Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

14 dic 2016

Un bombardeo brutal contra un hospital español

Médicos Sin Fronteras simula un ataque en Madrid para denunciar la situación que sufren los centros sanitarios en zonas en conflicto.

Simulación de un ataque al hospital La Paz de Madrid. MÉDICOS SIN FRONTERAS

Balas y bombas contra los hospitales.
 Es lo que este martes sufrió La Paz, uno de los mayores centros hospitalarios de Madrid, de manera simbólica.
 Un simulacro realizado por Médicos Sin Fronteras (MSF) para denunciar una realidad: al menos 50 centros sanitarios relacionados con esta organización han sufrido ataques en lo que va de año.
 Y en 2015 la cosa fue peor: 106 ataques en 75 hospitales.
 Se trata, dice la ONG, de una situación casi cotidiana en zonas en conflicto como Siria o Yemen. 
“En los últimos meses, Alepo [una localidad del centro de Siria] se ha convertido en el ejemplo aterrador de esa brutal tendencia”, alerta Joan Tubau, director general de MSF.
 Las cifras de la Organización Mundial de la Salud también le dan la razón.
 El organismo de Naciones Unidas lleva contabilizados 113 ataques contra la misión médica en 2016, algo que vulnera las Convenciones de Ginebra para la protección de civiles en conflictos armados. 
Un horror, en suma, que durante unos minutos vivió el hospital madrileño con una espectacular proyección de vídeo en una de sus fachadas, que acabó figuradamente en ruinas. 

 

Edna O’Brien: “Ahora lo ‘cool’ es hacer desaparecer las emociones”

Anatxu Zabalbeascoa
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Javier Salas
 
Huyó del ambiente opresivo de la Irlanda rural hasta colarse en el mundo deslumbrante de Hollywood. 
Pero lo dejó todo por la escritura.
 Así ha logrado construir una de las obras literarias más importantes de las últimas décadas.

EDNA O’BRIEN (Tuamgraney, Irlanda, 1930) ha aprovechado cada novela para denunciar algo. 
Eso la ha convertido en una escritora incómoda que muchos han querido silenciar. 
El presidente irlandés, Michael Higgins, reconoció hace un año que el país estaba en deuda con ella, tras entregarle el máximo galardón de las artes, el Saoithe in Aosdána, lo que la equiparó a nombres como Samuel Beckett y Seamus Heaney. 
También la Nobel canadiense Alice Munro le escribió para decirle que se dedica la literatura gracias a ella
Su valentía ha convivido con una repu­tación labrada en las columnas de sociedad de la prensa británica gracias a su cercanía al mundo del cine.
 En sus memorias, publicadas hace tres años, conviven su amorío con Robert Mitchum y la narración de una huida constante: de su familia, de su marido, del catolicismo o del esquematismo feminista. 
 En 1960, su primer libro, Las chicas de campo –una de las grandes novelas irlandesas–, le sirvió, entre otras cosas, para tomar la decisión de separarse de su marido, el escritor Ernest Gébler. También le costó las relaciones con su entorno: el párroco de su pueblo –en el corazón de la Irlanda rural– quemó un ejemplar en la plaza. 
De los celos de su marido dio cuenta su hijo Carlo en el libro Father and I, en el que narra cómo Gébler rechazaba, haciéndose pasar por su esposa, propuestas de trabajo en universidades o para transformar una novela en película, y a cambio ofrecía sus propios escritos diciendo que tenían más calidad.
En un ejercicio más de valentía, ha venido a España con casi 86 años a presentar su última novela, La sillitas rojas (Errata Naturae), sobre un personaje inspirado en la figura del poeta, psiquiatra y genocida serbio Radovan Karadzic. O’Brien posa en un coqueto hotel con jardín del centro de Madrid. 
Que se estire con el divismo de una gran actriz cuestiona lo que repite como una letanía: la necesidad del escritor de aislarse en su mundo interior.
 Pero entonces habla, protesta, se enfada y hasta parece recitar cuando detalla algunos sueños premonitorios, y uno se da cuenta de que las dos caras son la misma.
 Eso trata de explicar en sus novelas: donde está la perdición puede estar también la salvación.
Juró que no escribiría sus memorias, pero cuando el médico le dijo que estaba “sorda como un viejo piano” decidió hacerlo. ¿Qué le quedaba por decir? Quise dar a conocer a la persona que realmente soy. 
Se me ha retratado como un animal de fiestas.
 Claro que he ido a fiestas, pero no podría haber escrito 25 libros si hubiera tenido la vida frívola que me atribuyen. 
No quería reivindicar nada. Quería ser lo más sincera posible.

¿Por qué la prensa del corazón la tomó con usted? Porque soy una mujer apasionada. 
Y una irlandesa viviendo en Inglaterra. A los irlandeses no les hago gracia porque soy una mujer audaz y ellos prefieren a sus escritores masculinos. 
Y lo digo amando a dos de ellos, Joyce y Beckett.
 Si cuando muera alguien escribe mi biografía, espero que no sea barata, que no sea tonta y que no sea viciosa. Tres grandes esperanzas.
Sus lectores de fuera de Reino Unido sabían poco de su vida mundana y lo habrán aprendido a partir de su biografía. Hay un capítulo, llamado Nocturnos, que explica esa faceta: las dos veces al año que daba fiestas.
¿Por qué las daba? Acababa de salir de un matrimonio en el que no había habido ningún tipo de fiesta. Tenía una vida bastante desalentadora. 
Es la manera más agradable que tengo de resumirlo.

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Pero duró 10 años. Cometí un error
. Creo que cuando un escritor que tal vez no ha tenido éxito se casa con una joven 22 años menor que él que quiere ser escritora se da una situación que arranca con problemas.
Estudió Farmacia. ¿Cuándo quiso ser escritora? Mientras estudiaba, trabajaba en una farmacia, y mientras lo hacía, leía a Joyce.
 Pero mi marido, Ernest Gébler, creyó, como muchas otras personas, que yo era un poco tonta.
¿Lo era? Claro. Escribía sobre las nubes y el cielo. 
 Pero sentía que tenía una profunda, una religiosa necesidad de escribir. Quise escribir antes de saber lo que era escribir.
¿Por qué? Escribir es sacar algo de la nada.
 Incluso en medio de problemas económicos y familiares me di cuenta de que las palabras podían rehacernos.
Nació en una casa sin libros. Solo los había de salmos. Imagine el tipo de prosa.
 No tuve una educación cultural. 
Pero tuve historias. Tuve dramas e infelicidad, el gran ingrediente para la ficción.
 Si no tuvieras problemas, ¿de qué escribirías? ¿De que estás casada con un dentista?
¿Lo contó todo en sus memorias? No. Conté lo que hu­biera contado si mi vida hubiera sido la de otra persona.
¿Qué se dejó? Algunas brutalidades que he padecido.
Se ha pasado la vida huyendo. Del ultracatolicismo de su madre, del alcoholismo de su padre, de la mezquindad de la vida rural. ¿Cuándo decidió parar? No creo que me diera cuenta, pero tiene razón, siempre he huido.
 Pero me he llevado los problemas conmigo. No he huido nunca hacia la amnesia.
 No me interesa olvidar. Tengo el cubo de la memoria cada vez más lleno y no podría vivir sin él porque la memoria es una de las gallinas de los huevos de oro de la escritura.


¿Por qué se fue de Irlanda? Porque mi escuela, el convento al que me enviaron o mi propia madre…, todo era católico y represivo. 
El catolicismo irlandés hace que el español parezca una fiesta. En mi infancia todo estaba prohibido. 
Y si eres una persona apasionada, sientes la represión con más fuerza.
 Estoy contenta de ser irlandesa, no renuncio a mi pasado. 
Pero no creo que hubiera podido escribir si no me hubiera ido en 1958.
 No lo hubiera logrado con alguien vigilando cada paso que daba. 
Bastante complicado es escribir, solo se consigue hacerlo bien dejando tranquila la conciencia.
¿Cuánto ha cambiado Irlanda? ¿Sigue siendo un lugar fuera del tiempo? Está más poblado, es más ruidoso… Antes era un lugar introvertido, pero la televisión y el turismo le han dado la vuelta.
 Los biquinis tienen ese poder transformador.
 Pero la lluvia es la misma, los campos también, el ímpetu incluso.
 En la última novela necesitaba el ámbito rural porque allí puede llegar un extraño y, si va bien vestido, tiene modales, habla bien, fuma con elegancia y se presenta como un héroe, la gente está dispuesta a creerle.
 En un lugar más sofisticado se harían más preguntas.

Su país es una constante en sus novelas. El alejamiento me lo devolvió.
 Desde Londres me di cuenta de cuánto le debía al paisaje, al lugar, a mis problemas con el lugar. Saqué de Irlanda la crudeza. Las chicas de campo puede parecer un libro divertido, pero es un libro duro.
En esa adolescencia represiva, ¿cómo logró no reprimirse a sí misma? Sí lo hice. Era una cobarde. Lo único que se me ocurría era callar. 
Y luego, cuando supieron que había escrito un libro, decidieron que había traicionado a mi país. Uno no hace un libro para traicionar a un país.
En su segunda novela retrató a una mujer servil. La mejor, la más audaz, es la tercera, Chicas felizmente casadas.
Pero en la segunda, La chica de ojos verdes, retrató a una mujer que aceptaba un papel secundario, y las feministas le reprocharon que no retratase a mujeres más fuertes o más sabias. Uno se pasa la vida intentando encontrar el camino. Y cuando lo encuentra es para luego perderlo.
 Yo retraté parte de lo que había sentido.
¿A quién se va a poner en contra con este nuevo libro? El año pasado, el presidente de Irlanda, Michael Higgins, me dio un premio que suelen conceder cuando uno está a punto de morir, y en su discurso denunció cómo había sido tratada. 
Dijo que no sabía si había sucedido por malicia, por ignorancia, por ambas cosas o porque soy mujer y valiente.
¿A qué lo atribuye? A todo eso. Al principio fue porque había escrito algo escandaloso.
 Cuando pasé a hacer libros más complejos, supongo que pensaron que me estaba metiendo en el territorio de los hombres. 
Lo curioso es que la acusación venía muchas veces del lado de las mujeres. 
He vivido un adorable hostigamiento y una censura bastante injusta. Algunos críticos necesitan que saque libros nuevos para decir que el anterior era mejor. 
Pero no me gustaría que me tomaran por una mujer victimista. He podido trabajar mucho.
¿Necesitan tiempo sus libros? Más bien lo que ocurre es que lo que cuento en el último trata de superar lo anterior.

‘Un monstruo viene a verme’, ‘El hombre de las mil caras’ y ‘Tarde para la ira’, favoritas


La gala de entrega de los premios del cine español, que se celebra el próximo 4 de febrero, se anuncia como una de la más disputadas de los últimos años.

Nominaciones a los Premios Goya 2017
 

Serán unos Goya muy disputados.

 Esta mañana, Javier Cámara y Natalia de Molina han leído las candidaturas a las 28 categorías de los premios del cine español, y todo presupone una gala con trofeos muy repartidos el próximo 4 de febrero.

 Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, ha logrado 12 candidaturas, El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez, y Tarde para la ira, de Raúl Arévalo, 11 selecciones, y 1898. Los últimos de Filipinas, de Salvador Calvo, nueve candidaturas.

El principal galardón, el de mejor película, lo disputarán Un monstruo viene a verme, Tarde para la ira, El hombre de las mil caras, Julieta, de Pedro Almodóvar (que defiende siete categorías), y Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen (candidata en seis apartados).

Nominaciones a los Premios Goya 2017

A mejor dirección compiten Alberto Rodríguez, Pedro Almodóvar, Sorogoyen y Bayona. 
En dirección novel están Nely Reguera por María (y los demás), Salvador Calvo, Raúl Arévalo y Marc Crehuet, por El rey tuerto.
Nominaciones Premios Goya 2017
 

 

Nominaciones a los Premios Goya 2017


Nominaciones Premios Goya 2017
En la categoría a mejor actriz protagonista estarán Emma Suárez, por Julieta, Carmen Machi, por La puerta abierta, Penélope Cruz, por La reina de España, y Bárbara Lennie, por María (y los demás). 
 Llama la atención la ausencia de Adriana Ugarte en este apartado. En la Academia, Agustín Almodóvar y Esther García, de la productora El Deseo, explicaron que habían debatido mucho antes de la presentación de las posibles selecciones y que decidieron que Suárez y Ugarte competirían ambas en actriz principal. "Además de ella, echamos de menos candidaturas a Rossy de Palma, Daniel Grao o a José Salcedo por su montaje", explicó García. "Pero estamos muy contentos con nuestras siete nominaciones", apostillaba Almodóvar.

Nominaciones Premios Goya 2017
Por parte de Un monstruo viene a verme, sus productores, Sandra Hermida y Álvaro Augustín explicaron su felicidad "en un año muy difícil". 
"Llevamos ya 4,5 millones de espectadores y sentimos el cariño", contaba Augustín. "Bayona está en Hawái preparando la segunda parte de Jurassic World, y por eso estamos aquí".
 Desde el escenario de la Academia, ambos reivindicaron la labor del niño protagonista, Lewis MacDougall, que no puede ser candidato al tener menos de 15 años durante el rodaje, límite de edad que la institución pone para ser seleccionado.
Nominaciones Premios Goya 2017
A mejor actor protagonista, Tarde para la ira tiene dos intérpretes seleccionados, Antonio de la Torre y Luis Callejo, que disputarán su cabezón contra Roberto Álamo, por Que Dios nos perdone, y Eduard Fernández, por El hombre de las mil caras.
 
El equipo de El hombre de las mil caras estuvo representado por tres de sus productores, Mercedes Gamero, Francisco Ramos y José Antonio Félez, y por el actor Carlos Santos, que con su interpretación de Luis Roldán compite a actor revelación contra Raúl Jiménez (Tarde para la ira), Ricardo Gómez (1898. Los últimos de Filipinas), y Rodrigo de la Serna (Cien años de perdón). "Siento que está siendo un gran año para mí. Es mi primera nominación y estoy muy ilusionado", contaba Santos, que también actúa en uno de los taquillazos de la temporada, Villaviciosa de al lado.
Raúl Arévalo, que debuta como director con Tarde para la ira, ha logrado 11 candidaturas, y por eso confesaba de subidón en la Academia: “Me siento como el Leganés que sube a primera y compite con el Madrid y el Barça. Hay cosas por las que me encuentro inmensamente feliz, como que haya cinco actores candidatos de mi película”. A su lado, Ruth Díaz explicaba que “Tarde para la ira es un drama con alma”. 
Luis Callejo, candidato a mejor actor que compite contra su compañero de reparto Antonio de la Torre, definía la situación: “Pues se repite el duelo de la película”
En el apartado a mejor película europea, hay un cuarteto muy irregular: El editor de libros, El hijo de Saúl, Elle y Yo, Daniel Blake. 
En película iberoamericana compiten Anna, de Jacques Toulemonde, Desde allá, de Lorenzo Vigas, El ciudadano ilustre, de Gastón Duprat y Mariano Cohn, y Las elegidas, de David Pablos.
A estos premios Goya, con 28 categorías y el de Honor, que recibirá Ana Belén, han concurrido 155 películas, 90 de ficción, 60 documentales. Además, había 16 películas iberoamericanas.


  

El nuevo estilo de Letizia, a lo Kardashian..................... Mábel Galaz

Tenemos dos Reinas ¿Vale tia? una Reina emérita y otra que no se lo que hace, tia.No sé que hacen ninguno de los cuatros Reyes, pero tia es que no lo explican. De dónde sacan el dinero para sus gastos tia? Una reina la leti, tia siempre anda cambiando de cosas y de cara, la otra pues no sé tia. Uno de los Reyes, tia, fue a los funerales de Fidel Castro, tia, y sabes por qué fue ese Rey? ni idea tia, debe ser parecido a lo del Muro de Berlin, tia tia !Que fuerte! y a esa van todos los modistos , como a una guerra, tia y la visten. ¿De qué? pues de Reina claro, que fuerte!! las dos reinas, y no trabajan ni nada, tia. 
Ahora están de moda las curvas, tia. Hay unas señoras muy muy ricas pero muy orondas y nuestra reina es muy delgada pero quiere ser como ellas, tia tia que fuerte!!
FOTO: La reina Letizia y Kim Karda
shian. / VÍDEO: La reina Letizia durante la entrega de premios. CORDON PRESS / ATLA

La Reina se vistió con un traje de lentejuelas peinada con gomina y con los ojos muy marcados en tonos negros. Que fea está tia, muy feo ese vestido y sus ojos tia que fuerte!! se opera y ahora los destroza no me lo creo tia tia.

La Reina sigue buscando su estilo de la mano de su asesora Eva Fernández, quien maneja su armario desde hace dos años. Que mal su asesora tia.

 El último golpe de efecto lo dio anoche en los premios Mariano de Cavia, Luca de Tena y Mingote.

 Doña Letizia apareció con una imagen renovada, muy distinta de la que habitualmente vemos en ella. 

Vestida con un traje de Nina Ricci por debajo de la rodilla y de tono multicolor con aplicaciones metálicas y lentejuelas.

 El traje cuesta 2.500 euros y se puede adquirir en la web de los almacenes neoyorquinos de Bergdorf Goodman. 

 Además, la Reina marcó talle con un delgado cinturón de cuero negro.

 Pero si sorprendió el modelo más aún lo hizo el peinado.

 Optó por el conocido como wet look que tanto gusta a las Kardashian, es decir el pelo engominado y sin raya. 

Para la ocasión escogió un maquillaje muy marcado con los ojos smokey. 

Todo ello hizo de la Reina, una mujer con tintes roqueros.

Jo !! roqueros dice que fuerte.....la reina no estaba nada guapa y se viste ya con modelos de Zara , dicen, tia que fuerte!!! 

No es la primera vez que Letizia lleva algunas prendas que recuerdan a la estética Kardashian.

 Sin ir más lejos la Reina eligió este otoño para recibir en el Palacio de la Zarzuela a los organizadores del proyecto XLDesafío, educación, futuro y tecnología, unos track pants firmados por Hugo Boss. 

 Doña Letizia se unía así a una tendencia que ya ha cautivado primero a casas de moda como Gucci, y después a varias celebridades. Olivia Palermo, Rihanna, Kendall Jenner o Kim Kardashian —siempre fiel a su estilo—, son algunas de las celebridades que ya han lucido estos pantalones de vestir, pero con un toque deportivo marcado por el corte de la pieza y, sobre todo, por la clásica franja lateral que puso de moda Adidas con sus chándales en los noventa.
Doña Letizia, con un 'track pants' y Kim Kardashian. CORDON PRESS
Para la reciente visita a Portugal, Letizia también coincidió con otra Kardashian, en esta ocasión con Kylie Jenner. Ambas llevaron un traje de Hugo Boss compuesto por traje y abrigo. La modelo fue la primera en lucirlo.
También el 20 de mayo de 2015 
Letizia sorprendió calzándose con unos zapatos transparentes de vinilo para la comunión de la princesa Leonor. Eso sí, el estilismo al que complementaban nada tenía que ver con el de Kardashian. Para la ocasión, la mujer de Felipe VI se decantó por un vestido color turquesa de su ediseñador de cabecera Felipe Varela de corte muy clásico.
 Que mal Tia!!!!