La cantante, actriz y presentadora, que hizo un amago de retirarse hace dos años, regresa con un exitoso programa de entrevistas por el que han pasado Sofia Loren o Paolo Sorrentino.
Raffaella Carrà,
que este miércoles sopla 76 velas, sigue igual de incombustible,
moderna, popular e icónica que siempre, un referente insustituible
dentro y fuera de Italia.
Precisamente este año ha vuelto a la
televisión después de un periodo de relativo descanso.
Y ha demostrado
que conserva intacto el empuje con el que transformó cada uno de sus
programas, algunos de hasta diez millones de espectadores —Carramba, che sorpresa!, Canzonissima, Pronto Raffaella?— en
hitos en la historia de la televisión italiana.
“¿Puedo todavía ofrecer
algo a mi público?”, reflexionaba antes de volver a colocarse frente a
una cámara.
La respuesta debió ser un 'sí' apabullante.
Porque regresó
por la puerta grande. “Raffaella lo ha vuelto a hacer” fue el titular
más repetido.
La diva de la eterna media melena rubia en el país
transalpino es una suerte de institución, un símbolo de la unidad
nacional, que resiste en el caos.
Pocas cosas además ella y el fútbol consiguen poner de acuerdo a los italianos, que literalmente la adoran.
Su regreso, después de una casi despedida en 2016,
pilló por sorpresa.
“Tengo una edad y todos se esperan que cante y
baile, pero ya no tengo ganas de hacerlo.
He trabajado toda la vida, he
tenido satisfacciones más grandes de las que nunca hubiera esperado y
momentos de televisión extraordinarios.
No es que sienta la necesidad de
volver a la televisión, se está bien también sin mí”, dijo antes de
retomar su faceta de presentadora. Lo ha hecho con A Raccontare comincia tu, un programa de la televisión pública italiana, la RAI, inspirado en el formato español de Bertín Osborne, Mi casa es la tuya,
donde entrevista a personajes del mundo de la cultura, el espectáculo o
el deporte en sus casas.
Por las preguntas de Raffaella han pasado la actriz Sofia Loren, el director de cine Paolo Sorrentino o el director de orquesta Riccardo Muti, entre otros.
La conversación con Sofia Loren, que el próximo septiembre cumplirá
85 años y que llama “hermanita” a la Carrà, fue un intercambio emotivo y
único de experiencias e impresiones de dos divas históricas, mitos
vivientes de una época excepcional. Raffaella le contó a Sofia que la única ocasión en la que coincidió con Marlon Brando él quiso invitarla a cenar.
“Ese era un embustero”, respondió divertida la actriz.
Las dos hablaron también de Frank Sinatra, con quien ambas compartieron tablas y Raffaella, que coincidió con él a los 22 años, en 1965, en el rodaje de El coronel Von Ryan, confesó que rechazó al cantante y actor.
“Tenía ganas de enamorarse.
Yo no. No quería ser la novia del jefe”, señaló.
La actriz respondió con una anécdota con Audrey Hepburn, que la invitó a comer y se sirvió una “albóndiga pequeña, pequeña, pequeña” y poco después dijo que ya estaba “llena”.
La diversión, el ingenio, la ironía y el descaro siempre estarán grabados a fuego en el ADN de la cantante, capaz de reprender de forma ocurrente al oscarizado director de cine Paolo Sorrentino, que en su aclamada película La grande bellezza usó la canción A far l'amore comincia tu, de Raffaella.
“Le regañé. '¿Con todos esos drogados y alucinados me pones a mí?' [en alusión a la escena de baile desenfrenado al ritmo de su música].
Aunque debo decir que el remix de Bob Sinclar quedó muy bien”, ha dicho la diva.
Profesionalmente, ha sido de las pocas que ha podido entrevistar a personajes tan variopintos como la madre Teresa de Calcuta –a quien recibió con una camisa transparente con cristales Swarovski–, Madonna, Rafael Alberti, Sara Montiel o Henry Kissinger,
entre infinidad de estrellas.
Su carrera arrancó a los 8 años y en estas casi siete décadas ha podido experimentar y revolucionar sin límites, fundamentalmente en la televisión de su país natal, pero también en la de “su otra patria”, como llama a España.
El nombre de esta artista polifacética, presentadora, bailarina, actriz, protagonista absoluta de la televisión durante mucho tiempo, disciplinada, tenaz y perfeccionista dentro y fuera del trabajo, ya ocupa un lugar privilegiado en los anales del espectáculo.
Como se suele decir en Italia, “nada es eterno, excepto la Carrá”.
“Ese era un embustero”, respondió divertida la actriz.
Las dos hablaron también de Frank Sinatra, con quien ambas compartieron tablas y Raffaella, que coincidió con él a los 22 años, en 1965, en el rodaje de El coronel Von Ryan, confesó que rechazó al cantante y actor.
“Tenía ganas de enamorarse.
Yo no. No quería ser la novia del jefe”, señaló.
La actriz respondió con una anécdota con Audrey Hepburn, que la invitó a comer y se sirvió una “albóndiga pequeña, pequeña, pequeña” y poco después dijo que ya estaba “llena”.
La diversión, el ingenio, la ironía y el descaro siempre estarán grabados a fuego en el ADN de la cantante, capaz de reprender de forma ocurrente al oscarizado director de cine Paolo Sorrentino, que en su aclamada película La grande bellezza usó la canción A far l'amore comincia tu, de Raffaella.
“Le regañé. '¿Con todos esos drogados y alucinados me pones a mí?' [en alusión a la escena de baile desenfrenado al ritmo de su música].
Aunque debo decir que el remix de Bob Sinclar quedó muy bien”, ha dicho la diva.
Su carrera arrancó a los 8 años y en estas casi siete décadas ha podido experimentar y revolucionar sin límites, fundamentalmente en la televisión de su país natal, pero también en la de “su otra patria”, como llama a España.
El nombre de esta artista polifacética, presentadora, bailarina, actriz, protagonista absoluta de la televisión durante mucho tiempo, disciplinada, tenaz y perfeccionista dentro y fuera del trabajo, ya ocupa un lugar privilegiado en los anales del espectáculo.
Como se suele decir en Italia, “nada es eterno, excepto la Carrá”.
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