Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

19 dic 2016

Muere a los 99 años la actriz Zsa Zsa Gabor...................... Gregorio Belinchón

La 'celebrity', casada en nueve ocasiones, trabajó en películas como 'Moulin Rouge', de John Huston, o 'Sed de mal', de Orson Welles.

Zsa Zsa Gabor (centro), junto a su hermana Eva (izquierda) y su madre Jolie.
Zsa Zsa Gabor, la actriz húngaro-estadounidense más conocida por sus nueve matrimonios y por su vida social que por su trabajo delante de las cámaras, ha fallecido este domingo en su casa a los 99 años de un infarto de miocardio, según ha confirmado su publicista, Ed Lozzi.
 Sári Gabor, su auténtico nombre, hubiera cumplido un siglo el próximo 6 de febrero.
A Zsa Zsa Gabor y su hermana Eva hay que reconocerles que fueron las pioneras en el manejo de la fama y en la creación del concepto celebrity, tan en boga en la actualidad. 
Tenía talento, pero no para la actuación

El recuerdo que deja no es el de una actriz, sino el de alguien más popular por abofetear a un policía de Beverly Hills en 1990 (fue condenada tres días a la cárcel, tuvo que realizar 120 horas de servicios comunitarios, y de aquel incidente se rió al año siguiente en Agárralo como puedas 2 1/2: el aroma del miedo), por pronunciar de una manera peculiar el inglés, por su extraño nombre, por sus excentricidades en vestuario y joyería o por sus múltiples matrimonios, que la emparejaron con actores como George Sanders (quien después se casó con su hermana Magda), el diseñador de la muñeca Barbie, Jack Ryan o el magnate de los hoteles Conrad Hilton.

 Entre las locuras de su vida sentimental está su matrimonio con el actor y abogado Felipe de Alba, que duró solo un día, porque su anterior enlace, con el también abogado Michael O'Hara, que había llevado su divorcio con Ryan, no había sido disuelto legalmente.


En los últimos años, las noticias que aparecían sobre la vida de Zsa Zsa Gabor hablaban de sus problemas médicos y de los enfrentamientos entre su último marido, Frederic Prinz von Anhalt (con quien se casó en agosto de 1986), y su única hija, Francesca Hilton, que falleció el día de Reyes de 2015.
 Su hermana Eva había muerto en 1995 y su otra hermana, Magda, en 1997.
 Todo ese recorrido sentimental, centrado en posibles maridos ricos, lo explicó en el libro How to Catch a Man (1970), para mujeres cazafortunas.
Puede que Hollywood nunca la tomara en serio porque Zsa Zsa Gabor nunca se tomó en serio esa faceta de su carrera.
 Sári nació en Budapest el 6 de febrero de 1917, y en Viena comenzó sus primeros pasos en la actuación.
 En 1936 fue coronada Miss Hungría, y en 1941 viajó a Estados Unidos, tras los pasos de su hermana Eva.
 Tras el habitual paso por la televisión y películas de segunda, su debut acreditado en la gran pantalla no ocurrió hasta 1952 con El amor nació en París, junto a Kathryn Grayson. 
Con Ginger Rogers actuó en la comedia en No estamos casados, y también en ese 1952 relumbró algo más en pantalla con Moulin Rouge, de John Huston.
Siguió con los personajes secundarios en Lili (1953), El rey de circo (1954), Amores de un impostor (1956), Sed de mal (1958) o El hombre que no quiso hablar (1958).
 Como su popularidad crecía en inversa proporción a sus papeles en el cine, hubo un momento en que empezó a aparecer en las películas como ella misma, en cameos en Pepe (1960) o Jack de diamantes (1967). 
Y por ahí fue su carrera en los setenta, ochenta y noventa, en películas como Pesadilla en Elm Street 3: los guerreros del sueño (1987), Rústicos en dinerolandia (1993) o El retorno de los Brady (1996).
 En 2002 tuvo un terrible accidente de coche, que la dejó un tiempo paralizada. 
En 2005 sufrió un accidente cerebrovascular.
 En 2010 se rompió la cadera, sufrió una conmoción cerebral y un año más tarde le amputaron la pierna derecha desde la rodilla por una infección.
 El pasado mes de febrero volvió a estar ingresada por problemas respiratorios.
 La mejor definición de Zsa Zsa Gabor la dio ella misma: "Merezco atención no por ningún talento, sino por ser quien soy. Soy famosa por ser famosa".


 

Uno de los nuestros y la operación aplauso................. Juan Cruz....

A un político de Podemos que fue juez le dicen que se calle.

 
Pablo Iglesias y Juan Pedro Yllanes, en una imagen de 2015.
Los que en los años 60 creíamos que la vida era eterna y la dictadura también estuvimos fascinados por la personalidad de un escritor que se parecía a lo que creíamos que era la literatura: un golpe de vida, un libro, y ya nada más. 
Era José Vidal Cadellans, cuya vida breve parecía la novela de un profeta: dijo que ese año en el que estaba, 1958, ganaría el premio Nadal y al año siguiente moriría. Ganó el Nadal y se murió al año siguiente, más o menos, a los 32 años.
 Detrás dejó aquella novela ganadora, No era de los nuestros.
 Un muchacho robaba en su propia casa.
 La investigación que siguió tendía a demostrar que el ladrón no era de los nuestros.
 Esa fama efímera que tuvo Vidal Cadellans resurge (en mi memoria) cada vez que la televisión repite Uno de los nuestros, de Martin Scorsese, la historia de un muchacho que se integra desde que es un crío en un círculo mafioso en el que busca el trato ansiado de la tribu: ser Uno de los nuestros. 
Lo consigue a medias. 
Su momento de apogeo se produce cuando sale triunfante, no delató a nadie, de un juicio del que pudo haber salido abrasado.
 La tribu lo recibe, y así se lo dicen, como si hubiera perdido la virginidad. Ya era, casi, uno de los nuestros.
En la política española, y no sólo, se producen a diario expresiones así: es de los nuestros, no es de los nuestros.
 A los nuestros no les miramos ni el currículum, a los que no son de los nuestros les cerramos la verja.
 Ni agua.
 Al que se desvía lo quitamos de la fotografía, y al que se suma lo tenemos en nómina aunque no diga ni media.
 A Atahualpa Yupanqui lo adoraban en el Café Gijón porque era un sabio callado. 
Un día hizo ademán de hablar y sólo dijo: “Aquí el que la hace la paga”. 
Le aplaudieron como a Plácido Domingo. A los nuestros se les aplaude como si hubieran perdido, o ganado, la virginidad; a los que no son de los nuestros, leña al mono hasta que hable inglés.
Episodios recientes son medalla de ambas caras: a un político que fue juez le dicen que se calle; y que como no se calle se le dice que estaría más guapo si se va por donde vino.
 A una alta autoridad del Estado (en Cataluña) la despiden en las escalerillas de la gloria como si fuera una liberta entregada a los leones.
 Son de los nuestros, o no son de los nuestros.
 Cuando el 15M nos enseñaron a aplaudir agitando las manos. Era el aplauso sobreentendido. 
Aplaudir está antes de entender.
 Ahora se aplaude para que no se piense: en el caso del político que fue juez, se le reconviene para que se calle, y cuando calla, como si otorgase, se le aplaude otra vez: ¿ves como así estás más guapo? 
Y a la mujer que fue despedida al borde de las fieras se le aplaude por adelantado: para que sepa donde está la verdad. 
Es la operación aplauso, la que da la bienvenida a los nuestros y pone mala cara a los que se desvían de la tribu.
 O eres de los nuestros o no eres nadie.
 Y así estamos, la otra media te partirá el corazón si no te coge aplaudiendo.

 

18 dic 2016

Posguerra................................... Ángel S. Harguindey

'Lo que escondían sus ojos' es una telenovela que rebosa sentimentalismo y vergonzosamente descontextualizada.

Una de las características autóctonas de quienes tuvieron, o tienen, responsabilidades de gobierno, es la de aprobar unas leyes que benefician a la mayoría de los ciudadanos para, luego, vaciarlas presupuestariamente o incumplirlas.
 La Ley de la Memoria Histórica, la de Dependencia, esos bellos párrafos de la Constitución ("Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada... regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación...) o en el que se afirma que:
 "Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo,... y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo", son algunos ejemplos de lo dicho.
Viene esto a cuento de la polémica -con recogida de firmas para su retirada incluidas- que se ha creado en torno a la serie Lo que escondían sus ojos (Telecinco), una telenovela que rebosa un sentimentalismo con pretensiones y que, además, la descontextualiza vergonzantemente.
 Los amores prohibidos de un jerarca de un régimen totalitario y una marquesa pueden ser una estupenda carnaza para los amantes de los folletones pero si lo que se pretende es narrar una historia real en un tiempo concreto, obviar y edulcorar las circunstancias políticas y sociales de la trama es una burda manipulación histórica de una dolorosa memoria reciente.
Serrano Suñer, probablemente, era un gran seductor. 
Lo que además fue, con toda seguridad, es seis veces ministro de los primeros gobiernos franquistas entre 1938 y 1942 -los años más crueles de la guerra y la posguerra-, ocupando las carteras de Interior, Gobernación y Asuntos Exteriores, y presidente de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista de las JONS. 
La atractiva marquesa, por su parte, fue una de las privilegiadas damas de los vencedores y con una estupenda colección de vestidos de Balenciaga.
 Una historia de amor en una España misérrima y represaliada.


 

Pat y Anna Cleveland, musas que brillan con luz propia............... Noelia Collado..

La madre es una leyenda de la industria; la hija, la última sensación de la pasarela. 

Juntas para S Moda celebran la fuerza de una individualidad sin miedo al color.

 

Pat y Anna Cleveland, musas que brillan con luz propia
Anna lleva traje de chaqueta (1.350 €), camisa (1.165 €) y pantalón de pana (580 €), todo de TRUSSARDI; y Patt, con abrigo (1.200 €), camisa (790 €) y pantalón (450 €), todo de KENZO.
Foto: Greg Lotus
 
Gracia y desenvoltura, «marinadas» –como a Pat Cleveland le gusta decir–con la libertad y la elegancia hedonista de quien sabe disfrutar de cada paso sobre la pasarela, pero también en la vida. Maniquí y amiga de Halston, Stephen Burrows, Karl Lagerfeld o Alber Elbaz, y musa de genios extravagantes como Salvador Dalí. «Posar para un artista es la forma más elevada de creación visual», concede.
 «No hay tecnología. 
Solo pinceles, un lienzo, el pintor y la modelo.
 Es una relación íntima, como la de dos amantes».
 Su historia de amor con este oficio narra la crónica de la moda y de la sociedad norteamericanas en las últimas cinco décadas.
 De la lucha del movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos a la decadencia de la era disco.
 Libre como un pájaro, las performances semicoreografiadas de Pat alimentaron la leyenda de una belleza exótica con ancestros afroamericanos, suecos e irlandeses, pero también nativoamericanos, de sangre cherokee.
 Con ella, el glamour estadounidense midió sus fuerzas con el chic francés en la mítica Batalla de Versalles de 1973.
 Aquel desfile de 11 modelos negras escenificó los cambios que, desde finales de los años 60, se estaban gestando en la calle en materia política, social y cultural.
 
Pat lleva vestido de satén (1.645 €) y pendientes de latón con cristales (1.690 €), todo de LANVIN; y medias de WOLFORD (c. p. v.). Anna luce top de satén (2.350 €) y falda de encaje (2.250 €), todo de LANVIN.
Foto: Greg Lotus
Pat lleva vestido de satén (1.645 €) y pendientes de latón con cristales (1.690 €), todo de LANVIN; y medias de WOLFORD (c. p. v.). Anna luce top de satén (2.350 €) y falda de encaje (2.250 €), todo de LANVIN. 
 
Pat sigue creyendo en la fuerza de la moda como disciplina de creación. 
«Lo que sucede entre un diseñador y una modelo es algo privado», dice. 
«El romance es un momento que se alarga en el tiempo. Un artista necesita tiempo para disfrutar del lujo y del sueño», cree. 
«La moda se ha visto obligada a ampliar el negocio para sobrevivir. La ley de los nuevos tiempos económicos exige crecer y crecer. 
Y a más gente, menos tiempo. 
Las puntadas son más automáticas. Las sesiones de fitting son ahora distintas».
Algunas de las chicas que desfilan ni siquiera conocen al diseñador. No existe una relación personal entre maniquí y creador. «Cuando una pareja está enamorada, hay un brillo especial en sus ojos.
 Cuando son dos desconocidos los que hablan, lo único que percibes es una mirada estática, distante», compara. 
Pero ¿acaso no es eso lo que quiere hoy la gente? ¿Más y más rápido?
 «Tenemos que ajustarnos a las nuevas necesidades». 
Con las redes sociales todo es instantáneo. 
«En lugar de tener un minuto; ahora dispones de un segundo para todo el mundo». 
 ¿Dónde está la magia? ¿Dónde la fuerza y la personalidad? «Algunas modelos parecen lienzos en blanco. No quieren que las chicas destaquen», lamenta. 
«Por suerte, todavía hay algunas estrellas que brillan con luz propia en el firmamento de la moda».
Abrigo de pelo de MARÍA ESCOTÉ (1.950 €), vestido de MIU MIU (c. p. v.), zapatos de ante con plataforma de ELIE SAAB (c. p. v.), medias de rejilla de WOLFORD (35 €) y anillo de ANTÓN HEUNIS (140 €).
Abrigo de pelo de MARÍA ESCOTÉ (1.950 €), vestido de MIU MIU (c. p. v.), zapatos
de ante con plataforma de ELIE SAAB (c. p. v.), medias de rejilla de WOLFORD (35 €) y anillo de ANTÓN HEUNIS (140 €).
Foto: Greg Lotus
Pat Cleveland nació en Nueva York en 1950. En 1970, decidió instalarse en París. 
No volvió a América hasta 1974, el año en que la edición estadounidense de la revista Vogue publicó su primera portada con una modelo negra (Beverly Johnson).
 La edición inglesa había roto esa barrera mucho antes, en 1966, con Donyale Luna.
 «En Europa se celebra la diversidad», valora.
 «Estados Unidos en los años 70 era un país joven, todavía por construir, no había información, ni jets para volar, solo la élite y la jet set tenían acceso a la cultura», cuenta.
 Los tiempos han cambiado mucho.
 También la pirámide de poderes que rige el funcionamiento de la moda.
Hoy parece que la fuerza se ha invertido. 
«Tenemos a artistas de hip hop diseñando ropa; ¡y ese es un gran cambio!», apunta. Kanye West, Rihanna… Ellos lideran el último movimiento de empoderamiento afroamericano.
  Son auténticos iconos mediáticos, saben cómo rentabilizar el fenómeno fan y multiplicar su repercusión en las redes.
 Lecciones que han aprendido de la industria de la música.
 «Si la gente quiere subirse al tren de la moda y probar suerte, ¡adelante! 
Pero ahí seguirán las casas de alta costura, cuya sofisticación siempre será infinitamente superior.
 ¡Hay tantos niveles de la sociedad en los que el sector puede brillar! No somos quienes para juzgar. 
Este oficio se ha convertido hoy, en muchos casos, en un ejercicio de entretenimiento», opina. 
«Con todo, si hablamos de lujo, la calidad y la artesanía siguen siendo el corazón de la buena moda».
Abrigo de pelo de BLUMARINE (c. p. v.), zapatos de terciopelo con lengüeta estilo Luis XVI de BALMAIN (999 €) y medias de WOLFORD (39,90 €).
Abrigo de pelo de BLUMARINE (c. p. v.), zapatos de terciopelo con lengüeta estilo Luis XVI de BALMAIN (999 €) y medias de WOLFORD (39,90 €).
Foto: Greg Lotus
El hermetismo y el misterio que envolvían el universo de la costura hoy parecen lejanos.
 «Antes las mujeres eran mucho más celosas de su intimidad; ninguna desvelaba dónde había comprado un diseño», recuerda. «Hoy no hay secretos; todo se anuncia y se exhibe», dice. Curiosamente, cuando echa la vista atrás para rememorar su desfile más célebre, reconoce que este no tuvo lugar en un pequeño salón de París, ante un público reducido. 
Todo lo contrario, fue en un estadio olímpico, con las gradas repletas, ante la mirada televisada de todo el planeta.
 Fue en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. 
Aquel día Pertegaz la vistió como Dama del Paraguas. «Yo estaba sola, en el escenario, con todos los atletas del mundo ante mí, cuando la antorcha hizo su entrada en el estadio».
 No todos los capítulos de sus memorias son tan amables.
 «Hay incidentes que a veces prefieres no recordar, pero me gusta pensar que cada obstáculo es una lección. 
Las rosas necesitan espinas para crecer. 
Los desafíos me han hecho florecer con más fuerza». 
Todavía brilla. «La belleza es perenne. Aún tengo muchas historias que contar», advierte.
 «Quizá por eso sigo caminando con las musas».