Cate Blanchett al natural y sin retoques, con arrugas de expresión y ojeras.
No se trata de una foto robada o de una imagen captada a la salida de su casa.
Así es como aparece en la portada de Intelligent Life, el suplemento de estilo y cultura de The Economist.
La actriz de 42 años posa tal y como es, rompiendo con la tendencia de las revistas de alterar con programas informáticos todas las fotografías.
Con su posado, la intérprete australiana reivindica la belleza real sin necesidad de retoques digitales.
“Parece lo que es, una mujer de 42 años que pasa las mañanas encerrada en una oficina, las tardes subida a un escenario y el resto del tiempo cuidando de sus tres hijos”, explica el editor de Intelligent Life,
Tim de Lisle, en ese número.
La decisión de no corregir digitalmente las imágenes, sin embargo, ha sido una elección deliberada de la dirección del suplemento.
“Cuando otras revistas fotografían a las actrices, acaban retocando las imágenes con muchísimo Photoshop, eliminando hasta el último vestigio de arrugas.
Su piel aparece tan improbablemente suave que te preguntas por qué el fotógrafo no fue a disparar directamente a su réplica de cera”, se justifica De Lisle.
Intelligent Life no es el primer magazine en apostar por portadas sin retoques -en mayo de 2010, la revista Marie Claire eligió a una Jessica Simpson despeinada, en la que fue su edición menos vendida de la historia- y Lady Gaga posó sin maquillaje en mayo de 2011 para Harper´s Bazaar-, ni Blanchett la primera actriz en renegar del Photoshop.
Las actrices Keira Knigthley y Kate Winslet, en 2008, y la cantante Britney Spears, en 2010, también se mostraron contrarias a la manipulación de sus imágenes.
Quizás portadas como las de Blanchett, que ahora parecen una excepción, pronto se conviertan en algo habitual y el público acabe familiarizándose con las arrugas e imperfecciones de sus ídolos.
En pasado mes de octubre en Estados Unidos se puso en marcha una campaña para proponer una “Ley de Autoestima” que, entre otras cosas, regularía el retoque digital de los modelos y actores obligando a los anunciantes y a las revistas a indicar expresamente que las fotografías han sido tratadas digitalmente. Iniciativas similares se están estudiando en Reino Unido, Francia y Noruega.
No se trata de una foto robada o de una imagen captada a la salida de su casa.
Así es como aparece en la portada de Intelligent Life, el suplemento de estilo y cultura de The Economist.
La actriz de 42 años posa tal y como es, rompiendo con la tendencia de las revistas de alterar con programas informáticos todas las fotografías.
Con su posado, la intérprete australiana reivindica la belleza real sin necesidad de retoques digitales.
“Parece lo que es, una mujer de 42 años que pasa las mañanas encerrada en una oficina, las tardes subida a un escenario y el resto del tiempo cuidando de sus tres hijos”, explica el editor de Intelligent Life,
Tim de Lisle, en ese número.
Blanchett siempre se ha mostrado partidaria de la naturalidad y ha insistido en que le horroriza el bótox y en que jamás pasaría por el quirófano para parecer más joven.
Con estas premisas, la actriz se ha convertido en la imagen y embajadora de la marca japonesa SK-II, con la que ha firmado un contrato de 10 años.Blanchett siempre se ha mostrado partidaria de la naturalidad y ha insistido en que le horroriza el bótox y en que jamás pasaría por el quirófano para parecer más joven
“Cuando otras revistas fotografían a las actrices, acaban retocando las imágenes con muchísimo Photoshop, eliminando hasta el último vestigio de arrugas.
Su piel aparece tan improbablemente suave que te preguntas por qué el fotógrafo no fue a disparar directamente a su réplica de cera”, se justifica De Lisle.
Intelligent Life no es el primer magazine en apostar por portadas sin retoques -en mayo de 2010, la revista Marie Claire eligió a una Jessica Simpson despeinada, en la que fue su edición menos vendida de la historia- y Lady Gaga posó sin maquillaje en mayo de 2011 para Harper´s Bazaar-, ni Blanchett la primera actriz en renegar del Photoshop.
Las actrices Keira Knigthley y Kate Winslet, en 2008, y la cantante Britney Spears, en 2010, también se mostraron contrarias a la manipulación de sus imágenes.
Quizás portadas como las de Blanchett, que ahora parecen una excepción, pronto se conviertan en algo habitual y el público acabe familiarizándose con las arrugas e imperfecciones de sus ídolos.
En pasado mes de octubre en Estados Unidos se puso en marcha una campaña para proponer una “Ley de Autoestima” que, entre otras cosas, regularía el retoque digital de los modelos y actores obligando a los anunciantes y a las revistas a indicar expresamente que las fotografías han sido tratadas digitalmente. Iniciativas similares se están estudiando en Reino Unido, Francia y Noruega.
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