Julie de Libran, directora creativa de la firma Sonia Rykiel, presenta la colección ‘Manifesto’ en su tienda de Madrid-
Pablo León
“Es maravilloso ver un pedacito de París en Madrid”.
Es la primera vez que Julie de Libran visita la boutique de la firma francesa Sonia Rykiel en la capital.
Abrió sus puertas el pasado octubre en el bario de Salamanca, “es una zona interesante y me gusta la clientela. Estamos felices de estar aquí”, dice De Libran, directora creativa de Sonia Rykiel.
De Libran legó a la maison en 2014, tras ejercer en Prada y en Louis Vuitton, donde fue la mano derecha de Marc Jacobs. También trabajó con la propia Rykiel hasta que falleció, a los 86 años,en agosto de 2016.
La diseñadora francesa, clave en los sesenta y los setenta, se inspiraba en la libertad, en la trasgresión y diseñaba pensando en mujeres emancipadas.
De Libran es la encargada de transmitir ese legado.
“Ofrecemos nuestra visión del armario femenino.
De mi generación y de las siguientes.
Creo que en la última colección hemos hecho una apuesta muy contemporánea: no nos centramos en el estilo urbano, pero en la coleción hay denim, camisetas, o prendas unisex”, explica la directora creativa.
Habla sobre Manifesto, el trabajo que acaba de presentar y que conmemora los 50 años de la apertura de la primera tienda de la firma en París, en Saint-Germain-des-Prés, en Mayo del 68.
“Fue un momento en el que las mujeres encontramos una voz.
Es la primera vez que Julie de Libran visita la boutique de la firma francesa Sonia Rykiel en la capital.
Abrió sus puertas el pasado octubre en el bario de Salamanca, “es una zona interesante y me gusta la clientela. Estamos felices de estar aquí”, dice De Libran, directora creativa de Sonia Rykiel.
De Libran legó a la maison en 2014, tras ejercer en Prada y en Louis Vuitton, donde fue la mano derecha de Marc Jacobs. También trabajó con la propia Rykiel hasta que falleció, a los 86 años,en agosto de 2016.
La diseñadora francesa, clave en los sesenta y los setenta, se inspiraba en la libertad, en la trasgresión y diseñaba pensando en mujeres emancipadas.
De Libran es la encargada de transmitir ese legado.
“Ofrecemos nuestra visión del armario femenino.
De mi generación y de las siguientes.
Creo que en la última colección hemos hecho una apuesta muy contemporánea: no nos centramos en el estilo urbano, pero en la coleción hay denim, camisetas, o prendas unisex”, explica la directora creativa.
Habla sobre Manifesto, el trabajo que acaba de presentar y que conmemora los 50 años de la apertura de la primera tienda de la firma en París, en Saint-Germain-des-Prés, en Mayo del 68.
“Fue un momento en el que las mujeres encontramos una voz.
Por eso la
colección habla de la liberación femenina, con mujeres que refuerzan su
identidad con su ropa.
Ideamos prendas para gente que se siente libre;
para personas que se expresan a través de la ropa”, explica De Libran
“La moda se ha convertido en un negocio que va muy rápido.
Demasiado”, opina De Libran.
“Intento recordar a la gente que detrás de un diseño, de una pieza, de una colección hay multitud de personas que han estado pensando.
Sin sus ideas estaríamos siempre reciclando conceptos y copiando”.
Habla del fast fashion: “Eso no es creatividad. Tiene que cambiar este modelo que se resume en: lo veo; lo quiero; lo necesito; lo pago”.
De Libran condensa y actualiza las bases de Rylkie, que con su concepto demodé hizo un alegato en rechazo de las tendencias más leoninas y en defensa de adaptar las prendas a la mujer y no a la inversa.
Revolucionó la moda.
Sonia Rykiel (nacida Fils en París, en 1930) inauguró su primer local en el efervescente caldo de cultivo de Mayo del 68, “un tiempo en el que los jóvenes se rebelaban contra las reglas establecidas; una pelea por sentirse liberados”, apunta De Libran. La fundadora rondaba los 40 años y ya estaba separada de su marido; se empapó del espíritu sesentayochista.
De Libran tiene grabado un consejo que le dio Rykiel, cuando ya llevaban un tiempo trabajando juntas:
“Acuérdate de decir no.
Porque en la vida, todo el tiempo hay que saber hacerlo”.
“Ella siempre hacía lo que quería”, recuerda De Libran a la fundadora de la maison que con sus diseños, sus eslóganes y sus prendas de punto atrajo a clientas como Brigitte Bardot, Audrey Hepburn o Catherine Deneuve.
Rykiel es un nombre asociado al armario femenino. También a la elegancia y a lo contemporáneo.
Quizás por eso tiene en sus perchas algunas prendas unisex.
No crean diseño masculino.
Todavía no: “Me encantaría hacer hombre”, dice De Libran, “sería genial porque muchos amigos me preguntan porque les gustan los sueters o la colección de punto”.
“Es parte del plan”, agrega con cierto misterio, “quizás pronto, pero no te puedo decir cuándo”.
No lo asegura, pero podría ser en 2019.
“Intento recordar a la gente que detrás de un diseño, de una pieza, de una colección hay multitud de personas que han estado pensando.
Sin sus ideas estaríamos siempre reciclando conceptos y copiando”.
Habla del fast fashion: “Eso no es creatividad. Tiene que cambiar este modelo que se resume en: lo veo; lo quiero; lo necesito; lo pago”.
De Libran condensa y actualiza las bases de Rylkie, que con su concepto demodé hizo un alegato en rechazo de las tendencias más leoninas y en defensa de adaptar las prendas a la mujer y no a la inversa.
Revolucionó la moda.
Sonia Rykiel (nacida Fils en París, en 1930) inauguró su primer local en el efervescente caldo de cultivo de Mayo del 68, “un tiempo en el que los jóvenes se rebelaban contra las reglas establecidas; una pelea por sentirse liberados”, apunta De Libran. La fundadora rondaba los 40 años y ya estaba separada de su marido; se empapó del espíritu sesentayochista.
De Libran tiene grabado un consejo que le dio Rykiel, cuando ya llevaban un tiempo trabajando juntas:
“Acuérdate de decir no.
Porque en la vida, todo el tiempo hay que saber hacerlo”.
“Ella siempre hacía lo que quería”, recuerda De Libran a la fundadora de la maison que con sus diseños, sus eslóganes y sus prendas de punto atrajo a clientas como Brigitte Bardot, Audrey Hepburn o Catherine Deneuve.
Rykiel es un nombre asociado al armario femenino. También a la elegancia y a lo contemporáneo.
Quizás por eso tiene en sus perchas algunas prendas unisex.
No crean diseño masculino.
Todavía no: “Me encantaría hacer hombre”, dice De Libran, “sería genial porque muchos amigos me preguntan porque les gustan los sueters o la colección de punto”.
“Es parte del plan”, agrega con cierto misterio, “quizás pronto, pero no te puedo decir cuándo”.
No lo asegura, pero podría ser en 2019.
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