De dónde habrá venido
ese presunto pájaro
que acaso esté durmiendo
oculto en una rama
del árbol que me impide
el ser ceniza y polvo.
Tal vez no esté en el trance
de verse sin resuello
en una patria ajena.
Mas, de estarlo,
quién sabe.
Qué vuelos imposibles
habrá sobrellevado
su cuerpo diminuto.
Y quién sabrá si acaso
en otras dimensiones,
ajenas y sin plumas,
sus crías desesperan.
O acaso yo sea el pájaro
que instalado en la rama
observa como un hombre
venido de muy lejos
tras el árbol se oculta.
O acaso sea yo el árbol
que acoge con asombro
abajo en las raíces
al pájaro y al hombre
que vienen de muy lejos.
O la sombra que añora
ser reflejo del árbol
donde un hombre y un pájaro
platiquen sus asuntos,
se esmeren por la vida.
O acaso yo sea solo
el eco que antecede
al vuelo y la palabra.
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