Un Blues

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29 mar 2017

Los funcionarios del Estado cobrarán una paga extra en julio con la mitad de la subida salarial del 1%

Hacienda y los sindicatos firmarán este miércoles el acuerdo para la convocatoria de más de 250.000 plazas de funcionarios en tres años.

Los 524.314 empleados públicos de la Administración del Estado cobrarán previsiblemente una paga extra en julio con la mitad de la subida salarial del 1% para 2017

 Como la mejora tiene carácter retroactivo, la cantidad será la correspondiente al aumento salarial entre enero y junio, plazo máximo del Gobierno para aprobar los Presupuestos.

 El Ministerio de Hacienda y los representantes de los empleados públicos (CSIF, UGT y CC OO) firmarán hoy un pacto para una convocatoria de oposiciones de más de 250.000 plazas en tres años.

El salario de los más de 2,5 millones de funcionarios, interinos, eventuales y personal laboral de la Administración del Estado, comunidades autónomas, Ayuntamientos y Diputaciones subirá un 1% en 2017. 

El aumento tendrá carácter retroactivo.

 Es decir, comenzará a contar desde enero. Los trabajadores de la Administración central del Estado percibirán previsiblemente una paga extra en julio con la cantidad correspondiente a la subida entre enero y junio.

 No obstante, los detalles se conocerá hoy tras la negociación que mantendrán Hacienda y los sindicatos en el ámbito de la Mesa de negociación de la función pública.

 Los sindicatos rechazan este incremento por considerarlo insuficiente. 


Protestas de empleados públicos en 2012 cuando les recortaron sus condiciones.

Los empleados públicos del resto de administraciones quedarán a expensas de los acuerdos territoriales que alcancen con sus respectivas comunidades autónomas o Ayuntamientos. 
En cualquier caso, percibirán el aumento salarial mediante una de las dos fórmulas: podrán cobrar la subida anual prorrateada entre los seis meses entre julio y diciembre o podrán ingresarla con una extra como los trabajadores de los ministerios.
 La decisión final la tomarán cada una de las administraciones.

La subida del 1% supondrá un aumento medio de unos 340 euros al año.
 El salario medio de un empleado público asciende a 33.933 euros al año, según la última estadística de la Agencia Tributaria, con datos de todas las declaraciones del IRPF. 
La paga extra que recibirán en julio los funcionarios de la Administración central para compensar el alza entre enero y junio será unos 170 euros de promedio.
El aumento de las retribuciones a los funcionarios es solo uno de los puntos que negocian el Ministerio de Hacienda y los sindicatos representantivos de los empleados públicos (CSIF, UGT y CC OO). Estos si han acordado una convocatoria de empleo público de unas 250.000 plazas en tres años. 
En este histórico plan también están involucrados comunidades autónomas y Ayuntamientos
El aumento de las retribuciones a los funcionarios es solo uno de los puntos que negocian el Ministerio de Hacienda y los sindicatos representantivos de los empleados públicos (CSIF, UGT y CC OO). Estos si han acordado una convocatoria de empleo público de unas 250.000 plazas en tres años.
 En este histórico plan también están involucrados comunidades autónomas y Ayuntamientos. 
El objetivo consiste en reducir la tasa de temporalidad, del 20% en el sector, y permitir la conversión de trabajadores interinos en fijos. Así, además, se podrá cumplir con la sentencia del Tribunal de la Unión Europea (TJUE) que igualaba las condiciones de despido de los trabajadores interinos y fijos.
"El objetivo consiste en reducir la temporalidad un 90% en tres años", explican desde CSIF, el sindicato mayoritario de la Administración General del Estado.
 Con este plan todas la plazas que lleven más de tres años ocupadas por trabajadores temporales saldrán a concurso.
 La idea es que se tenga en cuenta y se valore en la oposición el tiempo que un trabajador ha estado al servicio de una administración pública.
 Para Sanidad se espera que se convoquen 129.700 plazas en los próximos tres años, otras 98.807 puestos fijos en educación y 8.654 plazas para justicia.
 También están previstas convocatorias para servicios sociales y otros sectores públicos.
El coste inicial de esta convocatoria será reducido porque consistirá básicamente en sustituir el sueldo de los interinos por el de fijos.

Acuerdo histórico

Desde CSIF celebran la convocatoria "histórica" pero rechazan la subida del 1% a los funcionarios que se prevé aprobar "sin margen de negociación".
 Desde el sindicato presidido por Miguel Borra reclaman un plan plurianual para recuperar, al menos, el 5% de la bajada que sufrieron los funcionarios en 2010.
UGT también considera el acuerdo como "histórico" porque podrá reducirse la precariedad del empleo público.
 De este sindicato calculan que las plazas que saldrán a oposición ascienden a 350.000 porque suman a las 250.000 puestos que saldrán a concurso para convertir interinos en fijos otros 100.000 por los funcionarios que se jubilen en los próximos tres años, aunque ese cálculo es orientativo.
 El acuerdo "rectifica la política de recursos humanos del gobierno y pone orden a la caótica situación provocada por años de recortes", señala UGT en un comunicado.
 Por su parte, CC OO considera que el acuerdo de estabilización del empleo es satisfactorio pero insuficiente.
 Desde el sindicato precisan que este acuerdo se alcanza tras una intensa negociación, algo que no se había producido en los últimos siete años.
 E insisten en que es inasumible la propuesta de retribución y otras cuestiones laborales.
Los sindicatos reclamaban una subida salarial de, al menos, un 1,2% en línea con la inflación para este año. 
Pero insisten en reclamar la recuperación de los derechos laborales perdidos durante la crisis.

 

28 mar 2017

Familia en transición............................... José-Carlos Mainer

Martínez de Pisón nos deja otra excelente novela, 'Derecho natural', sobre el deterioro de las relaciones en un hogar.

 

Ignacio Martínez de Pisón.
Las novelas de Ignacio Martínez de Pisón suelen tratar de familias: es decir, de la coerción del grupo y de las resistencias (o los pactos) de los individuos que lo componen, o del deterioro del conjunto y del paralelo esfuerzo de alguno de sus miembros por salvarlo.
 La última de sus narraciones, La buena reputación, de proporciones y andadura tan tolstoianas, se acercaba al primer modelo.
 Carreteras secundarias y Dientes de leche, como la presente novela, Derecho natural, andan más cerca del segundo.
Pero esta nueva novela está narrada en primera persona y la implicación del protagonista con lo que cuenta es mayor: Ángel Ortega es quien persevera fiel pero enfadado ante un padre que aparece y desaparece de la escena familiar, como el histrión egoísta, sentimental e ­inútil que es; Ángel es quien sostiene a su madre, Luisa, tan pronto crédula como sorprendentemente llena de recursos y rencores; es quien vela por un hermano cleptómano y por dos hermanas que sobreviven como pueden en esta familia de orates.
 Y todavía halla capacidad de sacrificio para proteger a un primer amor de preado­lescente, Irene, que nunca ha sido correspondido y naufragó en los vericuetos de la heroína.
 La vida es compleja y, como cavila en una ocasión, es que “la vida cambia el sentido del relato, depende de dónde le pongas fin. ¿Cómo se resume una vida?”. 

Corren los años setenta y ochenta, en Barcelona y en Madrid, y no son casuales ni el título de la novela, que apela a la vieja disciplina del derecho natural, que dio sentido universal a la norma moral, ni el hecho de que Ángel curse la carrera de leyes y forme parte de un departamento universitario de Filosofía del Derecho. 
Ha vivido un tiempo en que los ideales del derecho tenían poco que ver con el ejercicio de la justicia y en la que también los individuos esquivaban la responsabilidad de sus actos.
 No es el caso de Ángel —que tiene más o menos la edad de su inventor— porque jamás elude nada y siempre está al pie del sobresalto: es el hombre que se hace cargo de la debilidad de todos y que comprende incluso que la estrambótica historia de sus padres “había sido una historia de amor anómala, intrincada, tortuosa, pero historia de amor al fin y al cabo”.
Como siempre, una novela de Martínez de Pisón se apoya en un universo de referencias materiales cargadas de emotividad. 
A la galería de automóviles de otras novelas —el Citroën Tiburón de Carreteras secundarias o el Simca 1200 de El tiempo de las mujeres — hay que añadir ahora la furgoneta Siata, que una empresa hispanoitaliana montaba sobre los bastidores del modesto Seat 600. 
A tantas músicas pegadizas, el Romancillo de mayo que Joan Manuel Serrat hizo sobre un poema de Miguel Hernández y que la familia Ortega ha convertido en signo de identidad doméstica. Como sucede con tantos otros objetos icónicos: aquellas cámaras fotográficas Werlisa, por ejemplo, que tenían un nombre extranjero pero fueron el orgullo de la industria de Vic.
 También abundan los trabajos inverosímiles y los negocios pintorescos que casi nunca dan para vivir: pocos lo son tanto como los que componen el currículo de Ángel Ortega, padre: actor en spaghetti-westerns y en películas de miedo, guionista frustrado, agente de colocación de artistas y, aunque lo sepamos desde las primeras y maestras páginas de esta novela, imitador del cantante Demis Roussos, bajo el seudónimo delator de Big Demis.
Bajo toda la novela parece filtrarse la melodía dulzona y la voz cálida del cantante, cuyas carnes copiosas coronaban unos cabellos de nazareno y cobijaba aquella suerte de hopa de sumo sacerdote de la cursilería. 
En el epílogo de Derecho natural, el verdadero cantante se nos aparece y su imitador disfruta —poco antes de morir— la posibilidad de cantar a dúo con él.
 A vueltas del humor —que alguna vez recuerda los efectos del cine mudo— y de la piedad más sobria, entre el afecto por sus personajes y la responsabilidad de quien está escribiendo un trozo de la historia suya y de muchos otros, Ignacio Martínez de Pisón nos ha dejado otra excelente novela. 

El ciclón “monstruo” Debbie causa grandes destrozos al tocar tierra en Australia

Más de 45.000 hogares sin luz tras las primeras horas de tormentas en el noreste del continente.

Primeros vientos del ciclón Debbie en la playa de Airlie, en Townsville (Australia), esta madrugada.
El ciclón Debbie ha tocado tierra en el costa noreste de Australia, con vientos de hasta 263 kilómetros por hora en las localidades de Bowen y Airlie Beach, en el Estado de Queensland. 
Más de 25.000 personas han sido evacuadas y unas 45.000 viviendas se han quedado sin luz como consecuencia del impacto del ciclón, de categoría 4 sobre un máximo de 5.
 "Nos preparamos para una larga y dura jornada
. Esta tormenta es un monstruo", ha declarado la primera ministra de Queensland, Annastacia Palaszczuk.
El archipiélago de las islas Whitsundays fue el primero en ser alcanzado por el ciclón, pero, pese a los peores presagios, lo hizo con la marea baja, lo que ha disminuido el riesgo de inundaciones y altura del oleaje.
 No obstante, aún quedan horas duras. 
 "La intensidad de los vientos va a ir en aumento.
 Todo el mundo está encerrado", ha afirmado Annastacia Palaszczuk, que advirtió contra el riesgo de daños en las infraestructuras y de cortes de electricidad.

 

Árboles caídos en la playa de Airlie.
Árboles caídos en la playa de Airlie. EFE
El primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, ha asegurado que "las condiciones se están deteriorando" antes de anunciar que el Ejército coordinará las tareas de rescate en Queensland cuando termine de pasar el ciclón.
La llegada de la tormenta monstruosa a tierra fue descrita de manera muy gráfica por algunos residentes de las zonas afectadas. "El ruido era ensordecedor, como si trenes de mercancías estuvieran pasando a tu alrededor", ha declarado un hombre llamado Charlie, a la cadena Australian Broadcasting Corporation.

Los pueblos más bonitos de Alemania

De Baviera a la isla de Sylt, 25 pequeñas localidades con encanto medieval, a orillas de lagos y ríos o con casas pintadas.

Perdida en las montañas del Harz, Wernigerode extiende sus calles adoquinadas y sus casas de picudos tejados rojizos a los pies de un castillo fantasioso, como de cuento; de origen medieval, ese bastión fue recreado a finales del siglo XIX con no poca imaginación. Pero la estampa más genuina (y repetida) es la de su Ayuntamiento gótico (en la foto), en la Marktplatz, con dos torretas afiladas que le dan aspecto de catedral laica. Delante de él se monta cada Adviento uno de los mercadillos navideños más coloristas. Wernigerode (Saxònia-Anhalt) 

Es uno de los pueblos más pintorescos de la región vinícola del Mosela. Allí, al Festival de Música del Mosela se une el Festival de la Tierra y el Vino, a finales de verano. El río, escoltado por bancales y viñedos, traza una cerrada curva de ballesta, que vigila un castillo roquero, el Reichburg. Hay un telesilla para subir y contemplar la panorámica del río, los viñedos y los barcos que inician allí cruceros fluviales hasta Coblenza. Y mejor con un vaso de riesling en la mano. Cochem (Renania-Palatinado)

  Es otro de los clásicos, todo el mundo coincide: merece estar entre los primeros en el ranking de pueblos de postal. Pero no es pueblo, tuvo rango de ciudad libre imperial en la Edad Media. El río Kocher que la atraviesa, reflejando sus casas de entramado y sus tejados puntiagudos de pizarra, contribuye a la estampa romántica, gracias a sus puentes de piedra, alguno de ellos cubierto, al lametón de sus aguas a los cimientos mismos de los edificios y a un viejo molino (hoy museo). En la Marktplatz, la iglesia de St. Michael brinda su torre como balcón para unas vistas a ojo de pájaro. Del antiguo comercio de sal y costumbres de la región de Franconia da cuenta el Hällisch-Fränkisches Museum, una cita imprescindible. Schwäbisch Hall (Baden-Wurtemberg) 



Es otra de las postales favoritas de la llamada Ruta Romántica (Romantische Strasse) a su paso por Baviera. El casco antiguo, pastoreado por la iglesia de San Jorge, está ceñido por murallas que se espejan en fosos anchos como lagos. Son varias las puertas monumentales que dan acceso al centro (Altstadt) y a la Marktplatz, flanqueada esta por casas góticas. Cada verano se celebra la Kinderzeche, una festiva reconstrucción de la rendición de la ciudad, en 1645, a las tropas suecas, durante la Guerra de los Treinta Años. Dinkelsbühl


Para muchos es el pueblo medieval mejor conservado de Europa. Por culpa de la guerra. Sí, de la de los Treinta Años (1618-1648), tras la cual el pueblo quedó postrado, y nunca más sucedió en el cosa alguna de importancia. Por eso quedó así, detenido, olvidado, intacto: un milagro. ¿Qué ver allí? Todo. Desde murallas, torres y puertas a la Marktplatz (plaza del mercado, que nosotros llamamos plaza mayor), con el Ayuntamiento y casas de entramado visto, fuentes, iglesias (sobre todo la de Santiago o St. Jakob, con tallas del gran escultor del siglo XVI Tilman Riemenschneider), museos... Entre estos, el de juguetes es uno de los mejores de Alemania. Su mundo fantástico se ve arropado por la mayor tienda de adornos navideños de Alemania, el mundo mágico de Käthe Wolfahrt. 'Gaststätte' y 'Weinkeller' (restaurantes populares) de cálidas maderas sacan a la acera sus veladores, e invitan a recobrar fuerzas con el 'Gedeckt' (plato del día), o con alguna de las solemnes salchichas bávaras que, por tamaño y contundencia, son una comida completa. Rothenburg ob der Tauber (Baviera) 


Asomada al lago Tagern (Tagernsee) y arropada por los Alpes bávaros, esta diminuta población es una de las más pintorescas de la región. También una de las más concurridas, gracias a sus establecimientos termales. De historia milenaria, los turistas, aparte de curar sus dolencias tomando las aguas, pueden visitar la abadía benedictina, a orillas del lago, cuya primitiva fundación se remonta nada menos que al siglo VIII. El actual complejo abacial incluye el llamado Schloss Tagernsee, palacio de la familia real Wittelsbach (la del Rey loco), que aloja entre otras cosas una de las cervecerías más antiguas de Alemania. Rottach am Tagernsee (Baviera) 




Es tal vez el pueblo más célebre y turístico del Rheingau, o región vinícola del Rin, que comienza en la cercana Wiesbaden. Típico de la región es el 'sekt' o vino espumoso. En Rüdesheim, el callejón Drosselgasse es un hervidero de tabernas y jocundos excursionistas que lo apuran como locos. No solo el 'sekt', también es típico el 'weinbrad', un brandy que se produce en la antigua destilería local Asbach, y sirve de relleno a unos bombones que se venden como rosquillas. Vale la pena hacer una escapada al cercano Kloster Eberbach, monasterio cisterciense donde hay un pequeño museo del vino y se realizan catas; además, es un lugar muy evocador, allí se filmaron algunas escenas de 'El nombre de la rosa'. En Rüdesheim puede uno embarcarse en el 'Goethe', barco de palas que hace la muy turística Ruta del Rin. Rüdesheim (Hesse) 



Cerca de la frontera con Austria, en el valle del río Isar, Mittenwald es uno de los pueblos más antiguos de Baviera. En la Tabula Peutingeriana (especie de mapa esquemático, en un pergamino medieval que copia un documento romano) aparece como una 'mansio' (venta) de la Via Claudia Augusta romana. En época medieval se la menciona como 'in media silva' (en mitad del bosque, que es lo que significa Mittenwald), y obtuvo derecho de mercado. Fue precisamente el comercio transalpino lo que dio riqueza a la población. Desde el siglo XVI, la fabricación de instrumentos musicales de cuerda (violines, violas, cellos) ha mantenido una pujanza que refleja un coqueto museo. Numerosas fachadas de casas y torres aparecen cubiertas por frescos de intenso colorido y suntuosa imaginación. Mittenwald (Baviera) 




St. Goarshausen (en la foto) y St. Goar son dos pueblos hermanados, y a la vez enfrentados, en sendas márgenes del Rin: St. Goar en la orilla izquierda y St. Goarhausen en la derecha. Ambos deben su nombre al monje irlandés Goar, que en el siglo VI llegó aquí para evangelizar paganos. Los cuales, una vez convertidos, se lo agradecieron nombrándole patrón de taberneros. O sea, que estamos en un enclave vinícola, con gran festival etílico-gastronómico en septiembre. A finales de ese mes el vino corre a raudales por ambas márgenes, mientras tiene lugar un espectáculo único de fuegos de artificio: El Rin en llamas. Desde las ruinas del castillo de Rheinfels, que domina el pueblo, se tienen vistas privilegiadas. St. Goarshausen extiende sus casas a los pies de otros dos castillo del siglo XIV, que parecen vigilarse uno al otro: los llaman Katz (gato) y Maus (ratón). Y algo de cierto hay en ello, pues ambos son fruto de rivalidades recaudatorias, una especie de doble fielato por navegar por el río. En el Maus se puede tomar un café y disfrutar de las vistas desde la terraza. St. Goarshausen (Renania-Palatinado) 



Muchos habrán oído hablar de este pueblo por la célebre Pasión viviente que unos 2.000 vecinos escenifican cada diez años, desde 1634 y como ex voto por haberse librado de una peste. Al margen de ello, este pueblo enamora a primera vista. Porque eso es lo primero que salta a la vista: sus magníficas fachadas cubiertas de frescos llenos de colorido, imaginación y a veces de humor. Son las llamadas 'Lüftmalerei', bastantes comunes en toda la Alta Baviera. La cercanía de los Alpes, de las pistas de Garmisch-Partenkirchen, el palacio de Linderhof del Rey loco o el soberbio monasterio de Ettal convierten a Oberammergau en un enclave turístico de primera magnitud. Oberammergau (Baviera)

Esta pequeña ciudad de la Baja Sajonia, al pie de las montañas del Harz, atravesada por el río Gese, cuenta con numerosos edificios históricos, como el imponente Palacio Imperial, románico, el Ayuntamiento gótico y la iglesia de los santos Cosme y Damién en la Marktplatz, varias iglesias románicas y barrocas, casas gremiales y patricias de época renacentista... Pero fueron las vecinas minas de plata de Rammelsberg las que le valieron el título de patrimonio mundial, en 1992. Estas minas habían sido explotadas hasta solo cuatro años antes, es decir, hasta 1988. Goslar (Baja Sajonia) 




Puede que muchos tengan en su mente una imagen propia de esta ciudad: una estampa fantástica, la del famoso cuento de los Hermanos Grimm El flautista de Hammelin, luego llevado al cine y al género musical (cuento cruel, por cierto, pues el mismo flautista que arrastró a las ratas invasoras, al no recibir la recompensa prometida, arrastró con su melodía a todos los niños de la ciudad, alejándolos para siempre). Lo cierto es que la imagen real de esta pequeña población sajona no desentona para nada del más fantasioso relato infantil. Nobles casas de entramado, mansiones renacentistas, callejuelas empedradas, una catedral y varias iglesias medievales... De mayo a septiembre, cada domingo a mediodía, casi un centenar de actores en traje de época reviven la partida de los niños. Hammelin (Baja Sajonia) 




El río Sarre, afluente del Mosela, va en el ADN, y en el nombre, de Saarburg. Aunque no es este río que espeja su friso de casas lo más espectacular, sino un pequeño arroyuelo, el Leukbach, que forma una colosal cascada en pleno centro urbano. La historia de esta localidad comenzó hace mil años con la construcción del castillo, hoy en ruinas, que corona la colina. El carácter medieval se mantiene sobre todo gracias a las cuestas y a las casas de entramado visto. Desde cualquier rellano se ciernen los viñedos que producen el codiciado riesling que impera en la región. Saarburg (Renania-Palatinado) 


En plena Ruta Romántica, este pequeño pueblo bávaro se recuesta en una ladera a los pies de una imponente fortaleza medieval de cuento de hadas, con torres y tejados puntiagudos de tonos bermejos, y que apenas sufrió daños por las guerras. El casco histórico reúne casas de vigas vistas, un puente de piedra sobre el río Wörnitz, una antigua sinagoga y un cementerio judío, entre otras muchas maravillas. Harburg (Baviera)