Lo de los “derechos” de los animales es un despropósito. Con frecuencia
son sus propietarios quienes quieren para sí una especie de privilegio
añadido.
19 jun 2016
18 jun 2016
Jarre: la imagen le ganó el pulso a la música................................................... Miquel Jurado
Sonido compacto y potente en la presentación del último trabajo de músico.
Hace tan solo unas semanas Jean-Michel Jarre editaba la segunda parte de su díptico Electronica, subtitulado esta vez The heart of Noisey
para demostrar precisamente eso, que el ruido tiene corazón, se plantó
en la noche de ayer viernes en el escenario más aparatoso de todos los
montados por el Sónar en la Fira de L’Hospitalet.
No era una actuación más ya que el músico de Lyon había escogido el festival barcelonés para montar la presentación mundial de su nuevo espectáculo basado precisamente en la música de ese disco
. La expectación se notaba y la pregunta más repetida era ¿qué va a hacer Jarre?
Pocas pistas podían extraerse del escenario totalmente negro en el que el dj Ángel Molina intentaba poner en movimiento al personal para acortar la espera; no se puede ni debe tratar a Molina como a un telonero pero esta vez lo parecía
. El público se iba acercando pero nadie bailaba.
Un público que, ni en los momentos más cálidos de la actuación de Jarre, llegó a llenar la tercera parte de ese hangar gigantesco de techos metálicos abovedados que para la ocasión se bautiza como SónarClub y que, con su impresionante volumen, las luces nerviosas y cambiantes y la profusión de rayos láser disparados contra el personal, parecía sacado directamente de una película de ciencia ficción.
A las 22,30, con exquisita puntualidad, un cañonazo de tonos subgraves lo conmovió todo
. El suelo temblaba mientras el escenario cobraba vida
. Unas primeras cascadas de colores rápidamente se fueron transformando en una mezcla tan delirante como atractiva de formas cambiantes que rodeaban la tarima sobre la que Jarre manipulaba todo tipo de artilugios, incluida una guitarra
. Con la ayuda de otros dos músicos en la retaguardia consiguió emular sin fisuras la sonoridad de sus dos últimos discos antes de lanzarse a la recuperación obligada de alguno de sus éxitos.
No era una actuación más ya que el músico de Lyon había escogido el festival barcelonés para montar la presentación mundial de su nuevo espectáculo basado precisamente en la música de ese disco
. La expectación se notaba y la pregunta más repetida era ¿qué va a hacer Jarre?
Pocas pistas podían extraerse del escenario totalmente negro en el que el dj Ángel Molina intentaba poner en movimiento al personal para acortar la espera; no se puede ni debe tratar a Molina como a un telonero pero esta vez lo parecía
. El público se iba acercando pero nadie bailaba.
Un público que, ni en los momentos más cálidos de la actuación de Jarre, llegó a llenar la tercera parte de ese hangar gigantesco de techos metálicos abovedados que para la ocasión se bautiza como SónarClub y que, con su impresionante volumen, las luces nerviosas y cambiantes y la profusión de rayos láser disparados contra el personal, parecía sacado directamente de una película de ciencia ficción.
A las 22,30, con exquisita puntualidad, un cañonazo de tonos subgraves lo conmovió todo
. El suelo temblaba mientras el escenario cobraba vida
. Unas primeras cascadas de colores rápidamente se fueron transformando en una mezcla tan delirante como atractiva de formas cambiantes que rodeaban la tarima sobre la que Jarre manipulaba todo tipo de artilugios, incluida una guitarra
. Con la ayuda de otros dos músicos en la retaguardia consiguió emular sin fisuras la sonoridad de sus dos últimos discos antes de lanzarse a la recuperación obligada de alguno de sus éxitos.
Parecía difícil pero en el mundo de la electrónica todo es posible hasta recrear a músicos que en ese momento deben estar a miles de kilómetros de distancia haciendo cualquier otra cosa.
Así sucedió, por ejemplo con la voz de la canadiense Peaches o la proclama del activista estadounidense Edward Snowden (enlatada en su refugio moscovita).
Un sonido compacto y potente que, al tratarse de un recinto cerrado (por grande que fuera), te zarandeaba con fuerza golpeándote la boca del estómago marcó una actuación en la que el entramado sonoro parecía el necesario acompañamiento de un espectáculo visual verdaderamente impresionante. Una producción videográfica a menudo en tres dimensiones que alcanzó momentos sobresalientes como la invasión de marcianitos de ojos resplandecientes que acompañó la cuarta parte de Equinoxe o el arpa láser de The time machine.
Y una vez más dio la impresión de que el público de Jarre estaba allí más para disfrutar con la vista más que con el oído.
Y razón no les faltaba porque lo visto superó cualquier expectativa (que eran muchas) mientras la música caminaba por senderos ya conocidos. Stardust cerró ochenta minutos de actuación y nadie pidió un bis.
La reprimenda de Isabel II a su nieto el príncipe Guillermo
El duque de Cambridge estaba agachado junto a su hijo cuando la reina le ordenó que se levantara durante el 'Trooping the colour'.
La autoridad de la reina Isabel II en Reino Unido es indiscutible, también con su familia.
El último en llevarse una regañina ha sido el príncipe Guillermo y a ojos de todo el mundo, ya que fue el pasado domingo durante el Trooping the Colour, una ceremonia anual realizada por los regimientos del Ejército británico y de la Commonwealth.
La familia real británica al completo —la reina Isabel, Carlos de Inglaterra y su esposa Camila de Cornualles,
el príncipe Guillermo con su mujer Kate Middleton y sus dos hijos y
Enrique de Inglaterra— se encontraba en el balcón principal del Palacio
de Buckingham mientras disfrutaban del desfile aéreo del Royal Air
Force.
El duque de Cambridge se agachó para hablar con su hijo, el príncipe Jorge, que miraba intrigado al cielo. Fue en ese momento cuando Isabel II le dio unos golpecitos en el hombro y le dijo al segundo en la línea de sucesión al trono británico que se levantara.
Este reaccionó a la orden ipso facto.
Un breve gesto que ha pasado casi inadvertido hasta que este divertido momento se ha convertido en gif —un formato de imágenes en movimiento— que circula por las redes sociales y que da buena cuenta del genio y la autoridad de la reina de Inglaterra. Incluso el pequeño Jorge, de 2 años, parece darse cuenta de la que se avecina y se echa la mano a la frente.
El último en llevarse una regañina ha sido el príncipe Guillermo y a ojos de todo el mundo, ya que fue el pasado domingo durante el Trooping the Colour, una ceremonia anual realizada por los regimientos del Ejército británico y de la Commonwealth.
El duque de Cambridge se agachó para hablar con su hijo, el príncipe Jorge, que miraba intrigado al cielo. Fue en ese momento cuando Isabel II le dio unos golpecitos en el hombro y le dijo al segundo en la línea de sucesión al trono británico que se levantara.
Este reaccionó a la orden ipso facto.
Un breve gesto que ha pasado casi inadvertido hasta que este divertido momento se ha convertido en gif —un formato de imágenes en movimiento— que circula por las redes sociales y que da buena cuenta del genio y la autoridad de la reina de Inglaterra. Incluso el pequeño Jorge, de 2 años, parece darse cuenta de la que se avecina y se echa la mano a la frente.
Poesía y resistencia............................................................. Jordi Costa
Esta es la película más autorreflexiva del conjunto.
La ficción (o el arte) es el nexo de unión entre los vivos y los muertos. También es un instrumento para vivir lo no vivido.
Esta es la película más autorreflexiva del conjunto y, al tiempo que subraya la funcional identificación entre Sherezade y el cineasta, también desarrolla la idea de que la contadora de historias, obligada a entrelazar cuentos para salvar su cuello, es el correlato metafórico de todos los portugueses, capaces de encontrar inesperadas vías de supervivencia en la reformulación poética de la realidad.
La película empieza con un paseo de Sherezade fuera de los muros del palacio donde se abren diversas posibilidades de ficciones que son sucesivamente desechadas. Es un remanso de extrema libertad creativa, de tono bienhumorado, enérgico y gozoso que, finalmente, da paso a uno de los fragmentos más largos, minuciosos e inesperados de este laberinto de historias, en las que se imbrican lo real y lo imaginario, servido en tres generosas entregas: El embriagador canto de los pinzones es, directamente, una inmersión documental en la comunidad de los aficionados a las competiciones de pinzones canoros, una subcultura nacida en un barrio de chabolas lisboeta posteriormente transformado en comunidad de viviendas sociales.
Publicidad
El uso de los rótulos como elemento expresivo se hace eco de las intermitencias en la narración de Sherezade, transmitiendo la naturaleza frágil de la ficción, algo que siempre está a punto de romperse o desaparecer ante las agresiones y la hostilidad de lo real.
No hay conclusión: sólo belleza.
Y resistencia.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)