'Lo que escondían sus ojos' es una telenovela que rebosa sentimentalismo y vergonzosamente descontextualizada.
Una de las características autóctonas de quienes tuvieron, o
tienen, responsabilidades de gobierno, es la de aprobar unas leyes que
benefician a la mayoría de los ciudadanos para, luego, vaciarlas
presupuestariamente o incumplirlas.
La Ley de la Memoria Histórica, la de Dependencia, esos bellos párrafos de la Constitución ("Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada... regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación...) o en el que se afirma que:
"Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo,... y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo", son algunos ejemplos de lo dicho.
Viene esto a cuento de la polémica -con recogida de firmas para su retirada incluidas- que se ha creado en torno a la serie Lo que escondían sus ojos (Telecinco), una telenovela que rebosa un sentimentalismo con pretensiones y que, además, la descontextualiza vergonzantemente.
Los amores prohibidos de un jerarca de un régimen totalitario y una marquesa pueden ser una estupenda carnaza para los amantes de los folletones pero si lo que se pretende es narrar una historia real en un tiempo concreto, obviar y edulcorar las circunstancias políticas y sociales de la trama es una burda manipulación histórica de una dolorosa memoria reciente.
Serrano Suñer, probablemente, era un gran seductor.
Lo que además fue, con toda seguridad, es seis veces ministro de los primeros gobiernos franquistas entre 1938 y 1942 -los años más crueles de la guerra y la posguerra-, ocupando las carteras de Interior, Gobernación y Asuntos Exteriores, y presidente de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista de las JONS.
La atractiva marquesa, por su parte, fue una de las privilegiadas damas de los vencedores y con una estupenda colección de vestidos de Balenciaga.
Una historia de amor en una España misérrima y represaliada.
La Ley de la Memoria Histórica, la de Dependencia, esos bellos párrafos de la Constitución ("Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada... regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación...) o en el que se afirma que:
"Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo,... y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo", son algunos ejemplos de lo dicho.
Viene esto a cuento de la polémica -con recogida de firmas para su retirada incluidas- que se ha creado en torno a la serie Lo que escondían sus ojos (Telecinco), una telenovela que rebosa un sentimentalismo con pretensiones y que, además, la descontextualiza vergonzantemente.
Los amores prohibidos de un jerarca de un régimen totalitario y una marquesa pueden ser una estupenda carnaza para los amantes de los folletones pero si lo que se pretende es narrar una historia real en un tiempo concreto, obviar y edulcorar las circunstancias políticas y sociales de la trama es una burda manipulación histórica de una dolorosa memoria reciente.
Serrano Suñer, probablemente, era un gran seductor.
Lo que además fue, con toda seguridad, es seis veces ministro de los primeros gobiernos franquistas entre 1938 y 1942 -los años más crueles de la guerra y la posguerra-, ocupando las carteras de Interior, Gobernación y Asuntos Exteriores, y presidente de la Junta Política de la Falange Española Tradicionalista de las JONS.
La atractiva marquesa, por su parte, fue una de las privilegiadas damas de los vencedores y con una estupenda colección de vestidos de Balenciaga.
Una historia de amor en una España misérrima y represaliada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario