La actriz
cuenta que un empleado del aeropuerto se dirigió a ella como “cariño”,
alabó su vestido y la tocó -sin especificar dónde-, algo que no hizo con
el resto de pasajeros.
La actriz Ashley Judd, de 49 años, ha publicado un vídeo en su página de Facebook
sobre el último suceso sexista que ha vivido con un empleado del
control de seguridad de un aeropuerto que interactuó con ella de una
manera que la actriz tildó de inapropiada.
La intérprete relata cómo el
trabajador se dirigió a ella como “cariño” y alabó su vestido, algo que
la actriz denuncia que no hizo con el resto de pasajeros.
“Estaba en el
control y el hombre me dijo: ‘Oye cariño’, y yo le dije: ‘No soy tu
cariño, soy tu cliente’
. Y cuando estaba poniendo mis cosas sobre el
control me dijo ‘hey, bonito vestido’. No le oí decir nada del atuendo
de ninguna otra de las personas que estaban allí y estoy en uno de los
aeropuertos más concurridos del mundo.
Estoy rodeada de mucha gente y
cada uno va vestido de una manera diferente”, ha detallado.
La actriz añade además que este mismo hombre la tocó, aunque no
especifica dónde. “Mientras yo estaba hablando con uno de sus compañeros
me dijo ‘¿tienes zapatos de tacón alto?’ y luego, adivinen qué ocurrió
después. Él me tocó. Y no le vi tocar a nadie más. Me di la vuelta y le
dije: ‘Esto era innecesario”, continúa su relato.
Para la intérprete de El coleccionista de amantes es
importante denunciar este tipo de cosas que ella misma cataloga de
“sexismo cotidiano” debido a que la sociedad está acostumbrada a estos
comentarios que son realmente sexistas, porque siempre es la mujer quien los recibe. “Este es el tipo de cosas que ocurre que yo clasifico como sexismo
cotidiano. Y es tan fácil dejarlo ir y no hablar de ello, sobre todo
cuando te excusas en el ‘solo estaba siendo educado”, ha explicado
también en el vídeo que ha compartido con sus más de 300.000 seguidores. Judd aseguró en su mensaje que no quería ser polémica, pero estaba
muy molesta con la situación y quería denunciarlo de alguna manera,
aunque fuera con un vídeo. Además de retransmitirlo por esta red social,
la intérprete de Divergente también se dirigió al gerente del
empleado y le explicó lo sucedido. Según la actriz, este le aseguró que
los trabajadores saben que solo pueden tratar a los pasajeros como
“señor” y “señora” y mucho menos deben tocar a nadie, por lo que se
disculpó ante la actriz. Además de por su larga trayectoria en la industria del cine, la actriz es conocida por su fuerte activismo en defensa de los derechos de la mujer, los derechos humanos, la justicia social y la libertad sexual. De hecho, ha colaborado en diferentes campañas contra el sida y el año pasado fue nombrada nueva Embajadora de Buena Voluntad del UNFPA (Fondo de Población de las Naciones Unidas).
Rosa Peral abandona su
domicilio tras la reconstrucción del crimen de su compañero, el también
agente de la Guardia Urbana Pedro Rodríguez. / Llibert Teixidó
Su pareja, Rosa Peral, y Albert López,
examante de la joven, están en prisión acusados de matarlo. El trío
pertenecía a la Guardia Urbana de Barcelona.
ALBERT SALTÓ del coche patrulla y lanzó la caja encima de la mesa. “Por si te lo piensas”, le dijo a Rosa, que estaba sentada en una
terraza del centro de Barcelona tomando algo con unas amigas. La mujer
abrió la cajita granate y extrajo una sortija de oro blanco con un
diamante solitario, ngarzado, que encajó en su dedo anular. Al poco,
regresó el coche patrulla. Albert necesitaba una respuesta rápida: “Es
para ir a la joyería a grabarlo”. La inusual propuesta de matrimonio sorprendió a sus amigas. “En
aquella época salía con Pedro”. Convivían, planeaban tener hijos y
casarse, declararía una de las testigos. Un mes después de la romántica
petición, el cadáver de Pedro Rodríguez, de 38 años, fue hallado calcinado en el maletero
de su Golf en una pista forestal muy cerca del pantano de Foix, a unos
60 kilómetros de la capital catalana. Rosa Peral, de 33 años, y Albert
López, de 37, están en prisión, acusados de matarlo. El trío pertenecía a
la Guardia Urbana de Barcelona.
Las explicaciones de Rosa
La medianoche del jueves 4 de mayo, dos agentes rompieron el silencio de
la calle de Llorers, en una tranquila urbanización de Vilanova i la
Geltrú (Barcelona), cuando tocaron el timbre del chalet de Rosa. Traían
malas noticias: a las seis de la tarde, en el conocido como Camino de la
Casa Alta, un hombre había descubierto entre los matorrales un coche
quemado que todavía humeaba. En el maletero se intuían los restos
carbonizados de un cadáver. El número de bastidor y una matrícula casi
ilegible les habían permitido averiguar que el propietario era Pedro
Rodríguez, que constaba empadronado en esa dirección. Querían saber si
estaba en casa. “Hace dos días que no sé nada de él”, les contestó, sin
dejarles cruzar el umbral de la puerta. Pidió a los agentes hablarlo al
día siguiente con calma. Era tarde, estaba cansada y tenía a sus dos
hijas pequeñas durmiendo en el piso de arriba. Al día siguiente les contó que hacía ocho meses que salía con Pedro,
al que definió como un “hombre muy impulsivo”, de “reacciones
radicales”, “muy celoso”, que pasaba de “estados de euforia y de alegría
a otros de enfado y de tristeza”. Ambos aguantaban mucha presión,
estaban separados con hijos, y él tenía procesos judiciales abiertos y
problemas laborales. Por eso, a veces se peleaban.
Luego visitaron a Rosa, que vivía muy cerca. La exesposa de Pedro
nunca había cruzado palabra antes con ella, convencida de que era la
responsable de que Pedro la abandonara. Le había costado pasar página. Pero ahora, explicó a los Mossos, se sentía identificada. En la cadena
de mensajes que intercambiaron, Rosa decía también verse “reflejada” en
la ex de Pedro. Le explicaba que se sentía inútil: “Intento buscar
culpables y no encuentro nada”; lanzaba teorías: “Yo creo que no ha sido
un solo tío, han tenido que ser dos como mínimo porque para poder con
Pedro…”; y amenazaba: “Solo pienso en adelantarme a los Mossos y pegarle
dos tiros al hijo de puta que haya hecho esto”. La ex de Pedro entregó
los mensajes a la policía. La detención
En el sumario se recogen también otras declaraciones: “Dios, si hay algo
en lo que pueda ayudar, llámame, sea la hora que sea”, le escribió a
Rosa, un día después de la aparición del cadáver, un compañero de la
Guardia Urbana. Al instante tenía respuesta: “Gracias, niño. Llevo una
racha… que no sé cómo me voy a levantar”. A los dos días le invitó a
cenar en su casa (“así no estoy sola dándole vueltas a la cabeza”). En
las sucesivas conversaciones que mantuvieron, Rosa le fue desvelando sus
dudas, y él la convenció de que volviese a hablar con los Mossos para,
esta vez sí, “soltarlo todo”.
Las señales de los móviles ubican a Rosa, Albert y Pedro en el chalet de Vilanova i la Geltrú la madrugada del asesinato
Y así, a las 13.30 del sábado 13 de mayo, 12 días después de la desaparición de Pedro, empezó su declaración.
“Que en los últimos días y después de darle vueltas tengo sospechas de
que Albert puede ser el presunto autor de los hechos”, les dijo . Su
exnovio, al que había dejado por Pedro, estaba obsesionado con ella. El
lunes se había presentado de madrugada en su casa, muy insistente, pero
había logrado que se marchara. Al día siguiente, volvió. Y al otro
estuvieron juntos en una comida de trabajo. La medianoche del jueves,
cuando los Mossos le dieron la terrible noticia, le pareció ver su coche
en la parte de atrás de su casa. Albert, añadió, nunca aceptó que lo hubiese dejado y les enseñó unos
correos electrónicos de enero. “No lo he matado porque creo que no lo
vales después de esto”, le escribió, en un mensaje plagado de insultos
después de ver la moto de Pedro aparcada en la puerta de su domicilio. “Me dais asco y gracias por joderme la vida”. Tras unos meses sin saber
de él, en abril volvió a la carga a través de Facebook: “¡Desbloquéame,
anda! Si es por que no vea tu foto, con que me borres de tu agenda no la
veré, no seas mala, anda. Tontalbote, que sabes que soy un trozo de pan que no te buscaré más problemas. Confía, anda, un poco en mí, que nunca te engañé”. Al acabar su declaración, Rosa fue detenida acusada de homicidio por
las “incongruencias” en su relato. Dos horas antes, los Mossos habían
detenido a Albert por el mismo motivo. Las mentiras
Las señales de los teléfonos móviles ubican a Rosa, Albert y Pedro en el
chalet de Vilanova en la noche del lunes al martes. Cuando, sospechan,
Pedro fue asesinado. Según la policía, todos los mensajes posteriores de
Pedro fueron enviados en realidad por la propia Rosa, suplantándole. A
los agentes no les pasó por alto que la mujer no había llamado a nadie
ni había intentado localizar a Pedro después de que se presentasen en su
casa para decirle que habían encontrado su coche calcinado con un
cadáver dentro. Pero a los Mossos les desorientaba que el padre de Rosa había
asegurado que el martes, a la hora de comer, había visto a Pedro.
Después de la detención de su hija, el hombre no aguantó la tensión y
rompió a llorar ante dos policías: “Quiero deciros toda la verdad”. No
había visto a Pedro el martes, y además esa noche se había quedado al
cuidado de sus nietas, algo que hasta el momento había negado. Los Mossos creen que Rosa y Albert quemaron el automóvil la noche del
martes al miércoles. Antes, condujeron hasta la casa del exmarido de
ella, en La Bisbal del Penedès (Tarragona), con el teléfono de Pedro,
para incriminarle cuando rastreasen la ubicación del aparato.
La confesión
Tercera declaración, nuevo cambio de versión. El 16 de mayo, cuando pasó
a disposición judicial, medio mes después de la muerte de Pedro, Rosa
le dijo a la juez que a ella sí le iba a contar “toda la verdad”. Si no
lo había hecho antes era porque estaba aterrorizada por lo que Albert
pudiese hacerle a ella y a sus hijas. Con el pelo negro recogido en una coleta, las piernas muy juntas y
las manos en las pantorrillas, contó casi a media voz que, la madrugada
del martes 2 de mayo, Albert la llamó insistentemente para hablar con
ella. Acababa de regresar de un fin de semana en una residencia de las
afueras con Pedro y su familia y se encontraban en el garaje cuando vio a
Albert saltando la valla con una mochila y un palo al hombro.
Amenazándola con el arma reglamentaria, le ordenó que le diese el móvil y
que se fuese al piso de arriba con sus hijas. Rosa obedeció, sin tiempo
de avisar a su compañero. Durante horas oyó una sucesión de golpes, hasta que Albert salió al
jardín delantero y gritó su nombre. “Tenía manchas de sangre por toda la
cara y un hacha de color amarillo, también manchada”. Le ordenó que
bajase y le ayudase a limpiar la sangre del garaje, donde estaba
aparcado el coche de Pedro. Si se negaba, mataría a las niñas. Lo ayudó,
pero no tuvo valor de mirar dentro del vehículo. La noche siguiente,
del martes al miércoles, tras ir a casa de su ex con los móviles para
incriminarlo, lo quemaron. Cuando el jueves dos mossos fueron a
comunicarle que habían encontrado el coche, Albert estaba en su
domicilio, observándola, por eso no se atrevió a decir más. Rosa aseguró que Albert llegó a su casa y mató a Pedro. Y negó que
aquella noche hubiese discutido con su pareja, aunque una de sus hijas
contó a su padre que había visto a Pedro pegar a su madre y tirarla al
suelo. Las cosas entre ellos iban muy bien, repitió Rosa a la juez, pero
una amiga entregó una conversación que había mantenido con ella un mes
antes que indicaba lo contrario: “Con ese chico, fatal. Antes estaba muy
contenta porque me daba todo lo que quería (…), pero ahora todos los
días son peleas. Está celoso de mis hijas. Se enfada por cualquier cosa
(…). Echo de menos a Albert”. Parco en palabras, Albert contó lo mismo que Rosa, pero al revés.
“Me llamó ella el lunes muy nerviosa, que a Pedro se le había ido un
poco la mano”. La acompañó un rato en su chalet de Vilanova, pensando
que él dormía, y regresó al día siguiente, a la hora de comer, para
preparar una barbacoa. Mientras él cortaba leña, ella cambió de opinión y
le cocinó pollo con patatas. Luego lo llevó hasta el garaje, donde vio
el coche con un reguero de sangre que surcaba del guardabarros y con el
cadáver en el maletero. “Me dio mucho asco, no fui capaz de mirar”, le
dijo a la juez. “Casi vomito el pollo con patatas”, añadió. Por toda
explicación, ella le dijo que Pedro la había vuelto a coger del cuello, y
que había decidido que no volvería a pasar. Al “verla tan mal”, Albert
le ofreció su ayuda para quemar el coche: “Sé que hice mal”.
El secreto de la montaña de Montjuïc
La montaña de Montjuïc se encuentra a las afueras de Barcelona. Tiene
jardines, un castillo y un hotel de cinco estrellas. El mediodía del 9
de agosto de 2014 un hombre murió al caer por un terraplén cuando huía de Rosa y Albert, en los días en que formaban pareja policial y sentimental, en una actuación contra la venta ambulante. Rosa sacó a relucir el episodio ante la juez: “A mí me hizo
desconfiar de él… Un hombre me vino con una navaja y me dio en la pierna
y Albert salió corriendo detrás. Luego, cuando yo llegué donde estaban,
el hombre estaba muerto. Pregunté qué había pasado y me dijo que lo
había matado, que no quería que nadie me tocara ni que se acercaran a
mí”. Albert lo negó todo. Oficialmente, el hombre, un supuesto ladrón,
saltó de espaldas por voluntad propia por un terraplén de más de 20
metros. El caso se archivó.
Rosa incriminó también a Albert en una tercera muerte.
Y me dijo que
salió en las noticias y todo, como riéndose del hecho, como si fuese
normal”.
Los tres protagonistas habían participado en oscuras operaciones policiales. En una de ellas, murió una persona
Parco en palabras, Albert contó lo mismo que Rosa, pero al revés.
“Me llamó ella el lunes muy nerviosa, que a Pedro se le había ido un
poco la mano”. La acompañó un rato en su chalet de Vilanova, pensando
que él dormía, y regresó al día siguiente, a la hora de comer, para
preparar una barbacoa.
Viejos conocidos de la prensa
Rosa y Albert están en prisión desde el 16 de mayo. En la reconstrucción
del crimen, días después de su declaración ante la juez, ella acudió
vestida con sobriedad, en blanco y negro, con la melena negra perfecta y
la manicura hecha. No dudó en mirar desafiante a las cámaras. Albert se
cubrió la cabeza con una gorra. Los Mossos siguen investigando qué pasó
la noche del 1 al 2 de mayo en el chalet de Vilanova. Cuando esta truculenta historia, reconstruida ahora con el sumario de
la causa, saltó a los medios, sus tres protagonistas eran ya viejos
conocidos. En 2008, Rosa había denunciado en La Vanguardia una pornovenganza a
manos de un examante, un subinspector de la Guardia Urbana que, según
ella, había distribuido una foto suya haciéndole una felación. Ese
juicio, que debería haberse celebrado el pasado 28 de abril, llevó a
Albert a acercarse de nuevo a Rosa, para darle apoyo. La vista se
suspendió hasta el 11 de mayo, pero el asesinato de Pedro provocó su
aplazamiento hasta octubre. Albert había sido condenado años antes por
golpear a un vendedor ambulante que se había quejado de él varias veces. En el momento de su muerte, Pedro, por su parte, llevaba un año
suspendido de empleo y sueldo por golpear a un motociclista de 18 años
que se había saltado un control. Las imágenes, grabadas por las cámaras
de seguridad de una perrera municipal, jamás salieron a la luz.
Isabel , dice su revista que está con Vargas Llosa de veraneo en La Costa Azul. No sé si alguna vez en todo un año o dos o tres está en Madrid dónde hace poco inauguró su piscina y la de su Varguitas, más tripón, y con enormes bolsas bajo sus ojos. La portada de dicha revista puede ser de cualquier lugar, la verdad que esa mujer es un insulto para todas las demás. No ha estudiado nada, sabrá inglés ima gino, tiene un entrenador personal diario y todas las reparaciones que necesite su cuidadisimo cuerpo y cara. Porque ella vive por la cara, una mujer que no sabrá "Lo del Techo de Cristal" ni falta que le hace. Con ella la lucha feminista ha tenido un enorme retroceso. ¿Sabrá quien es , no sé, por ponerselo facil, Federica Montseny? digo yo. Es una mujer escaparate, luce joyas prestadas de la firma que representa, las baldosas no sé si las tiene en ese millar de baños de esa casa que no pisa. Comer ,como todo son batidos, encima si un dia se excede con un bombón de aquellos que anunciaba, no come nada. Creo que es la mejor Superviviente, no come, adelgazará más y no se la verá, pero..............pero claro esa cara no resistiria ni una semana en una isla....que cosas se me ocurren. La verdad es que lo que yo creo que necesita es "algo" para el pelo. Lo tiene muy feo, muy poco abundante con esa frente inmensa no se deja caer un pelillo que le anime un poco, pero tampoco se le vería tanto trabajo para lucir esa cara que ya es una máscará a la que pinta. Pero insisto en su pelo, tiene un montón de esteticiéns, masajistas entrenadores, y va con una colita de niña.....Un Misterio de mujer. No ha estudiado nada, no lee, no hace nada de nada, sino dar órdenes para que le hagan sus batidos verdes....así puede tener "Cara de Acelga". Es un mal ejemplo, para las mujeres digo. Tanta lucha y ella alcanza status con los hombres con los que está. Vargas Llosa gana menos que ella con su libro último. pero ¿Quién nos dijo que la mujer debe trabajar solo para ella?. ¿Quien nos dijo que debíamos alcanzar el mismo salario si esa gana tres jornadas completas por lucir unos pendientes una hora?....Buuuuuuuuuuuffff que timo. Claro que aguantar a Varguitas que siempre fue un mujeriego debe ser para ella pan comido.....y sus hijos de Julio Iglesias? y sus nietos? no se fotografia nunca en plan familiar. Cree que es aquella joven que conquistó a Julio y por eso, solo por eso empezó a ser conocida....lo demás ustedes ya lo saben.
La fiscalía antiterrorista investiga el incidente, que las autoridades aún no califican como atentado.
Un conductor ha lanzado este miércoles su vehículo contra un grupo de militares de la operación antiterrorista en Francia,
Sentinelle, desplegados en Levallois-Perret, en las afueras de París.
La fiscalía antiterrorista ha abierto una investigación sobre el
incidente, en el que han resultado heridos seis militares, tres de ellos
graves aunque no se teme por su vida, según ha confirmado el Ministerio
de Defensa. La Prefectura de la policía sigue buscando activamente al conductor, que huyó tras el atropello. La sección antiterrorista de la fiscalía de París investiga bajo la
premisa de una "tentativa de asesinato de personas depositarias de la
autoridad pública en relación con un acto terrorista", informa la
agencia France Presse. Pese a los crecientes indicios de que se trata de
un atentado, las autoridades francesas se han mostrado muy cautelosas
hasta el momento. "La investigación en curso determinará la motivación y
circunstancias en las que se ha producido", dijo la ministra de
Defensa, Florence Parly, en un comunicado en el que se limitó a condenar
un "acto cobarde". Sin embargo, el alcalde de Levallois-Perret, Patrick Balkany, afirmó
desde primera hora que, “sin duda” se trató de un “acto deliberado”.
El coche estaba “posicionado” ante las instalaciones habilitadas como
cuartel para los militares por la ciudad, en la Plaza de Verdún, y
esperó a que los uniformados salieran en grupo para comenzar su
patrulla, alrededor de las 8 de la mañana, para lanzarse contra ellos,
explicó en entrevista en la cadena BFM TV.
El vehículo, un BMW, esperaba en un callejón cercano y, de pronto,
"aceleró de forma fuerte" para arremeter contra los militares. Es una
“agresión odiosa contra los militares”, insistió más tarde Balkany, que
no descartó que su ciudad haya sido elegida puesto que allí tiene su
sede la Dirección General de Seguridad Interior (DGSI), el servicio de espionaje interior francés, ubicado a solo 800 metros del lugar del ataque. Tampoco el senador de Hauts-de-Seine, donde se ubica el lugar del
incidente, considera que este haya sido casual. “No es un accidente de
tráfico clásico”, dijo Roger Karoutchi. Algo que se vería reforzado por
el lugar donde se produjo el atropello, que dificulta la teoría de que
el conductor pudiera perder el control de su vehículo. El cuartel se encuentra situado frente a un parque en una zona de
poco tráfico y el coche del presunto agresor se dirigió hacia los
militares en dirección prohibida. Los militares, que pertenecen al 35
Regimiento de Infantería, fueron inmediatamente hospitalizados, en el
caso de los de más gravedad en el centro militar Percy, en la cercana
localidad de Clamart.
La operación Sentinelle fue puesta en marcha en enero de 2015, tras los ataques terroristas contra la revista Charlie Hebdo
y un supermercado judío en París.
Unos 7.000 militares forman parte de
esta operación vigente en el marco del estado de emergencia en que
continúa el país desde hace dos años.
Policías y militares han sido en
este tiempo uno de los objetivos preferidos por extremistas
Las primeras informaciones sobre el incidente coincidieron con la
reunión del último consejo de defensa que celebra el Gobierno de
Emmanuel Macron antes de las vacaciones de verano.
El ministro del
Interior, Gérard Collomb, anunció su intención de visitar durante la
jornada a los militares heridos junto con Parly.