"Tantas veces cansados de poesía, la buscamos fuera de los libros de poesía. Para encontrarla en momentos en que, parece, nos resulta necesaria.
Perdonad el tono, pero sí, la poesía está en otras partes: tengo la impresión de que pocas veces se encuentra en los libros de poesía, en las colecciones de poesía, en los textos que aparentan ser poemas.
Está en otras partes. También tengo la impresión de que la poesía se ha encerrado en un castillo de naipes (no toda la poesía, claro).
Me interesan muy distintos libros de poemas: algunos que pasarían por muy tradicionales y otros que aparentan ser rupturistas. ¿Qué buscamos en la palabra poema? ¿Qué es un poema? O mejor: ¿Puede un poema hablar -ya sé que aquí estoy citando o haciendo un juego de palabras para el lector letraherido- de lo que hablan las cartas comerciales, los informes económicos, las noticias de color salmón de esos suplementos?"
Los poetas están en otra parte. ¿Dónde? En muchos sitios; por ejemplo, aquí, o aquí.
Y más cerca también, traspapelada en esta red de redes; a la vuelta de la esquina, bajo una luz tenue.
9 sept 2010
MARUJA TORRES :En cuestas
Las encuestas me producen el lamentable efecto de obligarme a ascender por una dificultosa cuesta.
Sí, esa cuesta: la de comprender por qué nuestros próceres de toda calaña -incluida la mediática- se revuelcan como chanchos en una charca de cifras contradictorias y purulentas, poblada de porcentajes belloteros, para eludir la sencilla, sana, y anticuada costumbre de llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Aquella cosa del gobernar, el hacer oposición o el facilitar información, la res publica, el noble oficio de entregarse al bien común, hay que enfrentarla con la serenidad del que sabe hacerse entender sin alcanzar la histérica catadura de una miss vísperas de hacerse con una corona de reina de la belleza. Que somos todos ya muy mayorcitos.
Aceptemos que las encuestas son, más que el mal de nuestra época, el maquillaje de dicho mal en sí y que no es otro que la frivolidad, el personalismo, el deseo de ganar caiga quien caiga sin importar los fines elevados ni los medios estúpidos.
Le das a cualquier web y te hacen una encuesta. Solo en Google, la palabra tiene registradas más de 25 millones de entradas. Te metes en Facebook y alguien te pregunta si quieres saber qué día morirás. Parece que es una de las preguntas más respondidas.
Acojona pensar que hay gente así.
Aún entristece más abrir un periódico y ver la palabra encuesta repetida no pocas veces, ya sea porque a Obama y a Zapatero les va mal, porque al PP y a los neocons les va bien, o por tener que enviar nuestra opinión sobre todo cuanto ocurre, desde el divorcio de Kyril de Bulgaria hasta el supuesto abandono del asesinato por parte de ETA. Cuando lo que se nos pide es un sí o un no, el asunto resulta insoportable.
Nos iría muy bien declarar un año, o una década de reflexión. Prohibido publicar encuestas. Y dedicarnos a pensar.
Sí, esa cuesta: la de comprender por qué nuestros próceres de toda calaña -incluida la mediática- se revuelcan como chanchos en una charca de cifras contradictorias y purulentas, poblada de porcentajes belloteros, para eludir la sencilla, sana, y anticuada costumbre de llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Aquella cosa del gobernar, el hacer oposición o el facilitar información, la res publica, el noble oficio de entregarse al bien común, hay que enfrentarla con la serenidad del que sabe hacerse entender sin alcanzar la histérica catadura de una miss vísperas de hacerse con una corona de reina de la belleza. Que somos todos ya muy mayorcitos.
Aceptemos que las encuestas son, más que el mal de nuestra época, el maquillaje de dicho mal en sí y que no es otro que la frivolidad, el personalismo, el deseo de ganar caiga quien caiga sin importar los fines elevados ni los medios estúpidos.
Le das a cualquier web y te hacen una encuesta. Solo en Google, la palabra tiene registradas más de 25 millones de entradas. Te metes en Facebook y alguien te pregunta si quieres saber qué día morirás. Parece que es una de las preguntas más respondidas.
Acojona pensar que hay gente así.
Aún entristece más abrir un periódico y ver la palabra encuesta repetida no pocas veces, ya sea porque a Obama y a Zapatero les va mal, porque al PP y a los neocons les va bien, o por tener que enviar nuestra opinión sobre todo cuanto ocurre, desde el divorcio de Kyril de Bulgaria hasta el supuesto abandono del asesinato por parte de ETA. Cuando lo que se nos pide es un sí o un no, el asunto resulta insoportable.
Nos iría muy bien declarar un año, o una década de reflexión. Prohibido publicar encuestas. Y dedicarnos a pensar.
La 'dolce vita' de 'Brangelina'
Italia parece seguir siendo el paraíso del buen retiro.
Siguiendo el ejemplo del amigo George Clooney, que en las orillas del lago de Como (cerca de Milán) ha comprado casa y encontrado el amor, Angelina Jolie y Brad Pitt aterrizan en ese país.
Entre rodaje y rodaje, entre los compromisos humanitarios y el cuidado de sus seis hijos, a la pareja dorada de Hollywood le ha dado tiempo de escaparse a la Valpollicella, una región del norte famosa por sus vinos, y comprarse una bonita casa de veraneo. Villa Costanza es una finca de 18.000 metros cuadrados (el equivalente a dos campos de fútbol), situada en el municipio de San Pietro in Cariano, provincia de Verona.
La casa está rodeada de un viñedo y en su interior acoge 15 habitaciones, siete baños, salón, una sala de cine, dos piscinas, un gimnasio y varios jacuzzi. Hay que tener en cuenta que la familia es numerosa. El diario Daily Mail desvela que el precio fue tan estelar como los nuevos inquilinos: 31,5 millones de euros.
Los 18.000 metros cuadrados de Villa Costanza han costado 31 millones
Villa Costanza es la tercera propiedad inmobiliaria de Brangelina.
Los dos divos se dividen normalmente entre la residencia de Los Ángeles y la de Nueva Orleans, en puro estilo francés.
A partir de ahora, durante las vacaciones podrán también descansar plácidamente entre las viñas y las dulces colinas vénetas, a un puñado de kilómetros de Verona, la ciudad de Romeo y Julieta, o de Venecia.
Fue justo la permanencia en la ciudad de los canales lo que hizo que a Brangelina le entrara el gusanillo de comprar una finca en la zona. Jolie se enamoró de ese lugar a principios de año, durante el rodaje, junto a Johnny Depp, de The Tourist, un thriller firmado por Florian Henckel von Donnersmarck, director de La vida de los otros.
La pareja encargó a un agente inmobiliario la difícil tarea de encontrar algo que pudiera satisfacerles.
Las estrellas estadounidenses están en buena compañía. Italia parece todavía cumplir con los sueños de muchos famosos del glamour internacional.
Clooney compró en 2002 Villa Oleandra, a orillas del lago Como, y allí suele pasar los meses estivales, lejos de cotilleos y cámaras indiscretas acompañado, desde el año pasado, de su nueva novia, Elisabetta Canalis. El director Francis Ford Coppola, de origen italiano, adquirió una propiedad en el sur, en Apulia.
Otro actor enamorado del país de la dolce vita, en este caso francés es Gérard Depardieu, que hasta hace publicidad de una famosa salsa diciendo que tiene corazón italiano. Los rumores cuentan que está tanteando la posibilidad de mudarse a vivir a alguna localidad de esta península. Y el cantante Sting es dueño de toda una colina de 300 hectáreas en la Toscana.
Empezamos a soltar la lengua...
¿Les parecía poco esfuerzo para agitar las aguas de la xenofobia el despliegue de ayer de El Mundo, tal y como les contábamos en este blog? Pues La Razón viene hoy en su ayuda: “La mayoría de los españoles rechaza a los musulmanes”, es el título que abre su edición.
Así que si ayer el periódico de Pedro J. ponía un ojo en Sarkozy, parece que hoy el diario de Marhuenda quiere acercarse a Terry Jones, en la foto, ese pastor loco que dirige el Dove World Outreach Center, un centro cristiano fundamentalista en Gainesville, Florida, que ha anunciado que quemará centenares de coranes el 11 de setiembre. (Seguramente en algún pueblo de Afganistán también habrá un clérigo musulmán que querrá quemar centenares de biblias.
¡Hay que ver cómo les gustan las hogueras a los religiosos!) Ya, ya sé que lo de La Razón no es lo mismo que lo de Jones, pero algún día podremos exagerar las cosas. Al fin y al cabo la fiel infantería lo hace a todas horas.
No dejemos en la nebulosa del misterio, por cierto, saber qué han respondido los lectores de El Mundo a la pregunta que ayer les hacía ese gran liberal, Pedro J. Ramírez: “¿Cree usted que hay relación entre la tasa de paro y el número de inmigrantes?” El 77% ha respondido que sí, el 23% que no.
Así que si ayer el periódico de Pedro J. ponía un ojo en Sarkozy, parece que hoy el diario de Marhuenda quiere acercarse a Terry Jones, en la foto, ese pastor loco que dirige el Dove World Outreach Center, un centro cristiano fundamentalista en Gainesville, Florida, que ha anunciado que quemará centenares de coranes el 11 de setiembre. (Seguramente en algún pueblo de Afganistán también habrá un clérigo musulmán que querrá quemar centenares de biblias.
¡Hay que ver cómo les gustan las hogueras a los religiosos!) Ya, ya sé que lo de La Razón no es lo mismo que lo de Jones, pero algún día podremos exagerar las cosas. Al fin y al cabo la fiel infantería lo hace a todas horas.
No dejemos en la nebulosa del misterio, por cierto, saber qué han respondido los lectores de El Mundo a la pregunta que ayer les hacía ese gran liberal, Pedro J. Ramírez: “¿Cree usted que hay relación entre la tasa de paro y el número de inmigrantes?” El 77% ha respondido que sí, el 23% que no.
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