Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

8 ago 2016

El muerto cuenta cómo es............................................... Jordi Pérez Colomé


Javier Chávez, maquillador de difuntos, posa en el tanatorio de Getafe.
"¿Vas a tocarlo?", me pregunta Javier Chávez, que maquilla cadáveres. Mejor no.
Llega un ataúd sin la tapa. Dentro hay un cuerpo envuelto en sábanas de hospital arrugadas.
 Eran las sábanas de vivo y parece lo primero que han pillado. Sacan el cuerpo entre varios, agarrando de la tela.
"Quitadle el camisón", dice Chávez.
 Queda un cadáver amarillo con un pañal. Es final de mañana: "Habrá muerto a las 6".
 Está colocado en una mesa de operación con una pequeña plataforma de metal que deja un canal debajo: por allí corren los líquidos de limpieza -u otros- hacia el desagüe.

Javier Chávez, maquillador de difuntos, posa en el tanatorio de Getafe.
"¿Vas a tocarlo?", me pregunta Javier Chávez, que maquilla cadáveres. Mejor no. Llega un ataúd sin la tapa. Dentro hay un cuerpo envuelto en sábanas de hospital arrugadas. Eran las sábanas de vivo y parece lo primero que han pillado. Sacan el cuerpo entre varios, agarrando de la tela.
"Quitadle el camisón", dice Chávez. Queda un cadáver amarillo con un pañal. Es final de mañana: "Habrá muerto a las 6". Está colocado en una mesa de operación con una pequeña plataforma de metal que deja un canal debajo: por allí corren los líquidos de limpieza -u otros- hacia el desagüe.
"Tiene algo de rigidez", dice Chávez.
 Le dobla el codo, las muñecas, los dedos. Los ruiditos. Sigue con el desinfectante en todos los orificios del rostro y en las axilas y partes íntimas, sin tocarlas.
 Le levantan las pestañas y unos ojos azules miran de repente hacia arriba.
 El movimiento de un brazo y el ojo abierto repentino de un muerto son experiencias, para mí, innovadoras.
¿Cómo dices de qué trabajas?, pregunto a Chávez.
"Depende de si estoy en una discoteca", bromea. Lo explica por etapas:
 "A la anatomía", empieza. ¿Cómo?, le contestan: "Con las personas", añade.
 Siguen sin entenderle. "Con las personas que marchan", insiste Chávez.
 Al final usa el término científico: "Me dedico a la tanatopraxia". Cuando lo aclara le dicen "vale, vale, vale". Pero enseguida quieren saber más.
El cuerpo llega con la boca entreabierta.
 Los labios y la barbilla están duros. "Ahora nos va a contar cómo es él"
La nariz se limpia con algodón y se aspira.
 La higiene de la boca es más delicada
. El cadáver llega con la boca entreabierta. Los labios y la barbilla están duros. "Ahora nos va a contar cómo es él", dice Chávez
. Coge papel y pasa el dedo por las encías, con un leve masaje, para reanimar la expresión
. Con una pinza empieza a sacar suciedad de la lengua
. Rasca fuerte y saca sustancia: "Por si ha vomitado", dice. Hay que evitar bacterias y olores
. Luego le afeita. Le coge la mejilla por dentro de la boca para estirar la piel: "Nunca hacia abajo, siempre hacia arriba o hacia el lado", explica
. Si le corta, ya no sangra. Pero saldrían manchas al rato.

El proceso es sin aspavientos.
 Chávez recuerda uno de sus mejores trabajos.
 Una abuela murió mientras su familia estaba de vacaciones. "Llevaba 10 días en casa en verano y estaba en descomposición", dice.
 El maquillaje esa vez le llevó 5-7 horas de trabajo.
 "Qué lástima no haberte traído unas fotos", dice. "La epidermis se despegó de la dermis", añade. Qué lástima. "Mándamelas por email", digo en un acto de valentía periodística por afán de contrastarlo todo. Chávez declina.
Chávez aspira a revivir la expresión de esa persona.
 Pero no habla con nadie de la familia ni ve fotos. ¿Cómo sabe el peinado? "El pelo te habla cuando lo mojas", dice. Se abre hacia un lado, hacia atrás.
 Solo se ha equivocado una vez. Dejó a una joven con el pelo liso y lo llevaba rizado.
 La familia se lo advirtió: "Ningún problema. Le puse un poco de espuma y ya".
Chávez llegó a la tanatopraxia porque su hermano preparaba cadáveres para los estudiantes de anatomía de la universidad.
No se arrepiente: "No solo me siento orgulloso, me siento feliz", dice. Hay dos motivos por los que cree que su trabajo es precioso: primero, "voy a dejarle preparado para que su familia le vea por última vez", y segundo, "mis manos son las últimas que van a tocar a esa persona".
El día que hablé con Chávez estaba con siete alumnos de maquillaje de muertos.
 A la mayoría les había intrigado el mundo de la muerte. Una chica era aún peluquera, sobre todo de mujeres mayores
. Sus clientas, al enterarse, se hacían las finas: "Ay, hija, ¿te irás con los muertos?". La peluquera tenía una gran respuesta: "Pero si son como tú, solo que sin respirar".
Es la hora de darle la forma final.
 Se seca el pelo con secador, se le da un masaje con crema, se le peina el pelo.
 Se coloca un cubreojos debajo de las pestañas para disimular el hundimiento de la cavidad.
 Ahora hay que taponar las vías. Chávez me pide que no explique el detalle: "Deja algo de sombra; es como si a quien se va a operar se lo cuentan todo", dice.
 Es realmente desagradable. "No han traído la dentadura", lamenta Chávez.
 Le pone en su lugar un formaboca, que levanta los labios y un poco los mofletes.
El cuerpo vuelve al ataúd con la mortaja, que es una bolsa con cremallera hasta el cuello.
 En Madrid, casi nadie viste ya a los cadáveres.
Para levantarle la cabeza, Chávez crea una corona con un periódico de papel, que recubre de blanco. La metáfora de que el papel muere no podía tener una evidencia mejor.
Lleva la caja desde la luz blanca del fluorescente hasta una sala con luz amarilla, como la del velatorio, donde maquilla
. Hay maquillaje para muertos, pero Chávez usa una marca para vivos.
 Con crema grasa da tono a los labios, un poco de color y evita deshidratación.
 Quita los brillos -un cadáver brilla- con polvos traslúcidos. Tapa algún desperfecto de la piel y le echa bastante colonia Gucci, la de verdad. "¿Te gusta?", me pregunta Chávez.

El acomodamiento cadavérico ha terminado.
El mismo Chávez lo lleva a la sala del velatorio.
 Fuera están los sofás y las mesas, donde la familia pasará horas
. Chávez coloca las cuatro bombillas con forma de cirio alrededor de la caja. Entra un momento en la sala familiar para avisar por teléfono -está todo a punto- y sale por la puerta de atrás.

7 ago 2016

Efectos del ácido Hialurónico

El ácido hialurónico es un polisacárido, perteneciente al grupo de los glicosaminoglicanos, presente en los diferentes tejidos de todas las especies animales (en la matriz intercelular de los tejidos). Desempeña una importante función en la estructura de la piel, siendo responsable de la elasticidad de la misma.
 Tiene la capacidad de retener a su alrededor una gran cantidad de agua aportando volumen a los tejidos.
Usado desde 1996, puede ser de origen animal (de la cresta de las gallinas y del globo ocular de los peces) o de origen biológico (extractos de cultivo de bacterias).
 Corresponden a este grupo: Juvederm, Achyal, Perlane, Restylane, Rofilan e Hylaform. Es necesario advertir que los preparados inyectables para estética contienen impurezas en mayor o menor grado.
No necesita test de alergia y se inyectan superficialmente en la piel integrándose de manera natural en los tejidos sin producir fibrosis por reacción a cuerpo extraño y, por lo tanto, sin alterar las características de la piel.
 Es más, tienen un efecto beneficioso para la misma proporcionando una mayor hidratación y aportando, mientras dura el efecto del implante, volumen a la dermis. 
Es decir, actúan por relleno e hidratación tisular.
La infiltración debe ser realizada con cierto grado de sobrecorrección y se repetirá cada cuatro u ocho meses. Se aplica para modelar el contorno facial, corregir pliegues, arrugas y dar volumen a los labios.
 También lo utilizamos en forma de mesoterapia.
Se han encontrado reacciones adversas tipo reacción inflamatoria prolongada y alergias en aproximadamente un 3% de los pacientes. Por ello se desaconseja en personas que hayan tenido o tengan alergia a las proteínas del pollo o los huevos.

¿Es que nadie se acuerda de los Tamagotchis? 6 juegos que nos parecieron tan nocivos como Pokémon Go

Los que critican Pokémon Go ya no se acuerdan de otras modas que se suponía que iban a terminar con la civilización occidental.(


Un niño jugando con su Tamagotchi en lugar de leer a Platón, parece mentira
Un niño jugando con su Tamagotchi en lugar de leer a Platón, parece mentira.
La llegada de Pokémon Go ha desatado toda clase de comentarios apocalípticos: desde los que creen que este juego es una clara muestra de la decadencia de Occidente hasta los que están empeñadísimos en que los jugadores dejen el móvil y se pongan a leer cuanto antes.
 ¡Lo que sea! ¡Un libro! ¡Un bote de champú! ¡Da igual!
Estas reacciones demuestran que tenemos una memoria horrible
. Sí, de acuerdo, Pokémon Go tiene muchas características únicas, dado lo rápido que se ha extendido por los móviles de todo el mundo y la presencia que tiene en redes sociales, pero no es la primera vez que un fenómeno cultural o comercial se contagia de una forma similar o, al menos, comparable.
De hecho, es probable que más de uno de los que se queja haya perdido el tiempo con alguna de las modas más o menos pasajeras que recopilamos a continuación
. Y no pasa nada
. De verdad. No nos vamos a volver analfabetos ni a perder nuestros valores éticos por haber jugado a la serpiente del Nokia.
 Todo va a salir bien. O mal, no sé. Pero no será culpa de Pikachu.

1. Los Tamagotchi
Este juguete japonés de Bandai enganchó a millones de niños en 1996.
 No era más que un pequeño dispositivo ovalado, con una pantalla en blanco y negro y tres míseros botones para desplazarse por el menú.
 Eso bastaba para cuidar a una mascota virtual. Desde entonces se han vendido más de 79 millones de unidades, no muy por debajo de los 100 millones de descargas de Pokémon Go
Y eso que el Tamagotchi no era gratis: 2.500 pesetas (unos 15 euros).

En septiembre de 1997, EL PAÍS ilustraba el furor que causaba este juguete en una pieza titulada “Adicción japonesa a la fauna virtual”
 El texto recordaba que los Tamagotchi habían generado “problemas sociales como desatención de las responsabilidades escolares o profesionales, e incluso accidentes de tráfico” y añadía que “para compartir dudas, inquietudes y pasiones hay también multitud de clubes de fans, algunos con páginas en Internet, al estilo de los que se organizan alrededor de los grandes del cine o de la música”. por no hablar de los cementerios y entierros virtuales “organizados por templos budistas”.
El texto concluía con una nota amarga: los Tamagotchi “no son una moda pasajera, sino el icono de una nueva generación de relaciones en las que las fronteras entre lo real y lo virtual han desaparecido”.
Hubo más muestras de pesimismo en los medios: “¿No hay suficiente gente en el mundo si quieres tener amigos? 
 Si tantas ganas tienen de cuidar a alguien, ¿por qué no se apuntan a la Cruz Roja y cuidan a abuelos o a enfermos? Esto acabará mal”.

Otro recordaba, me atrevo a decir que con lágrimas en los ojos, que “¡Hay tantos niños que necesitan unos padres! (...)
 Dejémonos de juegos que puedan ir contra el desarrollo natural del hombre. (...) ¿Cómo sustituir un hijo (cosa tan grande) por un aparato, un juguete al fin y al cabo?”.
 Esperemos que alguien le dijera que la mayoría de los jugadores no tenían edad ni para pensar en procrear.
Más: un artículo del New York Times publicado en 1997 sobre los nacidos después de 1982 (todavía no se les llamaba millennials) se preguntaba: “¿Por qué no llamarles simplemente la Generación Tamagotchi?
 Les gustan las cosas tecnológicas y bonitas (como la película Babe, de 1995); están abiertos al mercado global e insisten en su derecho a la ironía”. Como dice The Atlantic sobre este mismo texto, es significativo que el New York Times diera palos a los millennials antes incluso de que muchos de ellos hubieran nacido.
Después de este terremoto y a modo de conclusión perfecta, los creadores de los Tamagotchi ganaron un premio Ig Nobel (la parodia de los Nobel) en 1997, “por su contribución a la economía gracias al desperdicio de millones de horas de trabajo”.
 No hay causa más noble, y lo digo sin ironía ninguna.

2. El cubo de Rubik
Entre 1980 y 2009 se vendieron 350 millones de cubos de Rubik en todas sus variantes.
 Y eso sin contar las imitaciones. Lo inventó en 1975 el escultor y profesor de arquitectura húngaro Emo Rubik, que a pesar de ser su creador tardó un mes en resolverlo por primera vez. No es de extrañar: hasta 2010 ni siquiera se sabía que cualquier cubo se podía resolver con solo 20 movimientos (eso sí, a saber cuáles).
Un anuncio de 1980 recordaba que 55 millones de estadounidenses ya lo tenían en sus casas, cosa que amenazaba con arruinar su salud y su matrimonio.
De acuerdo, es un anuncio.
 Pero jugaba con la idea que se tenía del juguete como de algo que tenía ya todo el mundo y era tremendamente adictivo
. Y no es tan exagerado. Ejemplo: Graham Parker tardó 26 años en resolverlo. Confesó al Telegraph que se había perdido eventos importantes, que había pasado por problemas de muñeca y de espalda, y que el juguetito había sido causa de disputas familiares.
 “Mis amigos se ofrecieron a resolverlo por mí y sé que hay soluciones online, pero tenía que hacerlo por mi cuenta”. 
Yo no me río de Parker: nunca lo he logrado resolver. Aunque tampoco le he dedicado tanto tiempo.
Como ejemplo de lo mucho que se contagió la pasión por intentar resolver este puzzle, el diario ABC publicaba en enero del 82 que “el cubo de Rubik también saca de quicio a los monos”. Subtítulo: “Y vuelve locos a los chinos, que encuentran al juguete ‘interesantísimo’”. Cinco fábricas “en China comunista” producían el cubo por entonces.
Ese año, los jugueteros estadounidenses admitían que la locura había pasado y que le había llegado el turno a los juguetes licenciados de E.T. 
Para entonces, el libro The Simple Solution to Rubik's Cube había vendido siete millones de ejemplares en Estados Unidos, siendo el título más vendido en el país en 1981. Y eso que no era el único: para 1982 se habían publicado al menos 50 guías en forma de libro.
La cotización de las acciones de la juguetera Ideal se triplicó en 1981 gracias a las ventas de este juguete, que supusieron el 25% de sus ingresos en 1981. CBS compró la compañía en abril de 1982, que no logró ningún otro éxito similar y cerró en 1997
. Actualmente, Hasbro distribuye el cubo de Rubik, que se sigue vendiendo (medio millón de unidades al año), a pesar de que en 1983 la fabricación se detuvo hasta los años 90.

El cubo de Rubik tiene entrada en el diccionario de Oxford, el MOMA de Nueva York lo incluyó en su sección dedicada a la arquitectura y el diseño (y en su tienda de regalos) y se celebran competiciones anuales. Hay tutoriales en YouTube con millones de visionados. Probablemente, Parker sigue sin haber visto ni uno.
3. Los sudokus
No todo van a ser cosas de críos.
 Este pasatiempo inventado por el matemático suizo Leonhard Euler y popularizado en Japón en los años 80, pasó a los diarios de casi todo el mundo a partir de 2005, después de que lo importara el diario británico The Times.
El blog Microsiervos recogía por entonces un texto de la prensa británica en el que se decía que “la gente que va en transporte público está enganchada, las celebridades obsesionadas y una persona hasta dice creer que tiene poderes curativos (...).
 Tu forma de vida puede correr cierto riesgo.
 Porque esto es el Su Doku y está arrasando el país como una virulenta nueva cepa de un virus totalmente contagioso”. Sin exagerar ni nada.
El sudoku llegó a los móviles (¡todo el día con el cacharrito!), a juegos de mesa, a las escuelas e incluso tuvo su propio programa de televisión en la BBC, Sudo-Q, que se emitió entre 2005 y 2007. Y tuvo gran parte de responsabilidad en que pocos años después se pusieran de moda los videojuegos al estilo de Brain Training.
Por supuesto, también había revistas: según explicaba Màrius Serra, a mediados de la década pasada el juego alimentaba cinco revistas en Japón con un tiraje total de 660.000 ejemplares mensuales
. No fueron las únicas que aprovecharon el éxito de este juego
De hecho, los dueños de Puzzler Media, la primera editora británica que publicó una revista dedicada al pasa tiempo, vendieron la empresa por 85 millones de libras en diciembre de 2005.
¿Fue la cosa tan potente como Pokémon Go? No sé, pero al parecer provocaron un incremento del 700% en las ventas de lápices en Reino Unido. 
Y British Airways envió un comunicado a sus empleados para prohibirles que resolvieran Sudokus durante despegues y aterrizajes.
 Desde 2006 se celebra un campeonato del mundo

The New York Times publicaba en agosto de 2005 que desde abril, “más de la mitad de los periódicos estadounidenses líderes publican al menos un sudoku al día.
 Ningún pasatiempo ha tenido una introducción tan rápida en los diarios desde la fiebre de los crucigramas de 1924-1925”. (Esta fiebre de los años 20 por los crucigramas no es una invención del articulista).
A EL PAÍS los sudokus llegaron en julio de ese año y los presentaba un texto que recordaba que “periódicos de medio mundo, desde Estados Unidos hasta Australia, y de Inglaterra a Croacia, presentan en sus páginas este puzzle compuesto por números o letras, que cuenta con una legión de seguidores.
 ¿Dónde radica el éxito de este pasatiempo, capaz de traspasar fronteras?
 La respuesta sigue siendo un misterio”.
Textos comparables a lo que se publica sobre los pokémones. 
 Pero el sudoku contaba con una ventaja: tenía fama de ser un ejercicio mental estupendo (por cierto, más o menos, es igual de efectivo que cualquier pasatiempo clásico).
 A esta buena fama contribuía, sobre todo, el hecho de que los jugadores eran en su mayoría adultos: los mayores defienden sus pasatiempos, pero desprecian los de la juventud porque eso ni es música ni es nada.
 Al parecer, es peor salir a la calle e ir con amigos a jugar cazar pokémones que encerrarse en casa, tumbarse en el sofá y resolver sudokus, a pesar de que a partir del quinto todos son iguales.
Aunque había excepciones: Benjamín Prado aseguraba en EL PAÍS que el sudoku “es el signo de nuestro tiempo: los números devoran a las letras como síntoma de la forma en que la economía ha derrotado a la razón”.

4. La serpiente de Nokia
Pero si hablamos de juegos para el móvil, uno de los responsables de que juguemos a  Pokémon Go fue el juego Snake, que venía en los Nokia de finales de los 90 y principios de los 2000. 
El juego es original de los años 70 y, como explicaba EL PAÍS en 2003, “ha servido y sirve de distracción a miles de usuarios de telefonía móvil por una sencilla razón: resulta fácil y muy adictivo”.
 El 80% de los Nokia llevaban el juego: 350 millones de unidades.
Estamos hablando de móviles con pantallas pequeñas y en blanco y negro, sin realidad aumentada ni wifi. Pero este juego nos ayudó a acostumbrarnos a la idea de que íbamos a terminar usando el teléfono para todo menos para llamar.
De hecho, ya en el año 2000, The New York Times examinaba esta tendencia a jugar con el móvil en un artículo que dedica cuatro párrafos solo a explicar la mecánica del juego. 
 “Las horas de productividad perdidas en Snake por los propietarios del Nokia 5510 son lamentablemente incalculables”, se lamentaba (con ironía, claro), el Independent en 2011.
Desde 2013 hay un gif que muestra lo que pasa cuando resuelves el juego. Dura más de dos minutos. Y porque va a cámara rápida: en realidad, te llevaría unos 13.

 
Snake sobrevive en nuevas versiones y, casi como el Rubik, el MOMA anunció en 2012 que sería uno de los 40 que incluiría en su sección de arquitectura y diseño.
 “¿Los videojuegos son arte? Claro que lo son”, decía Paola Antonelli, curadora de este departamento del museo. ¿Acabará Pokémon Go en el MOMA? De momento, hay dos poképaradas en el museo.



5. Los Furbies
El Furby se presentó en la feria del juguete de Nueva York de 1998 y el éxito fue tal que antes de su lanzamiento en octubre de ese año, las jugueterías estadounidenses ya habían reservado 1,3 millones de unidades
Solo en el primer año se vendieron 27 millones. La CNN publicaba el 24 de noviembre, un mes antes de Nochebuena, que no quedaba ni un solo muñeco ni en las tiendas ni en internet.
 Hubo gente que pasó noches en vela frente a las puertas de establecimientos comerciales y se produjeron unos cuantos enfrentamientos cuando estos clientes se enteraron de que no había para todos.
Su rápida penetración en el mercado y su componente tecnológico dio lugar a algunas leyendas urbanas.
 La más famosa está relacionado con el hecho de que estos juguetes hablan.
 En su idioma y en el del país en el que se venden.
 A medida que se juega con ellos dicen más frases y palabras
. Pero está todo pregrabado. Ni escuchan ni aprenden de verdad.
Sin embargo, en la NSA no les quedó claro este último punto y decidieron prohibir que la gente llevara Furbies al trabajo, porque temían que los bichos estos estuvieran al quite y al salir del Pentágono comenzaran a hablar de temas clasificados por toda la ciudad.
Hay dos cosas verdaderamente aterradoras en esta historia: la primera, que la seguridad de la primera potencia mundial está en manos de esta gente.
 La segunda, que había espías estadounidenses que llevaban sus Furbies al trabajo. Si no fuera así, ¿por qué tenía la NSA que prohibir nada?
Hubo algún rumor más: el propietario de Tiger Electronics, empresa que desarrolló el Furby y a la que compró Hasbro, explicó que una mujer insistía en que su Furby cantaba óperas italianas.
 También se dijo que la tecnología del juguete era similar a la que se usaba para lanzar el transbordador espacial, que en el año 2000 estos muñecos podrían conducir y que sus componentes interferían con los equipos médicos, cosa que se desmintió con un estudio en el año 2000.
Fueron tan populares que Los Simpson les dedicaron una parodia en un episodio de 1999 protagonizado por Funzo, un juguete muy similar a los Furbies que resultaba ser un robot programado para destruir a los demás juguetes.
 No, esto no es un spoiler. Has tenido 17 años para ver este episodio que han echado más de 30 veces. Ponte al día. Y Bruce Willis estaba muerto todo el rato. 
Y algo de John Snow, que le ha pasado no sé qué (no veo Juego de Tronos).

El juguete se relanzó en 2012 y fue el más vendido en 2013 en Reino Unido, España, Italia y Alemania.
6. El iPhone (y cualquier cosa que sostuviera entre sus manos Steve Jobs durante más de siete segundos)
El iPhone “es un producto revolucionario y mágico que está literalmente a cinco años de ventaja de cualquier otro teléfono”.
 Esto decía Steve Jobs cuando lo presentó en 2007.
 Y muchos le creyeron: desde 2007 se han vendido mil millones de iPhones.
 Y eso que no son baratos: el 6s está a la venta en la web de Apple por un precio mínimo de 749 euros. El 6s Plus, por 859 euros.

Según Apple, el teléfono tiene una vida media de tres años, aunque han sacado un plan que permite renovarlo cada año 
. No es una mala idea de negocio, teniendo en cuenta que el 45% de los estadounidenses cambia de teléfono con esa frecuencia.
No se trata solo de que el móvil levante pasiones, es que los fans de la marca siguen cada presentación de la empresa, comentando en decenas de miles de tuits todos los detalles de las novedades: desde los nuevos colores hasta los milímetros de grosor del teléfono. 
Pequeños cambios pueden provocar ataques de alegría y, también, de cólera.
Por supuesto, cuando un nuevo modelo sale a la venta, hay acampadas y colas en las tiendas
Ya pasó con el primero, como recordaba Wired en 2009.
 Y eso por no hablar de los rumores previos, que incluían fotos borrosas de supuestos iPhones en restaurantes y en trenes.
Nada más ponerse a la venta, el teléfono se examina por completo y se ponen a prueba todos los rumores.
 Por ejemplo, mucha gente se puso a comprobar si era verdad que el iPhone 6 se doblaba porque vieron a un tipo destrozándolo con las manos en un vídeo, olvidando lo obvio: cualquier cosa se dobla si haces fuerza suficiente. 
 En este caso, hacía falta la misma fuerza que sirve para romper cuatro lápices.
 Dio igual: revistas y particulares se dedicaron a doblar el teléfono y grabarlo en vídeo.
 Y no por alguna extraña parafilia: los fans de Apple estaban realmente preocupados. ¿Lo podré llevar en el bolsillo?, se preguntaban, alarmados, como si no se lo fueran a comprar de todas formas.

Esta locura apenas dura unos días. 
Porque poco después comienzan los rumores acerca de cómo será el nuevo modelo. Por ejemplo, la gran duda respecto al 7 es si incluirá puerto para los auriculares
. En serio, hay decenas de artículos evaluando si Apple acierta o no con una decisión que aún no se sabe si la empresa ha tomado.
Eso sí, lo que es seguro es que se podrá jugar a Pokémon Go.
Total, que estamos dispuestos a distraernos con cualquier cosa.
Y no tiene nada de malo.
 No vamos a estar todo el día analizando el Tractatus de Wittgenstein.
Alguno preferirá los sudokus y otros estarán más contentos saliendo a cazar bichos virtuales, haciendo punto, viendo pelis de Marvel o incluso leyendo a Wittgenstein, que hay gente muy rara.
 Y si tanta rabia te da, no te preocupes: en unos meses ya nadie se acordará de este juego y estaremos todos muy ocupados criticando otra moda supuestamente absurda.

 

La paz siempre llega............................................................. Boris Izaguirre

Don Juan Carlos y Doña Sofía, con los Reyes, sus hijas, la infanta Elena y sus dos hijos, en Mallorca. GETTY
 

Aparece la foto de la Familia Real reunida y ves ese deseo dibujado en el aire.

Es verdad que el mundo se empeña en complicarse, llegamos a agosto aún sumidos en ese trabalenguas del Gobierno en funciones, el PSOE negador y el señor Rivera, que ya no es Riverita, como un Robin en busca de Batman. Todo eso continúa, pero de repente aparece esa foto de nuestra Familia Real reunida casi al completo y ves ese deseo dibujado en el aire: la paz siempre llega.
Es probable que las altas temperaturas hayan provocado esta instantánea con todos los miembros de la Familia Real buena, los Urdangarin no aparecen por lo que ya sabemos. El exrey Juan Carlos llevaba camisa blanca, arrugada, como se arrugan algunas familias, pero relajado, como se relajan otras.
 Mantuvo regio el metro y medio de distancia con la exreina Sofía y, sin embargo, mucha más camaradería con su nieto Froilán, que se ha convertido en noticia al cumplir 18 años y soltar su primera declaración con un “viva España” que fue como un juvenil “¡viva yo!”.
 La exreina está igual, de actitud y de pensamientos. Letizia, al frente, y más atenta al ejemplo de sus hijas que aquel invalorable de la reina Sofía cuando se comprometió. Y el Rey un poco encorvado, quizás fastidiado de que Rajoy le haya llamado a Madrid a despachar el sin fin de consultas, en vez de acercarse él a la benigna Mallorca. Pero lo que llama la atención en la foto es el afro de doña Elena.

Es verdad que el mundo se empeña en complicarse, llegamos a agosto aún sumidos en ese trabalenguas del Gobierno en funciones, el PSOE negador y el señor Rivera, que ya no es Riverita, como un Robin en busca de Batman. Todo eso continúa, pero de repente aparece esa foto de nuestra Familia Real reunida casi al completo y ves ese deseo dibujado en el aire: la paz siempre llega.
Es probable que las altas temperaturas hayan provocado esta instantánea con todos los miembros de la Familia Real buena, los Urdangarin no aparecen por lo que ya sabemos. El exrey Juan Carlos llevaba camisa blanca, arrugada, como se arrugan algunas familias, pero relajado, como se relajan otras. Mantuvo regio el metro y medio de distancia con la exreina Sofía y, sin embargo, mucha más camaradería con su nieto Froilán, que se ha convertido en noticia al cumplir 18 años y soltar su primera declaración con un “viva España” que fue como un juvenil “¡viva yo!”. La exreina está igual, de actitud y de pensamientos. Letizia, al frente, y más atenta al ejemplo de sus hijas que aquel invalorable de la reina Sofía cuando se comprometió. Y el Rey un poco encorvado, quizás fastidiado de que Rajoy le haya llamado a Madrid a despachar el sin fin de consultas, en vez de acercarse él a la benigna Mallorca. Pero lo que llama la atención en la foto es el afro de doña Elena.
¿No estaba completamente keratinizada esa indomable melena a principios de julio en los festejos por el Día de la Independencia Americana? ¿Qué pasó? O no fue suficiente keratina o se aplicó con prisas, porque, apenas acercarse al archipiélago Balear, la humedad aliada con el viento generaron un rizado que transformó el pelo de la Infanta y a ella misma en pionera del retorno del pelo frito.
Beyoncé nació algo después del auge del pelo frito (que fue en 1978, cuando el matrimonio de Cayetana de Alba con Jesús Aguirre), y seguramente viaja con una keratina a prueba de archipiélagos y altas temperaturas. 
Es una pena que la Infanta y Froilán se hayan perdido su concierto en Barcelona, donde la cantante aprovechó para confirmarse como la reina del pop post Obama y pre Clinton. 
Y ofrecernos su nuevo rol como líder de un nuevo feminismo.
 Estoy convencido de que este cambio en Beyoncé es producto de una conversación con Michelle Obama, después de que la cantante y su marido se vieran envueltos en demasiadas chorradas y líos raros, como aquella extraña pelea de la hermana de Beyoncé con Jay-Z dentro de un ascensor. 
Michelle llamó al orden a Queen Bey y el resultado es este concierto donde el discurso es la autosuficiencia femenina. 
Una mujer a la que no se le fastidia la keratina. Cantó Sorry totalmente en español, y fue como otro “viva España”.

¿No estaba completamente keratinizada esa indomable melena a principios de julio en los festejos por el Día de la Independencia Americana? ¿Qué pasó? O no fue suficiente keratina o se aplicó con prisas, porque, apenas acercarse al archipiélago Balear, la humedad aliada con el viento generaron un rizado que transformó el pelo de la Infanta y a ella misma en pionera del retorno del pelo frito.
El concierto de Queen Bey en Barcelona coincidió con el cumpleaños de Obama. Y aprovechando la onomástica, Hillary Clinton volvió a enviarme un mail. Esta vez quería involucrarme en firmar una tarjeta de felicitación para el presidente. No me gusta firmar comunicados, ni siquiera si vienen de Amnistía Internacional, es una decisión que tomé hace tiempo, pero esta vez el mail de Hillary era tan afectuoso, tan cariñoso, parecía que de verdad me lo hubiera escrito a mí solo, así que pinché en el link y agregué mi nombre a los felicitadores del cumpleaños. Hillary continuó muy encantadora agradeciéndome el gesto. 
Y en tan solo 30 segundos envió otro mail sugiriéndome que volviera a ingresar otros cinco dólares para su campaña presidencial. ¡Un golpe de realidad! 
Ya sabemos todos los problemas que tuvo Hillary con sus mails. Estos de ahora te hacen sentir que tienes una relación con ella y, en cierta forma, sí la tienes y es monetaria.
 Cosas del futuro que ahora somos, pero en cualquier caso un sistema que nuestros partidos políticos deberían estudiar para evitarse investigaciones por financiación ilegal.
Puede que Mariano tenga que dar otro paso y seguir recabando apoyos, pero la industria de la moda tiene una capacidad extraordinaria para hacer nuevos amigos. Christian Louboutin, el célebre zapatero de las suelas rojas y los precios astronómicos, ha confeccionado el uniforme que llevará la delegación olímpica cubana. 
 ¿Qué tal? Resulta que el diseñador se ha unido a su compatriota, el jugador de balonmano Henri Tai, que es fundador de una firma de ropa deportiva, y así los atletas cubanos, con fuerte presencia y pisada en la cita olímpica, llevarán sus carísimas suelas rojas en Río