De dónde habrá venido
ese presunto pájaro
que acaso esté durmiendo
oculto en una rama
del árbol que me impide
el ser ceniza y polvo.
Tal vez no esté en el trance
de verse sin resuello
en una patria ajena.
Mas, de estarlo,
quién sabe.
Qué vuelos imposibles
habrá sobrellevado
su cuerpo diminuto.
Y quién sabrá si acaso
en otras dimensiones,
ajenas y sin plumas,
sus crías desesperan.
O acaso yo sea el pájaro
que instalado en la rama
observa como un hombre
venido de muy lejos
tras el árbol se oculta.
O acaso sea yo el árbol
que acoge con asombro
abajo en las raíces
al pájaro y al hombre
que vienen de muy lejos.
O la sombra que añora
ser reflejo del árbol
donde un hombre y un pájaro
platiquen sus asuntos,
se esmeren por la vida.
O acaso yo sea solo
el eco que antecede
al vuelo y la palabra.
31 ene 2020
Diane Keaton explora el “misterio” que encarna la enfermedad mental de su hermano
La actriz desvela en un nuevo libro que un personaje de 'Annie Hall' está inspirado en él y habla de las dificultades familiares respecto a estas dolencias.
El hermano de Diane Keaton, John Randolph Hall, tiene una vida "fuera de lo normal" desde su infancia.Bipolaridad o trastorno esquizoide de la personalidad son algunos de los diagnósticos que ha recibido a lo largo de su vida, pero ningún médico ha sabido con certeza qué es lo que le sucede al hermano de la actriz.
La ganadora de un Oscar publica el 4 de febrero Brother & Sister (Hermano y hermana, en inglés), un libro sobre la relación con Hall y las dificultades que ha vivido su familia respecto a sus problemas de salud mental.
"Estaba muy escondido y quería explorar ese misterio", ha explicado Keaton a la revista estadounidense People.
La actriz está muy unida desde pequeña a su hermano, pero reconoce que siempre le extrañaron los miedos de Hall: "Me preguntaba siempre por qué estaba llorando (...). ¿Por qué le tenía miedo al aire libre? ¡Eso es raro!".
La publicación revela que Hall inspiró el personaje de Duane en Annie Hall, el hermano con tendencias suicidas de Keaton en la película de Woody Allen, interpretado por Christopher Walken. Pero el objetivo de la actriz escribiéndolo era indagar más en la personalidad de su hermano, a quien define como un talentoso poeta y artista, una persona solitaria, pero también como un alcohólico que fantasea con escenas violentas contra mujeres.
"Me hice adicto a ver películas de terror, con la esperanza de que estas tuvieran algún horrible asesinato a una mujer...", escribió Hall en una carta dirigida a su hermana, que se incluye en el libro.
Hall estuvo casado durante bastantes años, hasta que su esposa lo abandonó.
Se fue a vivir solo a una casa comprada por sus padres y en ese momento empezó a beber y a tener pensamientos violentos, que compartía con la actriz.
"No había ningún indicio de que fuera a hacer algo ni había hecho nunca nada. (...) Escribió sobre ello e hizo collages en su lugar", asegura Keaton.
A sus 71 años, Hall sufre demencia —empezó a mostrar síntomas con 65 años— y vive en un centro de atención donde su hermana le visita cada domingo.
"Tomamos conos de helado de vainilla y caminamos descubriendo cosas", dice la actriz, que afirma que ha conocido a su hermano de una manera totalmente nueva.
No es la primera vez que Keaton escribe un libro, pues ha publicado otros títulos como Ahora y siempre o Let's Just Say It Wasn't Pretty (Digamos que no fue bonito, en inglés).
Pero sí que es la primera ocasión en la que aborda el tema de la salud mental y no profundiza en su propia historia, sino en la de un miembro de su familia.
Se suma de esta manera a una creciente lista de celebridades que hablan abiertamente sobre un tema hasta ahora tabú.
El actor Al Pacino confesó recientemente que necesitó 25 años de terapia para recuperarse de una depresión y el cantante Justin Bieber pospuso la celebración de su boda con Hailey Baldwin por esta misma dolencia.
El hermano de Kate Middleton, James, pensó incluso en suicidarse. De hecho, los duques de Cambridge dirigen una fundación, The Royal Foundation, que ayuda a gente con los mismos problemas.
La vida de Miguel Bosé se convertirá en una serie de televisión
La ficción repasará la trayectoria del artista, que le ha dado el visto bueno al proyecto, desde su infancia y a lo largo de tres temporadas.
Si la ficción sobre la vida del astro mexicano Luis Miguel fue un inesperado éxito en Netflix hace algo más de un año, ahora el modelo puede repetirse, pero esta vez con un cantante español.
La convulsa vida del cantante y actor Miguel Bosé, hijo, hermano, tío y nieto de todo tipo de celebridades, llegará a las pantallas próximamente, aunque aún no hay fecha para su estreno.
Así lo han dado a conocer las productoras Shine Iberia, Elefantec Global y Legacy Rock Entertainment a la revista Variety.
Las tres trabajan junto a Movistar + en una serie basada en la vida del artista de 63 años.
Se trata de un proyecto concebido como una ficción de tres temporadas de ocho capítulos cada una y que cuenta con la participación del propio artista.
"La serie repasará mi vida desde la infancia hasta el día de hoy", ha explicado el propio Bosé en declaraciones a la revista Variety, que avanzado el proyecto en exclusiva.
"Mi personaje debe ser entendido desde mi infancia, lo que plantea la cuestión de cómo, con todo lo que ha vivido de niño, de adolescente y de joven, logró hacer las cosas que logró.
Mi infancia fue muy atormentada, muy solitaria, hermética", confesó el artista que confirmó que está colaborando con los guionistas de la serie al mismo tiempo que escribe su autobiografía, que, asegura, será "complementaria" de la serie.
La convulsa vida del cantante y actor Miguel Bosé, hijo, hermano, tío y nieto de todo tipo de celebridades, llegará a las pantallas próximamente, aunque aún no hay fecha para su estreno.
Así lo han dado a conocer las productoras Shine Iberia, Elefantec Global y Legacy Rock Entertainment a la revista Variety.
Las tres trabajan junto a Movistar + en una serie basada en la vida del artista de 63 años.
Se trata de un proyecto concebido como una ficción de tres temporadas de ocho capítulos cada una y que cuenta con la participación del propio artista.
"La serie repasará mi vida desde la infancia hasta el día de hoy", ha explicado el propio Bosé en declaraciones a la revista Variety, que avanzado el proyecto en exclusiva.
"Mi personaje debe ser entendido desde mi infancia, lo que plantea la cuestión de cómo, con todo lo que ha vivido de niño, de adolescente y de joven, logró hacer las cosas que logró.
Mi infancia fue muy atormentada, muy solitaria, hermética", confesó el artista que confirmó que está colaborando con los guionistas de la serie al mismo tiempo que escribe su autobiografía, que, asegura, será "complementaria" de la serie.
La serie, prometen sus responsables, romperá con el hermetismo que ha caracterizado a Bosé en las últimas décadas, ya que como el propio artista reconoce, hasta ahora siempre ha "mantenido su vida personal completamente privada".
Una vida que estos años ha estado más expuesta que nunca: Bosé se ha enfrentado a un año convulso en el que han salido a la luz tanto la relación de más de dos décadas con su ya expareja, el escultor Nacho Palau, como las dificultades para llegar a un acuerdo con respecto a la custodia de sus cuatro hijos, de los que dos viven con Bosé en México y otros dos con Palau en Valencia.
"Miguel Bosé nunca ha dado entrevistas, salvo para promocionar sus últimos discos.
El hecho de que haya decidido contarlo todo, o que otros lo cuenten por él, porque es hora de hacerlo, es lo que hace que esta historia de vida sea tan especial", destaca la responsable de Shine Iberia, Macarena Rey.
Shine Iberia es la misma productora que desarrolla formatos como MasterChef o Maestros de la Costura.
La serie repasará la vida de Bosé, hijo del torero español Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé, una Miss Italia que se convirtió en una estrella de cine, desde su infancia.
Una etapa en la que estuvo en contacto de figuras prominentes de la época de la talla de Picasso, Visconti, Dalí, Warhol, Ava Gardner, Deborah Kerr, Cocteau, Hemingway, Audrey Hepburn o Sofía Loren. "Todos ellos han tenido una influencia en su vida", destacan los productores en un comunicado.
"Era una familia de personajes fuertes, de un lado un torero y del otro mi madre, con todo el peso del neorrealismo italiano", recuerda Bosé.
"Además de las cacerías, las fiestas, los amigos... todas esas cosas influyeron en mí cuando era niño y tuve que digerirlas", dice el artista, que asegura que "nadie apostó a que el hijo de la mujer más bella del mundo y del hombre más exitoso y deseado, podría sobrevivir a todo eso".
La primera de las tres temporadas de la serie abordará la infancia de Bosé, la relación con sus padres, su familia y sus personas más cercanas hasta su primera actuación en Florida Park.
La segunda abarcará el crecimiento artístico y personal de Bosé, su etapa en Londres, su aprendizaje en Nueva York y su vida en Francia, Italia, España y México.
"Esta es una etapa de mi vida personal que nadie conoce porque nunca se ha contado", dijo.
La tercera temporada se centrará en el "auge absoluto de Bosé como artista", y en cómo finalmente cumplió sus sueños.
El informe Waringo retrata el “miedo” y la “ansiedad” del personal del palacio de Luxemburgo
El documento sobre el funcionamiento de la monarquía alerta de que 51 empleados dejaron de trabajar para la institución en cinco años.
Algo huele a podrido en Luxemburgo.
Este viernes ha visto la luz el esperado informe Waringo, un exhaustivo estudio sobre el funcionamiento de la monarquía llevado a cabo por el incorruptible Jeannot Waringo, exdirector de la Inspección General de Finanzas, ahora jubilado.
Y sus conclusiones han confirmado la turbulenta relación de los grandes duques con su personal.
"Desde los primeros días de mi presencia en Palacio, he sentido una cierta ansiedad en los empleados, como el miedo a ser castigados o a perder su trabajo", relata Waringo.
El informe, de 44 páginas, nació de una petición del Gobierno luxemburgués de Xavier Bettel, ávido por hacer un ejercicio de transparencia que sirva para airear los errores y analizar posibles cambios en una institución caracterizada por su opacidad.
Waringo ha dedicado más de seis meses a comparar su puesta en marcha con otras monarquías como la sueca o la belga, así como a un extenso trabajo de campo que le he llevado a entrevistarse con empleados actuales y antiguos para completar una precisa radiografía de lo que sucede entre los muros de la institución, un trabajo para el que incluso ha contado con despacho propio en Palacio.
La descripción de Waringo presenta un ambiente denso intramuros. "Sentí un cierto miedo a ser reprobado, sin que fuera necesario que los trabajadores me explicaran abiertamente sus sentimientos". Esa suerte de reinado del terror que aparentemente se ha convertido en norma dentro de la monarquía luxemburguesa va acompañado de números.
El texto recoge que entre 2014 y 2019 51 trabajadores dejaron su puesto sin contar a los que se jubilaron: 16 de ellos dimitieron, 11 fueron despedidos, y a ocho se les rescindió el contrato.
"Hay señales que no engañan.
Me he dado cuenta de que en las conversaciones entre colegas, la jovialidad y el humor son raros.
Todos están en guardia y miden muy bien sus palabras", apunta Waringo.
La sombra de la gran duquesa María Teresa Mestre planea sobre el informe. que tras llegar este viernes a las manos del Gobierno, será expuesto ante el Parlamento luxemburgués la próxima semana. Waringo recoge que el papel de Mestre, a la que los medios locales responsabilizan del dudoso trato que reciben los empleados.
Cree que su cargo debe ser puramente representativo, y ha de ser el gran duque Enrique el que dirija los recursos humanos de la Casa Real.
"Me gustaría decir honestamente, y con el riesgo de ser mal entendido, que en la cadena de toma de decisiones del Palacio, especialmente en el área de gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es una función puramente representativa.
Debemos reformar el funcionamiento de nuestra Monarquía en este punto esencial".
Además, se muestra crítico con la ausencia de un proceso de reclutamiento claro, la falta de comunicación interna y un día a día marcado por silencios incómodos y rumores que poco a poco les van minando.
"Un elemento central en la vida de una organización es sin duda la moral y la motivación del personal, que causa un impacto inmediato sobre sus resultados y bienestar", alerta.
La sombra de la gran duquesa María Teresa Mestre planea sobre el informe. que tras llegar este viernes a las manos del Gobierno, será expuesto ante el Parlamento luxemburgués la próxima semana. Waringo recoge que el papel de Mestre, a la que los medios locales responsabilizan del dudoso trato que reciben los empleados.
Cree que su cargo debe ser puramente representativo, y ha de ser el gran duque Enrique el que dirija los recursos humanos de la Casa Real.
"Me gustaría decir honestamente, y con el riesgo de ser mal entendido, que en la cadena de toma de decisiones del Palacio, especialmente en el área de gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es una función puramente representativa.
Debemos reformar el funcionamiento de nuestra Monarquía en este punto esencial".
Además, se muestra crítico con la ausencia de un proceso de reclutamiento claro, la falta de comunicación interna y un día a día marcado por silencios incómodos y rumores que poco a poco les van minando.
"Un elemento central en la vida de una organización es sin duda la moral y la motivación del personal, que causa un impacto inmediato sobre sus resultados y bienestar", alerta.
El antiguo inspector de finanzas agradece la colaboración de las numerosas personas con las que se ha entrevistado, pero deja otro recado para Mestre, nacida en Cuba casada con el gran duque desde hace 39 años y parte de una familia rica exiliada del régimen castrista.
Waringo critica que el único momento en que se ha obstaculizado su trabajo llegó cuando realizó una petición de información acerca de la contratación de un trabajador para la secretaría de la gran duquesa.
En ese momento, un despacho de abogados se puso en contacto con él, y no obtuvo más respuesta que la de los letrados.
La monarquía luxemburguesa cuenta en total con 89 empleados a tiempo completo y otros 17 que realizan tareas puntuales. Todos ellos están repartidos entre las instancias de Palacio, dos castillos y otras propiedades de la familia real.
Las conclusiones de Waringo sobre sus condiciones de trabajo son tajantes. "La gestión de los recursos humanos generan numerosos interrogantes", estima. Y llama a tomar medidas para rebajar la tensión que padecen.
"Si los trabajadores se sienten expuestos constantemente a presiones, reales o percibidas, su comportamiento puede cambiar radicalmente. Caerán enfermos más a menudo y buscarán un nuevo empleo más rápidamente":
27 ene 2020
El pin de Karelys...............................................Boris Izaguirre
Mis padres no hubieran pasado el examen pero nos enseñaron a ser libres
Karelys, la examiga del diestro Cayetano Rivera, ha abierto la boca y el corazón exclusivamente para la revista ¡Hola! y le ha entregado uno de los mejores titulares posibles:
“Quiero hablar y aclararlo todo”.
Desde Freud y el psicoanálisis lo oral es como una nueva fe, sobre todo eso de que con tan solo hablar con el corazón en la mano como tanto le gusta al semanario, todo se resuelve como por arte de magia.
Ojalá fuera así. Pero no lo es.
Lo que sí ha ocurrido es que, tras abrir la boca, Karelys se ha convertido en una nueva vip, de la que esperamos más.
Queremos saber su opinión de oráculo sobre casi todo: desde el Satisfyer plus y el punto P hasta el pin parental.
Karelys se ha citado con ¡Hola! en un entorno semifamiliar mientras repartía su tiempo entre el deseo de esconderse tras el escándalo de sus fotos con el torero en una anodina cafetería en Londres, y el de disfrutar las fiestas navideñas con su familia.
En la entrevista, Karelys defiende que es una persona con valores, palabra que, en mi opinión, se ha puesto muy de moda coincidiendo con el ascenso de VOX y de los nacionalismos.
De repente, todo el mundo exhibe valores como Karelys exhibe un poco de busto.
El príncipe Enrique habló para tratar de explicar el Megxit y también citó los valores.
Rafael Tarradas, nuevo escritor miembro de La Junta y de la familia Bultó, también habla de valores.
Y qué no decir de la diputada Rocío Monasterio en televisión, vestida de medio luto, presumiendo de valores.
Los valores son la nueva divisa.
Una madre valerosa que parece una pre heroína del MeToo.
El problema es que el salto a la fama de Karelys es lo menos MeToo posible: apareciendo como una inquietante tercera figura en una familia con un pin parental bastante conservador y taurino. Karelys, por supuesto, declara que cuando salió con Rivera el torero vivía un paréntesis en su noviazgo con Eva González. Siempre fascina la facilidad del famoso para saltar de pareja a amistades que duran lo que tarda en restablecerse el amor con la futura madre de tus hijos.
Es carne de pin parental y algo que está a la orden del día en los realities.
Pero Karelys tiene tiempo en su confesión a ¡Hola! para plantear que no sabe qué futuro tendrá su relación con Cayetano.
Claro, ¡no pueden ni hablar! Y sin hablar no hay arreglo ni psicoanálisis posible. Me gustaría confesar que me gusta más Eva González, porque ha conseguido atravesar esta terapia en silencio. Y eso tiene auténtico valor.
Con tantísimos valores no sería sorprendente que Karelys hiciese carrera como abogada defensora del pin parental.
Pero podría costarle un poco más ese volver al anonimato que desea porque, aunque ella lo niegue, se nota que le encanta compartir portada con Meghan y Enrique y Laura Vecino, que anuncia una nueva línea de ropa, en medio de todo este jaleo de aristócratas sin títulos y amigas conflictivas.
Por eso, viendo a Karelys con sus valores expuestos y metida en un traje sastre tan blanco como estratégicamente abotonado pensé en el pin parental y concluí que mis padres difícilmente pasarían el examen.
Por ejemplo, no estaban casados cuando me concibieron y cuando lo hicieron en el Registro civil fue bajo un decreto que legalizaba los concubinatos.
Como no siempre podían pagar personas que me cuidaran, me llevaban con ellos a sus fiestas y me ponían a dormir en el sofá de sus anfitriones mientras ellos seguían bebiendo, fumando y discutiendo de política y literatura.
Tampoco cooperaron para que me bautizara e hiciera la Primera comunión. “Todos los trajes de Primera comunión pican y son incómodos”, deslizaba mi madre.
No, mis padres no habrían superado el pin parental pero puedo asegurar que celebramos el 89 cumpleaños de mi padre, Rodolfo Izaguirre, emocionados, agradeciéndole su cariño, que haya estado siempre próximo, directo, enseñándonos a ser un poco más libres. Él nos escuchó atentamente, porque también está un poquito sordo, y nos dijo suavemente que agradecía nuestra comprensión.
“Me hubiera gustado hacer dinero pero solo pude haceros ricos en amor”.
E inteligencia, me atreví a sugerir. Ese es el pin parental que yo uso.
Un holandés, condenado por llamar a la reina Máxima “cerda asquerosa”
Un varón neerlandés llamó a la esposa del rey Guillermo de Holanda "perra" e "hija de un asesino" delante de la policía y deberá cumplir con 40 horas de servicio comunitario.
Un hombre neerlandés de 63 años ha sido condenado a cumplir 40 horas de servicios comunitarios por llamar a la reina Máxima de Holanda “hija de un asesino”, “cerda asquerosa” y “perra”.
Los hechos ocurrieron el pasado octubre en la ciudad de Utrecht, en el centro del país, cuando la policía imponía una multa de 104 euros a otra persona en un centro comercial.
En el mismo grupo se encontraba el varón ahora condenado, que insultó así a la soberana consorte.
El hombre multado se enfadó en 2019 cuando vio que la policía imponía el correctivo al cliente de un comercio, y dijo:
“Este dinero irá, a través de los impuestos, a la hija de un asesino”.
Aludía con ello a Jorge Zorreguieta, el padre de Máxima, nacida en Argentina, que fue secretario de Estado de Agricultura y Ganadería durante la dictadura del general Videla.
Los reyes se encontraban en ese momento a miles de kilómetros: estaban en Japón para asistir a la entronización del príncipe Naruhito.
Como el sancionado ya había insultado antes a los soberanos, el juez dictó la orden de servicio comunitario.
Hasta 2019, ultrajar a los reyes se consideraba un delito de lesa majestad y podía costar hasta cinco años de cárcel.
El Parlamento neerlandés decidió que las injurias a la Corona convertían al monarca, en ese caso, en un ciudadano superior al resto, y procedió a igualarle al resto.
En estos momentos, las penas por insultarle son similares a las que se impondrían por afrentar a un funcionario: un máximo de cuatro meses de cárcel, y las variaciones, ya sean multas en efectivo, o bien tareas sociales, decidas por los tribunales en cada caso.
La propuesta fue aprobada por 120 votos a favor y 30 en contra.
La cuestión sobre las injurias había surgido cuando, en 2014, el periodista holandés de origen iraquí Abulkasim Al-Jaberi fue detenido por decir obscenidades contra el rey, la reina y la monarquía.
Afrontaba una multa de cinco años de cárcel y 20.000 euros, pero la Fiscalía decidió que sus palabras eran parte del "contexto del debate público" y el caso no llegó a los tribunales.
A pesar de que fue apercibido por los agentes, el hombre persistió en su actitud y ha sido sancionado porque el juez y la fiscalía han decidido que sus palabras “son inaceptables, y no encajan en la figura de la libertad de expresión al no contribuir al debate público”.
Las injurias al rey, su familia o bien otros jefes de Estado reciben en los Países Bajos la misma penalización que las dirigidas a cualquier funcionario.
En España, el pleno del Congreso acordó en octubre de 2018 a propuesta de Unidas Podemos y con el voto del PSOE eliminar el delito de injurias a la Corona, tipificado en el Código Penal con penas de entre cuatro y 24 meses de prisión.
Antonio Banderas: “He sido el eterno nominado”
El actor se prepara para una semana final de promoción por la estatuilla de Hollywood, y asegura que el futuro de su teatro le ocupa pero no le preocupa.
A las dos de la madrugada del domingo, con la estatuilla del Goya al mejor actor en la mano,
Antonio Banderas (Málaga, 59 años) insistía: “Vivo mi mejor año
profesional. De verdad.
Los premios que he recibido, la apertura del teatro... Estoy profundamente feliz”.
Cansado, tras la función de la tarde de A Chorus Line
—la obra que tiene en cartel en su teatro malagueño—, la alfombra roja
de los Goya, la ceremonia con premio y la actuación final en la que
cantaba y bailaba con sus compañeros del teatro, el malagueño decidía
irse a casa.
Ayer le esperaba de nuevo otra función en el Soho CaixaBank antes de subirse a su avión para presentar hoy en Barcelona el inicio de la gira de A Chorus Line y volar mañana a Nueva York para dar el último empujón de promoción a su candidatura al Oscar a mejor actor por Dolor y gloria. .
“Si mi cardiólogo estuviera aquí estaría flipando, porque tengo el corazón a mil”, confesaba en el escenario tras recibir el Goya. El pobre médico debió de sufrir lo suyo el sábado.
Ayer, horas antes de su actuación vespertina en su teatro, Banderas (Málaga, 59 años) reiteraba por teléfono su felicidad.
“He estado décadas trabajando en Los Ángeles y por tanto hasta hace poco el Goya parecía un premio lejano.
Pero he estado nominado cinco veces...
Agradecí muchísimo el Goya de Honor y la Medalla de la Academia, ahora bien, el del sábado tiene un sabor especial porque yo he estado muchas veces ahí.
He sido el eterno nominado”.
El actor suelta de carrerilla todas sus candidaturas a grandes premios: Globos de Oro, Tony, Emmy...
“Y nunca se decía mi nombre al final.
Al menos he estado 40 años en esa carrera”, recuerda, para acabar confesando:
“Que se oiga tu nombre es muy especial. Y en un año mágico, con el mejor director de mi vida...
Recuerdo cómo hace décadas íbamos a los festivales internacionales con una mano delante y otra detrás y ganábamos premios.
Hay tantos recuerdos...”. Y por eso decidió dejarse llevar, “surfear la emoción” e improvisar un discurso.
En cambio, para el Oscar sabe que hay pocas posibilidades.
“Estoy pagando a Batman a ver si se carga al Joker”, bromeó con la prensa.
Por teléfono, desgrana: “Me pongo en manos de Sony Classics, la distribuidora estadounidense de Dolor y gloria.
Iré el mismo martes al programa de Stephen Colbert [tras dos coloquios en sendos cines], luego haré el miércoles todos los matinales posibles, el jueves en Los Ángeles apareceré en el late night de Conan O'Brien, y radios...
Sinceramente, llego tarde porque me he centrado en mi teatro, y para ganar el Oscar hay que tocar los platillos todo el día y hacer mucho ruido.
Pero pienso disfrutar la ceremonia, ir superrelajado tras este año. Sin discursos en el bolsillo, porque no va a pasar, aunque con el orgullo de estar nominado con una película chiquita y un personaje que habla en español, dejando fuera a Christian Bale, Robert De Niro...”.
El Goya del sábado cerraba una semana con asuntos menos gloriosos que el premio: el abandono de Lluís Pasqual de la dirección artística del Soho CaixaBank, que había asumido en febrero del año pasado.
Una salida estruendosa, porque Pasqual fue un fichaje estrella de Banderas.
“Mi teatro me ocupa, pero no me preocupa”, responde el actor. "Hemos empezado muy fuerte, vendiendo 55.000 entradas en cuatro días, haciendo historia en el teatro español.
Hemos abierto y vamos a tener llenos.
Esta tarde [por el domingo] voy a meter a gente en banquitos porque no hay sitio.
¿Vamos a bajar? Claro, aunque la constancia será la clave.
La ausencia de Lluís era una ausencia casi programada desde el inicio, porque él me dijo que me ayudaría a lanzar el teatro y que luego ya veríamos.
Ese ‘ya veríamos’ ha pasado.
Creo que vendrá a dirigir dentro de poco; ha quedado en el aire, aunque sé que se dará, porque la despedida ha sido sin acritud y dejando aquí un equipo humano maravilloso”.
Banderas insiste en que ya está programando la temporada 2021/2022, en contacto con una red con otros escenarios:
“En junio es probable que construyamos otro teatro para ligarlo a la escuela.
El proyecto del Soho no es solo una sala en el centro de Málaga. Incluye una educación de actores y equipos técnicos”.
Y en el horizonte está su próxima película en España. “Será una comedia con Penélope Cruz”, confirma.
“Poco más puedo contar”.
Los premios que he recibido, la apertura del teatro... Estoy profundamente feliz”.
Ayer le esperaba de nuevo otra función en el Soho CaixaBank antes de subirse a su avión para presentar hoy en Barcelona el inicio de la gira de A Chorus Line y volar mañana a Nueva York para dar el último empujón de promoción a su candidatura al Oscar a mejor actor por Dolor y gloria. .
“Si mi cardiólogo estuviera aquí estaría flipando, porque tengo el corazón a mil”, confesaba en el escenario tras recibir el Goya. El pobre médico debió de sufrir lo suyo el sábado.
Ayer, horas antes de su actuación vespertina en su teatro, Banderas (Málaga, 59 años) reiteraba por teléfono su felicidad.
“He estado décadas trabajando en Los Ángeles y por tanto hasta hace poco el Goya parecía un premio lejano.
Pero he estado nominado cinco veces...
Agradecí muchísimo el Goya de Honor y la Medalla de la Academia, ahora bien, el del sábado tiene un sabor especial porque yo he estado muchas veces ahí.
He sido el eterno nominado”.
El actor suelta de carrerilla todas sus candidaturas a grandes premios: Globos de Oro, Tony, Emmy...
“Y nunca se decía mi nombre al final.
Al menos he estado 40 años en esa carrera”, recuerda, para acabar confesando:
“Que se oiga tu nombre es muy especial. Y en un año mágico, con el mejor director de mi vida...
Recuerdo cómo hace décadas íbamos a los festivales internacionales con una mano delante y otra detrás y ganábamos premios.
Hay tantos recuerdos...”. Y por eso decidió dejarse llevar, “surfear la emoción” e improvisar un discurso.
En cambio, para el Oscar sabe que hay pocas posibilidades.
“Estoy pagando a Batman a ver si se carga al Joker”, bromeó con la prensa.
Por teléfono, desgrana: “Me pongo en manos de Sony Classics, la distribuidora estadounidense de Dolor y gloria.
Iré el mismo martes al programa de Stephen Colbert [tras dos coloquios en sendos cines], luego haré el miércoles todos los matinales posibles, el jueves en Los Ángeles apareceré en el late night de Conan O'Brien, y radios...
Sinceramente, llego tarde porque me he centrado en mi teatro, y para ganar el Oscar hay que tocar los platillos todo el día y hacer mucho ruido.
Pero pienso disfrutar la ceremonia, ir superrelajado tras este año. Sin discursos en el bolsillo, porque no va a pasar, aunque con el orgullo de estar nominado con una película chiquita y un personaje que habla en español, dejando fuera a Christian Bale, Robert De Niro...”.
El Goya del sábado cerraba una semana con asuntos menos gloriosos que el premio: el abandono de Lluís Pasqual de la dirección artística del Soho CaixaBank, que había asumido en febrero del año pasado.
Una salida estruendosa, porque Pasqual fue un fichaje estrella de Banderas.
“Mi teatro me ocupa, pero no me preocupa”, responde el actor. "Hemos empezado muy fuerte, vendiendo 55.000 entradas en cuatro días, haciendo historia en el teatro español.
Hemos abierto y vamos a tener llenos.
Esta tarde [por el domingo] voy a meter a gente en banquitos porque no hay sitio.
¿Vamos a bajar? Claro, aunque la constancia será la clave.
La ausencia de Lluís era una ausencia casi programada desde el inicio, porque él me dijo que me ayudaría a lanzar el teatro y que luego ya veríamos.
Ese ‘ya veríamos’ ha pasado.
Creo que vendrá a dirigir dentro de poco; ha quedado en el aire, aunque sé que se dará, porque la despedida ha sido sin acritud y dejando aquí un equipo humano maravilloso”.
Banderas insiste en que ya está programando la temporada 2021/2022, en contacto con una red con otros escenarios:
“En junio es probable que construyamos otro teatro para ligarlo a la escuela.
El proyecto del Soho no es solo una sala en el centro de Málaga. Incluye una educación de actores y equipos técnicos”.
Y en el horizonte está su próxima película en España. “Será una comedia con Penélope Cruz”, confirma.
“Poco más puedo contar”.
La vida de Felipe VI que no está en la agenda oficial
Como otros monarcas del siglo XXI, el Rey, que celebra la próxima semana 52 años, intenta blindar su tiempo privado
Mábel Galaz
- Los reyes del siglo XXI imponen sus propias reglas y una de las más
rotundas es diferenciar lo que es su trabajo y su vida privada.
El modelo establecido por Isabel II parece estar en desuso, una soberana que da cuenta en todo momento de dónde y con quién pasa su tiempo libre, que tiene costumbres fijas hasta para celebrar su cumpleaños —nació en abril y lo celebra en junio porque hace mejor tiempo—.
Muy diferente es la vida de los reyes de Holanda, de Bélgica y de España, países donde ya se ha producido el relevo en la corona.
Ellos son los representantes de un nuevo estilo de monarquía.
Felipe de Borbón y Grecia cumple el próximo jueves 52 años y el palacio de La Zarzuela no informará, como es habitual, de cómo celebrará ese día.
Esa actividad pertenece a la agenda privada, esa que se maneja con discreción en el difícil intento de que un rey tenga vida privada..
Felipe de Borbón y Grecia cumple el próximo jueves 52 años y el palacio de La Zarzuela no informará, como es habitual, de cómo celebrará ese día. Esa actividad pertenece a la agenda privada, esa que se maneja con discreción en el difícil intento de que un rey tenga vida privada.
En un intento de abrir algo la puerta a su vida no oficial, los Reyes de España dejaron que una cámara de Televisión Española captara hace dos años con motivo de su 50 cumpleaños escenas cotidianas como un almuerzo con sus hijas, una mañana preparándose para llevarlas al colegio o las imágenes de la grabación del discurso de Navidad cuando la princesa Leonor le daba un masaje en el cuello a su padre. Salvo esa concesión puntual, el resto de su vida está blindada.
Un miembro que perteneció al personal de la Casa del Rey asegura a este periódico que si se desvelara la agenda no oficial de don Felipe y doña Letizia sorprendería la normalidad que impera en ella.
Al Rey le gusta cuando no está ante el foco mediático ser en la medida de la posible alguien de a pie.
Una prueba es la foto obtenida el pasado día 3 de enero de él y de su hija Leonor paseando por la céntrica plaza de Benavente de Madrid mezclados entre la numerosa gente que en los días de Navidad acude al centro de la ciudad.
Vestidos de sport y con una escolta tan discreta que era imperceptible, fueron descubiertos gracias al teléfono móvil de un ciudadano que se cruzó con ellos.
Al parecer, como se supo posteriormente, salían de un cine cercano al que suele acudir la familia real a ver películas en versión original.
El cine es una de las aficiones que comparten los Reyes y sus hijas.
Lejos han quedado las sesiones privadas que organizaban don Juan Carlos y doña Sofía en La Zarzuela. Ahora son ellos los que miran la cartelera y escogen sala.
Llegan cuando las luces se están apagando y salen cuando aparecen los créditos.
Lo hacen así para no molestar al resto de espectadores, no para evitar ser vistos. La seguridad está también en la sala, pero sin que apenas se note su presencia.
Fue la reina Letizia quien a su llegada a La Zarzuela impulsó este tipo de salidas. Ella incluso ha frecuentado macrofestivales de música con un grupo de amigos. Con don Felipe también ha acudido a otros espectáculos musicales, pero menos multitudinarios.
Los Reyes conforman un matrimonio que también disfruta del ocio por separado.
Es normal que doña Letizia quede con sus amigas e incluso haga viajes con ellas y que don Felipe se reúna en cenas exclusivamente masculinas donde la cuenta se paga a escote.
El círculo de amigos del Rey se ha restringido en los últimos años desde que se produjo el relevo en la corona.
De él ha salido uno de sus íntimos de siempre, Javier López-Madrid, por sus problemas con la Justicia, pero permanece a su lado Álvaro Fuster que con su esposa, Beatriz Mira, es la pareja que más frecuentan los Reyes.
Otro fijo de su círculo es Pedro López-Quesada, el marido de su prima Cristina Borbón-Dos Sicilias.
26 ene 2020
Arte 10, artistas 0 ..............................................Rosa Montero
Arte 10, artistas 0
El artista no tiene derecho a hacer cualquier cosa, ni siquiera a buitrear la vida de los demás y exponerla.
QUÉ LE HUBIERA pasado a la humanidad si no hubiera existido
Cervantes? Absolutamente nada. ¿Y si Shakespeare no hubiera nacido? Lo
mismo.
¿Habría cambiado el mundo si la obra de Velázquez o de Leonardo da Vinci no hubiera sido creada? Pues no.
Ahora bien: si no existiera el arte, la pintura, la música; si no hubiera novelas ni poesía ni narración, la vida sería inhumana e inhabitable.
Somos quienes somos justamente porque vibramos en el ansia de buscar la belleza, esa inutilidad tan necesaria.
La belleza es el sentido del caos, o al menos el intento de encontrar ese sentido.
Y se trata de un esfuerzo colectivo.
Lo que quiero decir es que el arte es un exudado social, que forma parte esencial de lo que todos somos, y que el artista individual no es más que una especie de médium, un peón de ese mandato de la especie.
Lo importante es el arte, no el artista. Ni siquiera los artistas más grandes son imprescindibles.
Todo esto viene a cuento del último (por ahora) escándalo en torno a la supuesta sacrosanta libertad del creador, un tema recurrente a lo largo de los años.
Hablo, ya saben, del francés Gabriel Matzneff, que ahora tiene 83 años y que ha visto cómo su editorial, Gallimard, retiraba de las librerías todos sus diarios después de que Vanessa Springora publicara un libro titulado Le consentement (El consentimiento), en donde cuenta la espeluznante y abusiva relación que Matzneff tuvo con ella en los años ochenta, cuando Vanessa tenía 14 años y él 50. Pero el verdadero escándalo es que Matzneff nunca ha ocultado su pedofilia, sino que ha hecho gala de ello en sus libros y en las entrevistas, hasta el punto de que hace años fue presentado en uno de los programas televisivos del celebérrimo Apostrophes como “profesor de educación sexual especializado en estudiantes y menores”.
Grandes risas cómplices de la concurrencia ante el chistecito.
De hecho, creo que en la radicalidad de la medida de Gallimard se transparente la mala conciencia de la editorial por haberle estado publicando sus alardes pedófilos tan tranquilamente.
En todo esto subyace esa estúpida, ignorante, elitista creencia en la impunidad del artista, como si estuviera por encima de las leyes y el sufrimiento del mundo.
¿Habría cambiado el mundo si la obra de Velázquez o de Leonardo da Vinci no hubiera sido creada? Pues no.
Ahora bien: si no existiera el arte, la pintura, la música; si no hubiera novelas ni poesía ni narración, la vida sería inhumana e inhabitable.
Somos quienes somos justamente porque vibramos en el ansia de buscar la belleza, esa inutilidad tan necesaria.
La belleza es el sentido del caos, o al menos el intento de encontrar ese sentido.
Y se trata de un esfuerzo colectivo.
Lo que quiero decir es que el arte es un exudado social, que forma parte esencial de lo que todos somos, y que el artista individual no es más que una especie de médium, un peón de ese mandato de la especie.
Lo importante es el arte, no el artista. Ni siquiera los artistas más grandes son imprescindibles.
Todo esto viene a cuento del último (por ahora) escándalo en torno a la supuesta sacrosanta libertad del creador, un tema recurrente a lo largo de los años.
Hablo, ya saben, del francés Gabriel Matzneff, que ahora tiene 83 años y que ha visto cómo su editorial, Gallimard, retiraba de las librerías todos sus diarios después de que Vanessa Springora publicara un libro titulado Le consentement (El consentimiento), en donde cuenta la espeluznante y abusiva relación que Matzneff tuvo con ella en los años ochenta, cuando Vanessa tenía 14 años y él 50. Pero el verdadero escándalo es que Matzneff nunca ha ocultado su pedofilia, sino que ha hecho gala de ello en sus libros y en las entrevistas, hasta el punto de que hace años fue presentado en uno de los programas televisivos del celebérrimo Apostrophes como “profesor de educación sexual especializado en estudiantes y menores”.
Grandes risas cómplices de la concurrencia ante el chistecito.
De hecho, creo que en la radicalidad de la medida de Gallimard se transparente la mala conciencia de la editorial por haberle estado publicando sus alardes pedófilos tan tranquilamente.
En todo esto subyace esa estúpida, ignorante, elitista creencia en la impunidad del artista, como si estuviera por encima de las leyes y el sufrimiento del mundo.
Aquí hubo un caso parecido hace 10 años, cuando Sánchez Dragó sacó un libro en el que decía haberse acostado en 1967 en Tokio con dos niñas de 13 años:
“Con unas lolitas de esas —ahora hay muchas— que visten como zorritas,
con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda (…) las muy
putas se pusieron a turnarse”.
Ante el pollo que se montó, el escritor
se apresuró a decir que no había pasado nada y que era una anécdota
convertida en literatura (o sea, que es un fantasma), aunque lo más
terrible es que le encontrara esa gracia a contarlo y que la editorial
(Planeta) lo publicara como si nada.
Hay otros escritores, como Arthur C. Clarke, autor de 2001: una odisea del espacio
y otros magníficos libros, que también bordearon el escándalo pedófilo,
pero en realidad es un problema que va mucho más allá de acostarse con
niños.
Hablamos de todo tipo de abuso y de un narcisismo canalla, como
el de ese pseudoartista costarricense, no voy a decir su maldito nombre,
que en 2007 ató a un perro callejero en la galería Códice de Managua y
lo dejó morir de hambre.
Que la galería y las autoridades fueran
cómplices de esa lenta atrocidad resulta aún más desolador.
Y es que no, desde luego que no, el artista no tiene derecho a hacer
cualquier cosa, ni siquiera creo que tenga derecho a buitrear la vida de
los demás y exponerla abiertamente, como hizo Truman Capote en su inacabado libro Plegarias atendidas:
es probable que el escritor incluso provocara el suicidio de Ann
Woodward, que mató a su marido en un tiroteo oficialmente accidental,
pero a quien Capote retrataba en su personaje Ann Hopkins como asesina
premeditada.
Por todos los santos, ni un escritor de la talla de Capote
puede hacer esas cosas.
Y además, ¿saben qué? Plegarias atendidas
fue lo peor que escribió.
Porque el arte, ese arte colectivo del que
somos simples médiums, es el modo en el que los humanos intentamos ser
mejores, y no puede existir sin la conciencia aguda de los otros y sin
empatía.
Lo inaudito cotidiano......................................Javier Marías
No son sólo números inauditos lo que en la actualidad se oye y lee sin que nadie se inmute ni discuta ni cuestione nada.
TAL VEZ RECUERDEN mi estupor de hace unos meses
cuando oí a un pedagogo, consultado por TVE como “experto”, afirmar que
los niños de familias pudientes utilizaban 3 millones más de palabras
que los vástagos de los pobres.
La ignorancia de aquel sujeto era tal que desconocía cuántos vocablos tienen las lenguas, unas más que otras; pero dado que el Diccionario español (un idioma rico en vocabulario, no como el noruego o el sueco) alberga unos 93.000… Bueno, ya lo dije entonces: esos niños suyos, además de acaudalados, habían de ser por fuerza tan inventivos como J.R.R. Tolkien y George R.R. Martin.
Pero veo que la loca y tramposa tendencia al abultamiento de las cifras ha triunfado también entre los periodistas, que sueltan cosas inverosímiles, cuando no engañosas, con tal de que todo suene catastrofista y desmesurado y la gente se alarme.
Durante la larga huelga francesa contra la reforma de las pensiones, TVE y la Sexta (cada día más parecidas en su ansia apocalíptica) nos dieron la sorprendente noticia de que, debido a la falta de transporte público, “a las puertas de París” había 600 km de atasco.
El espectador se quedaba atónito, imaginando un embotellamiento ininterrumpido en la distancia que separa Madrid de Barcelona.
Lo que los brillantes reporteros habían hecho era contar 5 km por aquí, 6 por allá, 2,5 por más allá, y entonces, quizá, sumando todo eso, salían los falaces 600 pregonados.
Unas semanas después, con motivo de los gigantescos incendios no de Australia entera, como se decía, sino de los Estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, se aseveró, con cataclísmico regodeo, que habían causado la muerte de 500 millones de animales.
Pero, como eso les debió de parecer una minucia, al día siguiente elevaron la cifra a 1.000 millones.
No pude por menos de admirarme de la cantidad de bichos existentes en esos dos Estados.
No tengo ni idea, claro, pero en principio 1.000 millones (sólo entre los perecidos) resulta algo exorbitante.
A menos, desde luego (y esto se me ocurrió gracias al término “bichos”), que se incluyeran como unidad cada rata, cada mosca, cada mosquito y cada hormiga.
Con todo y con eso, me pregunto cómo diablos alguien se ha dedicado a contabilizar y verificar la defunción por fuego de todos ellos.
Francamente, no veo a nadie rebuscando, en medio de llamas incontroladas, cadáveres de insectos achicharrados.
En fin, no descarto ser yo el equivocado, y que los animales (o lo que solemos entender por tales) se cuenten en Victoria y Nueva Gales del Sur por la fabulosa cifra de billones de billones.
También hay que preguntarse qué le ha sucedido a mucha gente para pensar
de manera rara, confundirlo todo y creer que tiene “derechos”
imposibles.
Una chica cargada de razón argumentaba en televisión lo siguiente (cito de memoria): “Es que yo tengo derecho a meterme en una red de contactos, establecer una cita con quien me dé la gana, salir con esa persona y que no me pase nada”.
Daban ganas de contestarle: “Mire, no, tiene derecho a hacer lo que le plazca, a quedar con un desconocido y a irse con él a la cama, al Polo Norte o al desierto de Gobi, pero no a que no le pase nada.
A nadie puede garantizársele eso”. También vi a otra joven quejarse en tono agraviado:
“Nos instan a que seamos emprendedores, pero es que nadie te enseña a emprender…” Como si a los emprendedores de la historia se les hubieran impartido cursos.
Alguien en verdad emprendedor lo es espontáneamente, santo cielo.
Lo mismo que un escritor, desde Cervantes a Faulkner, ¿o creen que acudieron a talleres para que unos burócratas los adiestraran? Se han arrojado ya al mundo varias generaciones frágiles como la porcelana, a las que hay que guiar de la mano hasta el último peldaño de sus ambiciosas carreras, y a las que hay que proteger del aire.
He oído al director de un museo anunciando unas “innovaciones” idiotas “para que la gente no se sienta intimidada por el arte”. Intimidatorio es un matón, un terrorista, un mafioso, pero ¿por qué habría de serlo el arte?
¿O por qué las librerías, algo que se oye asimismo a menudo? Ni en ellas ni en ningún museo se va a asustar al visitante, ni siquiera se lo va a someter a un examen.
Una cantante internacional se lamentaba en una entrevista, hace semanas: “Hay una carga que las mujeres seguimos acarreando: la presión de ser comparadas unas con otras”.
Ay Señor, ¿qué es lo que se creerá que les ocurre a los hombres? Y desde hace muchos más siglos.
O bien cabría responderle: “¿Y qué quiere? No se meta usted a ser diva, que nadie la obliga”.
La ignorancia de aquel sujeto era tal que desconocía cuántos vocablos tienen las lenguas, unas más que otras; pero dado que el Diccionario español (un idioma rico en vocabulario, no como el noruego o el sueco) alberga unos 93.000… Bueno, ya lo dije entonces: esos niños suyos, además de acaudalados, habían de ser por fuerza tan inventivos como J.R.R. Tolkien y George R.R. Martin.
Pero veo que la loca y tramposa tendencia al abultamiento de las cifras ha triunfado también entre los periodistas, que sueltan cosas inverosímiles, cuando no engañosas, con tal de que todo suene catastrofista y desmesurado y la gente se alarme.
Durante la larga huelga francesa contra la reforma de las pensiones, TVE y la Sexta (cada día más parecidas en su ansia apocalíptica) nos dieron la sorprendente noticia de que, debido a la falta de transporte público, “a las puertas de París” había 600 km de atasco.
El espectador se quedaba atónito, imaginando un embotellamiento ininterrumpido en la distancia que separa Madrid de Barcelona.
Lo que los brillantes reporteros habían hecho era contar 5 km por aquí, 6 por allá, 2,5 por más allá, y entonces, quizá, sumando todo eso, salían los falaces 600 pregonados.
Unas semanas después, con motivo de los gigantescos incendios no de Australia entera, como se decía, sino de los Estados de Nueva Gales del Sur y Victoria, se aseveró, con cataclísmico regodeo, que habían causado la muerte de 500 millones de animales.
Pero, como eso les debió de parecer una minucia, al día siguiente elevaron la cifra a 1.000 millones.
No pude por menos de admirarme de la cantidad de bichos existentes en esos dos Estados.
No tengo ni idea, claro, pero en principio 1.000 millones (sólo entre los perecidos) resulta algo exorbitante.
A menos, desde luego (y esto se me ocurrió gracias al término “bichos”), que se incluyeran como unidad cada rata, cada mosca, cada mosquito y cada hormiga.
Con todo y con eso, me pregunto cómo diablos alguien se ha dedicado a contabilizar y verificar la defunción por fuego de todos ellos.
Francamente, no veo a nadie rebuscando, en medio de llamas incontroladas, cadáveres de insectos achicharrados.
En fin, no descarto ser yo el equivocado, y que los animales (o lo que solemos entender por tales) se cuenten en Victoria y Nueva Gales del Sur por la fabulosa cifra de billones de billones.
- En la actualidad se oye y lee sin que nadie se inmute ni discuta ni cuestione nada.
- Lo inaudito es cotidiano. Así, varios días después de que todo el país estuviera enterado (salvo el Rey, probablemente) de quiénes iban a ser los cuatro ministros que a Unidas Podemos les han rentado sus 35 menguados escaños, su jefe salió en una entrevista aduciendo que la discreción, y lo acordado con el PSOE panoli (qué genio de la negociación, Lastra), le impedían revelar esos nombramientos… que sólo él había hecho y sólo él podía conocer en primera instancia.
- Un prodigio de discreción, el suyo.
Una chica cargada de razón argumentaba en televisión lo siguiente (cito de memoria): “Es que yo tengo derecho a meterme en una red de contactos, establecer una cita con quien me dé la gana, salir con esa persona y que no me pase nada”.
Daban ganas de contestarle: “Mire, no, tiene derecho a hacer lo que le plazca, a quedar con un desconocido y a irse con él a la cama, al Polo Norte o al desierto de Gobi, pero no a que no le pase nada.
A nadie puede garantizársele eso”. También vi a otra joven quejarse en tono agraviado:
“Nos instan a que seamos emprendedores, pero es que nadie te enseña a emprender…” Como si a los emprendedores de la historia se les hubieran impartido cursos.
Alguien en verdad emprendedor lo es espontáneamente, santo cielo.
Lo mismo que un escritor, desde Cervantes a Faulkner, ¿o creen que acudieron a talleres para que unos burócratas los adiestraran? Se han arrojado ya al mundo varias generaciones frágiles como la porcelana, a las que hay que guiar de la mano hasta el último peldaño de sus ambiciosas carreras, y a las que hay que proteger del aire.
He oído al director de un museo anunciando unas “innovaciones” idiotas “para que la gente no se sienta intimidada por el arte”. Intimidatorio es un matón, un terrorista, un mafioso, pero ¿por qué habría de serlo el arte?
¿O por qué las librerías, algo que se oye asimismo a menudo? Ni en ellas ni en ningún museo se va a asustar al visitante, ni siquiera se lo va a someter a un examen.
Una cantante internacional se lamentaba en una entrevista, hace semanas: “Hay una carga que las mujeres seguimos acarreando: la presión de ser comparadas unas con otras”.
Ay Señor, ¿qué es lo que se creerá que les ocurre a los hombres? Y desde hace muchos más siglos.
O bien cabría responderle: “¿Y qué quiere? No se meta usted a ser diva, que nadie la obliga”.
Noche de gloria para Pedro Almodóvar en los Goya
Gregorio Belinchón
La película más personal del cineasta se alza con siete galardones en una gala en la que fueron premiadas las interpretaciones de Antonio Banderas y Belén Cuesta.
Pedro Almodóvar se puso a escribir Dolor y gloria influido por sus sensaciones de tranquilidad y de calma en la piscina donde se trataba su dolor de espalda hace unos veranos.“El mejor momento del día”.De esa corriente pasó a una corriente de su infancia, la del río donde su madre y las mujeres del pueblo lavaban la ropa.“Para mí era una fiesta y me di cuenta de que estaba escribiendo de mí mismo, del paso del tiempo”, aseguraba sobre el escenario.Finalmente, su inmersión en una vida que es la suya solo en parte, un juego de autoficción que lo mismo reproduce su casa en la pantalla que construye una infancia imaginada para el guion, le ha llevado a ganar siete goyas.Su canto de amor al cine (“no concibo la vida sin seguir rodando”, confesó) fue elegida la mejor película de la 34ª gala de los premios Goya.En realidad, toda la ceremonia —larga, eterna— fue un homenaje a Almodóvar. Penélope Cruz y Ángela Molina le entregaron el premio a mejor dirección.
“El cine de Pedro me ha hecho más libre”, aseguró con su galardón a mejor música en la mano el compositor Alberto Iglesias, que con este lleva 11: es la persona con más estatuillas.
El premio a mejor actor protagonista fue para Antonio Banderas, el Salvador Mallo, trasunto de Almodóvar en su físico y en sus enfermedades, que no en sus vivencias.
Para eso se habían montado unos Goya en Málaga: para que por fin el actor lograra su primer premio competitivo —recibió el de Honor en 2015— tras cinco nominaciones previas.
Los más de 3.200 asistentes, el mayor aforo en las 34 ediciones de los premios, se pusieron en pie para aplaudirle. Muy emocionado, golpeando la estatuilla, renunció a dar su discurso preparado.
“Todo esto es Pedro. Hemos pasado cuatro décadas y ocho películas… Nunca he conocido a alguien con la lealtad que tú tienes para tu cine”, arrancó.
“Y tenía que llegar hasta aquí contigo”. Para cerrar sus palabras, Banderas celebró que se cumplían tres años de su infarto de miocardio.
“No solo estoy vivo, sino que me siento vivo”.
En cambio, la magia de Málaga no sirvió para que Pepa Flores rompiera su silencio mediático y recogiera el Goya de Honor.
Marisol se mantuvo consecuente con su ausencia de la actualidad desde hace 35 años y vio la gala desde casa. Mejor para ella, porque hubo bostezos constantes que no lograron superar Andreu Buenafuente y Sílvia Abril, presentadores en un inmenso escenario, el del palacio de deportes José María Martín Carpena, al que se le sacó partido en lo visual.
Mujeres cineastas
Hubo tiempo para reivindicaciones de las cineastas que salieron a recoger un galardón —por cada mujer nominada había tres nombres, y Abril lo subrayó con un “Goya al mejor director… o director”—, mensajes contra el racismo, el cambio climático y la discriminación e, incluso, sin mencionarlo, el veto parental.El violonchelista Ara Malikian, libanés huido de la guerra, niño músico que atravesó fronteras para acabar en el madrileño barrio de Malasaña, es el protagonista del documental elegido como el mejor en su categoría.“He sido un refugiado y ahora se quiere hacer creer que somos los culpables de la miseria actual, y somos la riqueza de la civilización”.Almodóvar utilizó su premio al mejor guion original para recordarle al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que “en los próximos cuatro años va a ser el coautor del guion” de todos los españoles.“Espero que le vaya bien, porque así nos irá bien a los demás”. Hacía 15 años que un presidente, desde 2005 con José Luis Rodríguez Zapatero, no acudía a la ceremonia.Muchos de los asistentes aprovecharon la alfombra roja para mostrar su felicidad por ello.La gala sirvió también para que la Academia anunciase, en el discurso de su presidente, Mariano Barroso, que declaraba 2021 el año Berlanga, “para celebrar el centenario de su nacimiento”, que se cumplirá el 12 de junio.En un momento de despiste, Almodóvar contó en la alfombra roja que Penélope Cruz será copresentadora del Oscar a mejor película internacional, lo que la actriz madrileña se tomó con humor:
“La otra vez, hace 20 años, Antonio y yo pudimos darle la estatuilla a Pedro con Todo sobre mi madre.
No sé quién me acompañará en esta edición… aunque el anuncio se iba a realizar la semana que viene”.
Y se confirmó que la próxima película de Cruz será con Banderas y se rodará en España.
Mujeres cineastas
. Almodóvar utilizó su premio al mejor guion original para recordarle al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que “en los próximos cuatro años va a ser el coautor del guion” de todos los españoles.“Espero que le vaya bien, porque así nos irá bien a los demás”. Hacía 15 años que un presidente, desde 2005 con José Luis Rodríguez Zapatero, no acudía a la ceremonia.Muchos de los asistentes aprovecharon la alfombra roja para mostrar su felicidad por ello.La gala sirvió también para que la Academia anunciase, en el discurso de su presidente, Mariano Barroso, que declaraba 2021 el año Berlanga, “para celebrar el centenario de su nacimiento”, que se cumplirá el 12 de junio.En un momento de despiste, Almodóvar contó en la alfombra roja que Penélope Cruz será copresentadora del Oscar a mejor película internacional, lo que la actriz madrileña se tomó con humor: “La otra vez, hace 20 años, Antonio y yo pudimos darle la estatuilla a Pedro con Todo sobre mi madre.No sé quién me acompañará en esta edición… aunque el anuncio se iba a realizar la semana que viene”.Y se confirmó que la próxima película de Cruz será con Banderas y se rodará en España.
25 ene 2020
Mujeres al borde de un ataque de nervios
Sin duda alguna la primera gran obra maestra de ese incomparable (e
irrepetible) genio que es Pedro Almodóvar, deliciosa e irresistible
comedia de situación que gira en torno a la soledad de las mujeres en un
mundo dominado por hombres que las engañan, mienten, ningunean y hasta
enloquecen.
Con un guión repleto de escenas brillantes, de personajes magnificamente escritos, con diálogos divertidísimos y un ritmo excelente, sin apenas baches (algo inusual en el Almodóvar de la época), consigue el director manchego dar vida, en el efervescente Madrid de los años 80, a diferentes mujeres abandonadas por sus parejas en el momento más inoportuno de sus vidas para, a través de excelentes y divertidísimas escenas, conducirlas a un mismo punto de encuentro tanto físico como emocional.
Con un guión repleto de escenas brillantes, de personajes magnificamente escritos, con diálogos divertidísimos y un ritmo excelente, sin apenas baches (algo inusual en el Almodóvar de la época), consigue el director manchego dar vida, en el efervescente Madrid de los años 80, a diferentes mujeres abandonadas por sus parejas en el momento más inoportuno de sus vidas para, a través de excelentes y divertidísimas escenas, conducirlas a un mismo punto de encuentro tanto físico como emocional.
Clásico indiscutible de nuestro cine, que forma incluso parte de la cultura popular (¿quién no se acuerda de ella cada vez que saborea un gazpacho?), tiene para el recuerdo personajes míticos de la cinematografía patria que luego han sido copiados hasta la saciedad: la telefonista repelente y chismosa de Loles León, la portera |
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Testigo de Jehová de Chus Lampreave, la actriz cortita de María Barranco y sus pendientes cafetera, el taxista hortera de Guillermo Montesinos... y, por supuesto, esa inconmensurable Carmen Maura interpretando a Pepa, la mujer al borde de un ataque de nervios que busca incesantemente por toda la capital, pegada al teléfono y al contestador automático, al hombre que acaba de dejarla en la estacada justo cuando ella más lo necesita. ç La he visto docenas de veces y soy incapaz de encontrarle un solo fallo. Y siempre me parece igual de fresca, divertida y entrañable que la vez anterior. Una absoluta maravilla. |
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DIRECTOR | Pedro Almodóvar |
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GUIÓN | Pedro Almodóvar |
MÚSICA | Bernardo Bonezzi |
FOTOGRAFÍA | José Luis Alcaine |
REPARTO | Carmen Maura, Antonio Banderas, Julieta Serrano, Rossy de Palma, María Barranco, Chus Lampreave, Guillermo Montesinos, Fernando Guillén, Kiti Manver, Loles León, Ángel de Andrés López, Francisca Caballero, Agustín Almodóvar, José Antonio Navarro |
PRODUCTORA | El Deseo S.A. |
PREMIOS | 1988: 5 premios Goya: incluyendo mejor película y actriz (Maura). 16 nominaciones 1988: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa 1988: Festival de Venecia: Mejor guión 1988: Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público) 1988: Premios David di Donatello: Mejor director extranjero |
SINOPSIS | Pepa e Iván son actores de doblaje. Él es un mujeriego empedernido y, después de una larga relación, rompe con Pepa: le deja un mensaje en el contestador pidiéndole que le prepare una maleta con sus cosas. Al quedarse sola, Pepa no soporta vivir en una casa llena de recuerdos y decide alquilarla. Mientras espera que Iván vaya a recoger la maleta, la casa se le va llenando de gente extravagante de la que aprenderá muchas cosas sobre la soledad y la locura. |
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