Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 may 2012

Esa vergonzosa mordaza

Esa vergonzosa mordaza

Por: José María Izquierdo
No se entiende muy bien, que diría un contertulio engolado, el porqué del cerrojazo del PP a la comisión de investigación de Bankia y el portazo para evitar que comparezca Miguel Ángel Fernández Ordóñez.
Pero este catavenenos, miren por dónde, ni es contertulio, ni es engolado ni, aún menos, políticamente correcto. Así que dice que se entiende perfectamente. Con una claridad meridiana.
 Porque el PPEsperanza Aguirre mediante, pero no solo- ha hecho con la Caja de Madrid mangas y capirotes. Ha puesto, ha quitado, ha gastado, ha nombrado decenas de paniaguados, y grandes prohombres del partido, con el nimbado Rodrigo Rato a la cabeza, han llevado a la ruina a la entidad.
Un desastre, una calamidad, una vergüenza. Desde el PP insultan a Mafo pero no le dejan que hable.
Otra vergüenza. La policía que no detectó a una pandilla de asesinos es culpable de no haberlos detectado.
Pero los asesinos son los culpables de la muerte de la víctima.
 Y si hay que sentar en el banquillo a alguien, dicho sea en sentido figurado –por el momento- es, lógicamente a quien hincó la navaja para llevarse el bolso y las joyas y el dinero que contenía. Lo hemos dicho muchas veces: ¿Y tiene que comparecer Mafo? Pues naturalmente, faltaría más.
Pero a la policía se la llama por otras acusaciones. Y los cómplices necesarios, sean políticos, jurisconsultos, sindicalistas o palafreneros, que también pasen a declarar. Por supuesto. Pero una vez más: después y para responder por encubrimiento; que el de la navaja debe hacerlo por asesinato.
Ya saben que Javier Krahe anda por los juzgados por un vídeo –de ¡1978!- que se titula “Cómo cocinar un cristo”. Propongo actualización: “Cómo cocinar a un ejecutivo de Bankia que se lleva 14 millones de euros”.
 Dificultad de la receta: Escasa, una vez atada la pieza a asar. Rico, rico.
Ya saben ustedes que La Razón tiene una visión muy curiosa de la realidad.
Es fantástica, como Alicia, pero en chocarrero. Por eso pueden titular en primera página, como ven en las fachadas, “Mafo, KO”, El Gobierno saca a Ordóñez…” para luego decir esto en un editorial: “Miguel Ángel Fernández Ordóñez adelantará un mes su cese como gobernador del Banco de España, decisión a la que no es ajena la opinión del Gobierno. Aunque funcionalmente carezca de relevancia…”. Bueno.
Y luego vienen los pecados: “El gobernador, nombrado por el PSOE sin el consenso necesario, no atajó los riesgos de la burbuja inmobiliaria, fue incapaz de embridar el sistema bancario y no supo pilotar la transformación de las cajas de ahorro. Las consecuencias, a la vista están, empezando por Bankia”.

Libros peligrosos

Observando la comitiva de royalsy autoridades en la inauguración de la Feria del Libro pensé en las épocas en que los poderes establecidos no sOlo no hacían nada para estimular los hábitos de lectura de la población sino que los desalentaban o reprimían; todo lo contrario de lo que sucede hoy, cuando la lectura se ha convertido en poco menos que deber cívico promovido incansablemente desde Estado, Escuela y medios de comunicación.
Resulta paradójico: nunca como ahora se ha hablado tanto de “la muerte del libro”, aunque a menudo el aserto venga matizado por la apostilla "tal como lo conocemos".
Y, a la vez, nunca han existido tantas posibilidades de lectura al alcance de la inmensa mayoría: hoy parece claro que, desde la popularización de Internet (hace menos de dos décadas), la lectura ha recibido un vigoroso impulso universal. Ahora hasta los apocalípticos reconocen —con tal de que se eleven un instante sobre sus propios intereses o preferencias— que el libro no muere, sino que se reinventa, trascendiendo, como ha hecho siempre, sus sucesivas materializaciones.
Cambia el libro, cambian sus soportes: el rollo, el códice, el volumen, la tableta electrónica, son los últimos avatares de un proceso que se inició en el Neolítico.
 Pero cambian, también, los modos de enfrentarse a lo escrito. Nada tiene que ver la lectura intensiva practicada cuando el libro era escaso y caro —antes de que Gutenberg iniciara el camino de su conversión en mercancía de masas— y la gente leía una y otra vez las mismas obras, con la lectura extensiva y sincopada que hoy se practica, y en la que la avalancha de novedades y la multiplicidad de los estímulos no invitan precisamente a la relectura.
Nada tiene que ver, tampoco, la lectura en voz alta, practicada durante la edad media en los refectorios monásticos (y prolongada hasta el siglo XX por ciertas asociaciones obreras en los lugares de trabajo), con la lectura privada e individualista que tantas veces se refleja en la pintura de la Ilustración, o con la de la joven viajera de metro absorta en la luminosa página incorpórea de su tableta electrónica.
El libro, decía al principio, también ha sido visto como peligro.
 La caída en desuso, en la pintura religiosa de principios del siglo XVI, del tradicional motivo de la Virgen María leyendo, anunciaba un periodo en que la lectura, sobre todo la de la mujer, llegó a suponerse instrumento del diablo.
 Especialmente la frecuentación de las novelas —hoy convertidas en el género rey en las preferencias de los lectores— fue considerada vicio o pérdida de tiempo: reblandecían el cerebro, como le sucedió al Hidalgo (no así a Teresa de Jesús, que confesó su afición juvenil a las de caballerías), o distraía del trabajo productivo, como le ocurría a Julián Sorel, al que su cazurro padre propinaba buenos mandobles cuando le encontraba enfrascado en sus “malditos libros” (Rojo y negro, I, IV).
La Feria del Retiro tiene mucho de fiesta y celebración del libro "tal como lo conocemos".
 Autores, editores, libreros y público se encuentran en un escenario en el que reina la letra, al menos la impresa sobre papel.
 Pero ostenta para mí, a la vez, un aire vagamente anacrónico, algo que en los últimos años se ha visto reforzado por el empeño de sus responsables en dar ostensiblemente la espalda al último avatar del libro
. No pretendo —sería absurdo— que en las casetas vendan e-books, pero me resulta sospechoso el mutismo casi sideral en torno a ellos. Por no haber, ni siquiera se ha conseguido habilitar una zona wifi en la que la gente pueda navegar, inquirir y, eventualmente, hasta leer “otros” libros.
 Esa actitud de hacer caso omiso a lo que ha llegado —y cómo— para quedarse, me recuerda la de aquel testarudo labriego que, cabalgando su mula entre las vías mientras se acercaba el tren pidiendo paso, replicaba ufano: “Chifla, chifla, que como no te apartes tú...”

¿En qué libro te gustaría vivir?

¿En qué libro te gustaría vivir?

Por: Winston Manrique Sabogal30/05/2012
The-Great-Gatsby1
Fotograma de la versión de El gran Gatsby, de Baz Luhrmann, con Leonardo Di Caprio, que se estrenará en otoño. Puedes ver aquí el trailer.
Cuando leemos cada novela, cuento u obra de teatro creamos automáticamente su mundo y entramos en él mientras leemos, y más allá en algunos casos. Mundos que se quedan con nosotros y que incluso fantaseamos con haber vivido, o al menos soñamos con haber sido testigos de algunos episodios. Los motivos son múltiples y, a veces, incompresibles para los demás que se pueden llevar las manos a la cabeza ante nuestra fantasía, por lo dramática, peligrosa o triste que pueda ser la historia, pero que nosotros entendemos perfectamente. Y no es tan fácil la elección, porque no necesariamente es el libro que más nos gusta.
Sobre esa idea he creado este año la sección de vídeos con los escritores, titulada La fantasía de vivir en un libro dentro de la cobertura especial de la 71ª Feria del Libro de Madrid que hemos preparado en este blog, de Babelia,  y la sección de Cultura de EL PAÍS. Desde el sábado pasado, cada día, un autor ha contestado, y así será hasta el 10 de junio, último día de la feria. Las siguientes han sido las primeras respuestas en vídeo de los escritores:
4- Andrés Barba acompañaría a Henry James en su relato de El rincón feliz.
3- A Jesús Ferrero le encantaría ser un invitado de el Satiricón, de Petronio
2- A Marta Sanz le gustaría experimentar el misterio de Otra vuelta de tuerca, de Henry James.
1- Caballero Bonald viviría en El lobo de mar, de Jack London.
Los3mosqueterosPero hoy, Miércoles de Libros en la sección de Cultura online, he preferido hacer un paréntesis y darle la palabra a ustedes, a los lectores. Aunque unos cuantos ya han comenzado a compartir su fantasía en los vídeos de los autores que ya han aparecido. Para empezar, le he hecho la pregunta a mi amigo Guillermo y me ha dicho: "La verdad es que nunca me lo he preguntado", pero a los tres segundos ha contestado, convecido y sonriente: "En Los tres mosqueteros", de Dumas.
¿Y a ti, en que libro te gustaría vivir? Antes, recupero algunos de los comentarios dejados por varios de ustedes en los cuatro días anteriores:
Belén: Me gustaría ir de visita a la Galicia de Los Gozos y Las Sombras
María: En el hospital de tubercolosos de La Montaña Mágica, de Thomas Mann
Inés: Me gustaría estar en Ana Karenina o en Guerra y Paz.
Pacoher: Me gustaría compartir los lugares que visita y las amistades que frecuenta el narrador de En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust.
Karen: Sin dudas viviría en Lothlorien de El Señor de los Anillos.
Snopes: Las once mil vergas, de Apollinaire, para cuando vuelva del viaje por el fondo del mar.
Pepa: En perpetuo movimiento, a la búsqueda de Cesárea Tinajeros en Los detectives salvajes, de Bolaño
Ana: En Inés y la alegría, en cuanto a libros, me gustaría ser tan valiente como aquella Inés.
Dalida: En la Inglaterra de Robin Hood.
Er Shavi: Me encantaría estar en la Barranquilla de El amor en los tiempos del cólera.
Vceintemil leguasSnopes: Veinte mil leguas de viaje submarino
Elena: En cualquiera de Jane Austen
Miguel: En Sinuhé, el egipcio, a finales de la XVIII dinastía.
Amalia: Definitivamente y desde los doce años: en Los tres mosqueteros!!
César Prado: En Los detectives salvajes, de Roberto Bolaño.
Audrey: On the Road, de Jack Kerouak mi favorita sin duda.
Ana: En Os Maias, de Eça de Queirós
Pat: De joven, me hubiera fascinado meterme en el mundo de Horacio Oliveira y la maga de Rayuela.
Mañana volveremos con los vídeos de los escritores como Eduardo Mendoza, Lucía Etxebarría, Leonardo Padura, Gustavo Martín Garzo, Fernando Iwasaki y Manuel Rivas.
Ahora sí, es tu turno de compartir con nosotros tu fantasía: ¿En qué libro de ficción de gustaría vivir o haber estado?

Orgullo y Prejuicio
Fotograma de Orgullo y prejuicio, de Jane Austen.
Me gustaria vivir en "Memorias de Africa"  de Isak Dinesen,

29 may 2012

John Travolta, Strauss Kahn y Julian Assange Por: Miguel Lorente Acosta

Miguel Lorente Acosta . Aunque parezca extraño, soy Médico Forense, también Profesor de Medicina Legal de la Universidad de Granada, Especialista en Medicina Legal y Forense, y Máster en Bioética y Derecho Médico.
He trabajado en el análisis del ADN en identificación humana, el análisis forense de la Sábana Santa, y en el estudio de la violencia, de manera muy especial de la violencia de género, circunstancia que llevó a que me nombraran Delegado del Gobierno para la Violencia de Género en el Ministerio de Igualdad.
 
TRAVOLTA-DSK-ASSANGE
John Travolta ha sido denunciado por acoso sexual por dos masajistas terapéuticos hombres
. Sí, tengo que destacar su condición masculina porque en esto de las denuncias por acoso o agresión sexual todo el mundo piensa que sólo son las mujeres las que denuncian, y que lo hacen falsamente para beneficiarse de todas las consecuencias que se derivan de la situación, bien sean por sentencia, por chantaje, o simplemente por hacer daño al hombre que las ha despechado.
Lo curioso del caso es que ya se ha descubierto que el primero de ellos, que se hace pasar por John Doe nº 1, ha mentido y ha denunciado en falso para intentar obtener una compensación económica, y según las informaciones procedentes de Estados Unidos, todo indica que el otro hombre denunciante, que atiende por John Doe nº 2, también ha mentido en su denuncia.
Sin embargo, a pesar de la fama del personaje denunciado y de todos los rumores que se han levantado sobre su orientación sexual, apenas ha trascendido la actitud y conducta de estos denunciantes en la prensa, ni en la del corazón, ni en la del pubis, ni en ninguna otra.
Y no he podido evitar acordarme de los casos de Domique Strauss-Kahn y Julian Assange denunciados también por agresión sexual, los dos por mujeres, el primero en Estados Unidos y el segundo en Suecia, y de cómo las columnas periodísticas se llenaron de grafitis que reclamaban, de entrada su inocencia, después la presunción de inocencia, y al mismo tiempo no paraban de hablar de la perversidad de las mujeres que utilizaban la denuncia falsa como una forma de alcanzar beneficios, popularidad o ambas cosas a la vez.
Aquí no había dudas ni presunción de inocencia para ellas ni nada, las mujeres denuncian falsamente de verdad, daba igual que el Ministerio Fiscal mantuviera la acusación y que un Juzgado pidiera la extradición de Assange, todo era mentira, hasta el punto de que en el caso de Strauss-Kahn la investigada e intervenida telefónicamente fue la víctima, no el agresor.
El mito de la “Eva perversa” o de “Pandora” aún sigue presente y actúa como una referencia para interpretar la conducta de las mujeres, y si se entiende que las mujeres son malas y perversas a través de esa imagen mítica creada por la historia, sus conductas serán tomadas como malas y perversas, es la función del mito, lo explica muy bien Claude Levi-Strauss, “proporcionar un modelo lógico para resolver una contradicción”.
En España sufrimos el ataque de los posmachistas que intentan bloquear y criticar las políticas y medidas para erradicar la violencia de género cuestionando su propia realidad al hablar de “denuncias falsas”, y reducir toda su dimensión a esa falacia con voz de mujer.
 Para nada tienen en cuenta los datos del CGPJ y de la Fiscalía General del Estado que hablan de una incidencia inferior al 0’5%, con diferencia el delito con menos denuncias falsas, tampoco los estudios sociológicos realizados por el CIS (Macroencuesta 2011), que refleja que en España se producen unos 600.000 casos de violencia de género al año de los cuales el 80% no denuncia, ni tienen en cuenta las 68 mujeres de media que son asesinadas cada año.
 Lo único que consideran es que las mujeres mienten y denuncian falsamente, incluso con portavoces tan relevantes como algunos miembros del Poder Judicial, que curiosamente no son cuestionados por las Asociaciones de Jueces cuando salen hablando mal de otros jueces a los que acusan de prevaricar y meter a inocentes en la cárcel, pero que sí responden de forma rotunda cuando al presentar algún dato interpretan que se está cuestionando su independencia.
John Travolta ha venido a poner un poco de orden y a explicar cómo no importa la conducta en sí, sino el significado.
 El hecho de que un hombre denuncie falsamente a otro hombre por una agresión sexual no tiene mayor trascendencia, pero que lo haga a una mujer sí la tiene porque es algo unido a su identidad y demuestra la condición de mujer fatal de todas ellas.
  Da igual que se haya producido la agresión  porque lo que no se admite es que un hombre sea cuestionado por una mujer, y para justificar lo ocurrido se recurre al segundo mito: “Se ha producido porque la mujer lo ha provocado, por haber utilizado ese principio de caos que guardan en su interior, especialmente en su sexualidad, capaz de llevar a un pobre hombre a la perdición,  y porque todo el mundo sabe que las mujeres cuando dicen no quieren decir que sí”.  
Los hombres no mienten, sólo matizan, y las mujeres no sólo mienten, sino que además engañan. Suceda lo que suceda, al final el hombre siempre es la víctima y la mujer la mala y perversa.
Recuerdo una situación que viví hace años como Médico Forense.
 Estaba intentando averiguar lo ocurrido con otro compañero Forense después de haber recibido un escrito del hospital,  que recogía que la noche anterior se había avisado al Forense de Guardia  al haberse producido una posible violación de una joven de 14 años, la cual acudió a Urgencias con una serie de lesiones
. El Forense de Guardia, este compañero con el que hablaba, sorprendido, no por el escrito de la dirección del hospital ni por lo ocurrido, sino porque le estuviera preguntando, con ojos de asombro y mirada incrédula, me dijo: “Hombre Miguel, parece mentira, todo el mundo sabe que cuando una mujer denuncia una violación es mentira”.