Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

15 sept 2013

Cuando no se puede decir ‘no puedo’..................Rosa Montero


Hace años fui a cumplir un encargo a un piso de unos amigos que llevaba cerrado y desocupado más de dos meses. Recogí los papeles que iba a buscar y, cuando ya estaba a punto de irme, vi por casualidad que en la jardinera del balcón, bajo un sol veraniego achicharrante, seguía viva una planta.
 Estaba muy alicaída, agonizante; a su alrededor, todas las demás plantas habían muerto ya, dejando un panorama desolado de hojarasca reseca y telarañas.
 Pero ella seguía luchando por vivir a pesar de los dos meses de abandono.
 Comprendo que es ri­dículo, pero casi me dieron ganas de llorar al contemplar ese esfuerzo tan heroico e inútil. 
Como una loca, regué concienzudamente la jardinera, y luego me marché sintiéndome aún peor, porque el agua sólo prolongaría el sufrimiento de la planta.
 Pero, a fin de cuentas, la vida consiste justo en eso: en el regocijo de vivir cada instante, cada segundo robado antes del fin.
Qué tenaz es la vida, qué maravillosamente peleona
. Un amigo argentino me ha mandado la foto de su hija, una niñita nacida prematuramente a los seis meses. Es una guerrera hermosa y diminuta que lleva semanas librando el fiero combate de la supervivencia: todas sus células están concentradas en la proeza de existir.
 De hecho, todos nosotros somos un prodigio, todos representamos una proeza descomunal. 
Estar vivo es el resultado feliz de una batalla feroz contra las circunstancias: sólo recordar que el espermatozoide que participó en tu concepción tuvo que competir contra cien millones de espermatozoides da idea del esfuerzo.
 Repitamos una vez más lo obvio: para nacer es necesario que antes se haya dado una larguísima cadena de éxitos
. Nuestros padres, nuestros abuelos, nuestros recontratatarabuelos de las cavernas lograron ser un huevo fertilizado, y luego un embrión viable, y luego un bebé lo suficientemente sano.
 Y a partir de ahí supieron crecer, mantenerse vivos, encontrar pareja, procrear, cuidar de su prole. 
Somos guerreros e hijos de guerreros, todos victoriosos. 
Haber llegado a nacer es más venturoso y más difícil que sacarse el Gordo de la lotería.
Estar vivo es el resultado feliz de una batalla feroz contra las circunstancias
Así pues, la vida siempre se empecina en seguir viviendo. Lo cual es una buenísima noticia, desde luego
. No hay que perder la fe en esa fuerza bruta y ciega de la vida.
 Hace poco, el gran cineasta Bernardo Bertolucci presentó su última película, Tú y yo
. Llevaba diez años sin rodar porque una enfermedad que él mantiene en secreto le ha confinado en una silla de ruedas. Ahora Bertolucci ha vuelto a dirigir, y ya está pensando en hacer otra película.
 En las entrevistas sobre Tú y yo ha declarado que, cuando aprendió “el arte” de aceptar su condición, es decir, su enfermedad, las cosas mejoraron mucho.
 A Bertolucci esa aceptación le ha llevado diez años (ahora tiene 72), pero al final, si no mueres antes, la vida se impone: es algo formidable.
Otro amigo, Pepe Mendoza, estupendo articulista en El Diario de Cádiz, me escribe para contarme la historia de su sobrino, Alejandro Arévalo Ramos
. Alejandro tiene 18 años; nació con un 84% de discapacidad física (o de diversidad, que es la palabra que prefieren usar las personas pertenecientes a estos colectivos) y a los dos años le amputaron las dos piernas. Iba a decir que psíquicamente es igual que cualquiera (el año pasado terminó segundo curso de Bachillerato), pero es obvio que no es igual que cualquiera, sino muchísimo mejor: mucho más centrado, más fuerte, más maduro, más valiente, más sabio.
 Además de cursar los estudios que le corresponden, Alejandro se ha hecho un as de la natación.
 Hoy, pese a su juventud, es un reconocido deportista en el mundo paralímpico y ha ganado un buen puñado de medallas autonómicas y nacionales.
Un rapero gaditano, Mowlihawk, le ha hecho una canción
. Hay un vídeo genial del tema y de Alejandro que se puede ver en YouTube (para encontrarlo basta con poner “Mowlihawk-ejemplo de superación”).
 Es una historia conmovedora y asombrosa, y lo más increíble es que en el mundo hay muchos más Alejandros de lo que nos creemo
s. Heroicos luchadores que cada día se ganan a pulso su existencia. Ver este rap enseña más e infunde más ánimos que media tonelada de libros de autoayuda.
 Porque para autoayudarse no hay como confiar en tu propia fuerz
a. O, como dice mi amigo Pepe Mendoza: hay que borrar del lenguaje la frase no puedo, “como nosotros hemos hecho desde hace 18 años”.

Botella quiere, Aguirre puede

La alcaldesa de Madrid se reivindica ante el PP como posible candidata en 2015 mientras la exlíder regional se deja querer.

Aguirre (izquierda) y Botella, en un acto público el año pasado. / ÁLVARO GARCÍA

José María Aznar no llamó a Alberto Ruiz-Gallardón a La Moncloa en 2002 para pedirle sino para exigirle que fuera candidato a la alcaldía de Madrid.
 La dirección del PP ya le había dicho de muchas formas que tenía que dejar la presidencia regional para salvar la ciudad, que las encuestas daban por perdida con José María Álvarez del Manzano, Mercedes de la Merced o Esperanza Aguirre como cabezas de lista. Pero Gallardón se hizo el loco. No quería.
 Así que Aznar le llamó para dejarle las cosas claras.
Una década después, la candidatura del PP a la alcaldía parece de nuevo en peligro
. Resulta imposible vaticinar la decisión que tomará el ahora presidente del partido y del Gobierno, Mariano Rajoy, pero las posibles soluciones son, en cualquier caso, bien distintas: la alcaldesa, Ana Botella, casada con Aznar y colocada ahí por Gallardón, reivindicó el jueves su derecho a seguir siéndolo si lo desea, enojada por las especulaciones sobre quién la sustituirá en 2015.
Sus colaboradores más próximos traducen su discurso tras la derrota de Madrid 2020 como un mensaje “que llegó a quién tenía que llegar” y se resume así: “Quiero poder ser candidata”.
 Nadie cree que tenga decidido ya que quiere serlo, y no puede autodescartarse porque eso la convertiría en un pato cojo a dos años aún de las elecciones.
No hay duda de que hará lo que le pida Rajoy sin queja pública alguna.
 Si le pide que dé un paso al lado, lo dará e incluso reclamará como suya la decisión.
 Tiene la convicción de que el bien del partido está por encima de sus ambiciones.
Pero quiere tener derecho a decidir. Por eso dijo a EL PAÍS que se ve “muy fuerte” incluso sin los Juegos. Por eso quiso presentarse sola (“sin padrino, no como otras”, desliza un edil), ante los periodistas el jueves. Y cree que cuenta con el apoyo de Rajoy, que la invitó a volver en su avión de Buenos Aires tras la derrota olímpica y mandó a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, al acto.
“Estoy hoy y mañana al servicio de los madrileños y seguiré trabajando con la misma ilusión con la que empecé hace 10 años”, dijo Botella.
 Su núcleo duro lo traduce: “Estoy dispuesta y disponible”. Y saca aún más jugo a su respuesta a las insistentes preguntas sobre Esperanza Aguirre.
Ante la petición de primarias que lanzó la presidenta del PP madrileño en Twitter, Botella recordó que eso se decide en un congreso nacional, o lo que es lo mismo, que ya lo llevó uno de los hombres de Aguirre, Íñigo Henríquez de Luna, a la cita de Valencia en 2008 y no prosperó.
Cuando se le preguntó su opinión sobre batirse por la candidatura con la expresidenta regional, la alcaldesa replicó:
 “Que responda ella”. Aguirre estaba entre el público, pero declinó hablar.
 Botella quería dejar claro que ella es la alcaldesa, y si alguien quiere disputarle el puesto tendrá que ser ese alguien quien así lo diga.
“Aguirre se siente cómoda en su atalaya de conciencia crítica del PP.
 Siempre ha hecho un discurso nacional, ahí han estado sus mayores logros.
Le gustaría estar a tiempo para aspirar a La Moncloa, pero como puede que no sea posible, hay gente que calcula las ventajas de que sea alcaldesa, y ella se deja querer.
¿Está dedicando ella sus esfuerzos a eso? No, ni como primera ni como segunda opción.
 La cuadra aguirrista lanza mensajes un día sí y otro también de que lo tendría chupado, de que lograría la alcaldía en dos días, y ella se pasa el día desmintiendo que quiera serlo, lo que la coloca a la altura de su amigo Gallardón”, interpreta un lugarteniente municipal.
“Aguirre quiere otra cosa, pero cuando vea que esto es lo único que le queda no le hará ascos”, asegura un hombre fuerte de Botella, que añade:
“Las cañerías de Génova ya están en marcha contra la alcaldesa”. ¿Podría la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, apoyada por la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, disputar el puesto?
 “Está ganando reconocimiento público a marchas forzadas y tiene muchísima ambición; ya ha logrado que, cuando se haga una encuesta de posibles candidatos, se cuente con ella”, señala un poderoso edil aguirrista. Sobre la expresidenta regional, añade:
“Es la mejor candidata, pero será la última carta de Rajoy.
Su problema es que tiene elecciones generales seis meses después de las municipales: si Aguirre se presenta y pierde, el fracaso será de ella.
 Pero si Rajoy se empecina en no ponerla y su candidato, sea quien sea, pierde, entonces el fracaso será de él. Además, Aguirre no solo sería candidata a la alcaldía, impulsaría la Comunidad y todos y cada uno de los pueblos, como en 2011”.
“Tengo la intuición y convicción de que será Aguirre
. A ella siempre le ha gustado el Ayuntamiento. Puede ser el broche de su carrera, sería feliz, y es la única que sumaría más votos que la marca PP en este momento”, abunda un alto cargo. “¿La va a dejar Rajoy? O, mejor dicho, ¿puede evitarlo Rajoy?
 Si es la única que asegura la mayoría, no se va a arriesgar.
 Pero quizá quiera poner a un candidato suyo”, añade.
 Los mentideros apuntan incluso a Sáenz de Santamaría, “inédita electoralmente y que se llevaría la alcaldía de calle”, pero sobre todo se centran en algún ministro o futuro ministro.
 “Puede haber una crisis de Gobierno en diciembre, coincidiendo con el anuncio de candidatos para las europeas de junio. Rajoy podría aprovechar para meter y sacar a gente del Consejo de Ministros pensando en convertirlos luego en candidatos autonómicos o municipales”, aventura un concejal de la máxima confianza de Botella que conoce los entresijos del partido.
Todas las fuentes consultadas cifran entre julio (“justo tras las europeas, si hay que acallar de raíz una derrota dolorosa”, dice un edil) y octubre el anuncio de las candidaturas. “Los aspirantes tienen que hacer su carrera pero sin pasarse porque pueden quemarse”, avisa un edil aguirrista.
A Botella le queda un año para recuperarse en las encuestas. ¿Es suficiente? “
Tiene mucho espacio para crecer. Su figura va a subir entre los votantes del PP”, apunta un miembro de su Gobierno, que incluso cree, y en esto hay consenso en el Ayuntamiento, que las chanzas por su discurso ante el Comité Olímpico Internacional la van a ayudar
: “Las bromas pueden convertirse en un activo, como le pasó en su momento a Aguirre.
 Esperanza no tiene sentido del ridículo y Ana sí, pero tiene mucho sentido del humor y se ha reído incluso con algunas bromas
”. “No creo que sea tan negativo como pensábamos al principio; ha entrado a la broma, ha quedado claro que la frase no es suya, y puede volverse a su favor”, añade un edil que vivió de cerca casos similares de Aguirre.
Lo que de verdad preocupa es la falta de dinero y, sobre todo, cómo lo afronta Botella: “La austeridad la está matando. La gente no aplaude ser el más austero de España.
 Tenemos la ciudad a fuego lento; aunque no se apaga la llama, no basta para ganar las elecciones”, dice un aguirrista. “Está obsesionada con las cuentas y descuida el resto; eso no le va a dar ningún voto.
 Se le ha ido la pinza con el déficit, hay mucho que se podría hacer con poco dinero”, añade un gallardonista.
“Hay que hacer política sin convertirse en sucursal de una gran constructora; lo que no es normal es inventar la ciudad cada cuatro años, parecía una subasta. Pero se pueden hacer cosas.
 Queda tiempo”, concluye otro.

 

Reunión de guapos del cine españo.

Sentados, de izquierda a derecha: Alejandro Albarracín, Antonio Rubial, Pablo Rivero, Antonio Velázquez y Quim Gutiérrez. De pie, de izquierda a derecha: Carles Francino, Andrés Velencoso, Javier Pereira, Raúl Tejón, Jon Kortajarena, Miguel Diosdado y Mario Casas. / nico

Hay hombres para los que siempre quedará París y otros para los que siempre quedará, por ejemplo, la sastrería de Alfredo Martínez. Antonio Rubial es uno de los segundos, y quizá por eso tiene poco miedo a decir que no.
 Asegura que una de las últimas veces que giró decididamente la cabeza de lado a lado fue para decirle que no a su socia Katrina Bayonas y, en consecuencia, para dejar Kuranda, una fábrica de estrellas, la agencia de actores más importante de España, la que representa a Penélope Cruz, a Jordi Mollà o a Elena Anaya, para la que él había trabajado durante 13 de sus 40 años, en la que había aprendido gran parte de lo que sabe de las artes y mañas de un representante de actores, donde se había convertido en la media naranja de su fundadora, el sitio en el que creció (quizá demasiado)…
El divorcio, traumático como todos, se produjo hace algo más de un año, y desde entonces Antonio Rubial ha creado escuela, toda una escuela de galanes.
 Se llama A6 Cinema, porque esa es la carretera que conecta el mundo del cine y de la ficción en el que vive con su casa, con la realidad; es el camino de vuelta desde la farándula de Madrid a León, y a Adam’s, esa tienda de grandes marcas de ropa de Alfredo Martínez, donde encontró uno de sus primeros trabajos como dependiente.
De momento, su nueva empresa es una pequeña oficina en la calle del Almirante.
 Por allí pasan actrices como Clara Lago, Leonor Watling, Leticia Dolera o Marta Etura. 
Y hombres como Quim Gutiérrez, Andrés Velencoso, Jon Kortajarena, Mario Casas…
 Una ristra de hasta 25 tipos muy feos –como puede verse en los reunidos para las fotos de este reportaje–, algunos de los cuales, ante la ruptura del matrimonio Kuranda, tuvieron que elegir entre irse con papá o quedarse con mamá. 
 Los más famosos permanecen con ella, su descubridora
. Pero los que se fueron de la mano de Rubial y los que han ido llamando después a su puerta ya han aprendido a decir que no con mucho estilo, han encontrado en su representante algo muy importante para un actor
: “Un perfecto compañero para la renuncia” –en palabras de Quim Gutiérrez–, un cómplice en “la espera de un proyecto adecuado para crecer” –en la voz de Velencoso–, un ayudante para rumiar la paciencia al borde del abismo de ese teléfono que no suena para proponer nada bueno, una especie de escudero con el que fortalecerse cuando toca caminar por desiertos de inactividad, sin miedo, porque “siempre quedará…”.
Rodeado por “sus niños” –que rozan los 30 por abajo o por arriba– en una maratoniana sesión fotográfica a principios del mes de julio, el estudio parece el cónclave elegido para acabar de una vez por todas con esa especie de máxima cinematográfica española que establece que “los actores masculinos no tienen por qué ser guapos”.
Quim Gutiérrez: "Antonio es un perfecto compañero para renunciar a trabajos"
Visto en esa especie de aquelarre de bellezas, ya sea fumando un cigarro, compartiendo bromas, cafés, abrazos y palmadas en la espalda, dejándose peinar y vestir por maquilladores y estilistas, poniéndose y quitándose trajes que a todos –también a él– les sientan como guantes, nadie podría decir que hace 40 años que Antonio Rubial comenzó a criarse entre vacas y ovejas en una comarca leonesa con dos lunas
. Irede de Luna (el pueblo de su padre) y Mallo de Luna (el de su madre). 
Es el segundo de seis hermanos, “la oveja negra” de una familia numerosa que emigró a León de la mano de sus progenitores, que se ganaban la vida como conserje y limpiadora. Él, que nació con una de esas miradas que escrutan los confines de la tierra, cuando se le quedaba chico el barrio leonés de Pinilla, miraba la televisión.
 Tanto, que acabó colándose dentro.
Fue el único que se marchó. “Todos siguen allí: mis padres y mis hermanos, que son libreros, cocineros, militares, peluqueros…”. Su madre, Nieves Arias, habla de “sus vuelos y sus sueños”, del miedo que le daba ese “buen hijo”, de lo que lloró y rezó cada vez que se iba fuera “en lugar de terminar una carrera”, pero sobre todo deja algo claro: “Él siempre tenía que ser el jefe, el que mandaba y organizaba”.
 Así fue, con la fuerza de los hechos, como Antonio Rubial se negó a ser el segundo de seis y acabó siendo el primero: “Un padre para sus hermanos”, en palabras de su madre
. Y así fue también como se negó a ser un segundón tanto en Isasi, la primera agencia de modelos en la que trabajó de booker en Madrid a finales de los noventa, como después en Kuranda.
Fotografía de Nico
Este hombre estiloso, con pinta de actor o modelo que no quiso serlo, que trabajó vendiendo frutos secos en mercadillos ambulantes de pueblos o de vigilante nocturno en una fábrica de asientos de camiones en L’Hospitalet de Llobregat mientras definía y perseguía su sueño, solo da un paso atrás para coger impulso: “Katrina y yo intentamos llegar a un acuerdo para seguir juntos, pero ese acuerdo nunca llegó
. Había llegado a una conclusión: quería ser mi propio jefe”. Ya lo decía su madre.
Y los actores guapos, que también hablan: 
“Mi relación desde el principio era con Antonio, Katrina es una mujer excepcional, pero mi corazón está con Antonio, es así, es orgánico”.
 Son las palabras que salen de la perfectísima boca de Jon Kortajarena cuando se le habla de la ruptura en Kuranda.
 “Empecé con él hace dos años, era mi mentor, a quien yo conocía, mi opción estaba clara”, comenta Carles Francino (hijo). Y da en el clavo el afinado verbo de Quim Gutiérrez
: “Para mí, Kuranda era Antonio”. Fue también así muchas veces para la prensa, que lo mencionaba directamente como “el representante de Penélope Cruz”.
"Hay muchos prejuicios con que los modelos salten al cine"
Katrina. La señora de 73 años (hoy) a la que un buen día llamó porque en su cartera estaban los nombres de todos los actores que él admiraba y que había ido anotando en forma de lista en un papel: “Hola, me llamo Antonio Rubial, no me conoces de nada y no sé nada de representación de actores, pero quiero aprender con la mejor”. Katrina. La misma que respondió: “Ven a verme, me gusta tu actitud”. Katrina.
 La que sintió la rebeldía del “heredero” que había crecido (quizá demasiado) criado a sus pechos… Katrina. Desde su trono de Kuranda, ni afirma ni desmiente. Silencio.
A punto de ponerse delante de la cámara de Nico junto a todos sus cachorros (su perra Pepa incluida), Antonio Rubial se ajusta la chaqueta como si le apretase.
 Sabe –porque hizo sus pinitos como modelo siendo casi adolescente y porque calculó muchos tallajes en la tienda de Alfredo Martínez– que le queda perfecta y que lo que de verdad le aprieta es la vida.
 Desde siempre. Por eso, sin que nadie de su entorno familiar lo entendiera, con un expediente académico impecable, se fue a Madrid a los 18 años para ver de qué iban esas “pruebas para ser actor” y acabó en un plató de televisión de figurante, en un programa llamado La quinta marcha, que entonces –año 1991– presentaba una tal Penélope Cruz.
Desde un remoto lugar del mundo, la musa de Pedro Almodóvar interrumpe por un momento sus vacaciones y hace llegar un mensaje:
 “Antonio fue mi publicista durante varios años y para mí fue un placer trabajar con él.
 Es un gran profesional y un amigo a quien tengo mucho cariño. Le deseo lo mejor”.
Quién le iba a decir a ese chaval que se dejaba deslumbrar por los focos y las bambalinas de un plató de televisión –a cambio de “5.000 pesetas de entonces, un bocadillo, una coca-cola y una naranja”– que acabaría representando, siendo el director de comunicación y buen amigo de la que se convertiría en la actriz española más internacional, que la acompañaría a recoger un Oscar y que permanecería unido a ella después del divorcio, a pesar de que ella se quedase con mamá.
"Fue un placer trabajar con él, es un profesional y un amigo"
“Nunca quise ser actor, pero quería conocer ese mundo, y si me tenía que presentar a las pruebas de la escuela de arte dramático de Cristina Rota, pues allí me plantaba; si tenía que hacer de figurante o de lo que fuera, pues también”, cuenta Rubial.
 Eso sí, cada vez que se le acababa el dinero ahorrado para su aventura –ya fuera vendiendo frutos secos o trajes de Armani–, tomaba la A-6 de regreso a casa.
Tuvo que volver varias veces. 
 De su primera aventura en la capital (subvencionada en parte por sus primas Ana y Raquel), se llevó cuatro amigos sevillanos con los que compartió piso unos meses en Carabanchel, la sabiduría de un pintor leonés llamado Jesús Alonso –que le sumergió en la vida cultural de la capital y le dio de cenar alguna noche–, un poco de dolor de espalda por dormir muchas noches en sofás y, sobre todo, el descubrimiento de que existían agencias de representación de actores y el conocimiento de los entresijos de la televisión
. Nunca volvió a verla igual.
Fotografía de Nico
De su segunda y oscura aventura en Barcelona –“donde se suponía que estaban las mejores agencias”– obtuvo algo que le serviría el resto de su vida: paciencia
. Fueron “interminables” noches de ronda por aquella fábrica de L’Hospitalet mascando el chicle gastado de un sueño que no sabía cómo hacer realidad.
 Muchos despertares tardíos y, en consecuencia, muchas citas perdidas para pruebas de casting. Regresó.
Año 1993. Universidad de León. Económicas.
 Su tercera aventura. “Lo odiaba”. Directamente huyó en cuanto se le presentó una oportunidad: su cuarta aventura.
Probó suerte en Valladolid. La experiencia de formar parte de la organización del certamen de Miss Castilla y León le pondría de nuevo en la A-6, de camino a Madrid de manera definitiva, al menos hasta hoy, cuando cumple un año su proyecto en solitario –sustentado por dos sólidas y leales columnas conocidas como “las Martas”: Marta Gómez y Marta Artiz– y cuando posa alegremente con algunas de las bellas promesas del cine español.
Pero antes tuvo que conocer a una persona que ha sido clave en su vida, hasta el punto de que empezó siendo su socio y hoy es su asesor fiscal
. Se llama Miguel Ángel Villa, tiene 53 años y le conoció en aquel sarao de bellezas femeninas castellanas a mediados de los noventa como promotor del evento de misses. 
 “Me convenció su fuerza, su entusiasmo. Nos hicimos socios para montar una agencia de modelos. Antonio suena a honestidad. No me equivoqué”
. Fueron años en los que Rubial perseguía a chicas guapas por las calles pucelanas para convertirlas en maniquíes, dormía en una habitación junto a la cocina de la oficina y comía de lunes a domingo en la casa de su socio
. Funcionó. Dio el salto a Madrid a finales de los noventa para trabajar en la agencia Isasi. El resto de la historia ya está contado aquí. Bueno, no del todo.
“Apuesto por un tipo de actor que, por supuesto, me parece bueno, que tiene talento y constancia para seguir formándose, pero que además es atractivo, se cuida, vigila su imagen y su aspecto, no tiene prejuicios con la moda, puede hablar idiomas y estar preparado para trabajar en el mercado internacional, pero sobre todo me tiene que caer bien para que me apetezca llamarle 20 veces al día si es necesario, acompañarle, pasar tiempo con él…”.
Antonio Rubial se está haciendo una escuela a medida, un sitio en el que sus actores puedan crecer entre los trajes de marca de Adam’s, el cine, la televisión o los estudios fotográficos, sin olvidar el estilo de los modelos con los que se codeó en el mundo de la moda, los horizontes lejanos de su mirada y, sobre todo, la empatía que aflora cuando se toca fondo, allí donde florecen las dudas, los miedos y las incertidumbres por el siguiente paso, donde se busca la diana del éxito en la oscuridad –“… noches enteras dando vueltas alrededor de una fábrica”–, donde se puede decir no porque hay poco o nada que perder y porque siempre quedará… Alfredo Martínez
: “En mi tienda, Antonio tiene un puesto de trabajo, eso está claro”.

14 sept 2013

Cómo educar a una reina de España

Dicen que se parece a su abuela doña Sofía. En público es tranquila y observadora. Ayer comenzó un nuevo curso en el colegio Los Rosales, el mismo en el que estudió su padre. Ella está llamada a ser reina. Esta es su educación.

Leonor de Borbón y Ortiz. / CORDON

Cumplirá ocho años el mes próximo. Se llama Leonor de Borbón y Ortiz
. Es alumna del colegio Nuestra Señora de los Rosales y está llamada a ser algún día reina de España. La heredera del heredero comenzó ayer sus clases lejos de la atención mediática en la que sus padres intentan que vivan ella y su hermana menor, Sofía.
 Son las reglas impuestas por los Príncipes de Asturias, sobre todo por doña Letizia, que lucha sin cesar por que ella y su familia tengan un espacio sin focos que les permita llevar una vida lo más normal posible.
La infanta comienza este curso tercero de primaria con los que han sido sus compañeros de los últimos cuatro años.
 Dicen que es una alumna aplicada que se defiende ya con el inglés, que asiste a clases de ballet y que estudia la historia de los Borbones
. Está previsto que en el futuro reciba instrucción militar, por su papel de heredera, y que siga algún curso en el extranjero cuando sea algo más mayor, como hizo su padre.
 Este es parte del guion de la formación diseñado para la infanta, un proyecto blindado por sus padres y del que los portavoces del palacio de la Zarzuela no informan.
Una decisión que se contrapone a la apertura que existe en otras casas reales, donde la formación de los herederos es una cuestión de Estado.
Leonor arrastró ayer por la mañana su mochila desde el coche de sus padres hasta la clase que este año ocupará en el colegio Los Rosales, situado en Aravaca, a solo unos pocos minutos de su casa en el complejo de La Zarzuela.
 La cercanía con su domicilio y el hecho de que este centro fuera en el que se formó el Príncipe resultaron determinantes para su elección una vez que cumplió los tres años y medio y abandonó la guardería del palacio del Pardo a la que asisten los hijos de los empleados de palacio y de la guardia real.
Los Rosales es una escuela privada que se levanta sobre una parcela de 22.000 metros cuadrados. Imparte todos los niveles de estudios: bachillerato, educación secundaria, educación primaria y educación infantil. Es laico, aunque ofrece formación religiosa, que la infanta sigue.
 De hecho ya ha comenzado a prepararse para tomar la primera comunión. Si lo hace al mismo tiempo que el resto de sus compañeros, la recibirá la próxima primavera.
Los Príncipes de Asturias, con sus hijas, el pasado verano en Palma de Mallorca. / CORDON
Los Rosales ofrece una formación bastante personalizada con clases de pocos alumnos y con un tutor para cada una de ellas.
 Los Príncipes de Asturias tienen la posibilidad de apuntar a su hija a actividades extraescolares.
 Hay talleres de pintura, dibujo, cine, teatro, ballet, danza española, chino mandarín e inglés. Y si la niña prefiere la música, puede elegir entre aprender piano, violín, violonchelo, flauta travesera y guitarra clásica. Don Felipe y doña Letizia pagan en torno a 700 euros al mes por cada una de sus hijas.
El uniforme del colegio es falda gris, jersey azul, zapatos oscuros y abrigo azul. Las clases comienzan a las 9.30 y acaban a las 17.30, de lunes a jueves.
 El viernes, la salida se adelanta a las 15.45.
 Leonor almuerza con sus compañeros en el comedor de la escuela y asiste a las fiestas de cumpleaños a las que la invitan sus amigos. Eso sí, su presencia ha provocado algún problema por la orden de doña Letizia de que no se tomen fotos de las niñas en esas convocatorias por el temor a que se difundan. En el colegio también se impide a sus compañeros que capten imágenes con el teléfono móvil.
En Los Rosales, todos saben que allí estudian las nietas de los Reyes de España, pero intentan llevar su presencia con normalidad. Los Príncipes lo quieren así y por eso las medidas para la seguridad de las niñas son lo más discretas posible.
 Desde que Leonor y Sofía estudian allí, el muro que rodea las instalaciones ha crecido en altura y las puertas de entrada están mejor blindadas
. En el colegio sostienen que fueron obras que tenían pendientes, pero a nadie se le escapa que los servicios de seguridad de la Casa del Rey han sugerido algunos cambios.
Una de las razones por las que este año no hay fotos del primer día de colegio de las infantas es, según la versión oficial, el deseo de don Felipe y doña Letizia de no molestar a los otros niños en un día tan importante.
 Es probable que se puedan tomar la semana próxima y mantener así en pie los cuatro posados anuales fijados para las infantas, que se completan con la imagen de la felicitación navideña, la foto de familia en la misa de Pascua en Mallorca y el reportaje veraniego realizado en algún punto de la isla.
Poco más se ve a las niñas a lo largo del año, a diferencia de otros hijos de príncipes herederos que participan de manera más asidua en la vida social de sus países.
 Los herederos de Dinamarca se dejan ver en parques públicos con sus niños; los ahora reyes de Holanda van con las suyas a muchos actos, mientras Haakon y Mette Marit de Noruega o Victoria y Daniel de Suecia se dejan captar por las cámaras sin problemas cuando salen con ellos.

Los primos reales

Ocho son los nietos que tienen los Reyes de España. Felipe y Victoria, hijos de la infanta Elena; Juan, Miguel, Pablo e Irene, hijos de la infanta Cristina, y Leonor y Sofía, de don Felipe. Rara vez se reúnen todos
. Las relaciones de los primos también se han visto condicionadas por los problemas familiares derivados del caso Urdangarin
. La reina Sofía logró una foto con todos este verano en Palma de Mallorca.
Leonor sabe quién es y cuál puede ser su papel algún día si se cumple la historia.
 Sus padres se lo han contado de una manera sencilla.
 Las explicaciones comenzaron el día en que preguntó: “¿Por qué nos hacen tantas fotos?”. Entonces, don Felipe y doña Letizia le dijeron que sus abuelos eran los Reyes de España
. Más difícil parece que le resultó a la Princesa responder a su hija mayor el día que quiso saber en qué trabajaba.
Hace unos meses, al inaugurar la nueva página web la casa real, se tomaron unas fotos oficiales en las que aparecía el Rey, el Príncipe y Leonor, para que de esta manera quedara reflejada la línea de sucesión al trono
. En la Monarquía española, a diferencia de lo que ocurre en las otras casas reales europeas, todavía sigue existiendo la prevalencia del varón sobre la mujer, pero no parece probable que doña Letizia vuelva a ser madre.
 A esa sesión de fotos tan especial asistió Sofía, la hija menor de los Príncipes, que se mostró algo celosa.
 Al final, para contentarla, el Rey decidió que se hiciera otra foto en la que apareciera también la pequeña, pero para la familia.
Según ha contado la Reina, Leonor se parece físicamente a ella cuando era pequeña.
De hecho, doña Sofía ha mostrado algunas fotos para corroborar esta afirmación. A sus casi ocho años, es una niña que se muestra seria y formal en los actos públicos, donde observa todo con gran atención a la vez que se preocupa de que su hermana Sofía obedezca.
 En privado es más inquieta y ocurrente. Famosa es ya la anécdota revelada por un científico español a quien doña Letizia explicó cómo Leonor le decía a su hermana:
 “Come verdura, que tiene antioxidantes”.
De lunes a viernes, cuando sus padres están trabajando, las niñas cuentan con dos cuidadoras; una de ellas solo les habla en inglés.
Por eso las dos son casi bilingües. La Reina, desde que nacieron, solo se dirige a ellas en este idioma, que es, además, en el que hablan los Borbón y Grecia cuando se reúnen.
 En inglés les lee cuentos y ven películas.
Doña Sofía adora a sus nietos, en los que se apoya ahora más que nunca cuando las aguas se han vuelto turbulentas.
A Leonor y Sofía las tiene cerca y las visita algunas noches antes de que se vayan a dormir. Pero igual o mayor relación tiene con los hijos de las infantas Elena y Cristina.
Doña Letizia recurre a su madre, Paloma Rocasolano, para que se ocupe de las pequeñas cuando tiene que estar tiempo fuera de casa.
 El Príncipe las lleva a visitar al Rey una vez a la semana.
Este verano, las pequeñas infantas estuvieron algunos días más en Mallorca que su madre
. Leonor y Sofía saludaron al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, cuando acudió a despachar con don Juan Carlos.
La última vez que se vio a Leonor y Sofía fue durante un paseo con sus padres por una granja mallorquina, en lo que fue un posado pactado por la prensa
. Luego, tras estas vacaciones públicas, los Borbón Ortiz se alejaron de los focos y se perdieron como todos los años.
 El palacio de la Zarzuela no confirma cuál fue su destino, pero ha trascendido que estuvieron navegando por el Mediterráneo. Con ellos iba Carla, la hija de Erika, la hermana fallecida de la Princesa, que es para Leonor y Sofía casi una hermana.
Con ella pasan mucho tiempo libre.