Quien fuera tercer marido de la aristócrata se mantiene en un segundo plano.
Mañana la pareja hubiera celebrado su séptimo aniversario de boda, 24 horas antes de que Liria se abra para el enlace de su nieto y heredero.
Mábel Galaz
- "No sé si he sabido decirte lo que te he querido, te quiero y te
querré".
Estas fueron las palabras que acompañaban a la corona de rosas rojas que el tercer y último marido de la duquesa de Alba, Alfonso Díez, le ofreció a su mujer tras su fallecimiento en Sevilla, el 20 de noviembre de 2014.
Este viernes 5 de octubre Cayetana Fitz-James Stuart y Alfonso Díez habrían celebrado su séptimo aniversario de boda.
Díez, convertido en un discreto viudo que ha medido a cuenta gotas sus apariciones en público y sus declaraciones, está invitado a regresar el sábado al palacio de Liria, la gran propiedad de los Alba, donde Fernando Fitz- James Stuart se casará con Sofía Palazuelo.
Una ceremonia que ha convocado a los representantes más importantes de la vida social española.
Este verano hizo una excepción y recibió a las cámaras en su casa, con un retrato de Cayetana de fondo.
Lo hizo para hablar de la que fue su esposa en el programa de TVE Lazos de sangre.
“Ella ha sido lo mejor que me ha pasado en la vida.
No le gustaba hacer alarde de nada.
Ayudaba a todo el mundo y cuando alguien salía a la luz para darle las gracias sentía apuro.
No le gustaba vender la moto. Era muy generosa”.
Tampoco dijo nada cuando hace meses se habló de su amistad con la reina Sofía, un asunto que le incomodó, por incierto.
Ya que la única relación entre ambos es de mera cortesía.
Díez no puso inconvenientes a la hora de repartir lo que restaba de la herencia de la duquesa de Alba.
Un patrimonio difícil de tasar cuando hay por medio obras de arte, un lote que algunos expertos valoraron en más de un millón de euros.
De esa cantidad debía salir una partida para Alfonso Díez, a quien el tiempo ha hecho justicia.
Su matrimonio con Cayetana no engordó sus arcas como muchos pensaron.
La aristócrata entregó casi todos sus bienes en vida a sus hijos.
Regresó a su piso de soltero en Madrid, aunque pasa largas temporadas en Palencia con sus hermanos.
Cobra su pensión de jubilación como funcionario. Además, la duquesa expresó su deseo de que recibiera otra pensión procedente de la Casa de Alba, pero no lo dejó escrito.
El único bien que Díez recibió en vida fue una casa en Sanlúcar de Barrameda que la duquesa le regaló, pero parece que él no tiene la intención de habitarla y la ha puesto en venta.
De lo que sí se hizo cargo el actual duque de Alba fue del pago de la hipoteca de esa vivienda en la localidad gaditana.
En este tiempo de luto Alfonso Díez ha recibido suculentas invitaciones para que hable de los últimos días que vivió junto a la aristócrata y sobre todo para que explique en qué situación económica se quedó tras salir de la Casa de Alba.
Pero Díez ha guardado silencio. No ha salido de su boca ni una palabra sobre este asunto.
Cayetano ha sido uno de los Alba que en términos más elogiosos ha hablado sobre el viudo. “Siempre mantendré una relación de afecto y cercanía”, ha dicho.
Ellos, que desconfiaron tanto de Alfonso Díez, se han deshecho en adjetivos por las atenciones que brindó a su madre el tiempo que permaneció junto a ella. Fernando se ha expresado en términos similares.
Pero el tiempo pone distancias y Díez está cada vez más alejado de los Alba, no así de los amigos que Cayetana dejó en Sevilla. Curro Romero y Carmen Tello están pendientes de él como le prometieron a la aristócrata.
Catorce veces Grande de España, Cayetana fue la jefa de la Casa de Alba y una destacada figura de la vida social pero, por encima de todo, un personaje irrepetible que no dejaba a nadie indiferente.
Para casarse con Díez repartió su gran patrimonio y antes de morir pidió a los suyos por escrito en un documento notarial que permaneciesen unidos.
No parece que lo haya logrado.
Quién sí ha cumplido su parte ha sido Alfonso Díez.
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