Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 sept 2011

conservador de El Museo del Prado Matías Díaz Padrón, Premio Cristóbal Gabarrón de Restauración

http://www.elnortedecastilla.es/20070709/valladolid/conservador-museo-prado-matias_200707091659.html
Tanto nos une, como nos separa,



la constatación de la distancia



y la fecundidad de todo un mar,



vibrante y locuaz de olas,



en el que se contempla



la mística y engañosa luna,



ayer legible en tus ojos,



que se bebe ansiosa



tus labios deliciosos



para que yo no los pruebe,



y que en tus manos se muestra



como copa siempre alzada



con la que me emborrachas



hasta las cejas de melancolía.







Nos une, y nos separa,



la luna que en tus ojos se refleja,



y estos juegos de palabras



que de los papeles se escapan.






Nos une soñando bajo las sábanas



que nos da calor de madrugada,



pero que al despertar me separa



de tu jugosa boca de fresa y nata.






Me une a ti, mirarla tras la ventana,



y saberte mirándola ensimismada,



y me separa no poder saborearla



para desayunarme contigo al alba.






28 sept 2011







Isla del Hierro

Garoé

http://youtu.be/A4_l-D3eSWM

La vida alegre de los artistas en el París ocupado por los nazis

¿Qué vida llevaban Picasso, Camus, Sartre, Simone de Beauvoir, Marguerite Duras y los centenares de artistas e intelectuales que se quedaron en el París ocupado por los nazis? ¿Qué tipo de relación mantenían los marchantes de arte, los editores, los productores, los directores de orquesta o los empresarios teatrales con los censores alemanes y el Propaganda Staffel que Goebbels había creado para subyugar a la cultura francesa? Esto y otras cosas cuenta Alan Riding, uno de los grandes maestros del oficio de periodista, en Y siguió la fiesta. La vida cultural en el París ocupado por los nazis (Galaxia Gutemberg).





El periodista no juzga a quienes se rozaron con el enemigo para vivir

Nacido en Brasil, de padres británicos y educado en Inglaterra, Riding ya es en sí mismo historia. Empezó trabajando para la agencia Reuters y en los setenta y ochenta cubrió América Latina con base en Ciudad de México para The Financial Times, The Economist y The New York Times. En 1989 dirigió la oficina de este periódico en París y luego se centró en temas culturales.
 En la conversación se mezclan el pasado que retrata en su libro con el pasado y presente de su vida profesional.



"Sí, la vida cultural de París se reanudó muy pronto.
Por muchas razones, incluida la francofilia confesa de muchos alemanes. Sartre, Camus, Picasso y muchos otros pasaron toda la guerra y las fiestas que hacían acababan en inmensas borracheras.
 Lo cuenta muy bien Simone de Beauvoir: como había toque de queda se quedaban toda la noche bebiendo", explica el autor, "pero tengo que decir que yo he vivido en situaciones como las de Argentina bajo la junta militar y había mucho menos alegría que en el París ocupado".



Como buen conocedor de Francia y parisiense de adopción, Riding sabe de la ambigüedad con la que la sociedad francesa ha manejado la cuestión del colaboracionismo durante la ocupación alemana.
"Es a causa de la reinvención de Francia por parte del general De Gaulle, que entendió la necesidad de restituir el orgullo al país, que finalmente volvía a ocupar un rango de gran potencia.
 Cierto, en los primeros momentos se pidieron cuentas y hubo ejecuciones, pero pronto se vio que no se podía sacar toda la mugre".
 "La figura de Mitterrand es emblemática en este sentido", añade. "Tiene un pie a cada lado, estuvo con Vichy durante los primeros momentos y luego en la Resistencia" y nunca reconoció que el Estado francés era culpable. Tuvo que hacerlo Chirac. "Pero con el fin de la guerra fría se descongela la historia de Europa", asegura Riding, "y surge el tema que ha sido silenciado durante casi 30 años, el de los judíos y el expolio al que fueron sometidos, especialmente en obras de arte".



El libro da cuenta también del periodo anterior a la ocupación, de cuando las autoridades francesas crearon los campos de concentración para meter a los llamados extranjeros indeseables, que a menudo se juntaban con los refugiados españoles, y de la brutalidad de los guardianes franceses. Es un periodo de mucha incertidumbre. Picasso, por ejemplo, pide la nacionalidad francesa para protegerse por haberse significado en favor de la República Española, pero los franceses se la deniegan por unos informes de España donde se le calificaba de anarquista.



Riding no quiere juzgar a quienes se quedaron en París y reanudaron discretamente sus vidas e incluso se rozaron con el enemigo. Los tiempos eran duros. "Todos nos podemos preguntar qué habríamos hecho en una situación así o en la España de la Guerra Civil; es algo que comprobé en América Latina, donde yo viajaba con la protección de ser el corresponsal de The New York Times, en la época en la que la gente desaparecía o era asesinada en Guatemala o en Argentina. Eran era gente como yo: periodistas, profesores de universidad, artistas. Unos se iban del país; otros tomaban las armas...".



"Los bailarines, los músicos, los actores, tenían que trabajar, y casi todos volvieron a París después del éxodo de los primeros días de la ocupación. ¿Hasta qué punto se asociaron con el ocupante? Cierto, una cosa es aceptar un viaje a Alemania y otra tomarse una copa con un oficial alemán".



El mundo del arte es central en el libro de Riding.
A Picasso le redime por boca de su amante de aquellos años, Françoise Gilot. "Sí, se pasa toda la guerra en su estudio de París", admite.
"Tal vez hubiera podido escaparse a Nueva York, como hicieron otros, pero el hecho es que escoge vivir en París. Era una presencia.
Todo el mundo conocía dónde estaba su estudio, aunque él intentaba mostrarse poco. Se decía que algún oficial alemán le daba madera para quemar en su estufa, o que el sonderführer del Propaganda Staffel le proporcionaba telas para pintar.
Pero debían ser pocas, porque su producción en aquella época es muy limitada".

Me gustaría....

Hay dias que quisiera poder ser ilusionista,
 maga de estrellas brillantes,
ser poderosa y crear huecos de Luna y de Sol,
escribir sobre el cielo de la noche como en hojas de papel,
plegando a mi gusto esas palabras que escribí,
en hieráticas pajaritas y aviones  de papel
lanzarlas y ver como vuelan y desaparecen
sin orden y con piruetas el el cielo,
no verlas caer, y si el Mar está cerca,
que vayan mis poemas hacía ti.
Para poder crear un mundo de colores,
esperanza e ilusión,
y llenarlo de ternura , de cariño, y de paz.

27 sept 2011

Tristezas de la luna

Tristezas de la luna



Esta noche la luna sueña con más pereza,

Cual si fuera una bella hundida entre cojines

Que acaricia con mano discreta y ligerísima,

Antes de adormecerse, el contorno del seno.



Sobre el dorso de seda de deslizantes nubes,

Moribunda, se entrega a prolongados éxtasis,

Y pasea su mirada sobre visiones blancas,

Que ascienden al azul igual que floraciones.



Cuando sobre este globo, con languidez ociosa,

Ella deja rodar una furtiva lágrima,

Un piadoso poeta, enemigo del sueño,



De su mano en el hueco, coge la fría gota

como un fragmento de ópalo de irisados reflejos.

Y la guarda en su pecho, lejos del sol voraz.

Charles Baudelaire

¿Qué dirás esta noche, pobre alma solitaria...Baudelaire

¿Qué dirás esta noche, pobre alma solitaria...

¿Qué dirás esta noche pobre alma solitaria,
Qué dirás, corazón, marchito hace tan poco,
A la muy bella, a la muy buena, a la amadísima,
Bajo cuya mirada floreciste de nuevo?

-El orgullo emplearemos en cantar sus loores;
Nada iguala al encanto que hay en su autoridad;
Su carne espiritual tiene un perfume angélico,
Y nos visten con ropas purísimas sus ojos.

En medio de la noche y de la soledad,
O a través de las calles, del gentío rodeado,
Danza como una antorcha su fantasma en el aire.

A veces habla y dice: «Yo soy bella y ordeno
Que por amor a mí no améis sino lo Bello;
Soy el Ángel guardián, la Musa y la Madona».



Buenas noticias DAVID TRUEBA

Cada vez nos tropezamos con más gente que dice estarse quitando de eso de leer los periódicos.
Prefieren aislarse de las malas noticias, como quien no va al médico mientras el bultito ese bajo la piel no se nos ponga del tamaño de un balón de fútbol. Pero que tú no mires no significa que ellos no actúen.
Con la crisis económica los medios han sobreactuado, han abusado de portadas y mensajes dramáticos.
Cada viernes se acaba el mundo y cada lunes hay otra goleada del Barcelona o el Real Madrid. En qué quedamos.


Es probable que esa sobre-dramatización de los analistas haya terminado de cavar el agujero para proceder al entierro del proyecto de bienestar sobre el que nos pusimos a trabajar hace muchos años y que ahora nos parece una perspectiva de porvenir inalcanzable.
Lo cual, más que otra cosa, nos debería hacer reflexionar sobre cómo hemos podido dar tantos pasos hacia atrás creyendo que los estábamos dando hacia delante.

En cuestiones de comparativa hay que ser cautos.
Cada vez que oigo a alguien protestar porque los niños de ahora no saben divertirse ni jugar recuerdo a mi padre contar que su divertimento principal en la infancia era meter una piedra en la bufanda y arrearse entre amigos.
Rafael Azcona solía blandir una viñeta de The New Yorker cada vez que alguien le endilgaba un sermón sobre cómo íbamos a peor. En ella se veía a dos tipos del paleolítico y uno le decía al otro: "Mucho quejarse del estrés, la contaminación y la vida moderna, pero la esperanza de vida de ellos es de 80 años y la nuestra no pasa de 30".

Hay quien dice que el pesimismo es una trampa para colarte lo peor como irremediable.
Ténganlo en cuenta. La semana pasada, la joven francesa Elvire Bonduelle sacó una edición limitada de este periódico donde se presenta un montaje de las buenas noticias publicadas entre mayo y agosto.
Si no se han hecho con un ejemplar de El Mejor País, corran a hacerlo. Puede que no se reconcilien ni con la realidad ni con los medios, pero no dejarán de reconocer que al alcance de nuestra mano hay un montón de bellas posibilidades para transformar las malas noticias en buenas.

Gucci tira la casa por la ventana

La firma italiana celebra sus 90 años con una lujosa fiesta tras la inauguración de su museo en Florencia -
.Al llegar a los 90, uno tiene dos opciones: echarse a descansar y olvidar, o celebrar en un palacio florentino con 270 invitados una fiesta que haga las veces de ese lifting milagroso y rejuvenecedor tan propio para muchos a esa edad. Frida Giannini es de las que se apuntan a la segunda idea y anoche festejó el aniversario de Gucci inaugurando un museo y ofreciendo a amigos y personalidades una cena propia del Renacimiento.

Gucci se hace museo en Florencia
El largo viaje desde la pasarela al museo


La diseñadora italiana lleva nueve años al frente de esta firma, lo que la convierte, según las principales cabeceras del sector, en "una de las reinas de la moda italiana". Su majestad se enfundó anoche un vestido de su última colección, presentada hace unos días en la Semana de la Moda de Milán, para enseñar a las gurús del diseño el museo que ayer inauguró en la Piazza della Signoria, en Florencia. Por allí andaban Anna Wintour, directora de la edición estadounidense de Vogue, enjuta en su traje de dos piezas mientras veía la videoinstalación de Bill Viola en la sala dedicada al arte contemporáneo. En sentido contrario deambulaba Emmanuella Alt, su homóloga en la edición francesa, más dicharachera y cautivada por las joyas que se exponían en el museo.

Finalizado el recorrido, la plana mayor de la casa Gucci, con François Pinault a la cabeza, pero sin Salma Hayek, guiaron a sus invitados hacia el Palazzo Vechio, sede del ayuntamiento de Florencia y anoche escenario de celebración. Entre maravillosas esculturas y pinturas renacentistas, editores, periodistas, Carlota Casiraghi y la actriz Camille Belle cenaron previo discurso de la anfitriona y su jefe, Patrizio di Marco. La hija de Carolina de Mónaco, con alta coleta y vestido verde, comió y desapareció entre la multitud que se dirigía al fin de fiesta sin importarles ni la altura de los tacones ni la de los escalones que separaban el escenario de la sala principal.

En un espacio contiguo al patio del ayuntamiento, Debby Harry esperaba con sus zapatos de plataforma y purpurina en la mano. La cantante de Blondie, con pelo muy blanco y estola muy verde, clausuró la noche con un miniconcierto que Frida Giannini bailó en la primera fila sin importarle los flashes de los fotógrafos.
Harry contoneó sus 66 años como Gucci hizo anoche con sus 90. El diseño y el lujo no envejecen en esta ciudad del arte.

"La dolce vita' no era una gran película, existe por la secuencia de la Fontana de Trevi"

Anita Ekberg, que el jueves cumplirá 80 años, recuerda su carrera en una entrevista .
. .El jueves cumplirá 80 años. Y 51 han pasado desde aquel baño en la Fontana de Trevi y aquel "¡Marcello!" que grabaron la imagen y el nombre de Anita Ekberg en la mente de todo cinéfilo. Lejos de esa dolce vita, la diva sueca, cuyo nombre completo es Kerstin Anita Marianne Ekberg, descansa hoy en una clínica de Nemi, cerca de Roma. Y allí se ha dejado entrevistar por el diario italiano Il Corriere della Sera. "Me siento un poco sola, pero no tengo remordimientos", asegura la actriz.

La noticia en otros webs
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"He amado, he llorado, he estado loca de felicidad. He ganado y he perdido. No tengo ni marido ni hijos", rememora la intérprete. La silla de ruedas desde la que contesta a las preguntas del diario italiano, legado de la ruptura de ambos fémures, marca la distancia con la joven despampanante que se paseaba por la fuente romana. "Ahora los médicos están intentando hacer que ande de nuevo. A Fellini le encantaba cómo caminaba", recuerda Ekberg.

De hecho, lo hacía bastante mejor que Mastroianni, ese Marcello al que invitaba a bañarse con ella: "Durante el rodaje di varias vueltas por la fuente y nunca me tropecé. Él en cambio tenía frío y se vació una botella de whisky. Se cayó tres veces y tres veces tuvieron que secarle. Al final le pusieron unas botas de pescar debajo de los pantalones".

La secuencia famosa

Fue la secuencia que la llevó a la fama y que, según ella, hizo inolvidable una película que no lo era.
"No era un gran filme, existe por esa escena. Y allí estábamos Marcello y yo. Bueno, más yo que él.
Era bellísima, lo sé", cuenta.
Tanto que el director Dino Risi, el empresario Gianni Agnelli y el cantante Frank Sinatra, entre otros, intentaron seducir a la Miss Suecia de 1951.

Ahora la actriz pasa la mayoría del tiempo sola.
Y le resulta difícil encontrar actividades entretenidas: "Los días son infinitos. La televisión es monótona al igual que los noticiarios, siempre hablando del guarro de vuestro premier [le dice al periodista en alusión a Berlusconi].
¿Por qué le habéis votado tantos años?". Eso sí, la acompañan las monjas de la clínica, las mismas que el jueves han organizado un almuerzo en su honor.
Por un día, 51 años después,

volverá a ser protagonista.



¿A qué le obliga el sacerdocio.
"A nada, en mi caso particular. He generado una libertad dentro de esa estructura; celebro misa cuando estoy en Buenos Aires. Me ven como alguien raro, pero no como un raro loquito sino como alguien que venía con experiencia, que estudia, que publica".
Y que aprendió del silencio, hacia el que corre por encima de los setos.

26 sept 2011

Parecidos razonables (y.. III)





















Parecidos razonables (II)













Parecidos razonables?

Parecidos razonables

El Canarias7 contaba hace unos días la historia de una fotografía de 1870, hecha en Tennesse, en la que aparece un tipo que es muy parecido al actor Nicholas Cage.

Yo no le veo la rareza, porque durante tantos años de historia seguramente habrá habido muchas personas que se han parecido, sin ser familia ni compartir siquiera territorio. Es muy socorrido comentar en tono de chanza el parecido físico que tienen el cardenal Rouco Varela con Paco Clavel, y es muy frecuente ver modelos o actrices que guardan un parecido a veces indiferenciable con guapas consagradas como Angelina Jolie, Megan Fox o Rachel Weiz. Incluso las hay famosas que son muy parecidas, y en determinadas fotos se confunden, como es el caso de Beyoncé y Jessica Alba.

Aparte de que los cirujanos plásticos acaban construyendo casi el mismo rostro para todas las chicas Play-boy, la naturaleza debe tener un cupo determinado de caras y las repite, y así vemos que Mourihno es clavado a algunos retratos de Felipe II o que la estructura de la cara del futbolista Raúl es similar a la de Bin Laden. Mi padrino de bautizo, desparecido hace años, tenía un rostro exactamente igual al de Charlton Heston, y se hacían bromas con él cuando se proyectaba la película Ben-Hur (has dejado la cuádriga mal aparcada).
Por eso no es extraño que un tipo del siglo XIX sea clavado a Nicholas Cage; seguramente habrá muchos que se parezcan a otros tantos famosos o no famosos de hoy.
Y como curiosidad, vean algunos parecidos asombrosos entre personajes conocidos, el más cercano, y por eso va el primero, el novelista canario Víctor Álamo de la Rosa, que casi es el hermano gemelo del tenista Rafa Nadal.

Caramelos de menta y miel







Guardan tus dulces labios


caramelos de menta y miel


para acallar madrugadas,


y la desnudez de mi sonrojo.


Un océano generosamente


repleto de íntimas palabras.


Ofrecen calor de aguardiente


para el trasnochador, al alba,


que suspira bajo la locura


de las caricias de tus manos,


y la exhuberancia perfumada


de las sinuosas y frescas olas,


olor a pura sal y húmedas algas,


en que me ahogan tus caderas


mi mimada niña amada.







Marilyn, inédita y más joven que nunca

Salen a la venta fotografías y negativos de la primera etapa de la actriz, realizadas por un fotógrafo hoy en la ruina

El 'kit' del diputado BORIS IZAGUIRRE

Es


Según explica el diario Abc, el nuevo diputado recibirá un kit dotado de un teléfono móvil ?que puede escoger que sea BlackBerry o iPhone?, una tarjeta de taxi con 3.000 euros para gastar durante un año y un iPad.


Cuando éramos ricos, nos fascinaba ver a Victoria Beckham sosteniendo bolsos Hermès casi vacíos
Un miembro de la Mesa califica el kit del diputado como "todo lo necesario para sobrevivir". No sabemos cómo lo hacen sus homólogos griegos, italianos o franceses, pero la altísima tecnología que envolverá a nuestros políticos obliga a algunas consideraciones.

Los acérrimos de la BlackBerry defienden el secreto de su mensajería; los del iPhone, su velocidad y aplicaciones para todo. A lo mejor crean una para que los diputados voten desde sus casas o coches.

En cuanto al iPad, entendemos que el Congreso, y los contribuyentes, tengan a bien regalarles uno, a fin de cuentas es casi lo más económico de su existencia. Porque luego vienen los gastos reales, el día a día, que a lo mejor les obligan a canjear euros del bonotaxi para costearlos. ¿Qué ocurre en caso de robo o pérdida? Un iPad para todos y todas, sí, pero un iPad sin funda a juego es un horror. Puede crear desasosiego estético en el hemiciclo y ciclos de comentarios hirientes. Luego está la conexión, la de 3G garantiza mayor rapidez a un coste elevadísimo, pero justificadísimo. Aquel diputado con la tarifa inferior, la 2G, puede ser objeto de chanzas adolescentes en los pasillos. Pero lo que en realidad debería preocuparles levemente es que, cada vez que abran el iPad y se conecten, un día de estos la pantalla les devuelva la imagen de la mano de un indignado avanzando hacia sus escaños para arrancarles la tableta. O el kit entero.

Sin duda, un diputado moderno necesita un iPad para soportar las largas horas de deliberaciones. Cuando necesiten un respiro, deslizarán sus yemas sobre la pantalla y pincharán en imágenes del pasado. Por ejemplo, cuando Victoria Beckham vivió entre nosotros y el Real Madrid era galáctico y se permitía prescindir de todo un marqués de Del Bosque porque no era guapo.

En esa época, cuando éramos ricos, nos fascinaban las imágenes de Victoria Beckham sosteniendo bolsos de Hermès extra large y casi vacíos avanzando sobre arrogantes tacones. Ahora ella aparece con una lesión discal, sin tacones y las manos vacías (o con su niñita de meses) promocionando su línea de ropa más barata, que será un éxito seguro.

Y si se aburren de nostalgia, los nuevos diputados pueden colocarse los auriculares y escuchar la radio en sus smartphones. En muchas emisoras se habla de una posible operación estética en el futuro duque de Alba, Alfonso Díez. El comentario es que podría haberse rebajado la punta de la nariz. En primer lugar, deseamos que tal intervención no le haga perder su fino olfato para las antigüedades exquisitas. Quizá para darnos en las narices con tal decisión, Díez acudió a ver la perla La Peregrina en Christie's.

La famosa perla forma parte de la colección de joyas propiedad de Elizabeth Taylor, aunque su primer propietario fue Felipe II, y antes de ser subastada se expone en la capital. El precio de salida, dos millones de dólares. Otro lujo. En la visita le preguntaron si pensaba adquirirla para la duquesa, su futura esposa. A Díez se le hincharon las narices. La pregunta irrespetaba su pericia. La de un hombre sensible a lo bello, cualquiera que sea su edad.

Díez está molesto porque cuestionen sus arreglos. Estas pequeñas intervenciones suelen acompañarse de un poquito de bótox, que no pone ni quita hombría a un duque, solo lo alisa. Llama la atención que los nuevos aristócratas, los que como Díez o Letizia adquieren rango por matrimonio, se cambien la nariz en el proceso. Antes creíamos que los nobles se distinguían de nosotros precisamente por sus perfiles pronunciados y a veces narizotas. Ahora pareciera que los que empiezan a serlo quieren echarle narices pero con naricilla. Díez es un caballero dispuesto a compartir con nosotros su fascinación por lo antiguo.

Strauss-Khan y Mourinho, los machos alfa de la semana, en cambio ocupan la escena donde ni piden perdón ni ofrecen explicaciones claras sobre el comportamiento cuartelario de sus jugadores. ¿Qué esta pasando? Todo está en crisis. ¿Y el lujo? El lujo no. No es que esté en crisis, sino que apetece menos. Pesa más y es indiscreto.

No solo bajan los precios, sino que de los rótulos de las tiendas van borrándose las palabras gourmet, vip o delicatessen, porque ahora ya solo suenan a caro.
De esta manera, el delicatessen vuelve a ser colmado, y el gourmet, cocinero.
Con o sin nariz nueva, tanto el futuro duque como los nuevos diputados deberán aprender una pequeña lección: gustamos más con menos look.
Tanto en el caso de los que todavía creen que una nariz operada es mejor que la original como para los que ansíen estrenar iPad en el hemiciclo, es necesario asumir que lo que para unos es una necesidad, para otros es un lujo.

Como cada mañana

Como cada mañana

Ahora sé
que estas calles nos han hecho solitarios
y nuestro corazón
tiene el pulso amarillo
de las maderas lentas de un tranvía.

Sobre su cuerpo viejo
andábamos despacio, de forma irregular,
con una simetría parecida a los árboles.

Era hermoso acudir
cada mañana
y respetar la cita con la hiedra
del muro,
los ropajes cansados de las casas estrechas
y de las calles sucias. Agradable
cruzar sobre algún puente,
detenerse lo exacto
para ver cómo el agua discute en las orillas.

En su jardín olimos
los primeros inviernos, su curso indefinido
por entre las palmeras.
Casi nadie pasaba,
sólo había
cuarenta sillas rojas
de los bares cerrados y alguna soledad
definitiva.

Durante muchos años,
durante tantos días que pasaron
el uno tras el otro,
el deber era un cierto paseo solitario,
la cita con un rumbo que sólo desviamos
para pisar las horas que caían,
los sueños que faltaban,
la superficie helada de los charcos,
para saltar los setos
o besamos las uñas moradas por el frío.
Y llegando a la puerta solíamos comprar
pequeños caramelos de nata o de violetas.

Entrábamos por fin para mezclamos
como cada mañana de la vida
con el paso cansado, los azulejos fríos
de un mundo hecho en latín
y números romanos.

Ahora sé
que en aquella ciudad deshabitada
la gente andaba triste,
con una soledad definitiva
llena de abrigos largos y paraguas.


Garcia Montero

Resistencia

RESISTENCIA

El alarido encuentra su límite en el eco,
la sombra se cobija, subrepticia, en la noche,
el abrazo se esconde detrás de las cortinas
y la risa se enroca impasible en el rostro.

Las lágrimas se ocultan debajo de la lluvia,
las miradas se quedan prendidas en el aire,
las consignas esperan condiciones propicias,
los relojes se mueren de infarto en la muñeca.

Los árboles adoptan posiciones fetales,
los pájaros fabrican sus nidos con arcilla,
las voces se atrincheran detrás de los silencios
y las flores esconden su perfume en la tierra.

Un amor para luego aguarda su momento.


(2005)
Jose Miguel Junco Ezquerra