La editorial Bartleby rescata un poemario y otros textos inéditos del escritor.
La vida de Leopoldo María Panero
siguió cauces impredecibles.
El poeta madrileño, encuadrado dentro de la generación de los novísimos, falleció en 2014 arrastrando tras de sí la sombra de lo maldito.
Décadas de entradas y salidas en hospitales psiquiátricos, de abusos de las drogas y de una marcada irregularidad existencial sirvieron a una producción poética extensísima, a la que ahora se incorpora Los papeles de Ibiza 35.
Un conjunto de textos rescatados por Javier Mendoza, hijo de Sisita García Durán, la segunda mujer de Michi Panero (el hermano pequeño de Juan Luis y Leopoldo María, los hijos del también poeta Leopoldo Panero).
Mendoza cuenta en el prólogo del libro cómo, 20 años atrás, Michi Panero le hizo entrega de unas carpetas con diferentes poemas, cuentos y ensayos escritos por los Panero.
“Tenía 22 años por aquel entonces y decidí guardarlas con mucho cuidado, pensando que algún día tendría el ánimo y la capacidad para abrirlas de verdad, y que la primera tarea sería separar qué parte era de Michi y cuál de su hermano”, explica.
El año pasado, Mendoza ya realizó con la editorial Bartleby una antología de cuentos inéditos de Michi Panero extraídos de dichas carpetas, la cual tituló Funerales vikingos.
Ahora es el turno de Leopoldo María, el poeta libérrimo de los novísimos, aquel que, cuando todavía vivía, comenzó a considerarse a sí mismo un hombre muerto.
Es el turno de Los papeles de Ibiza 35, que alude a la dirección del domicilio familiar.
En su presentación en el marco de la Feria del Libro de Madrid, Túa Blesa, catedrático de Teoría de la Literatura y editor de los textos de la nueva obra, explicó que todos ellos se encuadran en el periodo comprendido entre 1968 y 1983.
La fecha límite coincide con la época en que Felicidad Blanc, su madre, lo obligó a marcharse de casa. “Entonces, Leopoldo María se fue y dejó escrito que nunca volvería a pedirle dinero”, explica Blesa.
Los papeles de Ibiza 35 se abre con un poemario inédito, que se hallaba dentro de una carpeta.
Su título: No, no somos ni Romeo ni Julieta, ni estamos en la Italia medieval.
Según Túa Blesa, este libro de poemas pertenece al periodo comprendido entre 1968 y 1971, en el que Leopoldo María Panero publicó también Así se fundó Carnaby Street.
Sin embargo, aclara que entre ambos existe una diferencia, “la marcada y constante presencia de referencias a la cultura popular de la época y de coloquialismos, los cuales ya estaban en Así…, pero aquí cobran una mucha mayor relevancia”.
“No, no somos… es una especie de anotación de un diario de vida en Barcelona, algo que rompe con una obra con escasa presencia autobiográfica como la de Panero”, explica Túa Blesa.
La azarosa vida de Leopoldo María, un olvido o el rechazo al estilo de entonces explicarían la postergación de su publicación.
El poeta madrileño, encuadrado dentro de la generación de los novísimos, falleció en 2014 arrastrando tras de sí la sombra de lo maldito.
Décadas de entradas y salidas en hospitales psiquiátricos, de abusos de las drogas y de una marcada irregularidad existencial sirvieron a una producción poética extensísima, a la que ahora se incorpora Los papeles de Ibiza 35.
Un conjunto de textos rescatados por Javier Mendoza, hijo de Sisita García Durán, la segunda mujer de Michi Panero (el hermano pequeño de Juan Luis y Leopoldo María, los hijos del también poeta Leopoldo Panero).
Mendoza cuenta en el prólogo del libro cómo, 20 años atrás, Michi Panero le hizo entrega de unas carpetas con diferentes poemas, cuentos y ensayos escritos por los Panero.
“Tenía 22 años por aquel entonces y decidí guardarlas con mucho cuidado, pensando que algún día tendría el ánimo y la capacidad para abrirlas de verdad, y que la primera tarea sería separar qué parte era de Michi y cuál de su hermano”, explica.
El año pasado, Mendoza ya realizó con la editorial Bartleby una antología de cuentos inéditos de Michi Panero extraídos de dichas carpetas, la cual tituló Funerales vikingos.
Ahora es el turno de Leopoldo María, el poeta libérrimo de los novísimos, aquel que, cuando todavía vivía, comenzó a considerarse a sí mismo un hombre muerto.
Es el turno de Los papeles de Ibiza 35, que alude a la dirección del domicilio familiar.
En su presentación en el marco de la Feria del Libro de Madrid, Túa Blesa, catedrático de Teoría de la Literatura y editor de los textos de la nueva obra, explicó que todos ellos se encuadran en el periodo comprendido entre 1968 y 1983.
La fecha límite coincide con la época en que Felicidad Blanc, su madre, lo obligó a marcharse de casa. “Entonces, Leopoldo María se fue y dejó escrito que nunca volvería a pedirle dinero”, explica Blesa.
Los papeles de Ibiza 35 se abre con un poemario inédito, que se hallaba dentro de una carpeta.
Su título: No, no somos ni Romeo ni Julieta, ni estamos en la Italia medieval.
Según Túa Blesa, este libro de poemas pertenece al periodo comprendido entre 1968 y 1971, en el que Leopoldo María Panero publicó también Así se fundó Carnaby Street.
Sin embargo, aclara que entre ambos existe una diferencia, “la marcada y constante presencia de referencias a la cultura popular de la época y de coloquialismos, los cuales ya estaban en Así…, pero aquí cobran una mucha mayor relevancia”.
“No, no somos… es una especie de anotación de un diario de vida en Barcelona, algo que rompe con una obra con escasa presencia autobiográfica como la de Panero”, explica Túa Blesa.
La azarosa vida de Leopoldo María, un olvido o el rechazo al estilo de entonces explicarían la postergación de su publicación.
Encapsular las emociones para quitarles la vida
En Los papeles de Ibiza 35 se recogen
también las traducciones de Leopoldo María Panero de dos cuentos de
terror de Arthur Machen, junto a otros poemas inéditos y pequeños
ensayos.
“Es cierto que todo el mundo califica a Leopoldo María como un poeta maldito, pero lo cierto es que puso su biografía al servicio de su obra”, reflexiona Mendoza.
“En toda la obra de Panero existe una tensión que recorre sus libros: esa contradicción entre su búsqueda por encapsular las emociones, por despojarlas de vida, y el hecho de que sus poemas les proporcionen una vida distinta”, sentencia.
“Es cierto que todo el mundo califica a Leopoldo María como un poeta maldito, pero lo cierto es que puso su biografía al servicio de su obra”, reflexiona Mendoza.
“En toda la obra de Panero existe una tensión que recorre sus libros: esa contradicción entre su búsqueda por encapsular las emociones, por despojarlas de vida, y el hecho de que sus poemas les proporcionen una vida distinta”, sentencia.
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