La noticia de la muerte de Nathaly Salazar Ayala, la turista española que llevaba desaparecida desde el 2 de enero en Cuzco, Perú, ha caído como un mazazo en la familia de la joven de 28 años que, pese a las malas perspectivas
del caso, mantenía la esperanza de encontrarla con vida. Al dolor se
une la desconfianza por las contradicciones manifestadas por los dos
guías que han sido detenidos en relación con lo sucedido. "Han dado
versiones distintas de lo que ocurrió", afirma Tamara Salazar, la
hermana de Nathaly. Este lunes va a realizarse una reconstrucción de los
hechos. El escenario y gran parte de los elementos del supuesto
accidente mortal que costó la vida a Nathaly son los mismos en los
relatos que han ofrecido los arrestados, los guías turísticos Jainor
Huila Huamán, de 19 años, y Luzgardo Pillcopata Amaru, de 21. La joven
española salió de Cuzco el 2 de enero temprano en dirección a Moray. Después de visitar estas ruinas arqueológicas se detuvo en Maras, y
desde allí bajó andando a Callaracay, donde contrató un servicio
parecido a una tirolina que permite contemplar el llamado Valle Sagrado
de los Incas. En la primera versión ofrecida por los guías, la joven se
estampó contra un poste, lo que desencadenó el letal accidente. En la
otra, en cambio, uno de los hombres subió con ella a la cesta sujeta al
cable y esta cedió, cayendo ambos al vacío, lo que provocó la muerte de
Nathaly y daños en la cara y el brazo a su acompañante.
A continuación, los relatos se unifican: por temor a las
consecuencias que la muerte de la turista española podía acarrearles,
dado que su atracción no tenía permisos y carecía de medidas de
seguridad, los guías lanzaron el cuerpo al río Vilcanota-Urubamba para deshacerse de él.
Ambos mantienen que cuando el móvil de Nathaly sonó lo rompieron con una piedra Después de ser detenidos el sábado, los jóvenes entregaron a la policía el teléfono destrozado. Los cambios en las declaraciones y el destino que dieron al
cuerpo, que está siendo buscado por la policía, hacen que la familia
recele sobre la versión de los guías sobre que Nathaly murió justo
después de la caída. "No me quito de la cabeza que no la llevaran a
algún sitio. Pudieron haberla dejado en la puerta de un hospital y
haberse marchado sin entrar si no querían problemas. Creo que pensaron
que no se formaría tanto revuelo y que nadie la buscaría realmente",
afirma por teléfono Tamara desde Barcelona, donde vive.
Los padres de ambas, que viajaron a finales de la semana
pasada a Perú para seguir de cerca la investigación, asistirán este
lunes a la reconstrucción de los hechos en Callaracay. En ella, además
de la policía y las autoridades judiciales del país andino, estarán
también los dos policías nacionales españoles allí desplazados que han
participado en las pesquisas.
Llamada al Consulado
Para el avance de la investigación ha sido clave una familia
que coincidió con Nathaly en la tirolina de Callaracay, vio días
despuésen los medios la noticia de su desaparición y llamó al
Consulado General de España en Lima para explicar que habían estado con
ella. La familia aportó fotografías y vídeos en los que aparecía la
joven española y los dos guías, lo que permitió la rápida detención de
los hombres.
La declaración de la familia también ha permitido iluminar
parte de lo que ocurrió el 2 de enero por la tarde en la atracción
turística cercana a Cuzco. En el momento en que Nathaly se disponía a
bajar por la tirolina, la lluvia y el granizo arreciaron, lo que provocó
que los niños de la familia se asustaran. La joven les cedió su lugar y
la familia descendió primero. Bajó también uno de los de los guías, que
transportó en coche a la familia hasta el pueblo.
Al regresar, según la versión del guía, halló a Nathaly
muerta y a su compañero con un hombro dislocado y heridas en la cara
como consecuencia de la caída. Después hicieron desaparecer el cadáver. Nathaly llegó a España con 12 años junto a su hermana y sus
padres procedentes de Ecuador. Nacionalizada española, estudió el ciclo
formativo de Actividad Física y del Deportes y trabajó en un puesto del
Mercado Central de Valencia, la ciudad donde vivía, hasta que hace dos
meses viajó a Quito con el plan de recorrer Latinoamérica con una
mochila.
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