Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

7 ago 2016

La paz siempre llega............................................................. Boris Izaguirre

Don Juan Carlos y Doña Sofía, con los Reyes, sus hijas, la infanta Elena y sus dos hijos, en Mallorca. GETTY
 

Aparece la foto de la Familia Real reunida y ves ese deseo dibujado en el aire.

Es verdad que el mundo se empeña en complicarse, llegamos a agosto aún sumidos en ese trabalenguas del Gobierno en funciones, el PSOE negador y el señor Rivera, que ya no es Riverita, como un Robin en busca de Batman. Todo eso continúa, pero de repente aparece esa foto de nuestra Familia Real reunida casi al completo y ves ese deseo dibujado en el aire: la paz siempre llega.
Es probable que las altas temperaturas hayan provocado esta instantánea con todos los miembros de la Familia Real buena, los Urdangarin no aparecen por lo que ya sabemos. El exrey Juan Carlos llevaba camisa blanca, arrugada, como se arrugan algunas familias, pero relajado, como se relajan otras.
 Mantuvo regio el metro y medio de distancia con la exreina Sofía y, sin embargo, mucha más camaradería con su nieto Froilán, que se ha convertido en noticia al cumplir 18 años y soltar su primera declaración con un “viva España” que fue como un juvenil “¡viva yo!”.
 La exreina está igual, de actitud y de pensamientos. Letizia, al frente, y más atenta al ejemplo de sus hijas que aquel invalorable de la reina Sofía cuando se comprometió. Y el Rey un poco encorvado, quizás fastidiado de que Rajoy le haya llamado a Madrid a despachar el sin fin de consultas, en vez de acercarse él a la benigna Mallorca. Pero lo que llama la atención en la foto es el afro de doña Elena.

Es verdad que el mundo se empeña en complicarse, llegamos a agosto aún sumidos en ese trabalenguas del Gobierno en funciones, el PSOE negador y el señor Rivera, que ya no es Riverita, como un Robin en busca de Batman. Todo eso continúa, pero de repente aparece esa foto de nuestra Familia Real reunida casi al completo y ves ese deseo dibujado en el aire: la paz siempre llega.
Es probable que las altas temperaturas hayan provocado esta instantánea con todos los miembros de la Familia Real buena, los Urdangarin no aparecen por lo que ya sabemos. El exrey Juan Carlos llevaba camisa blanca, arrugada, como se arrugan algunas familias, pero relajado, como se relajan otras. Mantuvo regio el metro y medio de distancia con la exreina Sofía y, sin embargo, mucha más camaradería con su nieto Froilán, que se ha convertido en noticia al cumplir 18 años y soltar su primera declaración con un “viva España” que fue como un juvenil “¡viva yo!”. La exreina está igual, de actitud y de pensamientos. Letizia, al frente, y más atenta al ejemplo de sus hijas que aquel invalorable de la reina Sofía cuando se comprometió. Y el Rey un poco encorvado, quizás fastidiado de que Rajoy le haya llamado a Madrid a despachar el sin fin de consultas, en vez de acercarse él a la benigna Mallorca. Pero lo que llama la atención en la foto es el afro de doña Elena.
¿No estaba completamente keratinizada esa indomable melena a principios de julio en los festejos por el Día de la Independencia Americana? ¿Qué pasó? O no fue suficiente keratina o se aplicó con prisas, porque, apenas acercarse al archipiélago Balear, la humedad aliada con el viento generaron un rizado que transformó el pelo de la Infanta y a ella misma en pionera del retorno del pelo frito.
Beyoncé nació algo después del auge del pelo frito (que fue en 1978, cuando el matrimonio de Cayetana de Alba con Jesús Aguirre), y seguramente viaja con una keratina a prueba de archipiélagos y altas temperaturas. 
Es una pena que la Infanta y Froilán se hayan perdido su concierto en Barcelona, donde la cantante aprovechó para confirmarse como la reina del pop post Obama y pre Clinton. 
Y ofrecernos su nuevo rol como líder de un nuevo feminismo.
 Estoy convencido de que este cambio en Beyoncé es producto de una conversación con Michelle Obama, después de que la cantante y su marido se vieran envueltos en demasiadas chorradas y líos raros, como aquella extraña pelea de la hermana de Beyoncé con Jay-Z dentro de un ascensor. 
Michelle llamó al orden a Queen Bey y el resultado es este concierto donde el discurso es la autosuficiencia femenina. 
Una mujer a la que no se le fastidia la keratina. Cantó Sorry totalmente en español, y fue como otro “viva España”.

¿No estaba completamente keratinizada esa indomable melena a principios de julio en los festejos por el Día de la Independencia Americana? ¿Qué pasó? O no fue suficiente keratina o se aplicó con prisas, porque, apenas acercarse al archipiélago Balear, la humedad aliada con el viento generaron un rizado que transformó el pelo de la Infanta y a ella misma en pionera del retorno del pelo frito.
El concierto de Queen Bey en Barcelona coincidió con el cumpleaños de Obama. Y aprovechando la onomástica, Hillary Clinton volvió a enviarme un mail. Esta vez quería involucrarme en firmar una tarjeta de felicitación para el presidente. No me gusta firmar comunicados, ni siquiera si vienen de Amnistía Internacional, es una decisión que tomé hace tiempo, pero esta vez el mail de Hillary era tan afectuoso, tan cariñoso, parecía que de verdad me lo hubiera escrito a mí solo, así que pinché en el link y agregué mi nombre a los felicitadores del cumpleaños. Hillary continuó muy encantadora agradeciéndome el gesto. 
Y en tan solo 30 segundos envió otro mail sugiriéndome que volviera a ingresar otros cinco dólares para su campaña presidencial. ¡Un golpe de realidad! 
Ya sabemos todos los problemas que tuvo Hillary con sus mails. Estos de ahora te hacen sentir que tienes una relación con ella y, en cierta forma, sí la tienes y es monetaria.
 Cosas del futuro que ahora somos, pero en cualquier caso un sistema que nuestros partidos políticos deberían estudiar para evitarse investigaciones por financiación ilegal.
Puede que Mariano tenga que dar otro paso y seguir recabando apoyos, pero la industria de la moda tiene una capacidad extraordinaria para hacer nuevos amigos. Christian Louboutin, el célebre zapatero de las suelas rojas y los precios astronómicos, ha confeccionado el uniforme que llevará la delegación olímpica cubana. 
 ¿Qué tal? Resulta que el diseñador se ha unido a su compatriota, el jugador de balonmano Henri Tai, que es fundador de una firma de ropa deportiva, y así los atletas cubanos, con fuerte presencia y pisada en la cita olímpica, llevarán sus carísimas suelas rojas en Río

 

 

 

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