; siempre había, ante él, la sensación de que la vida iba a ser infinita, que siempre habría tiempo para reír y para cantar y para pasear y para viajar; él tenía y esparcía esa sensación de eternidad en su voz y en su risa, que le caracterizaba.
En medio de las amarguras que nos esperaban a todos, Suso era la esperanza y la alegría, la certeza de que jamás en la vida, como el personaje de Hemingway, nunca estaría triste una mañana. Y ahora aquí estamos, señalando su muerte como la peor pared de este universo que siempre está levantando paredes en las que se observa la desesperación inesperada de los rasguños. Nos dejó una enorme alegría, la que regaló, pero eso no puede impedir ahora la evidencia de esta tremenda nostalgia por la interrupción abrupta de una vida que fue generosa, divertidísima, y tan feliz.
Murió Suso Mariátegui, cantante de ópera, profesor, autor de obras sobre su oficio, entusiasta de la belleza, como aquel Cortázar que escribía en París, en medio de la soledad y la esperanza, la Rayuela que le hizo imprescindible. La noticia me agarró, precisamente, escribiendo de esa actitud entusiasta de Cortázar, y cuando acabé de hacerlo nuestro amigo Fernando Delgado me dio a través del teléfono esta noticia tremenda tan inesperada. Le conocí hace más de cuarenta años en el Colegio Mayor San Fernando de Tenerife, donde alternaba tareas de dirección de esa residencia estudiantil con sus estudios en el Conservatorio; la última vez que le vi fue cerca de su casa en Las Palmas, donde nació.
Hacía sol, la tarde invitaba a mirar el mar, a charlar de la belleza de la vida, o del silencio, ante ese océano que a él le llenaba de vida, y de esperanza de vivir con otros la maravilla de amar el arte. Hoy escribe en EL PAÍS Juan Ángel Vela del Campo una hermosa evocación de este amigo al que ahora despedimos; siempre había, ante él, la sensación de que la vida iba a ser infinita, que siempre habría tiempo para reír y para cantar y para pasear y para viajar; él tenía y esparcía esa sensación de eternidad en su voz y en su risa, que le caracterizaba.
En medio de las amarguras que nos esperaban a todos, Suso era la esperanza y la alegría, la certeza de que jamás en la vida, como el personaje de Hemingway, nunca estaría triste una mañana. Y ahora aquí estamos, señalando su muerte como la peor pared de este universo que siempre está levantando paredes en las que se observa la desesperación inesperada de los rasguños. Nos dejó una enorme alegría, la que regaló, pero eso no puede impedir ahora la evidencia de esta tremenda nostalgia por la interrupción abrupta de una vida que fue generosa, divertidísima, y tan feliz.
IO SONO L'AMORE
"Todo cambiará para siempre". Ya desde su eslogan, la película italiana Io sono l'amore está apuntando a su raíz, El gatopardo, y más concretamente al adaptador cinematográfico de la obra de Giovanni Tomassi di Lampedusa: Luchino Visconti. El mítico "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie" sufre aquí una mutación radical, descorazonadora, acorde con unos nuevos tiempos en los que el desenfreno que atenta contra el estatus social, político, económico y afectivo de una familia de la alta burguesía milanesa ya no tiene vuelta atrás. El acabose. Luca Guadagnino, del que solo conocíamos su pobre adaptación de la exitosa novela Melissa P, ha compuesto una película soberbia, sorprendente, con la mirada fija en la obra de Visconti: en El gatopardo, pero también en Senso, en La caída de los dioses, en Confidencias, incluso a la primigenia Ossessione. De todas ellas tiene algo Io sono l'amore. Y sin embargo su película no puede ser más moderna, más arriesgada.
IO SONO L'AMORE
Dirección: Luca Guadagnino. Intérpretes: Tilda Swinton, Flavio Parenti, Edoardo Gabbriellini, Alba Rohrwacher.
Género: drama. Italia, 2009.
Duración: 120 minutos.
Una de las hijas se ha enamorado de una mujer; el abuelo se jubila ninguneando a su primogénito a favor de su nieto; la globalización, escenificada en la frase "el capital es la democracia", está a unos pasos de provocar la venta de la empresa textil de la familia protagonista, la madre da rienda suelta a la pasión con un adulterio... Los síntomas de derrumbe se escenifican a través de numerosos símbolos clásicos, que van marcando la narración: la mujer que se interroga delante del espejo, la carretera ondulada que introduce en el abismo, la nieve que mantiene a los protagonistas en la mansión-cárcel, la lluvia como plaga, el campo como paraíso, la iglesia como lugar de confesión... Mientras, formalmente, Guadagnino se hace presente con numerosos recursos: quietud, calma y planos generales en los interiores familiares; montaje cortante, primerísimos planos, deleite en los cuerpos en las escenas de pasión; diálogos en off con los que se evita mostrar la acción, elipsis de imagen, pero no de texto, atonalidad musical en la banda sonora de John Adams...
Desde luego, se parte de Visconti, pero se llega a lugares muy distintos. El último minuto de película, rabioso, vehemente, arriesgadísimo, sin palabras, solo con recursos fílmicos, es la mejor muestra. Guadagnino, de 39 años, con Io sono l'amore. Matteo Garrone, 40 años, con Gomorra; Paolo Sorrentino, 40 años, con Il divo. El gran cine italiano puede estar de vuelta.
21 may 2010
20 may 2010
Diana Navarro---Brindo por ti (EN EXCLUSIVA, VIDEO ENTERO)
http://www.youtube.com/watch?v=IM3XiMPAhMM
Robo kafkiano de los manuscritos de Kafka
Una importante colección de manuscritos de Franz Kafka parece estar desapareciendo de forma kafkiana. Dos hermanas residentes en Tel Aviv, que heredaron los documentos de su madre, han denunciado frecuentes robos en su apartamento (dos la semana pasada), pero dicen no saber qué ha sido robado. La Biblioteca Nacional de Israel, que pleitea con las hermanas por la posesión de los manuscritos, sospecha que el patrimonio está siendo liquidado.
Este culebrón es puro Kafka
Los papeles perdidos de Kafka
El kafkiano proceso en torno al manuscrito de 'El proceso'
La historia es complicada. Los manuscritos de Kafka formaban parte de la biblioteca de Max Brod, editor y amigo del escritor checo, que emigró a Israel en 1939 y murió en 1968. Brod legó sus posesiones a su secretaria y colaboradora Esther Hoffe, que falleció a su vez hace dos años y dejó los manuscritos y el resto del material a sus dos hijas, Eva y Ruth.
Esther Hoffe, la ex secretaria de Brod, no tuvo un comportamiento demasiado leal. Existen claros indicios y varias pruebas documentales de que Brod sólo le dejó su biblioteca con los manuscritos de Kafka para que acabara de clasificarla y la entregara luego en su integridad a una institución pública israelí, con preferencia a la Biblioteca Nacional. Esther, sin embargo, vendió el manuscrito de El procesoy donó todo lo demás a sus hijas.
La Biblioteca Nacional interpuso una demanda para conseguir la custodia de los libros de Brod y los manuscritos de Kafka. Pero mientras se desarrolla el proceso se han sucedido los robos misteriosos en casa de Eva Hoffe, la hermana que, hasta donde se sabe, guardaba los documentos. En septiembre de 2009 se denunció un robo. La semana pasada hubo otras dos incursiones en el apartamento, el lunes y el miércoles.
Según Eva Hoffe, de 76 años, han desaparecido "libros, cartas y partituras", aunque se declara incapaz de detallar qué libros, qué cartas y qué partituras. El abogado de las hermanas Hoffe, Uri Zfat, afirma por su parte que lo robado son "documentos insignificantes".
La Biblioteca Nacional de Israel sospecha que el legado de Max Brod está siendo liquidado en beneficio de las hermanas o de alguien vinculado a ellas, y exige al juez que todos los documentos le sean entregados inmediatamente; si ello no es posible, exige que al menos se efectúe un inventario sobre los documentos guardados en el apartamento de Eva Hoffe para evitar que sigan produciéndose robos misteriosos y el legado de Brod y Kafka siga esfumándose.
"Nos cortan la cabeza a los funcionarios, que es lo fácil"
El Consejo de Ministros tiene previsto aprobar hoy, a partir de las 16.30, el decreto que contempla el ajuste económico más duro e impopular de la historia reciente de España, unas medidas que afectan, fundamentalmente, a trabajadores públicos y pensionistas y que también provocarán que el Ejecutivo revise a la baja su previsión de crecimiento para el año que viene.
Unas 750.000 personas declaran más de 60.000 euros al año
Medidas fiscales en todos los países
Fomento recorta 6.400 millones en inversión pública en dos años
Zapatero anuncia una subida de impuestos para "los que realmente más tienen"
¿Culpa de la crisis o del "despilfarro"?
La izquierda del PSOE confía en que la subida sea para las grandes fortunas
Zapatero da un vuelco a su estrategia con un recorte de sueldos públicos sin precedentes
España reducirá el déficit 15.000 millones de euros más en dos años
Dos minutos que cambiaron a España
"Nos cortan la cabeza a los funcionarios, que es lo fácil"
El Gobierno aprobará un nuevo impuesto para las rentas superiores a un millón
Trabajo no aclara los recortes de sueldo ni a sindicatos ni a patronal
Salgado elude explicar qué entiende el Gobierno por rentas altas
"Nos cortan la cabeza a los funcionarios, que es lo fácil"
Montilla admite que se reprogramarán los calendarios de obras públicas en Cataluña
José Luis Rodríguez Zapatero
A FONDO
Nacimiento: 04-08-1960Lugar:Valladolid Elena Salgado
A FONDO
Nacimiento: 12-05-1949Lugar:OrenseLa noticia en otros webs
En este Consejo de Ministros, que se ha visto adelantado en un día por motivos de agenda de la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, el Gobierno también tiene intención de aprobar el techo de gasto presupuestario para 2011, que con toda probabilidad se verá fuertemente reducido para continuar con el ajuste fiscal al que España está obligada.
El Gobierno se comprometió hace diez días en Bruselas a reducir en 15.000 millones de euros el déficit previsto para este año y para el que viene , 5.000 en 2010 y 10.000 en el próximo ejercicio. El pasado miércoles, Zapatero concretó en el Congreso en apenas dos minutos cómo iba a conseguir tal rebaja: con una bajada salarial a los funcionarios, la congelación de las pensiones, la reducción de las inversiones en más de 6.000 millones y la desaparición del cheque-bebe, entre otros [lee el discurso íntegro leído por el presidente del Gobierno].
Desde entonces, el Gobierno ha insistido en que este difícil recorte es necesario pero se ha encontrado con el rechazo frontal de buena parte de la oposición y de los sindicatos, que han convocado una huelga en el sector público y no descartan un paro general.
Las primeras movilizaciones, convocadas por los funcionarios, que mantienen la convocatoria de su huelga para el próximo 8 de junio , tendrán lugar precisamente hoy en todas las ciudades españolas para protestar por su bajada salarial, en paralelo a la discusión del Consejo.
Ayer, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insitía en que se subirán los impuestos sólo a las rentas más altas . La mayoría de los españoles cree que ese "esfuerzo duro", que él ha reclamado a toda la sociedad para reducir el déficit y recuperar la credibilidad de las cuentas públicas, "debe ser mayor por parte de los que tienen más. De los que realmente tienen", matizó de inmediato, "no por supuesto de la clase media, que soporta una buena parte de los esfuerzos fiscales del país, sino de los que tienen un volumen importante [de renta]", agregó. "En el caso" de que se decante por un incremento fiscal, insistió, "no afectará a la inmensa mayoría de los impuestos ni a las clases medias".
Unas 750.000 personas declaran más de 60.000 euros al año
Medidas fiscales en todos los países
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A FONDO
Nacimiento: 04-08-1960Lugar:Valladolid Elena Salgado
A FONDO
Nacimiento: 12-05-1949Lugar:OrenseLa noticia en otros webs
En este Consejo de Ministros, que se ha visto adelantado en un día por motivos de agenda de la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, el Gobierno también tiene intención de aprobar el techo de gasto presupuestario para 2011, que con toda probabilidad se verá fuertemente reducido para continuar con el ajuste fiscal al que España está obligada.
El Gobierno se comprometió hace diez días en Bruselas a reducir en 15.000 millones de euros el déficit previsto para este año y para el que viene , 5.000 en 2010 y 10.000 en el próximo ejercicio. El pasado miércoles, Zapatero concretó en el Congreso en apenas dos minutos cómo iba a conseguir tal rebaja: con una bajada salarial a los funcionarios, la congelación de las pensiones, la reducción de las inversiones en más de 6.000 millones y la desaparición del cheque-bebe, entre otros [lee el discurso íntegro leído por el presidente del Gobierno].
Desde entonces, el Gobierno ha insistido en que este difícil recorte es necesario pero se ha encontrado con el rechazo frontal de buena parte de la oposición y de los sindicatos, que han convocado una huelga en el sector público y no descartan un paro general.
Las primeras movilizaciones, convocadas por los funcionarios, que mantienen la convocatoria de su huelga para el próximo 8 de junio , tendrán lugar precisamente hoy en todas las ciudades españolas para protestar por su bajada salarial, en paralelo a la discusión del Consejo.
Ayer, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, insitía en que se subirán los impuestos sólo a las rentas más altas . La mayoría de los españoles cree que ese "esfuerzo duro", que él ha reclamado a toda la sociedad para reducir el déficit y recuperar la credibilidad de las cuentas públicas, "debe ser mayor por parte de los que tienen más. De los que realmente tienen", matizó de inmediato, "no por supuesto de la clase media, que soporta una buena parte de los esfuerzos fiscales del país, sino de los que tienen un volumen importante [de renta]", agregó. "En el caso" de que se decante por un incremento fiscal, insistió, "no afectará a la inmensa mayoría de los impuestos ni a las clases medias".
Son la monda
Doña Teresa Fernández de la Vega abrió su armario ropero por enésima vez y prorrumpió en uno de sus temibles aullidos de hiena bolchevique, aterrando al indefenso vecindario. Acto seguido se dirigió al espejo de cuerpo entero, en actitud interrogativa:
-Dime, espejo mágico. ¿Quién, en el reino de Valencia y en el otro, tiene más trajes que yo?
-¡Francisco Camps! -replicó el azogue. Y añadió, maléfico:- Además, a él le salen gratis.
La hiena, ataviada con un dos piezas de seda color palo de rosa que hacía juego con el carmín de sus labios, reprimió un quejido y, humillada, se arrancó con las garras el collar de perlas de tres vueltas. Tras zamparse un par de gaviotas putrefactas que guardaba en la nevera, juró vengarse. Tres noches después, con luna terciada, se reunió con las hienas hembras de su manada para celebrar un aquelarre en torno a una paella. Invocaron las fieras los conjuros oportunos y, fiel como un amiguito del alma, compareció el Mago Fairy. Después de acceder a sus deseos de llevar el asunto al Tribunal Supremo, que últimamente aceptaba cualquier cosa, y viendo que, locas de alegría, se revolcaban por los suelos, Fairy les advirtió:
-Pero tened cuidado y no os bebáis el entendimiento, en cuyo caso os puede ocurrir lo que a la última lideresa política que me pidió algo, doña María Dolores de Cospedal.
-¿Y qué fue ello? -preguntaron las hienas bolcheviques a coro.
-Me citó en un claro de la Casa de Campo para que le resolviera el catering de una fiesta que tenía que dar para sus compañeros del PP, con motivo de su candidatura por Toledo. Insensible a mis consejos en contra, decidió incluir los cóctel molotov en la lista de bebidas, y ahora cree que trabaja como portavoz en el Partido de los Trabajadores, que es republicano y está a favor de las víctimas del franquismo.
-Dime, espejo mágico. ¿Quién, en el reino de Valencia y en el otro, tiene más trajes que yo?
-¡Francisco Camps! -replicó el azogue. Y añadió, maléfico:- Además, a él le salen gratis.
La hiena, ataviada con un dos piezas de seda color palo de rosa que hacía juego con el carmín de sus labios, reprimió un quejido y, humillada, se arrancó con las garras el collar de perlas de tres vueltas. Tras zamparse un par de gaviotas putrefactas que guardaba en la nevera, juró vengarse. Tres noches después, con luna terciada, se reunió con las hienas hembras de su manada para celebrar un aquelarre en torno a una paella. Invocaron las fieras los conjuros oportunos y, fiel como un amiguito del alma, compareció el Mago Fairy. Después de acceder a sus deseos de llevar el asunto al Tribunal Supremo, que últimamente aceptaba cualquier cosa, y viendo que, locas de alegría, se revolcaban por los suelos, Fairy les advirtió:
-Pero tened cuidado y no os bebáis el entendimiento, en cuyo caso os puede ocurrir lo que a la última lideresa política que me pidió algo, doña María Dolores de Cospedal.
-¿Y qué fue ello? -preguntaron las hienas bolcheviques a coro.
-Me citó en un claro de la Casa de Campo para que le resolviera el catering de una fiesta que tenía que dar para sus compañeros del PP, con motivo de su candidatura por Toledo. Insensible a mis consejos en contra, decidió incluir los cóctel molotov en la lista de bebidas, y ahora cree que trabaja como portavoz en el Partido de los Trabajadores, que es republicano y está a favor de las víctimas del franquismo.
19 may 2010
ANOCHE
Anoche tuve que sacar mi corazón del pecho
Para soportar toda la pasión que llevo dentro,
Mi cuerpo ardía en tu ausencia,
La respiración me abandonaba por momentos
Agitada tome el rojo deseo
Y lo puse sobre la almohada,
Sus latidos suavizaron el ritmo
Y yo vacía, lo miraba desconsolada…
Anoche ardía mi casa en llamas de locura,
El frio de la luna no logro ninguna cura,
Y mi cuerpo sin latido
Huérfano de tus caricias,
De tus suspiros…
Anoche me dormí finalmente
Abrazada a mi corazón inerte.
Sirocos.
Petróleo
Un senador escondía un capítulo inédito de «Petróleo», novela póstuma de Pasolini
El cineasta investigaba la misteriosa muerte de Enrico Mattei en un «accidente» aéreo en su novela «Petróleo»
VERÓNICA BECERRIL | CORRESPONSAL EN ROMA
Viernes , 02-04-10
La maquinaria investigadora por la muerte de Pier Paolo Pasolini se ha puesto en marcha. La fiscalía de Roma acaba de solicitar un interrogatorio con el senador Marcello Dell´Utri, «como persona informada de los hechos».
El senador del partido de Silvio Berlusconi, condenado por asociación mafiosa en primer grado, tendrá que explicar a los jueces de la Fiscalía de Roma las declaraciones publicadas hace algunas semanas en los medios italianos cuando anunció poseer el capítulo dado por perdido de «Petróleo», el libro póstumo de Pasolini.
El pasado 2 de marzo Dell´Utri dijo tener en su poder este capítulo desaparecido de «Petróleo», la obra en la que el cineasta italiano investiga sobre algunos asesinatos cometidos en los años 70. Según los expertos, los datos que ofrece en el libro y sobre todo en ese capítulo desaparecido, conducirían hacia los asesinos del propio director de películas como «Medea», «Edipo Rey» y «Las mil y una noches».
Detalle del «caso Mattei»
Cuando Dell´Utri anunció poseer el capítulo desaparecido, no quiso dar detalles del texto señalando eso sí, que sorprendería porque revelaba detalles sobre la muerte de Enrico Mattei, presidente de la petrolera Eni, fallecido en 1962 en un accidente aéreo envuelto en el misterio.
De ahí el título del libro de investigación de Pasolini, «Petróleo», que fue publicado sin el capítulo que faltaba en 1992. El texto está dividido en capítulos al estilo de la Divina Comedia, y narra la historia de Carlo, importante empresario de Turín que trabaja precisamente para el Eni. Pero Carlo aparece por un lado como un hombre de éxito, y por otro, como una persona pérfida. A través de esta dualidad Pasolini contextualiza la Italia de la época marcada por contradicciones y controversias.
El senador italiano no ha vuelto a hablar del tema, desencadenando un gran revuelo social que llevó al ex líder de la oposición y ex alcalde de Roma, Walter Veltroni, a enviar una carta al ministro de Justicia italiano, Angelino Alfano, para que interviniera en el caso. Alfano por su parte anunció la petición de la reapertura del caso Pasolini.
El director de «Saló o los 120 días de Sodoma» falleció poco después de haber concluido esta película. De hecho se especula con la idea de que la noche en que fue asesinado le tendieron una emboscada diciéndole que le iban a entregar algunos rollos de negativos robados del set de «Saló». Así lo ha declarado Sergio Citti, amigo de Pasolini, confirmando de nuevo las sospechas que los amigos del cineasta habían expresado a lo largo de los años cuando Pino Pelosi, un adolescente de 17 años, se autoinculpó del homicidio.
«¡No me dejéis solo!»
Para los amigos de Pasolini, Pelosi era demasiado débil físicamente como para haber agredido con brutalidad al cineasta, quien fue apaleado y atropellado con su propio coche. Algunos testimonios de la época recogidos por periodistas amigos del intelectual, aseguraron haber visto a dos hombres alejándose en moto dejando a Pasolini en el suelo y a Pelosi gritando «no me dejéis solo».
Según la versión dada por buena por los investigadores de la época, la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975, Pasolini fue víctima de una disputa pasional con el propio Pelosi. El joven se declaró culpable siendo condenado a nueve años de cárcel. Pero en 2005, en una entrevista televisiva, Pelosi negó aquellas afirmaciones y apuntó a tres hombres como autores materiales del asesinato.
El fiscal Francesco Minisci está estudiando también las conclusiones extraídas del libro «Profondo Nero» de Giuseppe Lo Bianco y Sandra Rizza. En este volumen los autores desarrollan el hilo que conecta el homicidio de Enrico Mattei, la muerte del periodista Mauro De Mauro y la de Pasolini.
Mauro De Mauro investigaba el caso del asesinato de De Mattei cuando fue asesinado por la mafia en 1970, de ahí la unión de los tres casos según los investigadores. Por este motivo, el pasado 23 de marzo el abogado Stefano Maccioni solicitó la audición del senador Marcello Dell´Utri, al considerar fundamental el contenido del capítulo hasta ahora dado por perdido de «Petróleo».
A la petición de Maccioni se unió la del abogado de la familia Pasolini, Guido Calvi, quien calificó de «absolutamente necesario profundizar en las declaraciones de Dell´Utri para comprobar su veracidad y entender las razones del delito de 1975».
La relación de los tres casos parece evidente según los investigadores.
Los tres asesinatos se enmarcan entre los años 60 y 70. El presidente del Eni que osó desafiar a las grandes petroleras falleció en un extraño accidente aéreo, por lo que en 1970 el director de cine Francesco Rossi decidió hacer una película, la espléndida «El caso Mattei», sobre tan misteriosa muerte, encargando al periodista De Mauro la investigación para elaborar el guión.
En ese mismo periodo Pasolini inició la redacción de «Petróleo» llegando supuestamente a las mismas conclusiones que De Mauro: la relación de la política de la época con el homicidio.
El cineasta investigaba la misteriosa muerte de Enrico Mattei en un «accidente» aéreo en su novela «Petróleo»
VERÓNICA BECERRIL | CORRESPONSAL EN ROMA
Viernes , 02-04-10
La maquinaria investigadora por la muerte de Pier Paolo Pasolini se ha puesto en marcha. La fiscalía de Roma acaba de solicitar un interrogatorio con el senador Marcello Dell´Utri, «como persona informada de los hechos».
El senador del partido de Silvio Berlusconi, condenado por asociación mafiosa en primer grado, tendrá que explicar a los jueces de la Fiscalía de Roma las declaraciones publicadas hace algunas semanas en los medios italianos cuando anunció poseer el capítulo dado por perdido de «Petróleo», el libro póstumo de Pasolini.
El pasado 2 de marzo Dell´Utri dijo tener en su poder este capítulo desaparecido de «Petróleo», la obra en la que el cineasta italiano investiga sobre algunos asesinatos cometidos en los años 70. Según los expertos, los datos que ofrece en el libro y sobre todo en ese capítulo desaparecido, conducirían hacia los asesinos del propio director de películas como «Medea», «Edipo Rey» y «Las mil y una noches».
Detalle del «caso Mattei»
Cuando Dell´Utri anunció poseer el capítulo desaparecido, no quiso dar detalles del texto señalando eso sí, que sorprendería porque revelaba detalles sobre la muerte de Enrico Mattei, presidente de la petrolera Eni, fallecido en 1962 en un accidente aéreo envuelto en el misterio.
De ahí el título del libro de investigación de Pasolini, «Petróleo», que fue publicado sin el capítulo que faltaba en 1992. El texto está dividido en capítulos al estilo de la Divina Comedia, y narra la historia de Carlo, importante empresario de Turín que trabaja precisamente para el Eni. Pero Carlo aparece por un lado como un hombre de éxito, y por otro, como una persona pérfida. A través de esta dualidad Pasolini contextualiza la Italia de la época marcada por contradicciones y controversias.
El senador italiano no ha vuelto a hablar del tema, desencadenando un gran revuelo social que llevó al ex líder de la oposición y ex alcalde de Roma, Walter Veltroni, a enviar una carta al ministro de Justicia italiano, Angelino Alfano, para que interviniera en el caso. Alfano por su parte anunció la petición de la reapertura del caso Pasolini.
El director de «Saló o los 120 días de Sodoma» falleció poco después de haber concluido esta película. De hecho se especula con la idea de que la noche en que fue asesinado le tendieron una emboscada diciéndole que le iban a entregar algunos rollos de negativos robados del set de «Saló». Así lo ha declarado Sergio Citti, amigo de Pasolini, confirmando de nuevo las sospechas que los amigos del cineasta habían expresado a lo largo de los años cuando Pino Pelosi, un adolescente de 17 años, se autoinculpó del homicidio.
«¡No me dejéis solo!»
Para los amigos de Pasolini, Pelosi era demasiado débil físicamente como para haber agredido con brutalidad al cineasta, quien fue apaleado y atropellado con su propio coche. Algunos testimonios de la época recogidos por periodistas amigos del intelectual, aseguraron haber visto a dos hombres alejándose en moto dejando a Pasolini en el suelo y a Pelosi gritando «no me dejéis solo».
Según la versión dada por buena por los investigadores de la época, la noche del 1 al 2 de noviembre de 1975, Pasolini fue víctima de una disputa pasional con el propio Pelosi. El joven se declaró culpable siendo condenado a nueve años de cárcel. Pero en 2005, en una entrevista televisiva, Pelosi negó aquellas afirmaciones y apuntó a tres hombres como autores materiales del asesinato.
El fiscal Francesco Minisci está estudiando también las conclusiones extraídas del libro «Profondo Nero» de Giuseppe Lo Bianco y Sandra Rizza. En este volumen los autores desarrollan el hilo que conecta el homicidio de Enrico Mattei, la muerte del periodista Mauro De Mauro y la de Pasolini.
Mauro De Mauro investigaba el caso del asesinato de De Mattei cuando fue asesinado por la mafia en 1970, de ahí la unión de los tres casos según los investigadores. Por este motivo, el pasado 23 de marzo el abogado Stefano Maccioni solicitó la audición del senador Marcello Dell´Utri, al considerar fundamental el contenido del capítulo hasta ahora dado por perdido de «Petróleo».
A la petición de Maccioni se unió la del abogado de la familia Pasolini, Guido Calvi, quien calificó de «absolutamente necesario profundizar en las declaraciones de Dell´Utri para comprobar su veracidad y entender las razones del delito de 1975».
La relación de los tres casos parece evidente según los investigadores.
Los tres asesinatos se enmarcan entre los años 60 y 70. El presidente del Eni que osó desafiar a las grandes petroleras falleció en un extraño accidente aéreo, por lo que en 1970 el director de cine Francesco Rossi decidió hacer una película, la espléndida «El caso Mattei», sobre tan misteriosa muerte, encargando al periodista De Mauro la investigación para elaborar el guión.
En ese mismo periodo Pasolini inició la redacción de «Petróleo» llegando supuestamente a las mismas conclusiones que De Mauro: la relación de la política de la época con el homicidio.
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