Desde
Illiers, el pueblo de la tía Léonie, hasta la playa de Cabourg, el
Balbec de 'En busca del tiempo perdido', un viaje por los escenarios
reales y literarios del gran escritor francés.
Rumbo a la Normandía de Proust
Desde
Illiers, el pueblo de la tía Léonie, hasta la playa de Cabourg, el
Balbec de 'En busca del tiempo perdido', un viaje por los escenarios
reales y literarios del gran escritor francés
La playa de Houlgate, en Normandía (Francia). Getty Images
Llegué a Illiers
desde París en tren, agotada, cansada, eso es todo lo que recuerdo. Pero no recuerdo ver la iglesia que Proust no se cansa de describir en
el primer tomo de En busca del tiempo perdido. Mi alojamiento
está al lado de la iglesia, de hecho, pero así es el mundo: cuanto más
cerca, más lejos, y cuanto más pequeño, más inabarcable. Eso mismo debió
de sentir Proust, una inmensidad tal en sus veranos de niño que solo
recordarlo le llevó a emprender la hazaña más descomunal de la
literatura del siglo XX. La dueña de mi bed & breakfast se
ha encargado además de narrármelo todo tan anticipadamente por teléfono
que podría ahorrarme todo el viaje y contarlo sin salir de mi
habitación. Y esa es la tentación: tragarme las tres magdalenas que
Laurence me ofrece y echarme a dormir. Pero me levanto, inspecciono mi
cuarto y encuentro un libro de Baltasar Gracián: “Uno de los rasgos de
la ignorancia es creer saber mucho”. Así que me pongo en marcha y me
decido a salir.
Una magdalena en el museo de Proust en Illiers-Combray.JEAN-FRANCOIS MONIERGetty Images
Paso
por la calle principal del pueblo, la Rue du Docteur Proust, y no me
entero. Paso por delante de la casa de sus abuelos y no quiero verla.
Tuerzo a la izquierda, en dirección a la casa de la tía Léonie (tía
Elisabeth en la realidad) y acabo desembocando como hipnotizada frente a
una enorme tienda de pompas fúnebres. Diferentes modelos de tumbas,
desde las más historiadas hasta las más discretas, se postran ante mí,
como últimos modelos de coches de lujo. A dos pasos tropiezo sin
quererlo con la Maison de Tante Léonie.
En este lugar, donde tanto él esperaba el beso de su madre, en el patio
donde por las noches Proust oía las interminables tertulias con el
señor Swann, yo tengo mi primer arrebato proustiano. Hay libros sobre
Proust en el pequeño mostrador y una postal con la que me quedo: la
imagen que Man Ray hace de Proust recién muerto . En su rostro sobresalen
las mejillas hundidas y las ojeras. Pero lo más impresionante es que no
parece muerto, sino más vivo que cuando estuvo vivo. A mi lado, dos
niñas con sus abuelas siguen la curiosa visita por la casa, y un loco de
Proust que aparece de pronto, vestido exactamente como él, o como el
señor Swann, con su chaquetilla y su sombrero de paja. Este es el lugar exacto de la escena inicial de En busca del tiempo perdido (o simplemente La Recherche),
ese momento en que el niño Marcel, desde su cama, espera a que su madre
despida al señor Swann y suba a darle un beso de buenas noches. Un beso
que se demora durante varias páginas hasta que la oye subir por las
escaleras, las mismas que ahora subo yo detrás del extraño personaje. Es
una casa de finales del siglo XIX, la casa de los Amiot, comerciantes
del pueblo con los que tía Elisabeth ha emparentado. El tío Jules (oncle
Octavio en la novela), cuya tienda sigue en la plaza del pueblo, tiene
aquí también su habitación, y de él Proust extrae, junto con otros
modelos de París, algunos de los rasgos que definen al personaje más
inolvidable de la novela: el burgués diletante que se equivoca a lo
grande y que ama a quien no debe.
Entretanto, visitamos las habitaciones donde tante Léonie yacía
enferma, aquejada del mal de los hipocondríacos. Está claro que los
illierenses adoran a este personaje. Es ella la que aloja en su casa a
Marcel, a su hermano Robert y a sus padres durante los veranos en
Illiers-Combray. Y ahí está el cuarto de Proust de niño, y el de sus
padres, y la ventana desde la que tante Léonie le daba
significado a todo. Nada se le escapaba a la tía de Marcel desde su
posición de estratega, y será este el mayor aprendizaje que Proust
adoptará en la segunda parte de su vida, una vez que sus padres mueren. Esa es la técnica de su escritura, la del encamado que gira y gira sobre
su órbita, mientras ve desfilar al otro lado de los cristales a los
personajes de su vida. Eso supone para Proust este pequeño pueblo de
cuatro calles y un par de plazas, rodeado de una inmensidad tan vasta
que todo el universo se concentra aquí.
ampliar fotoLa casa de la Tante Léonie, en Illiers-Combray.JEAN-FRANCOIS MONIERGetty Images
Los jardines de Swann
Así salgo yo del museo, medio mareada. Quiero perderme sola por los
andurriales que Proust conoció, y enseguida los encuentro. El Jardin du
Pré-Catelan, diseñado por tío Jules, y que sirvió de modelo para los
jardines de la mansión de Swann. Y los caminos que bordean los campos de
avena y trigo, cruces de caminos que dan a su vez a otros caminos que
llevan a Méséglise, Tansonville, Guermantes… Los recorro en la más
absoluta soledad y paso por el seto de flores de espino donde el niño
Marcel se encuentra con Gilberta, la hija de Swann en su libro. Hay
ahora allí un matrimonio de ancianos sentados en el mismo banco y
recreándose con seguridad en la primera vez que se dieron la mano. En
estos pensamientos transcurre mi paseo, entre el olor a paja y el sonido
del agua que lleva el Loira. Estoy en pleno centro neurálgico del mundo
desdoblado que nos presenta Proust en La Recherche, un mundo de dos caminos, el de Swann y el de Guermantes, el de la aristocracia y el ancien régime y el de la alta burguesía a la que él pertenece. Pero todo esto ocurre en un lugar perdido en el middle west francés.
Interior del museo de Proust, en Illiers-Combray.Alamy
A estas alturas ya me importa poco la iglesia y el campanario que aún
no he visto, y la casa de sus abuelos, que me han dicho que está
enfrente. He cruzado el río, he dejado atrás el camino de Vinteuil y me
oriento otra vez hacia la plaza del mercado. En la oficina de turismo
pregunto por la otra plaza, la de la iglesia. Con eso daré por cumplida
mi visita. La encantadora joven que me atiende me explica que la iglesia
está ahí, y me lleva de la manga a verla. ¡Sí, claro, Saint-Hilaire!, y
doy de bruces con ella. Parece toda una narración y no un templo cristiano. Me remite incluso
a la cúpula del baptisterio de Florencia, donde Dante aprendió la
estructura circular que daría lugar a su Divina comedia. Hay
algo en este lugar que abriga y contiene la totalidad del exterior, como
si los campos de afuera, todo ese inmenso granero que es la región de
Centro-Valle de Loira, viniera a almacenarse aquí. Y algo tiene además
de desván nutricio, con sus compartimentos de madera separados para que
no se mezclen la cebada y el centeno. No es una mala coincidencia,
Proust y el pan. Y La Recherche, como un inmenso granero, un enorme clasificador .
Pero esa noche en Illiers no podré pegar ojo. Llevo todo el día con
la foto de Man Ray en el bolso y ahora que estamos solos Proust y yo, él
muerto y yo viva, me muero de miedo Como no podía ser menos, allí me encuentro al atildado personaje del que vengo huyendo desde la casa de tante
Léonie. Está tomando notas en su cuaderno, frente al pórtico de
Saint-Jacques (el nombre real del santuario). Debería decirle algo a
este hombre, hacernos amigos, pero opto por esquivarle y meterme en el
templo. ¡Y de pronto me doy cuenta de que estoy en un granero! Un
prodigioso granero de una sola nave cuyo interior me conmueve por su
simplicidad. Al fondo, una luz, un foco arroja claridad sobre un
segmento de muro donde un hombre trabaja minuciosamente decapando la
pintura que cubre los frescos. Es un restaurador, un artista, pero
también podría ser un agricultor, alguien concentrado en separar q211
La playa de Carbourg, en Normandía.L. LeloupCRT Normandie
Viaje a la playa
Al día siguiente, mi querida Laurence me lleva a la estación. Mi ruta
para el segundo día es desandar el camino en tren desde Illiers hasta
Chartres, y desde allí en Blablacar hasta Cabourg, en Normandía: el
Balbec de La Recherche. Si Centro-Valle de Loira es el granero
de Francia, Normandía es la leche y el calvados. Pero antes, en
Chartres, tengo tiempo para visitar una de las catedrales góticas más
hermosas del mundo. La rodeo y la sensación que tengo es que sin esta
catedral, sin estos entornos arquitectónicos que Proust conoció muy
bien, La Recherche tal vez no hubiera existido. He reservado una habitación por un dinero que en mi vida he gastado.
Nadie lo sabe aún, pero los sensitivos franceses de esta zona parecen
vislumbrarlo: Proust y yo cumplimos años el mismo día. Cuando me
encuentro con la conductora de mi Blablacar se lo cuento. Ah, qué bien,
me dice, yo acabo de cumplir 24. Me siento sin pensarlo en el lugar del
copiloto. Mi compañera de viaje me anuncia que aún vamos a buscar a otra
pasajera, de quatre-vingt-quatre, precisa. La mujer de 84 se conserva muy bien y se mete detrás como una atleta.
La playa de Cabourg, en Normandía (Francia).René MattesGetty Images
El camino de dos horas y media en coche, desde Chartres a Houlgate,
resulta ser una travesía por el paisaje que va cambiando de las llanuras
amarillas a las praderas verdísimas llenas de vides y de pastos. La
mujer de quatre-vingt-quatre resulta ser normanda. Mientras el
coche circula por la Nacional 154 que nos llevará hasta la costa, le
pregunto si recuerda el desembarco de Normandía. “Sí, claro, yo tenía
cinco años”, dice toda coqueta. Y también recuerda esta misma carretera
invadida por los alemanes, con sus metralletas. Todo eso recuerda esta
mujer, que además me habla de Proust como de un vecino. “Venía a
Cabourg”, comenta, “pero cuando él murió, yo aún no había nacido”, me
dice, para que no haya lugar a confusión. “¿Y va usted al Grand Hôtel?” Sí, le digo. “Pues desde Houlgate a Cabourg aún hay una tiradita, y a la
hora a la que llegamos no pasa el tren. Espera…”, dice. Entonces saca
su móvil, llama a su hija y le da indicaciones de dónde recogernos y
adónde me debe llevar. Y así es. Nada más llegar a Houlgate, la pasajera
se agarra a mi brazo y le pide a su hija y a su yerno que me lleven a
Cabourg. En el camino hablamos español. La hija y su marido han vivido
varios años en Chile, y cuando me despido, delante del Grand Hôtel,
tengo por un momento la sensación de haber vivido un encuentro poético.
Alejandro Bolaños Correa
(Madrid, 1971-2018) ha muerto este viernes en el hospital público
Gregorio Marañón. Tenía 47 años y una sabiduría eterna. Era periodista y
licenciado en Económicas. Pertenecía a la sección de Economía de EL
PAÍS, donde desembarcó al filo de la Gran Recesión, en 2008, procedente
de Sevilla. En toda la crisis fue notable su talento para traducir
términos abstrusos y procesos complejos a un lenguaje claro. Acercaba la
economía a todos los lectores, con independencia de su conocimiento,
sin caer en la simplificación. Le respetaban los especialistas en
estudios económicos, los periodistas, los profesores de secundaria que
usaban sus artículos para ayudar a digerir a la economía a sus alumnos y
los ajenos a la materia. Lograba que la macroeconomía pareciese siempre
un fenómeno interesante. Desde este periódico cubrió como enviado especial las cumbres del G-20 posteriores al crash
de Lehman Brothers, y ayudó a descifrar términos y prácticas económicas
que decapitaron tantas certezas ciudadanas en el futuro (activos
tóxicos, bonos basura, prima de riesgo, apalancamiento, triple A…). En
2015 recibió el Citi Journalistic Excellence Award, un galardón
internacional que distingue los mejores artículos económicos. Antes, en
2011, la Asociación Española de Historia Económica le otorgó, con
carácter extraordinario, el Premio de Periodismo Jaume Vicens Vives por
el cuidado que depositaba en sus trabajos para proporcionar el contexto
histórico que ayudaba a interpretar el presente. En 2012, por un
reportaje complejo y sólido sobre “La increíble vuelta de la peseta”, fue distinguido con el Premio de Periodismo Accenture.
Carecía de ambición individual –rechazó innumerables ofertas para ser
jefe en el periódico-, mientras que desbordaba ambición colectiva. Le
importaba más la influencia que el poder. E influía por la vía del
diálogo y el debate constante, la búsqueda de otros puntos de vista, la
defensa de un espíritu de equipo por encima de la firma personal. Ejercía como un asesor del conocimiento y el sentido común en cada una
de las secciones por las que pasó. Esa aureola de hombre sabio,
inteligente y bueno se reflejó en la votación para el comité
profesional, el órgano de la redacción que traslada a la dirección
quejas y preocupaciones por malas prácticas profesionales. Cuando se
presentó, en noviembre de 2013, logró un respaldo abrumador: el 95% de
los votos. Alejandro Bolaños comenzó su vida profesional en 1998 en la
delegación de EL PAÍS de Sevilla, donde durante cerca de una década se
curtió en todos los frentes de la información (política, economía,
sociedad y hasta sucesos). Cubrió uno de los mayores desastres
ambientales de la época, el vertido de Boliden, con tesón, entrega y
rigor. Llevaba el ADN de la Escuela de Periodismo de EL PAÍS, donde hizo
el máster en la undécima promoción (1997). Encontró en el periodismo,
al fin, un camino profesional satisfactorio, que aunaba su compromiso
social, su talento con la escritura y su poder analítico. Siempre soñó con trabajar en la sección de Sociedad, mucho más
cercana a sus preocupaciones ambientales, pero terminó aceptando que su
formación le convertía en un valioso redactor del área económica. Para
su sorpresa acabó reconciliándose con la economía a partir de 2008,
cuando la caída de Lehman (que le sorprendió cruzando Canadá de Este a
Oeste) desató un vendaval de acontecimientos que convirtió a la
información económica en algo capital para cualquier medio de
comunicación. Los lectores necesitaban saber más, saberlo todo: el
trabajo de Álex y el resto de la sección durante estos años ha sido
soberbio. Amaba el cine, la música, la literatura, la montaña, el mar, los
viajes. Un otoño caminó los 755 kilómetros de Roncesvalles a Santiago:
sufrió mucho, pero hizo que su voluntad doblegase al dolor. Un clásico
de su personalidad. Era socio de ACNUR y Médicos sin Fronteras. Tenía
tanta curiosidad como entereza. Era de esas personas que siempre se
estudian los manuales de instrucciones y nunca dejan lo más rico para el
final. Adoraba a su hija Elba, nacida en 2009, igual de racional y bondadosa
que el padre. Estaba unido a sus dos hermanos, Carlos y Javier, por el
Atleti y toneladas de amor. Álex nació en Madrid, adonde se trasladaron
sus padres desde Huelva. Economista como su hijo, Abilio Bolaños
desarrolló casi toda su carrera profesional como directivo en
Telefónica. Laura Correa se licenció en Historia en Sevilla y trabajó en
distintos archivos y bibliotecas.
En 2016 le fue diagnosticado un cáncer de páncreas, contra el que han
peleado dos médicos excepcionales del hospital Gregorio Marañón –el
cirujano José Manuel Asencio y el oncólogo Andrés Muñoz-, además del
propio Álex. Exprimió cada día desde entonces, siendo consciente de que
el final podía estar a la vuelta de la esquina. En enero de 2018 se casó
conmigo en el parque del Retiro bajo una lluvia desaforada y los versos
de Khalil Gibran leídos por la alcaldesa, Manuela Carmena: “Amaos uno a
otro, mas no hagáis del amor una prisión”. Estábamos juntos desde el año 2000. Tan juntos que trabajábamos en el
mismo periódico y compartíamos un ir por la vida. Tan juntos que
tuvimos cáncer al mismo tiempo (el mío de mama) y juntos acudimos a
radioterapia y a alguna quimio. Juntos también nos construimos un muro
contra el victimismo y el rencor. Teníamos cáncer, sí, pero nuestra vida
estaba repleta de muchas otras cosas bellas. Hasta hoy. Porque se ha
ido debido a procesos infecciosos, agravados por una recaída tumoral. Y
pese al desgarro de este último mes, transcurrido en la UCI de los
hospitales Clínico de Santiago y Gregorio Marañón, y a la dureza de
estos últimos años, yo siento una inmensa gratitud por haberle conocido y
acompañado durante 18 años. Él me hizo mejor. Tereixa Constenla es periodista de EL PAÍS y esposa de Alejandro Bolaños.
Según un estudio, la actriz ha sido superada por Laura Escanes mientras que el trono sigue siendo para Dulceida.
Laura Escanes, Paula Echevarría y Dulceida.GTRESONLINE
El poder en el mundo de Instagram ha sufrido cambios.
Ahora la fuerza ya
no está solo en el número de seguidores, sino en la influencia.
La
bloguera y youtuber Aida Domènech, más conocida como Dulceida,
alcanza ya los 2,4 millones de seguidores en Instagram y por tanto
ocupa el trono de las más seguidas en la red social.
La segunda plaza es
para Laura Escanes, con casi 1,2 millones de seguidores y la tercera
para Paula Echevarría, que pese a sus 2,3 millones ha perdido algo de
influencia.
Todo ello con datos de la herramienta especializada en social media analytics Metricool, que ha elaborado un ránking de los influencers de moda españoles que han tenido más éxito en la red social estos últimos meses.
Los expertos en análisis de campañas digitales se han basado en los seguidores, la frecuencia de publicación, los likes y el engagement —el número de interacciones recibidas por cada 1.000 personas alcanzadas—
como métricas principales. Escanes ha pasado a Echevarría por la
frecuencia de publicación y el número de interacciones que recibe cada post, no por su número de fans.
Instagram se ha
convertido en la red social del momento. Su facilidad de uso y su
primacía de la imagen y el vídeo, de las postales bonitas frente a las
palabras agresivas de Twitter, hace que su crecimiento esté siendo
espectacular. En España se ha convertido en la red social que más
usuarios ha ganado este año y, según un reciente estudio, la mitad de quienes usan redes sociales utilizan Instagram. Además, el 80% de usuarios siguen a marcas e interactúan con la publicidad. La célebre Dulceida ha compartido un total de 83 publicaciones este verano su viaje a Hawái
con su esposa Alba Paul, un periplo que está siendo seguido de cerca
por muchísimos fans, puesto que la pareja ha sufrido la llegada al
archipiélago del huracán Lane, por el cual se declaró el estado de
emergencia en el archipiélago. Laura Escanes es modelo además de influencer
y no duda en compartir con sus seguidores cómo es su día a día y sus
proyectos profesionales. En uno de sus últimos vídeos en su canal de
YouTube mostró su nueva casa, en la que vive con el que es su marido
desde hace un año, Risto Mejide. Tras hacerse pública su relación con el
presentador de televisión sus seguidores han aumentado. También ha
logrado publicar su primer libro, Piel de letra. Además de su carrera como actriz, Paula Echevarría se ha hecho un hueco
en el mundo de la moda. Comenzó con su blog colaborando con la revista Elle
y ha conseguido tener un gran éxito en Instagram, donde tiene 2,3
millones de seguidores. Casi todas sus publicaciones están relacionadas
con las firmas de las que es imagen Desde el proceso de divorcio de David Bustamante,
la actriz ha preferido cambiar su manera de actuar en Instagram,
optando por rebajar sus publicaciones sobre su vida privada. El top
5 del ránking lo completan María Pombo —que ahora ha anunciado que se
casará en los próximos meses— y precisamente Alba Paul Ferrer, esposa de
Dulceida.
Miguel Ángel Silvestre se ha lanzado. El actor que dio vida al Duque se ha puesto nostálgico al ver un vídeo de una escena en la bañera con Amaia Salamanca, de la serie Sin tetas no hay paraíso (Telecinco),
y no se lo ha pensado dos veces, aunque sí que se lo ha pedido dos
veces. Silvestre le ha propuesto a Salamanca volver a rodar la serie. "Querida Amaia Salamanca, ¿volverías a hacer esta serie conmigo? Qué
bonito recuerdo. Te echo de menos compañera. Cuánta ilusión teníamos.
Trabajar contigo fue un placer. Espero que se repita pronto", ha escrito
el actor junto al repost del vídeo. El valenciano ha vuelto a escribir el mismo texto en otra
publicación, en esta ocasión con fotos de la pareja en una escena de la
serie, intercambiándose miradas o dándose un beso. La propuesta de Silvestre ha recibido una rápida respuesta de Amaia Salamanca: "¡CUANDO QUIERAS! Volvería a hacerla con los ojos cerrados, mi querido Duque ❤️❤️❤️". La publicación ha encendido las alarmas de los fans de la serie, que
han reclamado en los comentarios su vuelta y se han mostrado
entusiasmados con la idea, mientras que otros, como La Vecina Rubia,
se han ofrecido a sustituir a Salamanca en el papel de Cata. "Si ella
no quiere, yo me pido voluntaria, Duque", ha dicho por escrito la influencer. Este no sería el primer encuentro de los actores en la ficción después de la serie de Telecinco, ya que coincidieron también en Velvet.
La cadena española Mercadona ha comenzado este viernes a vender comida recién cocinada en sus supermercados, según informa el diario económico Expansión. De este modo el gigante valenciano ha ubicado su primer mostrador de
comida cocinada, al que ha denominado "Listo para comer", en la
localidad valenciana de Burjassot. Los platos, que se servirán en envases ecológicos de materiales como
caña de azúcar, papel o cartón, incluirán desde ensalada hasta pizza,
pasando por paella o albóndigas. Esta nueva oferta de la compañía presidida por Juan Roig, resultado
de más de un año de trabajo del laboratorio culinario y en el que ha
invertido un millón de euros, pretende competir con las comidas
preparadas de otras cadenas como El Corte Inglés o Carrefour.
Se ponía a hacer
solitarios hasta que iluminaba la siguiente idea.
Y entonces, el volcán
de genio y humor volvía a entrar en erupción.
Además de la sequía
creativa, las musas también le rescataban de la económica. “Durante años
se mantuvo gracias al bridge. Era un jugador magnífico”, asegura uno de sus amigos en The Great Buster. A Celebration, documental que Peter Bodganovich, director, autor de películas como The Last Picture Show
e historiador de cine, presentó ayer en el festival de Venecia.
A los
naipes, Keaton dedicó incluso el último día de su vida. Su cáncer ya
estaba en fase terminal, pero el actor no se rendía. “Jugó de pie. Y
mal. En cuanto se sentó, estaba muerto”, se recuerda en el filme.
Aquel 1
de febrero de 1966 al mundo entero se le quedó cara de palo.
La leyenda de Buster Keaton
fue irresistible. Todavía ayer, las carcajadas llenaban la sala ante
cada uno de sus gags. El filme repasa su carrera, desde los comienzos en
el escenario con sus padres —Los tres Keaton— hasta el epílogo. En
medio, junto a su fiel sombrero, desfilan las películas, el teatro y los
anuncios publicitarios. Era único, y lo sabía: asumía en primera
persona cualquier secuencia, ya fuera sobrevivir al derrumbe de un
edificio o desafiar a una cuádriga romana con otra tirada por perros. En
la vida también superó toda clase de aventuras: la Primera Guerra
Mundial, el alcoholismo, el divorcio o el advenimiento del cine sonoro. Aunque puede que el obstáculo más difícil fuera su propia decisión de
dejar de ser independiente y fichar en 1928 por Metro Goldwyn Mayer, de
lo que pronto se arrepintió.
Con ese coloso cinematográfico filmó El cameraman, pero su herencia más celebrada llegó justo antes: esa decena de obras libres e inolvidables de los años veinte. El filme también rescata otra perla: la única secuencia que compartió con Charles Chaplin, en Candilejas
(1952). Norman Lloyd, que estuvo en aquel filme, dice que Buster Keaton
venía de otro planeta. Seguro que un gag que incluyera caerse del
espacio le habría encantado.
La Comisión Europea planteará a los Estados permanecer en el horario de verano. ¿Qué opinas?
La Comisión Europea va a proponer la supresión del cambio de hora en la Unión Europea después
de que una abrumadora mayoría (84%) de los votantes de una encuesta de
internet apoyase contar con un horario fijo. ¿Qué opinas? ¿Estás de
acuerdo con suprimir el cambio de hora dos veces al año? Y, de ser así, ¿en qué horario preferirías permanecer, en el de invierno o en el de verano? Vota.
Relojes de una exposición de Klaus Rinke, en Düsseldor (Alemania), el 26 de octubre de 2016.MAJA HITIJEFEEsta encuesta no es científica, responde tan sólo a las respuestas de los lectores que desean exponer su opinión.Prefiero siempre el Horario de Verano
Ander, el nuevo concursante de este
jueves, y Fran, el último gran favorito del programa, han protagonizado
un Rosco de infarto en Pasapalabra (Telecinco)
El nuevo y el veterano han medido sus fuerzas y la determinación y la
habilidad de Ander han llamado la atención de la audiencia. Los
aciertos del joven, que han hecho sudar a Fran, han sido muy aplaudidos
porque alguien, por fin, ha puesto "a sudar" al favorito:
De las
danesas islas Feroe a las montañas de Kirguistán, lugares espectaculares
por descubrir que reciben cada vez más aventuros y viajeros
independientes.
Los acantilados de Vágar, en las islas Feroe (Dinamarca).
Desde las islas más remotas de Filipinas, convertidas en paraísos
para buceadores sin fronteras, hasta regiones inhóspitas como Kamchatka o
Yibuti, objeto de deseo para los más aventureros, pasando por nuevas
ciudades como Tiflis que comienzan a tener en cuenta los viajeros que
huyen de los destinos más trillados. Estos son algunos rincones del
planeta que suenan cada vez con más fuerza. Propuestas para viajeros
inpedendientes, aventureros y exploradores, y que conviene preparar con
conciencia antes de lanzarse.
1. Palawan (Filipinas) y las islas Bacuit
Nuevas mecas del buceo
Cada vez hay que ir más lejos para encontrar paraísos de los de postal. Afortunadamente, siempre nos quedarán las Filipinas: más de 7.000 islas para escoger y rincones casi inéditos, como Palawan,
una isla hacia el suroeste, hacia Borneo, con impresionantes paisajes y
fondos submarinos comparables a los mejores del sureste asiático, pero
mucho menos concurridos. En el norte de la isla la costa serpentea entre
calas y playas aisladas. Aquí encontraremos los sitios más conocidos
(algunos de ellos ya suenan en las conversaciones entre los aventureros
submarinos y amantes de la playa), como El Nido, la puerta de entrada al fabuloso archipiélago de Bacuit. A las aguas de la bahía de Bacuit muchos las comparan con las del sur de Tailandia o con la bahía de Halong en Vietnam. Todo aquí es un descubrimiento: la isla de Cadlao es una especie de
Tahití transportado a Filipinas con una atractiva laguna en la que se
puede bucear con tubo entre jardines de coral a poca profundidad. O
Tapiutan, que ofrece las mejores paredes para el buceo además de buenas
playas. A las Bacuit se viene sobre todo a bucear con tubo: hay más de
20 puntos de inmersión.
Atardecer en la región de Zlatibor, en Serbia.Getty Images
2. Serbia
Poner los Balcanes de nuevo en el mapa
Puestos a descubrir nuevos lugares sobre el mapa ¿por qué no animarnos a conocer Serbia?
Arrastra una historia muy dura pero ya hay muchos descubriendo que
quedan pocas huellas de la guerra. Hoy es un país cordial y acogedor y
está retomando el papel que siempre tuvo en los Balcanes. Belgrado
se ha convertido en uno de los destinos más animados del mundo, una
ciudad abierta y audaz.
Quizás no sea bonita en el sentido más
convencional, pero caminando se encuentran obras maestras de art nouveau y los restos del legado de los Habsburgo entre vestigios otomanos.
El Nido de Palawan, en Filipinas.Getty Images
Y desde la capital se puede organizar un viaje por el país: para los que
buscan ciudades llenas de referencias culturales es imprescindible
pasarse por Novi Pazar, con una numerosa población musulmana, y en la
que no faltan el café, las costumbres y la cocina turca, aunque también
veremos muchos monumentos ortodoxos.
Hay montones de cafés y
restaurantes.
Y para descubrir la naturaleza, nos acercaremos a los
pueblos de Zlatibor, una romántica región de montañas.
Aquí están las
principales estaciones de esquí, en el Tornik, el pico más alto de la
zona, con 1.496 metros, y el Obodica.
Un destino original y diferente
para los que siempre están a la búsqueda de nuevos horizontes.
Un oso en la región rusa de Kamtchatka.Samuel BlancGetty Images
3. Kamtchatka (Rusia)
Un viaje al lejano Este
Moscú queda muy lejos de esta península en el remoto Este que, aunque
a menudo se confunde con Siberia, es todavía más inaccesible y en
invierno más frío. Kamchatka es hoy uno de los pocos lugares de la
Tierra donde el viajero puede sentirse como si fuera el primer hombre en
descubrirlo. Aunque han pasado más de 300 años desde que los rusos
llegaron aquí, sigue siendo un lugar de difícil acceso. Durante la época soviética era innacesible para los extranjeros y
todavía hay muy pocos turistas que se animan a viajar a este confín del
mundo para escalar sus humeantes volcanes, practicar heliski en los
glaciares o contemplar desde un kayak los osos devorando salmones.
Viajar a Kamchatka requiere tiempo, paciencia y dinero. La falta de
carreteras adecuadas y la necesidad de permisos hace que muchos lugares
solo sean accesibles con helicóptero o con grandes vehículos especiales. Incluso llegar a los rincones más famosos como el lago Kurilskoe o el
valle de los Geíseres no es fácil. Los volcanes Koriakski, Aváchinski y Kozelski se pueden ver desde la
capital de Kamchatka en un día despejado, algunas veces humenado
ligeramente. Y se calcular que en este estado viven entre 15.000 y
30.000 osos. La mejor opción para verlos de manera segura es el lago
Kurile, a unos 200 kilómetros de la capital, aunque hay que ir con
agentes armados.
Surferos en la península de Nicoya, en Costa Rica.Rob FrancisGetty Images
4. Santa Teresa (Costa Rica)
El último paraíso surfero
Ya ha corrido la voz sobre los sofisticados rincones hippies de Montezuma y Santa Teresa. En la temporada seca, la zona se llena de surfistas de todo el mundo y
de nómadas hambrientos de belleza natural y emociones en las aguas a
ambos lados de la península de Nicoya. En medio, y en la punta más
mericional de Nicoya, está la primera reserva natural del país. Hoy esta
zona es más accesible que hace unos años, con mejores carreteras y
barcos más regulares.
En esta esquina suroccidental de la península de Nicoya hay un buen
oleaje, buen ambiente y una imaginativa cocina local. En las colinas se
esconden elegantes alojamientos boutique y restaurantes. Y
también hay cada vez más residentes extranjeros que lo eligen como ese
rincón del mundo en el que uno decide retirarse del mundanal ruido. La playa de Santa Teresa
es alargada, espectacular y famosa por su rompiente veloz y potente y
ofrece buen surf casi a todas horas. En el extremo norte de la playa,
Roca Mar, es un imporesionante rompiente de rocas, el favorito de los
locales. La playa termina al norte del pueblo y da paso a Hermosa, un
precioso arenal que hace honor a su nombre. No faltan los hotelitos, las
pensiones más o menos sencillas, cafés y tiendas de surf.
Ruinas de Kuélap, en Perú.Jesse KraftAGE
5. Kuélap (Chachapoyas, Perú)
La alternativa a Machu Picchu
Es difícil eclipsar al Machu Picchu, pero Perú es muy grande y está
lleno de rincones excepcionales. Al norte del Altiplano, la sierra norte
sigue siendo un lugar poco visitado, a pesar de la espectacularidad de
los picos de los Andes y de los bosques que extienden desde la costa
hasta la profunda selva amazónica, entre reliquias de reyes incas y
ruinas de los guerreros que vivieron en otros tiempos en estos bosques
envueltos en la niebla. Los bosques nubosos de Chachapoyas
han desvelado recientemente su gran tesoro arqueológico: la imponente
fortaleza de Kuélap, una fabulosa ciudadela de piedra que es el
yacimiento mejor conservado y más espectacular de la zona. Las vistas
panorámicas son excepcionales y el valor de estas ruínas precolombinas
enorme. Fue construida entre los años 500 y 1493, y son millones de
metros cúbicos de piedra en buen estado de conservación. El acceso es a
través de tres profundas y estrechas puertas que constituían un
ingenioso sistema de seguridad que obligaba a los atacantes a formar en
fila india, por lo que podían ser derrotados con facilidad. Dentro hay
varios niveles con vestigios dispersos de más de 400 viviendas
circulares, algunas de ellas decoradas. La estructura más enigmática,
llamada El Tintero, tiene la forma de un gran cono invertido y en su
interior, una cámara subterránea contiene los restos de sacrificios de
animales, por lo que los arqueólogos creen que se trataba de un edificio
religioso. No muy lejos está Chachapoyas, una tranquila localidad rodeada de
bosques y nubes que fue una de las primeras fundadas por los españoles y
la base desde la que comenzó la explotación de la región del Amazonas.
Terraza en la localidad de Karavostasi, en la isla griega de Folégandros.Getty Images
6. Isla de Folégandros (Cícladas, Grecia)
Un escondite griego
Era uno de los secretos del Mar Egeo, pero últimamente ya hay muchos descubriendo islas como ésta, en las Cícladas,
bañadas por el mar de Creta. Folégandros es conocida (cada vez más) por
el encantador pueblo de Hora: edificios de piedra natural, entre
construcciones blancas y azules, con una calle principal que serpentea
entre plazas arboladas y mesas aire libre. Su imagen idílica hace
difícil imaginar que desde la época romana y hasta la dictadura militar
fue un escabroso y aislado lugar de destierro.
Pese a todo, Folégandros sigue siendo uno de los lugares más
tradicionales de las Islas griegas, con solo 650 habitantes y con playas
vírgenes en las que en lugar de sombrillas hay olivos para hacer
sombra. El complemento perfecto son sus hoteles familiares con vistas
estupendas. Algunas recomendaciones para disfrutar a tope: subir a la capilla de
Panagia del siglo XVII, el punto más alto, desde donde nos aseguramos
una puesta de sol increíble. O hacer un tour de playas, desde la
principal, la de Agali, hasta la de Agios Nikolaos a la que se llega
después de una caminata por la costa o en una lancha que sale cada hora
desde el puerto de Agali. Y hay más: la playa escondida de Livadaki, a
la que solo podremos llegar en lancha. O las tabernas de pescadores para
probar platos típicamente griegos. Y como punto y final, una visita al
pueblo de Chora, lleno de rincones para enamorarse, con flores fucsias
en los balcones azules, pasadizos.
La actriz estadounidense Melanie Griffith, exmujer de Antonio Banderas, cumplió 61 años el pasado 9 de agosto y ese mismo día vieron la luz unas imágenes suyas que están dando la vuelta al mundo por lucir un aspecto físico con el que resulta difícil reconocerla.
Estas
imágenes corresponden a una sesión de fotos que ha realizado para el
número de septiembre de la edición estadounidense de la revista "InStyle"
y la propia Griffith compartió una de ellas en su cuenta de Instagram
acompañada de este mensaje de agradecimiento a la directora de la
publicación, Laura Brown: "Mi genial amiga Laura Brown me preguntó si
quería formar parte del número de septiembre de la revista "InStyle" y
también ha tenido la amabilidad de sacarla hoy por mi cumpleaños". Esta imagen de Melanie Griffith sentada en un despacho, con una falda
roja, un top negro y unos zapatos de tacón apoyados sobre la mesa viene
acompañada del título de su reportaje "Boss Lady" y aunque aparece algo alejada, lo que más está llamando la atención es que luce un rostro muy diferente del conocido hasta ahora. Pero este cambio físico es mucho más evidente en esta fotografía
que ha compartido "InStyle" en su cuenta de Instagram en la que la
actriz posa para la cámara de Robbie Fimmano, autor de esta sesión, con
un vestido negro muy escotado.
El irreconocible rostro de Melanie Griffith en una sesión de fotos
Fotos Facebook/Instagram
La actriz
estadounidense, exmujer de Antonio Banderas, ha posado para "InStyle" y
luce un rostro muy diferente al conocido hasta ahora.
Esta imagen de Melanie Griffith sentada en un despacho, con una falda
roja, un top negro y unos zapatos de tacón apoyados sobre la mesa viene
acompañada del título de su reportaje "Boss Lady" y aunque aparece algo alejada, lo que más está llamando la atención es que luce un rostro muy diferente del conocido hasta ahora. Pero este cambio físico es mucho más evidente en esta fotografía
que ha compartido "InStyle" en su cuenta de Instagram en la que la
actriz posa para la cámara de Robbie Fimmano, autor de esta sesión, con
un vestido negro muy escotado.
Por el momento se desconoce si este aspecto físico tan sorprendente
de Melanie Griffith es el resultado de haberse sometido a alguna
intervención estética o son causas del retoque digital o del maquillaje,
pero lo cierto es que está dando muchísimo que hablar y que no es la
primera vez que ocurre. En febrero de este año sin ir más lejos, la
actriz también llamó mucho la atención durante su presencia en el Baile de la Ópera de Viena
pero en aquella ocasión, las hipótesis de su cambio de imagen también
pasaban porque se había sometido a una operación quirúrgica para
combatir un cárcel de piel.
Está soltera y no se volvería a casar
Además, InStyle también ha compartido una versión diferente a la
imagen de Melannie Griffith en el despacho y ha acompañado ambas
publicaciones de un texto en el que desvela algunos fragmentos de su
entrevista.
Por un lado, se refiere al feminismo y a la campaña #MeToo y asegura que ella era "una tipa dura" que "no haría nada que no quisiera hacer.
"Sabía que nunca jamás permitiría que alguien se aprovechara de mí. Y
yo era estúpida. No digo que esas chicas sean estúpidas, pero yo estaba
al tanto de que eso era posible", asegura la actriz de "Two much" o
"Armas de mujer".
Y por otro, Melannie Griffith habla de su soltería pasados cuatro
años de su divorcio con Antonio Banderas y reconoce que no le importaría
conocer a alguien, pero que no se volvería a casar por quinta vez (se casó con Steven Bauer, con Don Johnson dos veces y con el actor español).
"Realmente no creo que (el matrimonio) vuelva a ser importante para
nadie. Pero especialmente si tienes 60 años, tienes 4 hijos y estás
viviendo la vida que siempre has querido. Entonces, ¿por qué casarse? Me encantaría enamorarme y tener un romance, una relación, pero no ha ocurrido.
Sigo buscando. He tenido un par de amantes pero ninguna relación", ha
declarado Melannie Griffith asegurando también que no va a buscar el
amor en Tinder o similares porque lo ve "hortera" y cree que puede
encontrar a alguien por sí misma.
Una nueva
investigación pone en duda la procedencia del cuadro de Da Vinci,
comprado por el Louvre Abu Dabi por más de 380 millones.
El cuadro "Salvator Mundi" en la casa de subastas Christie en octubre.KIRSTY WIGGLESWORTH AP
El Salvator Mundi de Leonardo Da Vinci, adquirido el pasado noviembre por el Louvre Abu Dabi por la cifra histórica de 450 millones de dólares (algo más de 380 millones de euros) vuelve a generar debate entre los expertos del Renacimiento. Según la revista especializada The Art Newspaper,
una nueva investigación de Jeremy Wood, un profesor de Historia del
Arte de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, ponen en duda la
proveniencia del famoso cuadro. Como lo explica la publicación, si bien la obra fue
realizada para el rey de Francia Luis XII y su esposa Ana de Bretaña
entorno al 1500, no volvió a aparecer hasta el siglo XVII en Inglaterra,
en posesión del rey Carlos I. Los expertos siempre habían pensado que
la adquisición del cuadro se hizo a través de su esposa, la princesa
francesa Henrietta Maria, y que la obra se quedó en los apartamentos de
la pareja real hasta su ejecución en 1649. Pero según las
investigaciones de Wood, el Salvator Mundi en realidad no se
encontraba en la propiedad de Greenwich sino en la residencia en Chelsea
de James, tercer marqués —y futuro Duque de Hamilton—, entre 1638 y
1641.
Una versión que corrobora Margaret Dalivalle, citada por la revista:
“Entendí inmediatamente de que se trataba de una obra de mayor
importancia cuando leí la descripción del cuadro en el inventario de
Hamilton (…) que lo describe con mucha precisión”. Y añade: “El cuadro
estaba en una colección ligada casi incestuosamente a la colección real. El Rey, según un documento del 18 de octubre de 1638, quería tener la
selección de pinturas compradas por Hamilton en Venecia, amenazando el
pago de derechos de aduana, y la predilección del rey y la reina por
Leonardo está documentada". La especialista explica que no encontró la mínima prueba que confirme
que Henrietta María trajo el cuadro, que fue registrado como parte de
su dote en 1649, a Francia.
Según The Art Newspaper, las investigaciones de los
especialistas del mercado del arte del siglo XVII se centrarán, a partir
de ahora, en el examen de las obras que Hamilton compró a los
coleccionistas venecianos y en el análisis de los cuadros que heredó de
sus ancestros. Hace unas semanas, Matthew Landrus, un especialista británico del Renacimiento, aseguraba que la obra, adquirida por un príncipe saudí
en la subasta que organizó Christie en octubre 2017, y que el museo
expondrá al público el próximo 19 de septiembre, no fue realizada por el
maestro italiano sino por uno de sus alumnos: Bernardino Luini. “Ojalá
se consiga resolver todas las incógnitas que rodean la obra antes de la
exposición que el Louvre de Paris consagrará al pintor en octubre 2019”,
concluye la publicación.
Un 80% de los participantes en la consulta pública abierta por la Comisión Europea es partidario de eliminarlo.
Peatones, en la Reuters Plaza de Londres. GETTY
Los europeos envían un mensaje a las instituciones comunitarias:
deben poner fin a la política de cambio de hora que dos veces al año
hace bailar las agujas del reloj. La Comisión Europea abrió el pasado 5
de julio una consulta pública para conocer la opinión de ciudadanos,
empresas y asociaciones al respecto. Durante 43 días, 4,6 millones de
personas completaron un formulario a través de Internet en el que además
de votar si son partidarias de abolirlo, podían exponer sus argumentos
por escrito. La participación ha superado ampliamente los registros de
todas las consultas previas, una muestra del interés que despierta el
asunto a pie de calle. Bruselas no ha hecho público aún el resultado del
cuestionario, pero según ha desvelado el diario alemán Westfalen Post, un 80% opta por suprimir el sistema de cambios horarios y prefiere que siga invariable todo el año. la espera de que la Comisión desglose las estadísticas por países,
el mismo periódico informa de que dos de cada tres participantes ha sido
alemán, lo que resta cierta representatividad continental a la muestra.
Una vez conocida la voluntad popular,
la discusión se traslada ahora a las altas esferas. La Comisión Europea
debatirá hoy y mañana el asunto. Y para que haya acuerdo final es
necesario un consenso también con el Parlamento y los Estados miembros,
los que tienen la última palabra. El Ejecutivo comunitario dejó claro
desde el comienzo que se trataba de un sondeo y no de un referéndum, por
lo que la abrumadora victoria de los ciudadanos favorables a acabar con
el cambio horario no tendrá como consecuencia su abolición automática. La Eurocámara ha sido la gran promotora de las conversaciones: en
febrero instó a la Comisión a que evaluara la posibilidad de eliminar el
cambio horario. Una solución que reclaman países como Finlandia y
Lituania.
El debate sobre los beneficios y perjuicios de esta práctica lleva
años instalado en la sociedad europea. Las leyes comunitarias obligan a
los Veintiocho a adelantar una hora los relojes el último domingo de
marzo y retrasarla el último domingo de octubre para tener en cuenta la
evolución de la luz diurna y aprovechar su disponibilidad. Entre los
argumentos para hacerlo se esgrime el ahorro de energía, una mayor
seguridad vial, contar con más tiempo para el ocio antes de que se haga
de noche o simplemente la equiparación con los países vecinos y
principales socios comerciales. Bruselas cree que algunos de esos razonamientos se basan en conclusiones poco contrastadas
o con un efecto mínimo sobre la economía. Los estudios consultados por
la Comisión Europea indican que el ahorro de energía derivada del cambio
de hora de verano es marginal, entre el 0,5 y el 2,5%. Tampoco está
claro que disminuya el riesgo de accidentes de tráfico. Y advierten de
que su impacto en los biorritmos humanos —en forma de cansancio o falta
de concentración— podría ser más importante de lo que se suponía en un
primer momento. Entre tantos datos contradictorios, la única certeza es que permitir
cambios horarios descoordinados entre los Estados miembros iría en
detrimento del mercado interior. Si se pone fin a la obligatoriedad del
cambio horario, cada país sería libre de elegir su zona horaria, pero
Bruselas espera que sea cual sea la decisión final, los socios europeos
no vayan por la vía unilateral y exista un marco común. La controversia inmediatamente posterior sería en torno a la elección
del huso horario. En caso de que dejara de aplicarse el cambio de
verano y se mantuviera todo el año el de invierno, la hora seguiría
intacta tras la modificación de octubre. Es decir, no habría que
adelantar una hora los relojes en marzo; los días no serían tan largos
en los meses estivales, ni amanecería tan tarde. Ello implicaría menos
horas de luz veraniega y, por tanto, menos tiempo de ocio diurno. En el
caso de España, el sol se pondría pasadas las ocho y media de la tarde
en julio. El horario de verano se generalizó tras la crisis del petróleo de
1973 como un método de ahorrar energía ganando horas de luz solar.
Italia y Malta fueron los primeros países en Europa en adoptar el cambio
y otros países se fueron sumando dentro y fuera de la UE —España lo
hizo en 1977—. Bruselas intervino para armonizar los cambios en 1996,
preocupada por la disparidad de criterios dentro de un mismo mercado
interior. Y en el año 2001, una directiva impuso como obligatorio el salto adelante y atrás del reloj. En la Unión Europea existen actualmente tres husos horarios sin tener en
cuenta las regiones ultraperiféricas. El de Europa Occidental, con
Irlanda, Portugal y Reino Unido con una hora menos que en España. El de
Europa Central en el que coinciden 17 países: Austria, Bélgica, Croacia,
República Checa, Dinamarca, Francia, Alemania, Hungría, Italia,
Luxemburgo, Malta, Holanda, Polonia, Eslovaquia, Eslovenia, España y
Suecia. Y por último el de Europa Oriental, donde el reloj marca una
hora más que en España. En este horario están ocho países: Bulgaria,
Chipre, Estonia, Finlandia, Grecia, Letonia, Lituania y Rumanía.
Adulterar
algo que se dijo con el objeto de obtener de jueces belgas una impresión
falsa debe sonrojar a la ciudadanía, también a la independentista.
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.ARIS OIKONOMOUAFP
El trapicheo de parchís que organiza el expresident Carles
Puigdemont cuenta con cómplices adiestrados en burlar la verdad y
producir las mentiras. Ese equipo aficionado a la distorsión adulteró
una traducción para que esta dijera en francés algo muy distinto a lo
que decía en español. Ahora, el que emplea a los abogados, el citado expresident, ha dicho que ese error será subsanado.
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.ARIS OIKONOMOUAFP
El trapicheo de parchís que organiza el expresident Carles
Puigdemont cuenta con cómplices adiestrados en burlar la verdad y
producir las mentiras. Ese equipo aficionado a la distorsión adulteró
una traducción para que esta dijera en francés algo muy distinto a lo
que decía en español. Ahora, el que emplea a los abogados, el citado expresident, ha dicho que ese error será subsanado. El
error no es menor, es gravísimo. Adulterar algo que se dijo con el
objeto de obtener de jueces belgas una impresión falsa debe sonrojar a
la ciudadanía, también a la independentista, a los abogados en general y
a los traductores, cuya profesión es tan sagrada como imprescindible.
Quien haya hecho esa traducción arriesga el prestigio de los
profesionales dedicados a calcar hasta los suspiros del que se expresa
en otro idioma. La trascendencia del documento procesal que implica a un
juez español lleva a concluir que la infeliz ocurrencia solo puede
provenir de la mala fe.
En este error insólito no hay inocencia alguna, no se puede limpiar
con una fe de errores, ni siquiera se puede subsanar ahora cortando la
falacia y sustituyéndola por la verdadera frase dicha. Lo que queda de
manifiesto es una labor de ladrones de las palabras ajenas para buscar
con el equívoco una decisión judicial que llene de regocijo al tramposo
mayor y a los que coadyuvan a hacer eficaz y duradera la infamia. El
objetivo es desacreditar la justicia española y, de paso, poner en
entredicho no solo a un juez, sino, y esto no es menor, los mecanismos
con los que se produce algo tan decisivo como la profesión del
traductor.
El afectado por este peligroso enjuague es el juez español que
entiende la causa contra independentistas como el citado Puigdemont,
quien acudió con cartas trucadas a la justicia belga para que esta llame
al orden al magistrado que le persigue. El argumento: que España es un
Estado mezquino y opresor, incapaz de juzgar a los ciudadanos según las
leyes dedicadas a salvaguardar la presunción de inocencia y, por tanto, a
respetar y mantener el derecho de defensa. Eso es mentira, pero en esa tesitura canta el expresident. Rodea sus circunloquios de hechos falsos, con esa mezcla se engaña a sí
mismo, luego engaña a los suyos y, finalmente, poseído de la locura a la
que conduce la afición a distorsionar, llega a la desembocadura en la
que entra esta última iniquidad: poner en boca de alguien, un magistrado
español, lo que el propio Puigdemont hubiera querido escuchar para
atraer a la justicia belga a su propia causa. Alrededor del expresident se festejó el hallazgo de lo que el juez había dicho (que no dijo) en el tono jocoso con que se celebran todas las derrotas de España. Así es en esta tertulia de vecindad en que se han convertido sectores de la política y del periodismo tuitero. Los que se llevaron las manos a la cabeza por lo que dijo el juez,
que resulta que no dijo, no han salido aún de sus mullidas cavernas a
expresar estupor por sus precipitadas condenas. Y en el mundo
independentista esto se salda como si fuera la consecuencia de un error
de imprenta que se subsana de un soplido. Tiempo de infamia cuando da igual decir mentira si el propósito es
acentuar el lodo nacional en medio de las carcajadas de los que cometen
indignidad simulándose tan puros.