Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

31 dic 2012

Las doce Uvas de la Suerte

La Costumbre de Tomar “12 Uvas de la Suerte” en Nochevieja, un Producto de Marketing Viral que cumple este mes 100 años de existencia… ¡Y yo que creía en las 12 uvitas! :-(

uvas-suerte¡Pues sí…! Parece cierto que la costumbre de tomar doce uvas de la suerte en la Nochevieja mientras suenan las campanadas de la torre, fue en sus inicios, toda una campaña de marketing, que se hizo viral. Es decir un producto de marketing que terminó convirtiéndose en una costumbre y que ahora seguimos cada año en España al pie de la letra…
Al menos así se desprende de un genial artículo publicado por Lola García en el blog Elegancia 2.0, hace tan sólo unas horas.
¿Doce uvas de la suerte?… jajaja
¿Doce uvas para que el año que entra sea bueno?… jajaja
Todo un montaje de marketing para vender el excedente de uva de un año de buena cosecha donde nos dijeron que nos daría suerte el hacerlo y todo el mundo se lo creyó y hasta hoy…
Es más, se especula que si no tomas las doce uvas al unísono con las campanadas, las que te sobren serán los meses de mala suerte, que deben ser uvas sin pelar y que los pipos que te queden sin dañar serán los meses de buena suerte y 18.000 chorradas de este tipo que nos hemos venido tragando año tras año, porque unos inteligentes y perspicaces “marketers” de principios del siglo XX, hicieron una de las que posiblemente haya sido la campaña de marketing más viral y barata de todos los tiempos en este País.
Tanto es así, que después de 100 años, hoy se venden a precio de ORO las “uvas de la suerte” en todos los mercados, haciendo las delicias de los comerciantes y productores, por un mensaje viral lanzado hace más de mil años… ¡Eso es MARKETING VIRAL!

Más competitivos, menos humanistas

Visita escolar a un museo arqueológico. / SALVADOR BARKI (GETTY)
En lo más íntimo, cada español debe esconder un reformador de la enseñanza. Eso explicaría por qué cuando un español es nombrado ministro de Educación, va y la reforma. Desde 1978, cuando se aprobó la Constitución, se han aprobado seis leyes orgánicas. Alguna nació y murió sin rozar siquiera la vida de los escolares (la de 2002).
 Otras duraron un lustro, tiempo para acompañar escasamente a una promoción.
También el actual ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert tiene su idea para la escuela. De lo diseñado se confirma un rumbo que sí han compartido los sucesivos Gobiernos, junto a la hiperactividad legisladora (reveladora de que la educación nunca ha sido política de Estado): el refuerzo de una visión pragmática de la enseñanza, de su aproximación a las exigencias del mundo real, de encauzar cuanto antes a los alumnos hacia aquello que les facilitará el acceso a un empleo.
Y el griego, por más que le espante al reciente premio Nacional de las Letras, el helenista Francisco Rodríguez-Adrados (“si no se tiene esa base se desdeña uno de los aspectos esenciales y ejemplares para aprender a razonar”), no se ve como una catapulta hacia el futuro.
Quienes defienden las humanidades suelen mirar al espíritu.
 Quienes propugnan pegarse a lo práctico miran al mercado de trabajo.
 Un bipartidismo casi perfecto. “Lo que nos estamos jugando no es un problema de que salgan más o menos eruditos, sino que salgan personas más libres”, advierte Víctor García de la Concha, actual director del Instituto Cervantes y antes de la Real Academia Española. “Se ha pensado que lo más útil es lo inmediatamente práctico, y no se consideran las ciencias del espíritu que es lo que configura al hombre”, agrega.
La reforma de Wert prima la lengua, las matemáticas y el inglés
“Sin entender modelos matemáticos sencillos, lo que estos pueden predecir y lo que no, los supuestos que requieren, la confianza que merecen, es prácticamente imposible participar activamente en campos aparentemente tan poco matemáticos como la biología, la economía, las finanzas, la contabilidad, la sociología, la ciencia climática, la ciencia política, la medicina o el marketing”, defendía con vehemencia en un artículo publicado en este periódico Luis Garicano, catedrático de Economía y Estrategia de la London School of Economics.
A grandes rasgos, la reforma de Wert contentará más a Garicano que a García de la Concha. El tronco sobre el que pivotará la enseñanza serán las matemáticas, la lengua y el inglés.
 Se revalorizan los idiomas (novedoso campo de las humanidades muy apreciado por el mercado) y se minimizan las clásicas, que cotizan cada vez más a la baja.
Saber latín no es un pilar elemental de la formación.
 No digamos griego
. En el anteproyecto, el latín aparece por vez primera en el currículo en 4º de la ESO, pero será solo opcional para aquellos alumnos que elijan el bloque de enseñanzas académicas para el Bachillerato. Filosofía, otra clásica de las Humanidades, será también una asignatura específica a elegir.
En el Bachillerato, Filosofía (1º) e Historia de España (2º) son troncales, y el latín se limita a los estudiantes de Humanidades. El griego es optativo en dos ramas. Junto a otros barridos, Wert también ha suprimido la Economía —lo que podría hacer pensar que corre contra los tiempos—, pero la ha sustituido con una materia de título pragmático: Iniciación a la Actividad Emprendedora y Empresarial.
García de la Concha: “Nos jugamos que salgan personas más o menos libres”
Para Charo Macías, profesora de Inglés en secundaria desde hace 28 años, el viento de los tiempos sopla a su favor: el inglés es capital, aunque su enseñanza siga dando pie a extrañas contradicciones, como el hecho de que la evaluación en Selectividad se limite a una prueba escrita y no se contemple un examen oral.
 A pesar de dedicarse a una materia en alza, Macías, acaso porque su formación original fue la Historia, lamenta el arrinconamiento de las Humanidades.
“En estos años han sufrido una devaluación, vaivenes continuos y poca reflexión. Es una devaluación que cala en el alumnado, que siente cierta presión para estudiar contenidos que los padres y la sociedad consideran útiles. Ha calado tan hondo que se preguntan para qué sirve estudiar Literatura o Filosofía y las Humanidades van contra el pragmatismo de la enseñanza”, reflexiona.
 Considera que por el camino de las reformas educativas se ha caído algo sustancial: “El objetivo de contribuir a la formación integral de la persona”.
 “Falta una conciencia del individuo sobre sí mismo, se pierde la capacidad de reflexión y de crítica”, añade.
En las aulas está ganando la batalla el partido de lo útil, aunque no se trata de un endemismo español. En opinión de Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, “el mundo humanístico está devaluado a escala universal, no solo es un problema de España”. Y añade con rotundidad: “Para nosotros el alumno ideal es el latinoamericano, que está enormemente interesado por la Historia, ávido por saber.
 El nuestro es apático, más maleado por la influencia del entorno y nuestro mundo de fantasmas políticos”.
Ha de concederse a quienes legislan que el problema reside en priorizar. La entrada de nuevos conocimientos implica el arrinconamiento de otros
. La jornada escolar es finita, aunque a veces la sociedad no parezca darse cuenta. “En cuanto surge un problema social, ya sea vial o sexual, se empieza a decir que hay que enseñarlo en el colegio. Eso me horroriza, porque no todo tiene que estar ahí”, advierte Charo Macías.
Los defensores de las humanidades miran al espíritu. Los que propugnan lo práctico, al mercado de trabajo
Contra la sobrecarga lectiva se pronuncia también Antonio Cabrales, catedrático de Economía de la Carlos III: “Comparados con otros países, nuestros chicos dan ahora más horas de clase que la media de los países de la OCDE, pero dan menos horas de Lengua y Matemáticas
. Yo me centraría en estas asignaturas instrumentales en exclusiva. Eso es lo que hay que proteger. En el resto tener unos mínimos y a partir de ahí permitir que los estudiantes se construyan un currículum más flexible”.
Cabrales, además, no se arredra a la hora de denunciar presiones interesadas para mantener unas materias determinadas por los colectivos de profesionales que las imparten. Ya sean latinistas, historiadores o economistas.
 “Cada pequeño grupúsculo considera que su materia es más importante que las demás. En estas críticas influyen quienes defienden intereses particulares, pero el Gobierno tiene que defender el interés general”, subraya.
Sin embargo, el catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, Julián Casanova, disiente, aunque concede que las protestas pueden parecer corporativas —en su gremio se movilizaron cuando trascendió que la primera intentona de Wert era convertir la Historia Contemporánea en una asignatura optativa para determinados bachilleratos—. “La historia es una poderosa herramienta de búsqueda e interpretación, sobre las causas de los hechos, pero también sobre el cambio y la continuidad. La historia no trata sobre el pasado muerto, sino que es una disciplina dinámica, que plantea constantemente nuevas preguntas y que resulta muy molesta a quienes quieren simplificar las cosas y no les gusta explorar en profundidad la condición humana”, señala. Y añade: “Uno puede conmemorar el bicentenario de la guerra de la independencia, pero si es sobre la dictadura de Franco, entonces sale a la luz el famoso argumento de que es mejor no remover el pasado. La historia reciente, no la actual, es incómoda.
 En realidad, cuando se aplican los instrumentos críticos, como decía Edward H. Carr, toda historia es historia contemporánea
. Por eso es mejor relegar la historia obligatoria a las instituciones medievales o a la España de Viriato”.
Más allá del informe PISA, que constata un nivel insuficiente en comprensión lectora, competencia matemática y competencia científica entre los escolares españoles, ¿hay evidencias de la influencia de las asignaturas?
Ricardo García Cárcel cree que hay un deterioro del conocimiento histórico
No, según el economista Antonio Cabrales
. Cuando los profesores de Economía alentaron la protesta por la supresión de su asignatura del Bachillerato —reconvertida en algo de título imposible, la ya citada Iniciación a la Actividad...—, el catedrático de la Carlos III decidió hacer unas pesquisas. “Me puse a buscar la evidencia del impacto de las asignaturas.
Se dice que es un desastre que quiten esto o aquello, pero no sabemos si es más importante tener latín, historia o física. No hay evidencias.
 Nadie se ha preocupado hasta ahora de evaluar la importancia de las materias”, explica.
De lo que sí tiene evidencias Ricardo García Cárcel, tras cuatro décadas de enseñanza de Historia en la Universidad Autónoma de Barcelona, es del deterioro del conocimiento histórico con el que llegan sus nuevos alumnos.
 Da un ejemplo ilustrativo: “Tienen dificultades para ubicar cronológicamente a Felipe II”. Su pesimista diagnóstico se debe sobre todo a la situación de su especialidad en los programas educativos. “Tenemos algunos alumnos muy politizados, impregnados de discursos nacionalistas.
 En mi ámbito veo que no solo ignoran la historia de España, sino también la historia de Cataluña.
 La reducen a símbolos, a una historia de buenos y malos
. Conocen por ejemplo la figura de Companys en su aspecto simbólico de mártir, pero apenas saben la historia de la Segunda República o la Guerra Civil”, plantea.
Víctor García de la Concha recurre a algo tan poco científico como un poeta, Pedro Salinas, para apoyar una de sus impresiones, que tampoco es literatura de la evidencia, pero sí fineza de oído: “Muchos muchachos apenas articulan una frase, eso significa un empobrecimiento del ciudadano y, al final, de la sociedad. Muchos muchachos son, como decía Salinas, ‘tullidos de la expresión”.

Un imperio bien hidratado

Hubert D'Ornano y su mujer. / GTRES
Hace más de tres décadas que el conde Hubert d’Ornano y su esposa Isabelle lanzaron Sisley, una marca de cosmética a su imagen: exclusiva, lujosa, elegante y discreta.
 A contracorriente crearon la primera crema solar de alta gama con el impertinente eslogan “la crema más cara del mundo”.
 El éxito definitivo les vino con su Eau de Campagne, convertido en un clásico y la crema de cara Sisleÿa. A sus 86 años, d’Ornano acaba ahora de ingresar en el selecto club de los multimillonarios, con una fortuna estimada este año por la revista Forbes en 1.000 millones.
Pero detrás de la historia de Sisley se esconde sobre todo la de una fascinante saga familiar franco-polaca con vínculos que abarcan desde Napoleón Bonaparte hasta Jackie Kennedy de Onassis.
Su creador y presidente es hijo del conde Guillaume d’Ornano, cofundador en 1935 de Lancôme, propiedad del imperio l’Oréal desde 1973.
 Su hermano, Michel, fue un político destacado, tres veces ministros durante la presidencia de Valérie Giscard d’Estain. Son descendientes del mariscal Philippe Antoine d’Ornano, primo de Napoleón Bonaparte, y de Marie Walewska, amante del mismo Bonaparte y conocida como la “mujer polaca” del emperador.
Isabelle, nacida Potocki, por su parte también procede de la familia aristocrática de la reina polaca Barbara Radziwill. Su tío, el príncipe Stanislas Albert Ratziwill, casado con Lee Bouvier, fue el suegro de Jackie Kennedy Onassis. Isabelle se crió en Madrid (su padre fue embajador en España), antes de estudiar en Oxford y de finalmente instalarse en París tras su matrimonio.
El conde creó con su padre y su hermano la firma Orlane, de cremas de cara de lujo, antes de venderla en 1968, poco tiempo después de hacer lo propio con Lancôme
. Unos años después, en 1976, Hubert d’Ornano lanzó con su esposa Sisley, de la que él es presidente y ella vicepresidenta encargada de la creación y la comunicación y pronto de centró en la denominada “phyto- cosmetología”, el estudio de las plantas y los aceites esenciales.
La empresa, a pesar de su éxito, se mantiene al 100% en manos de la familia y se niega a plegarse a las demandas de rentabilidad a corto plazo de los tiempos actuales, por lo que no tiene ninguna intención de entrar en Bolsa.
 Como dirigente de la empresa se encuentra ahora el hijo Philippe, quien retomó las riendas tras la muerte de su hermano en un accidente de coche.
 Christine, una de las hijas, dirige la filial británica.
 En cuanto a otra de las hijas –en total son tres chicas y un chico-, Elisabeth, casada con Emilio Botín, hijo del célebre banquero, se ha instalado en España donde ha creado la asociación para luchar contra el déficit de atención y la hiperactividad, respaldada por la fundación Sisley.
Todo queda así en casa, en todos los sentidos de la expresión.
 Cuando grandes firmas de lujo se gastan millonadas en organizar llamativas promociones, los condes de Ornano reciben habitualmente a la prensa y organizan sus presentaciones en sus espectaculares dependencias parisienses a orillas del Sena.
 También lo hacen en su gigantesca mansión en la Indra, donde fueron retratados los propios anfitriones jugando al golf o montando a caballo para la campaña de publicidad del perfume Eau de Campagne en 1978.
La clave de la firma ha sido desde el inicio centrarse en la gama alta del lujo, optando por ejemplo por una distribución exclusiva: en España a través del Corte Inglés, en el Reino Unidos con Slefridges y en Moscú con GUM.
 La empresa está ahora presente en más de 90 países y su facturación se ha disparado en los últimos años gracias en gran parte al boom del mercado asiático.

Jueces contra los desahucios

Un grupo de afectados por hipotecas, se concentran ante la sede de Caja Madrid, pra protestar por los desahucios./ Carlos Rosil
Los jueces no pueden recurrir a la desobediencia civil ni a acciones que les sitúen al margen de una ley que siempre han de respetar y defender
. Así, en su caso, han acudido a argucias, a instrumentos buscados en las propias normas, para suspender la aplicación de decisiones que les exigiría la estricta aplicación de la ley. Ha ocurrido con los desahucios y con las tasas judiciales.
En el primer caso, los togados han recurrido a fórmulas que se encuentran dentro de la propia ley. Eluden ofrecer explicaciones públicas más allá de los autos en los que, sin embargo, no dejan de expresar sus consideraciones para hablar de “la dramática situación que suponen los numerosísimos procedimientos consecuencia para una inmensa mayoría de ejecutados de una situación económica que no ha sido fruto de su voluntad, debiendo situarse su origen y responsabilidad en otras instancias”, tal como indica una resolución de la sección segunda de la Audiencia de Navarra que firman José Francisco Cobo y Francisco Goyena, pioneros en “plantarle la cara” al sistema de desahucios. Pagos parciales, dación en pago o la pérdida de valor de los inmuebles son algunos de los instrumentos que utilizan para, dentro de la legalidad, suspender desalojos.
A la normativa europea es a lo que ha apelado el magistrado del juzgado de lo social número 1 de Benidorm, Carlos Antonio Vegas, para manifestar su intención de no cobrar las nuevas tasas judiciales, más elevadas, impuestas por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, contra las que se han levantado magistrados, fiscales, secretarios judiciales, abogados y usuarios.
 En su caso, como en el de otros, el plante es significativo pero poco efectivo, ya que son los secretarios judiciales los encargados de cobrarlas y solo si se presenta un recurso ante el juez es cuando este habrá de resolver
. El juez ha apuntado que, al menos en el ámbito de lo social, establecer una tasa vinculada a la prestación de un servicio público, que "en cuantía puede llegar hasta 10.500 euros”, “es un obstáculo contrario al Derecho a la tutela judicial efectiva y a un juez imparcial" en los términos del artículo 47 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea
. Además, ha criticado que la implantación de las tasas se haya realizado sin "sin explicitar qué sufragan, cómo se han valorado esos gastos para determinar su cuantía, y los efectos que conlleva, le confiere el carácter de cláusula abusiva de acuerdo con la aplicación de la normativa de la Unión".