Un manual escolar firmado por Sophie Le Callennec,
profesora francesa de geografía e historia, ha desencadenado un debate
nacional al ser el primero en adoptar el llamado lenguaje inclusivo,
pensado para evitar las fórmulas sexistas.
El volumen en cuestión,
titulado Cuestionar el mundo,
publicado en septiembre y dirigido a alumnos de Educación Moral y
Cívica de 3º de primaria, ha levantado una ola de indignación y dividido
a políticos e intelectuales sobre la necesidad de integrarlo o no en el
uso común de la lengua.
La
polémica ha llegado esta semana a la Academia Francesa. Sus 40
integrantes, los llamados inmortales, difundieron este jueves un
comunicado donde se declaraban opuestos al uso de un lenguaje
igualitario. “Ante esta aberración inclusiva, la lengua francesa se
encuentra, a partir de ahora, en peligro mortal. Nuestra nación es
responsable ante las generaciones futuras”, sostuvo el organismo,
fundado en 1763. Pese a todo, Le Callennec
no hizo más que seguir los consejos formulados por el Gobierno francés
en 2015. El Consejo Superior para la Igualdad, dependiente del
Ejecutivo, publicó entonces una guía práctica “para una comunicación
pública sin estereotipos de sexo”, que recomendaba citar siempre los dos
géneros, ordenando alfabéticamente el resultado —se escribe
“agriculteurs et agricultrices”, pero “femmes et hommes”— y feminizar
los sustantivos que se refieran a oficios o cargos públicos, asignatura
pendiente del francés. Además, la guía invitaba a incorporar un sufijo
femenino a todo sustantivo masculino, separándolo tipográficamente
dentro de cada palabra. Si esta gramática no sexista no terminó de
calar, puede que fuera por la complejidad que esta última propuesta
supone. Si en un escrito en castellano se puede sustituir la palabra
ciudadanos por ‘ciudadanos/as’, ‘ciudadanxs’ o ‘ciudadan@s’, en francés
resulta más difícil, porque no siempre es tan sencillo como alterar una
vocal y porque el resultado es menos fácil de leer. Ante la falta de
normativa compartida, se suelen utilizar guiones, barras, paréntesis,
mayúsculas y hasta tres tipos de puntos. Así, el resultado puede ser
citoyen/ne/s, citoyen.ne.s, citoyen-ne-s, citoyenNEs, citoyen(ne)s o, el
más habitual de todos, citoyen·ne·s. De hecho, la Asociación Francesa de Normalización, a cargo de la estandarización tipográfica, estudia introducir ese punto medio en los teclados del país en 2018.
Su intención inicial fue reconocer su uso en lenguas como el catalán y
el occitano, pero la adhesión creciente a esta gramática alternativa no
puede ser ajena al gesto.
La utilizan, cada vez más, autoridades
públicas, el mundo del asociacionismo y ciertos medios de comunicación,
como la revista lésbica Well Well Well.
Pese a todo, la
resistencia a adoptarla sigue siendo férrea y, seguramente, mayoritaria.
Desde la aparición del manual de la discordia, la prensa conservadora
ha denostado el método.
Le Figaro lo calificó de “galimatías” y el semanario Le Point,
que le dedica su portada esta semana, ha reescrito en lenguaje
inclusivo fragmentos de Molière o Proust, tal vez para subrayar la
ridiculez del invento.
Por su parte, el filósofo Raphaël Enthoven tildó
esta escritura de “agresión a la sintaxis” y “neolengua” orwelliana,
expresando el sentir de otros intelectuales franceses.
Ahora ¿qué quiere ese esperpento con un juicio justo? ha sido él justo en algún momento de su vida? es algo que fastidia, el hace un desaguisado, juega a las banderitas, no tiene pudor y tensa la cuerda y va y se marcha a Bruselas....
A los
cinco consejeros que se encontraban desde ayer lunes con Puigdemont en
Bruselas se han unido el exconsejero de Cultura, Lluís Puig, y la de
Educación, Clara Ponsatí.
Ahora tienen miedo ¿No decian que no lo tenían? a los dos dias de la matanza terrorista de la que ya no habla nadie, todos decian "No tinc por" y ahora escapan, huyen y dicen que tienen miedo, bueno no lo dicen pero lo demuestran.
Se juegan muchos años de cárcel y se marchan.....pues que cobardes son, montan un sainete en su "Procés" y se buscan a gente fuera de España para protegerse....
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha
asegurado hoy martes en Bruselas que no escapará de la acción de la
justicia, pero ha añadido que no volverá a España hasta que tenga lo que
ha calificado de forma ambivalente como unas "garantías" que de
momento, a su juicio, no se dan. "Si tenemos la garantía inmediata de un
tratamiento justo, si nos garantizan un juicio justo, independiente y
con separación de poderes, como en la mayoría de los países europeos,
volveríamos de forma inmediata", ha añadido. Uno de los motivos que ha
alegado para justificar su refugio en Bruselas es la decisión del
Ministerio del Interior de retirar la seguridad a los exmiembros de su gobierno. Puigdemont, que se sigue considerando presidente de la Generalitat
pese a la destitución por la aplicación del artículo 155 de la
Constitución, ha explicado cómo siete de los exmiembros del Govern se
han desplazado a Bruselas “para hacer evidente la politización de la
justicia española”. “No estoy aquí para pedir asilo político, sino para
actuar con libertad y seguridad en la capital de Europa”, ha asegurado.
Puigdemont considera una "amenaza" de 30 años de cárcel por la querella
presentada por la Fiscalía General del Estado ante la posible comisión
de los delitos de rebelión, sedición y malversación. “La otra parte del
Gobierno, encabezada por el vicepresidente, seguirán en Cataluña como
miembros legítimos del Gobierno de Cataluña. Nunca hemos abandonado al
gobierno. Es más, vamos a seguir trabajando", ha dicho. "La justicia
española no persigue delitos sino ideas. Y con mi presencia en Bruselas
quiero dejar patente el grave déficit democrático que hay a día de hoy
en el Estado español", ha atacado. La querella del fiscal general del
Estado "no se sustenta jurídicamente", "persigue hechos e ideas
políticas, no un delito" y "puede suponer 30 años a cada miembro del
Govern o fianzas abusivas como ya hemos visto durante el proceso", ha
remachado.Pues a J.....tocan!!
"El Gobierno español ha reaccionado a la declaración de independencia
con la máxima beligerancia", ha subrayado. Puigdemont ha confirmado que
su partido concurrirá a las elecciones autonómicas del próximo 21 de
diciembre. “Son un reto que vamos a aceptar", ha dicho antes de
comprometerse a respetar los resultados y pedir al Gobierno que se
comprometa a lo mismo
. De esa manera, el expresidente catalán trata de
convertir la convocatoria electoral en un plebiscito por la puerta de
atrás: el Gobierno de Rajoy debería reconocer la declaración de
independencia si los partidos soberanistas obtienen la mayoría. "Yo y el
pueblo catalán vamos a respetar los resultados del 21-D; ¿puede
esperarse lo mismo del Gobierno?", se ha preguntado en un tono airado. El expresidente ha insistido en que el Estado que ha
convocado las elecciones le quiere "meter en la cárcel" por cumplir su
programa electoral. Y ha desvinculado su traslado a Bélgica de una
posible petición de asilo que abriría un cisma en el Ejecutivo belga.
"Aquí hemos tenido una agenda estrictamente europea", explica. "No hemos
tenido ningún otro tipo de contactos". A los cinco consejeros que se encontraban desde ayer lunes
con Puigdemont en Bruselas —Joaquim Forn (PDeCAT), Meritxell Borràs
(PDeCAT), Antoni Comín (independiente), Dolors Bassa (ERC) y Meritxell
Serret (ERC)— se han unido el exconsejero de Cultura, Lluís Puig, y la
de Educación, Clara Ponsatí. Puigdemont ha explicado que el viernes por la tarde, después
de tener una serie de datos de una "ofensiva" del Gobierno español y
una querella del fiscal presentada ayer, el Govern acordó que
"priorizaría la prudencia, la seguridad y la negociación". Bélgica empieza a reaccionar a la inesperada visita del
expresidente catalán, Carles Puigdemont. Y no precisamente a su favor:
el viceprimer ministro belga, Kris Peeters, no ve con buenos ojos la visita del presidente catalán a Bruselas: "No quiero prejuzgar nada. Pero cuando uno declara la independencia, es mejor quedarse cerca de su pueblo", ha manifestado en la cadena belga Radio 1. "Tenemos que esperar su declaración y tener la cabeza fría. Las próximas horas y días aportarán luz", ha aseverado.
Historias de gamberrismo alcohólico, revolcones en el pajar y bailes en los que los cuerpos no se tocaban.
María Trinidad carraspea un poco al otro
lado del teléfono. "Perdóname, hija, que es casi no hablo por este
chisme nunca y no sé si me oyes bien. Me dice mi hija que quieres que te
hable de las fiestas del pueblo". María Trinidad tiene 73 años, 9 hijos
y 16 nietos. Vive en un pueblo manchego que antes habitaban 40 familias
y ahora sólo 15. Ha trabajado la tierra, ha sacado adelante a toda su
prole, ha sido viuda muy joven, se ha vuelto a casar. Y, sin embargo, cuando me empieza a hablar de sus fiestas,
sus borracheras y sus bailes, siento una extraña empatía. Me invade la
sensación de que esta señora y yo, de haber coincidido en el espacio
tiempo en edades similares, habríamos partido la noche.
"Alguna
vez me he puesto mala, de vomitar en la cochera o en la cama -me cuenta
con un puntito de emoción en la voz- pero en general el vino me ha
sentado siempre muy bien, se me asentaba el cuerpo y lo pasaba de lo más
bien.
Mis hermanas, que somos 7, son buenas bebedoras y buenas
bailadoras, y no veas las que hemos liado.
Sobre todo de solteras, pero
también de casadas.
De acabar llorando y riendo tiradas en el suelo. Una
vez mi hermana Soledad, que en paz descanse, se cagó en la puerta de
casa del cura".
Vaya finura de esas abuelas, debo decir que otras nos divertíamos mucho pero eso es otra historia porque no conozco el campo manchego.
María Trinidad carraspea un poco al otro
lado del teléfono. "Perdóname, hija, que es casi no hablo por este
chisme nunca y no sé si me oyes bien. Me dice mi hija que quieres que te
hable de las fiestas del pueblo". María Trinidad tiene 73 años, 9 hijos
y 16 nietos. Vive en un pueblo manchego que antes habitaban 40 familias
y ahora sólo 15. Ha trabajado la tierra, ha sacado adelante a toda su
prole, ha sido viuda muy joven, se ha vuelto a casar. Y, sin embargo,
cuando me empieza a hablar de sus fiestas, sus borracheras y sus bailes,
siento una extraña empatía. Me invade la sensación de que esta señora y
yo, de haber coincidido en el espacio tiempo en edades similares,
habríamos partido la noche.
"Alguna
vez me he puesto mala, de vomitar en la cochera o en la cama -me cuenta
con un puntito de emoción en la voz- pero en general el vino me ha
sentado siempre muy bien, se me asentaba el cuerpo y lo pasaba de lo más
bien. Mis hermanas, que somos 7, son buenas bebedoras y buenas
bailadoras, y no veas las que hemos liado. Sobre todo de solteras, pero
también de casadas. De acabar llorando y riendo tiradas en el suelo. Una
vez mi hermana Soledad, que en paz descanse, se cagó en la puerta de
casa del cura".
María Trinidad inicia así una retahíla de anécdotas de
auténtico gamberrismo alcohólico que incluyen revolcones en el pajar,
concurso de a ver quién tenía las tetas más grandes del pueblo y huidas a
mearse en el vino de los del pueblo de al lado. Su charla
alcohólico-escatológica, y absolutamente gloriosa, culmina con una
imagen brutal: Maritrini y sus 6 hermanas, absolutamente cocidas,
robando chorizos del secadero de un vecino al que odiaban. "Salimos
agarradas del brazo, aguantando la risa, con las ristras de chorizos
colgadas del cuello como collares", recuerda entre carcajadas. Su risa
se transforma en un silencio acongojado. Se controla para no llorar. "Perdóname, hija, pero es que yo soy la pequeña, y ya hay muchas de mis
hermanas que me faltan", me dice con un hilo de voz. Dolores, de 76 años, a diferencia, vivió una juventud
corta, con poco lugar para fiestas. "Me casé a los veinte, y antes
tampoco me dejaban salir mucho. Iba a todos lados con mi tía María, que
era mi carabina, aunque yo no tuve novio hasta los diecinueve. No era lo
mismo vivir en un pueblo que en una ciudad, como yo", me cuenta. En
ocasiones, la vida exterior de una mujer comenzaba al casarse y
terminaba con el nacimiento del primer hijo. Es el caso de Dolores. "Por
suerte, tardamos seis años en tener a mi hijo Manuel, y esos seis años
íbamos para aquí y para allí, a las verbenas del verano, a la pradera de
San Isidro. Yo nunca he sido mucho de bailar, porque no sabía casi",
dice encogiéndose de hombros.
Los bailes de juventud de Dolores cuando estaba soltera
estuvieron marcados por el miedo a juntar los cuerpos. "Había que dejar
un palmo y medio de distancia entre el hombre y la mujer, no te podías
mirar a los ojos demasiado.
Yo, además, era tímida, me daba vergüenza. Y
ya luego, de casada, bailaba con mi marido solamente", recuerda.
Cuando
la animo a contarme su fiesta más loca, le cuesta encontrar las
palabras, se llena de pudor "Hay una noche un poco loca, pero no te la puedo decir", dice entre
risas. Finalmente accede, y, dando muchos rodeos, confiesa: "Ya teníamos
a mi primer hijo, pero alguien se quedó cuidándolo y salimos a una cena
del trabajo de mi marido. Yo no sé cuánto bebimos, pero el cava se me
debió subir a la cabeza. A la vuelta a casa, en el ascensor, de pronto
me vi abrazada a mi marido y le dije: Manolo, ¿qué estamos haciendo?
Esto se hace en la cama, no aquí" Mauro, tinerfeño de 80 años, recuerda con nostalgia los
carnavales de su isla: "Nos disfrazábamos de todo: de soldado, de
chino, de mascarita... Siendo muy jovencito, recién puesto el pantalón
largo, bailaba con muchas chicas. Todas iban preciosas, con sus volantes
y sus sombreros. Era como una fiesta de película, con su orquesta y su
baile". Con respecto a la bebida, Mauro cuenta que se hacía una especie
de botellón: "De muy chicos, como no queríamos ir a beber a la venta con
nuestros padres y no teníamos tampoco mucho dinero, comprábamos vino
barato, o se lo robaba alguno al padre, nos juntábamos en la azotea de
alguna casa y nos lo bebíamos callandito". Mauro reconoce haber sido
buen bailarín. Tararea "Toda una vida", de Los Panchos, y cierra los
ojos para recordar la cara de las chicas que se le cruzaron en la vida. "Había una que me gustaba mucho, que me parece increíble que no me
acuerde yo ahora de su nombre. Es que los carnavales de Tenerife, llamados en un tiempo Fiestas de invierno porque Franco los habia prohibido eran muy transguesores y muy divertidos, en otras islas fueron diferentes a escondidas, pero si quieren un buen carnaval ahora vengan a las Islas Canarias...
Enrique, de 75 años, dice que las mejores
fiestas las ha pasado ya de más mayor, en su Extremadura natal.
"De
chicos andábamos sin dinero, siempre medio mendigando vino, con las
muchachas que no se te dejaban acercar, que les daba vergüenza bailar",
dice con cierto pesar.
En cambio, se le alegra el rostro cuando le
vienen a la memoria las Navidades con la familia, la compra de la
primera radio, apartar los muebles para bailar.
"Los hombres fumábamos puros, y las mujeres unos cigarros finos que
ahora no me acuerdo cómo se llamaban.
Teníamos nuestras bebidas, nuestra
música... ahí no faltaba de nada", recuerda.
También Mauro rememora con
felicidad las fiestas en casa, en Canarias: "Hacíamos comidas debajo de
la parra, en el patio.
Las mejores fiestas son con un plato de
costillas con papas, un vino bueno...". Y comienza, al igual que
Maritrini, a relatar todo tipo de travesuras de borrachera:
"Una vez
tiramos a mi hermana María Pilar al aljibe para que se le bajase el vino
de la cabeza, otra vez cogimos las bicis y nos llegamos hasta la playa
de noche, a bañarnos en cueros.
Eso sólo los chicos, claro. A las chicas
las tenían más amarradas".
Al final de la conversación, cuando los recuerdos de fiesta se pierden
en batallitas de servicio militar y amigos de la familia, Mauro se lanza
de nuevo a intentar recordar el nombre de la chica que tanto le
gustaba.
"Era del Barrio de la Salud. La acompañé a casa y le di un
beso.
Luego ya no la volví a ver, porque la casaron con un compañero de
empresa del padre.
Era muy guapa, con unos rizos...". De pronto, abre
los ojos, se le ilumina la mirada y exclama: "¡Charito!". Y vuelve a
tararear la canción de Los Panchos que bailó con ella.
La hija del ex ministro socialista y el tenista han optado por una ceremonia con solo 50 invitados pero con exclusiva millonaria.
Como no podía ser de otra manera tratándose del clan Preysler, Ana Boyer y Fernando Verdasco han puesto fecha y lugar a su boda mediante una amplia exclusiva en la revista ¡Hola!. La hija del ex ministro socialista fallecido y la reina del corazón se casan dentro de un mes en una isla del Caribe. "Habrá alrededor de 50 invitados. Y ¿Por qué en el Caribe?
"Habrá alrededor de 50 invitados. El padrino será mi hermano
Julio. Mi hermana Tamara y mis cuatro mejores amigas serán mis
testigos", ha anunciado la novia, que posa en el reportaje gráfico con
el tenista
"Nos
casaremos en el puente de diciembre. Será una boda religiosa. Puede ser
dentro de una iglesia, al aire libre o tal vez en una playa. Ya
veremos... no vamos a desvelar todas las sorpresas", añade Ana Boyer,
que siguiendo el protocolo familiar vendió su compromiso, ahora la fecha
y el lugar de la boda, y más tarde el enlace. Y nada mejor que una isla
para preservar la exclusiva, que reunirá a todos los hijos de Isabel
Preysler, nacidos de sus tres matrimonios. Cansa ya que todo ese clan Preysler a la cabeza, sean noticia de tonterias, mis hermanos dice Anita Boyer, si no se ven nunca si cada uno va por su lado y como se dice ahora todo es "postureo"
En las últimas semanas se había hablado de tensión entre
ambas familias por la organización de la boda. "Con la familia de
Fernando me llevo muy bien. Sus hermanas son adorables. Tengo una buena
relación con ellas y con sus padres también". Pronovias, una de las firmas de cabecera de Isabel Preysler,
es quien se está encargando de confeccionar el traje de novia de Ana
Boyer. Entre los invitados habrá tenistas. No sabe quiénes asistirán.
"Hemos avisado hace muy poco" matiza la novia. El 20 de septimbre, cuatro años después de conocerse, Ana Boyer, de 28 años, hija de Miguel Boyer e Isabel Preysler, y el tenista Fernando Verdasco, de 33,
anunciaron que se casaban. Fue ella quien desveló cómo se produjo la
petición. "Estábamos de viaje en la playa, y una mañana Fernando me lo
pidió dándome un anillo". El tenista añadió: "Llevaba tiempo queriendo
pedírselo. Ese día me desperté y sentí que era el momento. Ahora estoy
muy feliz de haber dado el paso y toca pensar cómo queremos hacerlo" Vaya Una Revelación :Un angel le dice a Verdasco , es ya el momento!!! Hace meses que se venía hablando de la posible boda de la
pareja y también de la de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa. Fue
Preysler quien dio la primera pista: "Creo que Ana se casará primero". De los hijos que Isabel Preysler ha tenido se han casado dos
Chabeli y Julio José. Tamara permanece soltera y Enrique mantiene una
sólida relación con Ana Kournikova desde hace 15 años. Y que es de su hermana Chabeli? y de los hijos de esta?