Guardan tus dulces labios
caramelos de menta y miel
para acallar madrugadas,
y la desnudez de mi sonrojo.
Un océano generosamente
repleto de íntimas palabras.
Ofrecen calor de aguardiente
para el trasnochador, al alba,
que suspira bajo la locura
de las caricias de tus manos,
y la exhuberancia perfumada
de las sinuosas y frescas olas,
olor a pura sal y húmedas algas,
en que me ahogan tus caderas
mi mimada niña amada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario