Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 may 2012

La Reina acude a Vitoria para dar el pésame a la familia Urdangarin

Iñaki Urdangarin, en velatorio de su padre.
La Reina y la Infanta Elena se encuentran desde la una y cuarto de la tarde en el domicilio familiar  de los Urdangarin en Vitoria para dar el pésame por la muerte del padre del duque de Palma, que falleció este jueves a los 79 años.
 Mientras, la infanta Cristina vuela rumbo a España, acompañada de sus cuatro hijos: Juan, Miguel, Pablo e Irene.
 Los niños no habían viajado a España desde el verano.
Se espera que los cinco lleguen mañana por la mañana a Madrid, permanezcan en La Zarzuela algunas horas y luego emprendan viaje a la capital alavesa para asistir al funeral, que se celebrará el sábado a las ocho de la tarde.
El Príncipe, en cambio, no acudirá, al tener comprometido un acto oficial.
 Y el Rey se encuentra convaleciente de su operación de cadera.
Varios de los hijos de Juan María Urdangarin han permanecido a lo largo de la mañana en el domicilio familiar, ubicado en una zona residencial cercana al centro de Vitoria.
Tras la marcha del duque de Palma y su madre, se ha desmontado el dispositivo de seguridad establecido por la Casa Real y la Ertzaintza en torno al domicilio de los Urdangarin.
La visita de doña Sofía se produce en medio de un ambiente enrarecido por el escándalo judicial que afecta a Iñaki Urdangarin, imputado en el caso Palma Arena.
Tras conocerse la implicación del yerno de don Juan Carlos y doña Sofía, la Casa del Rey decidió apartarle de los actos oficiales y sus visitas a España han sido contadas, y en casi todas las ocasiones por asuntos relacionados con la investigación de la trama y con la salud del padre del duque
. La reina sí les ha visitado en un par de ocasiones en Washington.
El padre del duque de Palma, que tenía diez nietos, se encontraba gravemente enfermo en los últimos meses. La familia, que ya atravesaba un mal momento por la salud del padre, vio como empeoraba su estado al hacerse públicas las primeras informaciones relativas a los negocios del duque.
 A partir de ahí todo fue a peor: la salud del padre y la situación judicial del yerno del Rey por el caso Nóos.

“La radio es el medio que cultiva la imaginación”

El escritor Fernando Delgado. / CARLES FRANCESC
La fachada barroca del palacio del Marqués de Dos Aguas de Valencia le recuerda a Fernando Delgado unos cuadernos crema en los que aprendía caligrafía en su infancia tinerfeña con escaso aprovechamiento. “Tengo una letra infame. En ocasiones, ni yo mismo la entiendo”, confiesa. Poco más tarde, al leer la dedicatoria que hace de su última novela, se verá que exagera. “Las hay peores”, diré. Su última novela, que es de lo que hemos venido a hablar, se titula También la verdad se inventa. Un verso de un poema de Antonio Machado que dice así: “Se miente más de la cuenta / Por falta de fantasía: También la verdad se inventa”.
Del exceso del Marqués de Dos Aguas, sede del Museo Nacional de Cerámica, cuyas reformas se eternizan, nos hemos trasladado a El Ventorro, un restaurante familiar situado a dos pasos de la antigua Universidad de Valencia. Allí, frente a dos platos de lentejas —“las de mi abuela son exquisitas”, recuerda, en presente—, Delgado habla del libro, en el que la radio, medio en el que trabajó tantos años, es el hilo conductor. “No es una novela periodística, quede claro. La radio es una excusa, un pretexto, aunque al final termina siendo un personaje. Y ¿sabes? Para mí fue un reto literario transmitir ese lenguaje oral, que no puede ser una mera transcripción. Juan Cruz me hizo un gran elogio: ‘No te puedo decir nada de la novela, porque la estoy empezando; pero estoy oyendo la radio”. Cruz, cuando la acabó, escribió que este es “su mejor libro o, por lo menos, el más arriesgado de todos”.
Un estudio de radio, un programa en la madrugada que se convierte en un confesionario en el que los oyentes desnudan su personalidad más oculta, donde se habla de sexo, de la duplicidad sexual. “La radio es el medio más anónimo, el que induce más al cultivo de la imaginación, no hay imágenes como en las redes sociales; por eso sitúo la acción en una época anterior a Internet”. ¿La radio permite ser otro? “Rimbaud decía: Yo soy el otro. Todos somos otro. Y cada vez que sacamos nuestros mundos interiores surge la sexualidad que nos explica más de lo que creemos. En el libro se habla de la identidad sexual, pero eso no es lo importante. La novela reivindica el derecho al imaginario, a vivir. No hay sexo sin imaginación”. Una de las protagonistas de la novela, Almudena, la conductora de Suya es la palabra, dirá en un momento dado: “Lo mejor del programa ha consistido en descubrir en ustedes la necesidad que tiene el otro que nos habita de salir por algún lado”. Y Delgado explica que los versos de Machado son una defensa de la fantasía. “Cuando dice que la verdad se inventa no se refiere a la verdad que se adultera o al engaño, sino a las otras verdades a esas que descubrimos en nosotros mismos”.
Se acabaron las lentejas, como antes se acabó la ensalada o las croquetas de bacalao y pollo. Será entonces cuando el periodista pasee imaginariamente por Faura, un pueblo al norte de Valencia donde vive desde hace años, para aspirar el aroma de azahar que inunda el jardín de su casa o escuchar el sonido de una flauta o de un clarinete que surge desde una ventana. Entonces contará su pasión por la pintura y su vocación —¿la del otro?— por la música: “Me gustaría tocar un instrumento musical. Pero no componer”. Y lo dice un escritor que, a su manera, también compone.

Maestra de la risa y el sollozo


Martirio actúa hace unas semanas en ciudad de México. / ALEX CRUZ (EFE)
Maribel Quiñones a pecho descubierto
. No podríamos decir que sin aditivos, porque jamás ha recurrido a ellos en casi tres décadas de trayectoria; pero sí con una desnudez tan extrema que a cualquier otro le aterraría.
 Tenía Martirio el empeño de cantar por vez primera en la Galileo Galilei, y ayer, cuando al fin pudo darse el gustazo, optó por hacerlo con la única compañía de su hijo, el espléndido guitarrista Raúl Rodríguez
. El escenario puede tornarse inmenso en estos casos, pero la coplera onubense y su vástago de manos primorosas asumieron el control de cada metro cuadrado. Y el público se agolpó en la sala de Chamberí como solo sucede en las noches de los grandes acontecimientos.
Radiante se nos personó Maribel, guapísima una vez más con la indumentaria que mandan los cánones martiristas: vestido negro de tiros largos, peineta flamante y esas gafas negras que privan al mundo de admirar sus abisales ojos verdes.
 Y se aplica desde el primer momento a impartir el discreto magisterio de esa voz con tantos ángulos como recovecos, garganta mágica que cobra cuerpo con la misma facilidad que se torna vaporosa y leve
. Moldea los versos, los endulza o endurece, alarga las notas o las adereza con unos melismas que ni por equivocación incurren en la floritura vana. Jamás canta dos veces de la misma manera, pero, eso sí, nunca renuncia a cantarlo bonito.
 Por eso su público repite: porque la sorpresa es una certeza.
Incluso en un recital tan arriesgado como el de anoche, sin margen para camuflar inseguridades o puntos débiles, Quiñones hace suyas cuantas estrofas visitan sus cuerdas vocales. Tanto da que aborde la canción de un rockero argentino (Fito Páez), el clásico son cubano (Bola de Nieve) o el repertorio mordaz y socarrón de sus inicios (Madurito interesante): Martirio siempre es Martirio.
 Vive tanto los versos, ajenos o propios, que acaba involucrando al auditorio entero
. Y con ella, maestra de la risa y el sollozo, se nos escapan las lágrimas y las carcajadas aunque no queramos. Como en un resumen de la vida misma, ese episodio fugaz que conviene no malgastar entre llantos.
Sabia serena a sus fabulosos cincuenta y muchos, Maribel tiene el don de emocionarnos y divertirnos sin que advirtamos siquiera la transición.
 Dueña de un gracejo incomparable en las presentaciones, esa virtud inaprensible que se lleva dentro o no se adquiere jamás, tan pronto se guasea de los quebrantos sentimentales, "esos momentos en que te vienen a casa y no les pones ni café", como nos suministra las excepcionales Una roca en el mar (Javier Ruibal) y Quisiera amarte menos, monumento de la mexicana Chavela Vargas a esos amores inexorables de los que, ni pretendiéndolo, podemos despojarnos.
Raúl Rodríguez la acompaña con inventiva, eludiendo lo evidente; a veces clásico y otras muy flamenco, pero siempre profundo. Combina acentos, arpegios y hasta silencios inesperados, como en María la portuguesa. O travesuras como la de convertirse en un bluesman hispalense para colorear Torre de arena, copla de pura cepa. Es la fase coplera (La bien pagá, Ojos verdes) en la que Martirio se muestra más exuberante y proverbial, pero su faceta más imaginativa, de puro iconoclasta, es la sandunguera: imposible mantener el rictus impasible ante Las mil calorías, descacharrante sevillana rapeada sobre las dificultades para conservar el tipito. Cuánto arte, caramba; cuánto arte.

NON PLUS ULTRA

. Pues aquí le tienen, que si hay que formar en el cuartel para ser el primero en acompañar al coronel, él es el primer voluntario, que los líderes estudiantes son pura bazofia. Por ejemplo: “[A] María José Aceituno, una de las cinco protagonistas de la portada del pasado miércoles (…) le sobra vergüenza en su currículum haragán para proclamarse representante del colectivo que tendría que salvar España”.
 “No es casualidad que la Universidad Complutense, regida por el hijo de Carrillo, sea el escenario de un botellón universal”. Y se carga, de un plumazo, a toda la Complutense, cerca de 90.000 alumnos y más de seis mil profesores. Pues eso: “Un botellón universal”.
La banda terrorista había suspendido el reclutamiento en 2009, a raíz de que el Gobierno socialista retomara el proceso de negociación.
 Es evidente que la voluntad de los etarras no es precisamente la de disolverse y entregar las armas, sino la de seguir coaccionando la vida política vasca.
 El ‘papelón’ que han hecho los verificadores movería a risa si no fuera porque se trata de terrorismo”. A risa mueve, si lo permiten, estas películas que se montan en La Razón cada mes, con una ETA cada día más potente. Ya basta, por favor…
 Lo que trajo López, y lo que representa, es el tacticismo barato, ramplón, gris, iletrado, torpe y sin poesía. Es un rubalcabismo de tercera regional. Y el mérito de Basagoiti ha consistido en hacer constitucionalismo y libertad con ese material tan cutre, miserable e ingrato”.
 Y llevan hasta editorial: “La delegada que autoriza de día y prohíbe de noche”.
 Tenemos concentración en la Puerta del Sol de Madrid desde mañana mismo…
 Se extirpó cualquier brote de sentido de la responsabilidad entre los jóvenes para convertirlos en analfabetos funcionales de un rebaño infantilizado y acrítico, listo para engordar ese consenso buenista que la izquierda maneja con tanta habilidad”.