Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

16 abr 2020

La otra familia del excéntrico rey de Tailandia: su madre reina de la belleza y su padre amante del jazz

El anterior monarca, Bhumibol, y su esposa Sirikit, fueron respetados por sus ciudadanos porque consiguieron un período de apertura al turismo y modernización para el país.

 

El rey Bhumibol y la reina Sirikit, llegan a la abadía de Westminsterel el 19 de julio de 1960 durante una visita a Gran Bretaña.
El rey Bhumibol y la reina Sirikit, llegan a la abadía de Westminsterel el 19 de julio de 1960 durante una visita a Gran Bretaña.Royalty / ©2000 Credit:Topham Picturepoint
 
 
Maite Nieto
 
El polémico y excéntrico rey Vajiralongkorn de Tailandia se aisla de la pandemia mundial lejos de su país y refugiado en el Grand Hotel Sonnenbichl, en la ciudad bávara de Garmisch-Partenkirche, que ha reservado entero para él y su séquito, entre el que se encuentran 20 concubinas, a quienes algunos medios aseguran tiene organizadas como si se tratara de un ejército: con uniformes, galones, jerarquías... 
Algunos hablan de fetichismo sexual, otros de otra más de las salidas de tono de este monarca al que acompaña la controversia desde antes incluso de acceder oficialmente al trono en mayo de 2019, después de un exótico ritual por el que fue erigido semidiós pasados tres años de la muerte de su padre.
También podía haber decidido quedarse en la mansión que tiene junto al lago de Starnberg, a menos de 30 kilómetros de Múnich. 
Pero él va improvisando y saltándose el confinamiento a su antojo para realizar, por ejemplo, un viaje de ida y vuelta a su país para estar presente en las celebraciones del día de Chakri, festividad que conmemora en Bangkok la llegada al trono de la dinastía de la que él es ahora máximo representante. 
Le acompañó su discreta esposa, la reina Suthida, a quien recogió haciendo escala en Zúrich, donde vive gran parte del tiempo alojada en otro hotel, el Waldegg situado en la localidad de Engelberg, a unos 87 kilómetros de la capital financiera de Suiza.
Que estos dispendios sean pagados por las arcas tailandesas no parece preocupar mucho a su rey, acostumbrado a que su idoneidad sea cuestionada desde que fue proclamado heredero en 1971 pero protegido por una ley de lesa majestad que castiga con cuantiosas multas y hasta 35 años de cárcel cualquier comentario negativo sobre la familia real, sus mascotas incluidas. 
Sin embargo, el aprecio por los monarcas tailandeses no ha sido siempre como ahora. 
Los padres del actual rey, el difunto rey Bhumibo, que lideró el país durante 70 años, y su esposa Sirikit de Tailandia, consiguieron la veneración de la gran mayoría de sus súbditos.
Bhumibol, aficionado al jazz y a la vela, sí contaba con el respeto de los ciudadanos de su país. Junto a su esposa consiguió dar a Tailandia una imagen de modernidad y paz que lo abrió al comercio internacional y, sobre todo, al turismo.
 Él consiguió representar el timón certero que conducía a una nación políticamente muy dividida y donde los militares dieron un golpe de Estado en 2014.
 Pero tras su historia política hubo otra personal que también tuvo que ver mucho con su éxito tanto dentro como fuera de sus fronteras, y esta tuvo nombre de mujer. Se trató de quien se convirtió en su esposa en 1950 y que hoy recibe el trato de reina madre: Sikirit de Tailandia.

Hija del coronel Mom Chao, se educó en los países en los que su padre fue ejerciendo funciones diplomáticas para su país: Francia, Dinamarca, Reino Unido y, después en Suiza.
 La pareja se conoció precisamente en este país, donde Bhumibol Adulyadej también estudiaba, porque aunque ya era rey por entonces, era menor de edad. 
Ella manifestó años más tarde que “le odió” en su primer encuentro –algo en lo que puede que influyera que llegó tres horas tarde–, pero que su impresión cambió radicalmente cuando volvieron a verse mientras él se recuperaba de las secuelas de un accidente de tráfico. Sirikit era apenas una adolescente y quería ser pianista profesional, pero se enamoraron, se comprometieron y ella volvió con él a Tailandia para convertirse en su esposa y en la bella reina que representó a su país por todo el mundo.
Su belleza y estilo al vestir fueron una de sus cartas de presentación en Occidente.
 En 1965, por ejemplo, la edición estadounidense de la revista Vogue publicó un gran reportaje sobre los monarcas tailandeses y la legendaria Diana Vreeland, entonces directora de la publicación, describió a la reina Sirikit así: 
“Creo que es la cosa más bonita del mundo, como una florecilla, vestida con las ropas más exquisitas, y Alexandre [un conocido peluquero francés] le hace todos sus peinados y ornamentos”.
 Esta era la imagen de cuento de las mil y una noches que transmitía el reino de Siam entonces.
GTRES
Entre 1959 y 1967, la pareja real realizó numerosos viajes para promocionar su país, y en sus apariciones oficiales Sirikit de Tailandia se fue ganando fama de ser una de las mujeres más bellas y elegantes del planeta, un podio que compartía con otros nombres de la escena política y social como Jacqueline Kennedy, esposa del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, o Grace de Mónaco, casada con el príncipe Rainiero.
Las firmas francesas, y en concreto Pierre Balmain, fueron las que forjaron su imagen de símbolo de moda en todo el mundo.
 Fue fiel a Balmain hasta principios de los noventa y después combinó las creaciones de Dior, Givenchy y Valentino con otras marcas locales. 
También se hizo muy famosa por las fabulosas joyas que lucía en público, muchas de ellas encargos especiales a la famosa joyería Van Cleef&Arperls.
Pero no solo hubo alabanzas a su estilo y belleza, también se descubrió como una excelente relaciones públicas y a partir de principios de los años ochenta como una reina preocupada y volcada en su faceta solidaria.
 En el primer aspecto se la ha terminado por considerar como un personaje que ejerció una gran influencia en la Corte, especialmente entre la crisis que vivió su país en 2008 y la muerte de su esposo en 2016. 
 También demostró su buen hacer en 1956 cuando su marido decidió cumplir la tradición y, como budista que era, ingresó durante un tiempo como monje en un monasterio. 
En ese periodo Sirikit asumió las riendas de la corona y su buena labor hizo que fuera nombrada Comdej Phra Boromarajninat (un título que viene a significar algo así como reina consorte).
 En su país se la llama “la madre de todos los tailandeses”, y el día de su cumpleaños es también oficialmente el día de la madre en Tailandia.
En el segundo aspecto, como anfitriona de actos solidarios, tuvo una presencia constante, promovió numerosas galas benéficas, cenas conciertos..., que reunían a personajes de la alta sociedad tanto en su propio país como fuera de él. En todos ellos lucía su estilo impecable y su característica sonrisa y derrochaba esa clase que no todo el mundo tiene. Esa afición a la moda, también hizo que en 2012 creara el Museo del textil de reina Sirikit, que expone algunos de los vestidos de Balmain, las maletas de Louis Vuitton con las que la pareja viajó por todo el mundo y otros efectos personales. 
Un museo que ha sido calificado como “una pequeña joya” en medio de Bangkok por algunos medios internacionales.
Todas estas características no han convertido en ciega a Sirikit, que ahora es reina madre, y siempre ha sido consciente de las debilidades de su primogénito, el actual rey de Tailandia, especialmente por su excesiva afición por las mujeres. 
Sirikit y Bhumibol tuvieron otras tres hijas, pero la ley del país prohíbe que una mujer pueda llegar al trono aunque, según han comentado distintos observadores, si que hay una de ellas, la princesa Maha Chakri Siringhorn, que parece haber heredado las aptitudes políticas de sus padres.
 


 

El primer rey de España fue mujer...................... Vicente G. Olaya

'Siempre estuvieron ellas' repasa los semblantes poco conocidos, maltratados u olvidados de protagonistas femeninas de la historia española, desde la Edad Media a la Segunda República.


'Doña Juana la Loca' (1877), obra de Francisco Padilla.
'Doña Juana la Loca' (1877), obra de Francisco Padilla.
España, historia, política y cultura acaban en a. 
Cuatro conceptos que el autor de Siempre estuvieron ellas, el historiador y politólogo Javier Santamarta (Madrid, 57 años), entremezcla a partes iguales en una entretenida obra que ofrece un abanico de pequeñas biografías de algunas de las mujeres más destacadas del pasado español.
 Saltando de Al-Ándalus a la Segunda Guerra Mundial, el escritor recupera relatos poco conocidos u olvidados de científicas, periodistas, reinas o campesinas. 
"Hispanas memorables", las llama. Santamarta deja, sin embargo, muchas preguntas en el aire, lo que lleva al lector a desear saber más sobre algunos personajes que, sin duda, merecen un estudio más profundo.
Es el caso, por ejemplo, de las mujeres que defendieron la ciudad de Palencia del ataque del duque de Lancaster en mayo de 1388. Sin hombres en la ciudad –todos habían sido reclutados por Juan I de Castilla y se encontraban a muchas leguas– las palentinas se encaramaron a murallas y campanarios listas a defender sus vidas. Risas y bromas del ejército invasor al descubrir la supuesta debilidad militar de sus enemigas. 
“Aceite hirviendo convertido en cascadas que abrasan a los soldados que más se aproximan. 
Escalas rechazadas por mujeres, que las empujan con las orcas que tienen. 
Cuerdas, cortadas con hachas”, escribe Santamarta.
Tras la victoria, el monarca les concedió el llamado derecho de toca, “de este modo no tenían ya que inclinarse ante el rey”.
 Podían lucir en sus tocados una banda de color rojo y oro. “Las mujeres de Palencia lo ostentan hasta hoy en sus trajes típicos, con lo que muestran, orgullosas, ser herederas de quienes supieron luchar. 
De quienes supieron morir".


El primer rey de España fue mujer

El autor sostiene, además, que España es un “país femenino, a pesar de que siempre se le ha querido ver como atrasado, como casi bárbaro por sus relaciones con las mujeres”.
 Y blande el caso, que “no es baladí, hoy en día en aquellos países que se dicen más avanzados, la envidia que crean las españolas cuando mantienen sus apellidos, cásense o no, siendo siempre ellas mismas; y nominadas todas, como los varones, con el apellido paterno, pero también con el materno.
 Y en la posición que se quiera. 
¿Hemos de recordar que el universal Velázquez es conocido por el apellido de su madre? ¿O que, con igual ejemplo, Luis de Argote es conocido como Góngora?”.
Santamarta escribe que “España tendría que estar tan orgullosa de su ascendencia femenina, que hasta el primer rey de España fue reina, Juana de Castilla, que habremos de considerarla no tanto como la loca que nos han querido mostrar, sino como el primer rey de la Historia Moderna de una España unificada”. 
Es verdad, recuerda, que acabaría encerrada, “pero una cosa es cierta, las Cortes de Castilla jamás le quitaron el título de reina ni la inhabilitaron. 
Fue la primera reina de esa España, origen de la nación actual española”.
El historiador salta de un semblante a otro y rememora a personajes tan distintos como Isabel Barreto, la primera almirante de la Armada y que capitaneó la flota del pacífico en el siglo XVI;
 Clara Campoamor, diputada del Partido Republicano Radical, e impulsora del sufragio femenino en 1931; Ángela Ruiz Robles, precursora de las actuales tablets y que se negó a vender en 1971 la patente a una firma estadounidense; o Isabel Cendal Gómez, nacida en 1773, la primera enfermera de la historia en misión internacional, tal y como la considera la Organización Mundial de la Salud.
 O el triste caso de Elena de Céspedes, una cirujana acusada por el Santo Oficio de sodomía y que se automutiló para poder ejercer.
“Yo no soy mujer. Nadie es perfecto”, se lee en las primeras líneas del libro, que acaba así:
 “Mujeres que merecen ser recordadas, muchas de las cuales vivieron en lugares lejanos, exóticos y hasta peligrosos. Son mujeres poderosas, inteligentes, luchadoras…
 Es sorprendente que las hayamos olvidado, porque a lo largo de nuestra Historia, siempre estuvieron ellas”.




 

'Aplaudes por mí ahora'. Texto traducido

Entonces, finalmente sucedió.
Esa cosa de la que tenías miedo.
Algo ha venido del extranjero
y tomó tus trabajos.
Hizo inseguro caminar por las calles
y te mantuvo atrapado en tu casa.
Una enfermedad sucia.
Tu orgullosa nación se fue
Pero no yo.
Ni yo.
Ni yo.
No, ahora aplaudes por mí,
me animas mientras trabajo,
llevando comida a tu familia
o trayendo comida de tu suelo. 
Apuntalamos tus hospitales.
No algún invasor extranjero,
conductor de entrega,
profesor,
salvador de vidas.
No digas 'vete a casa'
No digas 'no aqui'.
Sabes cómo se siente el hogar al ser una prisión,
sabes como se siente vivir con miedo.
Entonces me aplaudes.
Todo este amor que traes.
Pero no olvides cuando ya no esté tranquilo
No olvides cuando ya no puedas escuchar a los pájaros cantando
o ver aguas más claras
que crucé por ti
para hacer las vidas llenas de paz
y traer paz a tu vida también.
Vengan todas ustedes Gretas
ustedes, Malalas,
ustedes inmigrantes.
Mira lo que hemos aprendido.
Solo hace falta lo más pequeño
para cambiar el mundo.


“Aplaudes por mí ahora”

“Aplaudes por mí ahora”, un poema que destaca el trabajo de inmigrantes en Reino Unido frente a la pandemia.

El texto cuestiona si el sentimiento de gratitud de los británicos se extenderá después de la crisis sanitaria por la covid-19.


“Algo ha venido del extranjero y tomó tu trabajo, hizo inseguro caminar por las calles y te mantuvo atrapado en tu casa”. 
Así inicia un video protagonizado por un grupo de inmigrantes que trabajan en el Servicio Nacional de Salud en Reino Unido en referencia a la pandemia por la covid-19. 
El material, compartido en Twitter por el comediante británico Tez Ilyas, acumula 6,7 millones de reproducciones en las primeras 24 horas de su publicación y ha sido retomado por diversos medios de comunicación en Europa.
You clap for me now (Aplaudes por mí ahora), es un poema del escritor Darren James Smith y que fue narrado en este video por trabajadores de diversas minorías étnicas en Reino Unido que se dedican al cuidado de la salud y la alimentación. 
“Cuando salimos de nuestros hogares a la luz del sol y, con suerte, liberados de las garras de la covid-19, queremos recordarles a las personas que no vuelvan a las viejas y ciegas formas de pensar.
 De asumir que ciertos trabajos son ‘no calificados’ y, por lo tanto, ‘indignos’, dijo Smith, el autor del poema, en una entrevista con The Washington Post.
Desde el inicio de la pandemia en el país, los británicos han salido a sus ventanas y balcones todos los jueves a las 8 de la noche para aplaudir a los trabajadores sanitarios.
 “Ahora aplaudes por mí.
 Me animas mientras trabajo. Llevando comida a tu familia. Trayendo comida de tu suelo”, dice el poema, que cuestiona si el sentimiento de gratitud de los británicos se extenderá después de la crisis sanitaria por la covid-19.
El debate en el Reino Unido sobre los inmigrantes continúa tras el Brexit. 
Desde que se celebró el referéndum para salir de la Unión europea, ha bajado un 90% la entrada de personal sanitario provenientes del extranjeros en el país. 
Sin embargo, el propio primer ministro, Boris Johnson, fue atendido por un enfermero de origen portugués.
La covid-19 ha agudizado la cifra de muertos en este país en las últimas semanas. 
 Han sumado más de 5.000 casos nuevos y 778 muertos en las últimas 24 horas en Reino Unido, lo que eleva el balance a más de 93.000 personas contagiadas.

Para realizar este video, los trabajadores se filmaron a sí mismos y luego enviaron el material a Sachini Imbuldeniya, una productora británica cuya madre emigró de Sri Lanka y trabajó como enfermera.
 “Nos recuerda a todos que cuando finalmente salgamos del encierro, debemos recordar a aquellos que nos ayudaron a nosotros y a nuestros seres queridos a superarlo”, ha dicho la creativa en su cuenta de Instagram.