Creador de diseños decisivos, anunció que estaba en la ruina. Aquí detalla la situación.
El nombre de Javier Mariscal
(Valencia, 1950) está unido al esplendor de España.
Creador de diseños que marcaron una época, anunció que estaba en la ruina y utilizó una metáfora (“mantero”) para describir su estado.
Aquí detalla la verdadera situación: “Me he arruinado, sí, como muchos de esta profesión”. Hablamos el pasado viernes; hacía sol y él estaba feliz ante los ventanales del Círculo de Bellas Artes. “Me encanta Madrid; he venido desde Atocha, caminando, y es una maravilla.
El día de hoy es un canto a la vida”.
Pregunta. ¿Qué escucha en la calle?
Respuesta. ¿En Barcelona? El otro día me desperté con un pequeño terremoto.
¡Decidieron que se instalaba la República y por la noche hubo un pequeño terremoto! Luego di muchas vueltas y vi que nadie estaba preocupado por eso
. Barcelona tiene una vida impresionante, la sociedad civil funciona muy bien, todo está lleno de gente, todos hacen cola, todos pagan, aplauden…
P. Dice que no escuchaba nada en la calle sobre la República…
R. Creo que todos los medios están sobrevalorando lo ocurrido.
La gente no está toda histérica gritando: “¡Esto va a ser un desastre!” o “Qué bien, ya tenemos República”
. La gran mayoría se da cuenta de que es ciencia-ficción, que hay unas leyes que no te puedes saltar. Y algo de sentido común: vivimos en un país que es una maravilla, bien organizado, el clima nos favorece, tiene cosas muy positivas. Claro que las hay también negativas.
P. Le pasan cosas negativas…
R. Le digo a un periodista que me van mal las cosas y hago una especie de metáfora japonesa diciendo que estoy de mantero, una frase completamente poética, y la gente se lo toma en serio.
Pero, al tiempo, veo muchas reacciones: gente que dice que mi trabajo es horroroso y gente que opina todo lo contrario o me muestra su cariño. ¡Me parece genial!
P. ¿Cómo llega a la metáfora?
R. Uso metáforas. ¡Mira Madrid! ¡Dicen que no hay mar! ¡¿Y ese cielo qué es?! Esas nubes blancas, tan bien dibujadas …
P. Sigue siendo usted un adolescente…
R. ¡No! Yo soy un señor mayor, soy abuelo y estoy encantado de haber cumplido años.
P. ¿Cuál es la realidad sin metáforas?
R. Es una realidad que muchos pasamos, profesionales que hemos trabajado de freelancers, que tenemos tiendecitas a las que viene la gente con un problema y se lo resolvemos. Fotógrafos, diseñadores, arquitectos, ingenieros…
Y, de repente, en el mercado de lo que se llama cultura, diseño, artes visuales, no sólo ha habido un bajón: ha habido un corte en seco.
No hay trabajo. Fue muy repentino y muy duro.
P. Y a usted lo arruinó.
R. En mi caso no supe reaccionar.
Tenía un transatlántico y no es lo mismo que frenar una bicicleta
. No lo supe gestionar bien y me arruiné mucho.
Formábamos un grupo muy agradable que era como una familia.
Romper y tener que decir “nos vamos a la calle” me produjo un dolor tremendo. Me encanta el estudio.
Creé un jardín. ¡Podría ser jardinero; he sido taxista, he fregado platos!
P. ¿Cuál es la situación ahora?
R. Reinventarte.
Hay una ducha de humildad que me va muy bien; cuando el ego te crece mucho y te crees que eres la bomba, las cosas te ponen en tu sitio.
Ahora la cosa es que te tienes que buscar la vida fuera. Igual cambio de profesión, pero a mí me gusta mucho dibujar.
P. ¿Qué proyectos tiene en este momento?
R. Estoy con varios libros; uno es gráfico y otro de texto
. También estoy haciendo aplicaciones para móviles, postales animadas mías. Voy a América a dar conferencias, gracias a Dios.
P. ¿La palabra ruina no es una palabra muy grande?
R. Normalmente, no está bien decirlo; la gente arruinada no te lo cuenta porque parece que estás apestado socialmente; los clientes no van a buscar a alguien al que le van mal las cosas.
También hay otros como yo, que no me he cortado nada al decir que, como muchos de mi profesión, ¡pero muchos!, me he arruinado, lo he hecho mal y lo asumo.
No es que diga que me han gestionado mal o que los bancos se han portado mal conmigo. No. Yo soy responsable de este estudio y la responsabilidad de lo que ha pasado es mía.
P. Usted fue metáfora del resplandor de este país. ¿Lo que le ha pasado es también metáfora de este país?
R. Creo que no, porque no todo el mundo tenía estudios tan grandes
. Nosotros vivimos los ochenta y pudimos montar estudios así.
Ahora se ha democratizado mucho el diseño, gracias a Dios; decían que sería una ruina que todo el mundo pudiera hacer diseño.
¡Y hoy cualquier niño de 14 años más o menos espabilado al que le guste la gráfica te hace un logo! ¡Y qué bien!
P. Decía Mark Twain, ante un artículo falso sobre él, que la noticia de su muerte era prematura. ¿Es prematura la noticia de que ya no va a seguir en activo?
R. ¡Claro que sí!
Y pienso encontrar la solución bastante rápido y pagar todas mis deudas.
Con esto de la crisis y la ruina yo valoro muchísimo más lo que es ser millonario.
Yo soy millonario de la cantidad de cariño, de amor, de buen rollo que hay a mi alrededor, que recibí y sigo recibiendo.
Soy millonario, tío.
Creador de diseños que marcaron una época, anunció que estaba en la ruina y utilizó una metáfora (“mantero”) para describir su estado.
Aquí detalla la verdadera situación: “Me he arruinado, sí, como muchos de esta profesión”. Hablamos el pasado viernes; hacía sol y él estaba feliz ante los ventanales del Círculo de Bellas Artes. “Me encanta Madrid; he venido desde Atocha, caminando, y es una maravilla.
El día de hoy es un canto a la vida”.
Pregunta. ¿Qué escucha en la calle?
Respuesta. ¿En Barcelona? El otro día me desperté con un pequeño terremoto.
¡Decidieron que se instalaba la República y por la noche hubo un pequeño terremoto! Luego di muchas vueltas y vi que nadie estaba preocupado por eso
. Barcelona tiene una vida impresionante, la sociedad civil funciona muy bien, todo está lleno de gente, todos hacen cola, todos pagan, aplauden…
P. Dice que no escuchaba nada en la calle sobre la República…
R. Creo que todos los medios están sobrevalorando lo ocurrido.
La gente no está toda histérica gritando: “¡Esto va a ser un desastre!” o “Qué bien, ya tenemos República”
. La gran mayoría se da cuenta de que es ciencia-ficción, que hay unas leyes que no te puedes saltar. Y algo de sentido común: vivimos en un país que es una maravilla, bien organizado, el clima nos favorece, tiene cosas muy positivas. Claro que las hay también negativas.
P. Le pasan cosas negativas…
R. Le digo a un periodista que me van mal las cosas y hago una especie de metáfora japonesa diciendo que estoy de mantero, una frase completamente poética, y la gente se lo toma en serio.
Pero, al tiempo, veo muchas reacciones: gente que dice que mi trabajo es horroroso y gente que opina todo lo contrario o me muestra su cariño. ¡Me parece genial!
P. ¿Cómo llega a la metáfora?
R. Uso metáforas. ¡Mira Madrid! ¡Dicen que no hay mar! ¡¿Y ese cielo qué es?! Esas nubes blancas, tan bien dibujadas …
P. Sigue siendo usted un adolescente…
R. ¡No! Yo soy un señor mayor, soy abuelo y estoy encantado de haber cumplido años.
P. ¿Cuál es la realidad sin metáforas?
R. Es una realidad que muchos pasamos, profesionales que hemos trabajado de freelancers, que tenemos tiendecitas a las que viene la gente con un problema y se lo resolvemos. Fotógrafos, diseñadores, arquitectos, ingenieros…
Y, de repente, en el mercado de lo que se llama cultura, diseño, artes visuales, no sólo ha habido un bajón: ha habido un corte en seco.
No hay trabajo. Fue muy repentino y muy duro.
P. Y a usted lo arruinó.
R. En mi caso no supe reaccionar.
Tenía un transatlántico y no es lo mismo que frenar una bicicleta
. No lo supe gestionar bien y me arruiné mucho.
Formábamos un grupo muy agradable que era como una familia.
Romper y tener que decir “nos vamos a la calle” me produjo un dolor tremendo. Me encanta el estudio.
Creé un jardín. ¡Podría ser jardinero; he sido taxista, he fregado platos!
P. ¿Cuál es la situación ahora?
R. Reinventarte.
Hay una ducha de humildad que me va muy bien; cuando el ego te crece mucho y te crees que eres la bomba, las cosas te ponen en tu sitio.
Ahora la cosa es que te tienes que buscar la vida fuera. Igual cambio de profesión, pero a mí me gusta mucho dibujar.
P. ¿Qué proyectos tiene en este momento?
R. Estoy con varios libros; uno es gráfico y otro de texto
. También estoy haciendo aplicaciones para móviles, postales animadas mías. Voy a América a dar conferencias, gracias a Dios.
P. ¿La palabra ruina no es una palabra muy grande?
R. Normalmente, no está bien decirlo; la gente arruinada no te lo cuenta porque parece que estás apestado socialmente; los clientes no van a buscar a alguien al que le van mal las cosas.
También hay otros como yo, que no me he cortado nada al decir que, como muchos de mi profesión, ¡pero muchos!, me he arruinado, lo he hecho mal y lo asumo.
No es que diga que me han gestionado mal o que los bancos se han portado mal conmigo. No. Yo soy responsable de este estudio y la responsabilidad de lo que ha pasado es mía.
P. Usted fue metáfora del resplandor de este país. ¿Lo que le ha pasado es también metáfora de este país?
R. Creo que no, porque no todo el mundo tenía estudios tan grandes
. Nosotros vivimos los ochenta y pudimos montar estudios así.
Ahora se ha democratizado mucho el diseño, gracias a Dios; decían que sería una ruina que todo el mundo pudiera hacer diseño.
¡Y hoy cualquier niño de 14 años más o menos espabilado al que le guste la gráfica te hace un logo! ¡Y qué bien!
P. Decía Mark Twain, ante un artículo falso sobre él, que la noticia de su muerte era prematura. ¿Es prematura la noticia de que ya no va a seguir en activo?
R. ¡Claro que sí!
Y pienso encontrar la solución bastante rápido y pagar todas mis deudas.
Con esto de la crisis y la ruina yo valoro muchísimo más lo que es ser millonario.
Yo soy millonario de la cantidad de cariño, de amor, de buen rollo que hay a mi alrededor, que recibí y sigo recibiendo.
Soy millonario, tío.
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