Doña Letizia nos enseña cómo llevar una de las grandes tendencias de la temporada (y uno de sus favoritos).
El traje blanco es uno de sus grandes recursos: si alguien puede darnos lecciones sobre cómo llevarlo es ella.
La reina Letizia esta mañana.
Es uno los básicos infalibles de la Reina y
probablemente también el tuyo, porque esta temporada es posible
encontrarlo en el catálogo de todos los grandes nombres del prêt-à-porter. El traje de chaqueta inmaculado ofrece ilimitadas posibilidades: es una
solución socorrida para acudir a cualquier cocktail pero también es
perfecto para ir vestida de novia, y si no que se lo pregunten a Bianca Jagger.
Para Doña Letizia es una fórmula fetiche: lo eligió para presentarse
ante el mundo como futuro miembro de la Casa Real Española aquel día de
noviembre de 2003.
De hecho, aún en febrero de este año pudimos verla
exactamente con el mismo histórico conjunto de Armani en una visita a
Marruecos.
Es un color que en todos los casos resalta la forma física de
quien lo luce: tanto la delgadez como las curvas.
Hoy, en su cita en Patronato de la Fundación de Ayuda contra la
Drogadicción, la reina ha optado por un dos piezas muy similar a aquel
de la pedida de mano, aunque mucho más pegado a las tendencias.
Como en
anteriores ocasiones, desaparece el cuello chimenea para dar paso a un
blazer con solapas y doble fila de botones mucho más idóneo para una
reunión de trabajo.
Los botones, forrafos en raso, aportan aún más
frescura al conjunto.
Todo el traje tiene en un punto setentero que queda remarcado por unos
pantalones acampanados y por un top satinado con rayas en tono arena.
Ese detalle de color lo refuerzan los salones marrones de ante del mismo
tono.
La reina se ha maquillado en tonos naturales y a escogido unos
discretísimos pendientes con brillantes de Gold & Roses. Contrasta
frente a la blancura del traje la oscuridad de su cabello, que
últimamente opta por teñir sin sus características mechas.
Shaman
Durek, que tiene muchos seguidores en Hollywood como Gwyneth Paltrow,
Nina Dobrev y Rosario Dawson, ha llegado a Oslo para impartir
conferencias con Marta Luisa y hacer meditación.
Marta Luisa de Noruega
hizo temblar los cimientos de la tradicional monarquía europea a la que
ella pertenece como hija de los Reyes cuando el pasado martes proclamó a
través de las redes sociales su amor por Shaman Durek, cuyo nombre real
es Derek Verrett, un chamán de 44 años.
Dos días después de esta
sorprendente declaración, el nuevo amor de la princesa ha llegado a Oslo
donde, además de oficializar su relación, iniciarán juntos una gira de
conferencias por el país nórdico.
Esta circunstancia fue la que llevó a
Marta Luisa a desvelar una relación que, al parecer, no es nueva.
No
está claro dónde se conocieron o cuándo, pero las primeras fotografías
de ellos juntos se remontan a noviembre del año pasado.
Después de
anunciar su relación en las redes sociales, la princesa respondió a los
críticos:
"No elijo a mi hombre para satisfacer a ninguno de ustedes, ni
a las normas".
Fuentes próximas a la pareja han explicado a medios
británicos que ambos están "locamente enamorados" y que ella era una de
sus clientes. "Enamorarse de una clienta fue lo último en lo que pensaba
Shaman Durek. Pero su atracción mutua era inevitable. Los dos creen que
se conocen desde hace muchas vidas y que en esta se supone que deben
ayudar a sanar el mundo", aseguran. Y añaden: "Durek cree que fue un rey
en una vida pasada y que él y la princesa Marta fueron marido y mujer
en múltiples vidas", dijo un amigo del chamán al Daily Mail. El anuncio de su romance también se produce justo cuando comienza la promoción de su nuevo libro, Spirit Hacking,
que se lanzará en octubre. Ella le ha dedicado mensajes muy amorosos en
las redes como: "Gracias, mi amor, por haberme incluido tan
generosamente en tu familia. Te amo de esta eternidad a otra. Estoy muy
feliz". Y también: "Me hizo entender que el amor incondicional realmente
existe aquí en este planeta". Shaman Durek sostiene haber regresado de entre los muertos. Afirma
que supo por primera vez que era chamán cuando solo tenía dos años pero
que no comenzó a entrenarse hasta los 11. Se considera un "sanador de
sexta generación". Hijo de una noruega-india y de africano-haitiano,
nació en Sacramento (EE UU) y creció allí antes de mudarse a Nueva York
en la década de 1990. Asegura haber estado "muerto". "Cuando desperté de
un mes de coma, me dijeron que nunca volvería a caminar y que no tenía
mucho más de un mes de vida. Siete especialistas diferentes me dijeron
que no había esperanza. Pero recibí visitas de seres poderosos que me
entregaron mensajes sobre cómo tenía que poner mi mente para sobrevivir a
esto", ha explicado en sus charlas. Ahora vive en Los Ángeles donde tiene muchos seguidores, entre ellos,
muchos famosos, de ahí que se le conozca como "el chamán de las
estrellas". Gwyneth Paltrow, Nina Dobrev y Rosario Dawson están entre
ellos. Además de dar charlas por el mundo, vende libros, imparte
sesiones de meditación y tiene una potente página web en la que ofrece
otros productos. El chamán que ha robado el corazón de la princesa Marta de Noruega
aterrizó en Oslo para una gira conjunta por cinco ciudades para la que
están vendiendo entradas después de anunciar su romance al mundo en
Instagram. Verrett llegó este martes acompañado de dos de sus sobrinas.
Fueron recibidos por la princesa que los abrazó a todos para luego
declarar a los periodistas que el chamán había llegado para "compartir
el amor". Después de Noruega, la pareja viajará a Dinamarca donde
llevarán a las multitudes en "un viaje a los misterios de la vida", que
se centrará en "ejercicios chamánicos y meditación". Las entradas para
los eventos, que se llaman La princesa y el chamán, se venden por entre 65 y 140 dólares.
La princesa, de 47 años, se divorció de su esposo, Ari Behn, en 2016
después de 14 años de matrimonio. En ese momento dijeron que
simplemente se habían separado, pero que planeaban compartir la custodia
de sus tres hijos. Desde su separación hasta ahora no se le había
conocido ninguna otra relación La excentricidad de la princesa Marta Luisa
está bien documentada. Afirma poder comunicarse con animales y con los
ángeles. En 2007 creó su propio centro de terapia alternativa llamada
Escuela de Ángeles, donde enseñaba a ponerse en contacto con estos
espíritus alados. En 2017, se vio obligada a cerrar otro centro que
había abierto para los niños, donde podían aprender a conectarse "con el
reino angelical", porque no ganaba dinero. Su cuñada, la princesa
heredera Mette Marit, ha corroborado en alguna ocasión sus poderes: "Tiene unas manos muy cálidas. Muchas personas tienen las manos cálidas y
buenas, pero ella tiene un pequeño sol en las suyas". El 21 de febrero, Durek Verrett publicó un retrato de la princesa
Marta Luisa en su cuenta de Instagram con el título: "Me complace
anunciar que hemos combinado nuestros poderes para ayudar realmente a
las personas a obtener acceso directo al liderazgo". Tres meses después
ha anunciado que, además, son pareja.
La
revolución pictórica del artista malagueño tuvo su origen cuando
presenció la disección de dos cadáveres a los que se les practicó la
autopsia.
De todo el mundo es sabido que Picasso nació en Málaga, pero poca gente sabe que Picasso nació como pintor en Horta d'Ebre.
Contaba con algo más de 16 años cuando llegó a este pueblo montañés y
fronterizo entre Aragón y Cataluña, invitado por su hospitalario amigo,
el pintor Manuel Pallarès.
El joven Picasso acababa de pasar la escarlatina en Madrid y su amigo lo
invitó a recuperarse en Can Tafetans, la gran masía propiedad de los
Pallarès que contaba con un molino de aceite, donde el pintor malagueño
entró en contacto con la arraigada tradición de las almazaras.
Fue en Horta d'Ebre
donde Picasso experimentó sus emociones más puras, sumergiéndose con
ellas en su propia sustancia.
Se relacionó con gitanos, campesinos y
herreros.
Pintó paisajes y escenas costumbristas.
Tomó contacto y
conocimiento con el medio rural y también con los elementos naturales
que lo envuelven, pero lo más importante de todo fue que Picasso se
transformó por completo cuando presenció la disección de dos cadáveres a
los que se les practicó la autopsia.
Ocurrió una noche
Se trataba de dos mujeres de una misma familia; una
anciana y su nieta que habían sido abrasadas por la descarga de un rayo
durante una tormenta.
El examen post morten se realizó en el
chamizo del enterrador, en el mismo cementerio, y la forma de llevarlo a
cabo dejaría a Picasso impresionado de por vida.
Fue el mismo
enterrador el que, armado con un serrucho y sin más luz que la de un
farol, diseccionó las cabezas con un corte desde arriba hasta el cuello,
dejando los sesos de los cadáveres al descubierto.
Estamos a finales del siglo XIX y cabe apuntar que,
por aquel entonces, las autopsias todavía no estaban despojadas de sus
elementos más bastos y tampoco estaban reguladas, es decir, no poseían
una manera única de procedimiento.
Esto reducía la efectividad de los
resultados.
Por lo dicho, la técnica uniforme a la hora de aplicar la
disección no había llegado a todos los rincones y como ejemplo sirva el
caso que aquí tratamos y que Picasso vivió de cerca hasta el desmayo. Al
tratarse de un rayo, el trámite de la autopsia se efectuó a las bravas,
procediendo a serruchar sin miramientos las cabezas para así establecer
las causas científicas que determinasen la muerte de las dos mujeres.
Volviendo a la escena, propia de una novela gótica
por el ambiente y por la manera que el enterrador tenía de diseccionar
los cadáveres con un serrucho en su mano y un puro entre los dientes, es
posible imaginar a un joven Picasso asistiendo a la autopsia bajo la
luz escasa del farol.
Desde aquel instante, en el subconsciente del
pintor quedó la imagen de los rostros separados en dos partes.
Puestos a
imaginar, podemos aventurarnos a decir que en aquel momento tuvo lugar
la revolución pictórica que décadas después Picasso expresaría en su
obra plagada de caras abiertas y de perfiles dobles.
De esta manera, la
disección como método forense fue llevada al lienzo a través del ojo de
Picasso y con ello se revolucionó el arte.
A pesar de la brusquedad de la autopsia de la que
fue testigo, Picasso pudo observar lo que de alguna forma ya intuía; una
revelación que le servirá para abrir figuras humanas con su pincel y
alcanzar con ello la vanguardia pictórica.
Tal vez sea por eso que
cuando nos ponemos frente a alguno de sus cuadros donde aparecen rostros
partidos, sentimos el golpe de un efecto pictórico en el que subyace la
intuición del artista y con ello el poder intrínseco de la obra de
arte.
El hacha de piedraes una sección dondeMontero Glez,
con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad
científica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias
de conocimiento.
EL PAÍS reúne en una colección todas las viñetas del popular personaje creado por el dibujante argentino Quino.
La primera revista de Mafalda que compró el dibujante Agustín
Sciammarella fue en el quiosco de la esquina de su casa, con 12 años. Vivía en la calle Talcahuano de Buenos Aires, justo encima de la
editorial de la niña argentina más famosa del mundo. “Es imposible
recordar solo una viñeta porque cada número tiene muchísimas para
recordar”, sostiene, aunque alguna le viene a la memoria. Este año la
creación de Joaquín Salvador Lavado, Quino, cumple 55 años y EL PAÍS lo
celebra con una colección que reúne todas las tiras de la irreverente, concienciada y encantadora Mafalda. La primera entrega se puede conseguir en los quioscos el próximo
domingo, 19 de mayo, por 4,95 euros. También está disponible en la web de Colecciones de EL PAÍS.
Mafalda
nació de las manos de Quino (Guaymallén, Argentina, 1932), en los años
sesenta, casi por casualidad, pues es fruto de un encargo publicitario.
Este proyecto fracasó, pero Mafalda ya había visto los primeros rayos de
luz y el historietista la usó para añadir un poco de humor a la revista
Primera Plana.
A partir de ahí, esta tira cómica publicada entre 1964 y 1973, se fue colando en las casas de casi todo el mundo, con más de 30 traducciones, las últimas al hebreo, el guaraní o el armenio.
A la casa del dibujante Fernando Vicente
llegó para formar parte de la familia. “A mí me encanta y ahora mi hijo
de 15 años lo tiene todo de Quino”, apunta. Una imagen de Mafalda
decora incluso su habitación. “No es que se lo haya intentado inculcar
como padre, es que le gustan los chistes, las ironías, le chifla por los
mismos motivos que me gustaba a mí de pequeño”.
El lenguaje directo y rápido que habla de lo cotidiano ha enganchado a generaciones. Sciammarella
considera que parte de este éxito surge porque “la revolución siempre
triunfa” y “ella iba contra todo y antes o después, quien más quien
menos, se siente atraído”. En las 11 entregas de la colección Mafalda,
editada por Lumen, se recoge toda la crítica social que define a la
niña, pero también otro rasgo que el viñetista subraya: “La inolvidable
ingenuidad de todos los personajes”. Como profesional del dibujo, Sciammarella discute la aparente
simplicidad que, a veces, se achaca al trazo de Mafalda. “Lo que parece
sencillo es dificilísimo de conseguir, la familia Mafalda, con los
amiguitos, ese coche del padre fantástico, toda esa sencillez de líneas y
cómo gesticula cada personaje es muy potente”, explica. Coincide con él
Vicente: “Quino tiene una mirada capaz de reducir a la mínima expresión
cosas muy complejas de sintetizar; de una manera muy clara reduce los
conceptos que quiere y eso no es nada fácil, sino todo lo contrario”. Todos esos elementos que Quino conjugó en sus viñetas han convertido a
Mafalda es una obra que, como buen clásico, no solo aguanta la revisión
de los años, sino que va ganando en contenido. “Ahí reside su fuerza
propia”, remata Sciammarella.