Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

19 ene 2013

La maldición de ser hija de Victor Hugo

La maldición de ser hija de Victor Hugo

Leopoldine Hugo
Victor Hugo tiene un muy interesante museo (y gratuito, de ahí que yo estuviese en múltiples ocasiones durante mi año Erasmus) en la parisina plaza des Vosges
. Es una plaza preciosa, la más antigua de París, con un parque y jardines en medio.
 Y el museo de Victor Hugo en un lado. En ese museo fue donde aprendí que ser hija del escritor…era una especie de maldición.
Las más conocida de sus hijas fue, hasta que el cine no lo remedió, Léopoldine Hugo, que se enamoró y que, cuando después de un tiempo consiguió el permiso para casarse, se murió ahogada
Su padre le dedicó un emotivo poema. Léopoldine se convirtió en una especie de personaje romántico, trágico… aunque la realmente romántica y trágica era su hermana Adèle.
 Adèle se enamoró -ella sí que locamente – perdió la razón – completamente – y vagó por el mundo persiguiendo al hombre del que estaba enamorada sin ser correspondida. François Truffaut le dedicó una película en los 70 y la historia de la hija loca de amor del escritor empezó a ser conocida.
Adèle era la quinta hija de Victor Hugo, llamada como su madre Adèle.
Adèle Hugo
Adèle Hugo
Adèle conoció durante el exilio en Guernesey (su padre, que estaba en contra del régimen de Napoleón III, se exilió primero en Bruselas y luego en la isla del canal de la Mancha) a un oficial británico, Albert Pinson. Se enamoró de él, aunque no llegó a casarse con su enamorado.
 A su familia les hizo creer que se había llegado a realizar un enlace, pero en verdad nunca sucedió nada así.
Sin embargo sí desarrolló una pasión enfermiza por él, que le llevó a perseguirlo por medio mundo. Primero lo siguió a Halifax, luego a las Barbados.
 Persiguiendo a Pinson perdió la salud mental por completo y diez años de su vida
. Al final, fue una mujer del lugar, Mine Celine Alvarez Baa, quien se puso en contacto con su familia y quien la llevó de vuelta a Francia.
Era mediados de la década de 1870. Adèle Hugo vivió hasta 1915 en un hospital mental, donde murió en plena I Guerra Mundial. The New York Times publicó entonces una curiosa necrológica: “la triste y trágica historia de Adèle Hugo hace años que le ganó la simpatía de todo el mundo”.
 Según la versión del periódico estadounidense, un oficial británico la había secuestrado en Guernesey y ella acabó apareciendo, con la razón perdida, en Nueva York, donde únicamente dijo que era la hija de Victor Hugo lo que permitió identificarla y salvarla.
Lo más interesante es que, como su padre, Adèle escribía: dejó un vasto diario (lo he estado buscando y es difícil de encontrar) en el que fue contando su triste y apasionada historia de amor.
*La curiosa necrológica de The New York Times tiene plus.  
Con gran esfuerzo puede leerse esta crónica de 1909 escrita por un “veterano diplomático”. La vida de Adèle es incluso más desgraciada en este reportaje.
*La foto de Adèle, que por su antigüedad ya ha caído en dominio público, está sacada de….¡¡una página de láminas y pósters!!! 
Cualquiera puede tener ahora a la desgraciada Adèle Hugo en su salón.
*La foto sale, por cierto, en L’Histoire de Adèle H., la película de Truffaut sobre la triste vida de Adèle.

Misterios, locura y años 30

Misterios, locura y años 30

Hubo una época en la que los problemas mentales eran una especie de misterioso cajón de sastre en el que acaban demasiadas cosas.
 Nellie Bly ya hablaba de las mujeres que acababan en instituciones mentales por una razón o por otra y a las que estar allí acababa por volver más locas.
 O locas. En esta novela, un personaje descubre que en los años 30 cualquier hombre podía internar en un psiquiátrico a su mujer sólo con que un médico cualquiera firmase un papel.
  Más barato que el divorcio.
La extraña desaparición de Esme Lennox, de Maggie O’Farrell,  cuenta la historia de Iris, una mujer en la actualidad que recibe la llamada de un centro psiquiátrico.
 Van a cerrar y ella tiene que ir a hacerse cargo de su tía abuela, Esme Lennox, que lleva 70 años internada en el lugar
. Iris, como era de esperar, no sabía nada de su tía loca y perdida, sobre la que su abuela, ahora enferma de alzheimer, nunca le había hablado.
La novela es una interesante aproximación a los secretos de familia pero sobre todo a la condena que podía suponer un diagnóstico psiquiátrico en los años 30 
. En la página 52, Iris descubre que en la ficha médica se justifica el ingreso de Esme con un “se empeña en llevar el pelo largo” y con un día en el que fue descubierta bailando ante el espejo con la ropa de su madre puesta.
Los personajes están muy bien construidos. La novela no es muy larga.
Una lectura muy recomendable.
En castellano está en Salamandra

Carla Guelfenbein

Nadar desnudas, de Carla Guelfenbein y editada por Alfaguara, es su novela más sensual.
“Sutil, lúcida y compasiva”. J.M Coetzee – Premio Nobel de Literatura
Sophie nunca se ha sentido tan protegida y feliz como en su amistad con Morgana.
Estas jóvenes, a quienes el destino reúne en el convulsionado Chile de principios de los 70, descubren que es mucho lo que comparten, pero que por sobre todo las hermana su sensibilidad por el arte y la poesía. Juntas forman un núcleo con códigos propios, que sienten indestructible. También están profundamente vinculadas por un mismo amor, Diego, el padre de Sophie.
Sin embargo, la pasión fulminante entre él y Morgana traspasará la frontera de lo prohibido, quebrando el único ámbito de estabilidad de su hija.
Casi treinta años después, los eventos del 11 de septiembre de 2001 remecen a una Sophie ya consagrada como artista plástica.
 A su mente regresa otro 11 de septiembre, ese que truncó la vida de su familia, de la cual ella nunca más quiso saber.
Ahora, por primera vez, se arriesgará a abrir un pequeño espacio a ese pasado que bloqueó en un intento por recuperar lo perdido
. Nadar desnudas confirma a Carla Guelfenbein como una autora que sabe desentrañar lo más profundo del alma humana, a través de una escritura delicada, de imágenes sensuales y provocadoras, que conmueven al lector al evidenciar las profundas fisuras que esconden sus personajes.
Carla Guelfenbein
Nació en Santiago de Chile. Estudió Biología en la Universidad de Essex, Inglaterra, con especialización en genética de población. Más tarde, estudió diseño en el St. Martin’s School of Art. De vuelta a Chile trabajó en BBDO y también fue directora de arte y editora de moda de la revista Elle.
 Es autora de las novelas El revés del Alma (2003),
 La mujer de mi vida (2006) y El resto es silencio (2008).
Su obra ha sido traducida a dieciséis idiomas por las editoriales más prestigiosas de Europa, con gran acogida del público y de la crítica nacional e internacional.

Mujeres que luchan contra Padre o Marido, y por extraña razón acaban internadas en un manicomio, cuando esoshombres son más locos que ellas.

Suave es la noche de Francis Scott Fitzgerald:

El estadounidense Francis Scott Fitzgerald es, sin duda, el gran cronista de los locos años veinte y de los no menos enloquecidos y más sombríos años treinta. Su enorme talento, su sensibilidad y capacidad de observación han dejado una profunda huella en sus millones de lectores. Piénsese que a los 24 años de edad publica su primera novela, A este lado del paraíso, y con ella alcanza un éxito espectacular. ('Un autor debería escribir para los jóvenes de su generación, para los críticos de la siguiente y para los profesores del futuro', afirmó rotundamente a los 24 años). Cinco años después -es decir, antes de cumplir los 30 años- publica El gran Gatsby y consigue la consagración absoluta. El joven escritor, hijo de familia burguesa y católica, estudiante universitario en Princeton, mimado por la crítica y el público, vi-ve intensamente unos años intensos y nadie mejor que él para narrarlos. Steinbeck y Hemingway, sus coetáneos, se vanaglorian de su amistad. Es juez y parte de los círculos sociales más ricos y poderosos de Estados Unidos. Se instala en Francia y, naturalmente, describe la sociedad más sofisticada y exquisita: aquella que ha convertido la Riviera, la Costa Azul, en el epicentro del mundo.
 Ése es el gran tema de Suave es la noche, su última gran novela, publicada a los 38 años. Ya había visto y vivido casi todo. Era un maestro de su oficio y había comenzado su declive. Todo lo vivió intensamente. La gloria y el derrumbe. Murió en Hollywood a los 44 años. 
Se dice que la escribió su mujer Zelda.
La verdad en esos años hay grandes hombres escritores que viven en una auténtica locura, hombres amados por otras mujeres, y mujeres amadas por otros hombres o mujeres, pero siempre son ellas las que acaban en un Manicomio.....¿Raro verdad?.
Yo me quedé cuando Robert Redford, se convirtió en el Gran Gastby y todas sus películas se pararon en aquella, misterioso, distante, silencioso, siempre vestido como un maniquí en tonos beigs, esas miradas como si siempre estuviera fuera del Presente. Y Nombrar a Fizgerald no puedo evitar ver al actor, que su momento de gloria fue lavarle la cabeza a Meryl Strepp en aqueya película, "Memorias de Äfrica", nunca más dió algo nuevo.