YA HEMOS HABLADO del punto de vista en otras ocasiones, pero nunca
viene mal refrescar el concepto.
Nos referimos por punto de vista al lugar que uno elige para observar la realidad.
La realidad, en este caso, es Pedro Sánchez minutos después de haber sido investido por el Congreso de los Diputados.
Había que dejar constancia gráfica del momento, claro, y ahí tenemos a los fotógrafos batallando por el lugar desde el que cada uno consideraba mejor.
No valía con ocupar cualquier espacio, pues a lo más que podías aspirar desde cualquier espacio era a sacar cualquier fotografía, nunca “LA FOTOGRAFÍA”.
Lo curioso es que esa lucha por el lugar físico constituye en el fondo una disputa por el lugar moral, pues los mejores retratos son los que reflejan la psicología del personaje.
Tal es lo que se juegan estos profesionales cuyo amontonamiento recuerda también al de los jugadores de fútbol frente a la portería: meterá el gol el que “vea” el hueco.
La realidad no permanece estática, naturalmente.
De hecho, la mirada del observador modifica el comportamiento de lo observado (véase el principio de incertidumbre de Heisenberg).
En este caso, Pedro Sánchez, el oscuro objeto de deseo de las cámaras, ha visto que un fotógrafo se salía del pelotón y ha vuelto hacia él una mirada algo perpleja.
La vida sería diferente si los ciudadanos, en nuestros quehaceres diarios, buscáramos también un lugar insólito para observar el mundo, que en definitiva no es más que un modo de observarnos a nosotros mismos.
Pero lleva trabajo, y no solo de carácter intelectual como demuestra esta imagen.
Nos referimos por punto de vista al lugar que uno elige para observar la realidad.
La realidad, en este caso, es Pedro Sánchez minutos después de haber sido investido por el Congreso de los Diputados.
Había que dejar constancia gráfica del momento, claro, y ahí tenemos a los fotógrafos batallando por el lugar desde el que cada uno consideraba mejor.
No valía con ocupar cualquier espacio, pues a lo más que podías aspirar desde cualquier espacio era a sacar cualquier fotografía, nunca “LA FOTOGRAFÍA”.
Lo curioso es que esa lucha por el lugar físico constituye en el fondo una disputa por el lugar moral, pues los mejores retratos son los que reflejan la psicología del personaje.
Tal es lo que se juegan estos profesionales cuyo amontonamiento recuerda también al de los jugadores de fútbol frente a la portería: meterá el gol el que “vea” el hueco.
La realidad no permanece estática, naturalmente.
De hecho, la mirada del observador modifica el comportamiento de lo observado (véase el principio de incertidumbre de Heisenberg).
En este caso, Pedro Sánchez, el oscuro objeto de deseo de las cámaras, ha visto que un fotógrafo se salía del pelotón y ha vuelto hacia él una mirada algo perpleja.
La vida sería diferente si los ciudadanos, en nuestros quehaceres diarios, buscáramos también un lugar insólito para observar el mundo, que en definitiva no es más que un modo de observarnos a nosotros mismos.
Pero lleva trabajo, y no solo de carácter intelectual como demuestra esta imagen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario