El periodista vuelve al frente de 'Cuando ya no esté' en #0.
Madrid
Hoy reinicia en #0, canal de Movistar +, su serie de conversaciones Cuando ya no esté, en las que explora qué nos espera.
A sus 74 años, el periodista no para de aprender. Para contar.
Pregunta. ¿Por qué ese empeño en seguir aprendiendo?
Respuesta. Curiosidad por lo que pasa.
Las curiosidades habituales las tengo bastante satisfechas.
Todo está muy quemado. Siempre he tenido interés por saber qué es lo que viene.
¿Ves este iPad? Ahí, en esta web de ciencia, hay un índice de mis curiosidades. No entiendo muchas cosas; por eso pregunto.
P. ¿Por qué la ciencia?
R. Porque todo el mundo sabe que en la genética, en la robótica, en la astrofísica, en la inteligencia artificial se están produciendo novedades que van a poner patas arriba todo lo que conocemos y van a cambiar el mundo por completo.
P. Sus programas de Cuando ya no esté tratan de averiguar el futuro. Pero su futuro no es como el de su nieto...
R. Les dije a los de Movistar que estaba harto de hacer las entrevistas de siempre, que quería preguntar sobre lo que pasaría cuando ya no esté, y agarraron la frase al galope.
Hemos marcado una línea optimista, de 20 años, para preguntarnos cómo va a ser entonces
. He estado, entre otros, con Nicholas Negroponte, he hablado en Columbia sobre el cerebro, sobre física cuántica en Alemania, con Foster sobre la arquitectura... Y ahora continúo preguntando, para saber.
P. Hoy habla con Yuval Noah Hariri, el autor de Sapiens, el libro recomendado por el presidente de Facebook para saber qué pasa...
.
R. Él defiende la teoría de que con la inteligencia artificial y la robótica el hombre concluye su desarrollo como Homo sapiens y comienza lo que llama Homo deus.
P. Usted ha vivido varias glaciaciones...
R. ...como los diplodocus.
P. ... y sabe que siempre se ha dicho que el mundo iba a ser mejor. ¿Siempre le parece que va a ser mejor cuando escucha a sus entrevistados?
R. Hasta los más los más optimistas sobre que la ciencia y la tecnología van a solucionar casi todos los problemas que tiene la humanidad añaden que lo que nos llena de optimismo en cuanto a ese desarrollo futuro nos llena de tristeza en cuanto a la relación humana del hombre.
Que es cada día peor.
P. ¿Eso le dicen?
R. Mira lo que me dijo Negroponte, el más reconocido apóstol del futuro: cuando le pregunto cómo va a ser el mundo dentro de 20 años él me añade: “Si el mundo existe entonces”.
Antes de decirme que el mundo va a ser estupendo, quiere anticiparme sus reservas, porque el mundo es capaz, a pesar de todas estas posibilidades, de naufragar, de meterse en grandes follones, de llegar a catástrofes extraordinarias, porque por ahí no avanza.
P. ¿Qué sintió al escucharlo?
R. Me impresionó.
Se lo escuché a otros. ¿La tecnología va a resolver un montón de cosas, pero va a ser en beneficio de las empresas puramente privadas? ¿La sociedad va a poder aprovecharse de estas ventajas o va a ser a mayor beneficio de la especulación? ¿Cómo se gestionarán las grandes conquistas?
Y, según iban hablando, todos me ofrecían su inquietud sobre el cambio climático, los refugiados, la desigualdad... El mundo da mucho miedo.
P. Inquietante.
R. Pavoroso. Y he vuelto de todas esas entrevistas sorprendido de que España esté tan desaparecida con respecto a lo que está pasando por ahí.
P. Estudiamos poco.
R. ¡Y la facilidad con la que reducimos los presupuestos de educación, de ciencia, la falta de conciencia de que en la innovación, en la tecnología, se está jugando el futuro!
P. ¿Qué es lo menos moderno que hacemos ahora?
R. La resistencia en entender que tenemos que cambiar. Hay una especie de instinto de resistencia.
Que España no se dé cuenta de que es muy peligroso que no haya más que bares (y yo adoro los bares) y que España termine siendo en el futuro el bar España.
R. Él defiende la teoría de que con la inteligencia artificial y la robótica el hombre concluye su desarrollo como Homo sapiens y comienza lo que llama Homo deus.
P. Usted ha vivido varias glaciaciones...
R. ...como los diplodocus.
P. ... y sabe que siempre se ha dicho que el mundo iba a ser mejor. ¿Siempre le parece que va a ser mejor cuando escucha a sus entrevistados?
R. Hasta los más los más optimistas sobre que la ciencia y la tecnología van a solucionar casi todos los problemas que tiene la humanidad añaden que lo que nos llena de optimismo en cuanto a ese desarrollo futuro nos llena de tristeza en cuanto a la relación humana del hombre.
Que es cada día peor.
P. ¿Eso le dicen?
R. Mira lo que me dijo Negroponte, el más reconocido apóstol del futuro: cuando le pregunto cómo va a ser el mundo dentro de 20 años él me añade: “Si el mundo existe entonces”.
Antes de decirme que el mundo va a ser estupendo, quiere anticiparme sus reservas, porque el mundo es capaz, a pesar de todas estas posibilidades, de naufragar, de meterse en grandes follones, de llegar a catástrofes extraordinarias, porque por ahí no avanza.
P. ¿Qué sintió al escucharlo?
R. Me impresionó.
Se lo escuché a otros. ¿La tecnología va a resolver un montón de cosas, pero va a ser en beneficio de las empresas puramente privadas? ¿La sociedad va a poder aprovecharse de estas ventajas o va a ser a mayor beneficio de la especulación? ¿Cómo se gestionarán las grandes conquistas?
Y, según iban hablando, todos me ofrecían su inquietud sobre el cambio climático, los refugiados, la desigualdad... El mundo da mucho miedo.
P. Inquietante.
R. Pavoroso. Y he vuelto de todas esas entrevistas sorprendido de que España esté tan desaparecida con respecto a lo que está pasando por ahí.
P. Estudiamos poco.
R. ¡Y la facilidad con la que reducimos los presupuestos de educación, de ciencia, la falta de conciencia de que en la innovación, en la tecnología, se está jugando el futuro!
P. ¿Qué es lo menos moderno que hacemos ahora?
R. La resistencia en entender que tenemos que cambiar. Hay una especie de instinto de resistencia.
Que España no se dé cuenta de que es muy peligroso que no haya más que bares (y yo adoro los bares) y que España termine siendo en el futuro el bar España.
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