Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 mar 2012

Así se dirige una ópera

Una imagen de 'I due Figaro' en el Teatro Real. / 
La inquietud filológica le viene a Riccardo Muti de lejos y no está de más recordar al respecto el fichaje de Alberto Zedda para el teatro alla Scala de Milán cuando el napolitano era allí el sumo sacerdote.
 Esta inquietud le ha llevado a escarbar en el repertorio napolitano más tardío -Spontini, Cherubini…-desde hace años.
El descubrimiento de una partitura olvidada de Mercadante en España, y su condición de haber sido compuesta y estrenada en Madrid, ha sido para Muti una tentación irresistible para su presentación lírica en el Real con I due Figaro, al igual que el estreno en Cadiz de La rappresaglia, otra ópera de Mercadante, ha motivado su programación para la próxima temporada.
 El toque español cuenta lo suyo en Muti y más desde su designación como último Premio Príncipe de Asturias de las Artes.
A todo ello hay que añadir su condición de figura principal de la dirección musical en la ópera italiana, una categoría a la que ha llegado, entre otras razones por su fidelidad. Mientras otros de sus compatriotas como Abbado, Chailly o Gatti han optado por dar preferencia al repertorio alemán en su dedicación lírica de los últimos años, Muti ha optado por Verdi como centro de su repertorio operístico –en el teatro de Ópera de Roma, fundamentalmente- y por los autores que le preceden, con los títulos de Mozart en italiano en lugar preferente y con la sombra de Rossini siempre al fondo.
 Se explica así, con esta “especialización”, que las óperas de Verdi en el Festival de Salzburgo las pasadas ediciones hayan sido las primeras que han puesto el cartel de “no hay billetes”, antes incluso que las dirigidas por el otro gran “especialista”, aunque en el repertorio alemán, Christian Thielemann.
La fidelidad de Muti marca también su compromiso con la orquesta juvenil Cherubini, a la que da juego allá donde esté.
 En España aún estamos hipnotizados en el recuerdo con su dirección con esta orquesta de Il ritorno de don Calandrino, de Cimarosa, en noviembre de 2007 en el teatro Perez Galdós de Las Palmas. En el Real la experiencia se ha repetido, si cabe corregida y aumentada con la ópera de Mercadante
. No sé que habría resultado en manos de otro maestro pero con Muti al frente ha sido una absoluta lección de dirección musical
. Con un sentido del sonido fascinante, con una tensión musical arrolladora, con una gran maestría desplegada en los acompañamientos y en los concertantes, con una gama de matices apabullante, con la pasión de dirigir siempre en primer plano. Inolvidable.
 Y así mientras la sombra de Mozart aparecía en ciertas situaciones temáticas, Bellini lo hacía en algunas melodías y Rossini en la atmósfera vocal, con un cierto aire español ya desde una obertura con evocaciones de fandangos y boleros.

I DUE FIGARO

De Savario Mercadante. Director musical: Riccardo Muti. Director de escena: Emilio Sagi. Orquesta juvenil Luigi Cherubini, coro Philharmonia de Viena. Con A. Poli, A. Karayavuz, R. Feola, A. Stroppa, M. Cassi, E. Buratto, A. Zorzi, O. Montanari y B. Lichtenberger. Coproducción con los festivales Pentecostés de Salzburgo y Ravenna. Teatro Real, 25 de marzo
Emilio Sagi y sus colaboradores estuvieron a la altura de las circunstancias, con una puesta en escena en claroscuros que recordaba vagamente a la de Strehler en Las bodas de Fígaro.
 En algún momento, con la explosión de color, macetas, buganvillas y naranjos, se hizo alargada la sombra de la pintora sevillana Carmen Laffon.
El españolismo en el vestuario al final fue, para lo que es Sagi, contenido. Teatral y escenográficamente todo tuvo sentido de la medida, no hubo excesos.
 Un gran trabajo
. Del reparto vocal destacaron la Susanna de Eleonora Buratto, la Condesa de Asude Karayavuz y el Conde de Antonio Poli, dentro de un equipo joven y conjuntado que se integró con coherencia y entrega en el espectáculo.
El éxito fue clamoroso, con el público puesto en pie aclamando a los artistas y en particular a Riccardo Muti con ovaciones en otros tiempos reservadas exclusivamente a los divos del canto.
 Los tiempos han cambiado y ahora los protagonistas son otros. Si Mercadante levantara la cabeza, como decía un ilustre espectador, no se lo habría acabado de creer.
 Que un espectáculo como éste se sitúe en la programación del Real entre las dos propuestas más controvertidas de la temporada, supone una garantía en la defensa de la variedad artística que, se mire por donde se mire, siempre es gratificante y hasta necesaria.

Cate Blanchett y 'The Economist' se alían contra el Photoshop

Cate Blanchett en la portada de Intelligent
Cate Blanchett al natural y sin retoques, con arrugas de expresión y ojeras.
No se trata de una foto robada o de una imagen captada a la salida de su casa.
 Así es como aparece en la portada de Intelligent Life, el suplemento de estilo y cultura de The Economist.
 La actriz de 42 años posa tal y como es, rompiendo con la tendencia de las revistas de alterar con programas informáticos todas las fotografías.
Con su posado, la intérprete australiana reivindica la belleza real sin necesidad de retoques digitales.
 “Parece lo que es, una mujer de 42 años que pasa las mañanas encerrada en una oficina, las tardes subida a un escenario y el resto del tiempo cuidando de sus tres hijos”, explica el editor de Intelligent Life,
Tim de Lisle, en ese número.
Blanchett siempre se ha mostrado partidaria de la naturalidad y ha insistido en que le horroriza el bótox y en que jamás pasaría por el quirófano para parecer más joven.
 Con estas premisas, la actriz se ha convertido en la imagen y embajadora de la marca japonesa SK-II, con la que ha firmado un contrato de 10 años.
Blanchett siempre se ha mostrado partidaria de la naturalidad y ha insistido en que le horroriza el bótox y en que jamás pasaría por el quirófano para parecer más joven
La decisión de no corregir digitalmente las imágenes, sin embargo, ha sido una elección deliberada de la dirección del suplemento.
 “Cuando otras revistas fotografían a las actrices, acaban retocando las imágenes con muchísimo Photoshop, eliminando hasta el último vestigio de arrugas.
 Su piel aparece tan improbablemente suave que te preguntas por qué el fotógrafo no fue a disparar directamente a su réplica de cera”, se justifica De Lisle.
Intelligent Life no es el primer magazine en apostar por portadas sin retoques -en mayo de 2010, la revista Marie Claire eligió a una Jessica Simpson despeinada, en la que fue su edición menos vendida de la historia- y Lady Gaga posó sin maquillaje en mayo de 2011 para Harper´s Bazaar-, ni Blanchett la primera actriz en renegar del Photoshop.
Las actrices Keira Knigthley y Kate Winslet, en 2008, y la cantante Britney Spears, en 2010, también se mostraron contrarias a la manipulación de sus imágenes.
Quizás portadas como las de Blanchett, que ahora parecen una excepción, pronto se conviertan en algo habitual y el público acabe familiarizándose con las arrugas e imperfecciones de sus ídolos.
 En pasado mes de octubre en Estados Unidos se puso en marcha una campaña para proponer una “Ley de Autoestima” que, entre otras cosas, regularía el retoque digital de los modelos y actores obligando a los anunciantes y a las revistas a indicar expresamente que las fotografías han sido tratadas digitalmente. Iniciativas similares se están estudiando en Reino Unido, Francia y Noruega.

26 mar 2012

Leopoldo Brizuela gana el Alfaguara con una novela sobre el terrorismo de Estado en Argentina

El escritor argentino Leopopldo Brizuela, premio Alfaguara de novela 2012, esta mañana durante la rueda de prensa. / RICARDO CEPPI
La vida de víctimas y verdugos en la época más tenebrosa en Argentina con vocación de purga y exorcismo es la historia ganadora del XV Premio Alfaguara de Novela 2012. Se titula Una misma noche y ha sido escrita por Leopoldo Brizuela. El anuncio lo ha hecho Rosa Montero, hoy en Madrid, como presidenta del jurado, del que también formaron parte Montxo Armendáriz, Lluís Morral, Jürgen Dormagen, Antonio Orejudo y Pilar Reyes (con voz pero sin voto al ser la editora de Alfaguara).
 Aunque el autor argentino es poco conocido en España, en 2010 publicó la novela Lisboa. Un melodrama (Alianza) y ese mismo año fue uno de los autores clave en la Feria de Fráncfort en una edición en la que el país invitado era Argentina.
 El premio, otorgado a una obra inédita en castellano, está dotado con 133.306 euros.
En Una misma noche, Brizuela, nacido en 1963 en La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, ha hecho una inmersión en el terrorismo de Estado de su país iniciado en 1976, con el golpe de la Junta Militar que gobernó hasta 1983. 
El escritor ha creado como hilo conductor de la novela a un autor en la cuarentena, con una madre viuda, que vio de niño cómo en 1976 la casa de uno de sus vecinos era atacada por las fuerzas del orden. Tres décadas después, un hecho parecido en la misma casa le hace rememorar el pasado y el papel que jugó su padre en todo aquello.
 A partir de ahí, Brizuela levanta un mapa de una de la épocas más nefastas de la historia latinoamericana con una larga estela en la vida social, política, psicológica y cotidiana.
Brizuela rinde homenaje a Charles Dickens, en su bicentenario, al haber firmado la obra como Pickwick, protagonista de la primera novela del autor británico, un anciano fundador del Club Pickwick que convoca a varios personajes a los que cuenta sus peripecias. El título del manuscrito enviado era el La repetición.
Entre las obras del ganador figuran la novela El placer de la cautiva (2001) y el libro de relatos Los que llegamos más lejos (Alfaguara 2002). Brizuela también es traductor de autores como Henry James, Flannery O’Connor y Eudora Welty. Fue escritor residente del Banff Center For the Arts, Canadá; del International Writing Program de la Universidad de Iowa, y recibió el subsidio de la Fundación Gulbenkian de Lisboa para el estudio de la cultura portuguesa. Colabora habitualmente en los diarios Clarín y La Nación, y coordina talleres de escritura creativa.
El anuncio del premio empezó con la emisión de un vídeo en el que varios escritores ganadores del premio y responsables de Alfaguara y del grupo PRISA evaluaron la trayectoria de los 15 años de este galardón.
 Se recuperaron también unas imágenes en las que Jesús de Polanco, el fallecido fundador de Santillana y el grupo PRISA, afirmaba que “la literatura de España y América Latina están de espaldas unas a otras y con este premio buscamos dar esta fuerza enorme que tiene nuestra lengua común”.
Por su parte, Ignacio Polanco, presidente del grupo PRISA (editor de este diario), recordó que el premio Alfaguara “es un referente de primer nivel en el mundo de la literatura en español. Es el más internacional de los galardones en castellano”.

Ganadores del premio

Caracol Beach de Eliseo Alberto, y Margarita, está linda la mar, de Sergio Ramírez (ambos ganadores de la primera edición, en 1998); Son de Mar, de Manuel Vicent (1999); Últimas noticias del paraíso, de Clara Sánchez (2000); La piel del cielo, de Elena Poniatowska (2001); El vuelo de la reina, de Tomás Eloy Martínez (2002); Diablo Guardián, de Xavier Velasco (2003); Delirio, de Laura Restrepo (2004); El turno del escriba, de Graciela Montes y Ema Wolf (2005); Abril rojo, de Santiago Roncagliolo (2006); Mira si yo te querré, de Luis Leante (2007); Chiquita, de Antonio Orlando Rodríguez (2008); El viajero del siglo, de Andrés Neuman (2009); El arte de la resurrección, de Hernán Rivera Letelier (2010), El ruido de las cosas al caer, de Juan Gabriel Vásquez (2011) y Una misma noche, de Leopoldo Brizuela (2012).
La actual edición de este premio se puede condensar en cinco números: 15, 785, 19, 400 millones y 22.
15 es el número de la edición, iniciada en 1998, y que ganaron el cubano Eliseo Alberto por Caracol beach y el nicaragüense Sergio Ramírez por Margarita, está linda la mar.
785 es el número de manuscritos recibidos este año y que marca un récord en la historia del premio.
20 son los países hispanohablantes donde se distribuye con mayor fuerza el libro y al que visitan la mayoría de los ganadores durante la promoción.
400 millones son las personas que hablan español y que son el primer público objetivo.
22 es el total de idiomas a los que se han traducido las diferentes novelas en sus 15 ediciones.

Una pantera enjaulada

Sonja Kinski, hija de Nastassja Kinski, a su llegada al desfile de Dior en París, el 2 de marzo
Sadomaso, mutilación, tortura.
Si alguno de ustedes pasó hace un año y medio por La Conservera, el centro de arte contemporáneo de Murcia, posiblemente se topara con Sonja Kinski sometida a todas estas perrerías.
Por fortuna, no era más que una videocreación de la artista Aïda Ruilova. Nuestra reportera Ángeles García cubrió el evento y se fumó un cigarrito de extranjis con la víctima, la hija de Nastassja Kinski, que, algo aburrida, le comentó que había aceptado participar en esa filmación porque la propuesta le había sonado “interesante”.
 En un momento dado de la proyección, la mirada desafiante de Sonja fulminaba al espectador.
Resulta imposible no contemplar la herencia animal de su madre en esos ojos.
 Nas­tassja cultivó una erótica del victimismo que la elevó a los altares del deseo a finales de los setenta, cuando Hollywood aún concedía un espacio para las bellezas polivalentes.
 Ella misma tuvo que aprender a domar su gesto, capaz de transformarla en martirizada gacela (Tess) o en felina salvaje (El beso de la mujer pantera).
 Tras un romance adolescente con Polanski, con tan solo 18 años se enfrentó a su primer desnudo, junto a Mastroianni, en Así como eres.
 Una película que ahora aborrece.
 Sonja, su hija, que acaba de cumplir 26, se pasó buena parte de su debut como actriz –la adaptación de un relato de Murakami, All God’s children can danceretozando como vino al mundo. Pero se la veía bastante más desenvuelta que a su progenitora.
A Sonja la descubrimos en cuanto dio el estirón. Tommy Hilfiger se marcó el tanto de destetarla ofreciéndole una paga extra como embajadora de su marca.
 Desde entonces, adoptó para sí el patrón de hija de exmodelo adolescente convertida en actriz.
Solo que el papel que ha de darle el éxito nunca llega.
Ha adoptado el patrón de su madre, pero el papel que le dé el éxito nunca llega
Quizá por eso, esta semana ha proclamado desde las páginas de Paris Match que sí, que ella lo que quiere es ser actriz.
 Y ha aprovechado la coyuntura para dejar claro que apenas tiene relación con su padre, el productor egipcio Ibrahim Moussa (del que Nastassja se divorció cuando Sonja tenía seis años), que quien le da mejores consejos es su expadrastro, el músico Quincy Jones, y que la simple mención de su abuelo, el enloquecido Klaus, que abandonó a su madre de cría, ha estado siempre prohibida en su casa.
Todo en el tono naíf de quien se ha criado en una casa con piscina en Bel Air rodeada de perros y gatos. Pero al contemplar el fuego que bulle tras esas pupilas, algo nos dice que estamos ante una fiera esperando a que un productor avispado le abra pronto la jaula.