Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 sept 2010

MARUJA TORRES :En cuestas

Las encuestas me producen el lamentable efecto de obligarme a ascender por una dificultosa cuesta.
Sí, esa cuesta: la de comprender por qué nuestros próceres de toda calaña -incluida la mediática- se revuelcan como chanchos en una charca de cifras contradictorias y purulentas, poblada de porcentajes belloteros, para eludir la sencilla, sana, y anticuada costumbre de llamar al pan, pan, y al vino, vino.
Aquella cosa del gobernar, el hacer oposición o el facilitar información, la res publica, el noble oficio de entregarse al bien común, hay que enfrentarla con la serenidad del que sabe hacerse entender sin alcanzar la histérica catadura de una miss vísperas de hacerse con una corona de reina de la belleza. Que somos todos ya muy mayorcitos.


Aceptemos que las encuestas son, más que el mal de nuestra época, el maquillaje de dicho mal en sí y que no es otro que la frivolidad, el personalismo, el deseo de ganar caiga quien caiga sin importar los fines elevados ni los medios estúpidos.
Le das a cualquier web y te hacen una encuesta. Solo en Google, la palabra tiene registradas más de 25 millones de entradas. Te metes en Facebook y alguien te pregunta si quieres saber qué día morirás. Parece que es una de las preguntas más respondidas.
Acojona pensar que hay gente así.

Aún entristece más abrir un periódico y ver la palabra encuesta repetida no pocas veces, ya sea porque a Obama y a Zapatero les va mal, porque al PP y a los neocons les va bien, o por tener que enviar nuestra opinión sobre todo cuanto ocurre, desde el divorcio de Kyril de Bulgaria hasta el supuesto abandono del asesinato por parte de ETA. Cuando lo que se nos pide es un sí o un no, el asunto resulta insoportable.

Nos iría muy bien declarar un año, o una década de reflexión. Prohibido publicar encuestas. Y dedicarnos a pensar.

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