Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

20 oct 2012

Un sí quiero marcado por la austeridad y las críticas

Las protestas por el elevado coste de la boda moderan la pompa del enlace de Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy.





 

Guillermo de Luxemburgo y Stéphanie de Lannoy, a la salida de la catedral de Notre-Dame, ya convertidos en marido y mujer. / GTRESONLINE
Todo apuntaba a que la boda religiosa entre el príncipe Guillermo de Luxemburgo y su prometida, la condesa Stéphanie de Lannoy, celebrada esa mañana en la catedral de Notre Dame, sería una efeméride para recordar pero no ha sido así
. Parece que las críticas por el elevado coste de la boda real, 350.000 de euros del que deberán responsabilizarse las arcas públicas luxemburguesas, han llegado a los oídos de los futuros herederos del Gran Ducado, que prefirieron moderar la pompa que suele rodear a este tipo de eventos.
La ceremonia ha sido de lo más sobria, ceñida perfectamente al protocolo.
 Ni siquiera el público que se congregó en los alrededores del templo se mostraba entusiasmado por lo que momentos después iba a tener lugar en el interior de la basílica
. Unas pocas banderas luxemburguesas y belgas ondeaban en las vallas que separaban a los espectadores de la recepción oficial.
Los invitados fueron llegando puntuales.
 Hicieron el habitual saludo protocolario a la bandera del Gran Ducado antes de hacer su entrada. Entre los asistentes, también se encontraron los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, que fueron el foco de atención de la prensa antes y durante el festejo
. Llegaron a las diez y media acompañados de un nutrido grupo de personalidades de la monarquía europea: los príncipes herederos de Noruega, Haakon y Mette-Marit, Victoria y Daniel de Suecia, Guillermo y Máxima de Holanda y finalmente Federico y Mary de Dinamarca. Carolina de Mónaco, Lalla Salma de Marruecos, Constantino y Ana María de Grecia o los duques de Essex fueron otros de los aristocráticos invitados.
La vista estaba puesta sobre el atuendo de la princesa Letizia.
 Los expertos apuntaban que el estilo sería muy austero para no alentar las críticas de la sociedad española por los excesos de las casas reales en tiempos de crisis económica.
 Y acertaron. Letizia se presentó con un modelo y complementos en tono nude del diseñador Felipe Varela, habitual en su armario, y un sombrero del mismo color de Pablo y Mayaya.
Las ovaciones del público recayeron sobre los cuatro hermanos del príncipe Guillermo, que llegó a la catedral poco antes de las once, acompañado de su madre, María Teresa Mestre, Gran Duquesa de Luxemburgo.
 Allí fue recibido por el arzobispo Jean-Claude Hollerich, que ofició la boda.
Pocos minutos después, Stéphanie de Lannoy hizo despertar el júbilo del público saludando desde el coche que le llevó hasta la entrada de la basílica
. Las cámaras enfocaron a la nueva princesa luxemburguesa que lució un vestido de color marfil, creación del diseñador de alta costura Elie Saab, según un comunicado de Palacio. La larga cola y velo que portaba no impidieron que llegase al altar sin contratiempos.
 En la cabeza lució una tiara y un sencillo recogido.

19 oct 2012

El Prado acoge el retrato del misterioso soldado de ‘Las lanzas’

'Retrato de caballero', de Diego Velázquez. / The Metropolitan Museum of Art
Decía el hispanista norteamericano Jonathan Brown que si Velázquez se hubiera atrevido a autorretratarse como uno de los caballeros de la corte del Rey Felipe IV en el cuadro que pintó el artista, Las lanzas, le hubieran dado el billete de vuelta a Sevilla inmediatamente.
 Tanto es así que la convicción que existía hasta principios del siglo XX de que el soldado anónimo que aparece en el extremo derecho de la pintura era el retrato del pintor sevillano se descartó.
Las semejanzas entre aquel misterioso soldado de la Corte, y el busto que cuelga desde hoy en la pared adyacente a la de Las Lanzas, en la sala 9 del Museo del Prado, son más que evidentes.
 Retrato de Caballero, la obra que fue atribuida a Diego Velázquez en 2009 tras su restauración, ha viajado desde el Metropolitan Museum of Art de Nueva York para rencontrarse con otras pinturas de su autor, y estará expuesta hasta el próximo 27 de enero.
Tras un misterioso anuncio por parte de la pinacoteca de la presentación de una obra “que no se había mostrado nunca antes en España” y sin aportar más datos, se ha presentado esta mañana el busto.
 “El secretismo tiene un motivo: esta obra tiene un receptor especial, es un homenaje al patrono emérito del museo, Plácido Arango, a quien que se le presentó ayer en un acto muy emotivo y que está dentro del marco del programa expositivo ‘La obra invitada’, de la Fundación Amigos del Museo del Prado”, ha señalado Gabriele Finaldi, director adjunto de Conservación e Investigación del museo
. Al final, el secreto no fue tal porque la identidad de la obra la publicó un diario nacional. Tampoco se pudo ver al presidente del patronato en la presentación.
La identidad del modelo sigue siendo una incógnita para investigadores y expertos.
 Su comparación con el Autorretrato de Valencia y con el que aparece en Las Meninas llevó al hispanista alemán Angus Mayer, fallecido en 1944, a volver sobre la idea de que Retrato de Caballero fuera un autorretrato.
Sin embargo, la comparación desvela más diferencias que semejanzas: “Los ojos, la punta de la nariz, o el tono pálido de la tez del misterioso personaje que aparece en La rendición de Breda hacen pensar que se trata de una persona distinta”, observa Keith Christiansen, jefe de Pintura Europea del MET.
Retrato de caballero había pertenecido, desde el siglo XVIII, a colecciones privadas alemanas, hasta que en 1925 o 1926 pasó a manos de Joseph Duveen, el marchante de pintura antigua más importante de su tiempo.
Con objeto de facilitar su salida comercial hizo restaurar el cuadro atendiendo a criterios que satisficieran las expectativas del coleccionismo internacional.
 Esa intervención creó un fondo homogéneo, definió las partes del tronco que estaban simplemente abocetadas, convirtió el cabello en una masa uniforme y, en general, dio lugar a una imagen muy estática, una sensación que el envejecimiento del barniz no hizo sino aumentar.

Trajes de película para no olvidar

La exposición del V&A ‘Hollywood Costume’ reúne las prendas más icónicas de la historia de Hollywood.

 

La actriz Keira Knightley posa con el traje que utilizó en la película 'Ana Karenina' / CORDON PRESS
En nuestra época obsesionada con los adornos de alfombra roja, se suele olvidar el vestuario que lleva a las estrellas hasta allí.
 El museo londinense Victoria & Albert quiere cambiar el foco de interés y dejar de hablar de escotes palabra de honor, pulseras de brillantes o de mejor o peor vestidas y devolver protagonismo a las prendas que aparecen en pantalla. La muestra Hollywood Costume reúne más de 130 prendas clave de la historia del cine, aquellas que ayudaron a construir personajes inolvidables.
En la exposición, que se inaugura el 20 de octubre, se podrán ver el vestido verde de cortina de Escarlata O’Hara en Lo que el viento se llevó, el modelo negro de Givenchy con el que Audrey Hepburn aparece en las primeras escenas de Desayuno con diamantes y la cazadora de cuero y sombrero fedora de Indiana Jones.
Una de las piezas más importantes es el vestido blanco que gracias a los respiraderos del metro de Nueva York deja al descubierto las piernas de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba.
Diseñado por William Travilla, fue comprado por la actriz Debbie Reynolds a principios de la década de los setenta. Cuando Reynolds subastó el año pasado su colección, el vestido fue a las manos de un coleccionista privado por la cifra récord de 3.5 millones de euros aproximadamente y se perdió de vista. El V&A lo localizó hace apenas un mes gracias a la actriz Meryl Streep, colaboradora de la muestra.
El vestido de Monroe no es el único que causó quebraderos de cabeza a los organizadores. Tras cinco años de negociación, el museo consiguió que los legendarios escarpines rojo rubí que calzó Judy Garland como Dorothy en El Mago de Oz viajen por primera en la historia vez fuera de las fronteras estadounidenses. El par estará en Londres solo cuatro semanas.
 Después del 18 de noviembre los originales volverán a su vitrina en el museo Smithsonian de Washington DC y serán sustituidos por una réplica confeccionada por sus fabricantes iniciales Western Costume Company.
Tantas precauciones encuentran su explicación en el robo de uno de los pares, que fueron sustraídos del museo de Judy Garland de Minnessota y nunca se ha vuelto a saber de su paradero.
Un comisario revisa los últimos detalles del traje de Superman que usó Christopher Reeves en la película / CORDON PRESS
A pesar de las prendas millonarias y del glamour hollywoodiense la exposición no quiere quedarse en el mero espectáculo. También hay espacio para piezas más discretas pero no menos icónicas como la cazadora militar de Robert de Niro en Taxi Driver o el Barbour de Helen Mirren como la reina Isabel II en The Queen.
“Fui buscando personajes, no prendas.
 Esta no es una exposición decorativa” ha declarado la comisaria Deborah Nadoolman Landis, diseñadora de vestuario y esposa del director de cine John Landis.
 Su punto de partida fue averiguar qué personajes que se han quedado grabados en la imaginación popular. Landis asegura que los más veteranos mencionaban el uniforme de camarera de Joan Crawford en Mildred Pierce mientras que los jóvenes prefieren el vestido de satén verde que luce Keira Knightley en Expiación.

Un director perdido en su malditismo


Ayelet Zurer y Jeff Goldblum, en una imagen en el sanatorio de 'Adam resucitado'.
Paul Schrader no era un impostor de lujo al especializarse como guionista en infiernos síquicos y pintor de soledades sin salida al escribir los guiones de películas tan insólitas, atormentadas y magníficas como Taxi driver, Yakuza y Toro salvaje. Fue un niño al que su religión le impidió ver una película hasta los 19 años, un individuo reprimido por rituales y ancestros, que cuando se liberó de todos esos traumas, mostró una apocalíptica visión del mundo, escribió sobre la desesperación, con la actitud del más salvaje y lucido habitante de las drogas.
 Sabía de lo que hablaba, era alguien que transmitía fiebre, contradicciones y amargura retratando volcanes en erupción y sin salida.

Adam resucitado

Dirección: Paul Schrader.
Intérpretes: Jeff Goldblum, Willem Dafoe, Derek Jacobi, Ayelet Zurer, Joachim Król, Jenya Dodina.
Género: drama. EE UU, 2008.
Duración: 106 minutos.
Cuando era muy joven me enamoré con motivos de la rabia y del perturbador lado oscuro que desprendían las peliculas que dirigía Schrader. Blue collar, esa descripción brutal del sálvese quien pueda en medio del capitalismo chantajista y los corrompidos sindicatos, y Hardcore, esa investigación sobre el porno duro a cargo de un puritano cuya hija se ha rebelado suicidamente, habitada por Retan, uno de los villanos más fugaces y terroríficos que han habitado el cine, me parecen magistrales.
Después, este director tan personal ha hecho películas tan pretendidamente inquietantes como débiles, ideales para que glorifiquen su malditismo los críticos sin lectores. Schrader ha perdido un crédito que fue notable. Yo me vuelvo a reencontrar con sus esencias en Posibilidad de escape, la historia de ese camello desenganchado de Nueva York que estratégicamente solo lleva en su bolsillo 19 gramos de cocaína, colegueando y traficando con el demonio a pesar de la búsqueda de pureza, de la sed de amor.
Me cuenta gente con criterio que Adam resucitado ha tardado cinco años en estrenarse en España y que la anterior solo fue distribuida en DVD. Creo recordar que estas incomprendidas obras solo las padecía en los festivales. Y con abrumadora desidia. Ya tenemos un símbolo del malditismo, del director de Hollywood que se rebela contra el sistema, del artista errante que fue desterrado del mezquino paraíso por no acatar sus normas de sumisión.
Es un disparate plúmbeo, narrado con pretensiones intelectuales
Que se lo crean los necios, o los academicamente subvencionados por el Estado y las instituciones culturales para encontrar las complejas flores del mal flotando en medio de la basura. Adam resucitado es un disparate plúmbeo, una visión de la esquizofrenia y de la locura como método de supervivencia narrada con tantas pretensiones intelectuales como ineficacia, otra descripción prescindible del horror utilizando el inefable y sagrado argumento de los campos de concentración nazis.
Aseguran los esforzados publicistas de esta indefendible película que Jeff Goldblum realiza la mejor interpretación de su carrera.
 Haciendo de zumbado, tan grato para aspirar a premios. Es otra película patética de alguien muy inteligente y atormentado que parece haber perdido definitamente la brújula.