Es uno de los premios Donostia más jóvenes de la historia. Pero Penélope Cruz
es irrefutable. Por currículo, por galardones, por resultados
artísticos e incluso por sus apariciones públicas: bien por causas
sociales o, como este viernes en San Sebastián, por un premio: la actriz
iba de blanco impoluto, luciendo y enorgulleciéndose de sus 45 años,
tanto en la jornada matinal como en la gala nocturna.
Por
la noche, la madrileña recibió sorprendida y muy emocionada el Donostia
de mano de Bono, de U2, uno de sus mejores amigos. El músico apareció
de improviso por un lateral del patio de butacas -tras asegurar José
Luis Rebordinos, director del certamen, que él no iba a ser quien lo
entregara- y subió al escenario entre lágrimas de Cruz. El irlandés dijo arriba: "La vida de Penélope en la pantalla me fascina
porque trata del drama de la familia. Los artistas como nosotros, como
yo, nos perdemos en nosotros mismos. Penélope se pierde en los demás.
Por eso nos perdemos en ella". Ya con el trofeo en la mano, la actriz
confesó que se habían cumplido sus dos sueños de la niñez: ser madre y
ganarse la vida con la interpretación. Dedicó el galardón a sus dos
hijos, a su pareja, Javier Bardem -"mi marido, que también estaba
incluido en el sueño"-; recordó a todos los directores con los que ha
colaborado, empezando por Bigas Luna, Pedro Almodóvar y Fernando Trueba,
y remató su discurso subrayando la lacra de la violencia machista. "En
lo que llevamos de año ya van 44 mujeres asesinadas por violencia de
género y desde 2003, las víctimas mortales son más de mil solo en
nuestro país. ¿Cuántas serán en el mundo? Cuando una mujer encuentre la
fuerza gigantesca que se necesita para contar lo que se vive en una
situación así, espero que la escuchen a la primera y no cuando ya sea
demasiado tarde", concluyó.
El
cantante de U2, Bono, se abraza a Penélope Cruz tras entregarle el
Premio Donostia. En vídeo, discurso íntegro de la actriz tras recibir el
premio.REUTERS / EPV
Previamente, por la mañana, Cruz había empezado su encuentro
con la prensa reflexionando sobre el cine: "Me ha enseñado mucho sobre
mí misma. He crecido en el cine. Empecé a trabajar con 14 años, y rodé Jamón jamón
con 18. En el cine he aprendido sobre el comportamiento humano, algo
que me fascina porque el ser humano y sus motivaciones no tienen fondo. Eso me fascina en la interpretación. Yo jugaba de pequeña mucho sola a
interpretar, lo que me obligaba a explorar dentro de mí. El ego no tiene
cabida en la preparación de un personaje". Y ahondó: "Creces porque te
hace tener empatía y comprensión por todos tus personajes, y eso que con
algunos de ellos ni me tomaría a priori un café en la vida real".
¿Cómo es la vida hoy en España de una actriz de su talla?
"Paso
bastante más tiempo ahora aquí que allí. Hace años ocurrió al revés. Hoy
soy madre y miro mucho dónde ruedo, y encajo los horarios. Aún me doy
de vez en cuando una vuelta por la calle de mi infancia, e impresiona",
afirma la intérprete. "Recordando mi viaje a Hollywood, mi historia
nunca fue la de coger una maleta y un billete sin vuelta. Eso me hubiera
dado más miedo. Por eso, fui más tranquila aquella primera vez a rodar
con Stephen Frears. Durante los primeros cinco años, pasó así. Nunca
quise renunciar a rodar aquí o en el resto de Europa, en Francia o
Italia", continúa. Cuando José Luis Rebordinos la llamó para anunciarle
la concesión del premio Donostia, le preguntó si era el momento, por su
juventud. "Como soy un poco personaje Almodóvar pensé que algo malo
ocurriría después. Ya he hecho el trabajo de aceptación del premio",
remató entre risas. Cruz, que en su currículo alberga el Oscar, otras dos candidaturas a la estatuilla de Hollywood, el César de Honor, tres goyas, un Bafta y el premio a mejor interpretación femenina de Cannes —compartido con sus compañeras de reparto en Volver—, se ha convertido en la segunda española en recibir el Donostia, tras Carmen Maura, desde que empezó a entregarse en 1986. Y la quinta intérprete española, tras Fernando Fernán Gómez (1999), Paco Rabal (2001), Antonio Banderas (2008) y Carmen Maura (2013). La madrileña ha participado en San Sebastián en tres ocasiones en la Sección Oficial a Competición del festival con Todo es mentira (1994), Volavérunt (1999) y la italiana Volver a nacer (2012). En 2017 Cruz visitó el certamen para presentar Loving Pablo (2017), junto a Javier Bardem y el director Fernando León de Aranoa, en una multitudinaria proyección —más de 3.000 personas— en el Velódromo de Anoeta.
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