Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

28 mar 2017

Los pueblos más bonitos de Alemania

De Baviera a la isla de Sylt, 25 pequeñas localidades con encanto medieval, a orillas de lagos y ríos o con casas pintadas.

Perdida en las montañas del Harz, Wernigerode extiende sus calles adoquinadas y sus casas de picudos tejados rojizos a los pies de un castillo fantasioso, como de cuento; de origen medieval, ese bastión fue recreado a finales del siglo XIX con no poca imaginación. Pero la estampa más genuina (y repetida) es la de su Ayuntamiento gótico (en la foto), en la Marktplatz, con dos torretas afiladas que le dan aspecto de catedral laica. Delante de él se monta cada Adviento uno de los mercadillos navideños más coloristas. Wernigerode (Saxònia-Anhalt) 

Es uno de los pueblos más pintorescos de la región vinícola del Mosela. Allí, al Festival de Música del Mosela se une el Festival de la Tierra y el Vino, a finales de verano. El río, escoltado por bancales y viñedos, traza una cerrada curva de ballesta, que vigila un castillo roquero, el Reichburg. Hay un telesilla para subir y contemplar la panorámica del río, los viñedos y los barcos que inician allí cruceros fluviales hasta Coblenza. Y mejor con un vaso de riesling en la mano. Cochem (Renania-Palatinado)

  Es otro de los clásicos, todo el mundo coincide: merece estar entre los primeros en el ranking de pueblos de postal. Pero no es pueblo, tuvo rango de ciudad libre imperial en la Edad Media. El río Kocher que la atraviesa, reflejando sus casas de entramado y sus tejados puntiagudos de pizarra, contribuye a la estampa romántica, gracias a sus puentes de piedra, alguno de ellos cubierto, al lametón de sus aguas a los cimientos mismos de los edificios y a un viejo molino (hoy museo). En la Marktplatz, la iglesia de St. Michael brinda su torre como balcón para unas vistas a ojo de pájaro. Del antiguo comercio de sal y costumbres de la región de Franconia da cuenta el Hällisch-Fränkisches Museum, una cita imprescindible. Schwäbisch Hall (Baden-Wurtemberg) 



Es otra de las postales favoritas de la llamada Ruta Romántica (Romantische Strasse) a su paso por Baviera. El casco antiguo, pastoreado por la iglesia de San Jorge, está ceñido por murallas que se espejan en fosos anchos como lagos. Son varias las puertas monumentales que dan acceso al centro (Altstadt) y a la Marktplatz, flanqueada esta por casas góticas. Cada verano se celebra la Kinderzeche, una festiva reconstrucción de la rendición de la ciudad, en 1645, a las tropas suecas, durante la Guerra de los Treinta Años. Dinkelsbühl


Para muchos es el pueblo medieval mejor conservado de Europa. Por culpa de la guerra. Sí, de la de los Treinta Años (1618-1648), tras la cual el pueblo quedó postrado, y nunca más sucedió en el cosa alguna de importancia. Por eso quedó así, detenido, olvidado, intacto: un milagro. ¿Qué ver allí? Todo. Desde murallas, torres y puertas a la Marktplatz (plaza del mercado, que nosotros llamamos plaza mayor), con el Ayuntamiento y casas de entramado visto, fuentes, iglesias (sobre todo la de Santiago o St. Jakob, con tallas del gran escultor del siglo XVI Tilman Riemenschneider), museos... Entre estos, el de juguetes es uno de los mejores de Alemania. Su mundo fantástico se ve arropado por la mayor tienda de adornos navideños de Alemania, el mundo mágico de Käthe Wolfahrt. 'Gaststätte' y 'Weinkeller' (restaurantes populares) de cálidas maderas sacan a la acera sus veladores, e invitan a recobrar fuerzas con el 'Gedeckt' (plato del día), o con alguna de las solemnes salchichas bávaras que, por tamaño y contundencia, son una comida completa. Rothenburg ob der Tauber (Baviera) 


Asomada al lago Tagern (Tagernsee) y arropada por los Alpes bávaros, esta diminuta población es una de las más pintorescas de la región. También una de las más concurridas, gracias a sus establecimientos termales. De historia milenaria, los turistas, aparte de curar sus dolencias tomando las aguas, pueden visitar la abadía benedictina, a orillas del lago, cuya primitiva fundación se remonta nada menos que al siglo VIII. El actual complejo abacial incluye el llamado Schloss Tagernsee, palacio de la familia real Wittelsbach (la del Rey loco), que aloja entre otras cosas una de las cervecerías más antiguas de Alemania. Rottach am Tagernsee (Baviera) 




Es tal vez el pueblo más célebre y turístico del Rheingau, o región vinícola del Rin, que comienza en la cercana Wiesbaden. Típico de la región es el 'sekt' o vino espumoso. En Rüdesheim, el callejón Drosselgasse es un hervidero de tabernas y jocundos excursionistas que lo apuran como locos. No solo el 'sekt', también es típico el 'weinbrad', un brandy que se produce en la antigua destilería local Asbach, y sirve de relleno a unos bombones que se venden como rosquillas. Vale la pena hacer una escapada al cercano Kloster Eberbach, monasterio cisterciense donde hay un pequeño museo del vino y se realizan catas; además, es un lugar muy evocador, allí se filmaron algunas escenas de 'El nombre de la rosa'. En Rüdesheim puede uno embarcarse en el 'Goethe', barco de palas que hace la muy turística Ruta del Rin. Rüdesheim (Hesse) 



Cerca de la frontera con Austria, en el valle del río Isar, Mittenwald es uno de los pueblos más antiguos de Baviera. En la Tabula Peutingeriana (especie de mapa esquemático, en un pergamino medieval que copia un documento romano) aparece como una 'mansio' (venta) de la Via Claudia Augusta romana. En época medieval se la menciona como 'in media silva' (en mitad del bosque, que es lo que significa Mittenwald), y obtuvo derecho de mercado. Fue precisamente el comercio transalpino lo que dio riqueza a la población. Desde el siglo XVI, la fabricación de instrumentos musicales de cuerda (violines, violas, cellos) ha mantenido una pujanza que refleja un coqueto museo. Numerosas fachadas de casas y torres aparecen cubiertas por frescos de intenso colorido y suntuosa imaginación. Mittenwald (Baviera) 




St. Goarshausen (en la foto) y St. Goar son dos pueblos hermanados, y a la vez enfrentados, en sendas márgenes del Rin: St. Goar en la orilla izquierda y St. Goarhausen en la derecha. Ambos deben su nombre al monje irlandés Goar, que en el siglo VI llegó aquí para evangelizar paganos. Los cuales, una vez convertidos, se lo agradecieron nombrándole patrón de taberneros. O sea, que estamos en un enclave vinícola, con gran festival etílico-gastronómico en septiembre. A finales de ese mes el vino corre a raudales por ambas márgenes, mientras tiene lugar un espectáculo único de fuegos de artificio: El Rin en llamas. Desde las ruinas del castillo de Rheinfels, que domina el pueblo, se tienen vistas privilegiadas. St. Goarshausen extiende sus casas a los pies de otros dos castillo del siglo XIV, que parecen vigilarse uno al otro: los llaman Katz (gato) y Maus (ratón). Y algo de cierto hay en ello, pues ambos son fruto de rivalidades recaudatorias, una especie de doble fielato por navegar por el río. En el Maus se puede tomar un café y disfrutar de las vistas desde la terraza. St. Goarshausen (Renania-Palatinado) 



Muchos habrán oído hablar de este pueblo por la célebre Pasión viviente que unos 2.000 vecinos escenifican cada diez años, desde 1634 y como ex voto por haberse librado de una peste. Al margen de ello, este pueblo enamora a primera vista. Porque eso es lo primero que salta a la vista: sus magníficas fachadas cubiertas de frescos llenos de colorido, imaginación y a veces de humor. Son las llamadas 'Lüftmalerei', bastantes comunes en toda la Alta Baviera. La cercanía de los Alpes, de las pistas de Garmisch-Partenkirchen, el palacio de Linderhof del Rey loco o el soberbio monasterio de Ettal convierten a Oberammergau en un enclave turístico de primera magnitud. Oberammergau (Baviera)

Esta pequeña ciudad de la Baja Sajonia, al pie de las montañas del Harz, atravesada por el río Gese, cuenta con numerosos edificios históricos, como el imponente Palacio Imperial, románico, el Ayuntamiento gótico y la iglesia de los santos Cosme y Damién en la Marktplatz, varias iglesias románicas y barrocas, casas gremiales y patricias de época renacentista... Pero fueron las vecinas minas de plata de Rammelsberg las que le valieron el título de patrimonio mundial, en 1992. Estas minas habían sido explotadas hasta solo cuatro años antes, es decir, hasta 1988. Goslar (Baja Sajonia) 




Puede que muchos tengan en su mente una imagen propia de esta ciudad: una estampa fantástica, la del famoso cuento de los Hermanos Grimm El flautista de Hammelin, luego llevado al cine y al género musical (cuento cruel, por cierto, pues el mismo flautista que arrastró a las ratas invasoras, al no recibir la recompensa prometida, arrastró con su melodía a todos los niños de la ciudad, alejándolos para siempre). Lo cierto es que la imagen real de esta pequeña población sajona no desentona para nada del más fantasioso relato infantil. Nobles casas de entramado, mansiones renacentistas, callejuelas empedradas, una catedral y varias iglesias medievales... De mayo a septiembre, cada domingo a mediodía, casi un centenar de actores en traje de época reviven la partida de los niños. Hammelin (Baja Sajonia) 




El río Sarre, afluente del Mosela, va en el ADN, y en el nombre, de Saarburg. Aunque no es este río que espeja su friso de casas lo más espectacular, sino un pequeño arroyuelo, el Leukbach, que forma una colosal cascada en pleno centro urbano. La historia de esta localidad comenzó hace mil años con la construcción del castillo, hoy en ruinas, que corona la colina. El carácter medieval se mantiene sobre todo gracias a las cuestas y a las casas de entramado visto. Desde cualquier rellano se ciernen los viñedos que producen el codiciado riesling que impera en la región. Saarburg (Renania-Palatinado) 


En plena Ruta Romántica, este pequeño pueblo bávaro se recuesta en una ladera a los pies de una imponente fortaleza medieval de cuento de hadas, con torres y tejados puntiagudos de tonos bermejos, y que apenas sufrió daños por las guerras. El casco histórico reúne casas de vigas vistas, un puente de piedra sobre el río Wörnitz, una antigua sinagoga y un cementerio judío, entre otras muchas maravillas. Harburg (Baviera)

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