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17 jun 2020

Bruselas adelantará dinero a las farmacéuticas para tener acceso preferente a las dosis de la vacuna

La Comisión Europea admite que hay riesgo de que las investigaciones financiadas acaben fracasando.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
 
 
La posibilidad de que los ciudadanos de un país europeo se vacunen contra el coronavirus mientras los de otro aguardan temerosos la aparición de rebrotes sin poder inmunizarse es inconcebible para la Comisión Europea.
 Bruselas quiere evitar a toda costa un reparto desigual del futuro remedio, y busca tomar posiciones en la carrera global por hacerse con el fármaco sacando la chequera: el Ejecutivo comunitario financiará la investigación de varias farmacéuticas en su fase inicial.
 Esos fondos actuarán como un contrato de compra por adelantado. A cambio del dinero, una vez lista la vacuna, los países de la UE tendrán derecho a hacerse con un cierto número de dosis.
Bruselas asume que, en un entorno de incertidumbre sobre qué compañía se llevará el gato al agua, el movimiento no tiene por qué culminar con éxito. 
Los laboratorios trabajan a pleno rendimiento en todo el planeta en medio de una competencia feroz, con lo que las elegidas para recibir las ayudas no tienen por qué ser las que lleguen a buen puerto.
 “Siempre existe el riesgo de que las vacunas candidatas que hayan recibido apoyo fallen durante los ensayos clínicos”, ha admitido la Comisión Europea en la presentación de su estrategia.
 La financiación, sin embargo, contribuirá a que las farmacéuticas no carguen en solitario con los elevados costes iniciales, animándolas así a ser más audaces.

Los técnicos comunitarios evaluarán qué proyectos merecen recibir fondos teniendo en cuenta entre otros criterios el rigor científico, la tecnología empleada, la capacidad de producir a gran escala o su coste. 
La compra se hará de forma centralizada por parte de Bruselas a través del llamado Instrumento para la Prestación de Asistencia Urgente, dotado con 2.700 millones de euros.
 Luego, las dosis se distribuirán entre los Veintisiete en función de sus necesidades. 
El Banco Europeo de Inversiones también podría implicarse concediendo préstamos en condiciones ventajosas.
El hallazgo de la vacuna se ha convertido no solo en una necesidad sanitaria para salvar vidas, sino en el único elemento capaz de garantizar que la economía no volverá a detenerse en seco en un momento en que Gobiernos y bancos centrales han empleado gran parte de la artillería a su disposición. 
El rebrote detectado hace seis días en el mayor mercado de Pekín ha exhibido la fragilidad de la victoria contra el virus en Asia y Europa, mientras que en América la enfermedad sigue lejos de ser erradicada.
La pandemia ha dejado por ahora una factura de más de 440.000 muertes y ocho millones de contagios. 
El propietario del arma capaz de vencerla tendrá en su poder la llave de la reapertura total de su economía y la opción de erigir en torno a cada ciudadano un muro de contención contra el virus. 
La UE teme que si China o EE UU se hacen con la vacuna antes que el resto, primen la salud de los suyos en lugar de dar prioridad a un reparto fundamentado en criterios científicos.
 “Cuando se lucha contra una pandemia no hay lugar para el yo primero”, ha exigido este miércoles la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, en un mensaje grabado en vídeo.
La iniciativa conjunta europea también trata de desactivar maniobras por separado de algunos socios de la UE. 
La semana pasada Alemania, Francia, Italia y los Países Bajos firmaron un acuerdo con el grupo farmacéutico AstraZeneca para hacerse con 300 millones de dosis de una futura vacuna.
 El paso no fue bien recibido por todos.
 “La colaboración en el seno de la UE significa que hay colaborar con tantos Estados miembros como sea posible, sin negociar aparte con ciertos países”, lamentó la ministra de Salud belga, Maggie De Block.
 
Von der Leyen cree que la estrategia europea “evita que se desarrolle una competencia entre Estados miembros”, pero el enfoque comunitario va más allá: la intención es garantizar que no será un remedio para ricos, y los países menos desarrollados también podrán vacunar a su población.
 “Europa no es una isla.
 No estaremos a salvo hasta que el resto del mundo lo esté también”, ha afirmado la dirigente alemana. 
La conferencia de donantes impulsada por la UE para asegurar un acceso igualitario ha recaudado 9.800 millones de euros, y el 27 de junio se celebrará una segunda conferencia para elevar la cantidad.

Sin obstáculos burocráticos

Bruselas quiere que la vacuna sea barata, segura, y se distribuya lo más rápidamente posible, pero mientras que antes insinuaba la posibilidad de que estuviera lista antes de otoño, ahora es más cauta y habla de un plazo de entre 12 y 18 meses. 
Para ello, está dispuesta a levantar cualquier obstáculo burocrático que pueda ralentizar el proceso. 
 Agilizará las autorizaciones, hará una interpretación flexible de las normas en el etiquetado o el envasado, y planea dejar en suspenso leyes sobre organismos modificados genéticamente para que no entorpezcan los trabajos.
 “Cada mes ganado en el hallazgo de una vacuna significa salvar vidas, medios de subsistencia y miles de millones de euros”, estima la Comisión.
 La batalla por hacerse con ella lleva meses en liza, a veces de forma descarnada, como cuando EE UU amagó con absorber la farmacéutica alemana CureVac el pasado marzo. Finalmente, el Gobierno alemán logró contener la arremetida de Washington y se convirtió esta semana en su accionista con una inyección de 300 millones de euros para hacerse con el 23% de la compañía.
 Pero el conflicto ilustra la tensión geopolítica latente en torno a la vacuna. 
Su obtención colocará al primero que se haga con ella a la vanguardia científica del planeta. 
Y sobre todo, pondrá a prueba la verdadera magnitud de la cooperación internacional.

 

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