Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 sept 2016

Paesa resucita en el cine..................................................................Gregorio Belinchón

Se movía entre las sombras del espionaje y las cloacas del poder. Muy pocos lo conocen y nadie sabe si sigue vivo.
 Eduard Fernández, el actor del momento, resucita a Francisco Paesa en un vibrante ‘thriller’ político.
JULIO DE 2017. Un anciano de pelo blanco, gafas caladas y traje elegante saca una entrada de cine.
 El local está en la plaza del Centro Pompidou, en el corazón de París, repleta de turistas y de skaters.
 Apoyándose en un bastón, baja las escaleras, al sótano donde se esparcen las distintas salas dedicadas a cine internacional de autor. Entra a ver El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez.
 A oscuras, con la proyección en marcha, a veces sonríe: eso no fue así, pero casi mejor, que nadie sepa cómo ocurrió; en otras se le agria el rictus, porque manipuló, mintió y engañó a la gente que le rodeaba, como cuenta la película. 
El anciano imaginario, de 81 años, es Francisco Paesa y está viendo su vida en la pantalla. 

En realidad no es tanto su vida como su año de relación con Luis Roldán.
 El exdirector de la Guardia Civil, perseguido por estafa y por enriquecerse con fondos reservados y comisiones, se entregó a la policía española en febrero de 1995 en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia).
 Llevaba 304 días prófugo de la justicia y presentó unos documentos, negociados desde Laos con el Gobierno español, que garantizaban que solo podría ser juzgado por cohecho y malversación. 
Aquel episodio está envuelto en la bruma.
 En realidad, Roldán nunca pisó Laos y había pasado buena parte de aquellos 304 días en París, al amparo de un hombre que supuestamente no solo le estafó 10 millones de euros, sino que además le delató a las autoridades españolas por otros 1,8 millones de euros.
 Aquel hombre era –y sigue siendo, hasta que se demuestre fehacientemente lo contrario– el espía Francisco Paesa, el auténtico protagonista de El hombre de las mil caras, la película con la que Alberto Rodríguez concursa el sábado que viene en el Festival de Cine de San Sebastián –ya lo hizo con La isla mínima–. 
 Su estreno en salas comerciales está previsto para el próximo viernes 23.
 Carlos Santos encarna a Roldán, y Eduard Fernández, a uno de los tipos más enigmáticos y fascinantes que han trabajado en las cloacas del poder mundial, Francisco Paesa.


Francisco Paesa © Gorka Lejarcegi (10-12-1991) C-48558
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 En la primera imagen, foto icónica del espía publicada por EL PAÍS en los 90. En la segunda, el actor Eduard Fernández caracterizado de Paesa.

Quizá en ese hipotético estreno en Francia, en 2017, el Paesa real acuda al cine a ver el resultado. Quién sabe.
 Durante el rodaje de la película en París, Alberto Rodríguez y su equipo bromeaban con la posibilidad de que se acercara a espiar su trabajo.
 “No creo que ocurriera, pero en su naturaleza estaba la curiosidad. También la mentira y el encubrimiento. 
Desde que empieza en los años sesenta en Guinea Ecuatorial con una inmobiliaria hasta que se convierte en un timador internacional. Es difícil saber qué historias contadas sobre él son ciertas y cuáles pura leyenda.
 Colaboró con los servicios ­secretos españoles, vendió armas por todo el mundo y dos misiles antiaéreos a ETA con unos localizaciones que permitieron a la policía interceptar un importante zulo.
 Fue banquero… Incluso en 2010 engañó a un magnate ruso”, cuenta el cineasta sevillano.
 Y poseía un gran ego, junto a un curioso sentido del humor. “Que el sello de los papeles de Laos fuera de un Ayuntamiento y no del Ministerio de Exteriores de aquel país suena a broma de Paesa. Como las esquelas que anunciaron su muerte en 1998.
 Lo interesante de él es que sobrevivió 40 años mandara quien mandara y logró que la gente siguiera confiando en él”.
El hombre de las mil caras es un thriller, “una ficción basada en la realidad”, precisa su director. 
“Esta realidad es pretendidamente artificiosa. Saber la verdad es imposible.
 Hay tres o cuatro personas que puede que sepan lo que ocurrió, pero yo no”.
 Con todo, Rodríguez se ha hecho experto en Paesa y sabe, por ejemplo, que en París vivió en una pequeña plaza de la calle de Martignac porque allí también residía Catherine Deneuve.
 “Por desgracia, también fue un pionero, porque es de los primeros españoles que realizan grandes delitos internacionales, como muestran sus blanqueos de capitales en Suiza”.
Paesa ganó y perdió dinero, atravesó grandes altibajos económicos y sociales. 

“En realidad, la gran pregunta es por qué hacía lo que hacía”, prosigue el director. 
“Creo que por cierto amor a estar en el meollo de las cosas”. Un extraño afán de aventuras peligrosas de las que sin embargo salió sin recibir un tiro en la nuca. 
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El reparto de la película 'El hombre de las mil caras'.
Y a ese hombre le da vida en pantalla Eduard Fernández (Barcelona, 1964), actor como pocos en España, experto en personajes turbios a los que crea muchas veces desde la contención. Marca de la casa Fernández: con un par de adustos gestos, tanto en pantalla como en la sesión de fotos de este reportaje, reaparece Paesa ante los ojos del público.
 “Sobre Paesa existen muchos datos, pero eso le sirve más al guionista que al actor”, cuenta Fernández. 
“Yo recordé mucho dos anécdotas de su infancia: que le dolía que no le hubieran enseñado a usar los cubiertos con corrección y que, mientras sus amigos jugaban, él se tenía que ir a hacer la compra con una bolsa de aquellas de red.
 Complejos de clase, querer aparentar lo que no es, amoral, ilusionista… Fui construyendo con esos detalles a mi Paesa”. Ganador de dos goyas, intérprete curtido en el teatro antes que en el cine, adonde llegó en 1999 cuando ya pensaba que se le cerraba esa puerta, Fernández recopiló más información:
 “Me entrevisté con un agente del CNI [Centro Nacional de Inteligencia], que me contó que Paesa se metía en lo que no quería nadie.
 Sospecho que necesitaba la adrenalina del peligro y del poder para vivir, más allá del dinero.
 Amaba su puesta en escena, como un dandi con su encendedor y su pañuelo. 
Y creo que no tenía nada de empatía con nadie, algo ideal para sus trabajos”. 
 Fernández confiesa que tiene que actuar para “ser feliz” y que este es su año.
 En salas está ya Lejos del mar; estrena en 10 días El hombre de las mil caras y, el 2 de diciembre, 1898. Los últimos de Filipinas; interpretará en español –ya lo ha hecho en catalán– el drama Panorama desde el puente, dirigido por Georges Lavaudant, y empezará la grabación de la serie La zona.
 Con Paesa le conecta la pasión por fumar. 
No tiene pelos en la lengua para hablar sobre su profesión y sobre la situación política, “repleta de ladrones”. 
Y, sí, le encantaría que Paesa estuviera vivo –algo que duda Alberto Rodríguez–. “Me gustaría charlar con él un rato, aunque no le sacara nada.
 Ver cómo se mueve y respira”. Ahí aparece uno de los grandes secretos de Fernández: “Me gusta espiar la vida real. Sentarme y ver a la gente. A mi madre también le pasa”.
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Eduard Fernández caracterizado de Francisco Paesa. Ximena Garrigues y Sergio Moya
 Este barcelonés procede de una familia de clase media: “No me fomentaron ser actor, pero no se opusieron. 
Y eso que empecé como mimo”. Su padre, que murió hace cinco meses, nació en el barrio chino.
 “De clase muy humilde. En cambio, mi abuelo materno era militar, franquista y una excelente persona. 
Por tanto, equivocado”. Y estalla en una carcajada. “Mis cuatro abuelos eran de fuera de Cataluña. 
Yo soy bilingüe completamente, aunque mis dichos infantiles fueron en castellano”. 
Antes de actuar, su primera pasión fue el waterpolo y llegó a ser subcampeón juvenil de España.
 Luego llegó la interpretación. Estudió algo, pero prefirió trabajar y trabajar. “Fui haciendo, haciendo. 
En Els Joglars, compañía que dejé para tener algo de vida personal, con Boadella, Pasqual, Bieito… Todos muy grandes.
 Ah, y Lluís Homar, que no se me olvide”. Al cine saltó con Los lobos de Washington y Zapping
“Gracias a Sara Bilbatua, una enorme directora de casting, cuando pensé que ya se me había pasado la hora”.
 En su ductilidad, antes de Paesa encarnó a un etarra arrepentido, “otro personaje muy para adentro”, en la excepcional Lejos del mar, de Imanol Uribe, película que ha sufrido para encontrar su hueco en salas.
 “Ha sido inexplicable… y reflejo de los malos tiempos que vivimos”.
Fernández reconoce que ha pasado “despistado” tres años: “Me separé, salí por la noche más de lo que debería.
 Por suerte, siempre tuve trabajo. Tanto en teatro, un sitio mágico, como en cine, un arte más preciso”. 
Interrumpe la charla: llama por teléfono su hija, Greta Fernández, también actriz y estrella en Instagram.
 “No pude oponerme a sus decisiones”, ríe de nuevo. “Las conversaciones entre actores me cargan mucho. No me gusta hablar sobre la profesión, sí sobre la ­construcción del personaje”. 
Y vuelve a insistir: “Creo que es mi momento.
 Me siento optimista en lo mío, porque, en cambio, con la que está cayendo política y socialmente… No me queda y no nos queda otra que encarar de forma positiva lo que viene”. 
 

9 sept 2016

libros de esta semana

'El universo en la palma de tu mano', 'La desfachatez intelectual' o los 'Muertos de la estepa', las críticas de Babelia.


  • "Llévate a la playa una caja de cartón, de esas grandes que sueles usar para las mudanzas, y llénala de arena fina. Recluta mediante un crowfunding a otros 300 voluntarios para que hagan lo mismo. Subid todos a lo alto de la estatua del almirante Nelson de la plaza de Trafalgar, en el mismo centro neurálgico de Londres. Y luego arrojad la arena sobre el asfalto y los adoquines intentando que cubra toda la plaza. Estaréis viendo una metáfora apta de la Vía Láctea, la galaxia que nos vio nacer y nos verá morir, donde cada grano de arena representa una estrella, probablemente con planetas que orbitan a su alrededor, de los que tal vez alguno, o quizá millones de ellos, albergue vida, quién sabe si vida inteligente. Con este tipo de imágenes, metáforas y conceptos profundos ha construido su libro Cristophe Galfard". Por JAVIER SAMPEDRO
    Un viaje al entendimiento "Llévate a la playa una caja de cartón, de esas grandes que sueles usar para las mudanzas, y llénala de arena fina.
     Recluta mediante un crowfunding a otros 300 voluntarios para que hagan lo mismo. Subid todos a lo alto de la estatua del almirante Nelson de la plaza de Trafalgar, en el mismo centro neurálgico de Londres.
     Y luego arrojad la arena sobre el asfalto y los adoquines intentando que cubra toda la plaza. Estaréis viendo una metáfora apta de la Vía Láctea, la galaxia que nos vio nacer y nos verá morir, donde cada grano de arena representa una estrella, probablemente con planetas que orbitan a su alrededor, de los que tal vez alguno, o quizá millones de ellos, albergue vida, quién sabe si vida inteligente.
     Con este tipo de imágenes, metáforas y conceptos profundos ha construido su libro Cristophe Galfard". Por JAVIER SAMPEDRO Ir a noticia
     

    • "Hay buenas razones para leer Yeruldelgger, muertos en la estepa, y la primera es que no estamos hablando de bajos fondos en Los Ángeles, de las praderías de ­Devon­shire, de desiertos mexicanos ni de barrios suecos zarandeados por la prostitución o el espionaje, sino de Mongolia. El universo creado por Ian Manook con gran verosimilitud transcurre entre yurtas y caminos poblados por nómadas incansables fieles a muy pocas cosas, pero cosas importantes: y cuidar para siempre el alma de una niña muerta es una de ellas". Por BERNA GONZÁLEZ HARBOUR
      Buenas noticias desde el subsuelo "Hay buenas razones para leer Yeruldelgger, muertos en la estepa, y la primera es que no estamos hablando de bajos fondos en Los Ángeles, de las praderías de ­Devon­shire, de desiertos mexicanos ni de barrios suecos zarandeados por la prostitución o el espionaje, sino de Mongolia.
       El universo creado por Ian Manook con gran verosimilitud transcurre entre yurtas y caminos poblados por nómadas incansables fieles a muy pocas cosas, pero cosas importantes: y cuidar para siempre el alma de una niña muerta es una de ellas". Por BERNA GONZÁLEZ HARBOUR Ir a noticia
       

      • "Hace unos meses Esperanza Aguirre sentenció que al PP le había fallado “el relato”. A su vez, Íñigo Errejón pedía a los novelistas ficciones que acompañaran el cambio político. Ambas invocaciones hacen oportuno El hilo perdido, nuevo ensayo de Jacques Rancière (Argel, 1940), filósofo muy citado en las asambleas del 15-M. Digamos que ficción no es “fantasía”, sino algo parecido a una gramática de los hechos: “La acción política que nombra sujetos, identifica situaciones, enlaza acontecimientos e imposibilidades utiliza la ficción como los novelistas o los cineastas”, escribe Rancière. Por ello El hilo perdido analiza, con el foco puesto en la nueva política, a cierta avanzadilla del movimiento moderno: Büchner, Flaubert, Woolf, Conrad y los poetas Keats y Baudelaire. En ellos se evidencia la democratización del “reparto de lo sensible”, una emancipación del vivir desjerarquizado. Escriben contra la tiranía de la Poética de Aristóteles porque sus reglas “sostienen los principios que reclaman como propios la acción política realista, las ciencias sociales o la comunicación mediática”. Es decir, huyen de la trama, del relato orgánico que subordina las partes a un centro y, sobre todo, del concepto de verosimilitud: según Aristóteles ha de preferirse lo posible a lo real, pero “el escritor verídico sólo trata (…) las cosas como son y nunca como deberían ser”, escribe Rancière a propósito de Conrad". Por CARLOS PARDO
        La política y las bellas artes "Hace unos meses Esperanza Aguirre sentenció que al PP le había fallado “el relato”.
         A su vez, Íñigo Errejón pedía a los novelistas ficciones que acompañaran el cambio político.
         Ambas invocaciones hacen oportuno El hilo perdido, nuevo ensayo de Jacques Rancière (Argel, 1940), filósofo muy citado en las asambleas del 15-M. Digamos que ficción no es “fantasía”, sino algo parecido a una gramática de los hechos: “La acción política que nombra sujetos, identifica situaciones, enlaza acontecimientos e imposibilidades utiliza la ficción como los novelistas o los cineastas”, escribe Rancière. Por ello El hilo perdido analiza, con el foco puesto en la nueva política, a cierta avanzadilla del movimiento moderno: Büchner, Flaubert, Woolf, Conrad y los poetas Keats y Baudelaire.
         En ellos se evidencia la democratización del “reparto de lo sensible”, una emancipación del vivir desjerarquizado.
         Escriben contra la tiranía de la Poética de Aristóteles porque sus reglas “sostienen los principios que reclaman como propios la acción política realista, las ciencias sociales o la comunicación mediática”. Es decir, huyen de la trama, del relato orgánico que subordina las partes a un centro y, sobre todo, del concepto de verosimilitud: según Aristóteles ha de preferirse lo posible a lo real, pero “el escritor verídico sólo trata (…) las cosas como son y nunca como deberían ser”, escribe Rancière a propósito de Conrad". Por CARLOS PARDO  
         
         
       

      • "La peripecia biográfica y literaria de José María Fonollosa (Barcelona, 1922-1991) es hoy conocida, pero cuando en 1990 apareció Ciudad del hombre: Nueva York, con prólogo de Pere Gimferrer, muchos se preguntaron quién era ese poeta desconocido, y otros creyeron que se trataba de una farsa, del heterónimo de alguna figura poética famosa. Sin embargo, ese escritor ignorado y secreto, alejado de modas y círculos literarios, no sólo existía sino que fue, tras la publicación póstuma en 1996 de otra antología de su obra, Ciudad del hombre: Barcelona, el poeta que en los noventa tuvo más reediciones, proclamando su importancia y singularidad en la historia de la poesía, aunque su perseguida gloria literaria tuviera una escasa existencia: desde la presentación en mayo de 1990 de su primera recopilación poética, hasta su muerte, en octubre de 1991, habían pasado un año y pocos meses". Por ANTONIO ORTEGA
        El poeta de la ciudad "La peripecia biográfica y literaria de José María Fonollosa (Barcelona, 1922-1991) es hoy conocida, pero cuando en 1990 apareció Ciudad del hombre: Nueva York, con prólogo de Pere Gimferrer, muchos se preguntaron quién era ese poeta desconocido, y otros creyeron que se trataba de una farsa, del heterónimo de alguna figura poética famosa. Sin embargo, ese escritor ignorado y secreto, alejado de modas y círculos literarios, no sólo existía sino que fue, tras la publicación póstuma en 1996 de otra antología de su obra, Ciudad del hombre: Barcelona, el poeta que en los noventa tuvo más reediciones, proclamando su importancia y singularidad en la historia de la poesía, aunque su perseguida gloria literaria tuviera una escasa existencia: desde la presentación en mayo de 1990 de su primera recopilación poética, hasta su muerte, en octubre de 1991, habían pasado un año y pocos meses". Por ANTONIO ORTEGA
     

 


  • "En 1996, Fuegos con limón, la primera novela de Aramburu, nos deslumbró a bastantes lectores. Era un relato extenso, sin prejuicios ni pudores, aparentemente salvaje, pero que hablaba de la fe de unos muchachos en la virtud salvadora de la literatura. Y, en su fondo, dejaba ver los perfiles de esa piedra cruel y berroqueña que la hipocresía nos hace llamar “el conflicto vasco”, “el conflicto” para sus íntimos. Veinte años después, Aramburu es algo más que un escritor de culto, y aquel pedrusco infame, ya algo cuarteado por fortuna, ha ocupado el primer plano de unos conmovedores relatos, Los peces de la amargura (2006), y de una breve e intensa novela, Años lentos (2012), cuyas estrategias narrativas —la mezcla de distancia e implicación, de autoflagelación y lucidez— nos hicieron pensar en las novelas africanas de J. M. Coetzee". Por JOSÉ-CARLOS MAINER
    Patria voraz "En 1996, Fuegos con limón, la primera novela de Aramburu, nos deslumbró a bastantes lectores. Era un relato extenso, sin prejuicios ni pudores, aparentemente salvaje, pero que hablaba de la fe de unos muchachos en la virtud salvadora de la literatura.
     Y, en su fondo, dejaba ver los perfiles de esa piedra cruel y berroqueña que la hipocresía nos hace llamar “el conflicto vasco”, “el conflicto” para sus íntimos. Veinte años después, Aramburu es algo más que un escritor de culto, y aquel pedrusco infame, ya algo cuarteado por fortuna, ha ocupado el primer plano de unos conmovedores relatos, Los peces de la amargura (2006), y de una breve e intensa novela, Años lentos (2012), cuyas estrategias narrativas —la mezcla de distancia e implicación, de autoflagelación y lucidez— nos hicieron pensar en las novelas africanas de J. M. Coetzee". Por JOSÉ-CARLOS MAINER

    • "Regresa Calasso con El ardor (2010), su última obra traducida al español —Adelphi ha publicado este año otra hermosa enciclopedia, Il cacciatore celeste—, y a la que tal vez convenga darle acomodo, a pesar de su palmaria filiación con la materia védica, no entre la bibliografía que contribuye a la arqueología del saber antiguo, que el autor florentino domina sin parangón, sino entre la que despliega argumentos que iluminan nuestra sociedad occidental y que proporcionan códigos para la resolución de sus enigmas y fundamentos que contribuyen a explicar el atascadero que la coerce, y las causas de que presente síntomas de agotamiento y de debilidad. Reflejándolo en el espejo ajeno de la sabiduría de la antigua India, trata de arrojar luz sobre nuestro propio rostro, desen­cajado por su conciencia de desvalimiento, desfigurado por el daño que le inflige contemplar el erial visible entre el laicismo cándido e inerme y el fundamentalismo conminatorio y por la paradoja de que “el mundo sea hoy una totalidad secular cuajada de religiones fundamentalistas”. Por JAVIER APARICIO MAYDEU
      Occidente ante el espejo de India "Regresa Calasso con El ardor (2010), su última obra traducida al español —Adelphi ha publicado este año otra hermosa enciclopedia, Il cacciatore celeste—, y a la que tal vez convenga darle acomodo, a pesar de su palmaria filiación con la materia védica, no entre la bibliografía que contribuye a la arqueología del saber antiguo, que el autor florentino domina sin parangón, sino entre la que despliega argumentos que iluminan nuestra sociedad occidental y que proporcionan códigos para la resolución de sus enigmas y fundamentos que contribuyen a explicar el atascadero que la coerce, y las causas de que presente síntomas de agotamiento y de debilidad
      . Reflejándolo en el espejo ajeno de la sabiduría de la antigua India, trata de arrojar luz sobre nuestro propio rostro, desen­cajado por su conciencia de desvalimiento, desfigurado por el daño que le inflige contemplar el erial visible entre el laicismo cándido e inerme y el fundamentalismo conminatorio y por la paradoja de que “el mundo sea hoy una totalidad secular cuajada de religiones fundamentalistas”. Por JAVIER APARICIO MAYDEU

Ana Belén, Goya de Honor 2017

La actriz y cantante recibirá en la gala del próximo febrero el galardón a toda una carrera.

La actriz y cantante Ana Belén. EFE / EL PAÍS VÍDEO

Ana Belén recibirá el Goya de Honor 2017.
 “Me llena de emoción y me hace sentir profundamente agradecida. 
No me siento merecedora porque amo mucho esta profesión y siento que lo que he recibido es mucho más grande que todo el amor y el cariño con el que me he dedicado a ella durante años.
 Este premio es la manera que mis grandes compañeros han tenido de decirme que me quieren, significa que me tienen estima y eso es lo que más emoción me produce: sentirme parte de la familia de cine, saber que piensan en mí”, asegura la actriz en un comunicado de la Academia del Cine español.
La intérprete, nacida en Madrid y cuyo nombre real es María del Pilar Cuesta, cumplió 65 años el pasado 27 de mayo.
La Junta Directiva del organismo destaca en el mismo documento que el premio —asignado por unanimidad— reconoce a "una intérprete que es referente de muchas generaciones y sigue siendo rostro y voz imprescindible de nuestra cinematografía”. 
Ana Belén ha estado nominada cinco veces al Goya, aunque nunca lo ganó: en cuatro ocasiones como mejor actriz principal (Miss Caribe, El vuelo de la paloma, La pasión turca y Cosas que hacen que la vida valga la pena) y en un caso como directora novel, por Cómo ser mujer y no morir en el intento.
A lo largo de su trayectoria, ha interpretado más de 50 producciones.
 La más reciente es La reina de España, la nueva película de Fernando Trueba, secuela de La niña de tus ojos, que se estrenará el próximo 25 de noviembre.
La actriz y cantante se estrenó en el cine con tan solo 13 años, en Zampo y yo, de Luis Lucia, en 1965. Allí interpretaba varios temas de Augusto Algueró y Adolfo Watizman.
 A partir de ahí y durante cinco años apareció sobre todo en los escenarios tearales, hasta que en 1970 volvió al cine con Españolas en París, de Roberto Bodegas.
 En esa misma década empezó a construir las bases de su éxito, con filmes como Aunque la hormona se vista de seda, de Vicente Escrivá, Morbo y Al diablo con el amor, de Gonzalo Suárez, Separación matrimonial, de Angelino Fons, Vida conyugal sana, de Roberto Bodegas, El amor del capitán Brando y Jo, papá, de Jaime de Armiñán. 
A la vez, se convirtió en una voz mas célebres de la música española. 
La Academia de cine recuerda la larga lista de músicos con los que Ana Belén ha colaborado en su trayectora: entre otros, Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel, Luis Eduardo Aute, Joaquín Sabina, Pablo Milanés, Miguel Ríos, Carlos Mejía Godoy o Chico Buarque. Con Ríos, Serrat y Manuel, la actriz está celebrando este año con una serie de conciertos las dos décadas que han pasado desde su mítica gira El gusto es nuestro.
  Su próxima parada será el 16 de septiembre en Granada y al día siguiente en Sevilla.
"Comenzó la década de los ochenta colándose en los hogares de los espectadores a través de la archiconocida serie de televisión Fortunata y Jacinta.
 Le siguen títulos indispensables de nuestro cine en los que Ana Belén interpretó destacados papeles: La colmena y La casa de Bernarda Alba, de Mario Camus; Demonios en el jardín, de Manuel Gutiérrez Aragón; La corte de Faraón, Divinas palabras y El vuelo de la paloma, de Jose Luis García Sánchez; Sé infiel y no mires con quién, de Fernando Trueba…", agrega el comunicado.
En 1991 debutó como directora de cine con Cómo ser mujer y no morir en el intento, adaptando la obra homónima de Carmen Rico Godoy.
 La película fue el filme español más taquillero de ese año y le valió una nominación al Goya a la mejor cineasta novel.
 Durante las últimas dos décadas de su carrera, ha protagonizado filmes como Rosa, rosae, de Fernando Colomo; La pasión turca y Libertarias, de Vicente Aranda; El amor perjudica seriamente la salud, de Manuel Gómez Pereira, Antigua vida mía, de Héctor Olivera; y Cosas que hacen que la vida valga la pena, de Gómez Pereira, según recuerda la Academia de Cine.


 

1.270 búsquedas activas de desaparecidos en España................................................... Patricia Ortega Dolz

La desaparición de Diana Quer ha vuelto a poner el foco en los centenares de personas a las se les pierde la pista cada año.

 

Agentes y voluntarios en la búsqueda de Diana Quer, el pasado 30 de agosto. VÍDEO: ATLAS
Hasta el año pasado no se firmó un acuerdo entre tres Secretarías de Estado —Seguridad, Asuntos Sociales y Justicia— para elaborar un informe anual sobre desaparecidos en España.
 Los datos y estadísticas corrían cargo de asociaciones de familiares y de los cómputos que las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado hacían por separado.
 Las cifras bailaban 
. Con la firma de ese convenio se abordaba de una vez por todas, de manera coordinada y con el apadrinamiento de Paco Lobatón (presidente de Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSD Global), el terrorífico y angustioso asunto de las desapariciones.
 Con los datos recogidos hasta entonces, se estimaba que se acumulaban un centenar de nuevos casos sin resolver cada año. 
  Y que eran entre 10.000 y 14.000 las denuncias presentadas anualmente.
Los últimos datos del Ministerio del Interior hablan de que solo en 2015 se produjeron 24.995 denuncias por desapariciones (14.473 en lo que va de 2016), de las que se resolvieron "al menos 24.088, aunque muchas veces se olvidan de retirar la denuncia, aunque haya aparecido la persona en cuestión", advierten los expertos en la materia.
Hasta el pasado 2 de septiembre había 1.270 búsquedas activas en España, entre las que se encuentra la de la joven madrileña Diana Quer, de la que se perdió el rastro la madrugada del pasado 22 de agosto.
 Pero no es la única desaparición inquietante en los últimos meses.
Iván Durán.
Tres días después de que se perdiera la pista de Quer en A Pobra de Caramiñal (A Coruña), Iván Durán, de 30 años, desaparecía de su domicilio de Baiona (Pontevedra).
 Ni rastro hasta hoy, aunque su foto (1,97 centímetros de estatura, moreno, de ojos oscuros y gafas) no haya inundado los medios de comunicación. 
Sus familiares, no obstante, tan desesperados e inquietos como los Quer, reclamaban la misma atención estos días. 
"Pagamos nuestros impuestos y tenemos el mismo derecho a que el Estado ponga también todos los medios a su alcance", se quejaban.
Manuela Chavero.
La familia de Manuela Chavero, de 42 años, lleva más de dos meses sin noticias de ella y la población pacense de Monesterio (4.300 habitantes) sigue en vilo.
 Manuela, en trámites de separación y con dos hijos de 14 y 6 años que se encontraban y se encuentran con el padre en Las Pajanosas (Sevilla), pasó la noche del 4 de julio con una amiga, la última persona que la vio.
 Luego, supuestamente y al igual que en el caso de Diana Quer, regresó a su casa en las afueras del pueblo y ahí se pierde su rastro. Sobre su cama hallaron los pantalones que llevaba puestos el día anterior;
 encontraron las luces del salón y de la cocina encendidas, al igual que la televisión; y su cartera y su teléfono móvil estaban allí, con un último contacto a las 1.55 del 5 de julio.
 El caso fue asumido por la Policía Judicial de Badajoz, después de haber estado en manos de la Guardia Civil de Zafra, cuyo Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 2 se hizo cargo de las diligencias previas y decretó el secreto de sumario.
 Desde ese mismo día, 4 de julio, la Guardia Civil de Tres Cantos (Madrid) busca a un hombre de 39 años
. Se llama David Gómez y fue visto por última vez hacia las cuatro de la tarde en un bar del centro comercial La Rotonda, donde se tomó una Coca-Cola con una amiga. 
 Mide 1,75 metros y es de complexión fuerte, según los datos facilitados por el Instituto Armado. 
Según la Asociación SOS Desaparecidos, el hombre se encontraba en Tres Cantos por motivos de trabajo, pero reside en el municipio próximo de Colmenar Viejo.
 La Guardia Civil ha llamado a la colaboración ciudadana para difundir sus datos a través de Twitter (con foto incluida) y ha pedido a los vecinos que llamen a los teléfonos 062 o 112 si tienen alguna pista que pueda aportar información sobre su paradero.


María Carmen Carracedo.
Otras tres personas continúan desaparecidas en la comarca de Sanabria (provincia de Zamora). Se trata de una mujer de 54 años, Carmen Carracedo, que fue vista por última vez, sentada a la puerta de su casa (tiene la movilidad reducida tras ser operada de un tumor cerebral), el pasado sábado 3 de septiembre en la localidad de Rozas.
La de Carmen es la segunda desaparición que se produce en la provincia en un plazo de 36 horas, pues en Gallegos del Campo continúan también buscando a Miguel Fernández, de 78 años, que no volvió a casa desde que el pasado viernes por la mañana saliera a pasear, como todos los días.
Por último, en el municipio de Robleda siguen buscando desde hace más de un mes a Felisa Ferrero, de 91 años. Sus familiares saben que "no puede andar muy lejos", pero los forestales de la zona no han dado aún con ella.
 "No existe ninguna relación entre los tres casos, aunque se hayan producido en la misma comarca en un corto espacio de tiempo", aseguran desde la comandancia de la Guardia Civil de Zamora. "Este tipo de desapariciones son habituales en verano, y no es fácil resolverlas por lo agreste y boscoso de la zona que obliga a usar perros y a batir el monte de manera sistemática", explican.
Felisa Ferrero.
El azar quiso, en cambio, que el pasado sábado encontraran a la anciana Raquel Pérez, desaparecida el pasado 25 de agosto en Pobra de Trives (Ourense).
 Su cuerpo fue hallado por un grupo de cazadores a cuatro kilómetros de la residencia en la que estaba interna, cerca del río Fiacaliño
Los casos, más o menos inquietantes, se suceden mes a mes.
 Sin embargo, no todos generan el revuelo mediático que ha provocado el caso de Diana Quer. "Los casos de adolescentes o jovencitas desaparecidas tienen un morbo añadido que llama la atención de los medios", comentan desde las asociaciones. 
Y aseguran haber recibido quejas de familiares de otros desaparecidos por la atención y los medios dedicados al caso de Diana Quer concretamente.
 "Quién es su padre, y quiénes son las amistades de este", se preguntan retóricamente.
 Y señalan que "los medios empleados en la búsqueda y la repercusión mediática que ha alcanzado la desaparición de la hija del empresario inmobiliario Juan Carlos Quer se deben, al menos en parte, a los buenos contactos en el actual Gobierno en funciones". 
Según el registro de la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSD Global, en este momento hay 84 desapariciones de alto riesgo, es decir, riesgo para la vida o la integridad física. 

Sin unidades especializadas

P. O. D.
Una de las grandes demandas de familiares y asociaciones de desaparecidos es la creación de "unidades especializadas" dotadas con medios materiales y humanos especializados. 
El propio Paco Lobatón, como presidente de la Fundación Europea de las Personas Desaparecidas QSD Global, lo está planteando en las reuniones que mantiene estos días con los distintos ministerios implicados en el convenio para la atención a de personas y familiares de desaparecidos.
"Actualmente, no existen más medios que los ya habilitados para otras muchas competencias, como homicidios, pero el volumen de desapariciones anuales hace necesario un tratamiento específico y especializado", asegura.
 Y pone un ejemplo: "Existe un sistema contrastado de Búsqueda de Grandes Áreas (BGA) pensado para batir grandes extensiones de terreno usando un método y un protocolo de rastreo que ya ha dado buenos resultados", argumenta.
Desde su perspectiva, que coincide con la de los afectados, "urge crear esas unidades específicas, dotadas con unidades caninas y drones, por ejemplo, aparte de personal experimentado, de Policía y Guardia Civil, para abordar este tipo de situaciones".