Es actriz desde los dos años, y ahora que ha cumplido los 18 tiene claro que su futuro está en una industria que la reclama.
En The Neon Demon,
Elle Fanning da vida a una modelo de 16 años que viaja a Los Ángeles a
probar suerte
. Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
. Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la
familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a
conseguir trabajos.
Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite
. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite
. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
En The Neon Demon,
Elle Fanning da vida a una modelo de 16 años que viaja a Los Ángeles a
probar suerte.
Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a conseguir trabajos.
Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
“Creo que no ha pasado nada malo porque empecé recibiendo educación
en casa, pero después le pedí a mi madre que me llevara a un colegio
normal, y pude hacer todas las cosas normales, tuve amigos de mi edad y
no estaba rodeada de adultos todo el tiempo”, explica en una reciente
entrevista en el Vogue británico
. Toda su adolescencia ha compaginado esa vida normal con papeles en películas adultas. En Somewhere, el filme de Sofia Coppola que la catapultó, tenía solo 11 años y perdió su último diente de leche cuando viajaba a Venecia a recoger el gran premio
. Si se ha perdido cosas de una “adolescencia normal” no lo lamenta porque sabe que su futuro está en el cine y, por lo tanto, todo lo que ha hecho ha merecido la pena.
También combinaba las salidas con amigos con las alfombras rojas que tanto le gustan
. Acudió a su primera gala del Met con 13 años y desde entonces es una habitual. Siempre le ha gustado la ropa, disfrazarse y arreglarse.
Llevaba a su madre de compras por tiendas vintage en las que se atrevía con piezas imposibles, por eso es una de las preferidas para los diseñadores y para la prensa especializada: por su valentía a la hora de elegir vestidos, siempre sorprendente, pero a la vez es fiel a una misma línea algo etérea, casi de princesa, propio de su edad. Valentino y Elie Saab son sus modistos favoritos.
Y sus inspiraciones van de Marilyn Monroe, con quien está obsesionada, a Grace Kelly, ahora que es más adulta.
Aunque todos los directores con los que ha trabajado la han descrito siempre como muy madura para su edad, The Neon Demon
es, de hecho, su papel más adulto hasta la fecha.
Y se estrena cuando ella acaba de cumplir los 18 años y ha terminado el instituto, lo que le dejará más tiempo para rodar o promocionar la decena de filmes que tiene anunciados, de nuevo con Sofia Coppola o con Ben Affleck, por ejemplo.
La película del director de Drive, Nicolas Winding Refn, es, además, su despertar sexual en pantalla, con el que se siente cómoda.
“Mi madre estuvo todos los días en el rodaje y no lo hice porque sea sexy, sino porque es fundamental para el personaje”, explica.
Su madre también la acompañó al Festival de Cannes, donde la película despertó reacciones muy opuestas: aplausos e insultos
Al llegar, su juventud y belleza es la envidia de todas las maniquíes veteranas.
Esos recelos despiertan en su personaje una oscuridad que nada tiene que ver con los papeles que hasta ahora había interpretado o con su verdadera personalidad: la de una “adolescente feliz”, como ella misma se definía en el estreno de la película el pasado mayo en el Festival de Cannes.
“Todo el mundo tiene un lado bueno y uno malo, y fue divertido explorar ese lado malo”, explicó. Además, como rodaron cronológicamente, pudo “comprobar cómo iba convirtiéndose en una narcisista total”.
Algo en lo que Elle Fanning no se reconoce, a pesar de llevar trabajando en Hollywood sin parar desde los 2 años cuando en el rodaje de Yo soy Sam (2002) necesitaron a alguien para interpretar a la versión más pequeña de su hermana mayor, Dakota Fanning.
Dakota fue quien abrió el camino, quien quiso ser actriz e hizo a la familia mudarse de su Georgia natal a Los Ángeles cuando empezó a conseguir trabajos.
Fue entonces cuando Elle Fanning comenzó a seguirla por todos esos rodajes, “por un mundo de sueños” en el que ha crecido.
Algo que la animó, “porque era lo más lógico”, a seguir los pasos de su hermana, con la que dice que no compite. “Ella no lee mis guiones ni yo leo los suyos, pero sí vemos nuestras películas una vez acabadas”, dice.
. Toda su adolescencia ha compaginado esa vida normal con papeles en películas adultas. En Somewhere, el filme de Sofia Coppola que la catapultó, tenía solo 11 años y perdió su último diente de leche cuando viajaba a Venecia a recoger el gran premio
. Si se ha perdido cosas de una “adolescencia normal” no lo lamenta porque sabe que su futuro está en el cine y, por lo tanto, todo lo que ha hecho ha merecido la pena.
También combinaba las salidas con amigos con las alfombras rojas que tanto le gustan
. Acudió a su primera gala del Met con 13 años y desde entonces es una habitual. Siempre le ha gustado la ropa, disfrazarse y arreglarse.
Llevaba a su madre de compras por tiendas vintage en las que se atrevía con piezas imposibles, por eso es una de las preferidas para los diseñadores y para la prensa especializada: por su valentía a la hora de elegir vestidos, siempre sorprendente, pero a la vez es fiel a una misma línea algo etérea, casi de princesa, propio de su edad. Valentino y Elie Saab son sus modistos favoritos.
Y sus inspiraciones van de Marilyn Monroe, con quien está obsesionada, a Grace Kelly, ahora que es más adulta.
El despertar sexual
Y se estrena cuando ella acaba de cumplir los 18 años y ha terminado el instituto, lo que le dejará más tiempo para rodar o promocionar la decena de filmes que tiene anunciados, de nuevo con Sofia Coppola o con Ben Affleck, por ejemplo.
La película del director de Drive, Nicolas Winding Refn, es, además, su despertar sexual en pantalla, con el que se siente cómoda.
“Mi madre estuvo todos los días en el rodaje y no lo hice porque sea sexy, sino porque es fundamental para el personaje”, explica.
Su madre también la acompañó al Festival de Cannes, donde la película despertó reacciones muy opuestas: aplausos e insultos
. Pero mientras
eso ocurría en la proyección para prensa, Elle estaba con su director en
la gala amfAR, moviéndose con su vestido de princesa en el mismo mundo
de belleza, lujo y envidias que retrata la cinta.
“Era como estar dentro
de la película, podías ver como todos miraban a Elle y querían ser
ella”, cuenta el director.
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