Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

10 jul 2016

Elle Fanning, la nueva musa.................................................. Irene Crespo

Es actriz desde los dos años, y ahora que ha cumplido los 18 tiene claro que su futuro está en una industria que la reclama.

Elle Fanning, el pasado mayo en el Festival de Cannes. GETTY IMAGES
En The Neon Demon, Elle Fanning da vida a una modelo de 16 años que viaja a Los Ángeles a probar suerte
. Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
 Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
 Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.

 
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a conseguir trabajos.
 Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
 Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite
. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.

Elle Fanning, el pasado mayo en el Festival de Cannes. GETTY IMAGES
En The Neon Demon, Elle Fanning da vida a una modelo de 16 años que viaja a Los Ángeles a probar suerte.
Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
 Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
 Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a conseguir trabajos.
 Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
 Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
“Creo que no ha pasado nada malo porque empecé recibiendo educación en casa, pero después le pedí a mi madre que me llevara a un colegio normal, y pude hacer todas las cosas normales, tuve amigos de mi edad y no estaba rodeada de adultos todo el tiempo”, explica en una reciente entrevista en el Vogue británico
. Toda su adolescencia ha compaginado esa vida normal con papeles en películas adultas. En Somewhere, el filme de Sofia Coppola que la catapultó, tenía solo 11 años y perdió su último diente de leche cuando viajaba a Venecia a recoger el gran premio
. Si se ha perdido cosas de una “adolescencia normal” no lo lamenta porque sabe que su futuro está en el cine y, por lo tanto, todo lo que ha hecho ha merecido la pena.
 También combinaba las salidas con amigos con las alfombras rojas que tanto le gustan
. Acudió a su primera gala del Met con 13 años y desde entonces es una habitual. Siempre le ha gustado la ropa, disfrazarse y arreglarse.
 Llevaba a su madre de compras por tiendas vintage en las que se atrevía con piezas imposibles, por eso es una de las preferidas para los diseñadores y para la prensa especializada: por su valentía a la hora de elegir vestidos, siempre sorprendente, pero a la vez es fiel a una misma línea algo etérea, casi de princesa, propio de su edad. Valentino y Elie Saab son sus modistos favoritos.
Y sus inspiraciones van de Marilyn Monroe, con quien está obsesionada, a Grace Kelly, ahora que es más adulta.

El despertar sexual

Aunque todos los directores con los que ha trabajado la han descrito siempre como muy madura para su edad, The Neon Demon es, de hecho, su papel más adulto hasta la fecha.
 Y se estrena cuando ella acaba de cumplir los 18 años y ha terminado el instituto, lo que le dejará más tiempo para rodar o promocionar la decena de filmes que tiene anunciados, de nuevo con Sofia Coppola o con Ben Affleck, por ejemplo.
 La película del director de Drive, Nicolas Winding Refn, es, además, su despertar sexual en pantalla, con el que se siente cómoda.
“Mi madre estuvo todos los días en el rodaje y no lo hice porque sea sexy, sino porque es fundamental para el personaje”, explica.
Su madre también la acompañó al Festival de Cannes, donde la película despertó reacciones muy opuestas: aplausos e insultos
. Pero mientras eso ocurría en la proyección para prensa, Elle estaba con su director en la gala amfAR, moviéndose con su vestido de princesa en el mismo mundo de belleza, lujo y envidias que retrata la cinta.
 “Era como estar dentro de la película, podías ver como todos miraban a Elle y querían ser ella”, cuenta el director.

 

Enchufar y desenchufar...........................................................Juan José Millás..

HACE POCO leía yo el manual de instrucciones de mi horno con la misma atención con la que este hombre lee un folleto de propaganda electoral. 
 Alguien había activado sin querer la función de bloqueo y no había manera de desactivarla.
 La lectura de las instrucciones, que no entendí, resultó infecunda. 
Llevábamos así más de una semana, con el pollo que habíamos comprado para asar a punto de pudrirse, cuando se me ocurrió quitar la luz y volverla a dar. Milagrosamente, las cosas volvieron a su ser y el pollo quedó estupendamente una vez carbonizadas las zonas más expuestas a la acción bacteriológica. 
Se trataba de un ave de corral que nos había salido por un pico y no era cuestión de tirarla a la basura.
Quitar la luz y volverla a dar. 
A veces las cosas son tan sencillas como eso.
 Significa que si pudiera meterme en la foto y colocarme al lado del señor del bastón, le diría que no intentara entender el folleto.
 Los folletos no se concibieron para ser entendidos, sino para vender la moto.
Le contaría que si a él se le ha bloqueado España, a mí se bloqueó el horno. Ya sé que España no es un horno, aunque las temperaturas aprietan, pero una solución para alopecia cura con frecuencia la rinitis. 
La mayoría de los grandes inventos de la humanidad tuvieron su origen en un error.
 La taquicardia se arregla, como los ordenadores, reseteando el corazón: te lo paran un segundo, lo vuelven a poner en marcha y comienza a latir normalmente.
 Así que dejemos los folletos y desenchufemos España unos instantes. El problema es averiguar si la lleva Endesa o Iberdrola. 
A man reads a pamphlet of Spain's Socialist party (PSOE) in Madrid
 COLUMNISTAS-REDONDOS_JUANJOSEMILLAS

Mirar las estrellas.................................................Rosa Montero

Los astrofísicos son los exploradores modernos y se internan en los secretos esenciales. La ‘terra incognita’ de nuestros días está ahí fuera.


SIEMPRE HE sentido una especial fascinación por la astronomía, probablemente porque a los seis años viví un suceso maravilloso
. Me recuerdo de noche y en la calle, una situación ya en sí poco usual para mi corta edad. 
Yo colgaba de la mano de mi madre y a mi lado se encontraban mi padre y mi hermano. Los cuatro estábamos parados en mitad de la acera y contemplábamos el cielo sin pestañear, al igual que otras decenas de personas que ocupaban la avenida, todas quietas, todas en silencio, todas mirando hacia el firmamento.
 Hasta que al fin apareció allá arriba una estrellita luminosa que recorría a buen ritmo el arco de la noche.
 Era el Sputnik de los rusos, el primer satélite artificial colocado en órbita, el primer objeto lanzado por los humanos más allá de la atmósfera. Nuestra primera salida de la Tierra.La mágica visión de aquella estrella que habíamos sido capaces de poner en el cielo me hizo decidir aquella noche que de mayor sería astronauta. Evidentemente no lo he sido, pero aquel suceso fundacional debió de ser la base de mi amor por la ciencia-ficción y quizá por la ciencia. Aunque he estudiado letras, la ciencia me encanta y siempre he lamentado el tremendo acientifismo de la sociedad española. Por eso considero un precioso regalo el proyecto del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) en el que he tenido el privilegio de participar.
Pero empezaré por el principio. 
Los tres mejores lugares del mundo para observar las estrellas están en Chile, para el hemisferio sur, y en Hawái y Canarias para el norte.
 Y por una vez en nuestra historia, y en buena medida gracias al empeño visionario del astrofísico Francisco Sánchez en los años sesenta, España supo aprovechar estas circunstancias geográficas para crear y desarrollar el IAC, que es uno de los diez mejores centros de astrofísica del mundo. 
Posee dos observatorios, uno en el Teide y otro en el Roque de los Muchachos, en la isla de La Palma, ambos a unos 2.400 metros de altitud
. En cada uno hay dos decenas de telescopios cuya propiedad se reparte entre 20 países. 
Nosotros tenemos ahí el Gran Telescopio óptico e infrarrojo Canarias, el mayor del mundo, un bicharraco resplandeciente y monumental. 
Somos una potencia en astrofísica, pero como vivimos de espaldas a la ciencia no lo sabemos.
 Para intentar paliar esta ignorancia, al IAC se le ha ocurrido la preciosa idea de invitar a una serie de escritores a visitar sus instalaciones y pedirnos que después escribamos un cuento para un libro.
 Durante cuatro días me he paseado por esos territorios espectrales de belleza salvaje.
 El Teide y el Roque tienen una geografía primordial y volcánica que te remite al principio del mundo y que se une a la tecnología más rompedora del planeta, a la ciencia del futuro. 
Sé que la noche que pasé en el Roque será inolvidable: al atardecer, los observatorios, que eran solitarios búnkeres blancos cerrados a cal y canto, empezaron a abrir sus bóvedas con bostezo de gigantes, y por las aberturas asomaron los telescopios como bichos colosales que salían de sus crisálidas, como grandes lenguas de insectos dispuestos a lamer los lejanos secretos del universo. 
Y todo en la más completa oscuridad, porque cualquier fuente artificial de luz empeora la calidad de lo observado, y en un silencio apenas rasgado por el chirrido de las cúpulas al girar, de las lentes al rotar para apuntar a las estrellas.
 Era mágico, era extraño, era sobrecogedor. 
Era la indecible menudencia del ser humano enfrentándose a la enormidad del universo. Los astrofísicos son los exploradores modernos y se internan en los secretos esenciales. La terra incognita  de nuestros días está ahí fuera, en lo muy grande y lo muy pequeño, desde las galaxias con miles de millones de soles a los quarks infinitesimales.
 En el IAC se estudia el principio de lo que somos, el corazón mismo de la vida; y, de paso, se desarrolla nuestra capacidad tecnológica y científica, se crean empresas competitivas, se coloca a España en el siglo XXI.
 Deberían obligarnos a todos los ciudadanos a visitar los observatorios al menos una vez al año.
 Para que aprendamos a mirar a Andrómeda en vez de estar absortos en nuestro ombligo.
Tiene que escribir una novelista "goda" sobre nuestro cielo y nuestros Telecospios, Sobre el Astrofísico del Teide, y El del Roque de los Muchachos.
Efectivamente España no mira al cielo pero Canarias si, No estamos de espaldas a la ciencia aunque algunos si. 
Hemos visto Eclipses desde niños, el 1º que yo vi fue todo un ritual y se hizo de noche. contemplamos ese fenómeno con una protección casera, y como ese total no lo he vuelto a ver.
Aquí en Canarias se estudia ASTRÓFISICA, y hay muchos que hacen del cielo y los lanzamientos espaciales su "Vida" sin dejar de vivir en un archipiélago que no explota como debe el Cielo.
Pero no es un juego. Hay que saber y aprender a mirarlo. 
 COLUMNISTAS-REDONDOS_ROSAMONTERO

Demagogia directa................................................................Javier Marías

Para alguna gente todo se ha convertido en un juego y ya no distingue entre echar a un concursante de ‘Gran Hermano’ y decidir algo en serio.

NO PUEDO evitar ver cierta vinculación.
 Desde hace años (sobre todo desde que existen las redes sociales), los programas de televisión y radio, los diarios, la publicidad, se han volcado en la continua adulación de sus espectadores, oyentes, lectores y clientes.
 Se los insta a “sentirse importantes” con apelaciones del tipo: “Participa”, “Tu voz cuenta”, “Tú decides”, “Da tu opinión”, “Todo está en tus manos”. 
Mucha gente, incauta y narcisista por naturaleza, se lanza a gastar dinero (cada llamada o tuit cuesta algo) para hacer notar su peso en cualquier imbecilidad: quién ha sido el mejor jugador de un partido o quién debe representarnos en Eurovisión; quién debe ser expulsado de Gran Hermano o ganar tal o cual concurso de cocina; si Blatter y Platini deben dimitir de sus puestos en la FIFA, y así.
 Los periódicos online ofrecen gran espacio para los comentarios espontáneos sobre un artículo o una información, las pantallas se llenan de mensajes improvisados e irreflexivos sobre cualquier asunto. 
Es decir, mucha gente se ha acostumbrado a ser “consultada” incesantemente acerca de cualquier majadería, cuestiones intrascendentes las más de las veces, meros juegos sin consecuencias.
 Al fin y al cabo, ¿qué importa quién venza en un concurso o quién cante en un festival? 
 Pero nuestra vanidad es ilimitada, y cada cual cree que, con su voto o su opinión, ha intervenido y ha gozado de protagonismo. 
Parece algo inofensivo y baladí, pero sospecho que en estas ruines lisonjas está el origen del progresivo abaratamiento del sistema democrático, y lo peor, lo más engañoso e irresponsable, es que no son pocos los partidos políticos que recurren a estas técnicas; que se inspiran en esta frivolización y se pretenden “más democráticos que nadie” mediante los referéndums, los plebiscitos, los asambleísmos, las votaciones “directas” sobre lo habido y por haber. 
Se pregunta a “las bases” con quiénes se ha de pactar o gobernar, y de ese modo los dirigentes se eximen de responsabilidades. Se pregunta a la ciudadanía (como ha hecho Carmena en Madrid) si cree que hay que remodelar la Plaza de España, de lo cual se enteran cuatro gatos y votan la mitad sin tener mucha idea de lo que realmente opinan o de si tienen opinión (de lo que se trata es de participar en lo que sea); Carmena da por válida la respuesta de los dos gatos y acomete la enésima obra destructiva de nuestra ciudad. Podemos y la CUP no cesan de consultar a sus militantes, eso sí, bien teledirigidos para que voten lo que defienden sus líderes.
 Italia inquirió a sus electores sobre prospecciones petroleras (!), y, claro, no hubo quórum. 
Hungría a los suyos sobre las cuotas de refugiados, Grecia a los suyos si aceptaban el tercer rescate de la UE. 
Holanda sobre no sé qué. Y Suiza, bueno, es la pionera, allí se consulta a la población acerca de cualquier minucia. Hay cuestiones –poquísimas– para las que sí conviene un referéndum, como la independencia de Escocia o la del Quebec, dada la trascendencia de la decisión. 
Pero ni siquiera el celebrado para el Brexit cumplía esos requisitos: no había un clamor exigiéndolo, ni siquiera urgencia, y todo fue un estúpido e irresponsable farol de Cameron, que podía haberse ahorrado anunciando en su programa que mientras él gobernase el Reino Unido permanecería en la UE.
Al día siguiente del triunfo del Brexit, el 7% de los votantes favorables a él ya estaban arrepentidos, asustados y solicitando una segunda vuelta. ¿Cómo se explica? 
Tengo para mí que alguna gente se ha contagiado de las continuas votaciones “populares” de la televisión y las redes. 
Para ella todo se ha convertido en un juego, y ya no distingue entre echar a un concursante de la casa de Gran Hermano y decidir algo, en serio,  que puede arruinarle la vida o cambiarla para mucho peor.
 Votan con la misma despreocupación, hasta que al día siguiente se dan cuenta y exclaman: “¡Dios mío, qué he hecho! Esto sí traía consecuencias”.
 Los dirigentes que apelan a la “democracia directa”, a los plebiscitos, a los referéndums en serie, deberían ser rechazados, por comodones, incompetentes y cobardes.
 Si siempre se cubren las espaldas preguntando al “pueblo”, ¿para qué diablos son elegidos? Son pura contradicción o caradura: “Quiero un sillón, pero cada vez que deba tomar una medida peliaguda o impopular, cargaré a la gente (manipulada) con la responsabilidad” (a los cuatro o dos gatos que, halagadísimos, se molesten en responder). 
Tenemos democracias representativas, y elegimos a alguien presuponiendo que sabe más que el común.
 En contra de las apariencias, los que recurren a las consultas sin parar suelen ser los menos democráticos.  

Para mí hay otro viejo adjetivo que los define: demagógicos, eso es más bien lo que son.
 COLUMNISTAREDONDA_JAVIERMARIAS