El ácido hialurónico es un polisacárido, perteneciente
al grupo de los glicosaminoglicanos, presente en los diferentes tejidos de todas
las especies animales (en la matriz intercelular de los tejidos). Desempeña
una importante función en la estructura de la piel, siendo responsable
de la elasticidad de la misma.
Tiene la capacidad de retener a su alrededor una
gran cantidad de agua aportando volumen a los tejidos.
Usado desde 1996, puede ser de origen animal (de la cresta de las gallinas
y del globo ocular de los peces) o de origen biológico (extractos de cultivo
de bacterias).
Corresponden a este grupo: Juvederm, Achyal, Perlane,
Restylane, Rofilan e Hylaform. Es necesario advertir que
los preparados inyectables para estética contienen impurezas en mayor o
menor grado.
No necesita test de alergia y se inyectan superficialmente en la piel integrándose
de manera natural en los tejidos sin producir fibrosis por reacción a cuerpo
extraño y, por lo tanto, sin alterar las características de la piel.
Es más, tienen un efecto beneficioso para la misma proporcionando una mayor
hidratación y aportando, mientras dura el efecto del implante, volumen
a la dermis.
Es decir, actúan por relleno e hidratación tisular.
La infiltración debe ser realizada con cierto grado de sobrecorrección
y se repetirá cada cuatro u ocho meses. Se aplica para modelar el contorno
facial, corregir pliegues, arrugas y dar volumen a los labios.
También
lo utilizamos en forma de mesoterapia.
Se han encontrado reacciones adversas tipo reacción inflamatoria prolongada
y alergias en aproximadamente un 3% de los pacientes. Por ello se desaconseja
en personas que hayan tenido o tengan alergia a las proteínas del pollo
o los huevos.
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