Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

9 ene 2011

Alain Delon

El Respeto

Respeto o reconocimiento es la consideración de que alguien o incluso algo tiene un valor por sí mismo y se establece como reciprocidad: respeto mutuo, reconocimiento mutuo. El término se refiere a cuestiones morales y éticas, es utilizado en filosofía política y otras ciencias sociales como la antropología, la sociología y la psicología.




El respeto en las relaciones interpersonales comienza en el individuo, en el reconocimiento del mismo como entidad única  que necesita que se comprenda al otro Consiste en saber valorar los intereses y necesidades de otro individuo en una reunión.
Algo aparentemente tan sencillo es el concepto de Respeto.
Pero estamos en unos momentos que parece que ha desaparecido ese valor.
Respeto a uno mismo, a quienes nos rodean y a los que nos dirijimos al hablar o al pasar y dejar un tramo para que se pueda pasar.
Respeto por el trabajo de uno y el de los demás.
Hay toda una generación que hemos tenido el mismo horario, las mismas tareas, el mismo trabajo. y eso somos los profesores que seguimos siendo estudiantes de la vida.
Fuimos al Colegio, luego al Instituto, a la Universidad y trabajamos intentando enseñar alguna materia , es decir nuestro horario, disciplina y relaciones son las mismas desde los 4 o 5 años incluso el tiempo de vacaciones. Y realmente vivimos en una burbuja muchos años.
Los profesores eran para mi seres a los que no se les cuestionaba y teníamos respeto, incluso curiosidad por su vida como si siempre estuvieran estudiando y entre libros.
No nos pasaba por la cabeza faltar al respeto, quizás porque tampoco se nos ocuría hacerlo a nuestros padres.
Ni a nuestros compañeros, la buena educación 1º luego ya estaba en si hacíamos amigos o no.
Y hoy todos se darán cuenta que no existe, ni entre mayores ni entre chicos, en la calle, en el cine, griterios que no nos dejan hablar, descalificaciones a montones y el 1º que se falta el respeto así mismo es quien insulta y humilla de palabra o de acción.
Y si hay una ley contra el tabaco, que yo apoyo, pero fui fumadora y sé lo que cuesta, haría una ley del respeto mutuo, pero claro si en los debates sobre la ley del respeto se van a gritar todos y pisan la palabra y descalifican, vejan y humillan, como va a salir una ley que de por si tendría que ser una vacuna desde cuando nacemos y revisada cada x tiempo por si necesitamos más vacunas de recuerdo.
Yo estoy por proponerla, digan lo que digan...los demás.

LIBROS EN EL BAR

Suelo echar un vistazo a los libros en el bar de X. Al principio ponía novelas policíacas, propectos turísticos, toda clase de papel. Literatura usada que alguien depositaba en un aparador para quien quisiera se la llevara y disfrutara con ella.


Varias veces ya he disfrutado con hallazgos insólitos, y sabiendo de mi afición, X ya me avisa cuando hay una caja de cartón en el sótano con rarezas en francés. Esta mañana mismo, como quien no quiere la cosa, me acerqué al aparador y miré casi con disimulo. Con vergüenza, porque la gente en el bar te observa con incómoda curiosidad cuando te ven manoseando los libros. Y de repente, Murmures de l'aube.





No he encontrado de su autora, Yolande Avilés Ramirez, más que la fecha de nacimiento, 1927, según consta en la Biblioteca Nacional de Portugal. El libro viene con dedicatoria en francés, como los poemas que contiene, algunos muy hermosos: "A Madame Font, a Rosalie, a Monsieur Font, mis tres encantadores amigos de Barcelona, les ofrezco de todo corazón mis primeras poesías".

Está fechado el libro, y la dedicatoria, en Lisboa, 1944. Y antes de entrar en sus versos, una nota aclara lo siguiente: Estos poemas han sido escritos en una prisión alemana -en Bad Godesberg- el año 1943, cuando su autora tenía 16 años.

Para terminar con los tecnicismos, Murmures de l'aube fue compuesto e impreso en Oficina Gráfica, Limitada, rua da Oliveira do Carmo, 8.

La última vez que estuve en Lisboa viví en esa sensación de abordaje de la orilla por parte de los que huían del nazismo. ¿Quién era esta Yolande Avilés Ramirez? ¿Y los tres barceloneses de la dedicatoria? ¿Cómo ha llegado este libro a un bar de la calle X para que un desocupado como uno, camino de la compra, lo encuentre y se lo lleve?

Publicado por José Carlos Cataño

Jose Carlos Cataño

Hoy, día 2 de enero del año 2011 de la era cristiana, con Trieste y la Istria reverberando todavía en las venas, no podía menos que encontrar en el mercado de libro viejo de St. Antoni Del placer y del vicio de fumar, libro de Italo Svevo del que no tenía absoluta idea.


Se trata de una recopilación de textos sobre el último eterno cigarrillo que Ettore Schmitz le prometía a su novia y luego esposa Livia, así como a sí mismo, que iba a quemar en sus labios. Hay fragmentos de sus diarios, de La conciencia de Zeno, de colaboraciones en L'Indipendente (con el nombre de Ettore Samigli), etc. y que a mí me ha hecho recordar una conversación con Juan Octavio Prenz, en diciembre del año pasado. Quería, el maestro triestinoargentino, y esloveno y tantas cosas más, pergueñar un librito pecisamente sobre estos placeres del humo tóxico, sobre todo, como en el caso de Svevo, despierta la iracundia en una vagón de ferrocarril para abstemio del tabaco.

Y todo ello, a su vez, me ha llevado a la evocación de las veces en que con Ana María Moix suspirábamos por toda la farmacopea que Europa y los socialdemócratas españoles nos han prohibido, y que tanto bien nos hacían para pensar, mirar, escribir el mundo.

Publicado por José Carlos Cataño