De dónde habrá venido ese presunto pájaro que acaso esté durmiendo oculto en una rama del árbol que me impide el ser ceniza y polvo. Tal vez no esté en el trance de verse sin resuello en una patria ajena. Mas, de estarlo, quién sabe. Qué vuelos imposibles habrá sobrellevado su cuerpo diminuto. Y quién sabrá si acaso en otras dimensiones, ajenas y sin plumas, sus crías desesperan. O acaso yo sea el pájaro que instalado en la rama observa como un hombre venido de muy lejos tras el árbol se oculta. O acaso sea yo el árbol que acoge con asombro abajo en las raíces al pájaro y al hombre que vienen de muy lejos. O la sombra que añora ser reflejo del árbol donde un hombre y un pájaro platiquen sus asuntos, se esmeren por la vida. O acaso yo sea solo el eco que antecede al vuelo y la palabra.
La actriz
desvela en un nuevo libro que un personaje de 'Annie Hall' está
inspirado en él y habla de las dificultades familiares respecto a estas
dolencias.
Diane Keaton, en Los Ángeles (EE UU), el pasado mes de noviembre.Cordon PressEl hermano de Diane Keaton, John
Randolph Hall, tiene una vida "fuera de lo normal" desde su infancia. Bipolaridad o trastorno esquizoide de la personalidad son algunos de los
diagnósticos que ha recibido a lo largo de su vida, pero ningún médico
ha sabido con certeza qué es lo que le sucede al hermano de la actriz. La ganadora de un Oscar publica el 4 de febrero Brother & Sister
(Hermano y hermana, en inglés), un libro sobre la relación con Hall y
las dificultades que ha vivido su familia respecto a sus problemas de
salud mental. "Estaba muy escondido y quería explorar ese misterio", ha explicado Keaton a la revista estadounidense People. La actriz está muy unida desde pequeña a su hermano, pero reconoce que
siempre le extrañaron los miedos de Hall: "Me preguntaba siempre por qué
estaba llorando (...). ¿Por qué le tenía miedo al aire libre? ¡Eso es
raro!".
.
La publicación revela que Hall inspiró el personaje de Duane en Annie Hall, el hermano con tendencias suicidas de Keaton en la película de Woody Allen, interpretado por Christopher Walken.
Pero el objetivo de la actriz escribiéndolo era indagar más en la
personalidad de su hermano, a quien define como un talentoso poeta y
artista, una persona solitaria, pero también como un alcohólico que
fantasea con escenas violentas contra mujeres. "Me hice adicto a ver
películas de terror, con la esperanza de que estas tuvieran algún
horrible asesinato a una mujer...", escribió Hall en una carta dirigida a
su hermana, que se incluye en el libro. Hall estuvo casado durante bastantes años, hasta que su esposa lo
abandonó. Se fue a vivir solo a una casa comprada por sus padres y en
ese momento empezó a beber y a tener pensamientos violentos, que
compartía con la actriz. "No había ningún indicio de que fuera a hacer
algo ni había hecho nunca nada. (...) Escribió sobre ello e hizo collages en su lugar", asegura Keaton. A sus 71 años, Hall sufre demencia —empezó a mostrar síntomas con 65 años— y vive en un centro de atención donde su hermana le visita
cada domingo. "Tomamos conos de helado de vainilla y caminamos
descubriendo cosas", dice la actriz, que afirma que ha conocido a su
hermano de una manera totalmente nueva. No es la primera vez que Keaton escribe un libro, pues ha publicado otros títulos como Ahora y siempre o Let's Just Say It Wasn't Pretty
(Digamos que no fue bonito, en inglés). Pero sí que es la primera
ocasión en la que aborda el tema de la salud mental y no profundiza en
su propia historia, sino en la de un miembro de su familia. Se suma de
esta manera a una creciente lista de celebridades que hablan
abiertamente sobre un tema hasta ahora tabú. El actor Al Pacino confesó recientemente que necesitó 25 años de terapia para recuperarse de una depresión y el cantante Justin Bieber pospuso la celebración de su boda con Hailey Baldwin por esta misma dolencia. El hermano de Kate Middleton, James, pensó incluso en suicidarse. De hecho, los duques de Cambridge dirigen una fundación, The Royal Foundation, que ayuda a gente con los mismos problemas.
La ficción
repasará la trayectoria del artista, que le ha dado el visto bueno al
proyecto, desde su infancia y a lo largo de tres temporadas.
Miguel Bosé, en 2017 en Miami.CORDON PRESS
Si la ficción sobre la vida del astro mexicano Luis Miguel fue un inesperado éxito en Netflix
hace algo más de un año, ahora el modelo puede repetirse, pero esta vez
con un cantante español. La convulsa vida del cantante y actor Miguel Bosé,
hijo, hermano, tío y nieto de todo tipo de celebridades, llegará a las
pantallas próximamente, aunque aún no hay fecha para su estreno. Así
lo han dado a conocer las productoras Shine Iberia, Elefantec Global y
Legacy Rock Entertainment a la revista Variety. Las tres trabajan junto a
Movistar +
en una serie basada en la vida del artista de 63 años. Se trata de un
proyecto concebido como una ficción de tres temporadas de ocho capítulos
cada una y que cuenta con la participación del propio artista. "La serie repasará mi vida desde la infancia hasta el día de hoy", ha explicado el propio Bosé en declaraciones a la revista Variety,
que avanzado el proyecto en exclusiva. "Mi personaje debe ser
entendido desde mi infancia, lo que plantea la cuestión de cómo, con
todo lo que ha vivido de niño, de adolescente y de joven, logró hacer
las cosas que logró. Mi infancia fue muy atormentada, muy solitaria,
hermética", confesó el artista que confirmó que está colaborando con los
guionistas de la serie al mismo tiempo que escribe su autobiografía,
que, asegura, será "complementaria" de la serie.
Si la ficción sobre la vida del astro mexicano Luis Miguel fue un inesperado éxito en Netflix
hace algo más de un año, ahora el modelo puede repetirse, pero esta vez
con un cantante español. La convulsa vida del cantante y actor Miguel Bosé,
hijo, hermano, tío y nieto de todo tipo de celebridades, llegará a las
pantallas próximamente, aunque aún no hay fecha para su estreno. Así
lo han dado a conocer las productoras Shine Iberia, Elefantec Global y
Legacy Rock Entertainment a la revista Variety. Las tres trabajan junto a
Movistar +
en una serie basada en la vida del artista de 63 años. Se trata de un
proyecto concebido como una ficción de tres temporadas de ocho capítulos
cada una y que cuenta con la participación del propio artista. "La serie repasará mi vida desde la infancia hasta el día de hoy", ha explicado el propio Bosé en declaraciones a la revista Variety,
que avanzado el proyecto en exclusiva. "Mi personaje debe ser
entendido desde mi infancia, lo que plantea la cuestión de cómo, con
todo lo que ha vivido de niño, de adolescente y de joven, logró hacer
las cosas que logró. Mi infancia fue muy atormentada, muy solitaria,
hermética", confesó el artista que confirmó que está colaborando con los
guionistas de la serie al mismo tiempo que escribe su autobiografía,
que, asegura, será "complementaria" de la serie.
La serie, prometen sus responsables, romperá con el hermetismo que ha
caracterizado a Bosé en las últimas décadas, ya que como el propio
artista reconoce, hasta ahora siempre ha "mantenido su vida personal
completamente privada". Una vida que estos años ha estado más expuesta
que nunca: Bosé se ha enfrentado a un año convulso
en el que han salido a la luz tanto la relación de más de dos décadas
con su ya expareja, el escultor Nacho Palau, como las dificultades para
llegar a un acuerdo con respecto a la custodia de sus cuatro hijos, de los que dos viven con Bosé en México y otros dos con Palau en Valencia. "Miguel Bosé nunca ha dado entrevistas, salvo para promocionar sus
últimos discos. El hecho de que haya decidido contarlo todo, o que otros
lo cuenten por él, porque es hora de hacerlo, es lo que hace que esta
historia de vida sea tan especial", destaca la responsable de Shine
Iberia, Macarena Rey. Shine Iberia es la misma productora que desarrolla
formatos como MasterChef o Maestros de la Costura.
La serie repasará la vida de Bosé, hijo del torero español Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé,
una Miss Italia que se convirtió en una estrella de cine, desde su
infancia. Una etapa en la que estuvo en contacto de figuras prominentes
de la época de la talla de Picasso, Visconti, Dalí, Warhol, Ava Gardner,
Deborah Kerr, Cocteau, Hemingway, Audrey Hepburn o Sofía Loren. "Todos
ellos han tenido una influencia en su vida", destacan los productores en
un comunicado. "Era una familia de personajes fuertes, de un lado un torero y del
otro mi madre, con todo el peso del neorrealismo italiano", recuerda
Bosé. "Además de las cacerías, las fiestas, los amigos... todas esas
cosas influyeron en mí cuando era niño y tuve que digerirlas", dice el
artista, que asegura que "nadie apostó a que el hijo de la mujer más
bella del mundo y del hombre más exitoso y deseado, podría sobrevivir a
todo eso". La primera de las tres temporadas de la serie abordará la infancia de
Bosé, la relación con sus padres, su familia y sus personas más
cercanas hasta su primera actuación en Florida Park. La segunda abarcará
el crecimiento artístico y personal de Bosé, su etapa en Londres, su
aprendizaje en Nueva York y su vida en Francia, Italia, España y México. "Esta es una etapa de mi vida personal que nadie conoce porque nunca se
ha contado", dijo. La tercera temporada se centrará en el "auge
absoluto de Bosé como artista", y en cómo finalmente cumplió sus sueños.
Algo huele a podrido en Luxemburgo. Este viernes ha visto la luz el esperado informe Waringo, un exhaustivo estudio sobre el funcionamiento de la monarquía llevado a cabo por el incorruptible Jeannot Waringo, exdirector
de la Inspección General de Finanzas, ahora jubilado. Y sus
conclusiones han confirmado la turbulenta relación de los grandes duques
con su personal. "Desde los primeros días de mi presencia en Palacio,
he sentido una cierta ansiedad en los empleados, como el miedo a ser
castigados o a perder su trabajo", relata Waringo. El informe, de 44 páginas, nació de una petición del Gobierno luxemburgués de Xavier Bettel, ávido por hacer un ejercicio de transparencia
que sirva para airear los errores y analizar posibles cambios en una
institución caracterizada por su opacidad. Waringo ha dedicado más de
seis meses a comparar su puesta en marcha con otras monarquías como la
sueca o la belga, así como a un extenso trabajo de campo que le he
llevado a entrevistarse con empleados actuales y antiguos para completar
una precisa radiografía de lo que sucede entre los muros de la
institución, un trabajo para el que incluso ha contado con despacho
propio en Palacio. La descripción de Waringo presenta un ambiente denso intramuros. "Sentí
un cierto miedo a ser reprobado, sin que fuera necesario que los
trabajadores me explicaran abiertamente sus sentimientos". Esa suerte de
reinado del terror que aparentemente se ha convertido en norma dentro
de la monarquía luxemburguesa va acompañado de números. El texto recoge
que entre 2014 y 2019 51 trabajadores dejaron su puesto sin contar a los
que se jubilaron: 16 de ellos dimitieron, 11 fueron despedidos, y a
ocho se les rescindió el contrato. "Hay señales que no engañan. Me he
dado cuenta de que en las conversaciones entre colegas, la jovialidad y
el humor son raros. Todos están en guardia y miden muy bien sus
palabras", apunta Waringo.
La sombra de la gran duquesa María Teresa Mestre planea sobre el
informe. que tras llegar este viernes a las manos del Gobierno, será
expuesto ante el Parlamento luxemburgués la próxima semana. Waringo
recoge que el papel de Mestre, a la que los medios locales
responsabilizan del dudoso trato que reciben los empleados. Cree que su
cargo debe ser puramente representativo, y ha de ser el gran duque
Enrique el que dirija los recursos humanos de la Casa Real. "Me gustaría
decir honestamente, y con el riesgo de ser mal entendido, que en la
cadena de toma de decisiones del Palacio, especialmente en el área de
gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es
una función puramente representativa. Debemos reformar el funcionamiento
de nuestra Monarquía en este punto esencial". Además, se muestra crítico con la ausencia de un proceso de
reclutamiento claro, la falta de comunicación interna y un día a día
marcado por silencios incómodos y rumores que poco a poco les van
minando. "Un elemento central en la vida de una organización es sin duda
la moral y la motivación del personal, que causa un impacto inmediato
sobre sus resultados y bienestar", alerta. La sombra de la gran duquesa María Teresa Mestre planea sobre el
informe. que tras llegar este viernes a las manos del Gobierno, será
expuesto ante el Parlamento luxemburgués la próxima semana. Waringo
recoge que el papel de Mestre, a la que los medios locales
responsabilizan del dudoso trato que reciben los empleados. Cree que su
cargo debe ser puramente representativo, y ha de ser el gran duque
Enrique el que dirija los recursos humanos de la Casa Real. "Me gustaría
decir honestamente, y con el riesgo de ser mal entendido, que en la
cadena de toma de decisiones del Palacio, especialmente en el área de
gestión del personal, el papel que debería ejercer la gran duquesa es
una función puramente representativa. Debemos reformar el funcionamiento
de nuestra Monarquía en este punto esencial". Además, se muestra crítico con la ausencia de un proceso de
reclutamiento claro, la falta de comunicación interna y un día a día
marcado por silencios incómodos y rumores que poco a poco les van
minando. "Un elemento central en la vida de una organización es sin duda
la moral y la motivación del personal, que causa un impacto inmediato
sobre sus resultados y bienestar", alerta. El antiguo inspector de finanzas agradece la colaboración de las
numerosas personas con las que se ha entrevistado, pero deja otro recado
para Mestre, nacida en Cuba casada con el gran duque desde hace 39 años y parte de una familia rica exiliada del régimen castrista. Waringo critica que el único momento en que se ha obstaculizado su
trabajo llegó cuando realizó una petición de información acerca de la
contratación de un trabajador para la secretaría de la gran duquesa. En ese momento, un despacho de abogados se puso en contacto con él, y no obtuvo más respuesta que la de los letrados. La monarquía luxemburguesa cuenta en total con 89 empleados a tiempo
completo y otros 17 que realizan tareas puntuales. Todos ellos están
repartidos entre las instancias de Palacio, dos castillos y otras
propiedades de la familia real. Las conclusiones de Waringo sobre sus
condiciones de trabajo son tajantes. "La gestión de los recursos humanos
generan numerosos interrogantes", estima. Y llama a tomar medidas para
rebajar la tensión que padecen. "Si los trabajadores se sienten
expuestos constantemente a presiones, reales o percibidas, su
comportamiento puede cambiar radicalmente. Caerán enfermos más a menudo y
buscarán un nuevo empleo más rápidamente":
Karelys, la examiga del diestro Cayetano Rivera, ha abierto la boca y el corazón exclusivamente para la revista ¡Hola!
y le ha entregado uno de los mejores titulares posibles: “Quiero hablar
y aclararlo todo”. Desde Freud y el psicoanálisis lo oral es como una
nueva fe, sobre todo eso de que con tan solo hablar con el corazón en la
mano como tanto le gusta al semanario, todo se resuelve como por arte
de magia. Ojalá fuera así. Pero no lo es. Lo que sí ha ocurrido es que,
tras abrir la boca, Karelys se ha convertido en una nueva vip,
de la que esperamos más. Queremos saber su opinión de oráculo sobre casi
todo: desde el Satisfyer plus y el punto P hasta el pin parental. Karelys se ha citado con ¡Hola! en un entorno semifamiliar mientras repartía su tiempo entre el deseo de esconderse tras el escándalo de sus fotos con el torero en una anodina cafetería en Londres,
y el de disfrutar las fiestas navideñas con su familia. En la
entrevista, Karelys defiende que es una persona con valores, palabra
que, en mi opinión, se ha puesto muy de moda coincidiendo con el ascenso de VOX y de los nacionalismos.
De repente, todo el mundo exhibe valores como Karelys exhibe un poco de busto. El príncipe Enrique habló para tratar de explicar el Megxit y también citó los valores. Rafael Tarradas, nuevo escritor miembro de La Junta y de la familia Bultó, también habla de valores. Y qué no decir de la diputada Rocío Monasterio en televisión, vestida de medio luto, presumiendo de valores. Los valores son la nueva divisa.
Rocío Monasterio, en la Asamblea de Madrid, el pasado 9 de enero.europa press
Como Monasterio, Karelys invoca la importancia que la ética tiene en
su educación y pone el ejemplo de su madre, una mujer luchadora que ha
criado a tres hijos. Una madre valerosa que parece una pre heroína del
MeToo. El problema es que el salto a la fama de Karelys es lo menos MeToo posible:
apareciendo como una inquietante tercera figura en una familia con un
pin parental bastante conservador y taurino. Karelys, por supuesto,
declara que cuando salió con Rivera el torero vivía un paréntesis en su
noviazgo con Eva González. Siempre fascina la facilidad del famoso para
saltar de pareja a amistades que duran lo que tarda en restablecerse el
amor con la futura madre de tus hijos. Es carne de pin parental y algo
que está a la orden del día en los realities. Pero Karelys tiene tiempo en su confesión a ¡Hola! para plantear que no sabe qué futuro tendrá su relación con Cayetano. Claro, ¡no pueden ni hablar! Y sin hablar no hay arreglo ni psicoanálisis posible. Me gustaría confesar que me gusta más Eva González, porque ha conseguido atravesar esta terapia en silencio. Y eso tiene auténtico valor.
Con tantísimos valores no sería sorprendente que Karelys hiciese carrera como abogada defensora del pin parental. Pero podría costarle un poco más ese volver al anonimato que desea
porque, aunque ella lo niegue, se nota que le encanta compartir portada
con Meghan y Enrique y Laura Vecino, que anuncia una nueva línea de
ropa, en medio de todo este jaleo de aristócratas sin títulos y amigas
conflictivas. Por eso, viendo a Karelys con sus valores expuestos y metida en un traje sastre tan blanco como estratégicamente abotonado
pensé en el pin parental y concluí que mis padres difícilmente pasarían
el examen. Por ejemplo, no estaban casados cuando me concibieron y
cuando lo hicieron en el Registro civil fue bajo un decreto que
legalizaba los concubinatos. Como no siempre podían pagar personas que
me cuidaran, me llevaban con ellos a sus fiestas y me ponían a dormir en
el sofá de sus anfitriones mientras ellos seguían bebiendo, fumando y
discutiendo de política y literatura. Tampoco cooperaron para que me
bautizara e hiciera la Primera comunión. “Todos los trajes de Primera
comunión pican y son incómodos”, deslizaba mi madre. No, mis padres no habrían superado el pin parental pero puedo asegurar
que celebramos el 89 cumpleaños de mi padre, Rodolfo Izaguirre,
emocionados, agradeciéndole su cariño, que haya estado siempre próximo,
directo, enseñándonos a ser un poco más libres. Él nos escuchó
atentamente, porque también está un poquito sordo, y nos dijo suavemente
que agradecía nuestra comprensión. “Me hubiera gustado hacer dinero
pero solo pude haceros ricos en amor”. E inteligencia, me atreví a
sugerir. Ese es el pin parental que yo uso.
Un varón
neerlandés llamó a la esposa del rey Guillermo de Holanda "perra" e
"hija de un asesino" delante de la policía y deberá cumplir con 40 horas
de servicio comunitario.
Un hombre neerlandés de 63 años ha sido condenado a cumplir 40 horas de servicios comunitarios por llamar a la reina Máxima de Holanda “hija
de un asesino”, “cerda asquerosa” y “perra”. Los hechos ocurrieron el
pasado octubre en la ciudad de Utrecht, en el centro del país, cuando la
policía imponía una multa de 104 euros a otra persona en un centro
comercial. En el mismo grupo se encontraba el varón ahora condenado, que
insultó así a la soberana consorte.
El hombre multado se enfadó en 2019 cuando vio que la
policía imponía el correctivo al cliente de un comercio, y dijo: “Este
dinero irá, a través de los impuestos, a la hija de un asesino”. Aludía
con ello a Jorge Zorreguieta, el padre de Máxima,
nacida en Argentina, que fue secretario de Estado de Agricultura y
Ganadería durante la dictadura del general Videla. Los reyes se
encontraban en ese momento a miles de kilómetros: estaban en Japón para
asistir a la entronización del príncipe Naruhito. Como el sancionado ya había insultado antes a los soberanos, el juez dictó la orden de servicio comunitario. Hasta 2019, ultrajar a los reyes se consideraba un delito de lesa majestad y podía costar hasta cinco años de cárcel. El Parlamento neerlandés decidió que las injurias a la Corona
convertían al monarca, en ese caso, en un ciudadano superior al resto, y
procedió a igualarle al resto. En estos momentos, las penas por
insultarle son similares a las que se impondrían por afrentar a un
funcionario: un máximo de cuatro meses de cárcel, y las variaciones, ya
sean multas en efectivo, o bien tareas sociales, decidas por los
tribunales en cada caso. La propuesta fue aprobada por 120 votos a favor
y 30 en contra. La cuestión sobre las injurias había surgido cuando, en 2014, el periodista holandés de origen iraquí Abulkasim Al-Jaberi
fue detenido por decir obscenidades contra el rey, la reina y la
monarquía. Afrontaba una multa de cinco años de cárcel y 20.000 euros,
pero la Fiscalía decidió que sus palabras eran parte del "contexto del
debate público" y el caso no llegó a los tribunales. A
pesar de que fue apercibido por los agentes, el hombre persistió en su
actitud y ha sido sancionado porque el juez y la fiscalía han decidido
que sus palabras “son inaceptables, y no encajan en la figura de la
libertad de expresión al no contribuir al debate público”. Las injurias
al rey, su familia o bien otros jefes de Estado reciben en los Países
Bajos la misma penalización que las dirigidas a cualquier funcionario. En España, el pleno del Congreso acordó en octubre de 2018 a propuesta de Unidas Podemos y con el voto del PSOE eliminar el delito de injurias a la Corona, tipificado en el Código Penal con penas de entre cuatro y 24 meses de prisión.
El actor
se prepara para una semana final de promoción por la estatuilla de
Hollywood, y asegura que el futuro de su teatro le ocupa pero no le
preocupa.
Antonio
Banderas en un momento de su actuación en la gala de los Goya. En
vídeo, declaraciones del actor malagueño tras la entrega de los premios.Foto: Alejandro Ruesga | Vídeo: EFE
A las dos de la madrugada del domingo, con la estatuilla del Goya al mejor actor en la mano,
Antonio Banderas (Málaga, 59 años) insistía: “Vivo mi mejor año
profesional. De verdad. Los premios que he recibido, la apertura del
teatro... Estoy profundamente feliz”.
Cansado, tras la función de la tarde de A Chorus Line
—la obra que tiene en cartel en su teatro malagueño—, la alfombra roja
de los Goya, la ceremonia con premio y la actuación final en la que
cantaba y bailaba con sus compañeros del teatro, el malagueño decidía
irse a casa. Ayer le esperaba de nuevo otra función en el Soho CaixaBank
antes de subirse a su avión para presentar hoy en Barcelona el inicio
de la gira de A Chorus Line y volar mañana a Nueva York para dar el último empujón de promoción a su candidatura al Oscar a mejor actor porDolor y gloria.
. “Si mi cardiólogo estuviera aquí estaría flipando, porque tengo el
corazón a mil”, confesaba en el escenario tras recibir el Goya. El pobre
médico debió de sufrir lo suyo el sábado. Ayer, horas antes de su actuación vespertina en su teatro, Banderas (Málaga, 59 años)
reiteraba por teléfono su felicidad. “He estado décadas trabajando en
Los Ángeles y por tanto hasta hace poco el Goya parecía un premio
lejano. Pero he estado nominado cinco veces... Agradecí muchísimo el
Goya de Honor y la Medalla de la Academia, ahora bien, el del sábado
tiene un sabor especial porque yo he estado muchas veces ahí. He sido el
eterno nominado”. El actor suelta de carrerilla todas sus candidaturas a grandes
premios: Globos de Oro, Tony, Emmy... “Y nunca se decía mi nombre al
final. Al menos he estado 40 años en esa carrera”, recuerda, para acabar
confesando: “Que se oiga tu nombre es muy especial. Y en un año
mágico, con el mejor director de mi vida... Recuerdo cómo hace décadas íbamos a los festivales internacionales con
una mano delante y otra detrás y ganábamos premios. Hay tantos
recuerdos...”. Y por eso decidió dejarse llevar, “surfear la emoción” e
improvisar un discurso. En cambio, para el Oscar sabe que hay pocas posibilidades. “Estoy
pagando a Batman a ver si se carga al Joker”, bromeó con la prensa. Por
teléfono, desgrana: “Me pongo en manos de Sony Classics, la
distribuidora estadounidense de Dolor y gloria. Iré el mismo
martes al programa de Stephen Colbert [tras dos coloquios en sendos
cines], luego haré el miércoles todos los matinales posibles, el jueves
en Los Ángeles apareceré en el late night de Conan O'Brien, y
radios... Sinceramente, llego tarde porque me he centrado en mi teatro, y
para ganar el Oscar hay que tocar los platillos todo el día y hacer
mucho ruido. Pero pienso disfrutar la ceremonia, ir superrelajado tras
este año. Sin discursos en el bolsillo, porque no va a pasar, aunque con
el orgullo de estar nominado con una película chiquita y un personaje
que habla en español, dejando fuera a Christian Bale, Robert De
Niro...”.
El Goya del sábado cerraba una semana con asuntos menos gloriosos que
el premio: el abandono de Lluís Pasqual de la dirección artística del Soho CaixaBank,
que había asumido en febrero del año pasado. Una salida estruendosa,
porque Pasqual fue un fichaje estrella de Banderas. “Mi teatro me ocupa,
pero no me preocupa”, responde el actor. "Hemos empezado muy fuerte,
vendiendo 55.000 entradas en cuatro días, haciendo historia en el
teatro español. Hemos abierto y vamos a tener llenos. Esta tarde [por el
domingo] voy a meter a gente en banquitos porque no hay sitio. ¿Vamos a
bajar? Claro, aunque la constancia será la clave. La ausencia de Lluís
era una ausencia casi programada desde el inicio, porque él me dijo que
me ayudaría a lanzar el teatro y que luego ya veríamos. Ese ‘ya
veríamos’ ha pasado. Creo que vendrá a dirigir dentro de poco; ha
quedado en el aire, aunque sé que se dará, porque la despedida ha sido
sin acritud y dejando aquí un equipo humano maravilloso”.
Banderas insiste en que ya está programando la temporada 2021/2022,
en contacto con una red con otros escenarios: “En junio es probable que
construyamos otro teatro para ligarlo a la escuela. El proyecto del Soho
no es solo una sala en el centro de Málaga. Incluye una educación de
actores y equipos técnicos”. Y en el horizonte está su próxima película
en España. “Será una comedia con Penélope Cruz”, confirma. “Poco más puedo contar”.
Los reyes del siglo XXI imponen sus propias reglas y una de las más
rotundas es diferenciar lo que es su trabajo y su vida privada. El
modelo establecido por Isabel II parece estar en desuso, una soberana
que da cuenta en todo momento de dónde y con quién pasa su tiempo libre,
que tiene costumbres fijas hasta para celebrar su cumpleaños —nació en
abril y lo celebra en junio porque hace mejor tiempo—. Muy diferente es
la vida de los reyes de Holanda, de Bélgica y de España, países donde ya se ha producido el relevo en la corona. Ellos son los representantes de un nuevo estilo de monarquía. Felipe de Borbón y Grecia
cumple el próximo jueves 52 años y el palacio de La Zarzuela no
informará, como es habitual, de cómo celebrará ese día. Esa actividad
pertenece a la agenda privada, esa que se maneja con discreción en el
difícil intento de que un rey tenga vida privada..
Los reyes del siglo XXI imponen sus propias reglas y una de las más
rotundas es diferenciar lo que es su trabajo y su vida privada. El
modelo establecido por Isabel II parece estar en desuso, una soberana
que da cuenta en todo momento de dónde y con quién pasa su tiempo libre,
que tiene costumbres fijas hasta para celebrar su cumpleaños —nació en
abril y lo celebra en junio porque hace mejor tiempo—. Muy diferente es
la vida de los reyes de Holanda, de Bélgica y de España, países donde ya se ha producido el relevo en la corona. Ellos son los representantes de un nuevo estilo de monarquía. Felipe de Borbón y Grecia
cumple el próximo jueves 52 años y el palacio de La Zarzuela no
informará, como es habitual, de cómo celebrará ese día. Esa actividad
pertenece a la agenda privada, esa que se maneja con discreción en el
difícil intento de que un rey tenga vida privada.
Don Felipe, en una calle mezclado con la gente.GTRES
En los cinco años y medio que lleva en la Jefatura del
Estado, Felipe VI ha impuesto algunas normas y la de diferenciar su
actividad pública del resto de su cotidianidad es una rotunda. No
informa dónde pasa las vacaciones —aunque el Gobierno siempre sabe donde
está— tampoco, por ejemplo, a qué campamento de Estados Unidos van sus hijas en verano y, menos aún, da explicaciones de cómo son las citas familiares en La Zarzuela cuando hay algo que festejar. En un intento de abrir algo la puerta a su vida no oficial, los Reyes
de España dejaron que una cámara de Televisión Española captara hace
dos años con motivo de su 50 cumpleaños escenas
cotidianas como un almuerzo con sus hijas, una mañana preparándose para
llevarlas al colegio o las imágenes de la grabación del discurso de
Navidad cuando la princesa Leonor le daba un masaje en el cuello a su
padre. Salvo esa concesión puntual, el resto de su vida está blindada. Un miembro que perteneció al personal de la Casa del Rey asegura a
este periódico que si se desvelara la agenda no oficial de don Felipe y
doña Letizia sorprendería la normalidad que impera en ella. Al Rey le
gusta cuando no está ante el foco mediático ser en la medida de la
posible alguien de a pie. Una prueba es la foto obtenida el pasado día 3
de enero de él y de su hija Leonor paseando por la céntrica plaza de
Benavente de Madrid mezclados entre la numerosa gente que en los días de
Navidad acude al centro de la ciudad. Vestidos de sport y con
una escolta tan discreta que era imperceptible, fueron descubiertos
gracias al teléfono móvil de un ciudadano que se cruzó con ellos. Al
parecer, como se supo posteriormente, salían de un cine cercano al que
suele acudir la familia real a ver películas en versión original.
El cine es una de las aficiones que comparten los Reyes y sus hijas. Lejos han quedado las sesiones privadas que organizaban don Juan Carlos y
doña Sofía en La Zarzuela. Ahora son ellos los que miran la cartelera y
escogen sala. Llegan cuando las luces se están apagando y salen cuando
aparecen los créditos. Lo hacen así para no molestar al resto de
espectadores, no para evitar ser vistos. La seguridad está también en la
sala, pero sin que apenas se note su presencia. Fue la reina Letizia quien a su llegada a La Zarzuela
impulsó este tipo de salidas. Ella incluso ha frecuentado
macrofestivales de música con un grupo de amigos. Con don Felipe también
ha acudido a otros espectáculos musicales, pero menos multitudinarios. Los Reyes conforman un matrimonio que también disfruta del ocio por
separado. Es normal que doña Letizia quede con sus amigas e incluso haga
viajes con ellas y que don Felipe se reúna en cenas exclusivamente
masculinas donde la cuenta se paga a escote. El círculo de amigos del Rey se ha restringido en los últimos años
desde que se produjo el relevo en la corona. De él ha salido uno de sus
íntimos de siempre, Javier López-Madrid, por sus problemas con la
Justicia, pero permanece a su lado Álvaro Fuster que con su esposa,
Beatriz Mira, es la pareja que más frecuentan los Reyes. Otro fijo de su
círculo es Pedro López-Quesada, el marido de su prima Cristina
Borbón-Dos Sicilias.
ESTABA UNO LEYENDO en el periódico las crónicas sobre el debate de la investidura de Pedro Sánchez,
en el que algunas voces auguraban el cierre por demolición de España,
cuando tropezó con esta curiosa imagen. El señor desenfocado que aparece
de espaldas, dueño precisamente de una de esas voces sombrías, se
hallaba en la mitad de la exposición fúnebre, cuando la señora de rojo
que se manifiesta al fondo, y que iba o venía de algún sitio, se detuvo a
escucharlo, sorprendida sin duda por sus lloriqueos. Y ahí es donde
encontró consuelo la angustia del lector del periódico. Esa mirada, ese
gesto, esa expresión desarmaban los vaticinios escalofriantes de Casado, que así se llama el interfecto, mejor que la pieza oratoria más brillante que quepa imaginar. María Jesús Montero fue sorprendida por la cámara en el ejercicio del
primer momento del método socrático: la ironía, por medio del cual se
hace ver al alumno lo absurdo de sus convicciones, que vuelan enseguida
de su mente para dejar espacio a lo genuino. El segundo movimiento, el
de la mayéutica, que así llamaba el filósofo griego al alumbramiento de
la verdad, no se da siempre, pues depende en parte de la buena voluntad
del alumno y de sus capacidades intelectuales. Pero cuando no le sirve a
él, como fue el caso, le sirve al espectador.
Y aquí es donde se demuestra que una fotografía puede tener más fuerza
que un editorial perfectamente razonado. Dicho en otras palabras: la
imagen es un sistema de significación propio: no necesita, pues, apoyar
ni ser apoyado por un texto. No ilustra la noticia, la proporciona.
El artista no tiene derecho a hacer cualquier cosa, ni siquiera a buitrear la vida de los demás y exponerla.
QUÉ LE HUBIERA pasado a la humanidad si no hubiera existido
Cervantes? Absolutamente nada. ¿Y si Shakespeare no hubiera nacido? Lo
mismo. ¿Habría cambiado el mundo si la obra de Velázquez o de Leonardo
da Vinci no hubiera sido creada? Pues no. Ahora bien: si no existiera el
arte, la pintura, la música; si no hubiera novelas ni poesía ni
narración, la vida sería inhumana e inhabitable. Somos quienes somos
justamente porque vibramos en el ansia de buscar la belleza, esa
inutilidad tan necesaria. La belleza es el sentido del caos, o al menos
el intento de encontrar ese sentido. Y se trata de un esfuerzo
colectivo.
Lo que quiero decir es que el arte es un exudado social, que forma
parte esencial de lo que todos somos, y que el artista individual no es
más que una especie de médium, un peón de ese mandato de la especie. Lo
importante es el arte, no el artista. Ni siquiera los artistas más
grandes son imprescindibles. Todo esto viene a cuento del último (por ahora) escándalo en torno a la
supuesta sacrosanta libertad del creador, un tema recurrente a lo largo
de los años. Hablo, ya saben, del francés Gabriel Matzneff, que ahora
tiene 83 años y que ha visto cómo su editorial, Gallimard, retiraba de las librerías todos sus diarios después de que Vanessa Springora publicara un libro titulado Le consentement (El consentimiento),
en donde cuenta la espeluznante y abusiva relación que Matzneff tuvo
con ella en los años ochenta, cuando Vanessa tenía 14 años y él 50. Pero
el verdadero escándalo es que Matzneff nunca ha ocultado su pedofilia,
sino que ha hecho gala de ello en sus libros y en las entrevistas,
hasta el punto de que hace años fue presentado en uno de los programas
televisivos del celebérrimo Apostrophes como “profesor de
educación sexual especializado en estudiantes y menores”. Grandes risas
cómplices de la concurrencia ante el chistecito. De hecho, creo que en
la radicalidad de la medida de Gallimard se transparente la mala
conciencia de la editorial por haberle estado publicando sus alardes
pedófilos tan tranquilamente. En todo esto subyace esa estúpida, ignorante, elitista creencia en la
impunidad del artista, como si estuviera por encima de las leyes y el
sufrimiento del mundo.
“Con unas lolitas de esas —ahora hay muchas— que visten como zorritas,
con los labios pintados, carmín, rímel, tacones, minifalda (…) las muy
putas se pusieron a turnarse”.
Ante el pollo que se montó, el escritor
se apresuró a decir que no había pasado nada y que era una anécdota
convertida en literatura (o sea, que es un fantasma), aunque lo más
terrible es que le encontrara esa gracia a contarlo y que la editorial
(Planeta) lo publicara como si nada.
Hay otros escritores, como Arthur C. Clarke, autor de 2001: una odisea del espacio
y otros magníficos libros, que también bordearon el escándalo pedófilo,
pero en realidad es un problema que va mucho más allá de acostarse con
niños.
Hablamos de todo tipo de abuso y de un narcisismo canalla, como
el de ese pseudoartista costarricense, no voy a decir su maldito nombre,
que en 2007 ató a un perro callejero en la galería Códice de Managua y
lo dejó morir de hambre.
Que la galería y las autoridades fueran
cómplices de esa lenta atrocidad resulta aún más desolador.
Y es que no, desde luego que no, el artista no tiene derecho a hacer
cualquier cosa, ni siquiera creo que tenga derecho a buitrear la vida de
los demás y exponerla abiertamente, como hizo Truman Capote en su inacabado libro Plegarias atendidas:
es probable que el escritor incluso provocara el suicidio de Ann
Woodward, que mató a su marido en un tiroteo oficialmente accidental,
pero a quien Capote retrataba en su personaje Ann Hopkins como asesina
premeditada.
Por todos los santos, ni un escritor de la talla de Capote
puede hacer esas cosas.
Y además, ¿saben qué? Plegarias atendidas
fue lo peor que escribió.
Porque el arte, ese arte colectivo del que
somos simples médiums, es el modo en el que los humanos intentamos ser
mejores, y no puede existir sin la conciencia aguda de los otros y sin
empatía.
No son sólo números inauditos lo que en la actualidad se oye y lee sin que nadie se inmute ni discuta ni cuestione nada.
TAL VEZ RECUERDEN mi estupor de hace unos meses
cuando oí a un pedagogo, consultado por TVE como “experto”, afirmar que
los niños de familias pudientes utilizaban 3 millones más de palabras
que los vástagos de los pobres. La ignorancia de aquel sujeto era tal
que desconocía cuántos vocablos tienen las lenguas, unas más que otras;
pero dado que el Diccionario español (un idioma rico en vocabulario, no como el noruego o el sueco) alberga unos 93.000…
Bueno, ya lo dije entonces: esos niños suyos, además de acaudalados,
habían de ser por fuerza tan inventivos como J.R.R. Tolkien y George
R.R. Martin.
Pero veo que la loca y tramposa tendencia al abultamiento de las cifras
ha triunfado también entre los periodistas, que sueltan cosas
inverosímiles, cuando no engañosas, con tal de que todo suene
catastrofista y desmesurado y la gente se alarme. Durante la larga
huelga francesa contra la reforma de las pensiones, TVE y la Sexta (cada
día más parecidas en su ansia apocalíptica) nos dieron la sorprendente
noticia de que, debido a la falta de transporte público, “a las puertas
de París” había 600 km de atasco. El espectador se quedaba atónito,
imaginando un embotellamiento ininterrumpido en la distancia que separa
Madrid de Barcelona. Lo que los brillantes reporteros habían hecho era
contar 5 km por aquí, 6 por allá, 2,5 por más allá, y entonces, quizá,
sumando todo eso, salían los falaces 600 pregonados. Unas semanas
después, con motivo de los gigantescos incendios no de Australia entera,
como se decía, sino de los Estados de Nueva Gales del Sur y Victoria,
se aseveró, con cataclísmico regodeo, que habían causado la muerte de
500 millones de animales. Pero, como eso les debió de parecer una
minucia, al día siguiente elevaron la cifra a 1.000 millones. No pude
por menos de admirarme de la cantidad de bichos existentes en esos dos
Estados. No tengo ni idea, claro, pero en principio 1.000 millones (sólo entre
los perecidos) resulta algo exorbitante. A menos, desde luego (y esto se
me ocurrió gracias al término “bichos”), que se incluyeran como unidad
cada rata, cada mosca, cada mosquito y cada hormiga. Con todo y con eso,
me pregunto cómo diablos alguien se ha dedicado a contabilizar y
verificar la defunción por fuego de todos ellos. Francamente, no veo a
nadie rebuscando, en medio de llamas incontroladas, cadáveres de
insectos achicharrados. En fin, no descarto ser yo el equivocado, y que
los animales (o lo que solemos entender por tales) se cuenten en
Victoria y Nueva Gales del Sur por la fabulosa cifra de billones de
billones.
En la actualidad se oye y lee
sin que nadie se inmute ni discuta ni cuestione nada.
Lo inaudito es
cotidiano. Así, varios días después de que todo el país estuviera
enterado (salvo el Rey, probablemente) de quiénes iban a ser los cuatro ministros
que a Unidas Podemos les han rentado sus 35 menguados escaños, su jefe
salió en una entrevista aduciendo que la discreción, y lo acordado con
el PSOE panoli (qué genio de la negociación, Lastra), le impedían
revelar esos nombramientos… que sólo él había hecho y sólo él podía
conocer en primera instancia.
Un prodigio de discreción, el suyo.
También hay que preguntarse qué le ha sucedido a mucha gente para pensar
de manera rara, confundirlo todo y creer que tiene “derechos”
imposibles. Una chica cargada de razón argumentaba en televisión lo
siguiente (cito de memoria): “Es que yo tengo derecho a meterme en una
red de contactos, establecer una cita con quien me dé la gana, salir con
esa persona y que no me pase nada”. Daban ganas de contestarle: “Mire,
no, tiene derecho a hacer lo que le plazca, a quedar con un desconocido y
a irse con él a la cama, al Polo Norte o al desierto de Gobi, pero no a que no le pase nada. A nadie puede garantizársele eso”. También vi a otra joven quejarse en
tono agraviado: “Nos instan a que seamos emprendedores, pero es que
nadie te enseña a emprender…” Como si a los emprendedores de la historia
se les hubieran impartido cursos. Alguien en verdad emprendedor lo es
espontáneamente, santo cielo. Lo mismo que un escritor, desde Cervantes a
Faulkner, ¿o creen que acudieron a talleres para que unos burócratas
los adiestraran? Se han arrojado ya al mundo varias generaciones
frágiles como la porcelana, a las que hay que guiar de la mano hasta el
último peldaño de sus ambiciosas carreras, y a las que hay que proteger
del aire. He oído al director de un museo anunciando unas “innovaciones” idiotas
“para que la gente no se sienta intimidada por el arte”. Intimidatorio
es un matón, un terrorista, un mafioso, pero ¿por qué habría de serlo el
arte? ¿O por qué las librerías, algo que se oye asimismo a menudo? Ni
en ellas ni en ningún museo se va a asustar al visitante, ni siquiera se
lo va a someter a un examen. Una cantante internacional se lamentaba en
una entrevista, hace semanas: “Hay una carga que las mujeres seguimos
acarreando: la presión de ser comparadas unas con otras”. Ay Señor, ¿qué
es lo que se creerá que les ocurre a los hombres? Y desde hace muchos
más siglos. O bien cabría responderle: “¿Y qué quiere? No se meta usted a
ser diva, que nadie la obliga”.
La
película más personal del cineasta se alza con siete galardones en una
gala en la que fueron premiadas las interpretaciones de Antonio Banderas
y Belén Cuesta.
Pedro Almodóvar se puso a escribir Dolor y gloria
influido por sus sensaciones de tranquilidad y de calma en la piscina
donde se trataba su dolor de espalda hace unos veranos.
“El mejor
momento del día”.
De esa corriente pasó a una corriente de su infancia,
la del río donde su madre y las mujeres del pueblo lavaban la ropa.
“Para mí era una fiesta y me di cuenta de que estaba escribiendo de mí
mismo, del paso del tiempo”, aseguraba sobre el escenario.
Finalmente,
su inmersión en una vida que es la suya solo en parte, un juego de
autoficción que lo mismo reproduce su casa en la pantalla que construye
una infancia imaginada para el guion, le ha llevado a ganar siete goyas.
Su canto de amor al cine (“no concibo la vida sin seguir rodando”,
confesó) fue elegida la mejor película de la 34ª gala de los premios
Goya.
El
director Pedro Almodóvar, tras recoger un galardón en la gala de los
Premios Goya, este sábado en Málaga. En vídeo, declaraciones de los
principales galardonados.Foto: Jon Nazca | Vídeo: EPV
En realidad, toda la ceremonia —larga, eterna— fue un homenaje a
Almodóvar. Penélope Cruz y Ángela Molina le entregaron el premio a mejor
dirección.
“El cine de Pedro me ha hecho más libre”, aseguró con su
galardón a mejor música en la mano el compositor Alberto Iglesias, que
con este lleva 11: es la persona con más estatuillas.
El premio a mejor
actor protagonista fue para Antonio Banderas, el Salvador Mallo,
trasunto de Almodóvar en su físico y en sus enfermedades, que no en sus
vivencias.
Los más de 3.200
asistentes, el mayor aforo en las 34 ediciones de los premios, se
pusieron en pie para aplaudirle. Muy emocionado, golpeando la
estatuilla, renunció a dar su discurso preparado.
“Todo esto es Pedro.
Hemos pasado cuatro décadas y ocho películas… Nunca he conocido a
alguien con la lealtad que tú tienes para tu cine”, arrancó.
“Y tenía
que llegar hasta aquí contigo”. Para cerrar sus palabras, Banderas
celebró que se cumplían tres años de su infarto de miocardio.
“No solo
estoy vivo, sino que me siento vivo”.
En cambio, la magia de Málaga no sirvió para que Pepa Flores rompiera su
silencio mediático y recogiera el Goya de Honor.
Marisol se mantuvo
consecuente con su ausencia de la actualidad desde hace 35 años y vio la
gala desde casa. Mejor para ella, porque hubo bostezos constantes que
no lograron superar Andreu Buenafuente y Sílvia Abril,
presentadores en un inmenso escenario, el del palacio de deportes José
María Martín Carpena, al que se le sacó partido en lo visual.
Otro momento almodovariano llegó con el
reconocimiento, a sus 87 años, a Julieta Serrano, la madre en pantalla
del cineasta, como mejor actriz secundaria.
No lo recibió Penélope Cruz,
la otra Jacinta de Dolor y gloria, en el metraje de la
infancia del protagonista. En su lugar ganó el Goya a mejor actriz
protagonista otra malagueña, Belén Cuesta, la mujer doliente y sufrida
esposa de un topo de la posguerra civil española durante 33 años en La trinchera infinita.
Otra presencia femenina refulgente llegó con Benedicta Sánchez, otra madre sufrida en Lo que arde,
y mejor actriz revelación a sus 84 años.
El drama de Oliver Laxe
también recibió el premio a la mejor dirección de fotografía, una labor
de Mauro Herce que otorga magia a las imágenes de Laxe. Belén Funes
obtuvo el Goya a la mejor dirección novel por La hija de un ladrón.
Si la gala se planteaba como una fiesta, se fue
de madre. Si era una competición a tres bandas, así se mantuvo hasta el
final de la entrega. Pero en ese cierre, el resultado se desniveló a
favor de Dolor y gloria. Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar, se llevó cinco estatuillas, entre ellos el de mejor actor de reparto para Eduard Fernández; La trinchera infinita, dos, para Cuesta y para su sonido. Intemperie,
de Benito Zambrano, logró otros dos, el de mejor canción, para Javier
Ruibal, y el de mejor guion adaptado, ya que se basa en la novela
homónima de Jesús Carrasco.
Mujeres cineastas
Hubo tiempo para reivindicaciones de las
cineastas que salieron a recoger un galardón —por cada mujer nominada
había tres nombres, y Abril lo subrayó con un “Goya al mejor director… o
director”—, mensajes contra el racismo, el cambio climático y la
discriminación e, incluso, sin mencionarlo, el veto parental.
El
violonchelista Ara Malikian, libanés huido de la guerra, niño músico que
atravesó fronteras para acabar en el madrileño barrio de Malasaña, es
el protagonista del documental elegido como el mejor en su categoría.
“He sido un refugiado y ahora se quiere hacer creer que somos los
culpables de la miseria actual, y somos la riqueza de la civilización”.
Almodóvar utilizó su premio al mejor guion original para recordarle al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
que “en los próximos cuatro años va a ser el coautor del guion” de
todos los españoles.
“Espero que le vaya bien, porque así nos irá bien a
los demás”. Hacía 15 años que un presidente, desde 2005 con José Luis
Rodríguez Zapatero, no acudía a la ceremonia.
Muchos de los asistentes
aprovecharon la alfombra roja para mostrar su felicidad por ello.
La
gala sirvió también para que la Academia anunciase, en el discurso de su
presidente, Mariano Barroso, que declaraba 2021 el año Berlanga, “para
celebrar el centenario de su nacimiento”, que se cumplirá el 12 de
junio.
En un momento de despiste, Almodóvar contó en la alfombra roja que
Penélope Cruz será copresentadora del Oscar a mejor película
internacional, lo que la actriz madrileña se tomó con humor:
“La otra
vez, hace 20 años, Antonio y yo pudimos darle la estatuilla a Pedro con Todo sobre mi madre.
No sé quién me acompañará en esta edición… aunque el anuncio se iba a
realizar la semana que viene”.
Y se confirmó que la próxima película de
Cruz será con Banderas y se rodará en España.
Mujeres cineastas
.
Almodóvar utilizó su premio al mejor guion original para recordarle al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez,
que “en los próximos cuatro años va a ser el coautor del guion” de
todos los españoles.
“Espero que le vaya bien, porque así nos irá bien a
los demás”. Hacía 15 años que un presidente, desde 2005 con José Luis
Rodríguez Zapatero, no acudía a la ceremonia.
Muchos de los asistentes
aprovecharon la alfombra roja para mostrar su felicidad por ello.
La
gala sirvió también para que la Academia anunciase, en el discurso de su
presidente, Mariano Barroso, que declaraba 2021 el año Berlanga, “para
celebrar el centenario de su nacimiento”, que se cumplirá el 12 de
junio.
En un momento de despiste, Almodóvar contó en la
alfombra roja que Penélope Cruz será copresentadora del Oscar a mejor
película internacional, lo que la actriz madrileña se tomó con humor:
“La otra vez, hace 20 años, Antonio y yo pudimos darle la estatuilla a
Pedro con Todo sobre mi madre.
No sé quién me acompañará en
esta edición… aunque el anuncio se iba a realizar la semana que viene”.
Y
se confirmó que la próxima película de Cruz será con Banderas y se
rodará en España.
Sin duda alguna la primera gran obra maestra de ese incomparable (e
irrepetible) genio que es Pedro Almodóvar, deliciosa e irresistible
comedia de situación que gira en torno a la soledad de las mujeres en un
mundo dominado por hombres que las engañan, mienten, ningunean y hasta
enloquecen. Con un guión repleto de escenas brillantes, de personajes
magnificamente escritos, con diálogos divertidísimos y un ritmo
excelente, sin apenas baches (algo inusual en el Almodóvar de la época),
consigue el director manchego dar vida, en el efervescente Madrid de
los años 80, a diferentes mujeres abandonadas por sus parejas en el
momento más inoportuno de sus vidas para, a través de excelentes y
divertidísimas escenas, conducirlas a un mismo punto de encuentro tanto
físico como emocional.
Clásico indiscutible de nuestro cine, que forma incluso parte de la
cultura popular (¿quién no se acuerda de ella cada vez que saborea un
gazpacho?), tiene para el recuerdo personajes míticos de la
cinematografía patria que luego han sido copiados hasta la saciedad: la
telefonista repelente y chismosa de Loles León, la portera
Testigo de
Jehová de Chus Lampreave, la actriz cortita de María Barranco y sus
pendientes cafetera, el taxista hortera de Guillermo Montesinos... y,
por supuesto, esa inconmensurable Carmen Maura interpretando a Pepa, la
mujer al borde de un ataque de nervios que busca incesantemente por toda
la capital, pegada al teléfono y al contestador automático, al hombre
que acaba de dejarla en la estacada justo cuando ella más lo necesita. ç
La he visto docenas de veces y soy incapaz de encontrarle un solo fallo.
Y siempre me parece igual de fresca, divertida y entrañable que la vez
anterior. Una absoluta maravilla.
1988: 5 premios Goya: incluyendo mejor película y actriz (Maura). 16 nominaciones 1988: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa 1988: Festival de Venecia: Mejor guión 1988: Festival de Toronto: Mejor película (Premio del Público) 1988: Premios David di Donatello: Mejor director extranjero
SINOPSIS
Pepa e Iván son actores de doblaje. Él es un mujeriego
empedernido y, después de una larga relación, rompe con Pepa: le deja un
mensaje en el contestador pidiéndole que le prepare una maleta con sus
cosas. Al quedarse sola, Pepa no soporta vivir en una casa llena de
recuerdos y decide alquilarla. Mientras espera que Iván vaya a recoger
la maleta, la casa se le va llenando de gente extravagante de la que
aprenderá muchas cosas sobre la soledad y la locura.