No siempre se tiene un buen día. Pablo Iglesias, que había sido un fenómeno televisivo en sus inicios con Podemos, había estado flojo hace dos semanas en su cara a cara con Albert Rivera en Salvados (La Sexta),
en el que mostró menos energía que el líder de Ciudadanos, figura en
alza estos días. Iglesias llegó entonces admitiendo que estaba muy
cansado, para lo que tiene motivos, pero algo que hará pensar a sus
potenciales votantes: pues imagina que llegas a presidente.
El martes en El hormiguero (Antena 3), el líder de Podemos se desquitó
. Estuvo más firme en sus planteamientos, aunque fueran los ya conocidos, y sobre todo se le vio relajado y a la vez atento a todo, con más chispa, rápido en las repuestas y riendo las bromas de Pablo Motos y sus muñecos Trancas y Barrancas.
Motos le apretó con cómo va a financiar todo lo que promete, le advirtió que alguien que gana 3.000 euros al mes no es un rico, que las grandes fortunas se irán si las penaliza como dice, que los bares contratarán menos camareros si sube el salario mínimo.
Iglesias empezó recuperando el discurso de la indignación que le hizo conectar con el 15M, denunció que el presidente de Iberdrola gane 3.000 euros pero a la hora, y diferenció extrañamente entre emprendedores y empresarios.
Pese a todo mantuvo el tono amable y hasta dijo a Motos: "No sé si ganas mucho o poco". Sí debía saberlo, porque Motos es de los profesionales mejor pagados de la televisión.
Insistió en argumentos que le hemos oído mucho, como ese de que la gente irá más a los bares cuando suban los salarios de los camareros.
Tampoco es que eso sea un plan económico indiscutible, pero lo defendió sin pasar apuros.
Según avanzaba el programa se le veía más suelto. Se partió de risa con el falso informativo sobre la fusión de Ciudademos. Igual que Soraya Sáenz de Santamaría tuvo que bailar como concesión al show, él cantó a la guitarra (con buena entonación y correctos acordes) un tema del gran Javier Krahe:
'Dónde se habrá metido esta mujer', con un sarcástico mensaje feminista.
Luego le dieron unas tijeras para podar un árbol de palabras ("¡podemos!"), y cortó la monarquía y el concordato pero no los toros
. Esquivó las preguntas sobre su vida privada ("pasopalabra") y se extendió con su afición a Juego de tronos: su personaje favorito es Tyrion Lannister, inteligente, enamoradizo y un poco golfo.
Salió airoso del examen del prime time detrás de la Liga de Campeones, lo que le dio una masiva audiencia:
El hormiguero batió el récord histórico de cuota de pantalla del programa, con un 21,7% de share y 3,8 millones de espectadores.
Si Iglesias seguía anoche cansado lo disimuló bien.
Se resarció de un mal día con otro más brillante, pero esta vez no tenía a un rival directo enfrente. Albert Rivera tendrá su turno en el espacio de Motos en las próximas semanas.
Punto para Iglesias anoche. Quedan muchos por jugar en los platós.
El martes en El hormiguero (Antena 3), el líder de Podemos se desquitó
. Estuvo más firme en sus planteamientos, aunque fueran los ya conocidos, y sobre todo se le vio relajado y a la vez atento a todo, con más chispa, rápido en las repuestas y riendo las bromas de Pablo Motos y sus muñecos Trancas y Barrancas.
Motos le apretó con cómo va a financiar todo lo que promete, le advirtió que alguien que gana 3.000 euros al mes no es un rico, que las grandes fortunas se irán si las penaliza como dice, que los bares contratarán menos camareros si sube el salario mínimo.
Iglesias empezó recuperando el discurso de la indignación que le hizo conectar con el 15M, denunció que el presidente de Iberdrola gane 3.000 euros pero a la hora, y diferenció extrañamente entre emprendedores y empresarios.
Pese a todo mantuvo el tono amable y hasta dijo a Motos: "No sé si ganas mucho o poco". Sí debía saberlo, porque Motos es de los profesionales mejor pagados de la televisión.
Insistió en argumentos que le hemos oído mucho, como ese de que la gente irá más a los bares cuando suban los salarios de los camareros.
Tampoco es que eso sea un plan económico indiscutible, pero lo defendió sin pasar apuros.
Según avanzaba el programa se le veía más suelto. Se partió de risa con el falso informativo sobre la fusión de Ciudademos. Igual que Soraya Sáenz de Santamaría tuvo que bailar como concesión al show, él cantó a la guitarra (con buena entonación y correctos acordes) un tema del gran Javier Krahe:
'Dónde se habrá metido esta mujer', con un sarcástico mensaje feminista.
Luego le dieron unas tijeras para podar un árbol de palabras ("¡podemos!"), y cortó la monarquía y el concordato pero no los toros
. Esquivó las preguntas sobre su vida privada ("pasopalabra") y se extendió con su afición a Juego de tronos: su personaje favorito es Tyrion Lannister, inteligente, enamoradizo y un poco golfo.
Salió airoso del examen del prime time detrás de la Liga de Campeones, lo que le dio una masiva audiencia:
El hormiguero batió el récord histórico de cuota de pantalla del programa, con un 21,7% de share y 3,8 millones de espectadores.
Si Iglesias seguía anoche cansado lo disimuló bien.
Se resarció de un mal día con otro más brillante, pero esta vez no tenía a un rival directo enfrente. Albert Rivera tendrá su turno en el espacio de Motos en las próximas semanas.
Punto para Iglesias anoche. Quedan muchos por jugar en los platós.
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