Siete edificios de la calle más cara de Madrid están en obras. Pronto abrirán un Pull & Bear y un Mango.
Aterrizó en Madrid esta mañana y tiene la nariz pegada al escaparate de Zara de la calle de Preciados.
Esta turista cuenta que tiene 300 euros para gastar durante los tres días que pasará en la capital y lo hace desde la calle Preciados, el paraíso de la ciudad de las grandes marcas de ropa.
Siete edificios de la zona más transitada de la calle —el tramo que va de Callao a la puerta del Sol— están en obras.
Pronto abrirá un Pull & Bear en el número 9 y un Mango en el 8 y 10. Buscan inquilino los dueños del número 17, los del 13, que adquirió el grupo Baraka, y los del edificio de Puerta del Sol, 11, que pertenece a Thor Equities.
Hay más cambios en este preciado y altamente transitado trozo de asfalto.
Acaban de instalar en el número 23 un macro anuncio de Intimissimi —aunque para verlo hay que dislocarse el cuello—. Una tienda de toda la vida, Vivar, de zapatos y complementos, busca ahora inquilino: su dueño se ha jubilado.
Y pronto los turistas ocuparán otro edificio, el 10, en el que 10 viviendas reciben los últimos retoques.
La calle de Preciados es un tesoro.
El objeto de deseo de todos los interesados en vender mucha cantidad de lo que sea, aunque preferentemente de ropa.
Pero no es fácil lograr un espacio libre ni pagarlo: el precio medio es de 255 euros por metro cuadrado al mes, según el informe Marketbeat Retail España, elaborado por la compañía de servicios inmobiliarios Cushman & Wakefield.
Es la segunda calle más cara de España, tras Portal de l’Àngel, en Barcelona, donde se pagan 275 euros por metro cuadrado.
Un local diminuto que no está a pie de calle (aunque sí tiene un escaparate a la vista de los transeúntes atentos) es la joyería Filiz, que abrió hace un mes.
“Pagamos 1.450 euros todos los meses”, dice el dependiente. Visitar estos días la zona supone cruzarse con un andamio tras otro. No es una novedad para quienes la transitan, aunque esta vez han coincidido más edificios de lo habitual.
“Es un rollo, este edificio de al lado lleva más de un año de obras”, dice la mujer que atiende una de las dos farmacias de la calle —la del número 19— en referencia al inmueble del número 17.
Las dos próximas aperturas dan una idea de lo que se lleva aquí: un Pull & Bear y un Mango, ambos de 2.000 metros cuadrados.
La ropa a buen precio sigue en expansión y las marcas quieren estar bien situadas en una región donde sus habitantes gastan en ropa de media 547 euros al año.
Inditex, que abrirá el Pull & Bear más grande de Madrid en el número 11, tiene otras tres marcas en la calle: Zara, Bershka y Stradivarius.
Aunque hace poco cerró su Springfield del número 13, edificio propiedad del grupo Baraka que busca inquilino.
“La reposición aquí es constante”, resume José Luis de Lucio, gerente de la Asociación de Comerciantes de Preciados y Carmen (Apreca). “Hace poco han cerrado dos de las pocas tiendas tradicionales que quedaban: Vivar y Símbolo.
Y los nuevos que llegan son multinacionales del textil”.
De vender medias y ropa interior pasó, hace décadas, a ofrecer ropa para señoras de cierta edad.
“Llevamos muchos años aquí y es una sensación extraña que hayan desaparecido prácticamente todas las tiendas como la nuestra”, dice Ignacio Lario, de la tercera generación de dueños del establecimiento.
Además de ellos, solo quedan otras tres tiendas más o menos pequeñas: Sport 2000, de ropa de deporte; Artesanía Reyes, de manteles y mantones, y la tienda de café La Mexicana.
Además, hace dos meses aterrizó un valiente en la calle: el noruego Jetil Torter, que está casado con una brasileña, abría su cuarta tienda de Madrid, Porto Brazil, de ropa.
“Estoy contento con las ventas”, dice Torter. “Pago un buen precio, pero recibo mucho público.
Es el mejor sitio posible si quieres vender”.
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