Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 ene 2017

Revolución en la alfombra roja................................. Irene Crespo...

El #AskHerMore cumple dos años y cada vez más actores se unen a él para combatir la desigualdad en las fiestas del cine.

Invitadas a Cannes 2015.

Hace dos años Julianne Moore, Reese Witherspoon y Jennifer Aniston se plantaron ante la famosa Mani-Cam, la minicámara que grababa la manicura y joyas de las actrices en las alfombras rojas de Hollywood.
 Fue el mismo año que The Representation Project lanzó en Twitter la campaña #AskHerMore justo a tiempo para los Oscar.
 Y el mismo en el que Patricia Arquette llevó a su discurso de agradecimiento del Oscar la denuncia de la brecha salarial en la industria.

Dos años después, las actrices siguen en la misma lucha, pero con la esperanza de que en las próximas galas haya cambios reales. Como parece que los ha habido, aunque lentamente, fuera de estos eventos —Jennifer Lawrence cobrando más que sus compañeros masculinos, Emmy Rossum alcanzando el mismo sueldo que su coprotagonista—.
 Por lo pronto, la Mani-Cam desapareció, después de captar alto y claro el no de algunas protagonistas y el dedo corazón de Elisabeth Moss
 Y en los últimos premios la pregunta sobre qué diseñador las vestía ha ido desapareciendo o al menos no es la única cuestión dirigida a las actrices.
Tampoco los cámaras apostados en la alfombra escanean ya de arriba abajo a las actrices, después de que uno se llevara el justo enfado de Cate Blanchett: “¿Le haces también eso a los hombres?”.

 

Hace dos años Julianne Moore, Reese Witherspoon y Jennifer Aniston se plantaron ante la famosa Mani-Cam, la minicámara que grababa la manicura y joyas de las actrices en las alfombras rojas de Hollywood.
 Fue el mismo año que The Representation Project lanzó en Twitter la campaña #AskHerMore justo a tiempo para los Oscar.
 Y el mismo en el que Patricia Arquette llevó a su discurso de agradecimiento del Oscar la denuncia de la brecha salarial en la industria.

Dos años después, las actrices siguen en la misma lucha, pero con la esperanza de que en las próximas galas haya cambios reales. Como parece que los ha habido, aunque lentamente, fuera de estos eventos —Jennifer Lawrence cobrando más que sus compañeros masculinos, Emmy Rossum alcanzando el mismo sueldo que su coprotagonista—.
 Por lo pronto, la Mani-Cam desapareció, después de captar alto y claro el no de algunas protagonistas y el dedo corazón de Elisabeth Moss 
. Y en los últimos premios la pregunta sobre qué diseñador las vestía ha ido desapareciendo o al menos no es la única cuestión dirigida a las actrices.
En la moda, Ashley Graham está consiguiendo que las tallas grandes se normalicen en pasarelas y revistas.
 En el cine, Leslie Jones lanzó en Twitter la queja de que ningún diseñador quería vestirla para la alfombra de Cazafantasmas. Christian Siriano salió en su ayuda y ya no ha vuelto a tener problemas.
 
Tampoco los cámaras apostados en la alfombra escanean ya de arriba abajo a las actrices, después de que uno se llevara el justo enfado de Cate Blanchett: “¿Le haces también eso a los hombres?”.
“Este es un extraño caso del mundo occidental en el que aún se considera totalmente aceptable reducir a mujeres listas y exitosas a participantes de un concurso de belleza”, dijo la periodista de The Guardian, Hadley Freeman, convirtiéndose en una de las frases más repetidas esta temporada.
"Este es un extraño caso del mundo occidental en el que aún se considera totalmente aceptable reducir a mujeres listas y exitosas a participantes de un concurso de belleza"
Las alfombras rojas son, en parte, concursos de belleza, nadie lo niega, pero lo que exigen es que no lo sea solo para ellas. Que los medios no las juzguen solo por sus vestidos y que se acabe esta rueda en la que llegan a un evento en el que están siendo alabadas por su trabajo, mientras fuera están siendo criticadas por la elección de su maquillaje.
Actrices y estilistas de Hollywood han anunciado ya su participación en la gran marcha de las mujeres el 21 de enero en Washington. El activismo feminista ha pasado de ser un nicho a un movimiento generalizado. Y el debate sobre la diversidad en la industria también se ha sumado a la lucha. Diversidad de razas, pero también de género, edades y tallas.

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