Hace más de tres décadas que el conde Hubert d’Ornano y su esposa
Isabelle lanzaron Sisley, una marca de cosmética a su imagen: exclusiva,
lujosa, elegante y discreta.
A contracorriente crearon la primera crema solar de alta gama con el impertinente eslogan “la crema más cara del mundo”.
El éxito definitivo les vino con su Eau de Campagne, convertido en un clásico y la crema de cara Sisleÿa. A sus 86 años, d’Ornano acaba ahora de ingresar en el selecto club de los multimillonarios, con una fortuna estimada este año por la revista Forbes en 1.000 millones.
Pero detrás de la historia de Sisley se esconde sobre todo la de una fascinante saga familiar franco-polaca con vínculos que abarcan desde Napoleón Bonaparte hasta Jackie Kennedy de Onassis.
Su creador y presidente es hijo del conde Guillaume d’Ornano, cofundador en 1935 de Lancôme, propiedad del imperio l’Oréal desde 1973.
Su hermano, Michel, fue un político destacado, tres veces ministros durante la presidencia de Valérie Giscard d’Estain. Son descendientes del mariscal Philippe Antoine d’Ornano, primo de Napoleón Bonaparte, y de Marie Walewska, amante del mismo Bonaparte y conocida como la “mujer polaca” del emperador.
Isabelle, nacida Potocki, por su parte también procede de la familia aristocrática de la reina polaca Barbara Radziwill. Su tío, el príncipe Stanislas Albert Ratziwill, casado con Lee Bouvier, fue el suegro de Jackie Kennedy Onassis. Isabelle se crió en Madrid (su padre fue embajador en España), antes de estudiar en Oxford y de finalmente instalarse en París tras su matrimonio.
El conde creó con su padre y su hermano la firma Orlane, de cremas de cara de lujo, antes de venderla en 1968, poco tiempo después de hacer lo propio con Lancôme
. Unos años después, en 1976, Hubert d’Ornano lanzó con su esposa Sisley, de la que él es presidente y ella vicepresidenta encargada de la creación y la comunicación y pronto de centró en la denominada “phyto- cosmetología”, el estudio de las plantas y los aceites esenciales.
La empresa, a pesar de su éxito, se mantiene al 100% en manos de la familia y se niega a plegarse a las demandas de rentabilidad a corto plazo de los tiempos actuales, por lo que no tiene ninguna intención de entrar en Bolsa.
Como dirigente de la empresa se encuentra ahora el hijo Philippe, quien retomó las riendas tras la muerte de su hermano en un accidente de coche.
Christine, una de las hijas, dirige la filial británica.
En cuanto a otra de las hijas –en total son tres chicas y un chico-, Elisabeth, casada con Emilio Botín, hijo del célebre banquero, se ha instalado en España donde ha creado la asociación para luchar contra el déficit de atención y la hiperactividad, respaldada por la fundación Sisley.
Todo queda así en casa, en todos los sentidos de la expresión.
Cuando grandes firmas de lujo se gastan millonadas en organizar llamativas promociones, los condes de Ornano reciben habitualmente a la prensa y organizan sus presentaciones en sus espectaculares dependencias parisienses a orillas del Sena.
También lo hacen en su gigantesca mansión en la Indra, donde fueron retratados los propios anfitriones jugando al golf o montando a caballo para la campaña de publicidad del perfume Eau de Campagne en 1978.
La clave de la firma ha sido desde el inicio centrarse en la gama alta del lujo, optando por ejemplo por una distribución exclusiva: en España a través del Corte Inglés, en el Reino Unidos con Slefridges y en Moscú con GUM.
La empresa está ahora presente en más de 90 países y su facturación se ha disparado en los últimos años gracias en gran parte al boom del mercado asiático.
A contracorriente crearon la primera crema solar de alta gama con el impertinente eslogan “la crema más cara del mundo”.
El éxito definitivo les vino con su Eau de Campagne, convertido en un clásico y la crema de cara Sisleÿa. A sus 86 años, d’Ornano acaba ahora de ingresar en el selecto club de los multimillonarios, con una fortuna estimada este año por la revista Forbes en 1.000 millones.
Pero detrás de la historia de Sisley se esconde sobre todo la de una fascinante saga familiar franco-polaca con vínculos que abarcan desde Napoleón Bonaparte hasta Jackie Kennedy de Onassis.
Su creador y presidente es hijo del conde Guillaume d’Ornano, cofundador en 1935 de Lancôme, propiedad del imperio l’Oréal desde 1973.
Su hermano, Michel, fue un político destacado, tres veces ministros durante la presidencia de Valérie Giscard d’Estain. Son descendientes del mariscal Philippe Antoine d’Ornano, primo de Napoleón Bonaparte, y de Marie Walewska, amante del mismo Bonaparte y conocida como la “mujer polaca” del emperador.
Isabelle, nacida Potocki, por su parte también procede de la familia aristocrática de la reina polaca Barbara Radziwill. Su tío, el príncipe Stanislas Albert Ratziwill, casado con Lee Bouvier, fue el suegro de Jackie Kennedy Onassis. Isabelle se crió en Madrid (su padre fue embajador en España), antes de estudiar en Oxford y de finalmente instalarse en París tras su matrimonio.
El conde creó con su padre y su hermano la firma Orlane, de cremas de cara de lujo, antes de venderla en 1968, poco tiempo después de hacer lo propio con Lancôme
. Unos años después, en 1976, Hubert d’Ornano lanzó con su esposa Sisley, de la que él es presidente y ella vicepresidenta encargada de la creación y la comunicación y pronto de centró en la denominada “phyto- cosmetología”, el estudio de las plantas y los aceites esenciales.
La empresa, a pesar de su éxito, se mantiene al 100% en manos de la familia y se niega a plegarse a las demandas de rentabilidad a corto plazo de los tiempos actuales, por lo que no tiene ninguna intención de entrar en Bolsa.
Como dirigente de la empresa se encuentra ahora el hijo Philippe, quien retomó las riendas tras la muerte de su hermano en un accidente de coche.
Christine, una de las hijas, dirige la filial británica.
En cuanto a otra de las hijas –en total son tres chicas y un chico-, Elisabeth, casada con Emilio Botín, hijo del célebre banquero, se ha instalado en España donde ha creado la asociación para luchar contra el déficit de atención y la hiperactividad, respaldada por la fundación Sisley.
Todo queda así en casa, en todos los sentidos de la expresión.
Cuando grandes firmas de lujo se gastan millonadas en organizar llamativas promociones, los condes de Ornano reciben habitualmente a la prensa y organizan sus presentaciones en sus espectaculares dependencias parisienses a orillas del Sena.
También lo hacen en su gigantesca mansión en la Indra, donde fueron retratados los propios anfitriones jugando al golf o montando a caballo para la campaña de publicidad del perfume Eau de Campagne en 1978.
La clave de la firma ha sido desde el inicio centrarse en la gama alta del lujo, optando por ejemplo por una distribución exclusiva: en España a través del Corte Inglés, en el Reino Unidos con Slefridges y en Moscú con GUM.
La empresa está ahora presente en más de 90 países y su facturación se ha disparado en los últimos años gracias en gran parte al boom del mercado asiático.
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