Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

1 ago 2010

ROMY




Yo, con el permiso de mi amigo y siempre intentando ser fiel a la verdad cuando escribo sobre estos nombres importantes del arte, voy a procurar dar un halo de luz a aquellos trágicos momentos que se vivieron en la residencia del productor Laurent Petit, donde murió, el 29 de Mayo de 1982 una de las mujeres mas fascinantes del cine, una actriz de incalculables registros y un rostro que reflejó la belleza de una época que forma parte de nuestra existencia, dejando a su hija Sarah Biasini con cinco años de edad, como afluente de su enorme caudal interpretativo y que ahora, después de estudiar en el Actors Studio, sigue los pasos de su madre. Al menos parte de Romy no ha muerto, ahí están sus películas, y por el cuerpo de esta joven promesa corre la sangre de aquella Emperatriz de Austria, para satisfacción de los muchos hombres y mujeres que no hemos olvidado sus primeras apariciones en la pantalla, soportando el enorme peso de una corona que embellecía aún mas ese rostro al que antes me refería, como: " Reflejo de toda la belleza de una época que forma parte de nuestra vida ".

Es difícil componer este puzzle, es una labor complicada, no exenta de rozar la leyenda y crear una cierta incredulidad entre las personas que puedan leerlo. Pero toda la información que me ha llegado, una a una, la he ido numerando, obviando ciertos pasajes que no me parecían de interés y confiando plenamente en el testimonio de este hombre que vivió de cerca los últimos días de Romy, al lado de Laurent Petit y su hija Sarah, de la información que me llegaba desde la Costa Mediterránea Española por parte de José y por querer esclarecer una muerte que es tan difusa como la misma niebla. Los datos son ciertos, los personajes también y no tengo otro propósito que darle tinte dorado a unos días que no tuvieron que ser los mas felices de nuestra inolvidable Romy. Lo hago en su memoria y porque sé que desde ese lugar donde espera, y que todos iremos algún día, recibiré como recompensa la mas bella de sus sonrisas.

En Marzo de 1982 Romy terminaba prácticamente su trabajo en La Passante du Sans-Souci (Testimonio de mujer). Durante ese tiempo se pasaba los descansos escribiendo cartas a su hijo fallecido, tenia muchas, algunas de ellas se las leía a sus compañeros de rodaje, como si se tratase de una nota real, cuyo destinatario la recibiría tarde o temprano, cuando lo tristemente cierto era que su hijo David murió brutalmente atravesado por las verjas de su residencia. Michel Piccoli que era su compañero en el film, le confesó a Laurent Petit:

"Debes llevártela lejos de aquí, procura hacer un viaje a Egipto, o a La India, lo mas lejos de Europa que puedas. Romy acabará volviéndose loca, no deja de mezclar realidad con ficción y su hijo David siempre está en sus labios. Debe preocuparse mas por Sarah, por tí....por ella misma. La he querido y la quiero mucho y no me gusta nada las reacciones que veo en ella. No se centra en su trabajo, hay ocasiones en que la he tenido que ayudar, la he escondido las botellas, las pastillas....Ya no sé que hacer, ni como convencerla, está totalmente rota, debes abandonar por un tiempo tus negocios, dedícale mas tiempo, dale todo el amor que se merece, hazle olvidar, que Sarah no esté lejos. Sois lo único que tiene, y habla con Delon, habla seriamente con él., No me gusta la influencia que ejerce sobre sobre ella, es un mal tipo..... No me gusta....."

Las palabras de Michel Piccoli, gran amigo de la pareja ejercieron mucho en Laurent, e intento por todos los medios salir de Paris, pero la actriz se negó en redondo ha viajar, no estaba preparada para abandonar la ciudad, el entorno en que vivía, y la discusiones entre ambos eran frecuentes. Romy acababa siempre diciéndole:

"¿Y si vuelve David y no me encuentra?, ya sabes que no hace nada sin mi".

Debo reconocer que cuando José me envió el mail donde venía este comentario, sentí una profunda pena por mi querida Romy, era como si te sintieras indefenso sin poder remediar lo irremediable, era como ver alejarse la sombra de una actriz irrepetible, sin que nadie tuviera la solución, y no hacía mas que pensar en aquella trágica noche, cuando en realidad los acontecimientos se disparan y se rompe en mil pedazos todo lo que la sostenía en pié.
La adicción a los sedantes eran desde hacia tiempo su punto de amarre, y los mezclaba con la bebida, produciendo en ella un estado de total inercia, vagando constantemente por las habitaciones de la casa de Laurent, sin conciliar el sueño y repitiendo el nombre de su hijo. No puedo imaginármela así, me niego a hacerlo, pero tristemente así sucedió.

Romy Schneider Toda su corta vida fue en busca de una Felicidad que no encontró salvo en la Muerte.



No voy a hablar mas de su carrera, es obvio que no se le puede pedir mas, bastaría con su intervención en LUÍS II DE BAVIERA, o en LA PISCINA, para catalogarla como una representación del erotismo femenino de todas las épocas, en la primera por su porte y ambigüedad, en la segunda por su libertad y total naturalidad ante la cámara. Mi propósito es ir desgranando, con ayuda de mucha información que tengo del triste final que esperaba a aquella Emperatriz de Austria, asesinada por un anarquista, y en cierto modo dejar bien claro como fueron sus últimos momentos, instantes no muy definidos por la policía, por su misma familia, y muchos menos por la sensacionalista prensa. Espero conseguir al favor de quien me lea, y con el corazón de par en par, quiero que desde donde esté, sepa comprender que aquel hombre que escuchó la noticia de su fallecimiento en la ciudad de Paris, nunca se quedó conforme con lo que se dijo y no es justo que todavía se desconozca la autentica verdad.

El último amor de la actriz fué Laurent Petit, un productor de cine al que amó intensamente. Se llegó a decir que Petit fué una especie de Doctor Doolittle al que ella como una dulce Eliza, se dejó moldear, retirándola de las adicciones que marcaban su vida hasta entonces. En los años que vivieron juntos, Laurent Petit se encargó de hacer una Romy diferente, mas dedicada a su profesión, menos propensa a las depresiones y al alcohol, y a la figura negativa que ejercía en ella la presencia del actor Alain Delon. Fué una labor intensa, pues la actriz sufría mucho con el recuerdo del suicidio de su primer marido y por la trágica muerte de su hijo David, pero la tenacidad de Petit, su amor hacia ella y su paciencia hicieron que Romy viviera los últimos años de su vida, sumergida en proyectos, la inmensa mayoría direccionado al mundo del teatro, donde tenia ofertas muy interesantes. Al igual que Marilyn, Romy Schneider tenía una agenda personal, donde anotaba todo, desde sus fechas mas significativas, hasta los acontecimientos que de alguna forma la marcaron. En ella había anotaciones relacionadas con Alain Delon y sus manejos extra-cinematográficos, las veces que se vieron a lo largo de su vida, y algo que era muy importante, la relación existente de un grupo de mafia internacional con el actor, como así mismo todo lo sucedido con el asesinato del guardaespaldas de Delon, acontecimiento que conmovió a toda Francia, y del que el actor salió algo tocado. Este diario nunca se encontró entre las pertenencias de la actriz después de su muerte, fué, como en el caso de Marilyn, un objeto muy buscado y que hasta la fecha no se sabe nada de él, pero no es difícil imaginar de quien eran las manos que lo ocultaron ante la opinión publica y en donde creo que debe seguir. Laurent Petit era y es un productor muy conocido, tremendamente elogiado por los aciertos entre los films que produce y un caballero de pies a cabeza. Intimo amigo de él en los tiempos de su relación con la actriz, era un fotógrafo francés que se llamaba Daniel Nassoy, al que Romy y Laurent ayudaron, y que consiguió mucha popularidad por unas fotos que hizo a la actriz, y que son de una enorme belleza, en donde sobre fondo azul nos presenta a una Romy exquisita, sensual y tierna. Actualmente su hijo es uno de los mas afamados fotógrafos del mundo, el cual sigue los mismos pasos de su padre, pero con variantes significativas dentro del mundo de la fotografía.

Daniel Nassoy estaba la noche en que Romy fué encontrada muerta, fué él mismo el que descubrió el cuerpo de la actriz. Nassoy pasaba unos días con la pareja en el domicilio de Laurent Petit, y fué testigo de excepción de todo lo acontecido. El fotógrafo relató cientos de veces ante la policía, la prensa, y los medios de comunicación todo lo que vivió aquel trágico día, tuvieron que pasar muchos años, hasta que su hijo Daniel Nassoy, confiara a mi buen amigo José, anticuario parisino de la ciudad del Sena y actualmente retirado de todos los vínculos que le unieron con personajes famosos del cine y la literatura francesa debido a su negocio, en la Costa Mediterránea española. Mi buen José sabe mas por lo que calla que por lo que cuenta, pero a mi, personalmente me ha confiado muchos hechos relacionados con personajes famosos del cine, me ha bastado siempre con ponerle un mns o un mail pidiendo información sobre unos y otros, o pedirle ayuda para el articulo que pienso escribir o estoy escribiendo, y recibir a continuación muchos mas detalles y datos de enorme importancia del personaje en cuestión. José fué un anticuario muy conocido y prestigioso, por su tienda pasaron desde una madura Greta Garbo, hasta la mismísima Catherine Deneuve, sin olvidar al matrimonio Burton y a su fiel e íntima Ava Gardner. Con estos datos que he querido insertar en este articulo sobre la muerte de Romy, marco la importancia de las palabras de José, cuyo apellido es obvio que omita, para resaltar la veracidad de toda la información que recibo de él. Nassoy hijo y José son excelente amigos a pesar de la diferencia de edad, y Daniel confió y aclaró muchos paréntesis en blanco que han quedado en la historia final de Romy Schneider.

Romy Schneider Toda su corta vida fue en busca de una Felicidad que no encontró salvo en la Muerte.



Romy Schneider rechazó hacer una cuarta entrega, después de concluir EL DESTINO DE SISSI, aunque le ofrecían un cheque en blanco para volver a interpretar a la legendaria Emperatriz, en el cual la actriz podía añadir cuantos ceros quisiera. Romy ya por entonces deseaba darle a su carrera, a su vida un rumbo diferente, y...... !vaya si lo consiguió!.
Romy Schneider a partir de entonces, bajo la sombra de el amor de su vida, Alain Delon, de su protector Luchino Visconti, de Fellini y de los mejores directores franceses del momento, se convertiría en una de las actrices mejor consideradas de Francia, y a la vez del mundo entero. Reconocida actriz de teatro, donde cosechó las mejores criticas de su carrera, y una mujer de considerable belleza. Alguien dijo una vez, que de no haber existido Romy Schneider, habrían tenido que inventarla, pues su magnetismo traspasaba la pantalla, atrapaba y embelesa todo a la vez.



He querido rendir un pequeñísimo homenaje a ese personaje emblemático de Elisabetta Amalia Eugenia Von Wittelsbach, Duquesa de Baviera, Emperatriz de Austria y Reina de Hungría, que murió a los 61 años el 10 de Septiembre de 1898 en Ginebra, asesinada por el anarquista italiano Luigi Lucheni, con un punzón clavado en el pecho, dejando atrás toda una leyenda de amor, intriga y libertad, que aún hoy es recordada, aunque buena parte de esta devoción, se la debamos a las tres películas que Romy Schneider interpretó. Romy siempre será Sissi, y ambas, aunque eligieron caminos opuestos, tuvieron un final que mucho se acerca a la realidad mas cruel...... Ambas tuvieron un adiós que ni el viento mas fuerte, ni los cánticos mas bellos de una tierra dibujada para la música, pudieron llevarse, porque las dos permanecerán en los océanos del tiempo, como algo nuestro.

Cuando recuerdo a Romy se me vienen a la cabeza muchas cosas, el anuncio de su muerte: Yo, aquel día estaba en Paris de viaje de bodas y escuchamos por la radio la noticia. Me quedé inmovilizado, de piedra, no supe como reaccionar, yo creo que entonces mi esposa se dió cuenta de que grado de amor tenia al cine. También se me vienen a la mente algunas de sus películas, su cara de niña al comienzo de su carrera, siempre acompañada por esa súper-madre-protectora y por supuesto los tiempos de su romance con Delon, y mas concretamente cuando encauzó su carrera por vias intelectuales, con directores como Orson Welles, y Luchino Visconti. La belleza de esta actriz no es posible describirla sin pecar de exageración, debido a mi admiración y veneración por ella, pero es cierto, es muy difícil dibujarla físicamente, a veces es una niña seria, ausente, otras, es una hermosísima mujer, de un atractivo nada común, y con esas gotas de erotismo francés que tan bien Romy supo plasmar,. tanto en la pantalla, en el teatro y en los reportajes que le hicieron para muchas publicaciones francesas. Poseía el encanto de las sirenas, la sonrisa de cien Giocondas, y el brillo de una Venus de Milo, esperando ser consagrada como una deidad griega. Romy es la eterna sonrisa, es la laguna donde perdemos el control de nuestros sentimientos, y el espejo donde refleja como ninguna otra, su regia altivez de cortesana de mundo. Sus últimos trabajos son realmente históricos, son un resumen de su enorme categoría como actriz, y de la mujer intensa que vivía dentro de ella. Tiene películas inolvidables, papeles para recordar en los océanos de los tiempos, y material para empapelar toda la Plaza de Oriente de Madrid. Romy es a escala mundial un icono, como lo fué Audrey Hepburn, Marilyn o James Dean, con la salvedad de que ella pudo demostrar con creces que el estrellato no es un último escalón hacia la fama, hay mucho mas allá y no siempre es agradable la visión que nos encontramos.

Romy Schneider Toda su corta vida fue en busca de una Felicidad que no encontró salvo en la Muerte.




Eran tiempos de búsquedas, caminos de resplandores difusos y de largos paseos por el extraordinario mundo del cine. Mi forma de andar no era propiamente la de un hombre decidido, apenas llegaba a los 20 años, y mi inseguridad era palpable cuando tenía que tomar una decisión,. y me refiero a elegir una película para ver, o para complacer al amigo de turno. Eran tiempos de limitaciones, de censura, de pecaminosos pensamientos y todo esto viviendo en una España dictatorial, el escudo era de un acero totalmente imposible de cruzar. Pero entre mis búsquedas, entre los muchos rostros que me han electrocutado en el asiento de mis cines de barrio, que son muchos, y entre las películas que me marcaron, que fueron las mas, tuve el enorme privilegio de descubrir una historia de amor, un trozo de intriga palaciega, y unos paisajes que aún hoy, después de mas de cuarenta años transcurridos, me siguen apasionando.....!!Viena!!...!!Salzburgo!!...!!El Tirol!!... Son como cascadas de color, de aire, de cánticos encerrados en cajitas de música, cuya única llave la tenía a mi total disposición, cuando presenciaba aquella bella historia de amor, entre un Emperador llamado Francisco José, y una alocada, libre, sana y lozana chiquilla a la que todos llamaban Sissi. No me importaba estar viviendo en una España de carencias, ni me interesaba si la película venía íntegra, o si los personajes tropezaban cargados de invenciones o leyendas. No tenia mas ojos que para aquella joven actriz alemana llamada Romy Schneider, y averiguar cuanto pude sobre el personaje que ella daba vida en el cine y que no era otro que La Emperatriz Isabel de Austria. La trilogía que se rodó sobre Sissi es un caramelo muy dulce, excesivamente empalagoso para mi ya por entonces exigente criterio cinematográfico, pero a pesar de ello, sucumbía una y otra vez en la historia, en los lugares donde se desarrollaba y me enamoré como un niño de aquella actriz llamada Romy, aunque claro está, aquel enamoramiento era propiciado por mi inseguridad juvenil, pero nunca me arrepentiré de haber tenido a Romy Schneider como un icono, una especie de musa, en donde partían las otras figuras que me han marcado a lo largo de mi admiración hacia el Séptimo Arte.

Romy Schneider reunía como actriz, como persona y como mujer, el prototipo que en aquellos años de juventud casi todos los adolescentes de mi época buscábamos en las chicas que estaban a nuestro alcance. Pero ella era algo especial, volvíamos al cine una y otra vez, y acabé estudiando tanto sobre La Emperatriz Isabel de Austria, que pasados los años, y cuando Luchino Visconti nos regaló ese largo fresco y maravilloso retrato que es LUÍS II DE BAVIERA, donde Romy, por amistad con Visconti aceptó encarnar a Isabel de Austria, a través de los ojos del director, no me dí cuenta de la gran diferencia existente entre aquella Sissi de mis años mozos, con la prima del Emperador Luis II. A pesar de todo, y viendo la versión integra de la obra de Visconti, comprobar su libertad y su obsesión carnal hacia el primo, le perdoné siempre todo, porque para mi seguía siendo aquella chiquilla lozana, libre y sana de la trilogía, o la compañera de un creíble Helmut Berger en la obra maestra que es "LUDWIG".